• Hola! , para lo que no sepan soy Nyx
    Hija de Zeldris (actual rey demonio) y Gelda , así es un híbrido o una mezcla de dos razas vampiro y demonio ....
    La princesa del reino Demoníaco,
    Sobrina de Meliodas y Elizabeth claro prima de Tristán.
    Hola! , para lo que no sepan soy Nyx Hija de Zeldris (actual rey demonio) y Gelda , así es un híbrido o una mezcla de dos razas vampiro y demonio .... La princesa del reino Demoníaco, Sobrina de Meliodas y Elizabeth claro prima de Tristán.
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  • Valentino

    Tras haber dejado a Husk y Angel en su palacio, se aseó y salió del mismo en busca de aquella polilla proxeneta.
    Tenía más que claro que la salud de su amigo era delicada, cosa que no podría dejar de lado y menos conociendo a ese hijo de puta que no le importaba más que su imperio del p*rn*, por lo cual tendría que llegar a un acuerdo, una negociación bastante peculiar pero sin dejar en evidencia el estado actual de la araña.

    Al llegar al pie de la torre, observó hacia las últimas plantas, suspirando y acomodándose el sombrero antes de abrirse paso al interior.
    No tardó en llamar la atención de los empleados, incluso provocando un pequeño caos pues no era usual, al menos para él, visitar a los V's, pero esa situación era excepcional.

    —Diganle a Valentino que he venido a hablar con él y es importante.

    Ordenó, sabiendo que mucho no podía esperar con ese jodido ego crecidito, pero esperando que no olvidara quien era el rey a fin de cuentas.
    [Mothp1mp] Tras haber dejado a Husk y Angel en su palacio, se aseó y salió del mismo en busca de aquella polilla proxeneta. Tenía más que claro que la salud de su amigo era delicada, cosa que no podría dejar de lado y menos conociendo a ese hijo de puta que no le importaba más que su imperio del p*rn*, por lo cual tendría que llegar a un acuerdo, una negociación bastante peculiar pero sin dejar en evidencia el estado actual de la araña. Al llegar al pie de la torre, observó hacia las últimas plantas, suspirando y acomodándose el sombrero antes de abrirse paso al interior. No tardó en llamar la atención de los empleados, incluso provocando un pequeño caos pues no era usual, al menos para él, visitar a los V's, pero esa situación era excepcional. —Diganle a Valentino que he venido a hablar con él y es importante. Ordenó, sabiendo que mucho no podía esperar con ese jodido ego crecidito, pero esperando que no olvidara quien era el rey a fin de cuentas.
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  • Su segundo día de michi y podía estar satisfecho con la atención que había recibido hasta ahora, exceptuando que cierto perrote se lo quería comer y de la peor manera.

    Igualmente eso no opacaba que estaba a gusto, bostezando y estirándose, retozaría un poco más antes de tener que volver a ser un rey sufriendo en celo, porque si, seguía en celo aunque como gatito parecía no afectarle tanto.
    Su segundo día de michi y podía estar satisfecho con la atención que había recibido hasta ahora, exceptuando que cierto perrote se lo quería comer y de la peor manera. Igualmente eso no opacaba que estaba a gusto, bostezando y estirándose, retozaría un poco más antes de tener que volver a ser un rey sufriendo en celo, porque si, seguía en celo aunque como gatito parecía no afectarle tanto.
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  • — En este lugar, el Rey jamás descubrirá lo de mi maldición...Es el escondite perfecto. Sonic ᵀʰᵉ ʰᵉᵈᵍᵉʰᵒᵍ
    — En este lugar, el Rey jamás descubrirá lo de mi maldición...Es el escondite perfecto. [zephyr_green_whale_713]
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  • En el corazón de la espesura, un roble se erguía entre los demás como un guardián olvidado, adornado con cientos de listones rojos que pendían de sus ramas desnudas. Bajo él, una espada antigua, oscura y manchada por los años, descansaba flotante al ras de la tierra. Se decía que eran sellos de una prisión destinada a contener una criatura antigua, cuyo poder se rumoreaba devastador, pero hacía siglos que nadie había osado acercarse para confirmar las leyendas.

    Hace una semana, sin previo aviso, un incendio comenzó a arrasar el bosque con una furia desmedida. Las llamas, como bestias salvajes, devoraban todo a su paso mientras el cielo se oscurecía bajo una capa plomiza de ceniza. El viento traía consigo el olor de la destrucción, y los reinos circundantes comenzaron a alarmarse al ver cómo las partículas de ceniza cubrían sus campos y aldeas. Pero algo extraño ocurrió cuando el fuego alcanzó el epicentro: una luz dorada brilló momentáneamente debajo de la espada, y las llamas, voraces en todo lo demás, se detuvieron.

    En las próximas horas y días, los aldeanos lejanos comenzaron a hablar en susurros, sus historias llenas de miedo y advertencias. Decían que la criatura encerrada había despertado lo suficiente para proteger su prisión de ser destruida. Nadie sabía si aquello era un simple rumor o una advertencia verdadera de que el sello comenzaba a debilitarse. Entretanto, los gobernantes de los reinos, viendo las señales de destrucción desde la distancia, enviaron a sus mejores soldados a investigar. Los guerreros avanzaron cubiertos por una capa de ceniza, esperando encontrar un volcán o un pirómano que explicara el desastre, pero lo que hallaron fue algo mucho más inquietante.

    Se toparon con el árbol ancestral y solitario en medio de la desolación. El aire alrededor del árbol era denso, pesado, como si algo invisible estuviera observando desde las sombras. Ninguno de ellos había visto algo igual: Permanecía ileso, protegido por una fuerza misteriosa, mientras el resto del bosque había sido reducido a cenizas.

    Uno de los soldados, joven e imprudente, se adelantó hacia la espada misteriosa. Al extender su mano, una ráfaga de viento súbito lo hizo retroceder, moviendo los listones con una furia que no parecía natural. El capitán del grupo, más sabio y experimentado, ordenó detenerse. Comprendía que lo que enfrentaban no era un simple fenómeno natural, sino algo mucho más antiguo y peligroso. Las llamas habían respetado aquel lugar por una razón, y lo que yacía bajo la espada no debía ser despertado.

    Mientras los guerreros montaban guardia a gran distancia, esperando instrucciones de sus reinos, los rumores de la criatura aprisionada comenzaron a extenderse como la ceniza que aún flotaba en el aire. Los reyes y señores de las tierras cercanas deliberaban, divididos entre el temor y la ambición. Algunos creían que debían dejar el sello intacto, temerosos de desatar un mal imposible de controlar. Otros, seducidos por el poder que podría esconderse bajo el árbol, pensaban que era hora de tomar la espada y enfrentar el misterio que había permanecido oculto por tanto tiempo. El destino del reino pendía de un hilo, mientras la sombra de la criatura permanecía al acecho.

    En el corazón de la espesura, un roble se erguía entre los demás como un guardián olvidado, adornado con cientos de listones rojos que pendían de sus ramas desnudas. Bajo él, una espada antigua, oscura y manchada por los años, descansaba flotante al ras de la tierra. Se decía que eran sellos de una prisión destinada a contener una criatura antigua, cuyo poder se rumoreaba devastador, pero hacía siglos que nadie había osado acercarse para confirmar las leyendas. Hace una semana, sin previo aviso, un incendio comenzó a arrasar el bosque con una furia desmedida. Las llamas, como bestias salvajes, devoraban todo a su paso mientras el cielo se oscurecía bajo una capa plomiza de ceniza. El viento traía consigo el olor de la destrucción, y los reinos circundantes comenzaron a alarmarse al ver cómo las partículas de ceniza cubrían sus campos y aldeas. Pero algo extraño ocurrió cuando el fuego alcanzó el epicentro: una luz dorada brilló momentáneamente debajo de la espada, y las llamas, voraces en todo lo demás, se detuvieron. En las próximas horas y días, los aldeanos lejanos comenzaron a hablar en susurros, sus historias llenas de miedo y advertencias. Decían que la criatura encerrada había despertado lo suficiente para proteger su prisión de ser destruida. Nadie sabía si aquello era un simple rumor o una advertencia verdadera de que el sello comenzaba a debilitarse. Entretanto, los gobernantes de los reinos, viendo las señales de destrucción desde la distancia, enviaron a sus mejores soldados a investigar. Los guerreros avanzaron cubiertos por una capa de ceniza, esperando encontrar un volcán o un pirómano que explicara el desastre, pero lo que hallaron fue algo mucho más inquietante. Se toparon con el árbol ancestral y solitario en medio de la desolación. El aire alrededor del árbol era denso, pesado, como si algo invisible estuviera observando desde las sombras. Ninguno de ellos había visto algo igual: Permanecía ileso, protegido por una fuerza misteriosa, mientras el resto del bosque había sido reducido a cenizas. Uno de los soldados, joven e imprudente, se adelantó hacia la espada misteriosa. Al extender su mano, una ráfaga de viento súbito lo hizo retroceder, moviendo los listones con una furia que no parecía natural. El capitán del grupo, más sabio y experimentado, ordenó detenerse. Comprendía que lo que enfrentaban no era un simple fenómeno natural, sino algo mucho más antiguo y peligroso. Las llamas habían respetado aquel lugar por una razón, y lo que yacía bajo la espada no debía ser despertado. Mientras los guerreros montaban guardia a gran distancia, esperando instrucciones de sus reinos, los rumores de la criatura aprisionada comenzaron a extenderse como la ceniza que aún flotaba en el aire. Los reyes y señores de las tierras cercanas deliberaban, divididos entre el temor y la ambición. Algunos creían que debían dejar el sello intacto, temerosos de desatar un mal imposible de controlar. Otros, seducidos por el poder que podría esconderse bajo el árbol, pensaban que era hora de tomar la espada y enfrentar el misterio que había permanecido oculto por tanto tiempo. El destino del reino pendía de un hilo, mientras la sombra de la criatura permanecía al acecho.
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  • —¿¡Y así quieren que socialice con la chusma!? ¡Ese hijo de gata me vomitó encima el muy sorete!

    De milagro había dejado vivo a ese gato, ganas de arrancarle la piel de tajo no le quedaron pero prefirió irse, bañarse como un frenético hasta casi acabar gris en vez de morado y tratar de no destruir media torre.

    Lo de la torre falló, había dejado un caos a su paso pero estaba justificado.
    No sólo le interrumpieron su reconciliación con Vox, terminó con cientos de cucarachines de magia vudú extraña encima, arañado, mordiqueado y, encima, vomitado.
    Joyita de día y, para colmo, todo por el estúpido rey de pacotilla que ahora estaba en forma de gato también.

    —Como a ese imbécil de mierda se le ocurra vomitarme una bola de pelo, se acabó...
    —¿¡Y así quieren que socialice con la chusma!? ¡Ese hijo de gata me vomitó encima el muy sorete! De milagro había dejado vivo a ese gato, ganas de arrancarle la piel de tajo no le quedaron pero prefirió irse, bañarse como un frenético hasta casi acabar gris en vez de morado y tratar de no destruir media torre. Lo de la torre falló, había dejado un caos a su paso pero estaba justificado. No sólo le interrumpieron su reconciliación con Vox, terminó con cientos de cucarachines de magia vudú extraña encima, arañado, mordiqueado y, encima, vomitado. Joyita de día y, para colmo, todo por el estúpido rey de pacotilla que ahora estaba en forma de gato también. —Como a ese imbécil de mierda se le ocurra vomitarme una bola de pelo, se acabó...
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  • Debo de admitirlo. Mi pequeña broma de tirarle de la cola al rey, está resultando mucho más hilarante de lo esperado. Menuda caterba de idiotas que han aparecido en un momento.


    #HazbinHotel #2D #comunidad2D
    Debo de admitirlo. Mi pequeña broma de tirarle de la cola al rey, está resultando mucho más hilarante de lo esperado. Menuda caterba de idiotas que han aparecido en un momento. #HazbinHotel #2D #comunidad2D
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  • Hace mucho, mucho tiempo hice un trato. Debería haber llamado al diablo, pero llamé a un Rey muy poderoso y malvado.
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  • —Ese jodido rey imbécil... Apenas que estaba reconciliándome con mi Voxy...
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  • Finalmente se rindió y dejó todo el trabajo sin terminar. La cabeza parecía a punto de estallarle y un inusitado e inexplicable calor comenzaba a inundar su cuerpo.

    Creyendo que se trataba solo de una fiebre, se tomó un analgésico y se fue a dormir, esperando amanecer mejor al siguiente día.

    —Oyasumi...—
    Finalmente se rindió y dejó todo el trabajo sin terminar. La cabeza parecía a punto de estallarle y un inusitado e inexplicable calor comenzaba a inundar su cuerpo. Creyendo que se trataba solo de una fiebre, se tomó un analgésico y se fue a dormir, esperando amanecer mejor al siguiente día. —Oyasumi...—
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