ᴅᴇꜱᴅᴇ ᴘᴇǫᴜᴇɴ̃ᴀꜱ ᴇʟ ᴍᴜɴᴅᴏ ᴇʀᴀ ᴜɴ ᴇꜱᴘᴇᴊᴏ

“𝒀𝒐 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒐 𝒔𝒆𝒓 𝒕𝒖, 𝒕𝒖 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆𝒔 𝒔𝒆𝒓 𝒚𝒐. 𝑺𝒐𝒎𝒐𝒔 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒂. 𝑰𝒏𝒕𝒆𝒓𝒄𝒂𝒎𝒃𝒊𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒓𝒐𝒍𝒆𝒔, 𝒗𝒊𝒅𝒂𝒔, 𝒂𝒍𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔... 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒆𝒎𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒎𝒆 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒓𝒂𝒔 𝒔𝒐𝒍𝒂.”

Lena y Vera, ecos de una misma alma. Comparten cada latido, cada suspiro y cada pensamiento. No hay secretos entre ellas, solo una comprensión que trasciende las palabras. Su conexión es como un lazo invisible, a la vez que hermoso y perturbador, que las une en una danza eterna. Donde una siente, la otra experimenta; donde una piensa, la otra comprende.

· 21 años · Manhattan ·
  • Raza Humano
  • Fandom OC
  • Estudiantes
  • Cumpleaños 26 de octubre
  • 19 Publicaciones
  • 20 Escenas
  • Se unió en marzo 2025
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  • Tipo de personaje
    3D
Fijado
✴︎ Lena y Vera ✴︎ Ficha (En construcción)
Desde pequeñas el mundo era un espejo.    INDICE:  1. Introducción 2. Datos básicos  3. Físico  4. Personalidad   1. INTRODUCCIÓN   Desde su primer aliento, Lena y Vera fueron dos mitades de un mismo ser, dos almas destinadas a permenecer entrelazadas en un baile perpetuo. El mundo, parecía un espejo. Si una...
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  • Las hojas secas de los árboles crujían bajo sus pies, y el sol filtraba su luz dorada entre las ramas, pintando su rostro pecoso de manchas doradas.

    — Es casi mágico aquiii~ —gritó, abrazando el tronco de un viejo árbol— ¿crees que los árboles guardan secretos? —preguntó al aire, como si el bosque fuera capaz de responderle.

    Se detuvo al ver un pájaro posada en una rama baja.

    — Shhhh... —hizo un gesto exagerado, aunque no había nadie cerca— si me quedo muuuy quieta.... ¿vendrás a contarme uno? —murmuró

    El pájaro voló y Vera comenzó a reír, girando sobre sí misma hasta marearse y caer en la hierba fresca.

    — Valeee~ ¡Lo intentaré mañana! —prometió al cielo, cerrando los ojos para sentir el viento jugar con su cabello rojizo.
    Las hojas secas de los árboles crujían bajo sus pies, y el sol filtraba su luz dorada entre las ramas, pintando su rostro pecoso de manchas doradas. — Es casi mágico aquiii~ —gritó, abrazando el tronco de un viejo árbol— ¿crees que los árboles guardan secretos? —preguntó al aire, como si el bosque fuera capaz de responderle. Se detuvo al ver un pájaro posada en una rama baja. — Shhhh... —hizo un gesto exagerado, aunque no había nadie cerca— si me quedo muuuy quieta.... ¿vendrás a contarme uno? —murmuró El pájaro voló y Vera comenzó a reír, girando sobre sí misma hasta marearse y caer en la hierba fresca. — Valeee~ ¡Lo intentaré mañana! —prometió al cielo, cerrando los ojos para sentir el viento jugar con su cabello rojizo.
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  • El sol comenzaba a esconderse detrás de los árboles, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados. El río serpenteaba entre las rocas, su agua cristalina reflejando los últimos rayos de luz. Vera y Lena iban de camino a otro sitio, pero al ver el río a través de la ventanilla del coche no pudieron resistir la tentación de detenerse.

    — ¡Lenaaa, miraaa~! —gritó Vera, señalando el río desde el auto—. Es demasiado hermoso para pasarlo de largo. ¿Qué tal si nos damos un...

    — ¿...chapuzón rápido? —completó Lena, con una sonrisa tranquila pero entusiasta—. Aunque, creo que "rápido" no está en tu vocabulario cuando se trata de agua.

    Vera se rió, y Lena estacionó el auto en un claro cercano.

    — Eso es muuuy cierto~ Además, ¿quién necesita llegar a tiempo cuando tienes un río como este esperándote? —dijo, saltando del auto y corriendo hacia la orilla.

    Lena la siguió a un ritmo más calmado, llevando una toalla bajo el brazo.

    — Solo recuerda que el agua probablemente esté helada —advirtió, con un tono de voz que insinuaba que ya sabía lo que iba a pasar—. Aunque dudo que eso te detenga —murmuró en voz baja.

    Vera ya estaba quitándose los zapatos y metiendo los pies en el agua, riéndose cuando el frío la sorprendió.

    — ¡Está heladaaa! —gritó, pero sin dejar de sonreír—. Pero es perfecta. . . Lenaaa, veeen, no te quedes ahí...

    Vera salpicó agua hacia Lena, riéndose cuando su hermana retrocedió un poco.

    — Rapidooo Lenaaa, ¿Que mejor manera de terminar el día que con un chapuzón en un lugar taaan mágico como este~? —continuó insistiendo, extendiendo los brazos hacia el paisaje.

    Lena sonrió, metiéndose lentamente en el agua hasta que estuvo a la altura de las rodillas.

    — Tienes razón —dijo, con un tono de voz suave pero lleno de admiración.

    Vera se rió, chapoteando en el agua y acercándose a Lena.

    — Si seguimos así, vamos a terminar completamente mojadas —dijo Lena, quién hasta el momento no planeaba sumergirse por completo.

    Vera se rió, sumergiéndose completamente en el agua y saliendo con el pelo pegado a la cara.

    — ¡Esa es la idea! —gritó, mientras el atardecer pintaba el cielo de colores vibrantes—. Ven, Lenaaaa~ —agregó con tono melodioso—, el río nos espera~!
    El sol comenzaba a esconderse detrás de los árboles, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados. El río serpenteaba entre las rocas, su agua cristalina reflejando los últimos rayos de luz. Vera y Lena iban de camino a otro sitio, pero al ver el río a través de la ventanilla del coche no pudieron resistir la tentación de detenerse. — ¡Lenaaa, miraaa~! —gritó Vera, señalando el río desde el auto—. Es demasiado hermoso para pasarlo de largo. ¿Qué tal si nos damos un... — ¿...chapuzón rápido? —completó Lena, con una sonrisa tranquila pero entusiasta—. Aunque, creo que "rápido" no está en tu vocabulario cuando se trata de agua. Vera se rió, y Lena estacionó el auto en un claro cercano. — Eso es muuuy cierto~ Además, ¿quién necesita llegar a tiempo cuando tienes un río como este esperándote? —dijo, saltando del auto y corriendo hacia la orilla. Lena la siguió a un ritmo más calmado, llevando una toalla bajo el brazo. — Solo recuerda que el agua probablemente esté helada —advirtió, con un tono de voz que insinuaba que ya sabía lo que iba a pasar—. Aunque dudo que eso te detenga —murmuró en voz baja. Vera ya estaba quitándose los zapatos y metiendo los pies en el agua, riéndose cuando el frío la sorprendió. — ¡Está heladaaa! —gritó, pero sin dejar de sonreír—. Pero es perfecta. . . Lenaaa, veeen, no te quedes ahí... Vera salpicó agua hacia Lena, riéndose cuando su hermana retrocedió un poco. — Rapidooo Lenaaa, ¿Que mejor manera de terminar el día que con un chapuzón en un lugar taaan mágico como este~? —continuó insistiendo, extendiendo los brazos hacia el paisaje. Lena sonrió, metiéndose lentamente en el agua hasta que estuvo a la altura de las rodillas. — Tienes razón —dijo, con un tono de voz suave pero lleno de admiración. Vera se rió, chapoteando en el agua y acercándose a Lena. — Si seguimos así, vamos a terminar completamente mojadas —dijo Lena, quién hasta el momento no planeaba sumergirse por completo. Vera se rió, sumergiéndose completamente en el agua y saliendo con el pelo pegado a la cara. — ¡Esa es la idea! —gritó, mientras el atardecer pintaba el cielo de colores vibrantes—. Ven, Lenaaaa~ —agregó con tono melodioso—, el río nos espera~!
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  • Las calles de la ciudad estaban casí vacías, solo unas pocas personas dispersas disfrutaban de la noche. Vera caminaba por la acera, con sus auriculares puestos y una sonrisa traviesa en los labios. La música sonaba fuerte en sus oídos, y no pudo resistir la tentación de cantar en voz alta, aunque fuera un poco desafinada.

    —Oveer the handlebars, hittin' the ground so haard, if I'm alonee, faallin', faallin', faaalliiin'~ —cantó, balanceándose al ritmo de la música mientras giraba sobre sí misma, como si estuviera en su propio mundo, a la vez que continuaba caminando, y la brisa fría elevaba sus cabellos.

    Un par de personas la miraron, pero Vera no les prestó atención. Ella estaba en su elemento, disfrutando del momento como si fuera la protagonista de su propia película.

    —Why is it love is never kind to meee?~ I heard that fools rush in and, yeaah, that's meee~

    Su voz era melodiosa, aunque no perfecta, y su actitud despreocupada hacía que incluso los errores sonaran encantadores.

    —Thinkin', I wonder what you're doin' this night and foreveeeer?~ —continuaba cantando, mientras seguía su camino y hacia movimientos con sus manos, ignorando el mundo a su alrededor.



    https://youtu.be/S6m97N7fa3c?si=aZZJZI6tAVsWZ1g0
    Las calles de la ciudad estaban casí vacías, solo unas pocas personas dispersas disfrutaban de la noche. Vera caminaba por la acera, con sus auriculares puestos y una sonrisa traviesa en los labios. La música sonaba fuerte en sus oídos, y no pudo resistir la tentación de cantar en voz alta, aunque fuera un poco desafinada. —Oveer the handlebars, hittin' the ground so haard, if I'm alonee, faallin', faallin', faaalliiin'~ —cantó, balanceándose al ritmo de la música mientras giraba sobre sí misma, como si estuviera en su propio mundo, a la vez que continuaba caminando, y la brisa fría elevaba sus cabellos. Un par de personas la miraron, pero Vera no les prestó atención. Ella estaba en su elemento, disfrutando del momento como si fuera la protagonista de su propia película. —Why is it love is never kind to meee?~ I heard that fools rush in and, yeaah, that's meee~ Su voz era melodiosa, aunque no perfecta, y su actitud despreocupada hacía que incluso los errores sonaran encantadores. —Thinkin', I wonder what you're doin' this night and foreveeeer?~ —continuaba cantando, mientras seguía su camino y hacia movimientos con sus manos, ignorando el mundo a su alrededor. https://youtu.be/S6m97N7fa3c?si=aZZJZI6tAVsWZ1g0
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  • La luz de la mañana entraba suavemente a través de las cortinas semiabiertas, iluminando la habitación compartida de Lena y Vera. Vera estaba boca abajo en la cama, con la cabeza enterrada en la almohada, mientras Lena intentaba despertarla con pequeños golpecitos en el hombro.

    —Veraaa, ¡Despiertaaaa!. Si no nos apuramos, no vamos a llegar a tiempo a nuestras clases —dijo Lena, con un tono de voz suave pero insistente.

    Vera murmuró algo incomprensible, girándose hacia el otro lado.

    —Csh-ci-cincu minutosh mashhh... —dijo, casi incomprensiblemente, arrastrando las palabras como si fueran una súplica dramática.

    Lena suspiró, pero una sonrisa se asomó en sus labios. Sabía exactamente cómo despertar a su hermana. Con un movimiento rápido, agarró la almohada de Vera y la levantó en el aire.

    —¿Seguro que quieres cinco minutos más? —preguntó, con un tono juguetón que hacía difícil saber si estaba bromeando o no.

    Vera abrió un ojo, mirando a Lena con una expresión de sospecha.

    —No lo hagas... —dijo, pero ya era demasiado tarde.

    Lena golpeó a su hermana con la almohada, y Vera soltó un grito fingido de indignación.

    —¡Lenaaa! ¡Eso es traicioooó! —exclamó Vera, sentándose en la cama con el pelo despeinado y una sonrisa traviesa en los labios. —Ahoraaaa... tendrás que pagar las consecuencias~.

    Antes de que Lena pudiera reaccionar, Vera saltó de la cama y la persiguió por la habitación, intentando atraparla con otra almohada. Las risas llenaron el aire, mezclándose con los rayos de sol que entraban por la ventana.

    —¡Veraaaa! ¡Bastaaa, detenteee! ¡Tenemos que prepararnooos! —dijo Lena, riendo mientras intentaba esquivar los ataques de su hermana.

    —¡Nunca, NUNCA! —respondió Vera, con una risa melodiosa—. ¡Esto es una guerra de almohadas, y no pienso rendirme!
    La luz de la mañana entraba suavemente a través de las cortinas semiabiertas, iluminando la habitación compartida de Lena y Vera. Vera estaba boca abajo en la cama, con la cabeza enterrada en la almohada, mientras Lena intentaba despertarla con pequeños golpecitos en el hombro. —Veraaa, ¡Despiertaaaa!. Si no nos apuramos, no vamos a llegar a tiempo a nuestras clases —dijo Lena, con un tono de voz suave pero insistente. Vera murmuró algo incomprensible, girándose hacia el otro lado. —Csh-ci-cincu minutosh mashhh... —dijo, casi incomprensiblemente, arrastrando las palabras como si fueran una súplica dramática. Lena suspiró, pero una sonrisa se asomó en sus labios. Sabía exactamente cómo despertar a su hermana. Con un movimiento rápido, agarró la almohada de Vera y la levantó en el aire. —¿Seguro que quieres cinco minutos más? —preguntó, con un tono juguetón que hacía difícil saber si estaba bromeando o no. Vera abrió un ojo, mirando a Lena con una expresión de sospecha. —No lo hagas... —dijo, pero ya era demasiado tarde. Lena golpeó a su hermana con la almohada, y Vera soltó un grito fingido de indignación. —¡Lenaaa! ¡Eso es traicioooó! —exclamó Vera, sentándose en la cama con el pelo despeinado y una sonrisa traviesa en los labios. —Ahoraaaa... tendrás que pagar las consecuencias~. Antes de que Lena pudiera reaccionar, Vera saltó de la cama y la persiguió por la habitación, intentando atraparla con otra almohada. Las risas llenaron el aire, mezclándose con los rayos de sol que entraban por la ventana. —¡Veraaaa! ¡Bastaaa, detenteee! ¡Tenemos que prepararnooos! —dijo Lena, riendo mientras intentaba esquivar los ataques de su hermana. —¡Nunca, NUNCA! —respondió Vera, con una risa melodiosa—. ¡Esto es una guerra de almohadas, y no pienso rendirme!
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