• ----- Starter -----

    Corporeidad, ese eje de mi nombre, clama un nombre en la lumbre de mi ayeres. Cobijados y perpetuos sobre un campo de líricos vestidos.

    Osadía de nocturnidad que amaré, es el espacio en el que sangro. Posee subtítulos que tornan espectros de huracanes y, ante mí, retienen un susurro que despierta el eje de mis sentidos. De prominentes espacios. Declamo a la tierra, en la que pasto, un cordel de bestias; de enjambre de lunas crecientes.

    Respiro en un área musical más allá del nirvana. Repto como el edificio en el que repaso, la corporeidad en la que habito; por unas veces más de las veces, en las que la marea de la imaginación se recrea en la tintura de mis pies; un silicio de versos de besos. De cándidos candiles cardinales.

    Expreso que sobrevivo. Como puedo me hago uno con el fuego, el trueno, la tempestad que azota a mis mejillas. Necesito un corazón en el que llorar por los caídos. Relato en nombre del trigal campal de las campanas. Repaso la lágrima que decrece y crece en el umbral de mis relicarios; esos con aromas a limas y cardenales de regueros de nobleza coronada.

    Deslizo mis deseos por la espuma que se encumbra en el cayado de treinta y tres minutos, en un punto de las tres de la tarde. En él reescribo las memorias del futuro. En le me hago un tempano de prisma y arcoíris de medidas relucientes. Reparto mermeladas de fresas con crema y ahí, y justo allí anuncio que he revivido.

    Ante el monstruo que gobierna el universo enfrento las valías; su respiración me encandila. La mañana entre la que se levanta, ante del nacimiento del sonido que recorre la silente nocturnidad, ama como nadie como yo le amo. Me estremezco y lloro por los caídos. Perdura la marejada en mi almohada. Y pese a que rezo, con la carencia de un rosario, hallo providencia y salvación entre las paredes de esta habitación repleta de oraciones y pájaros sonrientes.

    Por fin. Por fin. Por fin. Alguien me susurra al oído. Se decanta por vislumbrar mis ojos, esos con delirio de grandeza. La espada descansa ante mis terrenos y, al asomarme por los vitrales de fragante beldad acérrima, constato que la piedra en la que escribo con un carboncillo, remansa un jolgorio de hurto de la fantasía. Ante nosotros se abre el paraíso, se parten en dos, tres, y cuatro los envases de la esperanza que les entrego.

    Espérame, Roszyachán, conforme el firmamento tiembla el tiemplo ante el terror de tus hazañas es pensamiento; el día deja un reguero de sangre; la noche lo reta; pero la noche no es otra que tu pariente de miel de leche. Allí relatas que la más hazaña, ante la que te enfrentas, no es ante lo que no puedes ver con tus ojos de ejes de hielo. Mis ojos verdes recuerdan todo.

    Mi nacimiento entre repollos y crisálidas de helechos de alas de esas hadas, no temieron cargarme y encerrarme en esta armadura; vaciada y viciada entre mis propias ponencias que declaman por revivir al estremecido, al manso, al revivido en la realidad de los geranios de tus ojos.
    ----- Starter ----- Corporeidad, ese eje de mi nombre, clama un nombre en la lumbre de mi ayeres. Cobijados y perpetuos sobre un campo de líricos vestidos. Osadía de nocturnidad que amaré, es el espacio en el que sangro. Posee subtítulos que tornan espectros de huracanes y, ante mí, retienen un susurro que despierta el eje de mis sentidos. De prominentes espacios. Declamo a la tierra, en la que pasto, un cordel de bestias; de enjambre de lunas crecientes. Respiro en un área musical más allá del nirvana. Repto como el edificio en el que repaso, la corporeidad en la que habito; por unas veces más de las veces, en las que la marea de la imaginación se recrea en la tintura de mis pies; un silicio de versos de besos. De cándidos candiles cardinales. Expreso que sobrevivo. Como puedo me hago uno con el fuego, el trueno, la tempestad que azota a mis mejillas. Necesito un corazón en el que llorar por los caídos. Relato en nombre del trigal campal de las campanas. Repaso la lágrima que decrece y crece en el umbral de mis relicarios; esos con aromas a limas y cardenales de regueros de nobleza coronada. Deslizo mis deseos por la espuma que se encumbra en el cayado de treinta y tres minutos, en un punto de las tres de la tarde. En él reescribo las memorias del futuro. En le me hago un tempano de prisma y arcoíris de medidas relucientes. Reparto mermeladas de fresas con crema y ahí, y justo allí anuncio que he revivido. Ante el monstruo que gobierna el universo enfrento las valías; su respiración me encandila. La mañana entre la que se levanta, ante del nacimiento del sonido que recorre la silente nocturnidad, ama como nadie como yo le amo. Me estremezco y lloro por los caídos. Perdura la marejada en mi almohada. Y pese a que rezo, con la carencia de un rosario, hallo providencia y salvación entre las paredes de esta habitación repleta de oraciones y pájaros sonrientes. Por fin. Por fin. Por fin. Alguien me susurra al oído. Se decanta por vislumbrar mis ojos, esos con delirio de grandeza. La espada descansa ante mis terrenos y, al asomarme por los vitrales de fragante beldad acérrima, constato que la piedra en la que escribo con un carboncillo, remansa un jolgorio de hurto de la fantasía. Ante nosotros se abre el paraíso, se parten en dos, tres, y cuatro los envases de la esperanza que les entrego. Espérame, Roszyachán, conforme el firmamento tiembla el tiemplo ante el terror de tus hazañas es pensamiento; el día deja un reguero de sangre; la noche lo reta; pero la noche no es otra que tu pariente de miel de leche. Allí relatas que la más hazaña, ante la que te enfrentas, no es ante lo que no puedes ver con tus ojos de ejes de hielo. Mis ojos verdes recuerdan todo. Mi nacimiento entre repollos y crisálidas de helechos de alas de esas hadas, no temieron cargarme y encerrarme en esta armadura; vaciada y viciada entre mis propias ponencias que declaman por revivir al estremecido, al manso, al revivido en la realidad de los geranios de tus ojos.
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  • #Immortal_Mercenary

    La noche se había cernido sobre el imponente edificio, y las luces en la oficina de su protegida, en lo alto de aquella estructura, alumbraban con insistencia cada parte de la misma. Hasta el momento, no había nada que interrumpiese un día relativamente rutinario, en donde aquel hombre se comportaba como la sombra misma de quien fingía ser una inversionista, ahora mismo sentada en su escritorio blanco, haciéndose cargo de tareas diversas por medio de su computadora y unos cuantos documentos físicos.

    Él, por su parte, se hallaba a pocos centímetros de uno de los ventanales a su alrededor, contemplando desde su lugar las hermosas vistas que se le presentaban cada vez que tenía la oportunidad de subir hasta aquella habitación tan espaciosa. Sin embargo, muy pronto su mirada tranquila se vio levemente distorsionada por el extraño sonido que sus oídos habrían alcanzado a oír en la lejanía.

    Un sonido que le hizo levantar la mirada, uno que reconocía, proveniente de un helicóptero. Una máquina que, por cierto, alcanzó a ver acercándose desde el ventanal, y que al principio creyó que podría tratarse de uno de los altos mandos de Italia, a quienes ya estaba acostumbrado a recibir de la misma forma. Pero el presente horario no acompañaba, no era lógico una visita a esas horas de la noche.

    Fue entonces cuando entendió, y en su rostro se vio rápidamente reflejada la sorpresa y la fatalidad. Aquel no era un helicóptero del gobierno ni de alguna organización conocida por él, sino, todo lo contrario.

    — ¡Elisabetta, abajo! —

    Fue lo único que alcanzó a decir, al mismo tiempo en que se volteaba y saltaba directamente hacia el escritorio de aquella mujer, antes de que el techo sobre sus cabezas fuese, en gran parte, derribado por lo que entendía como una explosión. Una que pocos segundos después dejaría ver la entrada a por medio de sogas de unos extraños individuos armados, que parecían terroristas más que otra cosa.

    El árabe habría llegado satisfactoriamente hasta delante del escritorio de la líder mafiosa, sobre el cual afortunadamente no habrían caído pedazos del techo sobre ellos, ni mucho menos sobre ella, a quien debía proteger. No obstante, a causa de la explosión sus ropas habrían quedado rasgadas, y se habría llevado de regalo unas cuantas heridas superficiales, así como, por lo que pudo ver a simple vista, la fémina también.

    Rápidamente se habría puesto de pie para encarar directamente a quienes habrían usurpado el edificio, quienes expectantes se dirigían a él, mas sin poder verlos en su totalidad debido a extrañas máscaras que traían consigo.

    — Un hermoso espectáculo… me recuerdan a mi cuando era más joven. —

    Se le escapó de repente, como si a pesar de la espantosa situación en su cabeza todavía existiese lugar para bromas, aunque, muy probablemente no lo era. A esas alturas le sorprendía que no hubiesen reaccionado o continuado con el ataque, y por alguna razón nadie más que él habría dicho una sola palabra.

    Sin embargo, se notaba que cada uno de ellos estaban organizados, de manera tal que incluso un par se retiraron de la habitación, para poco después comenzar a oírse disparos provenientes de los pasillos y escaleras. Era obvio, nadie que estuviese en los pisos inferiores subirían, no lo permitirían.

    Podía escuchar a algún que otro enmascarado más arriba de lo que quedó del techo, pero estaba seguro que no había más. El helicóptero, de hecho, se había ido, entendiendo que todo aquello se estaba tratando de una emboscada para capturar o en el peor de los casos asesinar a la Farfalla dela Morte. Y en su evidente confianza grupal, no habrían ocasionado otra explosión con la cual probablemente habrían acabado con todo.

    — Si buscan a la dama.. van a tener que pasar por enc-… —

    Y de repente, se oyó un disparo. Una única bala que habría salido disparada directamente desde una de las armas pertenecientes a aquellos enmascarados. Una que atinó directamente a la frente del árabe, una que lo hizo retroceder un paso, mas no alcanzó a tirarlo al suelo. Evidentemente lo habían dejado hablar demasiado.

    Mientras que sus dientes se presionaban y sus puños se cerraban con fuerza, la sangre comenzaba a chorrear por aquel agujero que ahora mismo tenía en la cabeza. Los individuos en frente suya se miraron por un momento, con una extraña sorpresa por debajo de sus máscaras. Después de eso, las consecuencias no tardaron en llegar.

    Una lluvia de balas provenientes de revólveres y armas más grandes cayó sobre el pelinegro, de manera tal que su cuerpo no lograba ni siquiera caer al suelo por las ráfagas que sin piedad buscaban acabar con él. Y en un punto, ante la nula posibilidad de que volviese a levantarse después de eso, el fuego cesó.

    El cuerpo de aquel hombre se desplomó sobre el suelo, cubierto de sangre, irreconocible, desfigurado, ultrajado. ¿Cuándo fue la última vez que algo así había pasado? Cuándo fue la última vez que su cuerpo sufrió tales heridas, que no reaccionó a tiempo, que se dejó superar. Aparentemente, hace mucho.

    Obviamente, con el moreno fuera de lugar los atacantes se habrían apresurado a capturar a la dueña del edificio, entre dos de ellos, como si buscasen de cualquier forma que no reaccionara ni presentara obstáculos ni resistencia. Por otro lado, en alguna de las figuras internas propias de la mente del árabe, parecían resurgir viejas emociones, viejos deseos, un amplio y profundo espectro por el cual alguien como Khaleb se volvió tan temido en el bajo mundo, pero que sin embargo nadie logró ver.

    De repente, una risa suave y discreta se presentó en el entorno, una que con el pasar de los segundos se volvía cada vez más grave, más aterradora, o por lo menos inquietante. Los enmascarados detuvieron sus acciones, sus andanzas, y desviaron su atención a la dirección de donde provenía aquella risa: El cuerpo ensangrentado y totalmente agujereado del árabe que, por más fantasioso que sonase, a duras penas parecía estar levantándose.

    — Aue.. haya.. hull hatha gul chayaub. —

    Inesperadamente su idioma natal tomaría su voz, una que se presentó como un susurro al principio. Ronca, distorsionada, como si cada palabra le costara un esfuerzo considerable, pero cargada con un desprecio tan denso que casi se podía sentir.

    Prontamente, aquella figura se incorporó por completo, aun goteando, pero con las heridas cerrándose a una velocidad grotesca, expulsando constantemente restos de balas a causa de los órganos y piel regenerados. Su risa era ahora un eco constante, un bajo gutural. Sus ojos cargados de ira y demencia se fijaron prontamente en los enmascarados, quien atónitos lo observaban sin entender nada, pero tampoco con tiempo para preguntas. Era una mirada que no los ve como hombres, sino como obstáculos, como presas.

    Un temblor inquietante recorrió el cuerpo del árabe instantes antes de que una vez más, sus adversarios comenzaran a disparar, con la diferencia de que esta vez, ese hombre habría abandonado momentáneamente el plano terrenal conocido, dejando atrás su control, para abrir paso a lo que se esconde en lo más profundo de su quebrada mente.

    El sonido de balas tan constantes, así como el de los gatillos no se detuvo en ningún momento. Esta vez, de hecho, aparecieron gritos, propios de quienes en un principio se decidieron a asesinarlo y capturar a su protegida, a matar a todo aquello que se cruzase en su camino, en su presunto objetivo.

    — Daema neves al-ashkhas. daema... al-daafa.. min arsalham.. —

    Aquel hombre, quien en un principio parecía haber muerto, ahora mismo se veía no solamente como nuevo, sino también rodeado por un aura y un instinto asesino que no rozaba, conectaba directamente con lo maniático, con lo psicótico, con la locura. Todas estas características podían verse en sus movimientos, en cómo tomaba entre sus manos las extremidades de sus oponentes y se las arrancaba, en cómo atravesaba sus cuerpos con sus dedos como si de garras contra papel se tratase, en cómo provocaba que cruzasen sus propios fuegos. Todo, con una perturbadora sonrisa en su rostro, y unos ojos consumidos por la misma oscuridad que cubre el cielo durante la noche.

    Por supuesto, en una situación como esa, sacada propiamente de una película de terror, la captura de la aquella mujer habría pasado completamente a segundo plano, o incluso, a uno ya extinto, superado por el deseo natural de sobrevivir, pero que poco acompañaría a quienes decidieron enfrentarse a él.

    Eᥣιsᥲbᥱttᥲ Dι Vιᥒᥴᥱᥒzo
    #Immortal_Mercenary La noche se había cernido sobre el imponente edificio, y las luces en la oficina de su protegida, en lo alto de aquella estructura, alumbraban con insistencia cada parte de la misma. Hasta el momento, no había nada que interrumpiese un día relativamente rutinario, en donde aquel hombre se comportaba como la sombra misma de quien fingía ser una inversionista, ahora mismo sentada en su escritorio blanco, haciéndose cargo de tareas diversas por medio de su computadora y unos cuantos documentos físicos. Él, por su parte, se hallaba a pocos centímetros de uno de los ventanales a su alrededor, contemplando desde su lugar las hermosas vistas que se le presentaban cada vez que tenía la oportunidad de subir hasta aquella habitación tan espaciosa. Sin embargo, muy pronto su mirada tranquila se vio levemente distorsionada por el extraño sonido que sus oídos habrían alcanzado a oír en la lejanía. Un sonido que le hizo levantar la mirada, uno que reconocía, proveniente de un helicóptero. Una máquina que, por cierto, alcanzó a ver acercándose desde el ventanal, y que al principio creyó que podría tratarse de uno de los altos mandos de Italia, a quienes ya estaba acostumbrado a recibir de la misma forma. Pero el presente horario no acompañaba, no era lógico una visita a esas horas de la noche. Fue entonces cuando entendió, y en su rostro se vio rápidamente reflejada la sorpresa y la fatalidad. Aquel no era un helicóptero del gobierno ni de alguna organización conocida por él, sino, todo lo contrario. — ¡Elisabetta, abajo! — Fue lo único que alcanzó a decir, al mismo tiempo en que se volteaba y saltaba directamente hacia el escritorio de aquella mujer, antes de que el techo sobre sus cabezas fuese, en gran parte, derribado por lo que entendía como una explosión. Una que pocos segundos después dejaría ver la entrada a por medio de sogas de unos extraños individuos armados, que parecían terroristas más que otra cosa. El árabe habría llegado satisfactoriamente hasta delante del escritorio de la líder mafiosa, sobre el cual afortunadamente no habrían caído pedazos del techo sobre ellos, ni mucho menos sobre ella, a quien debía proteger. No obstante, a causa de la explosión sus ropas habrían quedado rasgadas, y se habría llevado de regalo unas cuantas heridas superficiales, así como, por lo que pudo ver a simple vista, la fémina también. Rápidamente se habría puesto de pie para encarar directamente a quienes habrían usurpado el edificio, quienes expectantes se dirigían a él, mas sin poder verlos en su totalidad debido a extrañas máscaras que traían consigo. — Un hermoso espectáculo… me recuerdan a mi cuando era más joven. — Se le escapó de repente, como si a pesar de la espantosa situación en su cabeza todavía existiese lugar para bromas, aunque, muy probablemente no lo era. A esas alturas le sorprendía que no hubiesen reaccionado o continuado con el ataque, y por alguna razón nadie más que él habría dicho una sola palabra. Sin embargo, se notaba que cada uno de ellos estaban organizados, de manera tal que incluso un par se retiraron de la habitación, para poco después comenzar a oírse disparos provenientes de los pasillos y escaleras. Era obvio, nadie que estuviese en los pisos inferiores subirían, no lo permitirían. Podía escuchar a algún que otro enmascarado más arriba de lo que quedó del techo, pero estaba seguro que no había más. El helicóptero, de hecho, se había ido, entendiendo que todo aquello se estaba tratando de una emboscada para capturar o en el peor de los casos asesinar a la Farfalla dela Morte. Y en su evidente confianza grupal, no habrían ocasionado otra explosión con la cual probablemente habrían acabado con todo. — Si buscan a la dama.. van a tener que pasar por enc-… — Y de repente, se oyó un disparo. Una única bala que habría salido disparada directamente desde una de las armas pertenecientes a aquellos enmascarados. Una que atinó directamente a la frente del árabe, una que lo hizo retroceder un paso, mas no alcanzó a tirarlo al suelo. Evidentemente lo habían dejado hablar demasiado. Mientras que sus dientes se presionaban y sus puños se cerraban con fuerza, la sangre comenzaba a chorrear por aquel agujero que ahora mismo tenía en la cabeza. Los individuos en frente suya se miraron por un momento, con una extraña sorpresa por debajo de sus máscaras. Después de eso, las consecuencias no tardaron en llegar. Una lluvia de balas provenientes de revólveres y armas más grandes cayó sobre el pelinegro, de manera tal que su cuerpo no lograba ni siquiera caer al suelo por las ráfagas que sin piedad buscaban acabar con él. Y en un punto, ante la nula posibilidad de que volviese a levantarse después de eso, el fuego cesó. El cuerpo de aquel hombre se desplomó sobre el suelo, cubierto de sangre, irreconocible, desfigurado, ultrajado. ¿Cuándo fue la última vez que algo así había pasado? Cuándo fue la última vez que su cuerpo sufrió tales heridas, que no reaccionó a tiempo, que se dejó superar. Aparentemente, hace mucho. Obviamente, con el moreno fuera de lugar los atacantes se habrían apresurado a capturar a la dueña del edificio, entre dos de ellos, como si buscasen de cualquier forma que no reaccionara ni presentara obstáculos ni resistencia. Por otro lado, en alguna de las figuras internas propias de la mente del árabe, parecían resurgir viejas emociones, viejos deseos, un amplio y profundo espectro por el cual alguien como Khaleb se volvió tan temido en el bajo mundo, pero que sin embargo nadie logró ver. De repente, una risa suave y discreta se presentó en el entorno, una que con el pasar de los segundos se volvía cada vez más grave, más aterradora, o por lo menos inquietante. Los enmascarados detuvieron sus acciones, sus andanzas, y desviaron su atención a la dirección de donde provenía aquella risa: El cuerpo ensangrentado y totalmente agujereado del árabe que, por más fantasioso que sonase, a duras penas parecía estar levantándose. — Aue.. haya.. hull hatha gul chayaub. — Inesperadamente su idioma natal tomaría su voz, una que se presentó como un susurro al principio. Ronca, distorsionada, como si cada palabra le costara un esfuerzo considerable, pero cargada con un desprecio tan denso que casi se podía sentir. Prontamente, aquella figura se incorporó por completo, aun goteando, pero con las heridas cerrándose a una velocidad grotesca, expulsando constantemente restos de balas a causa de los órganos y piel regenerados. Su risa era ahora un eco constante, un bajo gutural. Sus ojos cargados de ira y demencia se fijaron prontamente en los enmascarados, quien atónitos lo observaban sin entender nada, pero tampoco con tiempo para preguntas. Era una mirada que no los ve como hombres, sino como obstáculos, como presas. Un temblor inquietante recorrió el cuerpo del árabe instantes antes de que una vez más, sus adversarios comenzaran a disparar, con la diferencia de que esta vez, ese hombre habría abandonado momentáneamente el plano terrenal conocido, dejando atrás su control, para abrir paso a lo que se esconde en lo más profundo de su quebrada mente. El sonido de balas tan constantes, así como el de los gatillos no se detuvo en ningún momento. Esta vez, de hecho, aparecieron gritos, propios de quienes en un principio se decidieron a asesinarlo y capturar a su protegida, a matar a todo aquello que se cruzase en su camino, en su presunto objetivo. — Daema neves al-ashkhas. daema... al-daafa.. min arsalham.. — Aquel hombre, quien en un principio parecía haber muerto, ahora mismo se veía no solamente como nuevo, sino también rodeado por un aura y un instinto asesino que no rozaba, conectaba directamente con lo maniático, con lo psicótico, con la locura. Todas estas características podían verse en sus movimientos, en cómo tomaba entre sus manos las extremidades de sus oponentes y se las arrancaba, en cómo atravesaba sus cuerpos con sus dedos como si de garras contra papel se tratase, en cómo provocaba que cruzasen sus propios fuegos. Todo, con una perturbadora sonrisa en su rostro, y unos ojos consumidos por la misma oscuridad que cubre el cielo durante la noche. Por supuesto, en una situación como esa, sacada propiamente de una película de terror, la captura de la aquella mujer habría pasado completamente a segundo plano, o incluso, a uno ya extinto, superado por el deseo natural de sobrevivir, pero que poco acompañaría a quienes decidieron enfrentarse a él. [ElisabettaDV1]
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  • Garabatos.

    Aunque era consciente de dónde estaba, en medio de una reunión donde su hermano lideraba la conversación, su mente divagaba más allá.
    Las voces y el tema a charlar se habían convertido en murmuros ahogados que su mente no procesaba. El ruido a su alrededor se había disminuido a la nada misma, solo percibía silencio rodeando mientras toda su conversación se hallaba en la hoja del cuaderno abierto frente a él.

    Apoyando su mejilla en una de sus manos, con la otra garabateaba. Lineas que se unían y entrecruzaban, iban y venían, formando lentamente una silueta y luego una figura. Alguien. Una persona... No. Específicamente una elfa. Una elfa de luna, alguna vez perteneciente al prestigioso y peligroso grupo de asesinos de la luna.
    Mercenarios implacables, imparables. El terror solía recorrer entre las personas de los reinos humanos con solo la mención de un asesino elfo de luna. Un escalofrío helado que recorría el cuerpo e insitaba a suplicar porque nunca aparecieran por las tierras humanas... O las mágicas tierras de Xadia.

    Sin embargo, allí estaba él. Dibujando a una elfa de luna, que alguna vez perteneció a tan temidos mercenarios, pero que ahora la única reacción que formaba en él era el acelerado palpitar de su corazón.
    Un asesina elfa de luna que jamás había matado. Una elfa de corazón noble, puro y justiciero pero que se había robado el corazón del príncipe de Katolis.

    - Callum -

    Creyó recordar en su mente la suave voz de la elfa, a veces con un toño de regaño de sarcasmo, mientras lo llamaba.

    - Callum -

    Casi cerró sus ojos mientras continuaba con los detalles de su dibujo.

    - ¡¡CALLUM!! -

    Y el grito finalmente lo sacó de sus pensamientos. Con sus manos se apresuró a cubrir el dibujo hecho mientras levantaba la vista encontrándose con el grupo sentado alrededor de la mesa mirándolo fijamente.
    Creyó ver a algunos conteniendo su risa. Pudo percibir a su pequeño hermano, Ezran, mirarlo con una ceja alzada.

    - Ah... Lo siento... ¿Qué ocurrió? - Preguntó el príncipe finalmente, delatando su nula atención a la conversación en cuestión.

    - Parece que alguien aún extraña a su novia - Molestó Soren provocando en el joven príncipe un rubor que cubrió sus mejillas.
    Se apresuró en cerrar su cuaderno mientras Ezran negaba con la cabeza, sin embargo, lo dejó pasar sin comentario alguno más que pedirle mayor concentración.

    Avergonzado, el príncipe se limitó a asentir mientras le repetían lo charlado hasta el momento, y aunque está vez se aseguró de escuchar, su mente y su corazón aún viajaban más allá.
    Ondeando por las tierras de Katolis, atravesando el reino, el bosque y cruzando a las mágicas tierras Xadianas preguntándose... ¿Dónde estaba Rayla?
    Garabatos. Aunque era consciente de dónde estaba, en medio de una reunión donde su hermano lideraba la conversación, su mente divagaba más allá. Las voces y el tema a charlar se habían convertido en murmuros ahogados que su mente no procesaba. El ruido a su alrededor se había disminuido a la nada misma, solo percibía silencio rodeando mientras toda su conversación se hallaba en la hoja del cuaderno abierto frente a él. Apoyando su mejilla en una de sus manos, con la otra garabateaba. Lineas que se unían y entrecruzaban, iban y venían, formando lentamente una silueta y luego una figura. Alguien. Una persona... No. Específicamente una elfa. Una elfa de luna, alguna vez perteneciente al prestigioso y peligroso grupo de asesinos de la luna. Mercenarios implacables, imparables. El terror solía recorrer entre las personas de los reinos humanos con solo la mención de un asesino elfo de luna. Un escalofrío helado que recorría el cuerpo e insitaba a suplicar porque nunca aparecieran por las tierras humanas... O las mágicas tierras de Xadia. Sin embargo, allí estaba él. Dibujando a una elfa de luna, que alguna vez perteneció a tan temidos mercenarios, pero que ahora la única reacción que formaba en él era el acelerado palpitar de su corazón. Un asesina elfa de luna que jamás había matado. Una elfa de corazón noble, puro y justiciero pero que se había robado el corazón del príncipe de Katolis. - Callum - Creyó recordar en su mente la suave voz de la elfa, a veces con un toño de regaño de sarcasmo, mientras lo llamaba. - Callum - Casi cerró sus ojos mientras continuaba con los detalles de su dibujo. - ¡¡CALLUM!! - Y el grito finalmente lo sacó de sus pensamientos. Con sus manos se apresuró a cubrir el dibujo hecho mientras levantaba la vista encontrándose con el grupo sentado alrededor de la mesa mirándolo fijamente. Creyó ver a algunos conteniendo su risa. Pudo percibir a su pequeño hermano, Ezran, mirarlo con una ceja alzada. - Ah... Lo siento... ¿Qué ocurrió? - Preguntó el príncipe finalmente, delatando su nula atención a la conversación en cuestión. - Parece que alguien aún extraña a su novia - Molestó Soren provocando en el joven príncipe un rubor que cubrió sus mejillas. Se apresuró en cerrar su cuaderno mientras Ezran negaba con la cabeza, sin embargo, lo dejó pasar sin comentario alguno más que pedirle mayor concentración. Avergonzado, el príncipe se limitó a asentir mientras le repetían lo charlado hasta el momento, y aunque está vez se aseguró de escuchar, su mente y su corazón aún viajaban más allá. Ondeando por las tierras de Katolis, atravesando el reino, el bosque y cruzando a las mágicas tierras Xadianas preguntándose... ¿Dónde estaba Rayla?
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  • #Viernes13

    ¿Que día era ese? El tan esperado Viernes 13. Y no había nada mejor que salir sólo a ver una película de terror, así nadie se burlaría de ti por si gritas "como niña" cuando te asustes por alguna escena, mejor era evitarse momentos bochornosos en la memoria de otros.
    #Viernes13 ¿Que día era ese? El tan esperado Viernes 13. Y no había nada mejor que salir sólo a ver una película de terror, así nadie se burlaría de ti por si gritas "como niña" cuando te asustes por alguna escena, mejor era evitarse momentos bochornosos en la memoria de otros.
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  • Emma siempre miraba hacia el horizonte.
    Recordaba viejos tiempos cuando el mar era simplemente una masa gigante de agua salada que cubría gran parte del mundo, el maldito nido de un montón de criaturas sombrías que no paraban de dar problemas de vez en cuando, hasta que la sangre tiño su orilla y  convirtió todo eso en un autentico terror a terminar de la misma manera que sus padres.

    Luego de años de un asqueroso miedo al mar, descubrir que la verdadera causa de su muerte era un amigo, un fiel compañero que siempre daba esa horrible actitud de disponibilidad, ocultándose tras una actitud cuerda y con el remordimiento carcomiendo sus huesos. Ojalá hubiera podido darle fin a su triste segunda oportunidad, pero no fue asi.

    Quizás hubiera podido concentrarme en algo mucho mejor sabiendo la verdad, quizás hubiera podido tomar mejores decisiones... no, seguro que eso simplemente es un don sumamente desvalorado por los que piensan y actúan tarde.

    Emma se burlo de su propio pensamiento mientras esperaba tras un juego, viejo y desgastado por la sal marina carcomiendo el metal de a poco. El rugir de la criatura de aspecto poco apreciable a la ausencia de una runa de visión nocturna.

    -Solo tu puedes apreciar la vista en momentos como estos.

    La ausencia de Julian y Cristina era notable, no quedaba nadie con un pelo de cordura rodeandola, solo ella y las voces de su cabeza que se negaban a salir.

    -Bien Emma, es hora de quitarle el titulo del nefillim mas imprudente del siglo a Jace.
    Emma siempre miraba hacia el horizonte. Recordaba viejos tiempos cuando el mar era simplemente una masa gigante de agua salada que cubría gran parte del mundo, el maldito nido de un montón de criaturas sombrías que no paraban de dar problemas de vez en cuando, hasta que la sangre tiño su orilla y  convirtió todo eso en un autentico terror a terminar de la misma manera que sus padres. Luego de años de un asqueroso miedo al mar, descubrir que la verdadera causa de su muerte era un amigo, un fiel compañero que siempre daba esa horrible actitud de disponibilidad, ocultándose tras una actitud cuerda y con el remordimiento carcomiendo sus huesos. Ojalá hubiera podido darle fin a su triste segunda oportunidad, pero no fue asi. Quizás hubiera podido concentrarme en algo mucho mejor sabiendo la verdad, quizás hubiera podido tomar mejores decisiones... no, seguro que eso simplemente es un don sumamente desvalorado por los que piensan y actúan tarde. Emma se burlo de su propio pensamiento mientras esperaba tras un juego, viejo y desgastado por la sal marina carcomiendo el metal de a poco. El rugir de la criatura de aspecto poco apreciable a la ausencia de una runa de visión nocturna. -Solo tu puedes apreciar la vista en momentos como estos. La ausencia de Julian y Cristina era notable, no quedaba nadie con un pelo de cordura rodeandola, solo ella y las voces de su cabeza que se negaban a salir. -Bien Emma, es hora de quitarle el titulo del nefillim mas imprudente del siglo a Jace.
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  • *Estaba Cal bebiendo, pensando...*

    Así que... Estamos mejor solos... ¿Eh?

    *Mira el vaso frente a ella.*

    El alcohol era la expresión de sentir que no valemos nada... Pero ese pobre gatito no tenía la culpa...

    *Se estremece.*

    Pobrecito gatito
    Los humanos tal vez no merecemos perdón, pero los animales no tienen la culpa... El maestro Poe supo cómo producir terror con sus textos..
    *Estaba Cal bebiendo, pensando...* Así que... Estamos mejor solos... ¿Eh? *Mira el vaso frente a ella.* El alcohol era la expresión de sentir que no valemos nada... Pero ese pobre gatito no tenía la culpa... *Se estremece.* Pobrecito gatito 😖 Los humanos tal vez no merecemos perdón, pero los animales no tienen la culpa... El maestro Poe supo cómo producir terror con sus textos..
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  • KARA ZOR-EL – PERFIL PSICOLÓGICO Y MOTIVACIONAL

    ✽ Edad: 22-23 años krono-kryptonianos al momento de salir.

    ✽ Cultura de origen: Hija de científicos, clase media alta kryptoniana, criada en una sociedad autoritaria marcada por la propaganda de Zod.

    ✽ Educación: Muy preparada científicamente, pero socialmente ingenua. Le enseñaron lo que “el Estado” quería que creyera.

    ✽ Crisis de fe: Al llegar a la Tierra y ver a “Superman”, su mundo se quiebra. Todo lo que sabe de Krypton y de Kal-El se vuelve dudoso. La propaganda la educó para una realidad que ya no existe.

    LLEGADA A LA TIERRA – TRAMAS CENTRALES INICIALES
    1. El Desfase Temporal

    ✽ Ella no sabe que pasaron 30 años. Cree que Kal-El debe estar cerca, posiblemente en peligro. La urgencia emocional de encontrarlo la impulsa.

    2. La Tierra como Terreno Hostil

    ✽ El sol, la comida, el idioma, la atmósfera, el clima. Todo le exige una adaptación dura y dolorosa.

    ✽ Sufre: vómitos, fiebre, alucinaciones, debilidad sensorial. Tal vez algo parecido al “mal de altura perpetuo” o como intoxicación solar lenta.

    3. El Refugio Rural

    ✽ Se esconde trabajando en una granja, sin papeles, sin ID, sin idioma.

    ✽ Vive con miedo constante de ser descubierta. La paranoia es doble: por su origen y por el “monstruo” que viste disfrazado de kryptoniano.


    🪫 DESARROLLO DE PODERES – FASES

    Fase 1: Descompensación física

    ✽ Dolores musculares, cambios en la piel, sueño alterado, hipersensibilidad auditiva o lumínica.

    Fase 2: Emergencia peligrosa

    ✽ Rompe una herramienta por accidente. Deja una abolladura en un tractor. Causa un accidente pequeño.

    ✽ Empieza a aislarse más. Tiene miedo de sí misma.

    Fase 3: Realización y negación

    ✽ Comprende que algo está cambiando en ella. Pero no quiere que sea cierto. No quiere ser “como él”.

    Fase 4: Adaptación forzada

    ✽ La necesidad la obliga a usar su fuerza (rescate, defensa, huida), y empieza a aceptarse, pero con culpa.



    TEMAS Y CONFLICTOS CLAVE

    El duelo por Kal-El

    ✽ Cuando finalmente entienda que el hombre que vio no es un monstruo, sino Kal... ya no será su bebé. Ya no lo necesitará. Y eso la destroza.

    El trauma del exilio

    ✽ Vive como una refugiada sin identidad. Cero derechos. Cero raíces. Cero red de contención.

    La pérdida de fe

    ✽ Krypton no era lo que pensaba. Tal vez los terroristas tenían razón. Tal vez su cultura cayó porque debía caer.

    El temor a sí misma

    ✽ ¿Y si el monstruo que vio no es él, sino lo que ella va a convertirse?

    POSIBLES CAPÍTULOS INICIALES

    “El aterrizaje”
    Llega al planeta, herida, confundida. Cae en un lago o pantano. Es recogida por un anciano granjero que cree que es una chica amnésica o inmigrante perdida.

    “La granja”
    Aprende a vivir, a trabajar. Tiene pesadillas con Krypton. Duda si debe buscar a Kal. Habla consigo misma en kryptoniano. Ve a Superman en una pantalla. Entra el pánico.

    “El primer quiebre”
    Una emergencia (animal herido, incendio, tornado) la obliga a usar su fuerza sin saber que la tiene. No puede negarlo más. ¿Es como él?

    “El miedo”
    Huye del lugar. Encuentra a alguien que la ayuda a ocultarse. Comienza a investigar a Superman, a Kal-El. Y lo que descubre la destruye.

    🧬 KARA ZOR-EL – PERFIL PSICOLÓGICO Y MOTIVACIONAL ✽ Edad: 22-23 años krono-kryptonianos al momento de salir. ✽ Cultura de origen: Hija de científicos, clase media alta kryptoniana, criada en una sociedad autoritaria marcada por la propaganda de Zod. ✽ Educación: Muy preparada científicamente, pero socialmente ingenua. Le enseñaron lo que “el Estado” quería que creyera. ✽ Crisis de fe: Al llegar a la Tierra y ver a “Superman”, su mundo se quiebra. Todo lo que sabe de Krypton y de Kal-El se vuelve dudoso. La propaganda la educó para una realidad que ya no existe. 🚀 LLEGADA A LA TIERRA – TRAMAS CENTRALES INICIALES 1. El Desfase Temporal ✽ Ella no sabe que pasaron 30 años. Cree que Kal-El debe estar cerca, posiblemente en peligro. La urgencia emocional de encontrarlo la impulsa. 2. La Tierra como Terreno Hostil ✽ El sol, la comida, el idioma, la atmósfera, el clima. Todo le exige una adaptación dura y dolorosa. ✽ Sufre: vómitos, fiebre, alucinaciones, debilidad sensorial. Tal vez algo parecido al “mal de altura perpetuo” o como intoxicación solar lenta. 3. El Refugio Rural ✽ Se esconde trabajando en una granja, sin papeles, sin ID, sin idioma. ✽ Vive con miedo constante de ser descubierta. La paranoia es doble: por su origen y por el “monstruo” que viste disfrazado de kryptoniano. 🪫 DESARROLLO DE PODERES – FASES Fase 1: Descompensación física ✽ Dolores musculares, cambios en la piel, sueño alterado, hipersensibilidad auditiva o lumínica. Fase 2: Emergencia peligrosa ✽ Rompe una herramienta por accidente. Deja una abolladura en un tractor. Causa un accidente pequeño. ✽ Empieza a aislarse más. Tiene miedo de sí misma. Fase 3: Realización y negación ✽ Comprende que algo está cambiando en ella. Pero no quiere que sea cierto. No quiere ser “como él”. Fase 4: Adaptación forzada ✽ La necesidad la obliga a usar su fuerza (rescate, defensa, huida), y empieza a aceptarse, pero con culpa. 🧠 TEMAS Y CONFLICTOS CLAVE El duelo por Kal-El ✽ Cuando finalmente entienda que el hombre que vio no es un monstruo, sino Kal... ya no será su bebé. Ya no lo necesitará. Y eso la destroza. El trauma del exilio ✽ Vive como una refugiada sin identidad. Cero derechos. Cero raíces. Cero red de contención. La pérdida de fe ✽ Krypton no era lo que pensaba. Tal vez los terroristas tenían razón. Tal vez su cultura cayó porque debía caer. El temor a sí misma ✽ ¿Y si el monstruo que vio no es él, sino lo que ella va a convertirse? 📚 POSIBLES CAPÍTULOS INICIALES “El aterrizaje” Llega al planeta, herida, confundida. Cae en un lago o pantano. Es recogida por un anciano granjero que cree que es una chica amnésica o inmigrante perdida. “La granja” Aprende a vivir, a trabajar. Tiene pesadillas con Krypton. Duda si debe buscar a Kal. Habla consigo misma en kryptoniano. Ve a Superman en una pantalla. Entra el pánico. “El primer quiebre” Una emergencia (animal herido, incendio, tornado) la obliga a usar su fuerza sin saber que la tiene. No puede negarlo más. ¿Es como él? “El miedo” Huye del lugar. Encuentra a alguien que la ayuda a ocultarse. Comienza a investigar a Superman, a Kal-El. Y lo que descubre la destruye.
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  • LA GUERRA DE LOS MIL MINUTOS:PARTE 4

    —Habian pasado 5 horas desde la invasión,ahora eran solo 7 de los 8 invasores de esta linea temporal,volando por los cielos,causando terror,muerte y destrucción a su paso,quizo volver a casa para ver si sus hijos estaban bien,pero algo llamo si atencion a lo lejos,unos hilos de maná que se conectaban con el cielo,similares a los que el producia cuándo estaba en su forma completa,Paul se lanzo a ver de que se trataba,una de sus variantes,la cual poseía alas con plumas,como las solia tener cuando fue un Angel,se enfrentaba en un 3 vs 1,tres demonios de rango alto no podian con el—


    Paul Alterno:"¿Estos son demonios de alto calibre en este mundo?,ni estando juntos me sirven como calentamiento"


    —Paul se llevo puesto a su variante con fuerza,hasta hacerlo chocar con un pequeño negocio—

    —¿Que dices ahora?


    —La otra variante se puso de pie y agito sus alas para quitarse el polvo de encima,otro mas de ellos llego,a diferencia de los demas,era un adulto al igual que el Paul original—

    Paul Alterno 1:"Hey,¿Te estan molestando?"

    Paul Alterno 2:"¡MUERETE!,yo puedo con ellos"

    Paul Alterno:"Habla menos,pelea mas"

    —Los demas demonios fueron derrotados con facilidad,por otro lado,Paul intentaba resistir a los ataques de ambos,trabajaban en equipo y lograban hacerle daño a Paul,en un momento,Lograron tumbar al demonio blanco,tomándolo de los pies y estrellandolo contra el suelo,cuando estaban por darle el golpe de gracia,una voz juvenil se escucho a lo lejos—


    ???:"¡PATEADA DE CULO EXPRESS EN CAMINO!"

    —Una figura masculina logro quitarle de encima a sus otros yo de un golpe a cada uno,era su hijo menor Asriel—
    LA GUERRA DE LOS MIL MINUTOS:PARTE 4 —Habian pasado 5 horas desde la invasión,ahora eran solo 7 de los 8 invasores de esta linea temporal,volando por los cielos,causando terror,muerte y destrucción a su paso,quizo volver a casa para ver si sus hijos estaban bien,pero algo llamo si atencion a lo lejos,unos hilos de maná que se conectaban con el cielo,similares a los que el producia cuándo estaba en su forma completa,Paul se lanzo a ver de que se trataba,una de sus variantes,la cual poseía alas con plumas,como las solia tener cuando fue un Angel,se enfrentaba en un 3 vs 1,tres demonios de rango alto no podian con el— Paul Alterno:"¿Estos son demonios de alto calibre en este mundo?,ni estando juntos me sirven como calentamiento" —Paul se llevo puesto a su variante con fuerza,hasta hacerlo chocar con un pequeño negocio— —¿Que dices ahora? —La otra variante se puso de pie y agito sus alas para quitarse el polvo de encima,otro mas de ellos llego,a diferencia de los demas,era un adulto al igual que el Paul original— Paul Alterno 1:"Hey,¿Te estan molestando?" Paul Alterno 2:"¡MUERETE!,yo puedo con ellos" Paul Alterno:"Habla menos,pelea mas" —Los demas demonios fueron derrotados con facilidad,por otro lado,Paul intentaba resistir a los ataques de ambos,trabajaban en equipo y lograban hacerle daño a Paul,en un momento,Lograron tumbar al demonio blanco,tomándolo de los pies y estrellandolo contra el suelo,cuando estaban por darle el golpe de gracia,una voz juvenil se escucho a lo lejos— ???:"¡PATEADA DE CULO EXPRESS EN CAMINO!" —Una figura masculina logro quitarle de encima a sus otros yo de un golpe a cada uno,era su hijo menor Asriel—
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    "Alcanzar todo mi potencial... Tch Tch!"

    Akane repitió esas palabras en su mente, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.
    ¿Potencial? ¿Ellos realmente creían que tenían algo que enseñarle?

    Recordó los días corriendo sin comida, su cuerpo exhausto mientras su abuela le gritaba que "A mis hijas las entrene más fuerte que a ti".

    Tambien recordó las hachas gigantes que volaban hacia ella sin previo aviso. "Es solo el calentamiento," era lo que decía Jennifer, mientras Akane esquivaba con el terror en sus ojos.

    "Tch Tch... si creen que sobreviví a eso para ahora someterme a su entrenamiento, estan locos!!".
    "Alcanzar todo mi potencial... Tch Tch!" Akane repitió esas palabras en su mente, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. ¿Potencial? ¿Ellos realmente creían que tenían algo que enseñarle? Recordó los días corriendo sin comida, su cuerpo exhausto mientras su abuela le gritaba que "A mis hijas las entrene más fuerte que a ti". Tambien recordó las hachas gigantes que volaban hacia ella sin previo aviso. "Es solo el calentamiento," era lo que decía Jennifer, mientras Akane esquivaba con el terror en sus ojos. "Tch Tch... si creen que sobreviví a eso para ahora someterme a su entrenamiento, estan locos!!".
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  • "No puedo perder nada más..."
    Fandom Los Originales
    Categoría Drama
    𖦹.

      ━━━━ "...𝒏𝙞 𝙖 𝙣𝒂𝙙𝒊𝙚 𝙢𝒂́𝙨"

           ˚ ͙۪۪̥◌ › ︴ᴡɪᴛʜ﹕Keelan Malraux ︴
     
     
     
    Perder a un hermano era algo que la primogénita Mikaelson no desearía ni siquiera a su peor enemigo. Y ella los había perdido demasiadas veces… La primera vez cuando Dahlia se la llevó apartándola de su familia siendo demasiado pequeña como para guardar demasiados recuerdos a los que aferrarse. La segunda vez… había sucedido con la muerte de su hermano Finn por culpa de Lucien Castle… La tercera… Puede que la tercera hubiera sido la peor, la que más dolió… A pesar de saber que sus hermanos partían en paz y que morían bajo sus propios términos… Uno para salvar a su hija y su familia y el otro para acompañar en la vida eterna a su hermano menor.

    Pero ese sentimiento agridulce no desaparecía de la boca del estómago de Freya Mikaelson. Ni siquiera cuando nació su hijo, al que puso el nombre de su hermano.

    Era feliz. Sí. Lo era… Tenía un marido estupendo y un hijo al que adoraba con locura desenfrenada, pero… ¿Cómo de feliz se puede ser viendo para siempre un enorme vacío en el hueco que deberían ocupar tus hermanos y tu cuñada?

    Habían pasado años… complicados. Porque, aunque Nueva Orleans ahora era un espacio tranquilo y seguro, la verdad era que donde mirase veia la enorme grieta del vacío que vivía su familia. Lo veia en Hope. Lo veia en Rebekah… Incluso lo veia en Kol las pocas veces que había acudido de visita…

    Pero la vida había seguido. Keelan se había convertido en jefe de emergencias en el hospital. Era respetado, era querido. Era una figura de referencia para sus colegas y para el barrio francés. Por su parte, Freya trabajaba en el ayuntamiento, una forma de asegurarse de mantener el orden en su ciudad…

    Pero esa paz se había ido al cuerno unas semanas atrás cuando un tipo, que más tarde conocerían como el arcángel Miguel, se presentó en el complejo intentando venderles la idea de una raza superior. Por su seguridad Kol, Rebekah y Marcel decidieron ocultarse. Y, por ende, Hope tambien tuvo que ser puesta a salvo…

    Y, como las desgracias nunca vienen solas…

    >>El sol la cegaba. Podía sentir el calor en su piel y una quemazón lacerante en su brazo derecho. No… No era su brazo… Pero lo reconocía… Esos dedos largos y finos… Miró a su alrededor… Estaba en mitad de una pradera… Todo era verde… Sabía que estaba lejos de casa… Algo se lo decía… El calor…

    Entonces vio aquella marca… Una media luna engarzada con una triqueta… No reconocía ese símbolo. Pero sentía el enorme poder que emanaba de este, como el eco vibrante del dolor ligado a tan poderoso hechizo…

    Y entonces…

    Despertó sobresaltada incorporándose como un resorte en la cama. Su frente, su cuello y su pecho estaban empapados en sudor a pesar de la camiseta de tirantes de su pijama, a pesar de la dulce brisa nocturna que se filtraba por la ventana abierta de su dormitorio en el Complejo.

    Su respiración era agitada y su cerebro trabajaba para recomponer las imágenes que había visto en aquel sueño… Lo había sentido… Era real… Sabía que él había vuelto a casa…

    Notó el beso que su marido dejó sobre su hombro cuando se incorporó y le preguntó, preocupado qué era lo que ocurría. Freya miró a su marido con una expresión que navegaba entre la alegría incontrolada y la aterrorizada incomprensión, porque solo algo muy poderoso podría haber logrado traer de vuelta a…

    -Klaus… -le dijo a Keelan- Es Klaus. Ha regresado…


    ⸻ 𝙘𝙧𝙚𝙙𝙨 𝙛𝙤𝙧𝙢𝙖𝙩𝙤 𝙙𝙚 𝙩𝙚𝙭𝙩𝙤: https://x.com/WH0YAGONNACALL/status/1479143818029113345

    ⸻ 𝙘𝙧𝙚𝙙𝙨 𝙚𝙙𝙞𝙩 𝙥𝙤𝙧𝙩𝙖𝙙𝙖: me aka Freya Mikaelson
    𖦹.   ━━━━ "...𝒏𝙞 𝙖 𝙣𝒂𝙙𝒊𝙚 𝙢𝒂́𝙨"        ˚ ͙۪۪̥◌ › ︴ᴡɪᴛʜ﹕[las7malraux] ︴       Perder a un hermano era algo que la primogénita Mikaelson no desearía ni siquiera a su peor enemigo. Y ella los había perdido demasiadas veces… La primera vez cuando Dahlia se la llevó apartándola de su familia siendo demasiado pequeña como para guardar demasiados recuerdos a los que aferrarse. La segunda vez… había sucedido con la muerte de su hermano Finn por culpa de Lucien Castle… La tercera… Puede que la tercera hubiera sido la peor, la que más dolió… A pesar de saber que sus hermanos partían en paz y que morían bajo sus propios términos… Uno para salvar a su hija y su familia y el otro para acompañar en la vida eterna a su hermano menor. Pero ese sentimiento agridulce no desaparecía de la boca del estómago de Freya Mikaelson. Ni siquiera cuando nació su hijo, al que puso el nombre de su hermano. Era feliz. Sí. Lo era… Tenía un marido estupendo y un hijo al que adoraba con locura desenfrenada, pero… ¿Cómo de feliz se puede ser viendo para siempre un enorme vacío en el hueco que deberían ocupar tus hermanos y tu cuñada? Habían pasado años… complicados. Porque, aunque Nueva Orleans ahora era un espacio tranquilo y seguro, la verdad era que donde mirase veia la enorme grieta del vacío que vivía su familia. Lo veia en Hope. Lo veia en Rebekah… Incluso lo veia en Kol las pocas veces que había acudido de visita… Pero la vida había seguido. Keelan se había convertido en jefe de emergencias en el hospital. Era respetado, era querido. Era una figura de referencia para sus colegas y para el barrio francés. Por su parte, Freya trabajaba en el ayuntamiento, una forma de asegurarse de mantener el orden en su ciudad… Pero esa paz se había ido al cuerno unas semanas atrás cuando un tipo, que más tarde conocerían como el arcángel Miguel, se presentó en el complejo intentando venderles la idea de una raza superior. Por su seguridad Kol, Rebekah y Marcel decidieron ocultarse. Y, por ende, Hope tambien tuvo que ser puesta a salvo… Y, como las desgracias nunca vienen solas… >>El sol la cegaba. Podía sentir el calor en su piel y una quemazón lacerante en su brazo derecho. No… No era su brazo… Pero lo reconocía… Esos dedos largos y finos… Miró a su alrededor… Estaba en mitad de una pradera… Todo era verde… Sabía que estaba lejos de casa… Algo se lo decía… El calor… Entonces vio aquella marca… Una media luna engarzada con una triqueta… No reconocía ese símbolo. Pero sentía el enorme poder que emanaba de este, como el eco vibrante del dolor ligado a tan poderoso hechizo… Y entonces… Despertó sobresaltada incorporándose como un resorte en la cama. Su frente, su cuello y su pecho estaban empapados en sudor a pesar de la camiseta de tirantes de su pijama, a pesar de la dulce brisa nocturna que se filtraba por la ventana abierta de su dormitorio en el Complejo. Su respiración era agitada y su cerebro trabajaba para recomponer las imágenes que había visto en aquel sueño… Lo había sentido… Era real… Sabía que él había vuelto a casa… Notó el beso que su marido dejó sobre su hombro cuando se incorporó y le preguntó, preocupado qué era lo que ocurría. Freya miró a su marido con una expresión que navegaba entre la alegría incontrolada y la aterrorizada incomprensión, porque solo algo muy poderoso podría haber logrado traer de vuelta a… -Klaus… -le dijo a Keelan- Es Klaus. Ha regresado… ⸻ 𝙘𝙧𝙚𝙙𝙨 𝙛𝙤𝙧𝙢𝙖𝙩𝙤 𝙙𝙚 𝙩𝙚𝙭𝙩𝙤: https://x.com/WH0YAGONNACALL/status/1479143818029113345 ⸻ 𝙘𝙧𝙚𝙙𝙨 𝙚𝙙𝙞𝙩 𝙥𝙤𝙧𝙩𝙖𝙙𝙖: me aka [THE0LDERSISTER]
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