

Nacida en 1460, Amber era la preciosa hija de un adinerado Lord inglés. Nació en el seno de una prestigiosa familia de brujos. Tenía talento para el canto y el piano y desde muy joven destacó por su innegable interés por la lectura y el mundo más allá de las limitadas calles de la ciudad donde se movía su cerrado círculo de amistades.
A los dieciocho años le fue revelado el legado de la familia:
Años atrás un grupo de librepensadores (es decir, un aquelarre de brujos) habían abandonado la conocida organización de los Hombres de Letras de Reino Unido. Considerando que las normas y métodos de esta organización eran demasiado estrictos y castrantes (y que atentaban contra la vida de criaturas sobrenaturales como eran estas personas), estas escasas familias habían creado un grupo clandestino por su cuenta, transmitiendo sus conocimientos de generación en generación, pero sin contar con las duras normas de la asociación de la que escaparon.
Ahora Amber pertenecía a esta asociación y era su deber aprender todo lo relacionado con el mundo de la noche, las criaturas sobrenaturales y el terror que habitaba en la oscuridad. Sin embargo, lo que nadie en su familia sabía era que Amber no era una bruja normal: era una sifonadora, incapaz de generar su propia magia y obligada a absorber la de otros para poder lanzar hechizos. Esta habilidad la mantuvo en secreto durante años, temiendo ser rechazada por su propia gente.
Aprendió de su padre todo cuanto pudo los siguientes años, pero un día Lord Edmund Ashbourne apareció asesinado por lo que parecía un vampiro. Obsesionada por encontrar al asesino de su padre, Amber llegó a seguir la pista de Los Originales, la primera familia de vampiros conocida por el mundo. Sabía que se movían entre las casas nobles y ricas y sabían cómo pasar desapercibidos con sus exquisitos dones para la aristocracia.
Así fue como Amber conoció a Klaus Mikaelson, sin saber que él era uno de Los Originales y el asesino de su padre. Era encantador, atractivo, divertido y... ocurrió lo que tenía que ocurrir: Amber se enamoró perdidamente de él.
Fueron los mejores años de su vida como humana, hasta que Klaus descubrió quién era ella y a qué se dedicaba. Herido de rabia y consumido por su paranoia y su miedo constante, ya que veía enemigos en todas partes, hizo de Amber lo que ella más podría odiar: la transformó en vampiro.
Lo que debía ser su final se convirtió en su renacimiento. Como Hereje, Amber descubrió que su poder había aumentado exponencialmente. Ahora podía sifonear la magia de su propia condición vampírica, lo que le permitía lanzar hechizos sin depender de otros brujos o artefactos. Durante los siglos siguientes, perfeccionó sus habilidades, convirtiéndose en una fuerza temida tanto por vampiros como por brujas.
Amber pasó años odiándolo, resistiendo su sed y buscando una forma de venganza. Pero la inmortalidad cambia a las personas, y con el tiempo, su relación con Klaus se volvió ambigua y físicamente inexistente. Tal vez él la moldeó a su imagen, o quizás ella aprendió a usar su nueva naturaleza en su beneficio. Ahora, siglos después, no sabe si lo odia, lo admira o si simplemente está atrapada en un ciclo interminable con él.
Lo que sí sabe es que su tarea de eliminar criaturas sobrenaturales no ha terminado... Y usa su inmortalidad, su brujería y la fuerza que le da el vampirismo para eliminar a esas criaturas de la noche que siembran terror y dolor allá por donde pasan.
Por supuesto, uno de sus pasatiempos es encontrar el modo de matar a los Originales porque no sabe si algún día necesitará hacerlo. Pero quiere estar preparada.
En la actualidad, Amber se ha convertido en una mercenaria sobrenatural. Es decir, usa sus habilidades mágicas y sobrenaturales en beneficio del mejor postor. Su poder y su destreza la han llevado a ofrecer sus servicios a aquellos que pueden pagar el precio. Ya sea eliminando vampiros descontrolados, licántropos problemáticos o cualquier otra criatura que cause estragos en el mundo, Amber se asegura de que su existencia inmortal tenga un propósito y, al mismo tiempo, una fuente de ingresos que le permita moverse con libertad.
Amber es astuta, calculadora y consciente de su rareza. Durante siglos, ha aprendido a jugar con las reglas de los distintos mundos a los que pertenece, aprovechándose de la desconfianza entre vampiros y brujas para mantenerse independiente. Su conversión en Hereje reforzó su determinación de no ser dominada por nadie, ni siquiera por su creador. Aunque respeta a Klaus Mikaelson, su lealtad siempre ha sido para sí misma.
⌯ habilidades y debilidades ↴
❒ Habilidades:
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Sifonación de magia: Puede absorber la magia de otros seres, artefactos y su propia condición vampírica.
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Magia activa: A diferencia de los vampiros comunes, puede lanzar hechizos y utilizar la brujería a su favor.
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Fuerza y velocidad vampírica: Como cualquier vampiro, posee habilidades físicas superiores a los humanos.
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Inmortalidad y regeneración rápida.
❒ Debilidades:
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Dependencia de la magia: Si no tiene fuentes de las que sifonear, puede quedar indefensa.
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Debilidades vampíricas: Estaca en el corazón, verbena y la luz del sol (a menos que tenga un anillo de día, lo cual sí tiene y se hizo ella misma).
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Conflicto con brujas y vampiros: Su existencia es vista como una aberración por ambas especies, lo que la hace un blanco constante.
- "Es la única criatura sobrenatural que Klaus Mikaelson jamás ha logrado someter por completo."
- "Amber asesinó a su propio aquelarre cuando descubrieron que era una sifonadora." (Falso… ¿o tal vez no?)
- "Se dice que tiene una daga con la que podría poner a dormir a Los Originales, pero que nunca ha tenido el valor de usarla."
- "Algunos aseguran que en realidad no odia a Klaus, sino que lo protege en secreto sin que él lo sepa."
- "Las brujas creen que su existencia es un error, pero nadie se atreve a desafiarla cara a cara."
- "Cualquier criatura que intente contratarla para eliminar a un enemigo debe tener cuidado… porque podría cambiar de bando si la otra parte paga mejor."