La historia no nos ha hecho justicia, ¿cierto hermano?, pero es que la historia siempre la cuenta nuestro muy querido y amado padre, en su mundo de fantasía e idealismos tú eres el epítome del heroísmo, de la lealtad, de la justicia y la fuerza de voluntad, mientras que yo, soy todo lo contrario, pero dime hermano, ¿qué haría nuestro padre si supiera que toda tu historia es una gran mentira?

Miguel es el hermano mayor de Lucifer, el guerrero más poderoso de las huestes celestiales y el ser al que más amaba Lucifer y que, ingenuamente, Lucifer creyó que le correspondía con la misma intensidad.

Su amor era mucho más que el amor filial, era un amor abrasador, apasionado, intenso y maravilloso, o al menos eso creía Lucifer. Cuando el Gran Creador supo de la relación que existía entre sus hijos, enfureció y los obligó a separarse, confinó a Lucifer a vivir bajo la atenta vigilancia de otros de sus hermanos quienes tenían estrictamente prohibido permitir que Samel abandonara sus aposentos, convirtiéndolo en un prisionero. Preso de la desesperación, Lucifer decidió que antes que perder a su amado hermano, incendiaría la Ciudad de Plata y mataría a todos los que le impedían estar con él, fue así que un buen día, el ángel despertó, hirió de muerte a sus vigilantes y dio inicio a la rebelión que lo haría perderlo todo.

Cuando Lucifer y sus hermanos "traidores" fueron atrapados y llevados ante la luminosa presencia de su padre y creador, Lucifer sólo pudo decir que lo había hecho por amor, porque no pensaba renunciar a Miguel y al amor que había entre ellos, sin embargo, cuando El amo y señor de todo lo creado le preguntó a Miguel sí él sentía lo mismo por Samael, él lo negó y fue él quien sugirió que tanto Lucifer como los demás agitadores debían ser desterrados. 

Cegado por el dolor y la ira, Lucifer quiso matar a Miguel, pero él, como el experimentado guerrero que era, fue más rápido y con su espada llameante intentó cortar las alas de su hermano, más no lo consiguió y sólo atinó a cortarle un trozo, dejándolo herido y casi moribundo, fue arrojado de la Ciudad de Plata al abismo donde su dolor y su ira, iluminaron la nada con un fuego tan intenso y tan incontrolable como lo había sido su amor por Miguel, ahora, el corazón que un día sólo deseo ser merecedor de aquél celestial ser, sólo clamaba venganza...¿o es que aún lo ama?