The weather warmer, he is colder
Si lo pensaba bien, el mar siempre había tenido un lugar especial en su corazón, por ello no lo pensó dos veces antes de salir corriendo luego de la presentación de sus estudiantes directo a la costa, aún vestido con traje y unas alas referentes a la temática del concierto, procuró tener un viaje tranquilo, lo suficiente para evitar que su corazón se acelerara demás por el estrés que le suelen causar los viajes medianamente largos. Durante todo el viaje, dónde apagó su teléfono y lo dejó resguardado en el bolsillo de su abrigo, mantuvo una de sus manos reposando sobre su pecho, como tratando de contar y evitar cualquier sobresalto ante algún imprevisto. Para tratar de calmarse durante el viaje en tren que le dejaría justo en la costa tarareaba todo el repertorio del recital del que venía.
El clima cálido y el olor a salitre de la playa le dió la paz que había necesitado desde que comenzó el periodo escolar, apenas lo sintió sobre su piel supo que el invierno estaría por llegar a su fin, era lamentable que no sería igual en la ciudad que en el pueblo costero de donde venía, inhaló con calma el aire salado mientras sus zapatos deportivos (que rompen con la estética de su conjunto) se adentraba en la arena de la playa, Yuiichi solía tener una cara tranquila, sin emociones muy fuertes o rastros de nerviosismo excesivo, pero en ese momento habia que su rostro estaba por completo sonriente e iluminado ante la vista de la playa nublada y sombría propia del año.
Extrañaba a su familia, no es que no los visitara, solo que ese día era uno de esos en los que quería estar con ellos existiendo nada más. La caminata relajada con pasos que resonaban en la arena húmeda le hacían cada vez más consciente de que muchas veces no disfrutaba de su día, claro que amaba enseñar y poder dedicarse a lo que le gustaba, pero sentía que cada día pasaba más rápido, lleno de expectativas e inclemente ante él, Yuiichi no lo admitiría nunca, pero sabía que a nivel físico era más débil que cualquiera que conociera, el pensamiento le hizo soltar una leve risa mientras colocaba sus manos en los costados de su cuello. Estaban frías.
Resolvió el problema metiendo sus manos en ambos bolsillos del saco, tocando así con una mano el teléfono, ¿Qué estarían pensando sus compañeros de trabajo? lo más probable es que las llamadas hubieran cesado hace al menos una hora, por el momento no estaba preocupado por eso, solo sonreía mirando el horizonte, con el sol lo más parecido a una perla debido a la nube que cubría la luz que emitía.
Si lo pensaba bien, el mar siempre había tenido un lugar especial en su corazón, por ello no lo pensó dos veces antes de salir corriendo luego de la presentación de sus estudiantes directo a la costa, aún vestido con traje y unas alas referentes a la temática del concierto, procuró tener un viaje tranquilo, lo suficiente para evitar que su corazón se acelerara demás por el estrés que le suelen causar los viajes medianamente largos. Durante todo el viaje, dónde apagó su teléfono y lo dejó resguardado en el bolsillo de su abrigo, mantuvo una de sus manos reposando sobre su pecho, como tratando de contar y evitar cualquier sobresalto ante algún imprevisto. Para tratar de calmarse durante el viaje en tren que le dejaría justo en la costa tarareaba todo el repertorio del recital del que venía.
El clima cálido y el olor a salitre de la playa le dió la paz que había necesitado desde que comenzó el periodo escolar, apenas lo sintió sobre su piel supo que el invierno estaría por llegar a su fin, era lamentable que no sería igual en la ciudad que en el pueblo costero de donde venía, inhaló con calma el aire salado mientras sus zapatos deportivos (que rompen con la estética de su conjunto) se adentraba en la arena de la playa, Yuiichi solía tener una cara tranquila, sin emociones muy fuertes o rastros de nerviosismo excesivo, pero en ese momento habia que su rostro estaba por completo sonriente e iluminado ante la vista de la playa nublada y sombría propia del año.
Extrañaba a su familia, no es que no los visitara, solo que ese día era uno de esos en los que quería estar con ellos existiendo nada más. La caminata relajada con pasos que resonaban en la arena húmeda le hacían cada vez más consciente de que muchas veces no disfrutaba de su día, claro que amaba enseñar y poder dedicarse a lo que le gustaba, pero sentía que cada día pasaba más rápido, lleno de expectativas e inclemente ante él, Yuiichi no lo admitiría nunca, pero sabía que a nivel físico era más débil que cualquiera que conociera, el pensamiento le hizo soltar una leve risa mientras colocaba sus manos en los costados de su cuello. Estaban frías.
Resolvió el problema metiendo sus manos en ambos bolsillos del saco, tocando así con una mano el teléfono, ¿Qué estarían pensando sus compañeros de trabajo? lo más probable es que las llamadas hubieran cesado hace al menos una hora, por el momento no estaba preocupado por eso, solo sonreía mirando el horizonte, con el sol lo más parecido a una perla debido a la nube que cubría la luz que emitía.
The weather warmer, he is colder
Si lo pensaba bien, el mar siempre había tenido un lugar especial en su corazón, por ello no lo pensó dos veces antes de salir corriendo luego de la presentación de sus estudiantes directo a la costa, aún vestido con traje y unas alas referentes a la temática del concierto, procuró tener un viaje tranquilo, lo suficiente para evitar que su corazón se acelerara demás por el estrés que le suelen causar los viajes medianamente largos. Durante todo el viaje, dónde apagó su teléfono y lo dejó resguardado en el bolsillo de su abrigo, mantuvo una de sus manos reposando sobre su pecho, como tratando de contar y evitar cualquier sobresalto ante algún imprevisto. Para tratar de calmarse durante el viaje en tren que le dejaría justo en la costa tarareaba todo el repertorio del recital del que venía.
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Extrañaba a su familia, no es que no los visitara, solo que ese día era uno de esos en los que quería estar con ellos existiendo nada más. La caminata relajada con pasos que resonaban en la arena húmeda le hacían cada vez más consciente de que muchas veces no disfrutaba de su día, claro que amaba enseñar y poder dedicarse a lo que le gustaba, pero sentía que cada día pasaba más rápido, lleno de expectativas e inclemente ante él, Yuiichi no lo admitiría nunca, pero sabía que a nivel físico era más débil que cualquiera que conociera, el pensamiento le hizo soltar una leve risa mientras colocaba sus manos en los costados de su cuello. Estaban frías.
Resolvió el problema metiendo sus manos en ambos bolsillos del saco, tocando así con una mano el teléfono, ¿Qué estarían pensando sus compañeros de trabajo? lo más probable es que las llamadas hubieran cesado hace al menos una hora, por el momento no estaba preocupado por eso, solo sonreía mirando el horizonte, con el sol lo más parecido a una perla debido a la nube que cubría la luz que emitía.
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