ㅤㅤ 𖥸ㅤ〝ㅤ𝑨ffirmㅤ𝓭ivineㅤ𝓬almnessㅤandㅤ𝓹eace,ㅤtheㅤ𝓹urificationㅤofㅤtheㅤ𝓱eart.ㅤ⁎
  • Género Otro
  • Raza 𝖧𝗎𝗅𝗂 𝗃𝗂𝗇𝗀
  • Fandom 𝖮𝗋𝗂𝗀𝗂𝗇𝖺𝗅 𝖢𝗁𝖺𝗋𝖺𝖼𝗍𝖾𝗋
  • 𝖢𝗈𝖼𝗂𝗇𝖾𝗋𝗈
  • Soltero(a)
  • Cumpleaños 18 de agosto
  • 13 Publicaciones
  • 11 Escenas
  • Se unió en enero 2024
Otra información
  • Tipo de personaje
    2D
  • Longitud narrativa
    Una línea , Semi-párrafo , Párrafo , Multi-párrafo
  • Categorías de rol
    Acción , Aventura , Ciencia ficción , Comedia , Contemporáneo , Fantasía , Romance , Original
Fijado
┈ oh, 𝒲ho is 𝓗e? ⟡
code   FLORES MARCHITAS OLVIDO ETERNO Lin Jinguang es un espíritu zorro (Huli Jing), tiene nueve colas lo cual indica que tuvo una larga vida, ¡son más de 9000 años! Tantas primaveras y veranos de los cuales Jinguang ya olvidó por completo. A pesar de identificarse así mismo con el género masculino y haber nacido hombre,...
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    Ya no se que hacer 🫠
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    Dios mio me descuide de nuevo con la cuenta. A llorar en el rincon
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  • Sus ojos entrecerrados, la expresión relajada y la respiración acompasada, el joven parecía haberse dejado llevar por un placentero descanso.

    Estiró una de sus manos, acariciando con delicadeza el pelaje sedoso. Era tan suave que bien podría servir como la más confortable de las almohadas. Una pequeña sonrisa curvó sus labios mientras se hundía aún más en la calidez y el cobijo de sus nueve colas.
    Sus ojos entrecerrados, la expresión relajada y la respiración acompasada, el joven parecía haberse dejado llevar por un placentero descanso. Estiró una de sus manos, acariciando con delicadeza el pelaje sedoso. Era tan suave que bien podría servir como la más confortable de las almohadas. Una pequeña sonrisa curvó sus labios mientras se hundía aún más en la calidez y el cobijo de sus nueve colas.
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  • —¡Vamos, no puede estar tan malo! Prueben un poco, ¿qué es lo peor que podría pasar? ¿Morir de intoxicación? ¡Bah! Ustedes son humanos, ¡Comieron cosas mucho peores! —.

    En sus primeros años Jinguang apenas poseía solo una cola, lo que indicaba su relativa juventud. Si bien era un espíritu poderoso él era impaciente y se enojaba con facilidad, tal y como un niño pequeño. Aún le faltaba dominar ciertas habilidades, entre ellas, la cocina. Cada vez que intentaba preparar algún platillo, invariablemente terminaba quemando la comida o creando platos completamente incomibles.

    Para un Huli Jing como Jinguang, cuya naturaleza era ser glotón y disfrutar enormemente de la buena comida, esto era una verdadera tragedia.
    —¡Vamos, no puede estar tan malo! Prueben un poco, ¿qué es lo peor que podría pasar? ¿Morir de intoxicación? ¡Bah! Ustedes son humanos, ¡Comieron cosas mucho peores! —. En sus primeros años Jinguang apenas poseía solo una cola, lo que indicaba su relativa juventud. Si bien era un espíritu poderoso él era impaciente y se enojaba con facilidad, tal y como un niño pequeño. Aún le faltaba dominar ciertas habilidades, entre ellas, la cocina. Cada vez que intentaba preparar algún platillo, invariablemente terminaba quemando la comida o creando platos completamente incomibles. Para un Huli Jing como Jinguang, cuya naturaleza era ser glotón y disfrutar enormemente de la buena comida, esto era una verdadera tragedia.
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  • Con más de mil primaveras a sus espaldas, él mismo reconocía que el viaje a su antiguo pueblo natal podría ser peligroso y lleno de desafíos. Aun así, en aquel pueblo había un objeto muy preciado para él, después de todo, un pedacito de su corazón seguía ahí.

    Jinguang había recorrido el camino hacia su pueblo natal un par de veces antes. Recordaba vívidamente cada uno de esos viajes, pues nunca lograba llegar a su destino. Cada vez que regresaba, se encontraba con las mismas puertas destrozadas que una vez dieron la bienvenida a su hogar, como si una fuerza invisible le impidiera continuar. Era una barrera que no lograba traspasar, por más que lo intentara.

    Incluso él, que tenía semejante poder y experiencia, Jinguang se encontró desesperado por romper esa extraña barrera que le impedía regresar a su hogar. Recurrir a su propia fuerza no parecía ser la solución, así que intentó buscar la ayuda de otros seres.
    El huli jing recurrió a todo tipo de aventureros y exploradores de los reinos circundantes, ofreciendo generosas recompensas a quien lograra acompañarlo hasta las puertas de su pueblo. Pero una y otra vez, se topaba con la misma decepción. Nada más acercarse a ese lugar maldito, los valientes viajeros caían presa de un inexplicable desmayo, incapaces de continuar.

    Jinguang observaba, impotente, cómo todos sus intentos fracasaban uno tras otro, aquella fuerza que resguardaba el acceso a su hogar parecía casi invencible, incluso él mismo se debilitaba, llegando a aquella puerta cansado, temblando y lloriqueando como un niño pequeño. Él, que había vivido más de mil años y sobrevivido a innumerables peligros, se encontraba acorralado, sin saber qué hacer.

    Fue durante una de sus visitas a un bullicioso pueblo, mientras Jinguang se deleitaba probando los deliciosos platillos de un festival local, que una joven aventurera llamó poderosamente su atención. Había algo en ella, una determinación y una pureza verdadera que no pasaron desapercibidas para los sentidos agudos del astuto zorro.
    Y luego de solo unos segundos, entendió todo. Aquella chica estaba viviendo su primera vida.

    Con su acostumbrada astucia, Jinguang se las ingenió para obtener más información sobre aquella muchacha. Mediante sus contactos y sus ASOMBROSAS habilidades para recabar inteligencia, logró descubrir su nombre: Koi Shikutee. Su aura era limpia, libre de impurezas, ¡todo lo contrario a cualquier otro aventurero que haya contratado antes! Y aunque el plan no sea tan desarrollado como los que planeó veces anteriores, era una de sus últimas esperanzas.

    Decidido a poner a prueba las capacidades de Koi, Jinguang le envió una carta en la que le prometía una recompensa de inimaginable riqueza si lograba acompañarlo hasta las puertas de su aldea natal. El punto de encuentro sería un imponente árbol en las afueras de la ciudad, lugar en donde el encontraría el Huli jing, abanicandose esperando la llegada de la contraria.

    Se encontraba de pie bajo el imponente árbol de cerezos, agitando su delicado abanico con algo de molestia mientras susurraba para sí mismo:
    —Vaya, hace un calor insoportable hoy. ¿Dónde se habrá metido esa Koi? No puedo estar aquí esperando toda la tarde bajo este sol. —Impaciente, Jinguang aceleró el ritmo de su abanico, luchando por mantener la calma mientras aguardaba la aparición de la chica.


    Koi Shikutee
    Con más de mil primaveras a sus espaldas, él mismo reconocía que el viaje a su antiguo pueblo natal podría ser peligroso y lleno de desafíos. Aun así, en aquel pueblo había un objeto muy preciado para él, después de todo, un pedacito de su corazón seguía ahí. Jinguang había recorrido el camino hacia su pueblo natal un par de veces antes. Recordaba vívidamente cada uno de esos viajes, pues nunca lograba llegar a su destino. Cada vez que regresaba, se encontraba con las mismas puertas destrozadas que una vez dieron la bienvenida a su hogar, como si una fuerza invisible le impidiera continuar. Era una barrera que no lograba traspasar, por más que lo intentara. Incluso él, que tenía semejante poder y experiencia, Jinguang se encontró desesperado por romper esa extraña barrera que le impedía regresar a su hogar. Recurrir a su propia fuerza no parecía ser la solución, así que intentó buscar la ayuda de otros seres. El huli jing recurrió a todo tipo de aventureros y exploradores de los reinos circundantes, ofreciendo generosas recompensas a quien lograra acompañarlo hasta las puertas de su pueblo. Pero una y otra vez, se topaba con la misma decepción. Nada más acercarse a ese lugar maldito, los valientes viajeros caían presa de un inexplicable desmayo, incapaces de continuar. Jinguang observaba, impotente, cómo todos sus intentos fracasaban uno tras otro, aquella fuerza que resguardaba el acceso a su hogar parecía casi invencible, incluso él mismo se debilitaba, llegando a aquella puerta cansado, temblando y lloriqueando como un niño pequeño. Él, que había vivido más de mil años y sobrevivido a innumerables peligros, se encontraba acorralado, sin saber qué hacer. Fue durante una de sus visitas a un bullicioso pueblo, mientras Jinguang se deleitaba probando los deliciosos platillos de un festival local, que una joven aventurera llamó poderosamente su atención. Había algo en ella, una determinación y una pureza verdadera que no pasaron desapercibidas para los sentidos agudos del astuto zorro. Y luego de solo unos segundos, entendió todo. Aquella chica estaba viviendo su primera vida. Con su acostumbrada astucia, Jinguang se las ingenió para obtener más información sobre aquella muchacha. Mediante sus contactos y sus ASOMBROSAS habilidades para recabar inteligencia, logró descubrir su nombre: Koi Shikutee. Su aura era limpia, libre de impurezas, ¡todo lo contrario a cualquier otro aventurero que haya contratado antes! Y aunque el plan no sea tan desarrollado como los que planeó veces anteriores, era una de sus últimas esperanzas. Decidido a poner a prueba las capacidades de Koi, Jinguang le envió una carta en la que le prometía una recompensa de inimaginable riqueza si lograba acompañarlo hasta las puertas de su aldea natal. El punto de encuentro sería un imponente árbol en las afueras de la ciudad, lugar en donde el encontraría el Huli jing, abanicandose esperando la llegada de la contraria. Se encontraba de pie bajo el imponente árbol de cerezos, agitando su delicado abanico con algo de molestia mientras susurraba para sí mismo: —Vaya, hace un calor insoportable hoy. ¿Dónde se habrá metido esa Koi? No puedo estar aquí esperando toda la tarde bajo este sol. —Impaciente, Jinguang aceleró el ritmo de su abanico, luchando por mantener la calma mientras aguardaba la aparición de la chica. [Noche_deKoi]
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