*En Halloween descubrí algo que me aterró demasiado.
Y es que mi vecina
𝐴𝑟𝑎𝑛𝑡 ☄ 𝐿𝑣𝑔𝑣𝑠⭑ es un monstruo. O algo así.
Cierto que tras llegar a este país encontré un montón de criaturas peculiares: gatos que hablaban, chicas kitsune con enormes senos, personas que decían ser demonios, personas con ojos extraños... Pero con ninguno de esos entes traté demasiado. Salvo ella.
Resultó que el lugar que el gobierno de este país me asignó para vivir estaba casi deshabitado. Sólo estaba yo, algún vecino por ahí, y la chica que vivía al lado,
𝐴𝑟𝑎𝑛𝑡 ☄ 𝐿𝑣𝑔𝑣𝑠⭑ .
Me parecía una chica rara, además que su cabello blanco... Bueno, la hacían parecerse a uno de esos cerdos blancos de mi país, pero tras examinarla un poco supe que no era un alba, por fortuna. Aunque no sé qué hubiera hecho si lo fuera.
El caso es que las pocas veces que traté con ella me parecía algo rara, pero nada fuera de lo normal. Todas aquellas criaturas que había encontrado antes eran más raras, hasta antes de Halloween.
En realidad no había tratado mucho con ella, sólo una vez me despertó para pedirme una taza de azúcar, y en otra ocasión encontré un libro de hechizos envuelto con una nota de ella, diciendo que era un regalo. Y entonces llegó Halloween.
Esa noche fue difícil para mí porque las voces aumentaban significativamente. Estaban en todos lados, y hablaban mucho más, y con más fuerza... Y resultó que una de las voces era de ella. Pero entonces ella apareció de la nada ante mí, y mostró unos espantosos colmillos que a la vez me asustaron y me recordaron por qué los vampiros me causan repulsión... Y así supe que ella era un monstruo.
Con el tiempo empezó a atravesar las paredes y aparecer en este departamento que ocupo, y a reírse de mí. También de alguna manera podía saber mis pensamientos, y confirmé con cada uno de esos encuentros no muy gratos que ella era un monstruo, o alguna especie de ente sobrenatural.
Pensé solicitar al gobierno algún cambio de domicilio porque vivir al lado de ella me incomodaba demasiado. Ciertamente no era agradable escucharla responder a lo que estoy pensando, verla atravesar las paredes o que aparezca de la nada frente a mí, aunque mi solicitud estaba tomando demasiado tiempo.
Por eso empecé a pasar más tiempo en la biblioteca, y volvía a casa sólo a descansar esperando que ella no apareciera.
Por esas fechas de Halloween encontré en la biblioteca un libro sobre monstruos que había leído hace tiempo en el campo de batalla, y decidí volver a leerlo. La lectura era agradable, pero me hizo cuestionarme por la naturaleza de los monstruos. Aunque tenía nociones, creo que las más firmes eran que los monstruos producen miedo. O al menos son intimidantes. Y si todo eso falla, al final son una especie de existencia que rompe con aquello a lo que estamos acostumbrados... Al menos a lo que los humanos lo estamos.
Estaba en la biblioteca leyendo sobre los monstruos, y pensando que en la biblioteca ella no aparecía. Así que consideré que era un lugar seguro... O eso creía.*
*En Halloween descubrí algo que me aterró demasiado.
Y es que mi vecina [Arantxza.lvgvs] es un monstruo. O algo así.
Cierto que tras llegar a este país encontré un montón de criaturas peculiares: gatos que hablaban, chicas kitsune con enormes senos, personas que decían ser demonios, personas con ojos extraños... Pero con ninguno de esos entes traté demasiado. Salvo ella.
Resultó que el lugar que el gobierno de este país me asignó para vivir estaba casi deshabitado. Sólo estaba yo, algún vecino por ahí, y la chica que vivía al lado, [Arantxza.lvgvs] .
Me parecía una chica rara, además que su cabello blanco... Bueno, la hacían parecerse a uno de esos cerdos blancos de mi país, pero tras examinarla un poco supe que no era un alba, por fortuna. Aunque no sé qué hubiera hecho si lo fuera.
El caso es que las pocas veces que traté con ella me parecía algo rara, pero nada fuera de lo normal. Todas aquellas criaturas que había encontrado antes eran más raras, hasta antes de Halloween.
En realidad no había tratado mucho con ella, sólo una vez me despertó para pedirme una taza de azúcar, y en otra ocasión encontré un libro de hechizos envuelto con una nota de ella, diciendo que era un regalo. Y entonces llegó Halloween.
Esa noche fue difícil para mí porque las voces aumentaban significativamente. Estaban en todos lados, y hablaban mucho más, y con más fuerza... Y resultó que una de las voces era de ella. Pero entonces ella apareció de la nada ante mí, y mostró unos espantosos colmillos que a la vez me asustaron y me recordaron por qué los vampiros me causan repulsión... Y así supe que ella era un monstruo.
Con el tiempo empezó a atravesar las paredes y aparecer en este departamento que ocupo, y a reírse de mí. También de alguna manera podía saber mis pensamientos, y confirmé con cada uno de esos encuentros no muy gratos que ella era un monstruo, o alguna especie de ente sobrenatural.
Pensé solicitar al gobierno algún cambio de domicilio porque vivir al lado de ella me incomodaba demasiado. Ciertamente no era agradable escucharla responder a lo que estoy pensando, verla atravesar las paredes o que aparezca de la nada frente a mí, aunque mi solicitud estaba tomando demasiado tiempo.
Por eso empecé a pasar más tiempo en la biblioteca, y volvía a casa sólo a descansar esperando que ella no apareciera.
Por esas fechas de Halloween encontré en la biblioteca un libro sobre monstruos que había leído hace tiempo en el campo de batalla, y decidí volver a leerlo. La lectura era agradable, pero me hizo cuestionarme por la naturaleza de los monstruos. Aunque tenía nociones, creo que las más firmes eran que los monstruos producen miedo. O al menos son intimidantes. Y si todo eso falla, al final son una especie de existencia que rompe con aquello a lo que estamos acostumbrados... Al menos a lo que los humanos lo estamos.
Estaba en la biblioteca leyendo sobre los monstruos, y pensando que en la biblioteca ella no aparecía. Así que consideré que era un lugar seguro... O eso creía.*