• Miedo a dormir
    Fandom Escritores maestros
    Categoría Terror
    Era un día esplendoroso. La lluvia matutina había refrescado el ambiente, que se había cubierto por una ligera neblina, suficientemente transparente para ver los empedrados caminos y los letreros de madera de los negocios locales.
    Era un pueblo al norte de escocia, atrapado en el tiempo; un lugar con un encanto excepcional. Las casas eran acogedoras, con techado rústico y muros de piedra apenas pintada por la dificultad.
    El olor a hierba húmeda, café y sobre todo, ese particular olor a tierra mojada que hacía sentir a los humanos felices.

    No todo era grandioso en ese lugar, pues la ciudad más cercana se hallaba a más de 140 km. Por ende, algunos locales se encontraban con escasos recursos para la venta.

    El cielo nublado apenas permitía que los rayos del sol tocaran la tierra, pero afortunadamente el frío no calaba los huesos, al menos no durante el día.
    Era un día esplendoroso. La lluvia matutina había refrescado el ambiente, que se había cubierto por una ligera neblina, suficientemente transparente para ver los empedrados caminos y los letreros de madera de los negocios locales. Era un pueblo al norte de escocia, atrapado en el tiempo; un lugar con un encanto excepcional. Las casas eran acogedoras, con techado rústico y muros de piedra apenas pintada por la dificultad. El olor a hierba húmeda, café y sobre todo, ese particular olor a tierra mojada que hacía sentir a los humanos felices. No todo era grandioso en ese lugar, pues la ciudad más cercana se hallaba a más de 140 km. Por ende, algunos locales se encontraban con escasos recursos para la venta. El cielo nublado apenas permitía que los rayos del sol tocaran la tierra, pero afortunadamente el frío no calaba los huesos, al menos no durante el día.
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  • Amo hacerte el amor bajo la lluvia. <3
    Amo hacerte el amor bajo la lluvia. <3
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  • -Tal como cayo en la oscuridad, fue que camino ahora por el camino de la destrucción, estaba ahora sola en un mundo desconocido para ella, esas sensaciones dejaras en su interior a ser dejada aun lado ya no de doler, ahora convirtiendose así en un fuego destructivo qué desea arrastrar todo lo que se acerque a ella.

    Ya no es la dulce y dócil ángel de la armonía qué buscaba la paz para todos, eso quedo sumergio y deseaba solo aniquilar a todo aquel que se le acerque.

    Camino ahora por sederos carmesí, cubiertos por espinas, no le importaba dañar o desgarrar su propia piel.

    Las cicatrices de un amor perdido pueden más que cualquier otra cosa, su hermoso cabello se había vuelto escarlata, a sus oídos llegaban los lamentos de quienes se cruzaron primero por su camino, llegando a tener un final trágico, peo su sonrisa antes dulce y calida, fue reemplazada por una llena de maldad y frialdad.

    Sus pasos se hacían escuchar por las solitarias calles de esa ciudad, frias, húmedas y solitarias.

    Espera encontrarse con aquel que la empujó a esa espiral de locura, a esa espiral destructiva, deseaba hacerle sentir lo que sintió a su momento, aunque esta vez no sería compasiva, su corazón actualmente está oculto entre esas sombras malditas que tomaron su dolor y la volvieron lo que es ahora. -.

    Esta vez... Se acabo la Robin buena.

    -Comentó mientras pronto la lluvia cayó sobre ella, comenzó a mojar su cuerpo, gota a gota, cosa que a ella no le importa, total si logra volver a llegar a él, entrara en calor cuando su "juego" como ella dice con una "inocencia" ahora fingida comience. -
    -Tal como cayo en la oscuridad, fue que camino ahora por el camino de la destrucción, estaba ahora sola en un mundo desconocido para ella, esas sensaciones dejaras en su interior a ser dejada aun lado ya no de doler, ahora convirtiendose así en un fuego destructivo qué desea arrastrar todo lo que se acerque a ella. Ya no es la dulce y dócil ángel de la armonía qué buscaba la paz para todos, eso quedo sumergio y deseaba solo aniquilar a todo aquel que se le acerque. Camino ahora por sederos carmesí, cubiertos por espinas, no le importaba dañar o desgarrar su propia piel. Las cicatrices de un amor perdido pueden más que cualquier otra cosa, su hermoso cabello se había vuelto escarlata, a sus oídos llegaban los lamentos de quienes se cruzaron primero por su camino, llegando a tener un final trágico, peo su sonrisa antes dulce y calida, fue reemplazada por una llena de maldad y frialdad. Sus pasos se hacían escuchar por las solitarias calles de esa ciudad, frias, húmedas y solitarias. Espera encontrarse con aquel que la empujó a esa espiral de locura, a esa espiral destructiva, deseaba hacerle sentir lo que sintió a su momento, aunque esta vez no sería compasiva, su corazón actualmente está oculto entre esas sombras malditas que tomaron su dolor y la volvieron lo que es ahora. -. Esta vez... Se acabo la Robin buena. -Comentó mientras pronto la lluvia cayó sobre ella, comenzó a mojar su cuerpo, gota a gota, cosa que a ella no le importa, total si logra volver a llegar a él, entrara en calor cuando su "juego" como ella dice con una "inocencia" ahora fingida comience. -
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  • -Tan pronto había salido, comenzó a llover, la verdad no le importo mucho pues en cierto punto le hizo sentir algo mejor la lluvia caer sobre su cuerpo, levanta la mirada para igual sentirla sobre su rostro. -
    -Tan pronto había salido, comenzó a llover, la verdad no le importo mucho pues en cierto punto le hizo sentir algo mejor la lluvia caer sobre su cuerpo, levanta la mirada para igual sentirla sobre su rostro. -
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  • - Es un tanto irónica la vida, días soleados y días de lluvia, lágrimas algunas y sonrisas pocas o ninguna, detalles sin días, de algunos la tristeza de amar sin conocer felicidad, como es de unos el estar con nosotros en presencia y carne pero no en el amor, así mismo llevamos el silencio de una intensa pasión que no volveremos a ver pero en el alma quedará por siempre grabada, a resumidas cuentas no merezco nada, yo.. más que un ladrón soy un pirata que tiene recuerdos por tesoros y amantes por prisioneras en un baúl secreto que lleva por nombre el corazón de acero .
    - Es un tanto irónica la vida, días soleados y días de lluvia, lágrimas algunas y sonrisas pocas o ninguna, detalles sin días, de algunos la tristeza de amar sin conocer felicidad, como es de unos el estar con nosotros en presencia y carne pero no en el amor, así mismo llevamos el silencio de una intensa pasión que no volveremos a ver pero en el alma quedará por siempre grabada, a resumidas cuentas no merezco nada, yo.. más que un ladrón soy un pirata que tiene recuerdos por tesoros y amantes por prisioneras en un baúl secreto que lleva por nombre el corazón de acero .
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  • No sé qué día es.
    O, mejor dicho… no me importa.

    El reloj de la pared parece atrasado, aunque juro que hace diez minutos marcaba lo mismo. Afuera, la lluvia arrastra las luces como si alguien estuviera llorando pintura. Aquí dentro, el café huele a humo viejo, a conversaciones que no llegaron a nada y a panes que no saben a hogar.

    Tecleo sin pensar.

    Las palabras se cuelan entre los dedos, pero no me escuchan. Estoy escribiendo una historia que no quiero contar. Una de esas que se escriben solas, aunque preferirías que se quedaran encerradas en el fondo del pecho.

    Un pitido de la cafetera. Otra taza servida. Otro corazón que no se atreve a decir “buenos días”.

    La silla frente a mí se mueve. No levanto la vista. El lugar está lleno, normal que alguien tenga que compartir mesa con un vagabundo disfrazado de periodista.

    Gabardina, ojeras y una cara que ni yo reconozco en los espejos. Me da igual. Supongo que también les da igual a ellos.

    Al principio, nos ignoramos. Una costumbre vieja: fingir que el otro no existe para no romper el velo del silencio. Pero hay algo en la forma en que se sienta… tranquila, segura, pero con esa tensión mínima que sólo se nota cuando ya estás acostumbrado a mirar de más.

    Cruzo la mirada con… ¿ella? ¿él? No importa. Hay ojos. Y están cansados también.

    Suspiro. Largo, lento. No es de fastidio, sino de rendición. Como cuando decides que hoy no vas a correr detrás del tiempo. Que vas a dejarte llevar por la corriente.

    Apago el portátil. Lo cierro con un clic suave, como si no quisiera despertar a las palabras atrapadas dentro.

    Le dedico una media sonrisa. La mía: torcida, discreta y con gusto a nicotina que ya no fumo.
    Extiendo la mano por encima de la mesa, con los dedos manchados de tinta invisible y café barato.

    —Samot —digo—.
    Sin apellido si no hace falta. Aunque si pregunta, se lo doy. Soy periodista, no espía.

    Y mientras estrecho su mano, me doy cuenta de algo:
    hay momentos que parecen sueños.
    Y otros que parecen recuerdos… de cosas que aún no han pasado.
    No sé qué día es. O, mejor dicho… no me importa. El reloj de la pared parece atrasado, aunque juro que hace diez minutos marcaba lo mismo. Afuera, la lluvia arrastra las luces como si alguien estuviera llorando pintura. Aquí dentro, el café huele a humo viejo, a conversaciones que no llegaron a nada y a panes que no saben a hogar. Tecleo sin pensar. Las palabras se cuelan entre los dedos, pero no me escuchan. Estoy escribiendo una historia que no quiero contar. Una de esas que se escriben solas, aunque preferirías que se quedaran encerradas en el fondo del pecho. Un pitido de la cafetera. Otra taza servida. Otro corazón que no se atreve a decir “buenos días”. La silla frente a mí se mueve. No levanto la vista. El lugar está lleno, normal que alguien tenga que compartir mesa con un vagabundo disfrazado de periodista. Gabardina, ojeras y una cara que ni yo reconozco en los espejos. Me da igual. Supongo que también les da igual a ellos. Al principio, nos ignoramos. Una costumbre vieja: fingir que el otro no existe para no romper el velo del silencio. Pero hay algo en la forma en que se sienta… tranquila, segura, pero con esa tensión mínima que sólo se nota cuando ya estás acostumbrado a mirar de más. Cruzo la mirada con… ¿ella? ¿él? No importa. Hay ojos. Y están cansados también. Suspiro. Largo, lento. No es de fastidio, sino de rendición. Como cuando decides que hoy no vas a correr detrás del tiempo. Que vas a dejarte llevar por la corriente. Apago el portátil. Lo cierro con un clic suave, como si no quisiera despertar a las palabras atrapadas dentro. Le dedico una media sonrisa. La mía: torcida, discreta y con gusto a nicotina que ya no fumo. Extiendo la mano por encima de la mesa, con los dedos manchados de tinta invisible y café barato. —Samot —digo—. Sin apellido si no hace falta. Aunque si pregunta, se lo doy. Soy periodista, no espía. Y mientras estrecho su mano, me doy cuenta de algo: hay momentos que parecen sueños. Y otros que parecen recuerdos… de cosas que aún no han pasado.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    - Mhm… Estos jóvenes de hoy en día, ¿a quién se le ocurre salir con esta lluvia?
    - Mhm… Estos jóvenes de hoy en día, ¿a quién se le ocurre salir con esta lluvia?
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  • - Al menos alguien lo pasa bien bajo la lluvia.
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  • - Que pulso... para cuando me animo a salir.

    Suspira bajo la máscara, con una intensa lluvia sobre la planicie, amenazando con una tormenta eléctrica en el horizonte.
    - Que pulso... para cuando me animo a salir. Suspira bajo la máscara, con una intensa lluvia sobre la planicie, amenazando con una tormenta eléctrica en el horizonte.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    || Perdónenme la vida, a Telmex viene arregla el cagadero y luego las lluvias vuelven a desconectar el cable, los desgraciado de todo esto… es que se tardan días en venir.. y que no me puedo cambiar de compañía porque no llega otra, hasta aquí mi reporte
    || Perdónenme la vida, a Telmex viene arregla el cagadero y luego las lluvias vuelven a desconectar el cable, los desgraciado de todo esto… es que se tardan días en venir.. y que no me puedo cambiar de compañía porque no llega otra, hasta aquí mi reporte
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