• ¿Mitsuri?, ¿eh? Ella es... fuerte, no lo voy a negar, aunque su estilo un poco… raro me molesta. Tiene una personalidad bastante… animada, demasiado, diría yo. Pero, al final del día, es leal a la causa. Si alguna vez la necesitas en una pelea, no dudaría en respaldarte. Aunque su forma de luchar con esa espada tan... extraña me hace pensar que es un poco excéntrica, pero bueno, quién soy yo para juzgar.
    ¿Mitsuri?, ¿eh? Ella es... fuerte, no lo voy a negar, aunque su estilo un poco… raro me molesta. Tiene una personalidad bastante… animada, demasiado, diría yo. Pero, al final del día, es leal a la causa. Si alguna vez la necesitas en una pelea, no dudaría en respaldarte. Aunque su forma de luchar con esa espada tan... extraña me hace pensar que es un poco excéntrica, pero bueno, quién soy yo para juzgar.
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  • Vamos, sigue, yo aun puedo seguir peleando, no voy a rendir, no está en mi rendirse fácilmente, soy una trazacaminos... Una anónima.
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  • - "Al fin es sabado... pero eso no me quita el estres que tengo por no haber logrado ver a Kori esta semana tampoco... digo, obviamente quiero pelear con el... si"
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    https://music.youtube.com/watch?v=t8l3tPFKwSE&si=4Dpgcmgs4LDW2lHl

    Ya me imaginé a dante ,Nero y vergil peleando con esta canción xD esto si es su estilo //
    https://music.youtube.com/watch?v=t8l3tPFKwSE&si=4Dpgcmgs4LDW2lHl Ya me imaginé a dante ,Nero y vergil peleando con esta canción xD esto si es su estilo //
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  • — No me molesta que quieras pelear, me molesta que lo hagas sin las intenciones de ganar. No pelearé contra alguien que ni siquiera pretende respetarme como rival. —
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  • ❝ 𝐍𝐨 𝐯𝐨𝐥𝐯𝐞𝐫𝐞 𝐣𝐚𝐦𝐚𝐬... ❞ 

    𝐴𝑒𝑟𝑜𝑝𝑢𝑒𝑟𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑆𝑡𝑢𝑡𝑡𝑔𝑎𝑟𝑡, 𝐴𝑙𝑒𝑚𝑎𝑛𝑖𝑎.
    𝟷𝟶:𝟶𝟶 𝑝𝑚

    𝐽𝑢𝑟𝑒́ 𝑎𝑞𝑢𝑒𝑙 𝑑𝜄́𝑎 𝑛𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟 𝑎 𝑝𝑜𝑛𝑒𝑟 𝑢𝑛 𝑝𝑖𝑒 𝑒𝑛 𝑙𝑎𝑠 𝑟𝑢𝑖𝑛𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑚𝑖 𝑖𝑛𝑓𝑖𝑒𝑟𝑛𝑜 𝑝𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛𝑎𝑙.
    𝑀𝑢𝑦 𝑠𝑒𝑔𝑢𝑟𝑎 𝑑𝑒 𝑚𝑖𝑠 𝑝𝑎𝑙𝑎𝑏𝑟𝑎𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑟𝑎𝑛 𝑚𝑎́𝑠 𝑢𝑛 𝑗𝑢𝑟𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑙𝑎 𝑛𝑜𝑐𝘩𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝘩𝑢𝜄́ 𝑠𝑖𝑛 𝑚𝑖𝑟𝑎𝑟 𝑎𝑡𝑟𝑎́𝑠.

    𝑄𝑢𝑖𝑒́𝑛 𝑑𝑖𝑟𝜄́𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑐𝑖𝑟𝑐𝑢𝑛𝑠𝑡𝑎𝑛𝑐𝑖𝑎𝑠 𝑙𝑎𝑏𝑜𝑟𝑎𝑙𝑒𝑠 𝑚𝑒 𝑑𝑒𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟𝜄́𝑎𝑛 𝑎 𝑑𝑜𝑛𝑑𝑒 𝑡𝑜𝑑𝑜 𝘩𝑎𝑏𝜄́𝑎 𝑖𝑛𝑖𝑐𝑖𝑎𝑑𝑜.

    —Más vale que ese peleador sea tan bueno como dicen...

    Masculló entre dientes a otro miembro de su equipo y este asintió en silencio tan irritado como ella.
    La logistica de aquel "movimiento" repentino tenía a todos en tensión.
    Su jefe había sido blanco de constantes ataques por grupos rivales y el traslado de un país a otro no era la idea más brillante, sin embargo, órdenes eran órdenes.

    Aterrizar en Stuttgart era el paso más sencillo. Trasladarse por la ciudad hasta las instalaciones seguras era el reto...
    ❝ 𝐍𝐨 𝐯𝐨𝐥𝐯𝐞𝐫𝐞 𝐣𝐚𝐦𝐚𝐬... ❞  𝐴𝑒𝑟𝑜𝑝𝑢𝑒𝑟𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑆𝑡𝑢𝑡𝑡𝑔𝑎𝑟𝑡, 𝐴𝑙𝑒𝑚𝑎𝑛𝑖𝑎. 𝟷𝟶:𝟶𝟶 𝑝𝑚 𝐽𝑢𝑟𝑒́ 𝑎𝑞𝑢𝑒𝑙 𝑑𝜄́𝑎 𝑛𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟 𝑎 𝑝𝑜𝑛𝑒𝑟 𝑢𝑛 𝑝𝑖𝑒 𝑒𝑛 𝑙𝑎𝑠 𝑟𝑢𝑖𝑛𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑚𝑖 𝑖𝑛𝑓𝑖𝑒𝑟𝑛𝑜 𝑝𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛𝑎𝑙. 𝑀𝑢𝑦 𝑠𝑒𝑔𝑢𝑟𝑎 𝑑𝑒 𝑚𝑖𝑠 𝑝𝑎𝑙𝑎𝑏𝑟𝑎𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑟𝑎𝑛 𝑚𝑎́𝑠 𝑢𝑛 𝑗𝑢𝑟𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑙𝑎 𝑛𝑜𝑐𝘩𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝘩𝑢𝜄́ 𝑠𝑖𝑛 𝑚𝑖𝑟𝑎𝑟 𝑎𝑡𝑟𝑎́𝑠. 𝑄𝑢𝑖𝑒́𝑛 𝑑𝑖𝑟𝜄́𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑐𝑖𝑟𝑐𝑢𝑛𝑠𝑡𝑎𝑛𝑐𝑖𝑎𝑠 𝑙𝑎𝑏𝑜𝑟𝑎𝑙𝑒𝑠 𝑚𝑒 𝑑𝑒𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟𝜄́𝑎𝑛 𝑎 𝑑𝑜𝑛𝑑𝑒 𝑡𝑜𝑑𝑜 𝘩𝑎𝑏𝜄́𝑎 𝑖𝑛𝑖𝑐𝑖𝑎𝑑𝑜. —Más vale que ese peleador sea tan bueno como dicen... Masculló entre dientes a otro miembro de su equipo y este asintió en silencio tan irritado como ella. La logistica de aquel "movimiento" repentino tenía a todos en tensión. Su jefe había sido blanco de constantes ataques por grupos rivales y el traslado de un país a otro no era la idea más brillante, sin embargo, órdenes eran órdenes. Aterrizar en Stuttgart era el paso más sencillo. Trasladarse por la ciudad hasta las instalaciones seguras era el reto...
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  • La noche llegó como la calma 𝙙𝙚𝙨𝙥𝙪é𝙨 de la tormenta. Todavía se podía sentir el pitido en los oídos, la sensación de que el suelo aún temblaba por las pisadas fuertes o las granadas que se activaban.

    Sin embargo, salvo por eso, había un silencio inquietante. Como si todo estuviera muerto en el campamento improvisado que armaron, ahí, no muy lejos de la batalla. Nadie hablaba. Ni siquiera uno podía estar seguro de si estaban respirando. Habían movimientos escasos.

    Micah estaba terminando de organizar sus suministros luego de haber utilizado algunos recursos. Ya había verificado que sus compañeros estuvieran bien, ahora le faltaba saber qué le quedaba disponible.

    Entonces, a unos metros de distancia, sentado contra un mural destruido, entre escombros, habló uno de sus compañeros, unos de los veteranos allí. Exhaló el humo del cigarrillo mientras abrió la boca y observó al médico.

    —Aún no me creo que estés aquí, Ravenscroft —tenía una media sonrisa, pero en sus ojos se notaba el cansancio—. Luego de lo que te ocurrió, mierda, pensé que ya estabas muerto. Todos lo creímos aquel día, en el pueblo.

    Como respuesta Micah levantó la vista hacia él. Lo único que podían ver eran sus ojos y cejas entre el pasamontañas. Sin embargo, con una mirada podía decir mucho.

    —No sé ustedes... —continuó el hombre, dando una calada al cigarrillo— este ya no es Ravenscroft... No. Es Revenant.

    Se escucharon algunas risas por parte de los demás, pequeñas, leves, mientras que el mencionado por el veterano continuó con su tarea, guardando todo con meticulosidad, cada objeto justo en los lugares que él sabía de memoria.

    —Creo que le queda, tiene sentido —uno de los más jóvenes se hizo presente con su voz, viendo al médico—. Siempre que lo necesitamos aparece, y si tiene que pelear, lo hace.

    A partir de ese momento, cada vez que lo llamaban en persona o por radio, ese apodo se repetía hasta de manera natural: "Revenant, necesitamos apoyo". Y, si bien Micah nunca lo pidió, tampoco lo rechazó. Con el tiempo, el apodo comenzó a ser parte de él tanto como la cicatriz en su cuello que siempre trataba de ocultar.
    La noche llegó como la calma 𝙙𝙚𝙨𝙥𝙪é𝙨 de la tormenta. Todavía se podía sentir el pitido en los oídos, la sensación de que el suelo aún temblaba por las pisadas fuertes o las granadas que se activaban. Sin embargo, salvo por eso, había un silencio inquietante. Como si todo estuviera muerto en el campamento improvisado que armaron, ahí, no muy lejos de la batalla. Nadie hablaba. Ni siquiera uno podía estar seguro de si estaban respirando. Habían movimientos escasos. Micah estaba terminando de organizar sus suministros luego de haber utilizado algunos recursos. Ya había verificado que sus compañeros estuvieran bien, ahora le faltaba saber qué le quedaba disponible. Entonces, a unos metros de distancia, sentado contra un mural destruido, entre escombros, habló uno de sus compañeros, unos de los veteranos allí. Exhaló el humo del cigarrillo mientras abrió la boca y observó al médico. —Aún no me creo que estés aquí, Ravenscroft —tenía una media sonrisa, pero en sus ojos se notaba el cansancio—. Luego de lo que te ocurrió, mierda, pensé que ya estabas muerto. Todos lo creímos aquel día, en el pueblo. Como respuesta Micah levantó la vista hacia él. Lo único que podían ver eran sus ojos y cejas entre el pasamontañas. Sin embargo, con una mirada podía decir mucho. —No sé ustedes... —continuó el hombre, dando una calada al cigarrillo— este ya no es Ravenscroft... No. Es Revenant. Se escucharon algunas risas por parte de los demás, pequeñas, leves, mientras que el mencionado por el veterano continuó con su tarea, guardando todo con meticulosidad, cada objeto justo en los lugares que él sabía de memoria. —Creo que le queda, tiene sentido —uno de los más jóvenes se hizo presente con su voz, viendo al médico—. Siempre que lo necesitamos aparece, y si tiene que pelear, lo hace. A partir de ese momento, cada vez que lo llamaban en persona o por radio, ese apodo se repetía hasta de manera natural: "Revenant, necesitamos apoyo". Y, si bien Micah nunca lo pidió, tampoco lo rechazó. Con el tiempo, el apodo comenzó a ser parte de él tanto como la cicatriz en su cuello que siempre trataba de ocultar.
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  • : : ❲ ℰsᴄᴇɴᴀ — 𝒞ᴀɴᴏ́ɴɪᴄᴀ ❳ : :

    Seguramente habían pasado horas desde que él la dejó, desde que cruzó la puerta y se negó a regresar al espacio que compartían juntos. No le sorprendía, a decir verdad. Después de todo, sabía que él sentía que lo había abandonado hacía tiempo, aunque su intención jamás había sido esa. No guardaba esperanzas de que regresara, de que la buscara de nuevo. Ya había dejado claro que era lo que necesitaba y quería.

    Quizás tenía razón. Durante ese tiempo, sus pensamientos se dedicaron a sopesar aquellas ventajas y desventajas que tenía involucrarse en aquella guerra. Era lealtad lo que la motivaba, pero, ¿Hacía quién estaba realmente su lealtad? El vilturmita, Invencible, era su amigo... el primero que podía decir que tenía verdaderamente. Su amistad y lazo era tan genuino que incluso se había cuestionado si tenía razón Grimmjow y había algo más que ella no quisiera ver.

    Pero siempre llegaba a la misma conclusión; el rostro del peliazul se interponía, sus recuerdos y pensamientos siempre viajaban hasta él. Después de intentar por horas alejarlo de sus memorias, entendió que estaba de más intentarlo, la respuesta era clara. Grimmjow era su hogar, era lo que quería y necesitaba; podía prescindir de lo demás, pero de él nunca. Estaría dispuesta a sacrificar cualquier cosa y a cualquier persona por él. Siempre había sido él.

    Tardó un rato más en ponerse en pie. Ya lo tenía claro, abandonaría el mundo humano y renunciaría a todo, con tal de existir al lado del peliazul. Y aunque la claridad estaba por fin en su cabeza, no lo hacía menos doloroso. Él no tenía por que saberlo, no tenía por que enterarse del esfuerzo y el sacrificio que ella haría por él, así que no lo llamó. Cuando dejó de temblar, se colocó en pie, mirando al cielo nocturno una vez más. Pronto sería el único cielo que podría ver.

    Un ruido de tela desgarrándose y la cicatriz de Garganta apareció frente a ella. No era su batalla, no le incumbía del todo esa pelea, solo iría una última vez a despedirse, a darles la poca información que tenía y luego, nunca más los volvería a ver. El corazón se le encogió un poco ante esa idea, pero ya había tomado una decisión. Garganta se cerró tras ella, cuando por fin hubo entrado del todo en aquel portal.

    La luz del cielo de aquel país extraño la cegó, pero cuando por fin salió, bastó solo un momento para que pesquisa hiciera lo suyo. No estaba tan lejos. Y estaba también su compañera. Sonrió, avanzando con Sonido en su dirección; al menos podría disculparse por sus modales cuando la conoció por primera vez siendo una infante.
    : : ❲ ℰsᴄᴇɴᴀ — 𝒞ᴀɴᴏ́ɴɪᴄᴀ ❳ : : Seguramente habían pasado horas desde que él la dejó, desde que cruzó la puerta y se negó a regresar al espacio que compartían juntos. No le sorprendía, a decir verdad. Después de todo, sabía que él sentía que lo había abandonado hacía tiempo, aunque su intención jamás había sido esa. No guardaba esperanzas de que regresara, de que la buscara de nuevo. Ya había dejado claro que era lo que necesitaba y quería. Quizás tenía razón. Durante ese tiempo, sus pensamientos se dedicaron a sopesar aquellas ventajas y desventajas que tenía involucrarse en aquella guerra. Era lealtad lo que la motivaba, pero, ¿Hacía quién estaba realmente su lealtad? El vilturmita, Invencible, era su amigo... el primero que podía decir que tenía verdaderamente. Su amistad y lazo era tan genuino que incluso se había cuestionado si tenía razón Grimmjow y había algo más que ella no quisiera ver. Pero siempre llegaba a la misma conclusión; el rostro del peliazul se interponía, sus recuerdos y pensamientos siempre viajaban hasta él. Después de intentar por horas alejarlo de sus memorias, entendió que estaba de más intentarlo, la respuesta era clara. Grimmjow era su hogar, era lo que quería y necesitaba; podía prescindir de lo demás, pero de él nunca. Estaría dispuesta a sacrificar cualquier cosa y a cualquier persona por él. Siempre había sido él. Tardó un rato más en ponerse en pie. Ya lo tenía claro, abandonaría el mundo humano y renunciaría a todo, con tal de existir al lado del peliazul. Y aunque la claridad estaba por fin en su cabeza, no lo hacía menos doloroso. Él no tenía por que saberlo, no tenía por que enterarse del esfuerzo y el sacrificio que ella haría por él, así que no lo llamó. Cuando dejó de temblar, se colocó en pie, mirando al cielo nocturno una vez más. Pronto sería el único cielo que podría ver. Un ruido de tela desgarrándose y la cicatriz de Garganta apareció frente a ella. No era su batalla, no le incumbía del todo esa pelea, solo iría una última vez a despedirse, a darles la poca información que tenía y luego, nunca más los volvería a ver. El corazón se le encogió un poco ante esa idea, pero ya había tomado una decisión. Garganta se cerró tras ella, cuando por fin hubo entrado del todo en aquel portal. La luz del cielo de aquel país extraño la cegó, pero cuando por fin salió, bastó solo un momento para que pesquisa hiciera lo suyo. No estaba tan lejos. Y estaba también su compañera. Sonrió, avanzando con Sonido en su dirección; al menos podría disculparse por sus modales cuando la conoció por primera vez siendo una infante.
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  • ♪♪♪ Algunos vuelan al cielo
    Pero yo puedo caminar (ca-mi-nar)
    Y otros pueden cavar
    Profundo, pero yo puedo caminar (ca-mi-nar)
    No sé exactamente a dónde voy a ir
    Yo caminaré y estaré justo ahí
    No me hace falta tener una razón
    Contigo yo estoy♪♪♪

    ♪♪♪Algunos pueden gritar, lanzar lásers
    Pero puedo caminar (ca-mi-nar)
    Unos cuantos pelearán, deidades son
    Pero puedo caminar (ca-mi-nar)
    Quizás ellos fueron parte de la creación
    Pero caminando voy sin más distracción
    Destino no hay ni nadie para pelear
    Camino hasta el final♪♪♪

    ♪♪♪Yo resuelvo todo al caminar (ca-mi-nar)
    Y otros huevos pueden dar
    Pero muevo mis piernas al caminar (ca-mi-nar)
    Dicen que soy tonto y no he de apreciar
    Sigo caminando y todo dejo atrás
    No estés triste, hay mucho por descubrir
    Y más allá de mí♪♪♪

    ♪♪♪ Algunos vuelan al cielo Pero yo puedo caminar (ca-mi-nar) Y otros pueden cavar Profundo, pero yo puedo caminar (ca-mi-nar) No sé exactamente a dónde voy a ir Yo caminaré y estaré justo ahí No me hace falta tener una razón Contigo yo estoy♪♪♪ ♪♪♪Algunos pueden gritar, lanzar lásers Pero puedo caminar (ca-mi-nar) Unos cuantos pelearán, deidades son Pero puedo caminar (ca-mi-nar) Quizás ellos fueron parte de la creación Pero caminando voy sin más distracción Destino no hay ni nadie para pelear Camino hasta el final♪♪♪ ♪♪♪Yo resuelvo todo al caminar (ca-mi-nar) Y otros huevos pueden dar Pero muevo mis piernas al caminar (ca-mi-nar) Dicen que soy tonto y no he de apreciar Sigo caminando y todo dejo atrás No estés triste, hay mucho por descubrir Y más allá de mí♪♪♪
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  • — Cosas que realmente eran necesarias, como hacer vudú a tus enemigos o conjurar al Chamuco antes de pelearte con él en el cerro.
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