• Eran casi las ocho de la mañana cuando se despertó con el primer rayo de sol colándose por la ventana. A su lado, Sailor Nigth dormía profundamente, con una pierna colgando fuera de la sábana y el cabello desordenado, cubriéndole parte del rostro. Tenía esa calma bonita que sólo se ve cuando alguien sueña algo bueno.

    Se quedó mirándola un momento, sonriendo solo, antes de levantarse sin hacer ruido. Caminó hasta la cocina, encendió la cafetera, y sacó los ingredientes uno por uno: harina, huevos, leche, un poco de vainilla… y los arándanos que había comprado el día anterior pensando en ella.

    Mientras batía la mezcla, puso algo de música suave: un poco de jazz instrumental que siempre llenaba el aire con buena vibra. Vertió la primera porción sobre el sartén caliente y dejó que el aroma empezara a invadir el departamento.

    Cortó fresas, plátano, unas rebanadas de kiwi en forma de estrellita, sirvió todo con cuidado: una torre de hotcakes esponjosos con mantequilla derritiéndose en la cima, fruta alrededor como un jardín colorido, y miel cayendo en espiral como si estuviera pintando el desayuno.
    Preparó dos cafés, uno fuerte para él, otro con vainilla y leche espumosa para ella, y los puso en la bandeja junto con todo lo demás.

    Caminó hasta la habitación en silencio, empujando la puerta con el hombro.

    —Buenos días, princesa —susurró.
    Eran casi las ocho de la mañana cuando se despertó con el primer rayo de sol colándose por la ventana. A su lado, [Witches_love_Michis] dormía profundamente, con una pierna colgando fuera de la sábana y el cabello desordenado, cubriéndole parte del rostro. Tenía esa calma bonita que sólo se ve cuando alguien sueña algo bueno. Se quedó mirándola un momento, sonriendo solo, antes de levantarse sin hacer ruido. Caminó hasta la cocina, encendió la cafetera, y sacó los ingredientes uno por uno: harina, huevos, leche, un poco de vainilla… y los arándanos que había comprado el día anterior pensando en ella. Mientras batía la mezcla, puso algo de música suave: un poco de jazz instrumental que siempre llenaba el aire con buena vibra. Vertió la primera porción sobre el sartén caliente y dejó que el aroma empezara a invadir el departamento. Cortó fresas, plátano, unas rebanadas de kiwi en forma de estrellita, sirvió todo con cuidado: una torre de hotcakes esponjosos con mantequilla derritiéndose en la cima, fruta alrededor como un jardín colorido, y miel cayendo en espiral como si estuviera pintando el desayuno. Preparó dos cafés, uno fuerte para él, otro con vainilla y leche espumosa para ella, y los puso en la bandeja junto con todo lo demás. Caminó hasta la habitación en silencio, empujando la puerta con el hombro. —Buenos días, princesa —susurró.
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  • Un torrente eterno, incomprensible de ideas, sueños, recuerdos y conceptos. Algunos míos, otros de ella. Algunos más, prohibidos.

    — ...

    Nuestro cuerpo se levanta, [OverDose] funcionó. Vestido en ropas ceremoniales, nuestro cuerpo parece listo para algo, lo que sea que necesitemos hacer con él, como si hubiera estado esperando. En nuestra mano, una esfera de cristal que no sabemos de dónde salió.

    — ¿...Skadi? ¿Estás ahí?
    Un torrente eterno, incomprensible de ideas, sueños, recuerdos y conceptos. Algunos míos, otros de ella. Algunos más, prohibidos. — ... Nuestro cuerpo se levanta, [OverDose] funcionó. Vestido en ropas ceremoniales, nuestro cuerpo parece listo para algo, lo que sea que necesitemos hacer con él, como si hubiera estado esperando. En nuestra mano, una esfera de cristal que no sabemos de dónde salió. — ¿...Skadi? ¿Estás ahí?
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  • —¿Tan jodida se ha vuelto su vida que ahora recuerda con añoranza esos días en los que pasaba horas reforzando muros, verjas y torres? Efectivamente. Ahora mientras recorre las carreteras del centro de Georgia, sola y con la sensación de haber perdido su punto de ancla, Liv intenta mantenerse cuerda aferrándose a los recuerdos de la época en que era feliz, en que todo parecía... más sencillo—

    ㅤㅤㅤㅤㅤ #SeductiveSunday #BootySunday

    ㅤㅤㅤㅤㅤ #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    —¿Tan jodida se ha vuelto su vida que ahora recuerda con añoranza esos días en los que pasaba horas reforzando muros, verjas y torres? Efectivamente. Ahora mientras recorre las carreteras del centro de Georgia, sola y con la sensación de haber perdido su punto de ancla, Liv intenta mantenerse cuerda aferrándose a los recuerdos de la época en que era feliz, en que todo parecía... más sencillo— ㅤㅤㅤㅤㅤ #SeductiveSunday #BootySunday ㅤㅤㅤㅤㅤ #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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    La Secta Jin de Lanling es una secta de cultivo que reside en la Torre de la Carpa Dorada, que se encuentra ubicada en la región de Lanling.

    Son unos opulentos ricachones y, quizá por eso, son algo así como el clan más importante y manda sobre el resto de sectas.

    Discípulos buscados:

    Jin Guangshang
    Madame Jin
    Jin Guangyao
    Jin Zixuan
    Jin Zixun
    Qin Su
    Jing Ling
    Mian Mian
    La Secta Jin de Lanling es una secta de cultivo que reside en la Torre de la Carpa Dorada, que se encuentra ubicada en la región de Lanling. Son unos opulentos ricachones y, quizá por eso, son algo así como el clan más importante y manda sobre el resto de sectas. Discípulos buscados: 🌟Jin Guangshang 🌟Madame Jin 🌟Jin Guangyao 🌟Jin Zixuan 🌟Jin Zixun 🌟Qin Su 🌟Jing Ling 🌟Mian Mian
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  • El viento soplaba con fuerza cuando Jimoto llegó al pie de la imponente Torre Karin. Desde abajo, la estructura parecía no tener fin, perdiéndose en el cielo como si tocara las nubes mismas. Sabía que ese era el primer obstáculo en su camino para llegar hasta Kaio-sama.

    Respiró hondo y ajustó su cinturón. No tenía tiempo que perder. Flexionó las piernas y se impulsó con fuerza, aferrándose al tronco de la torre. Sus manos y pies encontraron apoyo en la superficie lisa, y comenzó a trepar con determinación.

    El ascenso no era fácil. El viento arremolinaba su cabello, el frío de la altura le entumecía los dedos, y la gravedad parecía querer arrastrarlo de vuelta al suelo con cada metro que avanzaba. Pero Jimoto no se detuvo.

    Horas pasaron, y el cielo comenzó a oscurecerse. Cada músculo de su cuerpo ardía por el esfuerzo, pero la cima estaba cerca. Con un último impulso, alcanzó la plataforma del Templo de Karin y rodó sobre ella, jadeando.

    —Vaya, muchacho, no muchos logran llegar hasta aquí —dijo una voz ronca.

    Jimoto levantó la vista y vio al Maestro Karin, un gato blanco de pie sobre su bastón, observándolo con curiosidad.

    —He venido para seguir subiendo —dijo Jimoto, poniéndose de pie con esfuerzo—. Debo llegar hasta Kaio-sama.

    El gato sonrió con astucia.

    —Subir, dices… entonces, primero tendrás que demostrar que eres digno.

    Jimoto asintió. No esperaba que el camino fuera fácil. Si quería llegar hasta el maestro Kaio, primero debía superar la prueba del Maestro Karin.
    El viento soplaba con fuerza cuando Jimoto llegó al pie de la imponente Torre Karin. Desde abajo, la estructura parecía no tener fin, perdiéndose en el cielo como si tocara las nubes mismas. Sabía que ese era el primer obstáculo en su camino para llegar hasta Kaio-sama. Respiró hondo y ajustó su cinturón. No tenía tiempo que perder. Flexionó las piernas y se impulsó con fuerza, aferrándose al tronco de la torre. Sus manos y pies encontraron apoyo en la superficie lisa, y comenzó a trepar con determinación. El ascenso no era fácil. El viento arremolinaba su cabello, el frío de la altura le entumecía los dedos, y la gravedad parecía querer arrastrarlo de vuelta al suelo con cada metro que avanzaba. Pero Jimoto no se detuvo. Horas pasaron, y el cielo comenzó a oscurecerse. Cada músculo de su cuerpo ardía por el esfuerzo, pero la cima estaba cerca. Con un último impulso, alcanzó la plataforma del Templo de Karin y rodó sobre ella, jadeando. —Vaya, muchacho, no muchos logran llegar hasta aquí —dijo una voz ronca. Jimoto levantó la vista y vio al Maestro Karin, un gato blanco de pie sobre su bastón, observándolo con curiosidad. —He venido para seguir subiendo —dijo Jimoto, poniéndose de pie con esfuerzo—. Debo llegar hasta Kaio-sama. El gato sonrió con astucia. —Subir, dices… entonces, primero tendrás que demostrar que eres digno. Jimoto asintió. No esperaba que el camino fuera fácil. Si quería llegar hasta el maestro Kaio, primero debía superar la prueba del Maestro Karin.
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  • Jimoto se deslizó entre las sombras, con la vista fija en la gran caja metálica dentro del almacén enemigo. Había sido difícil infiltrarse en la base de la Patrulla Roja, pero ahí estaba: la esfera del dragón, custodiada por unos pocos soldados distraídos. Solo tenía que actuar rápido, tomarla y desaparecer antes de que sonara la alarma.

    Pero entonces, un estruendo sacudió el suelo. Desde el intercomunicador de uno de los soldados, una voz chillona resonó:

    —¡El ataque ha comenzado! ¡Reduciremos la ciudad a cenizas hasta que nos entreguen la información!

    Jimoto sintió un escalofrío. *¿Ataque?* ¿A qué ciudad se referían?

    Salió sigilosamente del almacén y se trepó a una torre de vigilancia para ver a lo lejos. Un humo espeso se alzaba en el horizonte. Desde ahí, pudo ver el resplandor de las llamas devorando los edificios de una ciudad cercana. Gritos, explosiones… gente corriendo por sus vidas.

    Apretó los puños. Tenía la oportunidad de llevarse la esfera ahora. Podía completar su misión.

    Pero…

    Miró la caja. Luego la ciudad.

    Chasqueó la lengua con frustración.

    —Maldición…

    Sin pensarlo dos veces, se lanzó en dirección al caos.

    ***

    Las calles estaban sumidas en el terror. Soldados de la Patrulla Roja disparaban sin piedad, causando explosiones que derrumbaban edificios enteros. La gente huía, algunos atrapados entre escombros, otros rodeados sin salida.

    Entonces, una sombra veloz irrumpió en la escena.

    —¡Hey! ¡Cobardes con uniforme! —gritó Jimoto, aterrizando con un golpe que hizo temblar el pavimento—. ¿Por qué no prueban su suerte con alguien que puede devolver los golpes?

    Los soldados voltearon, sorprendidos.

    —¡Es ese tipo! ¡El de la máscara!

    Sin darles tiempo para reaccionar, Jimoto se lanzó contra ellos, derribando a los primeros con una patada giratoria y esquivando las balas con movimientos ágiles. Cada golpe suyo derribaba a un enemigo, cada salto lo acercaba a más civiles para ponerlos a salvo.

    Pero sabía la verdad: mientras él estaba aquí, los villanos escapaban con la esfera.

    No importaba.

    Ver a las familias reunirse, a los niños correr hacia los brazos de sus padres, le confirmó que había tomado la decisión correcta.

    Cuando el humo se disipó y la Patrulla Roja ya no estaba, Jimoto se quedó de pie entre los escombros, respirando con dificultad.

    Había perdido la esfera… pero había salvado una ciudad.

    Y eso valía más.
    Jimoto se deslizó entre las sombras, con la vista fija en la gran caja metálica dentro del almacén enemigo. Había sido difícil infiltrarse en la base de la Patrulla Roja, pero ahí estaba: la esfera del dragón, custodiada por unos pocos soldados distraídos. Solo tenía que actuar rápido, tomarla y desaparecer antes de que sonara la alarma. Pero entonces, un estruendo sacudió el suelo. Desde el intercomunicador de uno de los soldados, una voz chillona resonó: —¡El ataque ha comenzado! ¡Reduciremos la ciudad a cenizas hasta que nos entreguen la información! Jimoto sintió un escalofrío. *¿Ataque?* ¿A qué ciudad se referían? Salió sigilosamente del almacén y se trepó a una torre de vigilancia para ver a lo lejos. Un humo espeso se alzaba en el horizonte. Desde ahí, pudo ver el resplandor de las llamas devorando los edificios de una ciudad cercana. Gritos, explosiones… gente corriendo por sus vidas. Apretó los puños. Tenía la oportunidad de llevarse la esfera ahora. Podía completar su misión. Pero… Miró la caja. Luego la ciudad. Chasqueó la lengua con frustración. —Maldición… Sin pensarlo dos veces, se lanzó en dirección al caos. *** Las calles estaban sumidas en el terror. Soldados de la Patrulla Roja disparaban sin piedad, causando explosiones que derrumbaban edificios enteros. La gente huía, algunos atrapados entre escombros, otros rodeados sin salida. Entonces, una sombra veloz irrumpió en la escena. —¡Hey! ¡Cobardes con uniforme! —gritó Jimoto, aterrizando con un golpe que hizo temblar el pavimento—. ¿Por qué no prueban su suerte con alguien que puede devolver los golpes? Los soldados voltearon, sorprendidos. —¡Es ese tipo! ¡El de la máscara! Sin darles tiempo para reaccionar, Jimoto se lanzó contra ellos, derribando a los primeros con una patada giratoria y esquivando las balas con movimientos ágiles. Cada golpe suyo derribaba a un enemigo, cada salto lo acercaba a más civiles para ponerlos a salvo. Pero sabía la verdad: mientras él estaba aquí, los villanos escapaban con la esfera. No importaba. Ver a las familias reunirse, a los niños correr hacia los brazos de sus padres, le confirmó que había tomado la decisión correcta. Cuando el humo se disipó y la Patrulla Roja ya no estaba, Jimoto se quedó de pie entre los escombros, respirando con dificultad. Había perdido la esfera… pero había salvado una ciudad. Y eso valía más.
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  • Aquel día llovía de una forma implacable. Derritiendo la nieve residual que se había acumulado días atrás.

    A Kazuo los días así le hacían tener sentimientos encontrados. Antes los odiaba, pues bajo el manto del agua, había vivido uno de los peores momentos de su existencia. Las inocentes gotas abrian unas cicatrices que, a pesar de los siglos, seguían sin sanar, sin dejar de doler. Muerte, desesperación, rabia, tristeza... Un cúmulo de hechos y sentimientos que se agolpaban uno detrás de otro sin dar opción a desconexión.

    Pero entonces; ¿Por qué veía algo de luz en aquellos días sombríos?.

    Era por qué en estos había forjados nuevos recuerdos; Amor, pasión, felicidad plena y real. Unos recuerdos que contrastaban con con otros que parecían pertenecer a otra vida totalmente distinta.

    Este recibida bajo el torrente aquella vorágine de sentimientos. Sus lágrimas eran camufladas por las cristalinas gotas, y sus suspiros enmudecidos por los truenos que reverberaba sin cesar; ahogando cualquier indicio de su mal estar.

    Al zorro seguía sin gustarle los días de lluvia. Pero esto quizás podría cambiar con el paso del tiempo. Ahora, más que nunca, sentía que comenzaba a vivir.
    Aquel día llovía de una forma implacable. Derritiendo la nieve residual que se había acumulado días atrás. A Kazuo los días así le hacían tener sentimientos encontrados. Antes los odiaba, pues bajo el manto del agua, había vivido uno de los peores momentos de su existencia. Las inocentes gotas abrian unas cicatrices que, a pesar de los siglos, seguían sin sanar, sin dejar de doler. Muerte, desesperación, rabia, tristeza... Un cúmulo de hechos y sentimientos que se agolpaban uno detrás de otro sin dar opción a desconexión. Pero entonces; ¿Por qué veía algo de luz en aquellos días sombríos?. Era por qué en estos había forjados nuevos recuerdos; Amor, pasión, felicidad plena y real. Unos recuerdos que contrastaban con con otros que parecían pertenecer a otra vida totalmente distinta. Este recibida bajo el torrente aquella vorágine de sentimientos. Sus lágrimas eran camufladas por las cristalinas gotas, y sus suspiros enmudecidos por los truenos que reverberaba sin cesar; ahogando cualquier indicio de su mal estar. Al zorro seguía sin gustarle los días de lluvia. Pero esto quizás podría cambiar con el paso del tiempo. Ahora, más que nunca, sentía que comenzaba a vivir.
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  • « Uno de los conceptos más usados en la física es el de caída libre. Es un movimiento en el que se deja caer un objeto desde cierta altura y mientras este cae, no existe ninguna resistencia o elemento que se aparezca en su camino para interrumpirlo.»

    Al calcular la caída libre de un objeto no se tiene en cuenta la resistencia del aire, pero sí hay ciertos puntos que deben considerarse: La altura desde la que se lanzará el objeto, el tiempo que el objeto tardará en caer y golpear el suelo, la aceleración de la gravedad, la posición final y, no menos importante, la velocidad final. Todos esos puntos son necesarios para realizar un cálculo acertado de caída libre, sin embargo, hay que considerar la masa del objeto en cuestión para que el resultado esté más próximo de lo real.

    La mente de Alhaitham, cuando algo se le metía a la cabeza, no descansaba hasta encontrar las respuestas que necesitaba. Aún no podía creer todas las ideas que había tenido solo por mirar el vaso de café que aún sostenía en su mano. Desde el tercer piso de la facultad de ciencias sociales, se preguntaba el impacto que podría tener el objeto si lo dejaba caer desde allí. ¿Era posible golpear con ello a una persona? ¿Qué clase de cálculos debería tener en consideración para que, en el momento que arrojara el vaso, alguien cruzara y recibiera el impacto? En un edificio con tanto movimiento, creía que la cantidad de variables era finita y más fácil de determinar en horarios específicos. En los cambios de clase, siempre habría uno o dos estudiantes que salían al escuchar las alarmas en sus relojes para el cambio de clase, así que esos podían ser sujetos de estudio perfectos. ¿El problema? Que no tenía una justificación real más allá de su curiosidad y la posibilidad de redactar algún ensayo sobre cómo los hombres responden ante las situaciones de estrés ocasionadas por un ente ajeno a su entorno. Era una buena idea, con grandes enfoques y vertientes que se podían tomar para justificarlo como un acto de aprendizaje más que de vandalismo.

    Pero, ¿qué había originado esa idea? La clase de física avanzada del primer bloque sin duda no era la culpable, tampoco lo eran sus compañeros que debatían sobre posibles temas de exposición sobre principios básicos de las matemáticas o el álgebra. Todo se debía a la persona que estaba a su lado, de la facultad de Arquitectura, y que parecía molesto por no prestarle atención a todas sus quejas sinsentido sobre lo difícil que era su carrera, sobre cómo tenía ojeras en las ojeras por hacer maquetas durante semanas o, porque a mitad de la noche, el renderizado de su modelo 3D se había ido a la basura en el momento que el programa se cerró de improvisto. Kaveh siempre era dramático, un poco exagerado quizá, pero siempre se ahogaba en vaso de agua mientras que Alhaitham dejaba la vida correr igual que su playlist de los Arctic Monkeys.

    — El aleteo de una mariposa en un lado del mundo, es capaz de producir una lluvia torrencial en el otro. —Habló para sí mismo mientras que su atención seguía fija en la planta baja, en ese espacio libre donde se escuchaba el bullicio: La diversión, las quejas, las súplicas por unas décimas más, la felicidad de los que habían pasado un examen que creían perdido y el sufrimiento de los que debían esperar otra hora para acabar sus clases.— Crees... ¿Cuáles crees que son las probabilidades de que alguno de ellos sea un profesor? ¿Y cuáles crees que sean las probabilidades de que un vaso de café termine derramándose encima de él? —Sus enigmas, aunque fuesen pronunciados por su boca, no parecían tener a alguien concreto que los recibiera. Solo era una manera de hablar en voz alta para sí mismo para comenzar su estudio científico: El planteamiento de dudas, una hipótesis que refutar o afirmar. Muchas cosas comenzaron a cruzar por su mente y múltiples fórmulas matemáticas se resolvieron, sin dificultad, en la mente de aquel que llamaban "genio" de la facultad de ciencias sociales.

    — Está amargo. —Agregó, luego de quebrar sus cálculos, cuando le dio un sorbo a la bebida. Odiaba no haber comprado en su cafetería de siempre, la marca de siempre y el preparado de siempre. ¿Y si usaba eso como justificación para su experimento? Suspiró. El vaso de café se agitó entre sus dedos, de atrás al frente, mientras que siguió dudando.— Necesito calcular y determinar más variables. Otro día será.

    #AU
    « Uno de los conceptos más usados en la física es el de caída libre. Es un movimiento en el que se deja caer un objeto desde cierta altura y mientras este cae, no existe ninguna resistencia o elemento que se aparezca en su camino para interrumpirlo.» Al calcular la caída libre de un objeto no se tiene en cuenta la resistencia del aire, pero sí hay ciertos puntos que deben considerarse: La altura desde la que se lanzará el objeto, el tiempo que el objeto tardará en caer y golpear el suelo, la aceleración de la gravedad, la posición final y, no menos importante, la velocidad final. Todos esos puntos son necesarios para realizar un cálculo acertado de caída libre, sin embargo, hay que considerar la masa del objeto en cuestión para que el resultado esté más próximo de lo real. La mente de Alhaitham, cuando algo se le metía a la cabeza, no descansaba hasta encontrar las respuestas que necesitaba. Aún no podía creer todas las ideas que había tenido solo por mirar el vaso de café que aún sostenía en su mano. Desde el tercer piso de la facultad de ciencias sociales, se preguntaba el impacto que podría tener el objeto si lo dejaba caer desde allí. ¿Era posible golpear con ello a una persona? ¿Qué clase de cálculos debería tener en consideración para que, en el momento que arrojara el vaso, alguien cruzara y recibiera el impacto? En un edificio con tanto movimiento, creía que la cantidad de variables era finita y más fácil de determinar en horarios específicos. En los cambios de clase, siempre habría uno o dos estudiantes que salían al escuchar las alarmas en sus relojes para el cambio de clase, así que esos podían ser sujetos de estudio perfectos. ¿El problema? Que no tenía una justificación real más allá de su curiosidad y la posibilidad de redactar algún ensayo sobre cómo los hombres responden ante las situaciones de estrés ocasionadas por un ente ajeno a su entorno. Era una buena idea, con grandes enfoques y vertientes que se podían tomar para justificarlo como un acto de aprendizaje más que de vandalismo. Pero, ¿qué había originado esa idea? La clase de física avanzada del primer bloque sin duda no era la culpable, tampoco lo eran sus compañeros que debatían sobre posibles temas de exposición sobre principios básicos de las matemáticas o el álgebra. Todo se debía a la persona que estaba a su lado, de la facultad de Arquitectura, y que parecía molesto por no prestarle atención a todas sus quejas sinsentido sobre lo difícil que era su carrera, sobre cómo tenía ojeras en las ojeras por hacer maquetas durante semanas o, porque a mitad de la noche, el renderizado de su modelo 3D se había ido a la basura en el momento que el programa se cerró de improvisto. Kaveh siempre era dramático, un poco exagerado quizá, pero siempre se ahogaba en vaso de agua mientras que Alhaitham dejaba la vida correr igual que su playlist de los Arctic Monkeys. — El aleteo de una mariposa en un lado del mundo, es capaz de producir una lluvia torrencial en el otro. —Habló para sí mismo mientras que su atención seguía fija en la planta baja, en ese espacio libre donde se escuchaba el bullicio: La diversión, las quejas, las súplicas por unas décimas más, la felicidad de los que habían pasado un examen que creían perdido y el sufrimiento de los que debían esperar otra hora para acabar sus clases.— Crees... ¿Cuáles crees que son las probabilidades de que alguno de ellos sea un profesor? ¿Y cuáles crees que sean las probabilidades de que un vaso de café termine derramándose encima de él? —Sus enigmas, aunque fuesen pronunciados por su boca, no parecían tener a alguien concreto que los recibiera. Solo era una manera de hablar en voz alta para sí mismo para comenzar su estudio científico: El planteamiento de dudas, una hipótesis que refutar o afirmar. Muchas cosas comenzaron a cruzar por su mente y múltiples fórmulas matemáticas se resolvieron, sin dificultad, en la mente de aquel que llamaban "genio" de la facultad de ciencias sociales. — Está amargo. —Agregó, luego de quebrar sus cálculos, cuando le dio un sorbo a la bebida. Odiaba no haber comprado en su cafetería de siempre, la marca de siempre y el preparado de siempre. ¿Y si usaba eso como justificación para su experimento? Suspiró. El vaso de café se agitó entre sus dedos, de atrás al frente, mientras que siguió dudando.— Necesito calcular y determinar más variables. Otro día será. #AU
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  • Entre maquinas, que la mantenían viva, Dolly abrió los ojos, sin duda ese techo lo reconocía, estaba en uno de esos cuartos privados severamente esterilizados.

    El pitido suave de maquinas, el vaivén de respiradores, el goteo de las diferentes mezclas de medicamentos entrando a su torrente.

    Dolly estaba a unos minutos de su "anochecer"
    Ni todo el medicamento, ni todas las oraciones, ni el mejor de los doctores iba a poder sanarla, se había quedado sin brazos y sin piernas, toda su piel se había quemado.

    Lo más humano era esperar a que ella decidiera ser desconectada.

    Pero alguien estaba a punto de hacer que todo cambiara, estaban a punto de hacer enojar a la misma muerte.

    Un grupo de doctores, especialistas y demás personas entraron a su habitación, habían sido alertados por el monitor, el corazón de Dolly estaba latiendo por si solo, lo que solo podia significar esa terrible lucidez terminal.

    No había tiempo que perder.
    Era la última ventana de oportunidad.

    De la forma más sencilla le explicaron que estaba por morir.
    Si ella deseaba aceptar su destino, le ayudarían a despedirse de sus seres queridos.
    Pero si no deseaba morir...le tenían una propuesta que no cualquiera podía aceptar.
    La vida eterna como un vampiro.

    Con problemas, levantó aquel muñón, como pudo, asintió, la obligaron a grabar un video de evidencia.

    Dolly había sellado su destino.

    Había aceptado ser transformada y con ello, la vida como un vampiro.
    Entre maquinas, que la mantenían viva, Dolly abrió los ojos, sin duda ese techo lo reconocía, estaba en uno de esos cuartos privados severamente esterilizados. El pitido suave de maquinas, el vaivén de respiradores, el goteo de las diferentes mezclas de medicamentos entrando a su torrente. Dolly estaba a unos minutos de su "anochecer" Ni todo el medicamento, ni todas las oraciones, ni el mejor de los doctores iba a poder sanarla, se había quedado sin brazos y sin piernas, toda su piel se había quemado. Lo más humano era esperar a que ella decidiera ser desconectada. Pero alguien estaba a punto de hacer que todo cambiara, estaban a punto de hacer enojar a la misma muerte. Un grupo de doctores, especialistas y demás personas entraron a su habitación, habían sido alertados por el monitor, el corazón de Dolly estaba latiendo por si solo, lo que solo podia significar esa terrible lucidez terminal. No había tiempo que perder. Era la última ventana de oportunidad. De la forma más sencilla le explicaron que estaba por morir. Si ella deseaba aceptar su destino, le ayudarían a despedirse de sus seres queridos. Pero si no deseaba morir...le tenían una propuesta que no cualquiera podía aceptar. La vida eterna como un vampiro. Con problemas, levantó aquel muñón, como pudo, asintió, la obligaron a grabar un video de evidencia. Dolly había sellado su destino. Había aceptado ser transformada y con ello, la vida como un vampiro.
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  • En el refugio subterráneo, donde el hormigón y el acero dictaban la estética del espacio, Poppy Davies creaba su propio santuario de sofisticación. Con movimientos medidos y gráciles, abrió la llave de la bañera esmaltada /una rareza en aquel lugar/ y dejó que el agua caliente comenzara su danza humeante.

    Seleccionó con precisión un frasco de cristal biselado, destapándolo con la punta de los dedos coronados con una impecable manicura. Vertió unas gotas de esencia de bergamota y vainilla en el torrente, seguido de un polvo nacarado que, al tocar el agua, se transformó en una espuma etérea. Las burbujas ascendían en volutas perfectas, envolviendo la superficie en un velo perfumado.

    Poppy se despojó de su bata de raso, dejándolo colgado con el mayor cuidado del mundo, como si en lugar de una simple prenda, fuera el objeto mas preciado del mundo. Se deslizó en el baño con una elegancia innata, dejando que el calor relajara cada músculo, cada pensamiento. Cerró los ojos, y por un momento, el búnker desapareció. Solo quedaba el aroma sutil de su baño, la caricia efervescente del agua y la inquebrantable sensación de que, sin importar el mundo exterior, ella siempre sería impecable.

    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    En el refugio subterráneo, donde el hormigón y el acero dictaban la estética del espacio, Poppy Davies creaba su propio santuario de sofisticación. Con movimientos medidos y gráciles, abrió la llave de la bañera esmaltada /una rareza en aquel lugar/ y dejó que el agua caliente comenzara su danza humeante. Seleccionó con precisión un frasco de cristal biselado, destapándolo con la punta de los dedos coronados con una impecable manicura. Vertió unas gotas de esencia de bergamota y vainilla en el torrente, seguido de un polvo nacarado que, al tocar el agua, se transformó en una espuma etérea. Las burbujas ascendían en volutas perfectas, envolviendo la superficie en un velo perfumado. Poppy se despojó de su bata de raso, dejándolo colgado con el mayor cuidado del mundo, como si en lugar de una simple prenda, fuera el objeto mas preciado del mundo. Se deslizó en el baño con una elegancia innata, dejando que el calor relajara cada músculo, cada pensamiento. Cerró los ojos, y por un momento, el búnker desapareció. Solo quedaba el aroma sutil de su baño, la caricia efervescente del agua y la inquebrantable sensación de que, sin importar el mundo exterior, ella siempre sería impecable. #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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