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    Antes que nada, perdón por el "mucho texto". Ahora sí:

    Busco personaje masculino para trama de romance, drama y tensión emocional (romance slowburn + enemies to lovers suave).

    Tengo una idea (doy más detalles al MD), pero doy contexto:

    Ella es una aprendiz de idol en una compañía coreana. Vive en la academia junto a otras chicas, entrenando día y noche para debutar en un grupo K-pop. Él es el director ejecutivo de la empresa: ex líder de un grupo y ahora convertido en el cerebro detrás de cada concepto, canción y estrategia.
    Él es perfeccionista, exigente, frío. No tolera errores. Cree que el amor es una distracción.
    Ella es intensa, emocional, rebelde y no sigue normas.

    Busco:
    Un personaje masculino que encarne al productor ejecutivo
    - Edad: entre 23 a 29 años (puedes definirlo)
    - Ex idol (puedes definir su pasado, traumas, estilo)
    - Actual director creativo de la compañía
    - Personalidad fuerte, perfeccionista, no tolera errores.
    - Dinámica enemies to lovers suave, con tensión emocional y evolución. .
    - Romance prohibido, con consecuencias reales (escándalos, rumores, decisiones difíciles)
    - Preferiblemente FC coreano.

    Lo ideal para la idea que tengo sería construir una trama completa, con otras trainees, profesores, jefes de imagen, marketing, socios de la empresa, etc. Pero sé lo difícil que es encontrar personajes para todo eso o users que estén interesadas en participar en la trama 🥹, así que empiezo por lo esencial: el partner. Porque con ese personaje puedo comenzar a rolear y construir parte de la historia, abrir camino para que otros se sumen luego, y crear una historia con drama, rivalidad, amistad y secretos incluidos, ensayos nocturnos bajo presión, miradas que se cruzan en silencio, rumores que corren por los pasillos, y decisiones que podrían arruinar carreras...

    So, ¡Escríbeme si te interesa! Estoy abierta a co-crear, adaptar detalles y construir una historia que nos emocione a amb@s.
    Antes que nada, perdón por el "mucho texto". Ahora sí: Busco personaje masculino para trama de romance, drama y tensión emocional (romance slowburn + enemies to lovers suave). Tengo una idea (doy más detalles al MD), pero doy contexto: Ella es una aprendiz de idol en una compañía coreana. Vive en la academia junto a otras chicas, entrenando día y noche para debutar en un grupo K-pop. Él es el director ejecutivo de la empresa: ex líder de un grupo y ahora convertido en el cerebro detrás de cada concepto, canción y estrategia. 🖤 Él es perfeccionista, exigente, frío. No tolera errores. Cree que el amor es una distracción. 🤍 Ella es intensa, emocional, rebelde y no sigue normas. ✨ Busco: Un personaje masculino que encarne al productor ejecutivo - Edad: entre 23 a 29 años (puedes definirlo) - Ex idol (puedes definir su pasado, traumas, estilo) - Actual director creativo de la compañía - Personalidad fuerte, perfeccionista, no tolera errores. - Dinámica enemies to lovers suave, con tensión emocional y evolución. . - Romance prohibido, con consecuencias reales (escándalos, rumores, decisiones difíciles) - Preferiblemente FC coreano. Lo ideal para la idea que tengo sería construir una trama completa, con otras trainees, profesores, jefes de imagen, marketing, socios de la empresa, etc. Pero sé lo difícil que es encontrar personajes para todo eso o users que estén interesadas en participar en la trama 🥹, así que empiezo por lo esencial: el partner. Porque con ese personaje puedo comenzar a rolear y construir parte de la historia, abrir camino para que otros se sumen luego, y crear una historia con drama, rivalidad, amistad y secretos incluidos, ensayos nocturnos bajo presión, miradas que se cruzan en silencio, rumores que corren por los pasillos, y decisiones que podrían arruinar carreras... So, ¡Escríbeme si te interesa! Estoy abierta a co-crear, adaptar detalles y construir una historia que nos emocione a amb@s.
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  • Habían pasado tres días desde lo ocurrido en Japón, y Mark seguía luchando por apartar los recuerdos que constantemente regresaban a su mente. Aunque había vuelto a los Estados Unidos y retomado su rutina diaria como superhéroe, aquella experiencia en el monte Fuji seguía muy presente. Sabía que no sería fácil superarla, pero estaba decidido a intentarlo. Su prometida tampoco estaba cerca; se encontraba en otro país atendiendo asuntos importantes y no regresaría hasta el sábado por la tarde. Ante la perspectiva de una soledad incómoda en el departamento de ella, Mark optó por regresar a su hogar habitual.

    Esa noche de viernes, aterrizó en el suelo de su habitación. El traje azul y negro que llevaba estaba cubierto de polvo y manchas de su último enfrentamiento contra los hermanos Mauler. Sentía sus músculos tensos, casi incapaces de relajarse, y lo único que deseaba era quitarse la máscara, dejarse caer sobre la cama y desconectarse del mundo por algunas horas mientras intentaba dormir.

    Sin embargo, algo llamó su atención. Había algo fuera de lugar. Dos siluetas se perfilaban contra la suave luz que emanaba de la lámpara encendida en la habitación. No eran figuras desconocidas; Mark las reconoció al instante, aunque no podía entender qué hacían allí.

    —¿Ustedes? Wow, qué sorpresa volver a verlos. ¿C-cómo me encontraron? —preguntó con una leve sonrisa, mientras extendía ambos brazos y mostraba las palmas abiertas en un gesto que mezclaba sorpresa y una ligera dosis de confusión.
    Habían pasado tres días desde lo ocurrido en Japón, y Mark seguía luchando por apartar los recuerdos que constantemente regresaban a su mente. Aunque había vuelto a los Estados Unidos y retomado su rutina diaria como superhéroe, aquella experiencia en el monte Fuji seguía muy presente. Sabía que no sería fácil superarla, pero estaba decidido a intentarlo. Su prometida tampoco estaba cerca; se encontraba en otro país atendiendo asuntos importantes y no regresaría hasta el sábado por la tarde. Ante la perspectiva de una soledad incómoda en el departamento de ella, Mark optó por regresar a su hogar habitual. Esa noche de viernes, aterrizó en el suelo de su habitación. El traje azul y negro que llevaba estaba cubierto de polvo y manchas de su último enfrentamiento contra los hermanos Mauler. Sentía sus músculos tensos, casi incapaces de relajarse, y lo único que deseaba era quitarse la máscara, dejarse caer sobre la cama y desconectarse del mundo por algunas horas mientras intentaba dormir. Sin embargo, algo llamó su atención. Había algo fuera de lugar. Dos siluetas se perfilaban contra la suave luz que emanaba de la lámpara encendida en la habitación. No eran figuras desconocidas; Mark las reconoció al instante, aunque no podía entender qué hacían allí. —¿Ustedes? Wow, qué sorpresa volver a verlos. ¿C-cómo me encontraron? —preguntó con una leve sonrisa, mientras extendía ambos brazos y mostraba las palmas abiertas en un gesto que mezclaba sorpresa y una ligera dosis de confusión.
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  • No puedes huir de tu pasado. No puedes cambiarlo. No puedes olvidarlo. Lo mejor es afrontarlo y superarlo.
    No puedes huir de tu pasado. No puedes cambiarlo. No puedes olvidarlo. Lo mejor es afrontarlo y superarlo.
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  • El olor del cuero mezclado con tabaco caro aún impregnaba el aire del camarín. Las luces alrededor del espejo chispeaban como si presintieran algo, ya no era solo un show, sino una tormenta.

    Lia se encontraba sentada en el borde de la silla, el codo apoyado sobre su rodilla, sosteniendo entre los dedos una bala. Era liviana. Demasiado liviana para todo el peso que traía con ella.
    En el costado pulido del metal, sus iniciales estaban grabadas con precisión sobre la supercie.

    L.A.R.B

    Una firma.
    Una advertencia.
    Una promesa.

    La rosa blanca había quedado sobre el tocador, marchita antes de tiempo por el aire caliente del lugar. Ese perfume un aroma sutil a ruina y memoria, seguía anclado en el ambiente como una cuerda atada al pasado.

    No necesitaba preguntar quién la había dejado. Estaba segura que era él.

    Su mente regresó, sin quererlo, a un apartamento en Moscú, a las ventanas cubiertas por cortinas pesadas. Había escapado de él… o eso había creído. Pero los fantasmas que huelen a pólvora y Versace nunca mueren del todo.

    Un golpe seco la sacó del trance.

    —Lia —la voz de su mánager era apenas un susurro desesperado tras la puerta entreabierta— Hay alguien en el balcón de VIP… está armado. Seguridad no puede acercarse. Dicen que es... alguien tuyo.

    Lia se puso de pie, la bala aún en su mano. Su cuerpo reaccionaba con el mismo ritmo de siempre, movimientos agiles, mirada seria, respiración medida. Pero por dentro, el hielo corría por sus venas.

    —No es mío —Corrigió mirando a su mánager— Nunca lo fue.

    Tomó la chaqueta de cuero, la ajustó como una armadura, como si de esa forma se daba el valor necesario. Esa noche, el escenario no era solo para posar. Era un campo minado con luces de neón. Cruzó el pasillo entre bastidores con paso firme. La música al otro lado de la cortina negra se alzaba como una ola a punto de romper. Los flashes la esperaban. Las cámaras, los gritos, los aplausos…todo parecía tan ajeno a todo el tormento de su cabeza.

    Sin más subió al escenario y lo vio. Desde el balcón, rodeado de sombras y escoltas con rostros de piedra, la miraba como si nunca la hubiese dejado ir. Como si no supiera distinguir entre obsesión y amor. Vestía de negro, con un vaso en la mano y una sonrisa torcida que conocía demasiado bien.

    Ella alzó el micrófono. Su voz, serena, casi suave, resonó por todo el club...

    —A veces, el pasado vuelve. A veces, con flores. A veces... con balas- Y entonces, sin romper la mirada con él, dejó caer la bala al suelo. El sonido metálico rebotó contra la tarima.
    Seco. Definitivo.

    Y él ya no sonrió esta vez.

    "¿Qué se supone que debería hacer ahora?. ¿Correr?". Los flashes la segaban un poco, tanto así como cuando volvió su vista al balcón, él ya no estaba...eso solo significaba una cosa. PELIGRO!
    El olor del cuero mezclado con tabaco caro aún impregnaba el aire del camarín. Las luces alrededor del espejo chispeaban como si presintieran algo, ya no era solo un show, sino una tormenta. Lia se encontraba sentada en el borde de la silla, el codo apoyado sobre su rodilla, sosteniendo entre los dedos una bala. Era liviana. Demasiado liviana para todo el peso que traía con ella. En el costado pulido del metal, sus iniciales estaban grabadas con precisión sobre la supercie. L.A.R.B Una firma. Una advertencia. Una promesa. La rosa blanca había quedado sobre el tocador, marchita antes de tiempo por el aire caliente del lugar. Ese perfume un aroma sutil a ruina y memoria, seguía anclado en el ambiente como una cuerda atada al pasado. No necesitaba preguntar quién la había dejado. Estaba segura que era él. Su mente regresó, sin quererlo, a un apartamento en Moscú, a las ventanas cubiertas por cortinas pesadas. Había escapado de él… o eso había creído. Pero los fantasmas que huelen a pólvora y Versace nunca mueren del todo. Un golpe seco la sacó del trance. —Lia —la voz de su mánager era apenas un susurro desesperado tras la puerta entreabierta— Hay alguien en el balcón de VIP… está armado. Seguridad no puede acercarse. Dicen que es... alguien tuyo. Lia se puso de pie, la bala aún en su mano. Su cuerpo reaccionaba con el mismo ritmo de siempre, movimientos agiles, mirada seria, respiración medida. Pero por dentro, el hielo corría por sus venas. —No es mío —Corrigió mirando a su mánager— Nunca lo fue. Tomó la chaqueta de cuero, la ajustó como una armadura, como si de esa forma se daba el valor necesario. Esa noche, el escenario no era solo para posar. Era un campo minado con luces de neón. Cruzó el pasillo entre bastidores con paso firme. La música al otro lado de la cortina negra se alzaba como una ola a punto de romper. Los flashes la esperaban. Las cámaras, los gritos, los aplausos…todo parecía tan ajeno a todo el tormento de su cabeza. Sin más subió al escenario y lo vio. Desde el balcón, rodeado de sombras y escoltas con rostros de piedra, la miraba como si nunca la hubiese dejado ir. Como si no supiera distinguir entre obsesión y amor. Vestía de negro, con un vaso en la mano y una sonrisa torcida que conocía demasiado bien. Ella alzó el micrófono. Su voz, serena, casi suave, resonó por todo el club... —A veces, el pasado vuelve. A veces, con flores. A veces... con balas- Y entonces, sin romper la mirada con él, dejó caer la bala al suelo. El sonido metálico rebotó contra la tarima. Seco. Definitivo. Y él ya no sonrió esta vez. "¿Qué se supone que debería hacer ahora?. ¿Correr?". Los flashes la segaban un poco, tanto así como cuando volvió su vista al balcón, él ya no estaba...eso solo significaba una cosa. PELIGRO!
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  • El silencio en mi apartamento era casi insoportable. Ni siquiera había puesto música hoy. Solo estaba yo, sentada en eso terraza con el móvil en la mano, mirando la pantalla encendida sin hacer nada.

    Había pasado todo el día en el cementerio y ahora… simplemente me sentía vacía.

    Desbloqueé el móvil y abrí la lista de contactos. Deslicé el dedo por los nombres una y otra vez, sin escribir nada. Tenía mensajes sin contestar, conversaciones viejas, gente que hacía semanas no veía.

    Apoyé la cabeza en el muro, cerrando los ojos un momento. Me dolía admitirlo, pero hoy… no quería estar sola.

    Abrí una conversación cualquiera, miré el cuadro de texto vacío. Escribí: “¿Estás ocupado?” y lo borré.
    Probé otra vez: “¿Quieres venir?”… borrar.

    Solté el móvil sobre mi regazo y me cubrí la cara con ambas manos. Suspiré. ¿Por qué era tan fácil disparar un arma, pero tan difícil pedir compañía?

    Lo volví a tomar. Miré la hora: 22:47. No era tarde, pero tampoco temprano.
    Pasé el dedo sobre un nombre en particular y me quedé ahí, dudando. Quería enviar algo. Un simple “¿puedes venir?”. O aunque sea un “hola”.

    Nada. Solo me quedé mirando la pantalla iluminada, esperando… algo.

    Bajé el brillo y dejé el móvil a un lado. Tal vez no lo admitiría en voz alta, pero esta noche, más que nunca, necesitaba que alguien tocara la puerta y dijera: “No tienes que estar sola.”
    El silencio en mi apartamento era casi insoportable. Ni siquiera había puesto música hoy. Solo estaba yo, sentada en eso terraza con el móvil en la mano, mirando la pantalla encendida sin hacer nada. Había pasado todo el día en el cementerio y ahora… simplemente me sentía vacía. Desbloqueé el móvil y abrí la lista de contactos. Deslicé el dedo por los nombres una y otra vez, sin escribir nada. Tenía mensajes sin contestar, conversaciones viejas, gente que hacía semanas no veía. Apoyé la cabeza en el muro, cerrando los ojos un momento. Me dolía admitirlo, pero hoy… no quería estar sola. Abrí una conversación cualquiera, miré el cuadro de texto vacío. Escribí: “¿Estás ocupado?” y lo borré. Probé otra vez: “¿Quieres venir?”… borrar. Solté el móvil sobre mi regazo y me cubrí la cara con ambas manos. Suspiré. ¿Por qué era tan fácil disparar un arma, pero tan difícil pedir compañía? Lo volví a tomar. Miré la hora: 22:47. No era tarde, pero tampoco temprano. Pasé el dedo sobre un nombre en particular y me quedé ahí, dudando. Quería enviar algo. Un simple “¿puedes venir?”. O aunque sea un “hola”. Nada. Solo me quedé mirando la pantalla iluminada, esperando… algo. Bajé el brillo y dejé el móvil a un lado. Tal vez no lo admitiría en voz alta, pero esta noche, más que nunca, necesitaba que alguien tocara la puerta y dijera: “No tienes que estar sola.”
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  • Zaphiro habia pasado toda la noche anterir guardando todo en cajas, terminandose un par de botellas de vino y llorando de vez en vez.

    Habia decidido que si el destino al final si se habia reido de ella, no le seguiria dando el gusto de verla como estaba

    La ultima semana zaphiro se mantenia en vela observando por su ventana hasta que veia a aquel joven pelinegro regresar.

    Su corazon por fin parecia regresar a su ritmo original, y quiza nadie mas que ella notaba la pequeña costumbre que habia desarrollado, antes de acostarse quitaba cada uno de los seguros de sus ventanas incluso dejando la principal entre abierta.... quiza muy en su interior aun esperaba.

    Pero ahora ahi....rodeada de cajas y un camión que poco a poco comenzaba a llenarse. Tomo una ultima respiracion y aunque sentia su cuerpo temblar, camino cruzando la pequeña calle hasta llegar a su puerta.. se detuvo un momento ahi con la respiracion acelerada y el ardor comenzando a notarse en sus ojos .

    Toco apenas un par de veces.... de forma suave...casi como si no quisiera que la persona al otro lado escuchara , casi como si no quisiera despedirse

    Dejó caer la caja al piso y colocó la nota sobre ella. Eran sus pertenencias a fin de cuentas, y sabia que si al final iba a alejarse de aquel lugar, lo mejor era dejar atras todo lo que le pudiera recordar a el.

    Dió un par de pasos lentos hacia atrás, para regresar al que en algun momento seria su hogar.
    Zaphiro habia pasado toda la noche anterir guardando todo en cajas, terminandose un par de botellas de vino y llorando de vez en vez. Habia decidido que si el destino al final si se habia reido de ella, no le seguiria dando el gusto de verla como estaba La ultima semana zaphiro se mantenia en vela observando por su ventana hasta que veia a aquel joven pelinegro regresar. Su corazon por fin parecia regresar a su ritmo original, y quiza nadie mas que ella notaba la pequeña costumbre que habia desarrollado, antes de acostarse quitaba cada uno de los seguros de sus ventanas incluso dejando la principal entre abierta.... quiza muy en su interior aun esperaba. Pero ahora ahi....rodeada de cajas y un camión que poco a poco comenzaba a llenarse. Tomo una ultima respiracion y aunque sentia su cuerpo temblar, camino cruzando la pequeña calle hasta llegar a su puerta.. se detuvo un momento ahi con la respiracion acelerada y el ardor comenzando a notarse en sus ojos . Toco apenas un par de veces.... de forma suave...casi como si no quisiera que la persona al otro lado escuchara , casi como si no quisiera despedirse Dejó caer la caja al piso y colocó la nota sobre ella. Eran sus pertenencias a fin de cuentas, y sabia que si al final iba a alejarse de aquel lugar, lo mejor era dejar atras todo lo que le pudiera recordar a el. Dió un par de pasos lentos hacia atrás, para regresar al que en algun momento seria su hogar.
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  • 𝑶𝒑𝒆𝒓𝒂𝒕𝒔𝒊𝒚𝒂: 𝑼𝒗𝒊𝒅𝒆𝒕' 𝒊𝒌𝒉 𝒔𝒏𝒐𝒗𝒂




    Todos los indicios, las pistas y las pruebas apuntaban a 𝐊𝐢𝐞𝐯 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐥𝐬𝐤𝐨 en Rusia. Hacía días que ya estaba en Tver de nuevo, en las tierras de lo que fue mi familia biológica. Rastreando, hurgando, corrompiendo satélites rusos y estadounidenses dándole vueltas a las cosas. Había una patente a su nombre cerca de Jimki pero el rastro se perdió en Greenwood Hotel Alliance. De hecho no hubo más registro.

    Mucha opción no me quedaba aunque no quería volver a la capital, no me quedaba de otra. Necesitaba saber que había pasado todo este tiempo, al menos reafirmar mi lealtad y que seguiría aceptando sus contratos. No podía dejar pasar que me tomen como una traidora. Después de todo, él fue el único que apareció cuando la cosa se puso fea y tuve que hacerme sola.

    Moscú significaba muchas cosas. Esa noche, más que nada. La muerte de mis padres hizo que vayamos todos a Moscú, que me recibieran ahí y que me explicaran a tan corta edad que mi cabeza tendría precio. Digamos que no fallaron en nada con sus predicciones, no?

    -Debe haber ido a la Sede, algo debe haber salido mal y calculó que podrían ayudarlo. -me dije a mí misma tratando de ser positiva, esfuezo vano que imitaba un poco la falsa esperanza que emanaba de Ryan , otro del que no sabía si seguía vivo, muerto o solo había desaparecido. Quizás, retomó el contacto con Kiev y están juntos de nuevo. No lo sé.

    -Miss, vam uzhe pora gotovit'sya k meropriyatiyu. Mashina budet cherez polchasa, i, chestno govorya... yesli mozhno tak vyrazit'sya, vy v uzhasnom sostoyanii. -me comentó la ama de llaves de la familia. -Jajaja, ty prava, Yelena. Segodnya vecherom nam pridotsya ustroit' predstavleniye.-Me senté en la cómoda frente del espejo y empezó a arreglarme el cabello y ayudarme a vestirme.

    Al llegar al evento, no me esperaba verlo ahí. Si se escondía era mejor no aparecer en momentos así, más si lo llegaban a estar persiguiendo, pero sí sabía de varios que estaban involucrados y que, con un par de copas, aflojarían la lengua para darme información al respecto. Cómo era de esperarse, hubo un momento en el que tuve que infiltrarme dentro de la oficina del organizador. Allí encontré una carpeta roja titulada: "Красная мафия".
    -Por qué me da la impresión de que Rubi Ketchlant estuvo aquí? -pensé mientras sentía cierto aroma que era muy similar al perfume que usaba normalmente. Inmediatamente la abrí, y ahí estaba su nombre. Cerré la carpeta y volví por donde me había ido.

    Si, entré por la ventana porque casi que no la cuento en el cuarto de al lado.
    𝑶𝒑𝒆𝒓𝒂𝒕𝒔𝒊𝒚𝒂: 𝑼𝒗𝒊𝒅𝒆𝒕' 𝒊𝒌𝒉 𝒔𝒏𝒐𝒗𝒂 Todos los indicios, las pistas y las pruebas apuntaban a [Kiev_Romalsko] en Rusia. Hacía días que ya estaba en Tver de nuevo, en las tierras de lo que fue mi familia biológica. Rastreando, hurgando, corrompiendo satélites rusos y estadounidenses dándole vueltas a las cosas. Había una patente a su nombre cerca de Jimki pero el rastro se perdió en Greenwood Hotel Alliance. De hecho no hubo más registro. Mucha opción no me quedaba aunque no quería volver a la capital, no me quedaba de otra. Necesitaba saber que había pasado todo este tiempo, al menos reafirmar mi lealtad y que seguiría aceptando sus contratos. No podía dejar pasar que me tomen como una traidora. Después de todo, él fue el único que apareció cuando la cosa se puso fea y tuve que hacerme sola. Moscú significaba muchas cosas. Esa noche, más que nada. La muerte de mis padres hizo que vayamos todos a Moscú, que me recibieran ahí y que me explicaran a tan corta edad que mi cabeza tendría precio. Digamos que no fallaron en nada con sus predicciones, no? -Debe haber ido a la Sede, algo debe haber salido mal y calculó que podrían ayudarlo. -me dije a mí misma tratando de ser positiva, esfuezo vano que imitaba un poco la falsa esperanza que emanaba de [Ryan_Al_72] , otro del que no sabía si seguía vivo, muerto o solo había desaparecido. Quizás, retomó el contacto con Kiev y están juntos de nuevo. No lo sé. -Miss, vam uzhe pora gotovit'sya k meropriyatiyu. Mashina budet cherez polchasa, i, chestno govorya... yesli mozhno tak vyrazit'sya, vy v uzhasnom sostoyanii. -me comentó la ama de llaves de la familia. -Jajaja, ty prava, Yelena. Segodnya vecherom nam pridotsya ustroit' predstavleniye.-Me senté en la cómoda frente del espejo y empezó a arreglarme el cabello y ayudarme a vestirme. Al llegar al evento, no me esperaba verlo ahí. Si se escondía era mejor no aparecer en momentos así, más si lo llegaban a estar persiguiendo, pero sí sabía de varios que estaban involucrados y que, con un par de copas, aflojarían la lengua para darme información al respecto. Cómo era de esperarse, hubo un momento en el que tuve que infiltrarme dentro de la oficina del organizador. Allí encontré una carpeta roja titulada: "Красная мафия". -Por qué me da la impresión de que [Rub_i26] estuvo aquí? -pensé mientras sentía cierto aroma que era muy similar al perfume que usaba normalmente. Inmediatamente la abrí, y ahí estaba su nombre. Cerré la carpeta y volví por donde me había ido. Si, entré por la ventana porque casi que no la cuento en el cuarto de al lado.
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  • Cementerio, aniversario de sus padres.

    El cielo estaba nublado, como casi todos los años en esta fecha. Caminé entre las lápidas con un ramo de flores en la mano, sintiendo el crujido de la grava bajo mis botas. Me detuve frente a sus nombres. Luc Valcourt. Elena Valcourt.

    Dejé las flores sobre la piedra fría y me quedé de pie unos segundos, sin saber qué decir. Siempre me pasaba lo mismo. Todo el año sin derramar una lágrima, y justo aquí… todo se rompía.

    Me agaché lentamente, apoyando la mano sobre la lápida.
    —Hola… —mi voz sonó baja, casi un susurro—. Ya ha pasado otro año.

    Tragué saliva. Me senté en el suelo frente a ellos, dejando que el silencio llenara el aire.

    —He intentado seguir… de verdad. He trabajado, he hecho cosas, he sobrevivido. Pero siento que… que algo no me deja avanzar. —Noté las lágrimas empezar a quemar, deslizándose sin que pudiera detenerlas—. Es como si todavía estuviera ahí… ese día. Como si todo se hubiera quedado congelado.

    Me cubrí la cara con una mano, respirando hondo.
    —Sé que debería haberlo superado. Han pasado años. Pero no puedo. No puedo… porque siento que nunca me despedí de verdad.

    Cerré los ojos y dejé que las lágrimas cayeran libremente.
    —Necesito hablar con vosotros una última vez… necesito deciros que lo siento. Que ojalá hubiera estado ahí. Que ojalá hubiera podido hacer algo.

    El viento sopló suavemente, moviendo las flores. Me quedé allí, llorando en silencio, como solo me permito hacerlo una vez al año.

    —Papá… mamá… no sé cómo seguir adelante. Pero lo intentaré. Os lo prometo. Solo… ayudadme a soltar esto, aunque sea un poco.

    Me quedé quieta, respirando el aire frío, sintiendo el peso en el pecho. Quizá no era suficiente para sanar, pero por unos minutos, al menos, me sentí menos sola.
    Cementerio, aniversario de sus padres. El cielo estaba nublado, como casi todos los años en esta fecha. Caminé entre las lápidas con un ramo de flores en la mano, sintiendo el crujido de la grava bajo mis botas. Me detuve frente a sus nombres. Luc Valcourt. Elena Valcourt. Dejé las flores sobre la piedra fría y me quedé de pie unos segundos, sin saber qué decir. Siempre me pasaba lo mismo. Todo el año sin derramar una lágrima, y justo aquí… todo se rompía. Me agaché lentamente, apoyando la mano sobre la lápida. —Hola… —mi voz sonó baja, casi un susurro—. Ya ha pasado otro año. Tragué saliva. Me senté en el suelo frente a ellos, dejando que el silencio llenara el aire. —He intentado seguir… de verdad. He trabajado, he hecho cosas, he sobrevivido. Pero siento que… que algo no me deja avanzar. —Noté las lágrimas empezar a quemar, deslizándose sin que pudiera detenerlas—. Es como si todavía estuviera ahí… ese día. Como si todo se hubiera quedado congelado. Me cubrí la cara con una mano, respirando hondo. —Sé que debería haberlo superado. Han pasado años. Pero no puedo. No puedo… porque siento que nunca me despedí de verdad. Cerré los ojos y dejé que las lágrimas cayeran libremente. —Necesito hablar con vosotros una última vez… necesito deciros que lo siento. Que ojalá hubiera estado ahí. Que ojalá hubiera podido hacer algo. El viento sopló suavemente, moviendo las flores. Me quedé allí, llorando en silencio, como solo me permito hacerlo una vez al año. —Papá… mamá… no sé cómo seguir adelante. Pero lo intentaré. Os lo prometo. Solo… ayudadme a soltar esto, aunque sea un poco. Me quedé quieta, respirando el aire frío, sintiendo el peso en el pecho. Quizá no era suficiente para sanar, pero por unos minutos, al menos, me sentí menos sola.
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  • - Aunque haya pasado mucho tiempo fuera del agua y me encuentre en mi forma humana creo que el aroma del mar no se va

    (Ayer un gato se abalanzó sobre mí e intentó comerme, en serio aún huelo a pescado?)
    - Aunque haya pasado mucho tiempo fuera del agua y me encuentre en mi forma humana creo que el aroma del mar no se va (Ayer un gato se abalanzó sobre mí e intentó comerme, en serio aún huelo a pescado?)
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  • Estaba acostada al revés, con las piernas colgando por el respaldo del sillón y la cabeza medio hundida en el colchón viejo, ese que todavía olía a lavanda del mes pasado. La pantalla del celular reflejaba su cara, y por un segundo pensó que no se reconocía del todo.

    Click. Otra selfie. Otra más que probablemente no subiría.

    Era un mal chiste. Sus redes tenían escasas fotografías, pero su galería estaba repleta de momentos que parecía atesorar en silencio. De una forma u otra, necesitaba dejar constancia de que había estado ahí. Que era real. Que aún vivía. Respiraba.

    El caos ya no era un extraño. Más bien, un viejo conocido que a veces venía de visita. Raven suspiró, pensando que ya tenía demasiado tiempo sin verlo. ¿Lo extrañaba? Quizá. Era culpa de la calma… de esa paz artificial que pesa cuando sabes que todo está a punto de estallar. Al menos el caos se presentaba sin máscaras, no como esta serenidad hipócrita que todos fingían tener últimamente.

    Abrió de nuevo la cámara y se miró. Pelo desordenado, ojeras suaves, expresión neutra. Le pareció gracioso que, incluso cuando intentaba parecer desinteresada… había una especie de tristeza colgándole del rostro. Esa marca que no se podía ocultar.

    Sonrió. No por placer. Solo porque era lo último que alguien esperaría de ella.
    Y eso, en su mundo, era casi como tener el control.
    Estaba acostada al revés, con las piernas colgando por el respaldo del sillón y la cabeza medio hundida en el colchón viejo, ese que todavía olía a lavanda del mes pasado. La pantalla del celular reflejaba su cara, y por un segundo pensó que no se reconocía del todo. Click. Otra selfie. Otra más que probablemente no subiría. Era un mal chiste. Sus redes tenían escasas fotografías, pero su galería estaba repleta de momentos que parecía atesorar en silencio. De una forma u otra, necesitaba dejar constancia de que había estado ahí. Que era real. Que aún vivía. Respiraba. El caos ya no era un extraño. Más bien, un viejo conocido que a veces venía de visita. Raven suspiró, pensando que ya tenía demasiado tiempo sin verlo. ¿Lo extrañaba? Quizá. Era culpa de la calma… de esa paz artificial que pesa cuando sabes que todo está a punto de estallar. Al menos el caos se presentaba sin máscaras, no como esta serenidad hipócrita que todos fingían tener últimamente. Abrió de nuevo la cámara y se miró. Pelo desordenado, ojeras suaves, expresión neutra. Le pareció gracioso que, incluso cuando intentaba parecer desinteresada… había una especie de tristeza colgándole del rostro. Esa marca que no se podía ocultar. Sonrió. No por placer. Solo porque era lo último que alguien esperaría de ella. Y eso, en su mundo, era casi como tener el control.
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