• Hey, no se olviden de mí...

    *Adam dice con una ligera molestia.*

    —Se saltaron mi turno... ¿Debería participar también en este mes del terror? Demostrar que los vivos pueden dar más miedo que los muertos...
    Hey, no se olviden de mí... *Adam dice con una ligera molestia.* —Se saltaron mi turno... ¿Debería participar también en este mes del terror? Demostrar que los vivos pueden dar más miedo que los muertos...
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  • Comienza octubre, y octubre es el mes del terror....

    *Ace estaba rodeado por grandes calabazas que él mismo había creado, además de estar cubierto de pelo, recordando un licántropo...*
    Comienza octubre, y octubre es el mes del terror.... *Ace estaba rodeado por grandes calabazas que él mismo había creado, además de estar cubierto de pelo, recordando un licántropo...*
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  • Inicia el mes del terror
    Inicia el mes del terror
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  • -Ese momento, hubo un evento especial, ya que mañana comienza el mes de terror, donde la línea entre la vida y la muerte es mas delgada.

    En colonipenal, se desarrolló ese evento, Robin tuvo que ir vestida a un concierto de conejita, ella como toda una idol profesional, tuvo que llevar acabo ese concierto.

    Todas las personas que había ido, estaba contemplado cada movimiento y cada palabra del concierto, todo el ambiente es bastante animado, algunos espectadores había comenzado a bailar, dejandose llevar.

    Mientras la joven con una gentil y dulce sonrisa, seguía cantado, cuando terminaba una canción, iniciaba otra, esto seguirá por unos momentos más, es raro recibir así el mes de terror pero no todo debe ser oscuro, siempre se debe llevar la luz en el corazón que nos guie. -
    -Ese momento, hubo un evento especial, ya que mañana comienza el mes de terror, donde la línea entre la vida y la muerte es mas delgada. En colonipenal, se desarrolló ese evento, Robin tuvo que ir vestida a un concierto de conejita, ella como toda una idol profesional, tuvo que llevar acabo ese concierto. Todas las personas que había ido, estaba contemplado cada movimiento y cada palabra del concierto, todo el ambiente es bastante animado, algunos espectadores había comenzado a bailar, dejandose llevar. Mientras la joven con una gentil y dulce sonrisa, seguía cantado, cuando terminaba una canción, iniciaba otra, esto seguirá por unos momentos más, es raro recibir así el mes de terror pero no todo debe ser oscuro, siempre se debe llevar la luz en el corazón que nos guie. -
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  • forma original descubre el terror detrás de mi bella apariencia humana
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  • Había ocasiones, ya no tan seguidas, en las que despertaba abruptamente por la noche como en esa ocasión.
    Dando una bocanada de aire abrió los ojos, con el corazón acelerado y respiración agitada....

    Recordaba haber sufrido un ataque de pánico, solo una vez y en un sueño. Uno inducido por el uso de magia oscura por primera vez.
    "Respira" le había dicho su madre entre pesadillas, su escencia siempre presente en su vida aunque ella ya había dejado ese mundo hacía mucho tiempo... "Solo tienes que respirar"

    Y eso hacía ahora. Con una mano en el pecho cerró sus ojos e intentó trabquilizarse. Inhalando y exhalando. Aún a pesar de la dificultad siguió intentando hasta que finalmente su respiración se calmó aunque su corazón seguía golpeando fuertemente su pecho.

    Aaravos había dejado un miedo punzante en su alma. Aún había veces que cerraba los ojos y podía sentir como si el mismo hipermago lo controlara jalando de cuerdas invisibles a la vista e irrompibles.
    La sensación de oscuridad invadiendo su ser mientras batallaba con algo que no veía. Intentando recuperar el control que hacía mucho había perdido. La sensación de olvidar lo que había hecho, no consciente de sus actos cuando estaba bajo el control del elfo... Y aún así, nada le producía más terror que la idea de que podría herir o asesinar a quienes más amaba si Aaravos así lo deseaba.

    Se llevó las manos a la cara. Las velas iluminando tenuemente la habitación le indicaba que aún era de noche. Otra vez se había dormido en el sofá de su despacho. Libros y pergaminos tirados por doquier, abiertos y cerrados.
    Se levantó de la comodidad del sofá, que ya no le parecía tan cómodo, y al verse en un espejo cercano volvió a ver ese mechón blanco en su cabello.
    La marca de la magia oscura, el vestigio que dejaba.

    Rayla había dicho amarlo, cada parte de él. ¿Pero realmente podía amar algo que él odiaba? Y sin embargo, no tenía arrepentimientos de haber realizado aquellos hechizos, aunque sabía que estaban mal. Habían sido por buenas causas, una de las veces salvando la vida de su amada.
    Y aunque juraba y aseguraba que jamás volvería a recurrir a esa retorcida magia, siempre encontraba volviendo a ella cuando alguien que amaba estaba en peligro.

    Suspiró y se apartó de su reflejo en el espejo. Ocuparía su mente en otra cosa, tal vez en los libros, aunque la sensación de la mirada del elfo estelar en él lo perseguía desde cada rincón oscuro de la habitación.
    Había ocasiones, ya no tan seguidas, en las que despertaba abruptamente por la noche como en esa ocasión. Dando una bocanada de aire abrió los ojos, con el corazón acelerado y respiración agitada.... Recordaba haber sufrido un ataque de pánico, solo una vez y en un sueño. Uno inducido por el uso de magia oscura por primera vez. "Respira" le había dicho su madre entre pesadillas, su escencia siempre presente en su vida aunque ella ya había dejado ese mundo hacía mucho tiempo... "Solo tienes que respirar" Y eso hacía ahora. Con una mano en el pecho cerró sus ojos e intentó trabquilizarse. Inhalando y exhalando. Aún a pesar de la dificultad siguió intentando hasta que finalmente su respiración se calmó aunque su corazón seguía golpeando fuertemente su pecho. Aaravos había dejado un miedo punzante en su alma. Aún había veces que cerraba los ojos y podía sentir como si el mismo hipermago lo controlara jalando de cuerdas invisibles a la vista e irrompibles. La sensación de oscuridad invadiendo su ser mientras batallaba con algo que no veía. Intentando recuperar el control que hacía mucho había perdido. La sensación de olvidar lo que había hecho, no consciente de sus actos cuando estaba bajo el control del elfo... Y aún así, nada le producía más terror que la idea de que podría herir o asesinar a quienes más amaba si Aaravos así lo deseaba. Se llevó las manos a la cara. Las velas iluminando tenuemente la habitación le indicaba que aún era de noche. Otra vez se había dormido en el sofá de su despacho. Libros y pergaminos tirados por doquier, abiertos y cerrados. Se levantó de la comodidad del sofá, que ya no le parecía tan cómodo, y al verse en un espejo cercano volvió a ver ese mechón blanco en su cabello. La marca de la magia oscura, el vestigio que dejaba. Rayla había dicho amarlo, cada parte de él. ¿Pero realmente podía amar algo que él odiaba? Y sin embargo, no tenía arrepentimientos de haber realizado aquellos hechizos, aunque sabía que estaban mal. Habían sido por buenas causas, una de las veces salvando la vida de su amada. Y aunque juraba y aseguraba que jamás volvería a recurrir a esa retorcida magia, siempre encontraba volviendo a ella cuando alguien que amaba estaba en peligro. Suspiró y se apartó de su reflejo en el espejo. Ocuparía su mente en otra cosa, tal vez en los libros, aunque la sensación de la mirada del elfo estelar en él lo perseguía desde cada rincón oscuro de la habitación.
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  • Tus sueños son las alas que te ayudarán a volar.

    -Comentó mientras estaba en los jardines de aquella mansión donde fue invitada, el motivo se estaba grabando una película y la chica es la protagonista, aunque los géneros de ducha película son drama y terror, de lo que iba pero como película de terror que se respete, siempre inicia con una aparente calma antes de la tormenta. -
    Tus sueños son las alas que te ayudarán a volar. -Comentó mientras estaba en los jardines de aquella mansión donde fue invitada, el motivo se estaba grabando una película y la chica es la protagonista, aunque los géneros de ducha película son drama y terror, de lo que iba pero como película de terror que se respete, siempre inicia con una aparente calma antes de la tormenta. -
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  • Capítulo II: El Glamour Personal.

    ​El aire en el camerino era una mezcla densa de laca, perfume caro y el dulzón, casi imperceptible, olor metálico del sudor nervioso. Pero para Deianira, solo había una nota dominante: la punzante necesidad que le quemaba la garganta. Estaba sentada frente al espejo de aumento, rodeada por el frenesí silencioso de su equipo: estilistas puliendo su cabello de ébano, maquilladores dando los últimos toques a unos ojos que ya eran notoriamente felinos.

    ​Fuera de esa burbuja, el estruendo de la música y el rugido amortiguado de la multitud esperándola para el cierre del desfile de Victoria's Secret eran un pulso salvaje. Ella era el acto principal, la razón por la que la prensa y los millones de espectadores se sintonizaban, la misma que en su tiempo libre dirigía el imperio de cosméticos Destroyer of Men.

    ​Deianira se miró en el espejo, no por vanidad—esa ya la tenía garantizada—sino para inspeccionar los pequeños temblores en sus dedos que el corrector apenas podía ocultar. Llevaba el "Fantasy Bra", un arnés de diamantes y esmeraldas que pesaba una fortuna y que, francamente, era la cosa más incómoda que había vestido en meses.

    ​—Estás lista, diosa. Tienes dos minutos —susurró su asistente, con esa mezcla de adoración y terror que todos le profesaban.

    ​La rubia asintió con un movimiento casi imperceptible. Dos minutos. Eso era suficiente.

    ​Deianira se levantó, su bata de seda cayendo al suelo. Eve rápidamente se inclinó para recogerla, momento que la modelo aprovechó. Su mano derecha se deslizó bajo el borde del tocador, encontrando el pequeño estuche de terciopelo que había escondido allí antes de que el glamour se volviera una carga. Un rápido movimiento. Una punzada en la nariz. El mundo se desenfocó por un instante para volverse cristalino, vibrante, manejable. El temblor se detuvo. La necesidad se había calmado, reemplazada por una electricidad fría que prometía dominio.

    ​Se enderezó, la luz del espejo capturando el brillo duro y peligroso en sus ojos celeste-grisáceos. El Fantasy Bra no la estaba usando a ella. Ella lo estaba usando a él.

    ​—Dile al DJ que suba la música. Es hora de darles lo que quieren —dijo, su voz tan pulcra y afilada como un cristal roto.

    ​Caminó hacia la cortina que la separaba de la pasarela. Iba a ser la mejor caminata de su carrera. Iba a vender cada labial de Destroyer of Men sin siquiera intentarlo.
    Capítulo II: El Glamour Personal. ​El aire en el camerino era una mezcla densa de laca, perfume caro y el dulzón, casi imperceptible, olor metálico del sudor nervioso. Pero para Deianira, solo había una nota dominante: la punzante necesidad que le quemaba la garganta. Estaba sentada frente al espejo de aumento, rodeada por el frenesí silencioso de su equipo: estilistas puliendo su cabello de ébano, maquilladores dando los últimos toques a unos ojos que ya eran notoriamente felinos. ​Fuera de esa burbuja, el estruendo de la música y el rugido amortiguado de la multitud esperándola para el cierre del desfile de Victoria's Secret eran un pulso salvaje. Ella era el acto principal, la razón por la que la prensa y los millones de espectadores se sintonizaban, la misma que en su tiempo libre dirigía el imperio de cosméticos Destroyer of Men. ​Deianira se miró en el espejo, no por vanidad—esa ya la tenía garantizada—sino para inspeccionar los pequeños temblores en sus dedos que el corrector apenas podía ocultar. Llevaba el "Fantasy Bra", un arnés de diamantes y esmeraldas que pesaba una fortuna y que, francamente, era la cosa más incómoda que había vestido en meses. ​—Estás lista, diosa. Tienes dos minutos —susurró su asistente, con esa mezcla de adoración y terror que todos le profesaban. ​La rubia asintió con un movimiento casi imperceptible. Dos minutos. Eso era suficiente. ​Deianira se levantó, su bata de seda cayendo al suelo. Eve rápidamente se inclinó para recogerla, momento que la modelo aprovechó. Su mano derecha se deslizó bajo el borde del tocador, encontrando el pequeño estuche de terciopelo que había escondido allí antes de que el glamour se volviera una carga. Un rápido movimiento. Una punzada en la nariz. El mundo se desenfocó por un instante para volverse cristalino, vibrante, manejable. El temblor se detuvo. La necesidad se había calmado, reemplazada por una electricidad fría que prometía dominio. ​Se enderezó, la luz del espejo capturando el brillo duro y peligroso en sus ojos celeste-grisáceos. El Fantasy Bra no la estaba usando a ella. Ella lo estaba usando a él. ​—Dile al DJ que suba la música. Es hora de darles lo que quieren —dijo, su voz tan pulcra y afilada como un cristal roto. ​Caminó hacia la cortina que la separaba de la pasarela. Iba a ser la mejor caminata de su carrera. Iba a vender cada labial de Destroyer of Men sin siquiera intentarlo.
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  • Pase la noche con una amiga, ya ni se donde estoy, Zani, creo que nos desvelamos viendo películas de terror.

    *Sujeto la pijama contraria, aun con cara de sueño *
    Pase la noche con una amiga, ya ni se donde estoy, Zani, creo que nos desvelamos viendo películas de terror. *Sujeto la pijama contraria, aun con cara de sueño *
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Tenlo en cuenta al responder.
    Comencé viendo videos graciosos y terminé viendo videos de terror

    Que cosas.
    Comencé viendo videos graciosos y terminé viendo videos de terror Que cosas.
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