• Creo que es mi insuficiencia, o quizás el como me habla mi reflejo en el espejo, convenciéndome a explotar.

    Mis manos danzan en el aire mientras ríos de sangre recorren mis brazos.
    Mis ojos los observan, extasiados ante la majestuosidad del contraste rojo con mi piel blanca.

    Finalmente mi momento había llegado, pero era solo un sueño.
    Creo que es mi insuficiencia, o quizás el como me habla mi reflejo en el espejo, convenciéndome a explotar. Mis manos danzan en el aire mientras ríos de sangre recorren mis brazos. Mis ojos los observan, extasiados ante la majestuosidad del contraste rojo con mi piel blanca. Finalmente mi momento había llegado, pero era solo un sueño.
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  • Bajo la forma de un elegante gato negro de ojos como un eclipse, comenzó a visitar cada noche el jardín de Sora Niki <3 . Al principio, ella lo observaba con recelo. Pero noche tras noche, Morfeo se unía a sus juegos, compartía su silencio, dormía a su lado bajo la luz suave de la luna soñada.

    Y así, en ese mundo donde el tiempo se dobla y el amor no entiende de formas, Morfeo encontró algo que ni el más profundo sueño le había mostrado: la ternura de un vínculo puro.

    En ese cálido momento, Morfeo, maulló suavemente y dejó que su corazón, por primera vez, no habitara en la eternidad… sino en un simple instante junto a ella.
    Bajo la forma de un elegante gato negro de ojos como un eclipse, comenzó a visitar cada noche el jardín de [solar_malachite_lizard_684] <3 . Al principio, ella lo observaba con recelo. Pero noche tras noche, Morfeo se unía a sus juegos, compartía su silencio, dormía a su lado bajo la luz suave de la luna soñada. Y así, en ese mundo donde el tiempo se dobla y el amor no entiende de formas, Morfeo encontró algo que ni el más profundo sueño le había mostrado: la ternura de un vínculo puro. En ese cálido momento, Morfeo, maulló suavemente y dejó que su corazón, por primera vez, no habitara en la eternidad… sino en un simple instante junto a ella.
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  • Un nuevo día y un amanecer lleno de esperanza y sueños ..... Para crear nuevos momentos.
    Un nuevo día y un amanecer lleno de esperanza y sueños ..... Para crear nuevos momentos.
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  • Al principio, los sueños eran solo eso, paisajes suaves como canciones, donde los colores flotaban con vida propia. Sora caminaba entre praderas suspendidas en el cielo, cruzaba puentes hechos de mariposas dormidas, y las nubes hablaban en voz baja entre sí; todo era hermoso, frágil, como si bastara un suspiro para romperlo. Y Sora sonreía, porque ese era su mundo.

    Pero si uno se quedaba el tiempo suficiente, si se atrevía a mirar más allá de la primera capa, descubría lo que nadie notaba, las flores tenían espinas de cristal, el agua de los lagos era tan profunda como el vacío, y a veces, solo a veces, la risa de Sora se quebraba, apenas un instante, lo suficiente para saber que había algo oscuro guardado en su interior.

    Fue entonces que él apareció, un gato, silencioso, de color gris con vetas oscuras como ceniza vieja, con ojos grandes y brillantes que no reflejaban luz, sino recuerdos, no hablaba, pero parecía entenderlo todo, siempre estaba allí, a veces al borde del campo de visión de Sora, otras, dormido en una colina flotante cubierta de pétalos, y cuando ella se acercaba, él no huía, la miraba, solo la miraba, como si supiera quién era realmente, más allá de la dulzura que todos veían.

    El primer encuentro fue breve, solo se cruzaron en una estación hecha de relojes sin agujas; pero en el segundo, el gato caminó a su lado sin emitir un solo sonido; en el tercero, ella le habló; en el cuarto, él le rozó la mano con la cabeza; y así, en cada nuevo sueño, el lazo se tejía más.

    A veces, Sora lo esperaba, o lo buscaba por laberintos de espejos que mostraban versiones alternas de sí misma, otras, lo encontraba sin buscarlo, durmiendo en su regazo en medio de una biblioteca sumergida, o siguiéndola entre trenes sin rumbo que viajaban por el cielo estrellado.

    Con él, los sueños cambiaban, se volvían más cálidos, más nítidos, pero también más honestos. La oscuridad dentro de ella dejaba de esconderse; se asomaba sin miedo, como una sombra que también deseaba ser amada. Y el gato no la rechazaba, nunca.

    Sora comenzó a sentirlo primero como consuelo, luego como compañía, y sin darse cuenta, como algo que dolía en el pecho cuando no estaba. No era solo afecto, no era ternura, era ese tipo de amor que se construye en silencio, sin promesas ni palabras, solo con presencia.

    Lo acariciaba con cuidado, como si pudiera romperse, le susurraba secretos que ni siquiera ella entendía del todo. Él se quedaba junto a ella, como si pudiera sostener su alma con solo quedarse.

    Y así, noche tras noche, entre mundos que flotaban como burbujas de jabón, Sora y el gato seguían encontrándose, porque incluso en sueños, hay hilos que el destino no puede cortar. Y este, ya no era un simple sueño.

    ~ ɱ૦ՐƿҺ૯υς ⁠♡
    Al principio, los sueños eran solo eso, paisajes suaves como canciones, donde los colores flotaban con vida propia. Sora caminaba entre praderas suspendidas en el cielo, cruzaba puentes hechos de mariposas dormidas, y las nubes hablaban en voz baja entre sí; todo era hermoso, frágil, como si bastara un suspiro para romperlo. Y Sora sonreía, porque ese era su mundo. Pero si uno se quedaba el tiempo suficiente, si se atrevía a mirar más allá de la primera capa, descubría lo que nadie notaba, las flores tenían espinas de cristal, el agua de los lagos era tan profunda como el vacío, y a veces, solo a veces, la risa de Sora se quebraba, apenas un instante, lo suficiente para saber que había algo oscuro guardado en su interior. Fue entonces que él apareció, un gato, silencioso, de color gris con vetas oscuras como ceniza vieja, con ojos grandes y brillantes que no reflejaban luz, sino recuerdos, no hablaba, pero parecía entenderlo todo, siempre estaba allí, a veces al borde del campo de visión de Sora, otras, dormido en una colina flotante cubierta de pétalos, y cuando ella se acercaba, él no huía, la miraba, solo la miraba, como si supiera quién era realmente, más allá de la dulzura que todos veían. El primer encuentro fue breve, solo se cruzaron en una estación hecha de relojes sin agujas; pero en el segundo, el gato caminó a su lado sin emitir un solo sonido; en el tercero, ella le habló; en el cuarto, él le rozó la mano con la cabeza; y así, en cada nuevo sueño, el lazo se tejía más. A veces, Sora lo esperaba, o lo buscaba por laberintos de espejos que mostraban versiones alternas de sí misma, otras, lo encontraba sin buscarlo, durmiendo en su regazo en medio de una biblioteca sumergida, o siguiéndola entre trenes sin rumbo que viajaban por el cielo estrellado. Con él, los sueños cambiaban, se volvían más cálidos, más nítidos, pero también más honestos. La oscuridad dentro de ella dejaba de esconderse; se asomaba sin miedo, como una sombra que también deseaba ser amada. Y el gato no la rechazaba, nunca. Sora comenzó a sentirlo primero como consuelo, luego como compañía, y sin darse cuenta, como algo que dolía en el pecho cuando no estaba. No era solo afecto, no era ternura, era ese tipo de amor que se construye en silencio, sin promesas ni palabras, solo con presencia. Lo acariciaba con cuidado, como si pudiera romperse, le susurraba secretos que ni siquiera ella entendía del todo. Él se quedaba junto a ella, como si pudiera sostener su alma con solo quedarse. Y así, noche tras noche, entre mundos que flotaban como burbujas de jabón, Sora y el gato seguían encontrándose, porque incluso en sueños, hay hilos que el destino no puede cortar. Y este, ya no era un simple sueño. ~ [Sweets_dreams] ⁠♡
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  • Finalmente desperté… de ese sueño, no. De esa pesadilla, que aunque me asusta… quiero volver a vivirla…
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  • ¡Y no!... no pienso volver, la vista hacia atrás
    todo lo que se fue, ya no volverá.
    No volverá.
    Es pasado y por eso muerto está,
    nunca más volverá.
    A veces sueño despierto
    e intento volver
    a sentir como un día sentí,
    descubrir todo, como hice ayer.
    ¡Y no!... no pienso volver, la vista hacia atrás
    todo lo que se fue, ya no volverá.
    No pienso volver, la vista hacia atrás
    todo lo que se fue, ya no volverá.
    ¡Y no!... no pienso volver, la vista hacia atrás todo lo que se fue, ya no volverá. No volverá. Es pasado y por eso muerto está, nunca más volverá. A veces sueño despierto e intento volver a sentir como un día sentí, descubrir todo, como hice ayer. ¡Y no!... no pienso volver, la vista hacia atrás todo lo que se fue, ya no volverá. No pienso volver, la vista hacia atrás todo lo que se fue, ya no volverá.
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  • Ella no lo amaba.
    No, lo que sentía era más denso, más pegajoso.
    No era amor: era hambre.

    Lo observaba desde los márgenes de su mundo, desde el rincón donde los hilos se tensan y la voluntad se disuelve como azúcar en agua caliente.
    Sabía todo de él:
    sus horarios, su perfume, las palabras que decía sin pensar.
    Y las que no decía también.

    Se convirtió en sombra.
    Una presencia apenas perceptible,
    pero constante.
    Él empezó a mirar sobre su hombro,
    a cerrar las cortinas, a sentir el peso invisible de algo que no podía nombrar.
    Ella solo sonreía.

    Cada mensaje no respondido era una herida.
    Cada silencio, una provocación.
    ¿Por qué no me ves?
    ¿Por qué no me eliges?
    ¿Por qué no me amas como yo te amo?

    Se coló en sus redes, en su casa, en sus sueños.
    Lo marcó sin tocarlo.
    Lo destruyó sin levantar la voz.
    La obsesión, como yo bien sé,
    es un hilo que no se suelta.
    Se aprieta.
    Se enreda.
    Y cuando ya no hay más por atar,
    yo aparezco.

    Y corto.
    Ella no lo amaba. No, lo que sentía era más denso, más pegajoso. No era amor: era hambre. Lo observaba desde los márgenes de su mundo, desde el rincón donde los hilos se tensan y la voluntad se disuelve como azúcar en agua caliente. Sabía todo de él: sus horarios, su perfume, las palabras que decía sin pensar. Y las que no decía también. Se convirtió en sombra. Una presencia apenas perceptible, pero constante. Él empezó a mirar sobre su hombro, a cerrar las cortinas, a sentir el peso invisible de algo que no podía nombrar. Ella solo sonreía. Cada mensaje no respondido era una herida. Cada silencio, una provocación. ¿Por qué no me ves? ¿Por qué no me eliges? ¿Por qué no me amas como yo te amo? Se coló en sus redes, en su casa, en sus sueños. Lo marcó sin tocarlo. Lo destruyó sin levantar la voz. La obsesión, como yo bien sé, es un hilo que no se suelta. Se aprieta. Se enreda. Y cuando ya no hay más por atar, yo aparezco. Y corto.
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  • Hora de dormir.

    Buenas noches.
    Descuida velare tu sueño alejando toda pesadilla. Puedes dormir tranquila.

    Lestat.
    Hora de dormir. Buenas noches. Descuida velare tu sueño alejando toda pesadilla. Puedes dormir tranquila. Lestat.
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  • »Azules, misteriosos, intensos como dos faroles mágicos que marcaban la oscuridad del camino; la noche se perdía en la rebeldía de sus cabellos, que danzaban con el viento. ¿Quién era? ¿Un salvador? ¿Una amenaza? ¿El final de un camino a medio recorrer? No importaba cuánto se esforzara en remarcar la intensidad de aquellos ojos o la sombra en su cabello, no podía descifrar el rostro que, en silencio, interrumpía todos sus sueños.«
    »Azules, misteriosos, intensos como dos faroles mágicos que marcaban la oscuridad del camino; la noche se perdía en la rebeldía de sus cabellos, que danzaban con el viento. ¿Quién era? ¿Un salvador? ¿Una amenaza? ¿El final de un camino a medio recorrer? No importaba cuánto se esforzara en remarcar la intensidad de aquellos ojos o la sombra en su cabello, no podía descifrar el rostro que, en silencio, interrumpía todos sus sueños.«
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  • Llegada la hora de dormir, tomó un baño caliente para relajarse, saliendo tras un rato y secándose antes de ponerse su bata de siempre.
    Tomando el cepillo, peinaba con cuidado su plumaje, en especial el mullido de su pecho para dejarlo esponjado.

    —Ya tengo mucho... sueño...

    Bostezó, más adormilado que despierto, terminando de cepillarse y dejando el cepillo en su tocador antes de entrar a la cama, recostándose.

    —Uhmm~
    Llegada la hora de dormir, tomó un baño caliente para relajarse, saliendo tras un rato y secándose antes de ponerse su bata de siempre. Tomando el cepillo, peinaba con cuidado su plumaje, en especial el mullido de su pecho para dejarlo esponjado. —Ya tengo mucho... sueño... Bostezó, más adormilado que despierto, terminando de cepillarse y dejando el cepillo en su tocador antes de entrar a la cama, recostándose. —Uhmm~
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