• 𝘓𝘢 𝘭𝘶𝘯𝘢, 𝘱𝘢𝘭𝘪𝘥𝘢 𝘺 𝘢𝘫𝘦𝘯𝘢, 𝘷𝘪𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘴𝘶 𝘭𝘶𝘻 𝘴𝘰𝘣𝘳𝘦 𝘦𝘭 𝘵𝘦𝘮𝘱𝘭𝘰. 𝘐𝘯𝘢 𝘴𝘦 𝘱𝘳𝘦𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘥𝘰𝘳𝘮𝘪𝘳, 𝘭𝘢𝘴 𝘴𝘰𝘮𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘪𝘳𝘢𝘯 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘭𝘦𝘯𝘵𝘪𝘵𝘶𝘥 𝘥𝘦 𝘶𝘯𝘢 𝘣𝘦𝘴𝘵𝘪𝘢 𝘢𝘯𝘵𝘪𝘨𝘶𝘢. 𝘌𝘯𝘵𝘰𝘯𝘤𝘦𝘴, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘭 𝘶𝘭𝘵𝘪𝘮𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘴𝘰 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘱𝘰𝘦𝘮𝘢 𝘮𝘢𝘭𝘥𝘪𝘵𝘰, 𝘭𝘢 𝘚𝘢𝘤𝘦𝘳𝘥𝘰𝘵𝘪𝘴𝘢 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘪𝘦𝘳𝘵𝘢.

    «¿Escuchas, pequeña mendiga de sueños?»

    𝘚𝘶 𝘷𝘰𝘻 𝘴𝘶𝘦𝘯𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘭𝘢 𝘴𝘦𝘥𝘢 𝘥𝘦𝘴𝘩𝘪𝘭𝘢𝘤𝘩𝘢𝘥𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘴𝘪𝘨𝘭𝘰𝘴.

    « El universo tose sus secretos en lengua de moribundos... »

    𝘓𝘢𝘴 𝘷𝘦𝘭𝘢𝘴 𝘴𝘦 𝘢𝘱𝘢𝘨𝘢𝘯 𝘶𝘯𝘢 𝘢 𝘶𝘯𝘢.

    « Las estrellas también mienten.
    Prometen eternidad... pero solo son cadáveres brillando.
    Y los mortales, insensatos, les piden direcciones...
    como si la luz de un muerto pudiera guiar a los perdidos »

    𝘌𝘭 𝘴𝘪𝘭𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰 𝘴𝘦 𝘷𝘶𝘦𝘭𝘷𝘦 𝘮𝘢𝘴 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘴𝘰.

    « ¿No es curioso?
    Que lo que llamamos 'luz' ... sea el último aliento de algo que murió hace eones.
    Que lo que llamamos 'oscuridad'... sea el abrazo de lo que nunca ha sido visto.
    ...Y que nosotras, fracturas entre ambos, sigamos buscando respuestas en espejos rotos.

    Duerme ahora, mitad mía...
    El vacio también sueña...
    ...Y está noche, nos toca ser su pesadilla.»

    𝘠 𝘢𝘴𝘪, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘯𝘪𝘦𝘣𝘭𝘢 𝘥𝘪𝘴𝘶𝘦𝘭𝘵𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘶𝘯 𝘷𝘦𝘳𝘴𝘰 𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘢𝘥𝘰, 𝘭𝘢 𝘚𝘢𝘤𝘦𝘳𝘥𝘰𝘵𝘪𝘴𝘢 𝘴𝘦 𝘳𝘦𝘵𝘪𝘳𝘢. 𝘐𝘯𝘢, 𝘤𝘰𝘯𝘧𝘶𝘯𝘥𝘪𝘥𝘢 𝘺 𝘢𝘭 𝘣𝘰𝘳𝘥𝘦 𝘥𝘦𝘭 𝘴𝘶𝘦𝘯𝘰, 𝘵𝘳𝘢𝘨𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘶𝘭𝘵𝘪𝘮𝘢𝘴 𝘱𝘢𝘭𝘢𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘥𝘦𝘫𝘢𝘳 𝘤𝘢𝘦𝘳 𝘴𝘶 𝘤𝘢𝘣𝘦𝘻𝘢 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘢𝘭𝘮𝘰𝘩𝘢𝘥𝘢.
    𝘓𝘢 𝘭𝘶𝘯𝘢, 𝘱𝘢𝘭𝘪𝘥𝘢 𝘺 𝘢𝘫𝘦𝘯𝘢, 𝘷𝘪𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘴𝘶 𝘭𝘶𝘻 𝘴𝘰𝘣𝘳𝘦 𝘦𝘭 𝘵𝘦𝘮𝘱𝘭𝘰. 𝘐𝘯𝘢 𝘴𝘦 𝘱𝘳𝘦𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘥𝘰𝘳𝘮𝘪𝘳, 𝘭𝘢𝘴 𝘴𝘰𝘮𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘪𝘳𝘢𝘯 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘭𝘦𝘯𝘵𝘪𝘵𝘶𝘥 𝘥𝘦 𝘶𝘯𝘢 𝘣𝘦𝘴𝘵𝘪𝘢 𝘢𝘯𝘵𝘪𝘨𝘶𝘢. 𝘌𝘯𝘵𝘰𝘯𝘤𝘦𝘴, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘭 𝘶𝘭𝘵𝘪𝘮𝘰 𝘷𝘦𝘳𝘴𝘰 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘱𝘰𝘦𝘮𝘢 𝘮𝘢𝘭𝘥𝘪𝘵𝘰, 𝘭𝘢 𝘚𝘢𝘤𝘦𝘳𝘥𝘰𝘵𝘪𝘴𝘢 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘪𝘦𝘳𝘵𝘢. «¿Escuchas, pequeña mendiga de sueños?» 𝘚𝘶 𝘷𝘰𝘻 𝘴𝘶𝘦𝘯𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘭𝘢 𝘴𝘦𝘥𝘢 𝘥𝘦𝘴𝘩𝘪𝘭𝘢𝘤𝘩𝘢𝘥𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘴𝘪𝘨𝘭𝘰𝘴. « El universo tose sus secretos en lengua de moribundos... » 𝘓𝘢𝘴 𝘷𝘦𝘭𝘢𝘴 𝘴𝘦 𝘢𝘱𝘢𝘨𝘢𝘯 𝘶𝘯𝘢 𝘢 𝘶𝘯𝘢. « Las estrellas también mienten. Prometen eternidad... pero solo son cadáveres brillando. Y los mortales, insensatos, les piden direcciones... como si la luz de un muerto pudiera guiar a los perdidos » 𝘌𝘭 𝘴𝘪𝘭𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰 𝘴𝘦 𝘷𝘶𝘦𝘭𝘷𝘦 𝘮𝘢𝘴 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘴𝘰. « ¿No es curioso? Que lo que llamamos 'luz' ... sea el último aliento de algo que murió hace eones. Que lo que llamamos 'oscuridad'... sea el abrazo de lo que nunca ha sido visto. ...Y que nosotras, fracturas entre ambos, sigamos buscando respuestas en espejos rotos. Duerme ahora, mitad mía... El vacio también sueña... ...Y está noche, nos toca ser su pesadilla.» 𝘠 𝘢𝘴𝘪, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘯𝘪𝘦𝘣𝘭𝘢 𝘥𝘪𝘴𝘶𝘦𝘭𝘵𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘶𝘯 𝘷𝘦𝘳𝘴𝘰 𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘢𝘥𝘰, 𝘭𝘢 𝘚𝘢𝘤𝘦𝘳𝘥𝘰𝘵𝘪𝘴𝘢 𝘴𝘦 𝘳𝘦𝘵𝘪𝘳𝘢. 𝘐𝘯𝘢, 𝘤𝘰𝘯𝘧𝘶𝘯𝘥𝘪𝘥𝘢 𝘺 𝘢𝘭 𝘣𝘰𝘳𝘥𝘦 𝘥𝘦𝘭 𝘴𝘶𝘦𝘯𝘰, 𝘵𝘳𝘢𝘨𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘶𝘭𝘵𝘪𝘮𝘢𝘴 𝘱𝘢𝘭𝘢𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘥𝘦𝘫𝘢𝘳 𝘤𝘢𝘦𝘳 𝘴𝘶 𝘤𝘢𝘣𝘦𝘻𝘢 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘢𝘭𝘮𝘰𝘩𝘢𝘥𝘢.
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  • Seríamos tan perfectos juntos.

    ¿A qué sabrán sus besos?
    Me lo pregunto y un suspiro
    Aumenta mis latidos
    Y aunque nunca te he tocado
    Y aunque nunca te he besado
    Te amo tanto que parece
    Que te hice mía tantas veces
    Y aunque no nos conocemos
    Y aunque esto parezca cuento
    Solo quiero estar contigo
    Y algún día estar sintiendo tus latidos
    Seríamos tan perfectos juntos. ¿A qué sabrán sus besos? Me lo pregunto y un suspiro Aumenta mis latidos Y aunque nunca te he tocado Y aunque nunca te he besado Te amo tanto que parece Que te hice mía tantas veces Y aunque no nos conocemos Y aunque esto parezca cuento Solo quiero estar contigo Y algún día estar sintiendo tus latidos
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  • 𝖕𝖚𝖑𝖘𝖎𝖔𝖓
    Fandom OC
    Categoría Original
             ────────────────────┐
             𝗿𝗲𝗰𝘂𝗲𝗿𝗱𝗼, 𝗰𝘂𝗿𝘀𝗮𝗱𝗼 𝗲𝗻 𝗱𝘄𝗺𝗮
             ! 𝘵𝘸: 𝘮𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘴𝘢𝘯𝘨𝘳𝘦
           └────────────────────


    El sol se ocultaba con pereza en el horizonte, dibujando sombras que se extendían a lo largo de la sala de entrenamiento, estirándose más y más a medida que el tiempo pasaba. El eco de sus pasos y movimientos se sentía nítido en tal soledad, como si el mundo se redujera a ese intercambio entre ellos.

    Por supuesto que la práctica más común era el entrenamiento de meister y arma, pero este combate entre Dmitry y Yua cumplía un propósito distinto: sin transformaciones ni resonancia en la que apoyarse, se veían obligados a comunicarse con algo más que palabras o técnica. Era otra forma de leer al otro, de escuchar su alma en el movimiento, en las pausas, en la duda. Era entrenamiento, sí… pero también una conversación. Una manera más visceral y cruda de conocerse que ambos preferían.

    Había pasado suficiente tiempo como para que el cansancio dejara de ser una idea y empezara a sentirse en cada movimiento, cada respiración. Ella se movía con naturalidad, como si la gravedad no le afectara del mismo modo que al resto. Ligera, veloz, impredecible. Dimitry echó un suspiro pesado y lento, girando lentamente sobre sus talones, sus ojos siguiendo los movimientos de Yua con una precisión quirúrgica; midiendo, calculando.

    —¿Una última? —Murmuró sin urgencia.

    Yua sonrió, desafiante, y volvió a lanzarse hacia él con la misma energía desbordante que la caracterizaba. Buscaba abrir una brecha, una grieta en su defensa. Se movía con agilidad, fintando a la izquierda para desviar la atención de Dima antes de pivotar hacia la derecha. Él bloqueó el primer golpe con el antebrazo, pero ella ya se había impulsado hacia su flanco, intentando colarse por su guardia.

    Sus movimientos eran rápidos, casi como una coreografía que no perdía el factor orgánico. Claro que se conocían lo suficiente como para anticiparse mutuamente, pero no tanto como para dejar de sorprenderse. Yua giró sobre sí misma y volvió a arremeter, esta vez desde abajo. Dmitry se vio obligado a retroceder, su respiración controlada, ojos fijos en ella. Esperaba el siguiente paso. Siempre había uno más.

    Fue entonces cuando notó un pequeño desliz.

    El filo apenas perceptible del arma de práctica que él sostenía —una extensión incompleta de su forma real— rozó su mejilla cuando ella se acercó más de la cuenta. Fue un instante, una fracción de segundo; el impacto fue leve, el sonido inexistente. Pero la sangre, no…

    Una fina línea roja se dibujó sobre su piel, cruzando su pómulo izquierdo, justo debajo del ojo. Brillante. Escarlata. Inesperada. Yua apenas reaccionó. Soltó una risa rápida, como si no le diera importancia.

    —¿Esa fue tu manera toda zen de decir que me estoy parando como un poste? Qué considerado… —bromeó con sarcasmo, apartándolo de un gentil empujón.

    Él no respondió. No podía. En aquel momento, sintió que el tiempo se ralentizó sólo para él, casi en trance, mientras observaba la forma en que la sangre se deslizaba con suavidad por la curva de su rostro. El contraste con su piel. El recuerdo del primer combate real que compartieron. El día en que despertó su forma de arma. Aquella pulsión que sentía desde la boca de su estómago mientras contemplaba aquella línea carmesí… No era preocupación, ni era deseo. Era… otra cosa mucho más primitiva. Mucho más íntima.

    Un leve rubor comenzó a subirle por el cuello, extendiéndose hasta sus mejillas y orejas. No era visible a simple vista, pero él lo sentía con bastante claridad. Un calor incómodo que inundó su cuerpo. Se obligó a apartar la vista.

    —Mala mía —exhaló, alborotando su cabello con frustración, como si estuviera tratando de centrarse nuevamente en sí.

    Yua se cruzó de brazos, girando sus ojos mientras barría el rastro de aquella línea granate con el dorso de la mano.

    —Ay, bebi, tampoco para tanto. Es sparring… —Hizo una pequeña pausa, como si algo hubiera recordado un detalle sumamente importante—. Pero si esto me deja una marca, el próximo entrenamiento te la devuelvo. ¿Volvemos a casa ya? Estoy que apesto, me quiero dar un baño urgente.

    Dmitry asintió en silencio, mientras se preparaba para juntar sus cosas y retirarse junto a su meister. Si bien aparentaba estar presente, su mente estaba atrapada en otro lugar, aún procesando lo que acababa de pasar. ¿Qué era eso? ¿Una respuesta instintiva? ¿Un reflejo condicionado? ¿O algo más profundo… más difícil de aceptar? No sabía qué lo había provocado exactamente. ¿La sangre? ¿Ella? ¿La combinación de ambos? ¿Y si no podía contenerlo la próxima vez? O peor, ¿y si se tornaba en algo peligroso para ambos? Tenía demasiadas preguntas, y todas indicaban que sería algo oscuro de indagar. En cualquier caso, no podía dejar que Yua sospechara de nada. No mientras todavía no supiera responderse estas dudas.

    —Vamos. Te haré algo para cenar por la molestia —dijo sin mirarla, extendiendo un paño húmedo en su dirección—. Postre incluido.
             ────────────────────┐          𝗿𝗲𝗰𝘂𝗲𝗿𝗱𝗼, 𝗰𝘂𝗿𝘀𝗮𝗱𝗼 𝗲𝗻 𝗱𝘄𝗺𝗮          ! 𝘵𝘸: 𝘮𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘴𝘢𝘯𝘨𝘳𝘦        └──────────────────── El sol se ocultaba con pereza en el horizonte, dibujando sombras que se extendían a lo largo de la sala de entrenamiento, estirándose más y más a medida que el tiempo pasaba. El eco de sus pasos y movimientos se sentía nítido en tal soledad, como si el mundo se redujera a ese intercambio entre ellos. Por supuesto que la práctica más común era el entrenamiento de meister y arma, pero este combate entre Dmitry y Yua cumplía un propósito distinto: sin transformaciones ni resonancia en la que apoyarse, se veían obligados a comunicarse con algo más que palabras o técnica. Era otra forma de leer al otro, de escuchar su alma en el movimiento, en las pausas, en la duda. Era entrenamiento, sí… pero también una conversación. Una manera más visceral y cruda de conocerse que ambos preferían. Había pasado suficiente tiempo como para que el cansancio dejara de ser una idea y empezara a sentirse en cada movimiento, cada respiración. Ella se movía con naturalidad, como si la gravedad no le afectara del mismo modo que al resto. Ligera, veloz, impredecible. Dimitry echó un suspiro pesado y lento, girando lentamente sobre sus talones, sus ojos siguiendo los movimientos de Yua con una precisión quirúrgica; midiendo, calculando. —¿Una última? —Murmuró sin urgencia. Yua sonrió, desafiante, y volvió a lanzarse hacia él con la misma energía desbordante que la caracterizaba. Buscaba abrir una brecha, una grieta en su defensa. Se movía con agilidad, fintando a la izquierda para desviar la atención de Dima antes de pivotar hacia la derecha. Él bloqueó el primer golpe con el antebrazo, pero ella ya se había impulsado hacia su flanco, intentando colarse por su guardia. Sus movimientos eran rápidos, casi como una coreografía que no perdía el factor orgánico. Claro que se conocían lo suficiente como para anticiparse mutuamente, pero no tanto como para dejar de sorprenderse. Yua giró sobre sí misma y volvió a arremeter, esta vez desde abajo. Dmitry se vio obligado a retroceder, su respiración controlada, ojos fijos en ella. Esperaba el siguiente paso. Siempre había uno más. Fue entonces cuando notó un pequeño desliz. El filo apenas perceptible del arma de práctica que él sostenía —una extensión incompleta de su forma real— rozó su mejilla cuando ella se acercó más de la cuenta. Fue un instante, una fracción de segundo; el impacto fue leve, el sonido inexistente. Pero la sangre, no… Una fina línea roja se dibujó sobre su piel, cruzando su pómulo izquierdo, justo debajo del ojo. Brillante. Escarlata. Inesperada. Yua apenas reaccionó. Soltó una risa rápida, como si no le diera importancia. —¿Esa fue tu manera toda zen de decir que me estoy parando como un poste? Qué considerado… —bromeó con sarcasmo, apartándolo de un gentil empujón. Él no respondió. No podía. En aquel momento, sintió que el tiempo se ralentizó sólo para él, casi en trance, mientras observaba la forma en que la sangre se deslizaba con suavidad por la curva de su rostro. El contraste con su piel. El recuerdo del primer combate real que compartieron. El día en que despertó su forma de arma. Aquella pulsión que sentía desde la boca de su estómago mientras contemplaba aquella línea carmesí… No era preocupación, ni era deseo. Era… otra cosa mucho más primitiva. Mucho más íntima. Un leve rubor comenzó a subirle por el cuello, extendiéndose hasta sus mejillas y orejas. No era visible a simple vista, pero él lo sentía con bastante claridad. Un calor incómodo que inundó su cuerpo. Se obligó a apartar la vista. —Mala mía —exhaló, alborotando su cabello con frustración, como si estuviera tratando de centrarse nuevamente en sí. Yua se cruzó de brazos, girando sus ojos mientras barría el rastro de aquella línea granate con el dorso de la mano. —Ay, bebi, tampoco para tanto. Es sparring… —Hizo una pequeña pausa, como si algo hubiera recordado un detalle sumamente importante—. Pero si esto me deja una marca, el próximo entrenamiento te la devuelvo. ¿Volvemos a casa ya? Estoy que apesto, me quiero dar un baño urgente. Dmitry asintió en silencio, mientras se preparaba para juntar sus cosas y retirarse junto a su meister. Si bien aparentaba estar presente, su mente estaba atrapada en otro lugar, aún procesando lo que acababa de pasar. ¿Qué era eso? ¿Una respuesta instintiva? ¿Un reflejo condicionado? ¿O algo más profundo… más difícil de aceptar? No sabía qué lo había provocado exactamente. ¿La sangre? ¿Ella? ¿La combinación de ambos? ¿Y si no podía contenerlo la próxima vez? O peor, ¿y si se tornaba en algo peligroso para ambos? Tenía demasiadas preguntas, y todas indicaban que sería algo oscuro de indagar. En cualquier caso, no podía dejar que Yua sospechara de nada. No mientras todavía no supiera responderse estas dudas. —Vamos. Te haré algo para cenar por la molestia —dijo sin mirarla, extendiendo un paño húmedo en su dirección—. Postre incluido.
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  • Nací bajo un cielo sin luna,
    marcada por sombras que no elegí.
    Prometieron poder, llamaron destino,
    pero solo me ofrecieron morir.

    Traicionada por manos que amé,
    conjuros teñidos de sangre y temor,
    fui fuego, fui ruina, fui grito silente
    en un mundo que olvidó mi dolor.

    Perdí a la única voz que era mía,
    la que calmaba el temblor en mi piel.
    Desde entonces, mi magia es escudo,
    mi alma, ceniza, mi fe… papel.

    No busco redención ni consuelo,
    solo un rincón donde no duela ser.
    Pero a veces, entre sueños rotos,
    aún escucho a Liora… y vuelvo a creer
    Nací bajo un cielo sin luna, marcada por sombras que no elegí. Prometieron poder, llamaron destino, pero solo me ofrecieron morir. Traicionada por manos que amé, conjuros teñidos de sangre y temor, fui fuego, fui ruina, fui grito silente en un mundo que olvidó mi dolor. Perdí a la única voz que era mía, la que calmaba el temblor en mi piel. Desde entonces, mi magia es escudo, mi alma, ceniza, mi fe… papel. No busco redención ni consuelo, solo un rincón donde no duela ser. Pero a veces, entre sueños rotos, aún escucho a Liora… y vuelvo a creer
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  • —¿Tienes el trabajo de ayer? —le pregunta alguien, pero Aarón apenas lo oye. Tiene la mirada fija al fondo del pasillo, donde Óscar, el típico idiota que siempre se cree el centro de todo, viene caminando como si la universidad le perteneciera.

    -Lo ha visto mil veces. Empujar a los nuevos. Soltarle comentarios pesados a cualquiera. Reírse como si nadie pudiera tocarle. Pero hoy es distinto. Hoy Aarón lleva en la mochila un guion que escribió anoche, de forma casi automática, entre el cansancio y la rabia. No era largo, ni demasiado elaborado. Solo una escena rápida: el abusón que se resbala frente a todos y cae con la cara de lleno contra el suelo. Un giro del destino, nada más.

    -Y entonces... ocurre. Óscar pisa mal. Su pie derecho resbala sobre un café derramado que no estaba ahí hace un segundo. Su cuerpo se desequilibra, los brazos buscan el aire… y cae. Un golpe seco. Las carpetas vuelan, su mochila rebota, y todo el pasillo guarda un silencio incómodo antes de estallar en risas.

    —¿Lo has visto? ¡Madre mía, se ha comido el suelo! —comenta la gente observando al abusón humillado.


    Aarón se queda quieto, con los labios apretados. No se ríe, solo observa. Mira el charco, luego a Óscar recogiendo sus cosas entre dientes apretados y orgullo herido.
    El guion, palabra por palabra, tal como lo escribió.
    Y lo peor de todo no es que se cumpliera, lo peor es que empieza a preguntarse qué pasará si escribe algo peor.

    —¿Tienes el trabajo de ayer? —le pregunta alguien, pero Aarón apenas lo oye. Tiene la mirada fija al fondo del pasillo, donde Óscar, el típico idiota que siempre se cree el centro de todo, viene caminando como si la universidad le perteneciera. -Lo ha visto mil veces. Empujar a los nuevos. Soltarle comentarios pesados a cualquiera. Reírse como si nadie pudiera tocarle. Pero hoy es distinto. Hoy Aarón lleva en la mochila un guion que escribió anoche, de forma casi automática, entre el cansancio y la rabia. No era largo, ni demasiado elaborado. Solo una escena rápida: el abusón que se resbala frente a todos y cae con la cara de lleno contra el suelo. Un giro del destino, nada más. -Y entonces... ocurre. Óscar pisa mal. Su pie derecho resbala sobre un café derramado que no estaba ahí hace un segundo. Su cuerpo se desequilibra, los brazos buscan el aire… y cae. Un golpe seco. Las carpetas vuelan, su mochila rebota, y todo el pasillo guarda un silencio incómodo antes de estallar en risas. —¿Lo has visto? ¡Madre mía, se ha comido el suelo! —comenta la gente observando al abusón humillado. Aarón se queda quieto, con los labios apretados. No se ríe, solo observa. Mira el charco, luego a Óscar recogiendo sus cosas entre dientes apretados y orgullo herido. El guion, palabra por palabra, tal como lo escribió. Y lo peor de todo no es que se cumpliera, lo peor es que empieza a preguntarse qué pasará si escribe algo peor.
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  • 𝖕𝖗𝖊𝖘𝖆𝖌𝖎𝖔
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               ━━━━━━━━━━━━━━┓
               𝖈𝖔𝖓: Brycka Ivanova
              ┗━━━━━━━━━━━━━━

    La ciudad nunca dormía del todo, pero a esa hora, hasta los molestos ruidos de la vida nocturna parecían haberse apaciguado. Desde la esquina del edificio, Dmitry permanecía de pie, la espalda recta, los hombros relajados bajo su abrigo oscuro. Sus ojos, serenos y observadores, seguían cada movimiento de la calle sin necesidad de moverse mucho.

    Había pasado una semana desde que comenzó a trabajar para Brycka. El ritmo era constante, incluso predecible. Apariciones públicas, entrevistas, algún que otro ensayo. Si bien el público a veces se volvía insistente, todo se mantenía bajo control. Él no hablaba mucho, no era necesario. Su sola presencia bastaba para marcar límites.

    Esa noche, sin embargo, algo le hizo girar el rostro con sutil tensión.

    Un hombre había estado esperando frente al estudio desde hacía más de una hora. No parecía parte del staff, ni prensa. No pidió autógrafos, no tomó fotos. Solo... esperaba. La mirada baja, el cuerpo encorvado ligeramente, como si intentara volverse invisible en la multitud que ya se disipaba.

    Dmitry entrecerró los ojos, dando un paso hacia adelante.

    No era raro que alguien se quedara más de la cuenta. Pero lo había visto también la noche anterior. En el mismo sitio. Con la misma ropa. Y antes de eso, durante un almuerzo al que Brycka asistió, lo había reconocido entre la gente, aunque apenas por un segundo. Quien fuera que estuviera detrás definitivamente era un novato; sólo alguien con tan poca experiencia en el arte del sigilo sería tan ignorante como para repetir un patrón tan sospechoso. Claro que no aparentaba ningún tipo de peligro; no hablaba, ni se acercaba…

    Todavía. Y ese potencial peligro no pasaría desapercibido para Dima.

    Dmitry no dijo nada. Solo se aproximó al coche, donde Brycka conversaba con su asistente. Se inclinó levemente, lo justo para hacerse oír.

    —Brycka, no quiero preocuparte —murmuró con esa voz baja y sin apuro que rara vez variaba de tono—, pero puede que tengamos compañía no deseada.

    Su mirada se desvió hacia el reflejo del vidrio. El hombre seguía allí.

    —¿Lo has visto antes?
               ━━━━━━━━━━━━━━┓            𝖈𝖔𝖓: [Brycka1]           ┗━━━━━━━━━━━━━━ La ciudad nunca dormía del todo, pero a esa hora, hasta los molestos ruidos de la vida nocturna parecían haberse apaciguado. Desde la esquina del edificio, Dmitry permanecía de pie, la espalda recta, los hombros relajados bajo su abrigo oscuro. Sus ojos, serenos y observadores, seguían cada movimiento de la calle sin necesidad de moverse mucho. Había pasado una semana desde que comenzó a trabajar para Brycka. El ritmo era constante, incluso predecible. Apariciones públicas, entrevistas, algún que otro ensayo. Si bien el público a veces se volvía insistente, todo se mantenía bajo control. Él no hablaba mucho, no era necesario. Su sola presencia bastaba para marcar límites. Esa noche, sin embargo, algo le hizo girar el rostro con sutil tensión. Un hombre había estado esperando frente al estudio desde hacía más de una hora. No parecía parte del staff, ni prensa. No pidió autógrafos, no tomó fotos. Solo... esperaba. La mirada baja, el cuerpo encorvado ligeramente, como si intentara volverse invisible en la multitud que ya se disipaba. Dmitry entrecerró los ojos, dando un paso hacia adelante. No era raro que alguien se quedara más de la cuenta. Pero lo había visto también la noche anterior. En el mismo sitio. Con la misma ropa. Y antes de eso, durante un almuerzo al que Brycka asistió, lo había reconocido entre la gente, aunque apenas por un segundo. Quien fuera que estuviera detrás definitivamente era un novato; sólo alguien con tan poca experiencia en el arte del sigilo sería tan ignorante como para repetir un patrón tan sospechoso. Claro que no aparentaba ningún tipo de peligro; no hablaba, ni se acercaba… Todavía. Y ese potencial peligro no pasaría desapercibido para Dima. Dmitry no dijo nada. Solo se aproximó al coche, donde Brycka conversaba con su asistente. Se inclinó levemente, lo justo para hacerse oír. —Brycka, no quiero preocuparte —murmuró con esa voz baja y sin apuro que rara vez variaba de tono—, pero puede que tengamos compañía no deseada. Su mirada se desvió hacia el reflejo del vidrio. El hombre seguía allí. —¿Lo has visto antes?
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Muchas felicidades preciosa mía Anne Halliwell
    Muchas felicidades preciosa mía [Featherington_cx]
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  • - No me verás, jamás, por razón ni motivo con un collar en mi cuello o cadenas, tampoco sin palabras para responder, soy un reptil, con el corazón de acero el alma de fuego y un cuerpo condenado a la extinción, yo soy orgullo del más puro, venganza de la más honesta, ni por amor ni por sentimiento alguno, yo no conozco el sometimiento, doy lo que quiero cuando me nace y cuando debo, sangre por sangre y juicio por espada, palabras que encantan y cuerpo que se hace vicio en labios que no deben nada, placer y deseo la constante de un latido pervertido, sin miedo, con el valor de construir destruir y reconstruir, castillo de cristal jardín de espinos, dedicando un verso sin sentido por libertad, un reclamo en forma de susurro, te lo he dicho todo sin decir nada, los celos son míos al igual que tus sentidos, vivo en instinto, muero sin agonía sin hacer ruido, en silencio con la mirada en alto y mi honor descrito en la frente, apuñalado por la espalda porque aquellos que lo hicieron no tuvieron el valor de perforar mi pecho, cuando alguno haya pensando venir yo lo sabré y si alguno se esconde también yo lo veré, nada es por sorpresa y nada por casualidad, oscuridad mi hogar la luz cómplice, mi destino es el camino que elegí para mí .. carta mía tus intenciones, palabras tuyas que yo escribí antes de que dijeras alguna, demonio para muchos y angel de algunos, Dragón del Caos, tu Chronos tu tiempo tu momento, el beso del infierno con sabor a miel que llueve del cielo .
    - No me verás, jamás, por razón ni motivo con un collar en mi cuello o cadenas, tampoco sin palabras para responder, soy un reptil, con el corazón de acero el alma de fuego y un cuerpo condenado a la extinción, yo soy orgullo del más puro, venganza de la más honesta, ni por amor ni por sentimiento alguno, yo no conozco el sometimiento, doy lo que quiero cuando me nace y cuando debo, sangre por sangre y juicio por espada, palabras que encantan y cuerpo que se hace vicio en labios que no deben nada, placer y deseo la constante de un latido pervertido, sin miedo, con el valor de construir destruir y reconstruir, castillo de cristal jardín de espinos, dedicando un verso sin sentido por libertad, un reclamo en forma de susurro, te lo he dicho todo sin decir nada, los celos son míos al igual que tus sentidos, vivo en instinto, muero sin agonía sin hacer ruido, en silencio con la mirada en alto y mi honor descrito en la frente, apuñalado por la espalda porque aquellos que lo hicieron no tuvieron el valor de perforar mi pecho, cuando alguno haya pensando venir yo lo sabré y si alguno se esconde también yo lo veré, nada es por sorpresa y nada por casualidad, oscuridad mi hogar la luz cómplice, mi destino es el camino que elegí para mí .. carta mía tus intenciones, palabras tuyas que yo escribí antes de que dijeras alguna, demonio para muchos y angel de algunos, Dragón del Caos, tu Chronos tu tiempo tu momento, el beso del infierno con sabor a miel que llueve del cielo .
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  • "ᴀɴʜᴇʟᴏ", "ᴏxɪᴅᴀᴅᴏ", "ʜᴏʀɴᴏ", "ᴀᴍᴀɴᴇᴄᴇʀ", "ᴅɪᴇᴄɪꜱɪᴇᴛᴇ", "ʙᴇɴɪɢɴᴏ", "ɴᴜᴇᴠᴇ", "ʀᴇɢʀᴇꜱᴏ ᴀ ᴄᴀꜱᴀ", "ᴜɴᴏ" ʏ "ᴠᴀɢóɴ ᴅᴇ ᴄᴀʀɢᴀ"


    𝖯𝖺𝗅𝖺𝖻𝗋𝖺𝗌 𝗉𝖺𝗋𝗍𝖾 𝖽𝖾 𝗅𝖺 𝗉𝗋𝗈𝗀𝗋𝖺𝗆𝖺𝖼𝗂ó𝗇 𝖽𝖾𝗅 𝖲𝗈𝗅𝖽𝖺𝖽𝗈 𝖽𝖾𝗅 𝖨𝗇𝗏𝗂𝖾𝗋𝗇𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝗅𝗈 𝗁𝖺𝖼í𝖺𝗇 𝗋𝖾𝗀𝗋𝖾𝗌𝖺𝗋 𝖺 𝗌𝗎 𝖾𝗌𝗍𝖺𝖽𝗈 𝖽𝖾 𝗈𝖻𝖾𝖽𝗂𝖾𝗇𝖼𝗂𝖺 𝗉𝗅𝖾𝗇𝖺 𝗒 𝖺𝗎𝗍𝗈𝗆á𝗍𝗂𝖼𝖺


    𝑌𝑜𝑢 𝑤𝑜𝑛'𝑡 𝑠𝑒𝑒 𝑚𝑒 𝑓𝑎𝑙𝑙 𝑎𝑝𝑎𝑟𝑡


    La voz de Zemo, suave y manipuladora, resonó en su cabeza: "𝙒𝙞𝙣𝙩𝙚𝙧 𝙎𝙤𝙡𝙙𝙞𝙚𝙧... 𝙖𝙩𝙖𝙘𝙖".


    𝘉𝘶𝘤𝘬𝘺 𝘴𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘳𝘦𝘮𝘦𝘤𝘪ó 𝘢𝘭 𝘳𝘦𝘤𝘰𝘳𝘥𝘢𝘳 𝘤ó𝘮𝘰 𝘴𝘶 𝘤𝘶𝘦𝘳𝘱𝘰 𝘩𝘢𝘣í𝘢 𝘳𝘦𝘢𝘤𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘮𝘢𝘯𝘦𝘳𝘢 𝘢𝘶𝘵𝘰𝘮á𝘵𝘪𝘤𝘢, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘴𝘪 𝘦𝘴𝘵𝘶𝘷𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘱𝘳𝘰𝘨𝘳𝘢𝘮𝘢𝘥𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘰𝘣𝘦𝘥𝘦𝘤𝘦𝘳. 𝘈 𝘱𝘦𝘴𝘢𝘳 𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘣í𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘥𝘰 𝘭𝘶𝘤𝘩𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘥𝘦𝘫𝘢𝘳 𝘢𝘵𝘳á𝘴 𝘴𝘶 𝘱𝘢𝘴𝘢𝘥𝘰 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘭 𝘚𝘰𝘭𝘥𝘢𝘥𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘐𝘯𝘷𝘪𝘦𝘳𝘯𝘰, 𝘯𝘰 𝘵𝘢𝘳𝘥ó 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘰 𝘦𝘯 𝘤𝘢𝘦𝘳 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘱𝘢𝘱𝘦𝘭. 𝘓𝘢 𝘰𝘳𝘥𝘦𝘯 𝘥𝘦 𝘡𝘦𝘮𝘰 𝘩𝘢𝘣í𝘢 𝘴𝘪𝘥𝘰 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘶𝘯 𝘪𝘯𝘵𝘦𝘳𝘳𝘶𝘱𝘵𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘣í𝘢 𝘢𝘤𝘵𝘪𝘷𝘢𝘥𝘰 𝘴𝘶 𝘱𝘳𝘰𝘨𝘳𝘢𝘮𝘢𝘤𝘪ó𝘯, 𝘺 𝘉𝘶𝘤𝘬𝘺 𝘴𝘦 𝘩𝘢𝘣í𝘢 𝘤𝘰𝘯𝘷𝘦𝘳𝘵𝘪𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘢𝘴𝘦𝘴𝘪𝘯𝘰 𝘴𝘪𝘯 𝘢𝘭𝘮𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘣í𝘢 𝘴𝘪𝘥𝘰 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦𝘯𝘢𝘥𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘴𝘦𝘳.

    𝘓𝘢 𝘮𝘦𝘮𝘰𝘳𝘪𝘢 𝘥𝘦 𝘢𝘲𝘶𝘦𝘭𝘭𝘢 𝘦𝘴𝘤𝘦𝘯𝘢 𝘭𝘦 𝘥𝘰𝘭í𝘢, 𝘺 𝘉𝘶𝘤𝘬𝘺 𝘴𝘦 𝘴𝘦𝘯𝘵í𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘴𝘪 𝘦𝘴𝘵𝘶𝘷𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘳𝘦𝘷𝘪𝘷𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘭 𝘩𝘰𝘳𝘳𝘰𝘳 𝘥𝘦 𝘴𝘶 𝘱𝘢𝘴𝘢𝘥𝘰. ¿𝘊ó𝘮𝘰 𝘱𝘰𝘥í𝘢 𝘩𝘢𝘣𝘦𝘳 𝘤𝘢í𝘥𝘰 𝘵𝘢𝘯 𝘣𝘢𝘫𝘰? ¿𝘊ó𝘮𝘰 𝘱𝘰𝘥í𝘢 𝘩𝘢𝘣𝘦𝘳 𝘱𝘦𝘳𝘮𝘪𝘵𝘪𝘥𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘶 𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘺 𝘴𝘶 𝘤𝘶𝘦𝘳𝘱𝘰 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘢𝘯 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘰𝘭𝘢𝘥𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘢 𝘮𝘢𝘯𝘦𝘳𝘢?𝘓𝘢 𝘳𝘢𝘣𝘪𝘢 𝘺 𝘭𝘢 𝘧𝘳𝘶𝘴𝘵𝘳𝘢𝘤𝘪ó𝘯 𝘴𝘦 𝘢𝘱𝘰𝘥𝘦𝘳𝘢𝘳𝘰𝘯 𝘥𝘦 é𝘭, 𝘺 𝘉𝘶𝘤𝘬𝘺 𝘴𝘦 𝘴𝘪𝘯𝘵𝘪ó 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘴𝘪 𝘦𝘴𝘵𝘶𝘷𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘭𝘶𝘤𝘩𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢 𝘴í 𝘮𝘪𝘴𝘮𝘰. 𝘘𝘶𝘦𝘳í𝘢 𝘥𝘦𝘫𝘢𝘳 𝘢𝘵𝘳á𝘴 𝘦𝘭 𝘚𝘰𝘭𝘥𝘢𝘥𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘐𝘯𝘷𝘪𝘦𝘳𝘯𝘰, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘦𝘤í𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘶 𝘱𝘢𝘴𝘢𝘥𝘰 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘭𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘣𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘪𝘨𝘶𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰. 𝘓𝘢 𝘷𝘰𝘻 𝘥𝘦 𝘡𝘦𝘮𝘰 𝘵𝘰𝘥𝘢𝘷í𝘢 𝘳𝘦𝘴𝘰𝘯𝘢𝘣𝘢 𝘦𝘯 𝘴𝘶 𝘤𝘢𝘣𝘦𝘻𝘢, 𝘺 𝘉𝘶𝘤𝘬𝘺 𝘴𝘦 𝘴𝘦𝘯𝘵í𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘴𝘪 𝘦𝘴𝘵𝘶𝘷𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘢 𝘱𝘶𝘯𝘵𝘰 𝘥𝘦 𝘱𝘦𝘳𝘥𝘦𝘳 𝘦𝘭 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘰𝘭.

    ...

    Otra palabra, otro recuerdo, otra vez el pasado lo consumía, y el Soldado del Invierno volvía a la vida. A veces, ni siquiera confiaba en sí mismo.
    "ᴀɴʜᴇʟᴏ", "ᴏxɪᴅᴀᴅᴏ", "ʜᴏʀɴᴏ", "ᴀᴍᴀɴᴇᴄᴇʀ", "ᴅɪᴇᴄɪꜱɪᴇᴛᴇ", "ʙᴇɴɪɢɴᴏ", "ɴᴜᴇᴠᴇ", "ʀᴇɢʀᴇꜱᴏ ᴀ ᴄᴀꜱᴀ", "ᴜɴᴏ" ʏ "ᴠᴀɢóɴ ᴅᴇ ᴄᴀʀɢᴀ" 𝖯𝖺𝗅𝖺𝖻𝗋𝖺𝗌 𝗉𝖺𝗋𝗍𝖾 𝖽𝖾 𝗅𝖺 𝗉𝗋𝗈𝗀𝗋𝖺𝗆𝖺𝖼𝗂ó𝗇 𝖽𝖾𝗅 𝖲𝗈𝗅𝖽𝖺𝖽𝗈 𝖽𝖾𝗅 𝖨𝗇𝗏𝗂𝖾𝗋𝗇𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝗅𝗈 𝗁𝖺𝖼í𝖺𝗇 𝗋𝖾𝗀𝗋𝖾𝗌𝖺𝗋 𝖺 𝗌𝗎 𝖾𝗌𝗍𝖺𝖽𝗈 𝖽𝖾 𝗈𝖻𝖾𝖽𝗂𝖾𝗇𝖼𝗂𝖺 𝗉𝗅𝖾𝗇𝖺 𝗒 𝖺𝗎𝗍𝗈𝗆á𝗍𝗂𝖼𝖺 𝑌𝑜𝑢 𝑤𝑜𝑛'𝑡 𝑠𝑒𝑒 𝑚𝑒 𝑓𝑎𝑙𝑙 𝑎𝑝𝑎𝑟𝑡 La voz de Zemo, suave y manipuladora, resonó en su cabeza: "𝙒𝙞𝙣𝙩𝙚𝙧 𝙎𝙤𝙡𝙙𝙞𝙚𝙧... 𝙖𝙩𝙖𝙘𝙖". 𝘉𝘶𝘤𝘬𝘺 𝘴𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘳𝘦𝘮𝘦𝘤𝘪ó 𝘢𝘭 𝘳𝘦𝘤𝘰𝘳𝘥𝘢𝘳 𝘤ó𝘮𝘰 𝘴𝘶 𝘤𝘶𝘦𝘳𝘱𝘰 𝘩𝘢𝘣í𝘢 𝘳𝘦𝘢𝘤𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘮𝘢𝘯𝘦𝘳𝘢 𝘢𝘶𝘵𝘰𝘮á𝘵𝘪𝘤𝘢, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘴𝘪 𝘦𝘴𝘵𝘶𝘷𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘱𝘳𝘰𝘨𝘳𝘢𝘮𝘢𝘥𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘰𝘣𝘦𝘥𝘦𝘤𝘦𝘳. 𝘈 𝘱𝘦𝘴𝘢𝘳 𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘣í𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘥𝘰 𝘭𝘶𝘤𝘩𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘥𝘦𝘫𝘢𝘳 𝘢𝘵𝘳á𝘴 𝘴𝘶 𝘱𝘢𝘴𝘢𝘥𝘰 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘭 𝘚𝘰𝘭𝘥𝘢𝘥𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘐𝘯𝘷𝘪𝘦𝘳𝘯𝘰, 𝘯𝘰 𝘵𝘢𝘳𝘥ó 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘰 𝘦𝘯 𝘤𝘢𝘦𝘳 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘱𝘢𝘱𝘦𝘭. 𝘓𝘢 𝘰𝘳𝘥𝘦𝘯 𝘥𝘦 𝘡𝘦𝘮𝘰 𝘩𝘢𝘣í𝘢 𝘴𝘪𝘥𝘰 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘶𝘯 𝘪𝘯𝘵𝘦𝘳𝘳𝘶𝘱𝘵𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘣í𝘢 𝘢𝘤𝘵𝘪𝘷𝘢𝘥𝘰 𝘴𝘶 𝘱𝘳𝘰𝘨𝘳𝘢𝘮𝘢𝘤𝘪ó𝘯, 𝘺 𝘉𝘶𝘤𝘬𝘺 𝘴𝘦 𝘩𝘢𝘣í𝘢 𝘤𝘰𝘯𝘷𝘦𝘳𝘵𝘪𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘢𝘴𝘦𝘴𝘪𝘯𝘰 𝘴𝘪𝘯 𝘢𝘭𝘮𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘣í𝘢 𝘴𝘪𝘥𝘰 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦𝘯𝘢𝘥𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘴𝘦𝘳. 𝘓𝘢 𝘮𝘦𝘮𝘰𝘳𝘪𝘢 𝘥𝘦 𝘢𝘲𝘶𝘦𝘭𝘭𝘢 𝘦𝘴𝘤𝘦𝘯𝘢 𝘭𝘦 𝘥𝘰𝘭í𝘢, 𝘺 𝘉𝘶𝘤𝘬𝘺 𝘴𝘦 𝘴𝘦𝘯𝘵í𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘴𝘪 𝘦𝘴𝘵𝘶𝘷𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘳𝘦𝘷𝘪𝘷𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘭 𝘩𝘰𝘳𝘳𝘰𝘳 𝘥𝘦 𝘴𝘶 𝘱𝘢𝘴𝘢𝘥𝘰. ¿𝘊ó𝘮𝘰 𝘱𝘰𝘥í𝘢 𝘩𝘢𝘣𝘦𝘳 𝘤𝘢í𝘥𝘰 𝘵𝘢𝘯 𝘣𝘢𝘫𝘰? ¿𝘊ó𝘮𝘰 𝘱𝘰𝘥í𝘢 𝘩𝘢𝘣𝘦𝘳 𝘱𝘦𝘳𝘮𝘪𝘵𝘪𝘥𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘶 𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘺 𝘴𝘶 𝘤𝘶𝘦𝘳𝘱𝘰 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘢𝘯 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘰𝘭𝘢𝘥𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘢 𝘮𝘢𝘯𝘦𝘳𝘢?𝘓𝘢 𝘳𝘢𝘣𝘪𝘢 𝘺 𝘭𝘢 𝘧𝘳𝘶𝘴𝘵𝘳𝘢𝘤𝘪ó𝘯 𝘴𝘦 𝘢𝘱𝘰𝘥𝘦𝘳𝘢𝘳𝘰𝘯 𝘥𝘦 é𝘭, 𝘺 𝘉𝘶𝘤𝘬𝘺 𝘴𝘦 𝘴𝘪𝘯𝘵𝘪ó 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘴𝘪 𝘦𝘴𝘵𝘶𝘷𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘭𝘶𝘤𝘩𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢 𝘴í 𝘮𝘪𝘴𝘮𝘰. 𝘘𝘶𝘦𝘳í𝘢 𝘥𝘦𝘫𝘢𝘳 𝘢𝘵𝘳á𝘴 𝘦𝘭 𝘚𝘰𝘭𝘥𝘢𝘥𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘐𝘯𝘷𝘪𝘦𝘳𝘯𝘰, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘦𝘤í𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘶 𝘱𝘢𝘴𝘢𝘥𝘰 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘭𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘣𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘪𝘨𝘶𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰. 𝘓𝘢 𝘷𝘰𝘻 𝘥𝘦 𝘡𝘦𝘮𝘰 𝘵𝘰𝘥𝘢𝘷í𝘢 𝘳𝘦𝘴𝘰𝘯𝘢𝘣𝘢 𝘦𝘯 𝘴𝘶 𝘤𝘢𝘣𝘦𝘻𝘢, 𝘺 𝘉𝘶𝘤𝘬𝘺 𝘴𝘦 𝘴𝘦𝘯𝘵í𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘴𝘪 𝘦𝘴𝘵𝘶𝘷𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘢 𝘱𝘶𝘯𝘵𝘰 𝘥𝘦 𝘱𝘦𝘳𝘥𝘦𝘳 𝘦𝘭 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘰𝘭. ... Otra palabra, otro recuerdo, otra vez el pasado lo consumía, y el Soldado del Invierno volvía a la vida. A veces, ni siquiera confiaba en sí mismo.
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    ¿Qué andan escuchando hoy para sobrevivir el Lunes?
    Ésta es la mía
    https://youtu.be/11T6kF66dKY?si=_FiQIueROlGNRErW
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