• Darius
    La maldición de Han .

    " Hijo de David Zeilen él Dragón Negro primigenio Rey Basilio y Ara Han una mujer de la raza Kitsune, guardian del mundo de los espíritus,
    Zet Zeilen es el segundo hijo varón de David, coronado Rey Basilio por poder y no por heredad, se sabe que posee todos los poderes de su padre y aún más,
    Es también por herencia un Kitsune blanco aunque está parte de si mismo es terreno inexplorado para Zet, también su maldición .

    Luna púrpura
    Nairobi .
    En uno de tantos días que el joven Rey Basilio vagaba por la tierra de los humanos se vio abordado por una de sus Feridas, su esposa Nairobi, Kitsune de la Luna, la flor de la muerte, la bruja blanca, sobre nombres muchos, fue tomada por Ferida no por amor, el título le fue otorgado por castigo una vez que intentó matar a Zet y fracaso, para él no había mejor castigo para ella que convertirla en su esposa y someterla a su voluntad y sus placeres, así fue como Nairobi hija de la casa Veluchi se convierte en Ferida, espada y esposa de Darius Zet .
    Poco tiempo después de haberle tomado por mujer y como esposa el joven Basilio como era en su costumbre desapareció, dejo el palacio Basil y a sus esposas en un día y por muchos no regreso, se fue en busca de aventuras, conquistas, amantes y tesoros, pero una sombra le seguía, su Ferida Nairobi, una mujer en años mayor al joven Rey, caminaba sigilosa y ocultaba su presencia y su perfume, él ignoraba su presencia, no lo sabía, a lo lejos la mujer le observa, buscando su oportunidad para hacerlo caer en el sueño de la muerte, mucho rencor le guardaba, resentimiento y odio del más puro .

    Shirakawa
    Japón 1990

    En un pueblo poco desarrollado en un país del continente asiático el Basilio encontró un lugar remoto el cual le gustaba mucho, de árboles de colores, plantas hermosas, bosques extensos y una mujer de cabellos rojos y ojos afinados que le habían cautivado, se decía que en las montañas aledañas habían demonios que se comían a las personas, eso llamo la atención del Dragón, buscaba siempre criaturas fuertes con las cuales combatir a muerte con la intención de pulir sus habilidades y hacerse más fuerte, de paso también liberar el mundo de dicha peste, desgraciadamente y para su mala suerte aquellas criaturas resultaban ser insignificantes para él, Darius es extremo muy poderoso, tanto que ni aún el conoce su propio límite, poco a poco el Basilio se fue cautivando más por la mujer humana de cabellos rojos, mientras tanto Nairobi lo observaba a distancia con celos y deseos de darle muerte, tanto fue la ofensa del Dragón para su Ferida que un día ella dijo en su corazón .

    / Maldito tu y maldita tu heredad yo te castigare .

    Nairobi es una mujer con poderes extraordinarios, su especialidad son las maldiciones, tanto magia oscura como blanca, no tiene límite alguno, en lo profundo de las montañas la mujer prepara algo especial para Darius, espera la luna roja, el aullido del zorro, un día mientras su esposo dormía en cama de la mujer pelirroja ella se acercó, sigilosa, silenciosa, sin que ninguno le viera, como un manto blanco que atraviesa las paredes, no deja huella ni aroma, como fantasma en medio de la noche, ha llevado con sigo un frasco con esencia maldita, con sigilo lo lleva a los labios del Rey Basilio, lo vierte en su boca y desaparece, se aleja tanto y tan rápido como puede .
    Al sentir el extraño líquido en su boca el Basilio despierta y sin intención lo ha tomado todo sin desperdiciar una gota .
    Algo ocurre en su interior, siente como si un fuerte ácido recorre su cuerpo, se adueña de sus venas, se levanta y camina lejos de la choza dejando a la pelirroja dormida en su cama, el Basilio tropieza y cae cerca del arrollo mirando su rostro en las aguas que reflejan su rostro, las antorchas que iluminan el lugar ofrecen luz para verse asi mismo, poco a poco sus cabellos oscuros se vuelven blancos, de su cabeza aparecen orejas peludas y blancas, las colas del Kitsune lentamente van creciendo hasta tomar forma, los ojos rojos del Dragón cambian, como perlas azules que brillan como estrellas así se reflejan en el agua, Darius había tomado su forma natural herencia de la familia Han, se transformó en Kitsune, un hombre con orejas de zorro que sobresalen de su cabellera, colas blancas que se sacuden con violencia, nueve son sus colas, sus manos de varón tienen uñas largas y afiladas como garras, sus colmillos sobresalen de sus labios, y en su mente no tiene otra cosa mas que el deseo de matar, sin control alguno, comienza una masacre sin sentido, cabaña por cabaña, en medio de la noche, derriba las paredes de madera usando su fuerza y golpeando con sus colas las estructuras que son derribadas como castillo de cartas en fuerte viento, todo ser vivo cuánto ve es víctima de su sed de sangre, hombres, mujeres y niños, también animales, todo cuanto vive y ve es asesinado de una forma cruel, los mutila, los toma con sus colas y su fuerza bruta los destroza, les hace pedazos, es luna roja, luna de sangre, un episodio perdido en la historia del joven Basilio, gritos de dolor, llanto de miedo, criaturas que desesperadamente buscan refugio, ninguno tiene salvación, todo lo que él encuentra perece de manera violenta, el pequeño arrollo a la orilla del pueblo se convierte en un río de sangre, cuerpos mutilados y cabañas siendo devoradas por el fuego azul del Basilio adornan un paisaje siniestro, al final solo ha quedado una en pie, la última, aquella cabaña donde dormía la mujer de cabellos rojos, la joven dama no era para nada cobarde, aterrorizada si casi al punto de estar paralizada esperaba al zorro demonio con una katana empuñada, en sus ojos carmesí nacían lágrimas, sus manos temblorosas hacían temblar la hoja afilada que reflejaba la luna sangrienta .

    / Ven por mi !! demonio !!

    La mujer gritaba con desespero a una sombra que lentamente se aproximaba.
    Tenido en sangre, con la mirada perdida y aún con algunos rastros de carne en sus garras, su rostro expresaba una imagen de retorcido placer, bañado en sangre, su pecho y sus prendas son la evidencia de que era él causante aquella masacre, Darius le ve y no siente nada, lo único que desea es jugar con ella hasta que su cuerpo no valga nada .

    Darius La maldición de Han . " Hijo de David Zeilen él Dragón Negro primigenio Rey Basilio y Ara Han una mujer de la raza Kitsune, guardian del mundo de los espíritus, Zet Zeilen es el segundo hijo varón de David, coronado Rey Basilio por poder y no por heredad, se sabe que posee todos los poderes de su padre y aún más, Es también por herencia un Kitsune blanco aunque está parte de si mismo es terreno inexplorado para Zet, también su maldición . Luna púrpura Nairobi . En uno de tantos días que el joven Rey Basilio vagaba por la tierra de los humanos se vio abordado por una de sus Feridas, su esposa Nairobi, Kitsune de la Luna, la flor de la muerte, la bruja blanca, sobre nombres muchos, fue tomada por Ferida no por amor, el título le fue otorgado por castigo una vez que intentó matar a Zet y fracaso, para él no había mejor castigo para ella que convertirla en su esposa y someterla a su voluntad y sus placeres, así fue como Nairobi hija de la casa Veluchi se convierte en Ferida, espada y esposa de Darius Zet . Poco tiempo después de haberle tomado por mujer y como esposa el joven Basilio como era en su costumbre desapareció, dejo el palacio Basil y a sus esposas en un día y por muchos no regreso, se fue en busca de aventuras, conquistas, amantes y tesoros, pero una sombra le seguía, su Ferida Nairobi, una mujer en años mayor al joven Rey, caminaba sigilosa y ocultaba su presencia y su perfume, él ignoraba su presencia, no lo sabía, a lo lejos la mujer le observa, buscando su oportunidad para hacerlo caer en el sueño de la muerte, mucho rencor le guardaba, resentimiento y odio del más puro . Shirakawa Japón 1990 En un pueblo poco desarrollado en un país del continente asiático el Basilio encontró un lugar remoto el cual le gustaba mucho, de árboles de colores, plantas hermosas, bosques extensos y una mujer de cabellos rojos y ojos afinados que le habían cautivado, se decía que en las montañas aledañas habían demonios que se comían a las personas, eso llamo la atención del Dragón, buscaba siempre criaturas fuertes con las cuales combatir a muerte con la intención de pulir sus habilidades y hacerse más fuerte, de paso también liberar el mundo de dicha peste, desgraciadamente y para su mala suerte aquellas criaturas resultaban ser insignificantes para él, Darius es extremo muy poderoso, tanto que ni aún el conoce su propio límite, poco a poco el Basilio se fue cautivando más por la mujer humana de cabellos rojos, mientras tanto Nairobi lo observaba a distancia con celos y deseos de darle muerte, tanto fue la ofensa del Dragón para su Ferida que un día ella dijo en su corazón . / Maldito tu y maldita tu heredad yo te castigare . Nairobi es una mujer con poderes extraordinarios, su especialidad son las maldiciones, tanto magia oscura como blanca, no tiene límite alguno, en lo profundo de las montañas la mujer prepara algo especial para Darius, espera la luna roja, el aullido del zorro, un día mientras su esposo dormía en cama de la mujer pelirroja ella se acercó, sigilosa, silenciosa, sin que ninguno le viera, como un manto blanco que atraviesa las paredes, no deja huella ni aroma, como fantasma en medio de la noche, ha llevado con sigo un frasco con esencia maldita, con sigilo lo lleva a los labios del Rey Basilio, lo vierte en su boca y desaparece, se aleja tanto y tan rápido como puede . Al sentir el extraño líquido en su boca el Basilio despierta y sin intención lo ha tomado todo sin desperdiciar una gota . Algo ocurre en su interior, siente como si un fuerte ácido recorre su cuerpo, se adueña de sus venas, se levanta y camina lejos de la choza dejando a la pelirroja dormida en su cama, el Basilio tropieza y cae cerca del arrollo mirando su rostro en las aguas que reflejan su rostro, las antorchas que iluminan el lugar ofrecen luz para verse asi mismo, poco a poco sus cabellos oscuros se vuelven blancos, de su cabeza aparecen orejas peludas y blancas, las colas del Kitsune lentamente van creciendo hasta tomar forma, los ojos rojos del Dragón cambian, como perlas azules que brillan como estrellas así se reflejan en el agua, Darius había tomado su forma natural herencia de la familia Han, se transformó en Kitsune, un hombre con orejas de zorro que sobresalen de su cabellera, colas blancas que se sacuden con violencia, nueve son sus colas, sus manos de varón tienen uñas largas y afiladas como garras, sus colmillos sobresalen de sus labios, y en su mente no tiene otra cosa mas que el deseo de matar, sin control alguno, comienza una masacre sin sentido, cabaña por cabaña, en medio de la noche, derriba las paredes de madera usando su fuerza y golpeando con sus colas las estructuras que son derribadas como castillo de cartas en fuerte viento, todo ser vivo cuánto ve es víctima de su sed de sangre, hombres, mujeres y niños, también animales, todo cuanto vive y ve es asesinado de una forma cruel, los mutila, los toma con sus colas y su fuerza bruta los destroza, les hace pedazos, es luna roja, luna de sangre, un episodio perdido en la historia del joven Basilio, gritos de dolor, llanto de miedo, criaturas que desesperadamente buscan refugio, ninguno tiene salvación, todo lo que él encuentra perece de manera violenta, el pequeño arrollo a la orilla del pueblo se convierte en un río de sangre, cuerpos mutilados y cabañas siendo devoradas por el fuego azul del Basilio adornan un paisaje siniestro, al final solo ha quedado una en pie, la última, aquella cabaña donde dormía la mujer de cabellos rojos, la joven dama no era para nada cobarde, aterrorizada si casi al punto de estar paralizada esperaba al zorro demonio con una katana empuñada, en sus ojos carmesí nacían lágrimas, sus manos temblorosas hacían temblar la hoja afilada que reflejaba la luna sangrienta . / Ven por mi !! demonio !! La mujer gritaba con desespero a una sombra que lentamente se aproximaba. Tenido en sangre, con la mirada perdida y aún con algunos rastros de carne en sus garras, su rostro expresaba una imagen de retorcido placer, bañado en sangre, su pecho y sus prendas son la evidencia de que era él causante aquella masacre, Darius le ve y no siente nada, lo único que desea es jugar con ella hasta que su cuerpo no valga nada .
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  • El agua la envolvía, cálida y sofocante, como un abrazo que no podía rechazar. ***** flotaba en el vacío, sin fuerzas para moverse, observando los reflejos distorsionados de la luz filtrarse a través del líquido espeso.

    No sabía si estaba cayendo o simplemente existiendo en ese espacio sin tiempo. Sus pensamientos eran ecos lejanos, imágenes que se desvanecían antes de que pudiera aferrarse a ellas. Voces sin dueño susurraban en su mente, nombres que deberían significar algo, pero que no despertaban más que una punzada de dolor.

    Se llevó una mano al pecho. Algo dolía allí, algo profundo y antiguo, un vacío tan grande que amenazaba con consumirla.

    —¿Por qué…? —murmuró, pero ni siquiera su propia voz le respondía.

    Todo se sentía irreal. Todo excepto el peso del agua, el ardor en sus pulmones, la sensación de hundirse más y más en un abismo del que no sabía si quería salir.

    La luz titiló.

    Por un instante, creyó ver una sombra al otro lado del vidrio. Una figura que parecía extender la mano hacia ella. ¿Un recuerdo? ¿Un fantasma?

    No importaba.

    Porque, al final, Zorro siempre terminaría solo.
    https://youtu.be/p2DP-L5b-8k?si=3hn2AJnmIl7ezE3U
    El agua la envolvía, cálida y sofocante, como un abrazo que no podía rechazar. ***** flotaba en el vacío, sin fuerzas para moverse, observando los reflejos distorsionados de la luz filtrarse a través del líquido espeso. No sabía si estaba cayendo o simplemente existiendo en ese espacio sin tiempo. Sus pensamientos eran ecos lejanos, imágenes que se desvanecían antes de que pudiera aferrarse a ellas. Voces sin dueño susurraban en su mente, nombres que deberían significar algo, pero que no despertaban más que una punzada de dolor. Se llevó una mano al pecho. Algo dolía allí, algo profundo y antiguo, un vacío tan grande que amenazaba con consumirla. —¿Por qué…? —murmuró, pero ni siquiera su propia voz le respondía. Todo se sentía irreal. Todo excepto el peso del agua, el ardor en sus pulmones, la sensación de hundirse más y más en un abismo del que no sabía si quería salir. La luz titiló. Por un instante, creyó ver una sombra al otro lado del vidrio. Una figura que parecía extender la mano hacia ella. ¿Un recuerdo? ¿Un fantasma? No importaba. Porque, al final, Zorro siempre terminaría solo. https://youtu.be/p2DP-L5b-8k?si=3hn2AJnmIl7ezE3U
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  • Zorro inclinó la cabeza, una sonrisa torcida dibujándose en sus labios. Su ojo sano brillaba con una chispa burlona, mientras la luz se reflejaba en su parche negro.

    —¿Sabes qué es lo mejor de perder la memoria? —murmuró, acercando un dedo enguantado a su barbilla, pensativa—. Que puedes inventarte cualquier historia... y nadie podrá decir que mientes.

    Su risa fue baja, casi melodiosa, pero había algo en ella que erizaba la piel. No era dulzura. No era felicidad. Era el filo de una cuchilla deslizándose por la garganta de la verdad.
    Zorro inclinó la cabeza, una sonrisa torcida dibujándose en sus labios. Su ojo sano brillaba con una chispa burlona, mientras la luz se reflejaba en su parche negro. —¿Sabes qué es lo mejor de perder la memoria? —murmuró, acercando un dedo enguantado a su barbilla, pensativa—. Que puedes inventarte cualquier historia... y nadie podrá decir que mientes. Su risa fue baja, casi melodiosa, pero había algo en ella que erizaba la piel. No era dulzura. No era felicidad. Era el filo de una cuchilla deslizándose por la garganta de la verdad.
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  • Aquella noche de invierno Kazuo salió al exterior del templo. A pesar del frío y la nieve este caminó descalzo hasta llegar a un pequeño llano.

    El Yōkai se puso de rodillas y del interior de su Haori sacó algunos hojas de papel.

    Estos eran oraciones. Peticiones de personas de corazón noble que merecían ser escuchadas por los dioses. Kazuo como mensajero era quien se encargaba de que estas llegasen hasta Inari.

    Las páginas comentaron a deshacerse, transformándose en motas doradas que se alzaban al cielo. Ni siquiera el viento era capaz de arrastrarlas, puesto que estas tenían un destino fijo.

    Poco a poco las manos del zorro quedarían vacías, dando por finalizado su cometido como mensajero.
    Aquella noche de invierno Kazuo salió al exterior del templo. A pesar del frío y la nieve este caminó descalzo hasta llegar a un pequeño llano. El Yōkai se puso de rodillas y del interior de su Haori sacó algunos hojas de papel. Estos eran oraciones. Peticiones de personas de corazón noble que merecían ser escuchadas por los dioses. Kazuo como mensajero era quien se encargaba de que estas llegasen hasta Inari. Las páginas comentaron a deshacerse, transformándose en motas doradas que se alzaban al cielo. Ni siquiera el viento era capaz de arrastrarlas, puesto que estas tenían un destino fijo. Poco a poco las manos del zorro quedarían vacías, dando por finalizado su cometido como mensajero.
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  • Que el zorro se vaya quitando la tanga aquí llegó su semental!!!

    Esperen ...

    -se mira en el reflejo de un charco de agua estancada -

    Están seguros de que no soy un Omega? Tengo el pecho perfecto para...... Ahhh claro que no soy buxiang tomando a la fuerza el cuervo de puma jajaja .... Que estupidez pensar en..... Menos charla más coger

    Zorrito, cuyo nombre ya olvide ven aquí linda (?
    Que el zorro se vaya quitando la tanga aquí llegó su semental!!! Esperen ... -se mira en el reflejo de un charco de agua estancada - Están seguros de que no soy un Omega? Tengo el pecho perfecto para...... Ahhh claro que no soy buxiang tomando a la fuerza el cuervo de puma jajaja .... Que estupidez pensar en..... Menos charla más coger Zorrito, cuyo nombre ya olvide ven aquí linda (?
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  • Zorro se inclinó, apoyando un brazo sobre su rodilla mientras su respiración se volvía más pausada. Sus ojos azules, afilados y fríos, se clavaron en su oponente caído. La sangre goteaba del filo de su cuchillo, el sonido apenas audible en el silencio tenso de la habitación.

    —¿Eso es todo? —susurró con una media sonrisa, ladeando la cabeza.

    El enemigo trató de moverse, pero su cuerpo no le respondió. Zorro giró el cuchillo entre sus dedos y lo limpió contra su traje sin prisa.

    —Si vas a rogar por tu vida, mejor ahórratelo. No me interesa.

    Dio un paso al frente, su sombra cubriendo a su oponente. Afuera, la alarma seguía sonando, pero para ella, el mundo se había reducido a este instante.

    —Dime… ¿quién soy?

    Silencio.

    Zorro frunció el ceño.

    —Tch. Lo imaginé.

    Se enderezó y, sin mirar atrás, desapareció en la penumbra del pasillo.

    Zorro se inclinó, apoyando un brazo sobre su rodilla mientras su respiración se volvía más pausada. Sus ojos azules, afilados y fríos, se clavaron en su oponente caído. La sangre goteaba del filo de su cuchillo, el sonido apenas audible en el silencio tenso de la habitación. —¿Eso es todo? —susurró con una media sonrisa, ladeando la cabeza. El enemigo trató de moverse, pero su cuerpo no le respondió. Zorro giró el cuchillo entre sus dedos y lo limpió contra su traje sin prisa. —Si vas a rogar por tu vida, mejor ahórratelo. No me interesa. Dio un paso al frente, su sombra cubriendo a su oponente. Afuera, la alarma seguía sonando, pero para ella, el mundo se había reducido a este instante. —Dime… ¿quién soy? Silencio. Zorro frunció el ceño. —Tch. Lo imaginé. Se enderezó y, sin mirar atrás, desapareció en la penumbra del pasillo.
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  • El invierno seguía azotando con fuerza en el monte Inari.

    Con aquel clima casi nadie venía al templo de Kazuo a rezar y llevar sus plegarias. Lo que hacía que en el lugar se respirase aún más paz de la que ya había de por sí.

    Aún así el zorro seguía cuidado y manteniendo todo perfecto por si algún viajero estrabiado buscaba cobijo de la tempestad.

    A pesar del frío y la nieve, esto aportaba un paisaje de lo más acogedor y hermoso. Una estampa digna de un lienzo.
    El invierno seguía azotando con fuerza en el monte Inari. Con aquel clima casi nadie venía al templo de Kazuo a rezar y llevar sus plegarias. Lo que hacía que en el lugar se respirase aún más paz de la que ya había de por sí. Aún así el zorro seguía cuidado y manteniendo todo perfecto por si algún viajero estrabiado buscaba cobijo de la tempestad. A pesar del frío y la nieve, esto aportaba un paisaje de lo más acogedor y hermoso. Una estampa digna de un lienzo.
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  • Ruxue, una espiritu Zorro, mi primera amiga no primate. Fue asesinada por mi hermano Demonio Rey Toro.
    Ruxue, una espiritu Zorro, mi primera amiga no primate. Fue asesinada por mi hermano Demonio Rey Toro.
    Me entristece
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  • Creo que acabo de encontrar razones para dejar de reprimir a mi kitsune y volver a mis deberes de diosa ya que eso es lo que soy aunque... Los sentimientos son lo que me preocupan de dejar reprimir a mi zorro pero que mas da, si voy a vivir voy a hacerlo bien, y debo tener a ambos espiritus juntos
    Creo que acabo de encontrar razones para dejar de reprimir a mi kitsune y volver a mis deberes de diosa ya que eso es lo que soy aunque... Los sentimientos son lo que me preocupan de dejar reprimir a mi zorro pero que mas da, si voy a vivir voy a hacerlo bien, y debo tener a ambos espiritus juntos
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  • Incluso él era capaz de buscar esos pequeños momentos para desconectar.

    Kazuo era un ser muy disciplinado. Se levantaba con los primeros rayos del alba para iniciar sus tareas diarias. Su templo, aunque no fuera excesivamente grande, requería un mantenimiento y cuidado diario.

    Además de aquellas tareas matutinas, atendía a aquellos que viniesen de visita o a rezar. Aunque esto último era casi inexistente a causa del frío y la nieve.

    Y no solo su templo; también se ocupaba de todo el territorio que abarcaba su amado bosque. Este lo pratullaba y velaba por él, a veces con la noche acariciando su lomo. Era su guardián, su rey, su protector.

    Pero a pesar de todo esto. Siempre buscaba tener tiempo de calidad con su amada. Este la buscaba en cada esquina con la mirada, intentando encontrar cualquier escusa para estar a su lado.

    Y otras veces, cuando la soledad azotaba, realizaba otro tipo de actividades. Kazuo amaba pintar; trazar finas líneas, dando forma a aquello que se plasmaba en su mente. Era meticuloso; creando siluetas de trazos exquisitamente medidos. Los siglos le habían otorgado el tiempo suficiente como para haber perfeccionado dicha habilidad.

    Era por eso que aquella tarde, bajo un sol despejado, el zorro pintaba en el cristal de un porta velas. Pensando que sería un regalo hermoso para el amor de su vida; 𝑬𝒍𝒊𝒛𝒂𝒃𝒆𝒕𝒉 ✴ 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅𝒇𝒍𝒂𝒎𝒆 .
    Incluso él era capaz de buscar esos pequeños momentos para desconectar. Kazuo era un ser muy disciplinado. Se levantaba con los primeros rayos del alba para iniciar sus tareas diarias. Su templo, aunque no fuera excesivamente grande, requería un mantenimiento y cuidado diario. Además de aquellas tareas matutinas, atendía a aquellos que viniesen de visita o a rezar. Aunque esto último era casi inexistente a causa del frío y la nieve. Y no solo su templo; también se ocupaba de todo el territorio que abarcaba su amado bosque. Este lo pratullaba y velaba por él, a veces con la noche acariciando su lomo. Era su guardián, su rey, su protector. Pero a pesar de todo esto. Siempre buscaba tener tiempo de calidad con su amada. Este la buscaba en cada esquina con la mirada, intentando encontrar cualquier escusa para estar a su lado. Y otras veces, cuando la soledad azotaba, realizaba otro tipo de actividades. Kazuo amaba pintar; trazar finas líneas, dando forma a aquello que se plasmaba en su mente. Era meticuloso; creando siluetas de trazos exquisitamente medidos. Los siglos le habían otorgado el tiempo suficiente como para haber perfeccionado dicha habilidad. Era por eso que aquella tarde, bajo un sol despejado, el zorro pintaba en el cristal de un porta velas. Pensando que sería un regalo hermoso para el amor de su vida; [Liz_bloodFlame].
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