Se entera recientemente, a través de las conversaciones con su actual ama, se habrá una gala para celebrar el primer año de existencia de una nueva dimensión, el primer año de vida, en otras palabras, para un ser un tanto alejado de las costumbres de estas tribus como él pensaba

Sin embargo, se sorprende que ha recibido en su despacho, la invitación al evento del momento, lo toma con solo una mano, luego de unos minutos para leer la invitación cordial y amable de seres desconocidos para él, decide luego de un largo suspiro, ir a la reunión, por lo que pronto deja la invitación sobre la bandeja de plata y se retira hacia la privacidad de su cuarto para vestir el mejor traje de gala, un traje de tela negra, finalmente tejido por un viejo contacto, un traje completo, de botones blancos como las perlas del mar, junto con el color de su corbata, elige el calzado adecuado, como siempre, su ropa luce impecable, impoluta y sin arrugas.

"Para mí es solo un día normal, sin embargo, si así lo desea, iré"

Comenta en voz baja para acompañar en el evento a su actual amo, luego se queda viendo detenidamente frente a un espejo ovalado con bordes metálicos y detalles dorados, contemplando su aspecto, sin duda es todo un señor, casi un hidalgo de épocas anteriores.

"La barba y el bigote se quedan"

Piensa nuevamente en voz baja, siente que se está relajando demasiado, sin embargo, solo sonríe frente al espejo, intentando ser positivo con esta iniciativa por parte de los locales de este lugar, luego vuelve a tener una mirada seria, profunda y certera como un león al ver a su presa.

Aunque sea el invitado, no está acostumbrado a ser la persona en el asiento posterior, llega finalmente al evento, manejando un lujoso auto negro, azabache, una limusina con detalles plateados, videos polarizados y una insignia de una cobra de plata que denota lujo para los pasajeros y el conductor.

Deja el fino vehículo frente la alfombra de la gala, mucho ruido, demasiado ruido para su gusto, pero esta vez no sería un viejo amargado, le daría una oportunidad a su castigo, bajando del auto entregando las llaves al responsable de los aparcamientos, da sus primeros pasos sobre una alfombra aterciopelada roja, aún camina con una postura correcta de un siervo, un mayordomo, casi le da un sobresalto por los destellos intensos, pero breves de esos aparatos que llaman cámaras, inclusive pone una mano sobre su propio rostro, pronto se adapta al cambio de luces.

Pronto abre la puerta de la cabina de pasajeros para ayudar a bajar a su actual amo, entiende lo interesante y hasta productivo que pueden llegar a ser esos eventos, dejando que se adelante primero por la alfombra llena de fotógrafos, curiosos e invitados realmente curiosos.

Luego de un corto suspiro, camina por la alfombra, está decidido a pasar bien el evento, en compañía de su actual propietario.

"Nada malo va a suceder, Jhon, debes relajarte." Se anima a sí mismo.