• En ese momento, como un verdadero demonio emergiendo entre las sombras se apareció ante un pobre hombre asustado, perdido, el cual temblaba por el simple y más absoluto miedo. Y es que él tampoco estaba ocultando esa energía oscura tan siniestra, una esencia que alberga las almas de mil demonios consumidos, toda clase de seres corruptos que curiosamente poseían sus propios ideales, deseos y objetivos; los cuales fueron destruidos por alguien que supo aprovecharse y arrebatarles todo.

    Tras unos segundos de observación, el silencio se rompería.

    ──¿Por qué sigues temiendo a estas alturas? Perdiste a tú esposa, a tus hijos, todos te traicionaron y te abandonaron como si no fueras nada. ¿Realmente tiene sentido temer ahora? ──Cuestionó observando a aquel hombre que se encontraba en el suelo, apenas de rodillas. ──Entre tanta desgracia tienes algo de suerte, no te mataré, ni siquiera tiene sentido hacerlo. ──El enmascarado miraba a aquel hombre, sus palabras sonaban frías, pero aparte de eso era difícil tratar de adivinar la posible intención al respecto tras aparecerse de esa forma. Pero antes de alguna posible pregunta o respuesta contraria, la cual probablemente no llegaría, el entorno se oscurecería imposibilitando toda visión posible, un negro absoluto.

    Segundos después, la oscuridad total desaparecería regresando a la visión previa del lugar. El enmascarado yacía detrás del hombre que lo había perdido todo, dándole la espalda y distanciándose cada vez más, buscando abandonar el sitio, no sin antes lanzar otro comentario. ──Lo perdiste todo, deberías aprovechar eso y usarlo como un impulso… Aunque si quieres vivir lo que te queda rememorando la perdida hasta el final, es cosa tuya. ──Y así, se perdió completamente en la penumbra.

    ¿Qué había sido eso? ¿Un consejo? ¿Una advertencia? Una cosa es segura, en el momento de mayor desgracia y sufrimiento, siempre existe la posibilidad de iniciar un camino para alcanzar algo realmente valioso y significativo, pero eso es algo que no esta al alcance de cualquiera.
    En ese momento, como un verdadero demonio emergiendo entre las sombras se apareció ante un pobre hombre asustado, perdido, el cual temblaba por el simple y más absoluto miedo. Y es que él tampoco estaba ocultando esa energía oscura tan siniestra, una esencia que alberga las almas de mil demonios consumidos, toda clase de seres corruptos que curiosamente poseían sus propios ideales, deseos y objetivos; los cuales fueron destruidos por alguien que supo aprovecharse y arrebatarles todo. Tras unos segundos de observación, el silencio se rompería. ──¿Por qué sigues temiendo a estas alturas? Perdiste a tú esposa, a tus hijos, todos te traicionaron y te abandonaron como si no fueras nada. ¿Realmente tiene sentido temer ahora? ──Cuestionó observando a aquel hombre que se encontraba en el suelo, apenas de rodillas. ──Entre tanta desgracia tienes algo de suerte, no te mataré, ni siquiera tiene sentido hacerlo. ──El enmascarado miraba a aquel hombre, sus palabras sonaban frías, pero aparte de eso era difícil tratar de adivinar la posible intención al respecto tras aparecerse de esa forma. Pero antes de alguna posible pregunta o respuesta contraria, la cual probablemente no llegaría, el entorno se oscurecería imposibilitando toda visión posible, un negro absoluto. Segundos después, la oscuridad total desaparecería regresando a la visión previa del lugar. El enmascarado yacía detrás del hombre que lo había perdido todo, dándole la espalda y distanciándose cada vez más, buscando abandonar el sitio, no sin antes lanzar otro comentario. ──Lo perdiste todo, deberías aprovechar eso y usarlo como un impulso… Aunque si quieres vivir lo que te queda rememorando la perdida hasta el final, es cosa tuya. ──Y así, se perdió completamente en la penumbra. ¿Qué había sido eso? ¿Un consejo? ¿Una advertencia? Una cosa es segura, en el momento de mayor desgracia y sufrimiento, siempre existe la posibilidad de iniciar un camino para alcanzar algo realmente valioso y significativo, pero eso es algo que no esta al alcance de cualquiera.
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  • Voy a ser caer todos aquellos que me olvidaron , y me traicionaron y toda bretania todas las razas estaran bajo mi mano o pie ..... pidiemdome piedad.
    Voy a ser caer todos aquellos que me olvidaron , y me traicionaron y toda bretania todas las razas estaran bajo mi mano o pie ..... pidiemdome piedad.
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  • Una parte de mi , aua te quiere pero es aquella oscuridad ..... que me invade, este dolor de traicion y dolor en mi ,mi lancelot
    Una parte de mi , aua te quiere pero es aquella oscuridad ..... que me invade, este dolor de traicion y dolor en mi ,mi lancelot 🖤🥀
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  • —¿Qué... acabas de... hacer...?

    Su voz era apenas un suspiro tenue llevado por el viento, el shock estaba más que plantado en su rostro y podía sentir las lágrimas caer sin control alguno.

    La sangre brotaba, veía como el hombre al que juró amar era también el que acababa con su tesoro más preciado, causando el mismo daño que antes lo pudo en alerta pero dejó pasar sin tanta severidad.

    —Tú... mataste a... mi... bebé...

    ¿Cómo? ¿Por qué? Si buscaba traicionarlo de alguna forma, había elegido la más dolorosa, la que le recordó el porque detestaba a los pecadores, porque ninguno merecía ni la más mínima pizca de bondad de su parte. Todos eran iguales... Todos eran basura que debía ser erradicada, incluyéndolo a él. Alastor Dëmøń.
    —¿Qué... acabas de... hacer...? Su voz era apenas un suspiro tenue llevado por el viento, el shock estaba más que plantado en su rostro y podía sentir las lágrimas caer sin control alguno. La sangre brotaba, veía como el hombre al que juró amar era también el que acababa con su tesoro más preciado, causando el mismo daño que antes lo pudo en alerta pero dejó pasar sin tanta severidad. —Tú... mataste a... mi... bebé... ¿Cómo? ¿Por qué? Si buscaba traicionarlo de alguna forma, había elegido la más dolorosa, la que le recordó el porque detestaba a los pecadores, porque ninguno merecía ni la más mínima pizca de bondad de su parte. Todos eran iguales... Todos eran basura que debía ser erradicada, incluyéndolo a él. [Dem0n].
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  • - nyx ya no era la misma su mundo era lo que quedo ahora la traicion por lo que amaba y que mas le dolio fue creer el amor como una idiota -

    Juro que me la pagaran
    - nyx ya no era la misma su mundo era lo que quedo ahora la traicion por lo que amaba y que mas le dolio fue creer el amor como una idiota - Juro que me la pagaran
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  • ¿Cómo es que había acabado en una situación como ésta?...

    Su cola se movía de un lado a otro de forma rígida, evidenciando su estrés mientras aquella pregunta se repetía una y otra vez en su cabeza.

    Lo último que recordaba era que, tras una ardua búsqueda de las lágrimas con la intención de recobrar sus recuerdos, había llegado agotado a su casa en la aldea Arkadia. Se sentía adolorido, fatigado y hambriento, así que preparó algo simple para cenar y después irse a dormir… Luego de eso, no tenía memoria de ningún otro suceso.

    Frunció el ceño en un intento de concentrarse, y aquellas peludas orejas rubias se movieron hacia los sonidos que lo rodeaban. No había sido víctima de ningún ataque extraño y tampoco había comido nada fuera de lo habitual.

    Aun así, el hylian se acercó al fogón de la cocina para asegurarse de que realmente no hubiese nada fuera de lugar. Después de todo, estaba tan cansado la noche anterior que ni siquiera confiaba en su propio juicio al momento de elegir los ingredientes para la cena.

    Y ahí estaba: una botella morada de sustancia misteriosa adquirida con Kilton. En su agotamiento, la había confundido con una salsa casera que había comprado en Hateno…

    El pelaje de su cola se erizó, reflejando su evidente mal humor. No era precisamente la hora para salir a buscar a Kilton y exigirle información sobre cuánto duraría el efecto de aquel líquido sospechoso que ingirió. Aun así, no se sentía mal… más allá del pequeño detalle de compartir ahora ciertas características felinas.

    Además… había otro problema. Su agudo olfato había captado el delicioso aroma a salmón proveniente de alguna casa en el corazón de la aldea Arkadia. Quizá, con el estómago lleno, pensaría con mayor claridad sobre cómo revertir su predicamento.

    Justo cuando intentó ordenar sus pensamientos, su estómago rugió con tal intensidad que hasta sus orejas se inclinaron hacia atrás, como si también se avergonzaran por él. Su cola se erizó un instante, para luego dar un par de latigazos irritados.

    El olor a salmón volvió a invadirlo, delicioso y traicionero. Link parpadeó lentamente, un gesto que mezclaba resignación y súplica muda al destino, antes de llevarse una mano al rostro. La exhalación pesada que soltó decía claramente lo que no podía expresar con palabras.

    A pesar de sus esfuerzos, sus pasos empezaron a avanzar por sí solos. Primero uno… luego otro… y otro más, como si sus pies y su recién adquirido instinto felino hubieran formado una alianza rebelde. Su cola, por supuesto, se movía con un entusiasmo que él no compartía en lo absoluto.

    Un último suspiro escapó de sus labios mientras su expresión adoptaba esa mezcla entre frustración y aceptación absoluta del desastre.

    Antes de poder resolver su problema… tendría que lidiar con su nuevo y escandalosamente persistente apetito felino.
    ¿Cómo es que había acabado en una situación como ésta?... Su cola se movía de un lado a otro de forma rígida, evidenciando su estrés mientras aquella pregunta se repetía una y otra vez en su cabeza. Lo último que recordaba era que, tras una ardua búsqueda de las lágrimas con la intención de recobrar sus recuerdos, había llegado agotado a su casa en la aldea Arkadia. Se sentía adolorido, fatigado y hambriento, así que preparó algo simple para cenar y después irse a dormir… Luego de eso, no tenía memoria de ningún otro suceso. Frunció el ceño en un intento de concentrarse, y aquellas peludas orejas rubias se movieron hacia los sonidos que lo rodeaban. No había sido víctima de ningún ataque extraño y tampoco había comido nada fuera de lo habitual. Aun así, el hylian se acercó al fogón de la cocina para asegurarse de que realmente no hubiese nada fuera de lugar. Después de todo, estaba tan cansado la noche anterior que ni siquiera confiaba en su propio juicio al momento de elegir los ingredientes para la cena. Y ahí estaba: una botella morada de sustancia misteriosa adquirida con Kilton. En su agotamiento, la había confundido con una salsa casera que había comprado en Hateno… El pelaje de su cola se erizó, reflejando su evidente mal humor. No era precisamente la hora para salir a buscar a Kilton y exigirle información sobre cuánto duraría el efecto de aquel líquido sospechoso que ingirió. Aun así, no se sentía mal… más allá del pequeño detalle de compartir ahora ciertas características felinas. Además… había otro problema. Su agudo olfato había captado el delicioso aroma a salmón proveniente de alguna casa en el corazón de la aldea Arkadia. Quizá, con el estómago lleno, pensaría con mayor claridad sobre cómo revertir su predicamento. Justo cuando intentó ordenar sus pensamientos, su estómago rugió con tal intensidad que hasta sus orejas se inclinaron hacia atrás, como si también se avergonzaran por él. Su cola se erizó un instante, para luego dar un par de latigazos irritados. El olor a salmón volvió a invadirlo, delicioso y traicionero. Link parpadeó lentamente, un gesto que mezclaba resignación y súplica muda al destino, antes de llevarse una mano al rostro. La exhalación pesada que soltó decía claramente lo que no podía expresar con palabras. A pesar de sus esfuerzos, sus pasos empezaron a avanzar por sí solos. Primero uno… luego otro… y otro más, como si sus pies y su recién adquirido instinto felino hubieran formado una alianza rebelde. Su cola, por supuesto, se movía con un entusiasmo que él no compartía en lo absoluto. Un último suspiro escapó de sus labios mientras su expresión adoptaba esa mezcla entre frustración y aceptación absoluta del desastre. Antes de poder resolver su problema… tendría que lidiar con su nuevo y escandalosamente persistente apetito felino.
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  • Esto es lo último que ven los que se atreven a traicionarme o echarse para atrás en los negocios.
    Esto es lo último que ven los que se atreven a traicionarme o echarse para atrás en los negocios.
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  • Ecos de un hogar quebrado
    Categoría Original
    Memorias de Jacob y Nyssara.

    Rol: Jacob Alexander Fowler
    Soundtrack: https://www.youtube.com/watch?v=so8V5dAli-Q&list=RDso8V5dAli-Q&start_radio=1

    La lluvia caía sobre los ventanales de la mansión Starfen con un golpe constante y frío, trazando caminos que parecían dibujar la ansiedad de la casa misma. Nyssara, que para ese momento tenía siete años, permanecía en el descanso de la escalera, abrazando un peluche que Elian le había regalado en su cumpleaños número 6. Sus ojos verdes seguían cada movimiento de sus padres y de su hermana, que caminaban por la sala con pasos calculados, gestos medidos, como siempre que querían ocultar algo. Desde hacía meses, la frialdad hacia ella era evidente, miradas cargadas de reproche, palabras cortantes y silencios que la señalaban como responsable de aquel fatídico día.

    Esa noche, sin embargo, había algo más en el aire. Un presagio sutil, un peso que parecía asentarse en los candelabros y en los muebles caros, como si la casa misma contuviera la respiración. Nyssara lo percibió de inmediato, incluso los murmullos de los muertos que la acompañaban se mantenían a distancia, inquietos por lo que estaba por suceder.

    La puerta principal se abrió de golpe. Una ráfaga de viento y lluvia invadió la mansión, arrastrando el olor de tierra mojada. Sus padres entraron primero, impecables y rígidos como siempre, vestidos con ropa cara que brillaba bajo la luz mortecina. Pero no estaban solos.

    Entre ellos apareció un niño. Tenía unos once años, el cabello castaño pegado a la frente por la humedad y unos ojos verdes que recorrían la sala con cautela. Sus pasos eran firmes, seguros de si mismo, como si aquello no fuera más una situación más en su vida.

    —Nyssara —dijo su madre con la sonrisa cuidadosamente medida que siempre llevaba puesta— Este es Jacob. Desde hoy vivirá con nosotros. Él necesitaba un hogar — Su madre continuó hablando con esa suavidad calculada, que ella tan bien conocía— Y nosotros estamos más que gustosos que acogerlo - Nyssara descendió un peldaño, el corazón latiéndole con fuerza. La frase caía ligera, como si envolviera una mentira en terciopelo. Pero Nyssara entendió inmediatamente la verdad. Nadie podría reemplazar a Elian, y ellos lo sabían. Aún así, lo pretendían, y lo peor era que la atención y el afecto de la familia estaban ahora centrados en ese extraño.

    La mirada de la castaña se volvió fría. Ni siquiera hubo una respuesta por su parte, sus labios permanecieron cerrados, y sus ojos se clavaron en él, cargados de acusación muda. Él no era el problema. El problema eran sus padres y su hermana, lo que hacían era la traición misma. "¿Cómo podían...?".

    La voz de su padre se hizo presente, sacándola por completo del bombardeo de pensamientos que estaba teniendo.

    —Jacob, Nyssara y Megara —dijo aquel hombre frío que llamaba padre, rompiendo así el silencio que se había hecho presente en la sala— Dentro de unas horas habrá una escena especial en la que todos participaremos. Nadie se quedará atrás. Todos deben alistarse ahora, sin excepción. Como siempre, recordemos… guardar la compostura- Nyssara apretó los dientes, sus padres no solo habían traído a alguien más para ocupar algo valioso para ella, sino que incluso ese evento especial formaba parte de la puesta en escena de la familia perfecta. Todo debía parecer ordenado, controlado y elegante, como si el dolor, la culpa y la traición fueran irrelevantes.

    A su alrededor, las sombras de los muertos se arremolinaban, inquietas. Una de ellas, una figura borrosa de contornos temblorosos, murmuró cerca de su oído "Los vivos, pequeña… los vivos son los que más daño hacen cuando quieren olvidar..."

    En ese momento, mientras la lluvia seguía cayendo, los dos niños se enfrentaban a la misma verdad, la mansión Starfen ya no era un hogar, sino un laberinto de secretos, culpas y traiciones que recién comenzaban a revelarse.
    Memorias de Jacob y Nyssara. Rol: [Jacob1] Soundtrack: https://www.youtube.com/watch?v=so8V5dAli-Q&list=RDso8V5dAli-Q&start_radio=1 La lluvia caía sobre los ventanales de la mansión Starfen con un golpe constante y frío, trazando caminos que parecían dibujar la ansiedad de la casa misma. Nyssara, que para ese momento tenía siete años, permanecía en el descanso de la escalera, abrazando un peluche que Elian le había regalado en su cumpleaños número 6. Sus ojos verdes seguían cada movimiento de sus padres y de su hermana, que caminaban por la sala con pasos calculados, gestos medidos, como siempre que querían ocultar algo. Desde hacía meses, la frialdad hacia ella era evidente, miradas cargadas de reproche, palabras cortantes y silencios que la señalaban como responsable de aquel fatídico día. Esa noche, sin embargo, había algo más en el aire. Un presagio sutil, un peso que parecía asentarse en los candelabros y en los muebles caros, como si la casa misma contuviera la respiración. Nyssara lo percibió de inmediato, incluso los murmullos de los muertos que la acompañaban se mantenían a distancia, inquietos por lo que estaba por suceder. La puerta principal se abrió de golpe. Una ráfaga de viento y lluvia invadió la mansión, arrastrando el olor de tierra mojada. Sus padres entraron primero, impecables y rígidos como siempre, vestidos con ropa cara que brillaba bajo la luz mortecina. Pero no estaban solos. Entre ellos apareció un niño. Tenía unos once años, el cabello castaño pegado a la frente por la humedad y unos ojos verdes que recorrían la sala con cautela. Sus pasos eran firmes, seguros de si mismo, como si aquello no fuera más una situación más en su vida. —Nyssara —dijo su madre con la sonrisa cuidadosamente medida que siempre llevaba puesta— Este es Jacob. Desde hoy vivirá con nosotros. Él necesitaba un hogar — Su madre continuó hablando con esa suavidad calculada, que ella tan bien conocía— Y nosotros estamos más que gustosos que acogerlo - Nyssara descendió un peldaño, el corazón latiéndole con fuerza. La frase caía ligera, como si envolviera una mentira en terciopelo. Pero Nyssara entendió inmediatamente la verdad. Nadie podría reemplazar a Elian, y ellos lo sabían. Aún así, lo pretendían, y lo peor era que la atención y el afecto de la familia estaban ahora centrados en ese extraño. La mirada de la castaña se volvió fría. Ni siquiera hubo una respuesta por su parte, sus labios permanecieron cerrados, y sus ojos se clavaron en él, cargados de acusación muda. Él no era el problema. El problema eran sus padres y su hermana, lo que hacían era la traición misma. "¿Cómo podían...?". La voz de su padre se hizo presente, sacándola por completo del bombardeo de pensamientos que estaba teniendo. —Jacob, Nyssara y Megara —dijo aquel hombre frío que llamaba padre, rompiendo así el silencio que se había hecho presente en la sala— Dentro de unas horas habrá una escena especial en la que todos participaremos. Nadie se quedará atrás. Todos deben alistarse ahora, sin excepción. Como siempre, recordemos… guardar la compostura- Nyssara apretó los dientes, sus padres no solo habían traído a alguien más para ocupar algo valioso para ella, sino que incluso ese evento especial formaba parte de la puesta en escena de la familia perfecta. Todo debía parecer ordenado, controlado y elegante, como si el dolor, la culpa y la traición fueran irrelevantes. A su alrededor, las sombras de los muertos se arremolinaban, inquietas. Una de ellas, una figura borrosa de contornos temblorosos, murmuró cerca de su oído "Los vivos, pequeña… los vivos son los que más daño hacen cuando quieren olvidar..." En ese momento, mientras la lluvia seguía cayendo, los dos niños se enfrentaban a la misma verdad, la mansión Starfen ya no era un hogar, sino un laberinto de secretos, culpas y traiciones que recién comenzaban a revelarse.
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    Grupal
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    Estado
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  • A veces no sé por qué sigo luchando, no es que haya perdido la fe, pero me cansa ver cómo todo se desmorona mientras yo intento mantenerm e firme, creyendo todavía en la justicia, en el equilibrio, en que si uno protege a los suyos, el mundo puede ser un lugar mejor.

    Siempre he sido así, amigo de mis amigos, enemigo de sus enemigos, alguien que no duda en darlo todo por los que ama, aunque eso me cueste pedazos de mí, y sí, si hiciera falta, mataría por ellos, no por rabia, sino por lealtad, por esa forma de sentir que no sé apagar.

    Pero últimamente me pesa, siento que doy demasiado, que entrego más de lo que tengo y que, cuando llega la calma, me quedo vacío, sin fuerzas, sin nadie que entienda el cansancio que se esconde detrás de mi sonrisa, detrás de mis ganas de seguir.

    Cuando traicionan a alguien que quiero, algo dentro de mí se rompe, y el lobo que llevo despierta, saca las garras, se defiende, ruge, hace justicia, pero después, cuando el ruido se apaga, cuando todo vuelve a estar en silencio, me invade esa soledad que ni la luna puede consolar.

    A veces pienso que debería mirar solo por mí, que quizá sería más fácil, pero no puedo, no es quien soy, no puedo quedarme quieto mientras todo se desmorona, mientras la gente que quiero sufre, porque por más que me duela, todavía creo que vale la pena alzar la voz, que si uno no lucha por lo correcto, nada cambia, nada mejora.

    Así que aquí estoy, cansado, herido, pero de pie, con el corazón lleno de grietas y esperanza, con las manos temblando y el alma en llamas, sabiendo que tal vez nadie me entienda del todo, pero que no importa, porque yo sí entiendo lo que significa ser leal, aunque duela, aunque me deje solo, aunque mi aullido se pierda en la noche.

    A veces no sé por qué sigo luchando, no es que haya perdido la fe, pero me cansa ver cómo todo se desmorona mientras yo intento mantenerm e firme, creyendo todavía en la justicia, en el equilibrio, en que si uno protege a los suyos, el mundo puede ser un lugar mejor. Siempre he sido así, amigo de mis amigos, enemigo de sus enemigos, alguien que no duda en darlo todo por los que ama, aunque eso me cueste pedazos de mí, y sí, si hiciera falta, mataría por ellos, no por rabia, sino por lealtad, por esa forma de sentir que no sé apagar. Pero últimamente me pesa, siento que doy demasiado, que entrego más de lo que tengo y que, cuando llega la calma, me quedo vacío, sin fuerzas, sin nadie que entienda el cansancio que se esconde detrás de mi sonrisa, detrás de mis ganas de seguir. Cuando traicionan a alguien que quiero, algo dentro de mí se rompe, y el lobo que llevo despierta, saca las garras, se defiende, ruge, hace justicia, pero después, cuando el ruido se apaga, cuando todo vuelve a estar en silencio, me invade esa soledad que ni la luna puede consolar. A veces pienso que debería mirar solo por mí, que quizá sería más fácil, pero no puedo, no es quien soy, no puedo quedarme quieto mientras todo se desmorona, mientras la gente que quiero sufre, porque por más que me duela, todavía creo que vale la pena alzar la voz, que si uno no lucha por lo correcto, nada cambia, nada mejora. Así que aquí estoy, cansado, herido, pero de pie, con el corazón lleno de grietas y esperanza, con las manos temblando y el alma en llamas, sabiendo que tal vez nadie me entienda del todo, pero que no importa, porque yo sí entiendo lo que significa ser leal, aunque duela, aunque me deje solo, aunque mi aullido se pierda en la noche.
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  • ─Prefiero morir como un árbol.

    Los últimos días se cernían como fantasmas sobre el horizonte. El tiempo parecía acelerar su paso mientras Denise, aquella detective inteligente, avanzaba a una velocidad impresionante. Es decir, ella había logrado desmantelar la red Ivanova, arrancando uno a uno los tentáculos que la sostenían en las sombras.

    Ya tenía en sus manos la orden que sellaría el destino de George y sepultarlo bajo las rejas, mientras en las calles las mafias rivales se desgarraban entre sí, incapaces de mantener la unidad.

    Se avecinaba una tormenta...una guerra sin precedentes, teñida de sangre, por territorios y poder.

    La caída del Oso era un festín que hienas y cuervos estaba deseosas por ver... Su carne era envidiablemente jugosa...

    La economía de los Ivanova, antes sólida como un imperio, se desplomaba como un castillo de arena bajo la marea.

    Una sola decisión errada había abierto la grieta... no solo perdieron dinero, sino algo mucho más valioso...

    Prestigio, ese oro invisible que sostiene la lealtad de los hombres.

    Ahora estaban solos. Los soldados que alguna vez juraron fidelidad comenzaban a murmurar en las sombras, planeando su retirada, dispuestos a abandonar el nombre que George había levantado con sangre, astucia y años de sacrificio.

    Los Ivanova.

    Ese apellido que había infundido respeto y miedo en las esquinas de la ciudad...

    Pero George no era hombre cobarde. Con el orgullo ardiendo en sus venas y la certeza de que la historia no perdona a los cobardes, estaba decidido a resistir.

    No le importaba si el mundo se derrumbaba a su alrededor, ni que sus aliados lo traicionaran y sus enemigos lo cercaran, él lucharía hasta el último aliento.

    Morir peleando era la única forma de honrar el nombre que tanto le había costado conquistar....

    [ Continuará... ]

    #MonoRol #3D
    ─Prefiero morir como un árbol. 🌹 Los últimos días se cernían como fantasmas sobre el horizonte. El tiempo parecía acelerar su paso mientras Denise, aquella detective inteligente, avanzaba a una velocidad impresionante. Es decir, ella había logrado desmantelar la red Ivanova, arrancando uno a uno los tentáculos que la sostenían en las sombras. Ya tenía en sus manos la orden que sellaría el destino de George y sepultarlo bajo las rejas, mientras en las calles las mafias rivales se desgarraban entre sí, incapaces de mantener la unidad. Se avecinaba una tormenta...una guerra sin precedentes, teñida de sangre, por territorios y poder. La caída del Oso era un festín que hienas y cuervos estaba deseosas por ver... Su carne era envidiablemente jugosa... La economía de los Ivanova, antes sólida como un imperio, se desplomaba como un castillo de arena bajo la marea. Una sola decisión errada había abierto la grieta... no solo perdieron dinero, sino algo mucho más valioso... Prestigio, ese oro invisible que sostiene la lealtad de los hombres. Ahora estaban solos. Los soldados que alguna vez juraron fidelidad comenzaban a murmurar en las sombras, planeando su retirada, dispuestos a abandonar el nombre que George había levantado con sangre, astucia y años de sacrificio. Los Ivanova. Ese apellido que había infundido respeto y miedo en las esquinas de la ciudad... Pero George no era hombre cobarde. Con el orgullo ardiendo en sus venas y la certeza de que la historia no perdona a los cobardes, estaba decidido a resistir. No le importaba si el mundo se derrumbaba a su alrededor, ni que sus aliados lo traicionaran y sus enemigos lo cercaran, él lucharía hasta el último aliento. Morir peleando era la única forma de honrar el nombre que tanto le había costado conquistar.... [ Continuará... ] #MonoRol #3D
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