Una tos fuerte inundaría todo el establecimiento y por un momento se quedaron todos mirando al sonido donde procedía, la chica pelimarrón se encontraba casi atragantándose con el café frío después de escuchar aquellas palabras, fue segundos después lo que hizo que dejasen de mirarla.

—— Estás loca.. ¿Cómo voy a ir yo a una Gala?

Tokio dijo en un susurro después a una de sus amigas que se encontraba en frente de ella, su compañera de cafetería y amiga Ayla, intentó aguantarse la risa por la pobre chica y asintió varias veces para después sacar el sobre para dárselo.

—— Tokio, llevas toda una vida sin poderte tomar el lujo de disfrutar de algo que te llevas mereciendo durante mucho. Una vez al año no hace daño, además.. irás conmigo, tampoco voy a dejarte sola.

Ayla quiso darle todo el apoyo emocional posible a Tokio y es que, mentira no era. Ella sabía lo mucho que le costaría ir a esos sitios y más aún por si algún hombre se le acercaría con malas intenciones o aunque si no fueran malas ya sabríamos como reaccionaría; con un ataque de ansiedad y varios tartamudeos. No le dió tiempo a que Tokio hablase y siguió comentando.

—— Además, no te tienes que preocupar por vestidos ni nada. Tengo uno en el armario que usé una vez y ya,  es de la misma talla que la tuya así que no hay más excusas que valgan. Y de tu madre ya sabe que si voy contigo no tendrá que preocuparse ¿Está bien?

Ayla hizo un puchero y Tokio soltó el suspiro más largo de su vida. ¿Debería? Tal vez su amiga no mentía de que tal vez le venía bien despejarse e ir a un evento para tratar de probar cosas nuevas. Tragó saliva sobrepensando cualquier escenario en el que se reencontraria con la persona que la metió en todos los traumas posibles; su padre y un ex, pero no podía dejar tampoco que aquello le atormentase siempre. La miró con algo de pena a Ayla y asintió finalmente.

—— Está bien, pero con una condición. Si me siento muy incómoda, nos vamos. ¿Sí?

—— Trato Hecho. —— Ayla estaba emocionada por convencerla y cuando terminaron de desayunar en aquel día libre que tenían justo para la Gala se fueron a prepararse.

 

             ( 𖹭 . . . . . . )

 

—— Wow, Tokio.. no te pones vestidos nunca porque no quieres eh. 

Se quedó mirándola de arriba a abajo y le hizo un gesto de confirmación al verla tan bonita maquillada y peinada junto a unos zapatitos.

—— ¿De.. verdad? Gracias.. 

Tokio se miró en el espejo y su reflejo en él, wow.. sí que estaba preciosa y era una pena que ella misma no se lo creyese ni por un momento de su vida.

—— ¿Vamos? —— Comentó Ayla.

—— Vamos. ——Dijo Tokio tomando las llaves y saliendo de la casa.

 

             ( 𖹭 . . . . . . )

 

Tokio y Ayla llegaron al lugar, la verdad es que la pelimorena se sentía muy pequeña por la cantidad de gente que había, trató de respirar hondo cerrando por un momento los ojos y los volvió a abrir comenzando a caminar junto a su amiga por aquella alfombra. Mostrando un vestido blanco con las mangas caídas, y es que, aunque ella no podía verlo porque era cabezona como una sola, parecía una princesa y no cualquier princesa. Parecía la propia Rapunzel, aquella que, necesitaba salir de su torre para ver todo el brillo que recorría en ella misma y lo hizo mostrando una de sus mejores sonrisas a la gente que hacía fotos. Por primera vez sentía que hoy podría ser una buena noche y que nadie lo estropearía.