• Veo que la mayoría está preparando su disfraz.
    Yo no pero aquí dejo una nueva foto mía. ^^

    Pásenla bien ese día.

    Veo que la mayoría está preparando su disfraz. Yo no pero aquí dejo una nueva foto mía. ^^ Pásenla bien ese día.
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  • Solo reproduce cualquier canción

    No era raro que a inicio del invierno el grupo que lo conocían de la orquesta le invitaran a salir a beber, siempre lo hacían cuadrando los tiempos necesarios para que él saliera, como si estuviesen a una agrupación conspirativa que se enfoca única y exclusivamente en salir a beber juntos, lo agradecía, muchas veces se olvidaba de lo divertido que era no estar preocupado, con los tiempos sobre su espalda, agotando su cuerpo hasta más no poder. Esa noche ya todos estaban un poco pasados de copas, hablando algunos más coherentes que otros, pero Yuiichi solo estaba callado con una sonrisa boba que no mostraba los dientes, nunca le gusto mostrar los dientes por el colmillo que sobresalía de forma suave. Por lo general, mantenía su rostro sereno, caracterizado por la expresión que muchas veces solo denotaba incomodidad, pero en ese momento solo tenía la sonrisa por el obvio estado de ebriedad era bastante adorable de ver.

    No supo en qué momento, pero soltaron papelillo en el ambiente del bar en el que estaban, algo de verdad muy bonito de ver. Por lo general no bebía, y si lo hacía no era en exceso, no quería terminar muriendo tan joven, además de que tenía una resistencia al alcohol en números negativos, pero a veces le era difícil medirse, en especial cuando sus amigos hacían juegos tontos que todo el mundo pensaba que habían quedado en la universidad. A pesar de todo, no podía evitar la risa baja que le hacía mostrar su rostro más pequeño ante las expresiones que se le escapaban.

    Había tenido días tranquilos a pesar del ajetreo de la ciudad, apenas le dieran las vacaciones su primer viaje sería estar un tiempo en su casa de la infancia, cada navidad se juntaban todos en la familia y de verdad es que era algo agradable, salir al mar de vez en cuando con el aire gélido en su piel y el olor a salitre en el ambiente era algo que le llenaba. A pesar de eso, estar donde su padre había fallecido era algo que le oprimía el pecho de vez en cuando.

    Después de una extensa conversación sobre qué harían para navidad que comenzó después de un largo rato jugando, Yuiichi se excusó un momento para salir a tomar aire, apenas podía caminar bien sin tropezar con sus propios zapatos y decidió no salir con su chaqueta, pero debido al alcohol no sentía con fuerza el clima gélido que estaba a su alrededor, sólo tenía su camisa blanca con un jean casual con algunos parches hechos en bordado tradicional que hacía su padre cuando él estaba más joven, tenía papelitos metalizados en el cabello y parte de la camisa al momento que salió del local, solo andaba sonriendo mientras miraba a la gente pasar por la calle, apoyado bajo los faroles neón del lugar siendo opacado por la leve capa de nieve vieja que se había asentado en distintos lugares.
    Solo reproduce cualquier canción No era raro que a inicio del invierno el grupo que lo conocían de la orquesta le invitaran a salir a beber, siempre lo hacían cuadrando los tiempos necesarios para que él saliera, como si estuviesen a una agrupación conspirativa que se enfoca única y exclusivamente en salir a beber juntos, lo agradecía, muchas veces se olvidaba de lo divertido que era no estar preocupado, con los tiempos sobre su espalda, agotando su cuerpo hasta más no poder. Esa noche ya todos estaban un poco pasados de copas, hablando algunos más coherentes que otros, pero Yuiichi solo estaba callado con una sonrisa boba que no mostraba los dientes, nunca le gusto mostrar los dientes por el colmillo que sobresalía de forma suave. Por lo general, mantenía su rostro sereno, caracterizado por la expresión que muchas veces solo denotaba incomodidad, pero en ese momento solo tenía la sonrisa por el obvio estado de ebriedad era bastante adorable de ver. No supo en qué momento, pero soltaron papelillo en el ambiente del bar en el que estaban, algo de verdad muy bonito de ver. Por lo general no bebía, y si lo hacía no era en exceso, no quería terminar muriendo tan joven, además de que tenía una resistencia al alcohol en números negativos, pero a veces le era difícil medirse, en especial cuando sus amigos hacían juegos tontos que todo el mundo pensaba que habían quedado en la universidad. A pesar de todo, no podía evitar la risa baja que le hacía mostrar su rostro más pequeño ante las expresiones que se le escapaban. Había tenido días tranquilos a pesar del ajetreo de la ciudad, apenas le dieran las vacaciones su primer viaje sería estar un tiempo en su casa de la infancia, cada navidad se juntaban todos en la familia y de verdad es que era algo agradable, salir al mar de vez en cuando con el aire gélido en su piel y el olor a salitre en el ambiente era algo que le llenaba. A pesar de eso, estar donde su padre había fallecido era algo que le oprimía el pecho de vez en cuando. Después de una extensa conversación sobre qué harían para navidad que comenzó después de un largo rato jugando, Yuiichi se excusó un momento para salir a tomar aire, apenas podía caminar bien sin tropezar con sus propios zapatos y decidió no salir con su chaqueta, pero debido al alcohol no sentía con fuerza el clima gélido que estaba a su alrededor, sólo tenía su camisa blanca con un jean casual con algunos parches hechos en bordado tradicional que hacía su padre cuando él estaba más joven, tenía papelitos metalizados en el cabello y parte de la camisa al momento que salió del local, solo andaba sonriendo mientras miraba a la gente pasar por la calle, apoyado bajo los faroles neón del lugar siendo opacado por la leve capa de nieve vieja que se había asentado en distintos lugares.
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  • - Estaba por escribir un nuevo pergamino, lleno de vida, de colores radiantes, emocionante y un tanto desesperante, luego recordé que soy padre, o Zelina me recordó que soy padre, mis pinceles volaron, mi lienzo se mancho de pintura roja, ahora tengo sus huellas de manos y pies por todo mi salón, vaya lío, que si no fuera mi princesa la regalaría, luego veo su sonrisa, sus ojitos, veo la pureza, el amor más tierno que jamás conocí, entonces me doy cuenta, soy su padre y daría la vida por protegerla, me encantaría que se quedará así, chikita, aunque aveces ponga la casa de cabeza, no puedo juzgar, es hija mía, tiene mi sangre y lo que más me preocupa de todo es que también heredo mis ojos, pero es fuerte y será mejor mucho mejor de lo que pudo llegar a ser su padre alguna vez .
    - Estaba por escribir un nuevo pergamino, lleno de vida, de colores radiantes, emocionante y un tanto desesperante, luego recordé que soy padre, o Zelina me recordó que soy padre, mis pinceles volaron, mi lienzo se mancho de pintura roja, ahora tengo sus huellas de manos y pies por todo mi salón, vaya lío, que si no fuera mi princesa la regalaría, luego veo su sonrisa, sus ojitos, veo la pureza, el amor más tierno que jamás conocí, entonces me doy cuenta, soy su padre y daría la vida por protegerla, me encantaría que se quedará así, chikita, aunque aveces ponga la casa de cabeza, no puedo juzgar, es hija mía, tiene mi sangre y lo que más me preocupa de todo es que también heredo mis ojos, pero es fuerte y será mejor mucho mejor de lo que pudo llegar a ser su padre alguna vez .
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  • "El beso final"

    El aire estaba quieto.
    Ni una hoja se movía, como si el mundo contuviera la respiración ante lo que estaba por suceder.

    Ella lo miró sin temblar, con los ojos llenos de esa calma que solo tienen los que ya comprendieron.
    Frente a él —a la Muerte misma— no hubo súplica ni llanto. Solo un susurro, suave, casi reverente:

    —Antes de irme… quiero saber cómo se siente un beso tuyo.

    Cillian la observó en silencio.
    No había sorpresa en su expresión, ni compasión. Solo ese vacío sereno que se siente al borde del abismo.
    Sus pasos no hicieron ruido al acercarse. El mundo se volvió distante, gris, como si todo lo demás dejara de importar.

    —¿Un beso? —preguntó con voz baja, tan honda que parecía venir de otra época—.
    Sabes lo que eso significa.

    Ella asintió.
    —Lo sé. Es lo que deseo. No temo dejar de existir… temo no haberte conocido.

    Sus palabras lo atravesaron como un eco antiguo.
    Había escuchado muchas cosas a lo largo de los siglos: plegarias, insultos, ruegos… pero esa devoción pura, esa entrega sin drama, era un raro privilegio.

    Cillian levantó una mano y la posó en su mejilla. Su tacto era frío, pero no cruel.
    Sus labios se encontraron apenas, un roce sin tiempo, y el mundo se apagó.
    No hubo dolor, ni oscuridad… solo silencio.

    Cuando la separó de su abrazo, ella dormía ya en su eternidad.
    Cillian la sostuvo un instante, observando el rostro tranquilo, la curva de los labios aún curvada en una ligera sonrisa.

    —Ahora entiendes —murmuró—. La muerte no arrebata. Solo devuelve lo que el tiempo robó.

    Luego, el viento se alzó, y con él desapareció.
    Solo quedó el eco de su voz y el perfume leve de algo que ya no pertenecía a este mundo.
    "El beso final" El aire estaba quieto. Ni una hoja se movía, como si el mundo contuviera la respiración ante lo que estaba por suceder. Ella lo miró sin temblar, con los ojos llenos de esa calma que solo tienen los que ya comprendieron. Frente a él —a la Muerte misma— no hubo súplica ni llanto. Solo un susurro, suave, casi reverente: —Antes de irme… quiero saber cómo se siente un beso tuyo. Cillian la observó en silencio. No había sorpresa en su expresión, ni compasión. Solo ese vacío sereno que se siente al borde del abismo. Sus pasos no hicieron ruido al acercarse. El mundo se volvió distante, gris, como si todo lo demás dejara de importar. —¿Un beso? —preguntó con voz baja, tan honda que parecía venir de otra época—. Sabes lo que eso significa. Ella asintió. —Lo sé. Es lo que deseo. No temo dejar de existir… temo no haberte conocido. Sus palabras lo atravesaron como un eco antiguo. Había escuchado muchas cosas a lo largo de los siglos: plegarias, insultos, ruegos… pero esa devoción pura, esa entrega sin drama, era un raro privilegio. Cillian levantó una mano y la posó en su mejilla. Su tacto era frío, pero no cruel. Sus labios se encontraron apenas, un roce sin tiempo, y el mundo se apagó. No hubo dolor, ni oscuridad… solo silencio. Cuando la separó de su abrazo, ella dormía ya en su eternidad. Cillian la sostuvo un instante, observando el rostro tranquilo, la curva de los labios aún curvada en una ligera sonrisa. —Ahora entiendes —murmuró—. La muerte no arrebata. Solo devuelve lo que el tiempo robó. Luego, el viento se alzó, y con él desapareció. Solo quedó el eco de su voz y el perfume leve de algo que ya no pertenecía a este mundo.
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  • Madre mía a quiénes acabo de ver, estoy que no me lo creó.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    A veces miro hacia el cielo para suplicar que cuiden de quien se alejó para no perderse en mí.

    Ella temía que su corazón se durmiera entre mis manos, y que en mis sueños olvidara la realidad. Por eso partió, antes de que el hilo del deseo se tejiera demasiado fuerte.

    Y la entiendo.

    Porque amar a quien pertenece a la noche es condenarse a vivir en el umbral: ni despierto, ni dormido… solo suspendido en el suspiro de lo que pudo ser.

    Así que pido al cielo que la cubra con la luz que yo no puedo darle.
    Que sus días sean claros, que sus noches sean suaves, y que, si alguna vez me sueña, sea solo para sonreír.

    Yo la guardaré en silencio, como guardo a todas las almas que amaron demasiado lo imposible.
    A veces miro hacia el cielo para suplicar que cuiden de quien se alejó para no perderse en mí. Ella temía que su corazón se durmiera entre mis manos, y que en mis sueños olvidara la realidad. Por eso partió, antes de que el hilo del deseo se tejiera demasiado fuerte. Y la entiendo. Porque amar a quien pertenece a la noche es condenarse a vivir en el umbral: ni despierto, ni dormido… solo suspendido en el suspiro de lo que pudo ser. Así que pido al cielo que la cubra con la luz que yo no puedo darle. Que sus días sean claros, que sus noches sean suaves, y que, si alguna vez me sueña, sea solo para sonreír. Yo la guardaré en silencio, como guardo a todas las almas que amaron demasiado lo imposible.
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  • 𝒞 assandra tuvo que aceptar, a la fuerza, las vacaciones que le ofrecieron por parte de su organización. Su forma había presentado inestabilidad y temían que se volviera violenta con sus semejantes. Por ello, con maleta en mano, la mujer tomó un avión rumbo a Asia para asistir a un retiro espiritual.
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    Si antes su cabellera rubia era el centro de atención, lo era aún más el nuevo tono jade que había adoptado tras su —casi— transformación. Incluso su hábito fue guardado hasta que volviera a la normalidad.
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    En el tren, camino a su destino, ella evita la mirada curiosa de un grupo de infantes, mientras ignora la expresión de desaprobación de los más longevos.
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    𝒞 assandra tuvo que aceptar, a la fuerza, las vacaciones que le ofrecieron por parte de su organización. Su forma había presentado inestabilidad y temían que se volviera violenta con sus semejantes. Por ello, con maleta en mano, la mujer tomó un avión rumbo a Asia para asistir a un retiro espiritual. ‎ ‎‎‎ ‎ ‎ ‎ ‎‎ ‎ ‎ ‎‎ ‎ ‎ Si antes su cabellera rubia era el centro de atención, lo era aún más el nuevo tono jade que había adoptado tras su —casi— transformación. Incluso su hábito fue guardado hasta que volviera a la normalidad. ‎ ‎‎‎ ‎ ‎ ‎ ‎‎ ‎ ‎ ‎‎ ‎ ‎ En el tren, camino a su destino, ella evita la mirada curiosa de un grupo de infantes, mientras ignora la expresión de desaprobación de los más longevos. ‎ ‎‎‎ ‎ ‎ ‎ ‎‎ ‎ ‎ ‎‎ ‎ ‎ — ...
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Madre mía Mitsuru no me esperaba en absoluto que me regalaras toda esta increíble ropa de Vivienne.
    Eres la mejor jefa que he tenido nunca
    Madre mía Mitsuru no me esperaba en absoluto que me regalaras toda esta increíble ropa de Vivienne. Eres la mejor jefa que he tenido nunca 🥰
    Paquete para Lillith Swan

    « Querida Lilith , te envío estos regalos porque pronto me quedará inservible y pensé que le darás más uso que yo. Además que no paran de enviarme las marcas cosas.

    Att : Mitsu
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    MÍA
    MÍA
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  • LA LUNA EXIGE FUEGO
    Fandom One Piece, libre
    Categoría Terror
    PORTGAS D. ACE

    *El campo era el infierno, pero no por mi voluntad, sino por la maldición que brotaba de mi piel. Cada uno de los enemigos cercanos se reducía a cenizas, y aunque eso podía celebrarse, yo no podía hacerlo.*

    *La luna llena colgaba como un ojo blanco sobre el caos, y su luz parecía clavarse en mi espalda, en mi pecho, en mis huesos, atravesándome dolorosamente, dejándome de rodillas, jadeando. Mis manos ya no eran mías. Ni siquiera eran humanas. Con ellas me aferraba al suelo, dejando marcas ardientes sobre la piedra. Las garras crecían, los colmillos se asomaban, y mi voz se quebraba entre rugidos y gritos.*

    —¡No ahora!

    *Un gruñido reemplazaba mi voz, mientras mi sombra se alargaba y se deformaba.
    Los soldados enemigos retrocedieron, no por miedo al fuego, sino por lo que veían emerger de él, de mí: un lobo envuelto en llamas, con ojos como carbones vivos y una furia que no distinguía aliados de amenazas.*

    —Aaaah!! Ggggghhh!!!

    *Pero aún resistía. Me aferraba a mi nombre, a mi memoria, a la promesa que había hecho bajo un cielo más amable, más natural, fuera de esta isla. Viviremos sin arrepentimientos, y seremos más libres que nadie...*

    *Cada latido era una batalla. Cada llama, una advertencia. Temblores incontrolables sacudían mi ser.
    Y entonces, en medio del estruendo, se alzó. Mitad hombre, mitad bestia, completamente fuego.
    No para destruir.
    Sino para proteger los secretos que se ocultaban en este lugar.*

    —Grrrrrrrrrr!!! GRRRRRR!!!

    *Las historias que escuché al fijar el rumbo hacia acá eran ciertas. En esta isla el aire está enrarecido, y la luna tiene un efecto maldito sobre aquellos a los que baña con su luz cuando mira en lo alto sin parpadear.
    La luna exige fuego, exige sangre enemiga, exige, reclama la fuerza de aquellos que doblega a su voluntad para proteger el tesoro que se guarda celosamente en algún lugar de esta isla...*

    —WAAAAAAUUUUUUUUUUU!!!!

    *Eché la cabeza atrás, ofrendando mi garganta a la luna, y un aullido animal cimbró el aire. Ya no era tan sólo un hombre que podía usar el fuego. Ahora era un licántropo...
    ¿Cuándo hubiera imaginado que mi deseo sería mi maldición?
    La pregunta de aquel anciano vagabundo al desembarcar en esta isla me había parecido extraña. Pero respondí con sinceridad. Si pudiera elegir alguna criatura de oscuridad que me gustaría ser, yo había escogido el hombre lobo. ¿Pero volverme uno así como así?
    Tenía que liberarme... Así que continuaba con esa lucha interior, aferrándome a la humanidad que aún conservaba, la cual se extinguía lenta, pero implacablemente.*

    "Debo volver al mar..."

    *Fue lo que quise decir. Pero en lugar de eso los rugidos completamente ininteligibles de una bestia sustituyeron mi voz...*
    PORTGAS D. ACE *El campo era el infierno, pero no por mi voluntad, sino por la maldición que brotaba de mi piel. Cada uno de los enemigos cercanos se reducía a cenizas, y aunque eso podía celebrarse, yo no podía hacerlo.* *La luna llena colgaba como un ojo blanco sobre el caos, y su luz parecía clavarse en mi espalda, en mi pecho, en mis huesos, atravesándome dolorosamente, dejándome de rodillas, jadeando. Mis manos ya no eran mías. Ni siquiera eran humanas. Con ellas me aferraba al suelo, dejando marcas ardientes sobre la piedra. Las garras crecían, los colmillos se asomaban, y mi voz se quebraba entre rugidos y gritos.* —¡No ahora! *Un gruñido reemplazaba mi voz, mientras mi sombra se alargaba y se deformaba. Los soldados enemigos retrocedieron, no por miedo al fuego, sino por lo que veían emerger de él, de mí: un lobo envuelto en llamas, con ojos como carbones vivos y una furia que no distinguía aliados de amenazas.* —Aaaah!! Ggggghhh!!! *Pero aún resistía. Me aferraba a mi nombre, a mi memoria, a la promesa que había hecho bajo un cielo más amable, más natural, fuera de esta isla. Viviremos sin arrepentimientos, y seremos más libres que nadie...* *Cada latido era una batalla. Cada llama, una advertencia. Temblores incontrolables sacudían mi ser. Y entonces, en medio del estruendo, se alzó. Mitad hombre, mitad bestia, completamente fuego. No para destruir. Sino para proteger los secretos que se ocultaban en este lugar.* —Grrrrrrrrrr!!! GRRRRRR!!! *Las historias que escuché al fijar el rumbo hacia acá eran ciertas. En esta isla el aire está enrarecido, y la luna tiene un efecto maldito sobre aquellos a los que baña con su luz cuando mira en lo alto sin parpadear. La luna exige fuego, exige sangre enemiga, exige, reclama la fuerza de aquellos que doblega a su voluntad para proteger el tesoro que se guarda celosamente en algún lugar de esta isla...* —WAAAAAAUUUUUUUUUUU!!!! *Eché la cabeza atrás, ofrendando mi garganta a la luna, y un aullido animal cimbró el aire. Ya no era tan sólo un hombre que podía usar el fuego. Ahora era un licántropo... ¿Cuándo hubiera imaginado que mi deseo sería mi maldición? La pregunta de aquel anciano vagabundo al desembarcar en esta isla me había parecido extraña. Pero respondí con sinceridad. Si pudiera elegir alguna criatura de oscuridad que me gustaría ser, yo había escogido el hombre lobo. ¿Pero volverme uno así como así? Tenía que liberarme... Así que continuaba con esa lucha interior, aferrándome a la humanidad que aún conservaba, la cual se extinguía lenta, pero implacablemente.* "Debo volver al mar..." *Fue lo que quise decir. Pero en lugar de eso los rugidos completamente ininteligibles de una bestia sustituyeron mi voz...*
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