• No te atrevas a robarme un beso…

    No, a menos que estés dispuesto a enfrentar la certeza de que lo corresponderé con todo lo que ello arrastra: deseo, alma y destino.

    El roce de nuestras manos, la colisión de nuestros cuerpos… todo eso pierde sentido frente al significado que conlleva el choque de nuestros labios.

    Porque el beso de este demonio no es simple carne y fuego: es un acto sagrado, una promesa tallada en el alma.
    No hay retorno posible cuando los labios sellan lo que el corazón ya ha entregado.

    Si el zorro besa tus labios, significa que su corazón —con sus sombras y sus llamas— ya te pertenece por entero.

    Un pacto, donde mi vida, queda a merced de tus manos.

    ~Kazuo~...
    No te atrevas a robarme un beso… No, a menos que estés dispuesto a enfrentar la certeza de que lo corresponderé con todo lo que ello arrastra: deseo, alma y destino. El roce de nuestras manos, la colisión de nuestros cuerpos… todo eso pierde sentido frente al significado que conlleva el choque de nuestros labios. Porque el beso de este demonio no es simple carne y fuego: es un acto sagrado, una promesa tallada en el alma. No hay retorno posible cuando los labios sellan lo que el corazón ya ha entregado. Si el zorro besa tus labios, significa que su corazón —con sus sombras y sus llamas— ya te pertenece por entero. Un pacto, donde mi vida, queda a merced de tus manos. ~Kazuo~...
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  • El chico lobo iba encantado sobre un enorme barco en altamar, el olor a agua salada, el graznido de las gaviotas, los animales acuáticos saltando en paralelo al barco, parecía un "cachorro" mirando hacia todos lados, donde varios tripulantes experimentaban mareos, él iba maravillado.

    Con ese mismo ánimo tras subir en la embarcación bajó hacia un nuevo puerto, Inazuma. Lo imponente y espiritual de sus construcciones lo maravillaron al apenas verlas, sin embargo, algo le hizo bajar los ánimos de repente, miraba a los habitantes demasiado serios, mientras más caminaba más se daba cuenta de la falta de alegría de la gente, parecían cansados, tensos.

    Razor caminó y caminó pasando por unos grandes arcos de columnas rojizas, eran imponentes, pero su atención se fijó en algo más, unos pequeños zorros de piedra tallada que parecían cuidar de aquellos arcos. Al estar muy relacionado con los lobos con los que fue criado, aquel zorro de piedra llamó su curiosidad.

    -1....2.....3....4.... muchos, muchos zorros...ahí hay otro... -Dijo Razor mientras los contaba con los dedos e iba hacia el lugar donde estaba cada estatua-
    El chico lobo iba encantado sobre un enorme barco en altamar, el olor a agua salada, el graznido de las gaviotas, los animales acuáticos saltando en paralelo al barco, parecía un "cachorro" mirando hacia todos lados, donde varios tripulantes experimentaban mareos, él iba maravillado. Con ese mismo ánimo tras subir en la embarcación bajó hacia un nuevo puerto, Inazuma. Lo imponente y espiritual de sus construcciones lo maravillaron al apenas verlas, sin embargo, algo le hizo bajar los ánimos de repente, miraba a los habitantes demasiado serios, mientras más caminaba más se daba cuenta de la falta de alegría de la gente, parecían cansados, tensos. Razor caminó y caminó pasando por unos grandes arcos de columnas rojizas, eran imponentes, pero su atención se fijó en algo más, unos pequeños zorros de piedra tallada que parecían cuidar de aquellos arcos. Al estar muy relacionado con los lobos con los que fue criado, aquel zorro de piedra llamó su curiosidad. -1....2.....3....4.... muchos, muchos zorros...ahí hay otro... -Dijo Razor mientras los contaba con los dedos e iba hacia el lugar donde estaba cada estatua-
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  • Terminar al final del día en las termas se había convertido en su hábito favorito.

    Era un momento íntimo, en el cual podía poner orden a sus pensamientos. A medida que se iba relajando, sus cabellos negros azabache empezaban a perder su color. Pronto, un blanco como la luna, fue el que se impuso en la melena del zorro. Era como si parte del disfraz que llevaba a diario se hubiese diluido con el agua.

    Kazuo cerró sus ojos, sintiendo como el agua arrastraba las impurezas, no sólo externas, si no también aquellas que el ojo no veía.

    // Escena abierta a rol. Aunque advierto que puede ser incómoda jajaja xD//
    Terminar al final del día en las termas se había convertido en su hábito favorito. Era un momento íntimo, en el cual podía poner orden a sus pensamientos. A medida que se iba relajando, sus cabellos negros azabache empezaban a perder su color. Pronto, un blanco como la luna, fue el que se impuso en la melena del zorro. Era como si parte del disfraz que llevaba a diario se hubiese diluido con el agua. Kazuo cerró sus ojos, sintiendo como el agua arrastraba las impurezas, no sólo externas, si no también aquellas que el ojo no veía. // Escena abierta a rol. Aunque advierto que puede ser incómoda jajaja xD//
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  • Proteger vacas, ovejas, gallinas. Eh...lo hago, ni modo.
    Matar zorros, águilas, serpientes, ladrones. Facilito.
    Proteger vacas, ovejas, gallinas. Eh...lo hago, ni modo. Matar zorros, águilas, serpientes, ladrones. Facilito.
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  • //Escena abierta a rol individual//.

    La lluvia había cesaso.

    Aquella tarde en el templo el sol brillaba, incluso la temperatura se estaba comportando de forma generosa, a pesar de que el otoño atravesaba su meridiano.

    Se dispuso a seleccionar y separar las hierbas obtenidas en el mercado el día anterior, aprovechando que no habían habido visitas al templo, devido al mal tiempo y la humedad del camino.

    Se sentó en la engawa (porche que rodea la casa) del minka (casa) donde vivía, justo al lado del jinja (santuario) principal del templo. La madera protestó un poco al peso del zorro.

    Vestía de una forma cómoda, más desenfadado de lo habitual. Algo en contraste a como solía ir; perfecto en cada doblez de su vestimenta.
    //Escena abierta a rol individual//. La lluvia había cesaso. Aquella tarde en el templo el sol brillaba, incluso la temperatura se estaba comportando de forma generosa, a pesar de que el otoño atravesaba su meridiano. Se dispuso a seleccionar y separar las hierbas obtenidas en el mercado el día anterior, aprovechando que no habían habido visitas al templo, devido al mal tiempo y la humedad del camino. Se sentó en la engawa (porche que rodea la casa) del minka (casa) donde vivía, justo al lado del jinja (santuario) principal del templo. La madera protestó un poco al peso del zorro. Vestía de una forma cómoda, más desenfadado de lo habitual. Algo en contraste a como solía ir; perfecto en cada doblez de su vestimenta.
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  • //Escena abierta para rol Individual//

    Kazuo descendía la montaña para pisar la población en muy contadas ocasiones. Prefería estar en su templo o recorriendo el bosque del Monte Inari de norte a sur.

    Aquella tarde bajó por que necesitaba de algunas provisiones de bien fresco; verduras, especias, queso... Aunque vivía de una forma casi autosostenible, en ocasiones necesitaba un extra para su día a día.

    El zorro en siglos de aprendizaje había dominado el arte de la medicina natural. A él no le hacía falta, pero era un buen método con el que poder sacar recursos en intercambios o trabajos. Ya fuera dinero o víveres, lo que fuera para poder vivir.

    Ya caía el Sol cuando el demonio, en su disfraz mundano, había terminado sus tareas. Se disponía a ir de vuelta cuando sintió como unas gotas de agua helaban su coronilla. Pronto, en apenas unos segundos, el cielo rompería en llanto.

    Para él la lluvia no era un problema. Pero no quería que se mojaran unas hierbas secas que acababa de adquirir para preparar algunos engüentos.

    Una pequeña posada, antigua, a la salida de Kyoto era el único refugio a mano en el que se pudo cobijar. A pesar de haber pocas personas, el silencio se hizo aún más presente en cuanto Kazuo entró por la puerta. Las miradas indiscretas no se hicieron de esperar. Kazuo, acostumbrado a que su aspecto generase todo tipo de opiniones; tanto buenas como malas, saludó a la mesera con un gesto suave de cabeza ignorando al resto.

    No tuvo que quitarse sandalias, por que él siempre iba descalzo, y aún así, sus pies lucían impecables. Se dirigió hacia la mesa más alejada del local, una que daba a una de las ventanas. Segundos más tarde llegó la mesera. Una chica joven, de generosas proporciones y rostro dulce.

    ~ Buenas se...señor. Que le podemos ofrecer~ Decía esta con claro nerviosismo, abrumada por la belleza salvaje de Kazuo.

    - Tomaré sake.... Una botella por favor...- Le dijo con ese gesto estoico que tanto le caracterizaba.

    Esta se inclinó varias veces al tiempo que un "si señor, ahora mismo" se escapaba nervioso de sus labios rosados. Al darse la vuelta la joven Kazuo sonrió, no con mofa, si no con cierta ternura.

    En menos de lo que esperaba la joven le trajo la botella de sake acompañado de un vaso. El primer servicio se lo hizo ella, pero es resto fué el mismo Kazuo quien se servía a sí mismo.
    //Escena abierta para rol Individual// Kazuo descendía la montaña para pisar la población en muy contadas ocasiones. Prefería estar en su templo o recorriendo el bosque del Monte Inari de norte a sur. Aquella tarde bajó por que necesitaba de algunas provisiones de bien fresco; verduras, especias, queso... Aunque vivía de una forma casi autosostenible, en ocasiones necesitaba un extra para su día a día. El zorro en siglos de aprendizaje había dominado el arte de la medicina natural. A él no le hacía falta, pero era un buen método con el que poder sacar recursos en intercambios o trabajos. Ya fuera dinero o víveres, lo que fuera para poder vivir. Ya caía el Sol cuando el demonio, en su disfraz mundano, había terminado sus tareas. Se disponía a ir de vuelta cuando sintió como unas gotas de agua helaban su coronilla. Pronto, en apenas unos segundos, el cielo rompería en llanto. Para él la lluvia no era un problema. Pero no quería que se mojaran unas hierbas secas que acababa de adquirir para preparar algunos engüentos. Una pequeña posada, antigua, a la salida de Kyoto era el único refugio a mano en el que se pudo cobijar. A pesar de haber pocas personas, el silencio se hizo aún más presente en cuanto Kazuo entró por la puerta. Las miradas indiscretas no se hicieron de esperar. Kazuo, acostumbrado a que su aspecto generase todo tipo de opiniones; tanto buenas como malas, saludó a la mesera con un gesto suave de cabeza ignorando al resto. No tuvo que quitarse sandalias, por que él siempre iba descalzo, y aún así, sus pies lucían impecables. Se dirigió hacia la mesa más alejada del local, una que daba a una de las ventanas. Segundos más tarde llegó la mesera. Una chica joven, de generosas proporciones y rostro dulce. ~ Buenas se...señor. Que le podemos ofrecer~ Decía esta con claro nerviosismo, abrumada por la belleza salvaje de Kazuo. - Tomaré sake.... Una botella por favor...- Le dijo con ese gesto estoico que tanto le caracterizaba. Esta se inclinó varias veces al tiempo que un "si señor, ahora mismo" se escapaba nervioso de sus labios rosados. Al darse la vuelta la joven Kazuo sonrió, no con mofa, si no con cierta ternura. En menos de lo que esperaba la joven le trajo la botella de sake acompañado de un vaso. El primer servicio se lo hizo ella, pero es resto fué el mismo Kazuo quien se servía a sí mismo.
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  • -Un peculiar zorro aparece de un portal, callendo justo de cara al piso.- "Ow. . . Espera, esto no es. . . Nada de donde yo conozco, donde estoy?" -Se pregunta mientras levanta su gorra del suelo y se la coloca denuevo.-
    -Un peculiar zorro aparece de un portal, callendo justo de cara al piso.- "Ow. . . Espera, esto no es. . . Nada de donde yo conozco, donde estoy?" -Se pregunta mientras levanta su gorra del suelo y se la coloca denuevo.-
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  • //Escena abierta a rol individual//

    No es el momento ni el lugar...

    En las noches sin luna, cuando las sombras se funden con el silencio, el mal se oculta tras aquello que parece inofensivo.

    El zorro, esta vez sin su habitual rostro amable, hace acto de presencia. No con malas intenciones, sino como el rostro visible de una advertencia ancestral: un presagio que insta al caminante a retroceder.

    —Hoy es una noche sin luna... No sigas, o tu alma se perderá en la oscuridad —su voz resonó grave, espectral, como un eco surgido del más allá.

    La figura del zorro, envuelta en penumbra, anunciaba un peligro inminente. A veces, las palabras suaves no bastan; y el miedo, por más cruel que parezca, puede ser la única salvación para apartar a los mortales de un destino sin retorno.

    //Es el mes de Halloween. Tocan post tenebrosos//
    //Escena abierta a rol individual// No es el momento ni el lugar... En las noches sin luna, cuando las sombras se funden con el silencio, el mal se oculta tras aquello que parece inofensivo. El zorro, esta vez sin su habitual rostro amable, hace acto de presencia. No con malas intenciones, sino como el rostro visible de una advertencia ancestral: un presagio que insta al caminante a retroceder. —Hoy es una noche sin luna... No sigas, o tu alma se perderá en la oscuridad —su voz resonó grave, espectral, como un eco surgido del más allá. La figura del zorro, envuelta en penumbra, anunciaba un peligro inminente. A veces, las palabras suaves no bastan; y el miedo, por más cruel que parezca, puede ser la única salvación para apartar a los mortales de un destino sin retorno. //Es el mes de Halloween. Tocan post tenebrosos//
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  • | No sé que están esperando para hacerse un personaje con el zorro enmascarado (Kotoyuki) de Silent Hill F. De usar personajes hombres yo ya lo habría hecho. Les falta visión.
    | No sé que están esperando para hacerse un personaje con el zorro enmascarado (Kotoyuki) de Silent Hill F. De usar personajes hombres yo ya lo habría hecho. Les falta visión.
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  • Estuve un momento en una aldea de zorros ¿A mi amado le agradará la idea de cuidar a un zorrito rojo? ¿Que opinas amor Hael Alistair?
    Estuve un momento en una aldea de zorros ¿A mi amado le agradará la idea de cuidar a un zorrito rojo? ¿Que opinas amor [quasar_cyan_panda_189]?
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