• El día de Nyssara había estado hecho una porquería, a plena tarde saliendo de la universidad le había agarrado una llovizna fuerte. A primera instancia pensó que no haría efecto en ella, después de todo solo era lluvia, pero que equivocada estaba, había sido presa de su propia jugada tentando a la vida. Pero no le quedaba de otra que aceptar su destino moribundo, a paso lento se dejó caer de nuevo sobre la almohada, con la frente caliente y los ojos entrecerrados. La habitación estaba en penumbra, con la luz del día apenas filtrándose por la cortina mal cerrada. Sobre la mesita, una taza con té de jengibre que aún estaba tibio.

    Las mantas estaban hechas un lío alrededor de sus piernas. El aire olía a ungüento de eucalipto y menta. Un par de pañuelos usados yacían sobre el pequeño tacho de color amarillo patito tan brillante como un día feliz. ¿Acaso era una mal chiste?.

    Se escuchaba un ligero murmullo desde la calle, gente hablando, una bicicleta pasando, una radio a lo lejos. Todo seguía igual allá afuera, mientras ella permanecía atrapada en su pequeño mundo febril.

    Con esfuerzo, Nyssara se sentó envolviéndose mejor con la manta. Alcanzó el celular y lo miró sin desbloquearlo. Lo dejó a un lado.

    Volvió a recostarse despacio, con un suspiro breve, y cerró los ojos. No esperaba gran cosa del día… aunque no le molestaría que alguien llamara a la puerta. O que simplemente entrara, con una excusa cualquiera. Solo para sentarse cerca.

    Sin palabras. Sin drama. Solo compañía.

    A ese momento solo era una soldada caída.
    El día de Nyssara había estado hecho una porquería, a plena tarde saliendo de la universidad le había agarrado una llovizna fuerte. A primera instancia pensó que no haría efecto en ella, después de todo solo era lluvia, pero que equivocada estaba, había sido presa de su propia jugada tentando a la vida. Pero no le quedaba de otra que aceptar su destino moribundo, a paso lento se dejó caer de nuevo sobre la almohada, con la frente caliente y los ojos entrecerrados. La habitación estaba en penumbra, con la luz del día apenas filtrándose por la cortina mal cerrada. Sobre la mesita, una taza con té de jengibre que aún estaba tibio. Las mantas estaban hechas un lío alrededor de sus piernas. El aire olía a ungüento de eucalipto y menta. Un par de pañuelos usados yacían sobre el pequeño tacho de color amarillo patito tan brillante como un día feliz. ¿Acaso era una mal chiste?. Se escuchaba un ligero murmullo desde la calle, gente hablando, una bicicleta pasando, una radio a lo lejos. Todo seguía igual allá afuera, mientras ella permanecía atrapada en su pequeño mundo febril. Con esfuerzo, Nyssara se sentó envolviéndose mejor con la manta. Alcanzó el celular y lo miró sin desbloquearlo. Lo dejó a un lado. Volvió a recostarse despacio, con un suspiro breve, y cerró los ojos. No esperaba gran cosa del día… aunque no le molestaría que alguien llamara a la puerta. O que simplemente entrara, con una excusa cualquiera. Solo para sentarse cerca. Sin palabras. Sin drama. Solo compañía. A ese momento solo era una soldada caída.
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  • *mira al cielo por la lluvia, su chaqueta cuelga pesada, empapada, y cada paso suena como si pisara una esponja, sacude su pelo para secarlo sin mucho exito*

    Ya no estoy seguro de dónde termina la chaqueta y empieza la humedad
    *mira al cielo por la lluvia, su chaqueta cuelga pesada, empapada, y cada paso suena como si pisara una esponja, sacude su pelo para secarlo sin mucho exito* Ya no estoy seguro de dónde termina la chaqueta y empieza la humedad
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  • El amor…
    Empalaga como néctar antiguo servido en copas de cristal quebrado,
    te desliza entre susurros hasta las cimas donde las estrellas lloran,
    con aroma a rosas recién despiertas,
    y promesas bordadas en hilo dorado
    que, al rozar el tiempo, se deshilachan sin piedad.

    El amor es fuego que danza en las venas,
    luz que enceguece con ternura
    y cuchillo envuelto en caricias.
    Rompe el alma como una ola de invierno
    contra la barca frágil de la inocencia.

    Cuando los pétalos se posan como visiones sobre tus ojos,
    y de tu boca solo nacen suspiros —
    lamentos dulces y breves como canciones olvidadas —
    ya has caído.
    No en el abismo, sino en el altar del amor,
    donde el sacrificio viste ropas de ilusión.

    Las espinas no anuncian su llegada.
    Corren como amantes fugaces,
    silenciosas como traiciones al alba,
    y se hunden sin tregua en el corazón desnudo,
    ese que canta sin saber que cada nota
    es una herida por venir.

    El carmesí se derrama como río encantado
    por cada promesa pronunciada entre suspiros,
    por cada rosa entregada como juramento de eternidad
    que, al marchitarse, deja su aroma
    impreso en el recuerdo y su sombra
    en la piel que amó demasiado.

    Cada espina, testigo de una esperanza vencida.
    Cada pétalo, una memoria que se rehúsa a morir.
    Y el jardín que fue edén,
    ahora es templo de ruinas bendecidas por la lluvia.

    Pero aun así…
    Volvemos.
    Como lunas que no saben ser otra cosa que luz reflejada.
    Amamos aún sabiendo que la belleza se disfraza de dolor,
    que el amor es un acto de fe en el caos.

    Porque sólo entre espinas
    nace la flor que desafía la muerte,
    la que no promete eternidad,
    pero sí verdad.
    Y esa verdad, aunque doliente,
    es la más pura forma de sentir.
    #rol
    El amor… Empalaga como néctar antiguo servido en copas de cristal quebrado, te desliza entre susurros hasta las cimas donde las estrellas lloran, con aroma a rosas recién despiertas, y promesas bordadas en hilo dorado que, al rozar el tiempo, se deshilachan sin piedad. El amor es fuego que danza en las venas, luz que enceguece con ternura y cuchillo envuelto en caricias. Rompe el alma como una ola de invierno contra la barca frágil de la inocencia. Cuando los pétalos se posan como visiones sobre tus ojos, y de tu boca solo nacen suspiros — lamentos dulces y breves como canciones olvidadas — ya has caído. No en el abismo, sino en el altar del amor, donde el sacrificio viste ropas de ilusión. Las espinas no anuncian su llegada. Corren como amantes fugaces, silenciosas como traiciones al alba, y se hunden sin tregua en el corazón desnudo, ese que canta sin saber que cada nota es una herida por venir. El carmesí se derrama como río encantado por cada promesa pronunciada entre suspiros, por cada rosa entregada como juramento de eternidad que, al marchitarse, deja su aroma impreso en el recuerdo y su sombra en la piel que amó demasiado. Cada espina, testigo de una esperanza vencida. Cada pétalo, una memoria que se rehúsa a morir. Y el jardín que fue edén, ahora es templo de ruinas bendecidas por la lluvia. Pero aun así… Volvemos. Como lunas que no saben ser otra cosa que luz reflejada. Amamos aún sabiendo que la belleza se disfraza de dolor, que el amor es un acto de fe en el caos. Porque sólo entre espinas nace la flor que desafía la muerte, la que no promete eternidad, pero sí verdad. Y esa verdad, aunque doliente, es la más pura forma de sentir. #rol
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  • DINÁMICA 1: “Despertar En La Casa”

    La Casa ha comenzado a moverse. Las habitaciones, dormidas durante tanto tiempo, despiertan una por una. Como si supieran que alguien ha llegado.

    Afuera, la lluvia resbala por los vitrales, y el crujido de la madera evoca una respiración pausada.

    Estás en una habitación que no reconoces… y sin embargo, no te asusta. La sientes familiar. La sientes... Tuya.

    El aire huele a eso que dejaste pendiente. Las paredes están cubiertas con objetos que no son tuyos, pero te causan una nostalgia difícil de explicar.

    La cama bajo tu cuerpo rechina suavemente, como si celebrara que has despertado.

    Sobre una pequeña mesa, un papel doblado lleva tu nombre; “Estás a salvo aquí.”

    Instrucciones:

    Crea una escena de rol en tu perfil con el hashtag #DespertarEnLaCasa

    Describe cómo es la habitación que te tocó. ¿Qué hay en ella? ¿Cómo reacciona tu personaje al despertar ahí? ¿Qué recuerda? ¿Sale a investigar o prefiere esperar?

    Puedes quedarte en la escena en solitario, etiquetar a alguien o sumarte a la escena de otro. No hay apuro. La Casa sabe cuándo mover sus hilos.

    El Murmullo
    Isidro Rubio Villa de Montemar
    Bella Mortem
    🌫️ DINÁMICA 1: “Despertar En La Casa” La Casa ha comenzado a moverse. Las habitaciones, dormidas durante tanto tiempo, despiertan una por una. Como si supieran que alguien ha llegado. Afuera, la lluvia resbala por los vitrales, y el crujido de la madera evoca una respiración pausada. Estás en una habitación que no reconoces… y sin embargo, no te asusta. La sientes familiar. La sientes... Tuya. El aire huele a eso que dejaste pendiente. Las paredes están cubiertas con objetos que no son tuyos, pero te causan una nostalgia difícil de explicar. La cama bajo tu cuerpo rechina suavemente, como si celebrara que has despertado. Sobre una pequeña mesa, un papel doblado lleva tu nombre; “Estás a salvo aquí.” 🕯️ Instrucciones: Crea una escena de rol en tu perfil con el hashtag #DespertarEnLaCasa Describe cómo es la habitación que te tocó. ¿Qué hay en ella? ¿Cómo reacciona tu personaje al despertar ahí? ¿Qué recuerda? ¿Sale a investigar o prefiere esperar? Puedes quedarte en la escena en solitario, etiquetar a alguien o sumarte a la escena de otro. No hay apuro. La Casa sabe cuándo mover sus hilos. [spark_orange_mouse_555] [isimont12] [callefalsa123]
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  • Fragmento — “La camisa que aún huele a él”
    La tela aún conservaba su olor.

    No era perfume. No era jabón.
    Era Elian: ese aroma cálido, seco, casi imperceptible, como tierra después de la lluvia o metal tocado por el sol.

    Luna se envolvió en su camisa con las manos temblorosas.
    La dejó caer por un hombro, como si no pudiera contenerlo todo.
    El cristal del vino en su mano ni siquiera temblaba, pero su pecho sí.

    Frente a ella, el apartamento estaba en silencio.
    No como antes. No como en los días de trabajo, de guerra, de planes.
    Este silencio era distinto:
    Era el tipo de silencio que deja un vacío cuando alguien muere y no grita.

    Ella cerró los ojos. La copa ni siquiera había sido probada.

    "Cada noche me pongo su camisa.
    No por romanticismo.
    Sino porque a veces… me da miedo olvidar cómo se sentía el mundo cuando él aún estaba aquí."

    Su espalda tocó la pared fría.
    El cristal de la ventana devolvía su reflejo, pero no se reconocía.
    No era Luna la que aparecía allí. Era lo que quedó de ella.

    "Elian.
    Dijiste que no me dejarías sola.
    Mentiste tan bien… que aún me siento acompañada."

    Una lágrima cayó. No brillaba.
    Era oscura, densa, casi como tinta:
    la tristeza de una diosa que amó demasiado tarde.
    Fragmento — “La camisa que aún huele a él” La tela aún conservaba su olor. No era perfume. No era jabón. Era Elian: ese aroma cálido, seco, casi imperceptible, como tierra después de la lluvia o metal tocado por el sol. Luna se envolvió en su camisa con las manos temblorosas. La dejó caer por un hombro, como si no pudiera contenerlo todo. El cristal del vino en su mano ni siquiera temblaba, pero su pecho sí. Frente a ella, el apartamento estaba en silencio. No como antes. No como en los días de trabajo, de guerra, de planes. Este silencio era distinto: Era el tipo de silencio que deja un vacío cuando alguien muere y no grita. Ella cerró los ojos. La copa ni siquiera había sido probada. "Cada noche me pongo su camisa. No por romanticismo. Sino porque a veces… me da miedo olvidar cómo se sentía el mundo cuando él aún estaba aquí." Su espalda tocó la pared fría. El cristal de la ventana devolvía su reflejo, pero no se reconocía. No era Luna la que aparecía allí. Era lo que quedó de ella. "Elian. Dijiste que no me dejarías sola. Mentiste tan bien… que aún me siento acompañada." Una lágrima cayó. No brillaba. Era oscura, densa, casi como tinta: la tristeza de una diosa que amó demasiado tarde.
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  • Lavanda Marchita en el Umbral
    Fandom Marvel
    Categoría Original
    La habitación huele a libros viejos y lavanda podrida.

    La ventana está entreabierta. El viento otoñal levanta las páginas de un grimorio abierto en el suelo, como si también él quisiera huir del peso de ese momento. Veridian está sentada en el rincón más oscuro del cuarto, con las piernas recogidas y las manos temblando sobre la tela de su vestido.

    Tiene el rostro húmedo, pero no por la lluvia.

    Llorar no estaba en su lista de hechizos del día. Pero pasó.
    Como un conjuro sin control.
    Como una runa grabada con rabia y ternura al mismo tiempo.

    > — No fue su culpa.
    Pero tampoco fue mía. — susurra, aunque nadie la escuche.



    Sus dedos trazan el contorno de una flor seca entre las páginas de su libro favorito. Era de alguien más. Alguien que alguna vez la miró como si fuera luz. Pero nunca se acercó lo suficiente para quemarse.

    > “Fui demasiado mágica para quedarme…
    y demasiado humana para que me eligieran.”



    Se ríe, entre dientes, mientras se limpia las lágrimas con las palmas de sus manos. No hay histeria. No hay gritos. Solo ese dolor elegante y venenoso que conocen las brujas que se enamoran sin promesa de retorno.

    La habitación parpadea. Una vela se apaga sola.

    Y Veridian se queda quieta.
    No quiere que nadie la vea así.
    Pero tampoco quiere estar sola.

    Solo quiere que alguien —quien sea, por favor, que sea él—
    le diga que ella no imaginó todo lo que sintió.
    La habitación huele a libros viejos y lavanda podrida. La ventana está entreabierta. El viento otoñal levanta las páginas de un grimorio abierto en el suelo, como si también él quisiera huir del peso de ese momento. Veridian está sentada en el rincón más oscuro del cuarto, con las piernas recogidas y las manos temblando sobre la tela de su vestido. Tiene el rostro húmedo, pero no por la lluvia. Llorar no estaba en su lista de hechizos del día. Pero pasó. Como un conjuro sin control. Como una runa grabada con rabia y ternura al mismo tiempo. > — No fue su culpa. Pero tampoco fue mía. — susurra, aunque nadie la escuche. Sus dedos trazan el contorno de una flor seca entre las páginas de su libro favorito. Era de alguien más. Alguien que alguna vez la miró como si fuera luz. Pero nunca se acercó lo suficiente para quemarse. > “Fui demasiado mágica para quedarme… y demasiado humana para que me eligieran.” Se ríe, entre dientes, mientras se limpia las lágrimas con las palmas de sus manos. No hay histeria. No hay gritos. Solo ese dolor elegante y venenoso que conocen las brujas que se enamoran sin promesa de retorno. La habitación parpadea. Una vela se apaga sola. Y Veridian se queda quieta. No quiere que nadie la vea así. Pero tampoco quiere estar sola. Solo quiere que alguien —quien sea, por favor, que sea él— le diga que ella no imaginó todo lo que sintió.
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    Individual
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  • Escena: “El Cazador de Sombras” – Mortis
    La lluvia golpeaba suavemente el tejado. En medio del cuarto oscuro, solo se escuchaba el sonido de sus patas acolchadas sobre el suelo de madera.

    Mortis caminaba con paso firme, envuelto en su pequeña capucha roja. El moño escocés le daba un aire distinguido, como un gato que conocía demasiado del mundo, pero que aún así no decía nada. Sus ojos, amarillos y brillantes, lo observaban todo con intensidad sobrenatural.

    Se detuvo en el umbral de la puerta entreabierta. Un crujido. Un susurro. Una presencia.

    —Miau —dijo con gravedad, como si fuese una advertencia.

    La sombra que se deslizaba por la habitación se congeló al escuchar su voz. Nadie desobedecía a Mortis. No si quería despertar con los recuerdos intactos.

    Con un salto ágil, se subió a la cama, se acomodó justo en el centro como si fuera su trono, y miró al vacío con el aire de quien está por resolver un misterio que nadie más ha notado.

    Y entonces, en voz baja, solo para sí mismo, murmuró:

    —Esta noche... alguien cruzará la línea.

    Mortis no era un gato cualquiera.

    Era el guardián silencioso de los secretos que Luna prefería no recordar.

    🐱 Escena: “El Cazador de Sombras” – Mortis La lluvia golpeaba suavemente el tejado. En medio del cuarto oscuro, solo se escuchaba el sonido de sus patas acolchadas sobre el suelo de madera. Mortis caminaba con paso firme, envuelto en su pequeña capucha roja. El moño escocés le daba un aire distinguido, como un gato que conocía demasiado del mundo, pero que aún así no decía nada. Sus ojos, amarillos y brillantes, lo observaban todo con intensidad sobrenatural. Se detuvo en el umbral de la puerta entreabierta. Un crujido. Un susurro. Una presencia. —Miau —dijo con gravedad, como si fuese una advertencia. La sombra que se deslizaba por la habitación se congeló al escuchar su voz. Nadie desobedecía a Mortis. No si quería despertar con los recuerdos intactos. Con un salto ágil, se subió a la cama, se acomodó justo en el centro como si fuera su trono, y miró al vacío con el aire de quien está por resolver un misterio que nadie más ha notado. Y entonces, en voz baja, solo para sí mismo, murmuró: —Esta noche... alguien cruzará la línea. Mortis no era un gato cualquiera. Era el guardián silencioso de los secretos que Luna prefería no recordar.
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  • " Ha caído el día de lluvia, el corazón nublado y la vista con un tono de tristeza, como toda criatura con un alma .
    No faltó a su costumbre la bruja blanca ha visitado al Rey Dragón, siempre que le ve decaído, su imagen y su voz aparecen en todas partes Pero siempre como una sombra intocable, susurro de maldiciones que hacen llamado al Tirano que en él corazón de acero se esconde, ella canta y danza y no se deja tocar, es tormento del Basilio, muchos rostros hermosos muchos cambios de color, ella baila en los jardines sin tocar las espinas ella baila sobre las rosas una maestra bailarina, apasionada y sigilosa, peligrosa como todas y única en todos sus sentidos, bruja blanca espíritu de mariposa, dime tú nombre clama el Rey, ella no responde sigue cantando una y mil maldiciones .
    " Ha caído el día de lluvia, el corazón nublado y la vista con un tono de tristeza, como toda criatura con un alma . No faltó a su costumbre la bruja blanca ha visitado al Rey Dragón, siempre que le ve decaído, su imagen y su voz aparecen en todas partes Pero siempre como una sombra intocable, susurro de maldiciones que hacen llamado al Tirano que en él corazón de acero se esconde, ella canta y danza y no se deja tocar, es tormento del Basilio, muchos rostros hermosos muchos cambios de color, ella baila en los jardines sin tocar las espinas ella baila sobre las rosas una maestra bailarina, apasionada y sigilosa, peligrosa como todas y única en todos sus sentidos, bruja blanca espíritu de mariposa, dime tú nombre clama el Rey, ella no responde sigue cantando una y mil maldiciones .
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  • Canguro descontrolado...
    Fandom Brok the InvestiGator/Crossover
    Categoría Otros
    **Los cielos de los Drums se oscurecían, ya anticipando la noche o la usual lluvia qué suele haber todos los días. La gente alrededor del lugar, haciendo lo que mejor saben hacer: no hacer nada. "tribot, esto..." "tribot, otro..." se escuchan entre el lugar. El parque se siente todavía más solitario; solo poca gente que decide dejar de ser un inútil y estirar las piernas. Y ahí en medio del solitario lugar, se encuentra nuestro querido canguro, Sin; sentado en una banca, su cuerpo blandito resalta igual que una mancha en una camisa blanca. Su mirada hacia abajo, sus orejas hacia atrás, la forma que aprieta esa gorra de policía entre sus manos o como da pequeños golpecitos en el suelo con su pata... cualquiera de las 4 señalan lo mismo: que el canguro esta... angustiado, aunque ya es costumbre verlo así al pobre... pero no... no es su simple dolor de divorciado qué ya hasta aprece qué se le pegó esa cara deprimida... no... algo más hay... arrepentimiento quizás?... como no va a estar arrepentid si cometió el error más grande que ha hecho, almenos desde su punto de vista; traicionar a su amigo y casi robar... trás un dolor por el divorcio, el grandullón fue con su mejor amigo, RJ, y le invitó a ir juntos a tomar algo. RJ, como el buen amigo que es, acepto, sin saber que había caído en una trampa... el oso terminó despertando en medio de una calle desconocida, en ropa interior y al lado de una tienda, justo siendo la señora encargada de la tienda la que lo despertó... Sin lo había drogado, le robó el uniforme y aprovechó para infiltrarse en una farmacia y robar Oblivion, medicina tranquilizador que planeaba dársela a su esposa y que pudieran hablar sobre el video falso que inició todo... RJ llegó a tiempo al lugar antes de que Sin terminará su misión, y le hizo recuperar la cabeza después de una... no tan amigable discusión...**

    ...Porque... soy así?... **murmuró y murmuraba el canguro...** porque... siempre daño a otra gente?...

    **mientras en pobre se terminaba de destrozar en su mente, RJ se acercó al canguro, sorprendentemente no enojado...**

    : hey... sigues aquí?... ya paso rato, se está haciendo tarde... ve a tu casa... no te lo tomes a mal, sabes?, ya te dije que no estoy molesto... **dijo, buscando calmar a su amigo**
    RJ... solo déjame... te conozco... se que estas molesto... solo vuelve a tu casa... **respondió Sin, con una tristeza más que sensible en su voz.**
    : Oh, vamos Sin... solo- ugh, sabes que? Olvídalo... a veces es imposible razonar contigo... solo... cuídate, esta bien?... adiós... amigo... *responde el oso, antes de dar la vuelta e irse...**

    **Sin solo pudo volver a mirar hacia abajo, volviéndose a meter en sus pensamientos.**
    **Los cielos de los Drums se oscurecían, ya anticipando la noche o la usual lluvia qué suele haber todos los días. La gente alrededor del lugar, haciendo lo que mejor saben hacer: no hacer nada. "tribot, esto..." "tribot, otro..." se escuchan entre el lugar. El parque se siente todavía más solitario; solo poca gente que decide dejar de ser un inútil y estirar las piernas. Y ahí en medio del solitario lugar, se encuentra nuestro querido canguro, Sin; sentado en una banca, su cuerpo blandito resalta igual que una mancha en una camisa blanca. Su mirada hacia abajo, sus orejas hacia atrás, la forma que aprieta esa gorra de policía entre sus manos o como da pequeños golpecitos en el suelo con su pata... cualquiera de las 4 señalan lo mismo: que el canguro esta... angustiado, aunque ya es costumbre verlo así al pobre... pero no... no es su simple dolor de divorciado qué ya hasta aprece qué se le pegó esa cara deprimida... no... algo más hay... arrepentimiento quizás?... como no va a estar arrepentid si cometió el error más grande que ha hecho, almenos desde su punto de vista; traicionar a su amigo y casi robar... trás un dolor por el divorcio, el grandullón fue con su mejor amigo, RJ, y le invitó a ir juntos a tomar algo. RJ, como el buen amigo que es, acepto, sin saber que había caído en una trampa... el oso terminó despertando en medio de una calle desconocida, en ropa interior y al lado de una tienda, justo siendo la señora encargada de la tienda la que lo despertó... Sin lo había drogado, le robó el uniforme y aprovechó para infiltrarse en una farmacia y robar Oblivion, medicina tranquilizador que planeaba dársela a su esposa y que pudieran hablar sobre el video falso que inició todo... RJ llegó a tiempo al lugar antes de que Sin terminará su misión, y le hizo recuperar la cabeza después de una... no tan amigable discusión...** ...Porque... soy así?... **murmuró y murmuraba el canguro...** porque... siempre daño a otra gente?... **mientras en pobre se terminaba de destrozar en su mente, RJ se acercó al canguro, sorprendentemente no enojado...** 🐻: hey... sigues aquí?... ya paso rato, se está haciendo tarde... ve a tu casa... no te lo tomes a mal, sabes?, ya te dije que no estoy molesto... **dijo, buscando calmar a su amigo** RJ... solo déjame... te conozco... se que estas molesto... solo vuelve a tu casa... **respondió Sin, con una tristeza más que sensible en su voz.** 🐻: Oh, vamos Sin... solo- ugh, sabes que? Olvídalo... a veces es imposible razonar contigo... solo... cuídate, esta bien?... adiós... amigo... *responde el oso, antes de dar la vuelta e irse...** **Sin solo pudo volver a mirar hacia abajo, volviéndose a meter en sus pensamientos.**
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  • - Hacía mucho tiempo que no sentía la lluvia con mi propia piel.

    Con algo de dificultad se levanta de la grama verde y reluciente gracias a la suave brisa y las gotas de lluvia arrastradas que llegaron a dar sobre su rostro.

    Siente que valía la pena quedarse un rato más y sentir la lluvia, había leído y escuchado que la lluvia es un fenómeno natural que se asocia demasiado a un alivio, una relajación, una limpieza o una liberación.

    - Supongo que es mejor que una nevada.
    - Hacía mucho tiempo que no sentía la lluvia con mi propia piel. Con algo de dificultad se levanta de la grama verde y reluciente gracias a la suave brisa y las gotas de lluvia arrastradas que llegaron a dar sobre su rostro. Siente que valía la pena quedarse un rato más y sentir la lluvia, había leído y escuchado que la lluvia es un fenómeno natural que se asocia demasiado a un alivio, una relajación, una limpieza o una liberación. - Supongo que es mejor que una nevada.
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