El sol comenzaba a esconderse detrás de los árboles, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados. El río serpenteaba entre las rocas, su agua cristalina reflejando los últimos rayos de luz. Vera y Lena iban de camino a otro sitio, pero al ver el río a través de la ventanilla del coche no pudieron resistir la tentación de detenerse.

— ¡Lenaaa, miraaa~! —gritó Vera, señalando el río desde el auto—. Es demasiado hermoso para pasarlo de largo. ¿Qué tal si nos damos un...

— ¿...chapuzón rápido? —completó Lena, con una sonrisa tranquila pero entusiasta—. Aunque, creo que "rápido" no está en tu vocabulario cuando se trata de agua.

Vera se rió, y Lena estacionó el auto en un claro cercano.

— Eso es muuuy cierto~ Además, ¿quién necesita llegar a tiempo cuando tienes un río como este esperándote? —dijo, saltando del auto y corriendo hacia la orilla.

Lena la siguió a un ritmo más calmado, llevando una toalla bajo el brazo.

— Solo recuerda que el agua probablemente esté helada —advirtió, con un tono de voz que insinuaba que ya sabía lo que iba a pasar—. Aunque dudo que eso te detenga —murmuró en voz baja.

Vera ya estaba quitándose los zapatos y metiendo los pies en el agua, riéndose cuando el frío la sorprendió.

— ¡Está heladaaa! —gritó, pero sin dejar de sonreír—. Pero es perfecta. . . Lenaaa, veeen, no te quedes ahí...

Vera salpicó agua hacia Lena, riéndose cuando su hermana retrocedió un poco.

— Rapidooo Lenaaa, ¿Que mejor manera de terminar el día que con un chapuzón en un lugar taaan mágico como este~? —continuó insistiendo, extendiendo los brazos hacia el paisaje.

Lena sonrió, metiéndose lentamente en el agua hasta que estuvo a la altura de las rodillas.

— Tienes razón —dijo, con un tono de voz suave pero lleno de admiración.

Vera se rió, chapoteando en el agua y acercándose a Lena.

— Si seguimos así, vamos a terminar completamente mojadas —dijo Lena, quién hasta el momento no planeaba sumergirse por completo.

Vera se rió, sumergiéndose completamente en el agua y saliendo con el pelo pegado a la cara.

— ¡Esa es la idea! —gritó, mientras el atardecer pintaba el cielo de colores vibrantes—. Ven, Lenaaaa~ —agregó con tono melodioso—, el río nos espera~!
El sol comenzaba a esconderse detrás de los árboles, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados. El río serpenteaba entre las rocas, su agua cristalina reflejando los últimos rayos de luz. Vera y Lena iban de camino a otro sitio, pero al ver el río a través de la ventanilla del coche no pudieron resistir la tentación de detenerse. — ¡Lenaaa, miraaa~! —gritó Vera, señalando el río desde el auto—. Es demasiado hermoso para pasarlo de largo. ¿Qué tal si nos damos un... — ¿...chapuzón rápido? —completó Lena, con una sonrisa tranquila pero entusiasta—. Aunque, creo que "rápido" no está en tu vocabulario cuando se trata de agua. Vera se rió, y Lena estacionó el auto en un claro cercano. — Eso es muuuy cierto~ Además, ¿quién necesita llegar a tiempo cuando tienes un río como este esperándote? —dijo, saltando del auto y corriendo hacia la orilla. Lena la siguió a un ritmo más calmado, llevando una toalla bajo el brazo. — Solo recuerda que el agua probablemente esté helada —advirtió, con un tono de voz que insinuaba que ya sabía lo que iba a pasar—. Aunque dudo que eso te detenga —murmuró en voz baja. Vera ya estaba quitándose los zapatos y metiendo los pies en el agua, riéndose cuando el frío la sorprendió. — ¡Está heladaaa! —gritó, pero sin dejar de sonreír—. Pero es perfecta. . . Lenaaa, veeen, no te quedes ahí... Vera salpicó agua hacia Lena, riéndose cuando su hermana retrocedió un poco. — Rapidooo Lenaaa, ¿Que mejor manera de terminar el día que con un chapuzón en un lugar taaan mágico como este~? —continuó insistiendo, extendiendo los brazos hacia el paisaje. Lena sonrió, metiéndose lentamente en el agua hasta que estuvo a la altura de las rodillas. — Tienes razón —dijo, con un tono de voz suave pero lleno de admiración. Vera se rió, chapoteando en el agua y acercándose a Lena. — Si seguimos así, vamos a terminar completamente mojadas —dijo Lena, quién hasta el momento no planeaba sumergirse por completo. Vera se rió, sumergiéndose completamente en el agua y saliendo con el pelo pegado a la cara. — ¡Esa es la idea! —gritó, mientras el atardecer pintaba el cielo de colores vibrantes—. Ven, Lenaaaa~ —agregó con tono melodioso—, el río nos espera~!
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