• - Esta foto se trata de una Freya de 3 añitos. En un dia casual pero caluroso, sus padres le darian la noticia de que irian a la playa, en ese momento Freya habia estallado de la emoción, dando saltos y giros por tal noticia, queria conocer lo que tanto sus padres les habia contado sobre ese lugar. Lo que le habian contado fue que la arena era calida como una manta, el agua tan fresca como el viento, incluso que habian actividades y comidas nuevas que ella aun no habia conocido, era el plan perfecto para pasar en familia. Al preparar sus cosas para ir, se decidieron por ir en carro, ya que estaba muy lejos, al estacionarse, ahi comenzaeria la aventura de la pequeña. Al tocar la arena seca se habia quemado un poco pero se acostumbro a final de cuentas, se quedaron en un lugar cerca del agua. La madre de la niña le pondria proctector solar para que comience a jugar.

    Empezo haciendo castillos de arena, despues enterro la mitad de cuerpo de su padre para convertirlo en una "sirena", al terminar de desenterrar a su papá el la llevaria al agua, ya que su madre no queria broncearse, al llegar al agua, Freya correria hasta el fondo pero su padre la agarro a tiempo para que no se ahogara, haciendo asi que la pequeña aprenda a nadar con ayuda de su papá. Despues de un rato de ese cansador succeso, el padre veria un carrito de helados, ya que su niña habia comentado y habia escuchado sus pequeños rugiditos de su tripita por hambre. Decidio comprarle un helado al vendedor para su hija adorada, al darle su helado de vainilla, la pequeña dio unos brinquitos de felicidad, el al ver eso decidio sacar su cámara por la tierna escena, aunque en el momento que iba a sacar la foto, a la pequeña Freya se le caeria su helado, al instante se pondria muy triste por ver su helado derritiendose en la arena, su querido padre al ver esto aun asi le tomo una foto solo para el terrible recuerdo, aunque la trinquilizo unos minutos después con un nuevo helado. Ese dia fue lo menos recordado por Freya pero fue de los primeros dias de playa en su vida, además que al llegar a casa se habia quemado los cachetitos y estuvo asi por unos dias.
    - Esta foto se trata de una Freya de 3 añitos. En un dia casual pero caluroso, sus padres le darian la noticia de que irian a la playa, en ese momento Freya habia estallado de la emoción, dando saltos y giros por tal noticia, queria conocer lo que tanto sus padres les habia contado sobre ese lugar. Lo que le habian contado fue que la arena era calida como una manta, el agua tan fresca como el viento, incluso que habian actividades y comidas nuevas que ella aun no habia conocido, era el plan perfecto para pasar en familia. Al preparar sus cosas para ir, se decidieron por ir en carro, ya que estaba muy lejos, al estacionarse, ahi comenzaeria la aventura de la pequeña. Al tocar la arena seca se habia quemado un poco pero se acostumbro a final de cuentas, se quedaron en un lugar cerca del agua. La madre de la niña le pondria proctector solar para que comience a jugar. Empezo haciendo castillos de arena, despues enterro la mitad de cuerpo de su padre para convertirlo en una "sirena", al terminar de desenterrar a su papá el la llevaria al agua, ya que su madre no queria broncearse, al llegar al agua, Freya correria hasta el fondo pero su padre la agarro a tiempo para que no se ahogara, haciendo asi que la pequeña aprenda a nadar con ayuda de su papá. Despues de un rato de ese cansador succeso, el padre veria un carrito de helados, ya que su niña habia comentado y habia escuchado sus pequeños rugiditos de su tripita por hambre. Decidio comprarle un helado al vendedor para su hija adorada, al darle su helado de vainilla, la pequeña dio unos brinquitos de felicidad, el al ver eso decidio sacar su cámara por la tierna escena, aunque en el momento que iba a sacar la foto, a la pequeña Freya se le caeria su helado, al instante se pondria muy triste por ver su helado derritiendose en la arena, su querido padre al ver esto aun asi le tomo una foto solo para el terrible recuerdo, aunque la trinquilizo unos minutos después con un nuevo helado. Ese dia fue lo menos recordado por Freya pero fue de los primeros dias de playa en su vida, además que al llegar a casa se habia quemado los cachetitos y estuvo asi por unos dias.
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  • un silbato de tren se escucho fuera del orfanato, Bloom se levanto rapidamente y salio del orfanato -el expreso sueños llego Aruna llama a Luka - al salir un portal de nubes se abrio y de el salieron rieles de tren seguidos del silbato del mismo, el tren tardo poco en salir con varios niños en sus vagones, Bloom respiro ondo tronandose los dedos preparando su lista de niños -muy bien todos separanse en filas por genero y especie porfavor- el tren se detuvo y los niños empezarona salir aun aturdidos por el viaje, siendo guiados por otras brujas para que nos e perdieran -Aruna lleva las filas 4-5 de slimes al ala norte junto con las nereidas, la señorita matilda llevara a los licantropos y sirenas a la sala este junto con los halflings y elfos- el orfanato habia reabierto sus puertas a nuevos pequeños en busca de hogar -supongo que de alguna forma Luka obtuvo su deseo de tener mas hijos...-
    un silbato de tren se escucho fuera del orfanato, Bloom se levanto rapidamente y salio del orfanato -el expreso sueños llego Aruna llama a [nova_charcoal_rat_394]- al salir un portal de nubes se abrio y de el salieron rieles de tren seguidos del silbato del mismo, el tren tardo poco en salir con varios niños en sus vagones, Bloom respiro ondo tronandose los dedos preparando su lista de niños -muy bien todos separanse en filas por genero y especie porfavor- el tren se detuvo y los niños empezarona salir aun aturdidos por el viaje, siendo guiados por otras brujas para que nos e perdieran -Aruna lleva las filas 4-5 de slimes al ala norte junto con las nereidas, la señorita matilda llevara a los licantropos y sirenas a la sala este junto con los halflings y elfos- el orfanato habia reabierto sus puertas a nuevos pequeños en busca de hogar -supongo que de alguna forma Luka obtuvo su deseo de tener mas hijos...-
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  • Observo por un momento su propio reflejo sobre las aguas. Mirándose por unos segundos más, la proyección de su propio rostro lentamente fue cambiando. Visualizó esos ojos abisales de tonos amarillos, reformó en su mente la forma delicada de ese rostro, tanto su sonrisa, como la mezcla de peligrosidad y mutuo entendimiento que tenía con esa…

    Sirena.

    Entrecerró sus párpados en ese momento. Saliendo de sus propios pensamientos, para simplemente volver a ver su rostro reflejado en las aguas.

    Pocas veces, Jinwoo realmente resiente una vida extinguiéndose. Primero fue con su padre, luego su madre; después, el director que murió en sus brazos.

    Luego la amistad bien formada que tuvo con Skadi, y ahora, la vida de esa… persona, no, criatura, con la que por un momento sintió comprensión mutua.

    ¿Desde cuándo un nigromante, y peor aún, un ser como el, puede resentir una vida apagándose?

    Esta era la prueba de que Jinwoo seguía siendo humano, al menos una parte de él.

    Alzó la mirada, fijándose en el horizonte por unos instantes.

    —Sigamos adelante. No pienso… condenarla también a ser una sombra.

    Con esto dicho, dio media vuelta abandonando el sitio. Dejando una simple flor de loto flotando en el agua como última ofrenda.

    Ahí estaba, otro momento de “normalidad” que se volvería un recuerdo.
    Observo por un momento su propio reflejo sobre las aguas. Mirándose por unos segundos más, la proyección de su propio rostro lentamente fue cambiando. Visualizó esos ojos abisales de tonos amarillos, reformó en su mente la forma delicada de ese rostro, tanto su sonrisa, como la mezcla de peligrosidad y mutuo entendimiento que tenía con esa… Sirena. Entrecerró sus párpados en ese momento. Saliendo de sus propios pensamientos, para simplemente volver a ver su rostro reflejado en las aguas. Pocas veces, Jinwoo realmente resiente una vida extinguiéndose. Primero fue con su padre, luego su madre; después, el director que murió en sus brazos. Luego la amistad bien formada que tuvo con Skadi, y ahora, la vida de esa… persona, no, criatura, con la que por un momento sintió comprensión mutua. ¿Desde cuándo un nigromante, y peor aún, un ser como el, puede resentir una vida apagándose? Esta era la prueba de que Jinwoo seguía siendo humano, al menos una parte de él. Alzó la mirada, fijándose en el horizonte por unos instantes. —Sigamos adelante. No pienso… condenarla también a ser una sombra. Con esto dicho, dio media vuelta abandonando el sitio. Dejando una simple flor de loto flotando en el agua como última ofrenda. Ahí estaba, otro momento de “normalidad” que se volvería un recuerdo.
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  • The little mermaid
    Fandom Libre
    Categoría Acción
    Puede que siempre se mostrara calmada, pero su mente era un remolino constante: pensamientos que no dejaban de llegar, sobre todo acerca de su familia y el peligro en que los ponía si daba un solo paso en falso.

    El tintinear de las copas al chocar la sacó de sus pensamientos. Miró a los asistentes a la fiesta con una sonrisa ensayada en los labios. El presidente Ravinstill no dejaba de observarla, y el asco le subía por la garganta como una ola.

    Bajó la mirada. Debajo de ella, una pecera enorme rebosaba de animales marinos reales. Cerró los ojos justo cuando Lucky Flickerman le dedicó una sonrisa falsa.

    —El orgullo de la costa, la novia del Capitolio: Mags Flanagan —anunció con entusiasmo.

    Ella sonrió desde lo alto de la pecera y se lanzó al agua. Movió su cola de sirena falsa y nadó hasta el vidrio. Se desplazaba de un lado a otro, jugando con los peces, hasta que por fin le permitieron salir.

    Ojalá la noche terminara allí. Pero ahora venía la peor parte: pasearse entre los invitados para que le dijeran que, si vomitaba, podría comer aún más. Así que, mientras se vestía, comenzó a identificar lugares estratégicos. Quería desaparecer sin que notaran su ausencia, sin faltar visiblemente a las órdenes de Snow.
    Puede que siempre se mostrara calmada, pero su mente era un remolino constante: pensamientos que no dejaban de llegar, sobre todo acerca de su familia y el peligro en que los ponía si daba un solo paso en falso. El tintinear de las copas al chocar la sacó de sus pensamientos. Miró a los asistentes a la fiesta con una sonrisa ensayada en los labios. El presidente Ravinstill no dejaba de observarla, y el asco le subía por la garganta como una ola. Bajó la mirada. Debajo de ella, una pecera enorme rebosaba de animales marinos reales. Cerró los ojos justo cuando Lucky Flickerman le dedicó una sonrisa falsa. —El orgullo de la costa, la novia del Capitolio: Mags Flanagan —anunció con entusiasmo. Ella sonrió desde lo alto de la pecera y se lanzó al agua. Movió su cola de sirena falsa y nadó hasta el vidrio. Se desplazaba de un lado a otro, jugando con los peces, hasta que por fin le permitieron salir. Ojalá la noche terminara allí. Pero ahora venía la peor parte: pasearse entre los invitados para que le dijeran que, si vomitaba, podría comer aún más. Así que, mientras se vestía, comenzó a identificar lugares estratégicos. Quería desaparecer sin que notaran su ausencia, sin faltar visiblemente a las órdenes de Snow.
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  • •¿Sardinas que... No todas las sirenas poseemos las mismas habilidades? La mía por ejemplo es la cartomancia, y aun así, no todas las sirenas escogemos la misma baraja.

    Yo elegí la baraja egipcia porque es una de las civilizaciones humanas que más conocimiento de los astros ha recogido.

    ¿Alguien quiere una tirada, interpretar un sueño o simplemente un consejo para el día🫧?
    •¿Sardinas que... No todas las sirenas poseemos las mismas habilidades? La mía por ejemplo es la cartomancia, y aun así, no todas las sirenas escogemos la misma baraja. Yo elegí la baraja egipcia porque es una de las civilizaciones humanas que más conocimiento de los astros ha recogido. ¿Alguien quiere una tirada, interpretar un sueño o simplemente un consejo para el día🫧?
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  • Veneno de Sirena — El Labial que Hipnotiza

    Atrevido, salvaje y fuera de lo común, Veneno de Sirena es un labial verde fosforescente que rompe todas las reglas. Su color neón brilla con intensidad bajo cualquier luz, y en la oscuridad se convierte en el centro de todas las miradas.

    Diseñado para espíritus rebeldes y creativos, este labial tiene una textura suave y cremosa que se desliza como una caricia, dejando un acabado vibrante con efecto luminoso. Ideal para fiestas, festivales o simplemente para expresarte sin miedo.

    ¿Te atreves a llevarlo? Porque una vez que lo hagas… nadie podrá apartar la mirada.

    Modelo: Lisesharte Freya Ishtar
    Colaboración con la Compañía IshtarLust
    💚 Veneno de Sirena — El Labial que Hipnotiza Atrevido, salvaje y fuera de lo común, Veneno de Sirena es un labial verde fosforescente que rompe todas las reglas. Su color neón brilla con intensidad bajo cualquier luz, y en la oscuridad se convierte en el centro de todas las miradas. Diseñado para espíritus rebeldes y creativos, este labial tiene una textura suave y cremosa que se desliza como una caricia, dejando un acabado vibrante con efecto luminoso. Ideal para fiestas, festivales o simplemente para expresarte sin miedo. ¿Te atreves a llevarlo? Porque una vez que lo hagas… nadie podrá apartar la mirada. Modelo: Lisesharte Freya Ishtar Colaboración con la Compañía IshtarLust
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  • El cielo todavía no decidía si amanecer o seguir llorando. En la azotea del viejo edificio, Atropos permanecía sentada sobre una manta desgastada, las rodillas abrazadas contra el pecho, la mirada perdida en algún punto donde las nubes se disolvían en un gris que parecía eterno. La ciudad se desperezaba lentamente, ajena a la quietud que ella resguardaba como un secreto sagrado.

    El humo de su cigarro ascendía en espirales perezosas, como si también le costara dejar atrás la noche. Había algo en el aire de la mañana que le recordaba a los días que nunca llegaron, a las promesas que no sobrevivieron el invierno. A veces creía que podía oír sus nombres entre el viento, sus voces arrastradas por las corrientes como hojas muertas.

    A sus pies, una taza de café ya frío. En su regazo, un libro abierto por la mitad que no había logrado leer. No porque las palabras no fueran buenas, sino porque simplemente... dolían. Como dolía todo últimamente. El peso de las decisiones, de los hilos que había cortado —y de aquellos que no se atrevió a tocar.

    —¿Y si esta vez dejo que las cosas se deshilachen solas? —murmuró para nadie. O tal vez para el cielo, o para el recuerdo de alguien que ya no estaba.

    A lo lejos, la sirena de un tren partiendo rompió el silencio. Y por un instante, Atropos deseó haber sido una de esas personas que se van sin mirar atrás. Pero ella no era de las que se marchan. Ella era la que se quedaba. La que observa desde la altura cómo todo cambia, cómo todo muere. Y aun así, se aferra a cada amanecer, como si dentro del gris pudiera encontrar algún día un poco de color.









    //¿Atropos con un nuevo sentimiento? :0 jajaja no.
    El cielo todavía no decidía si amanecer o seguir llorando. En la azotea del viejo edificio, Atropos permanecía sentada sobre una manta desgastada, las rodillas abrazadas contra el pecho, la mirada perdida en algún punto donde las nubes se disolvían en un gris que parecía eterno. La ciudad se desperezaba lentamente, ajena a la quietud que ella resguardaba como un secreto sagrado. El humo de su cigarro ascendía en espirales perezosas, como si también le costara dejar atrás la noche. Había algo en el aire de la mañana que le recordaba a los días que nunca llegaron, a las promesas que no sobrevivieron el invierno. A veces creía que podía oír sus nombres entre el viento, sus voces arrastradas por las corrientes como hojas muertas. A sus pies, una taza de café ya frío. En su regazo, un libro abierto por la mitad que no había logrado leer. No porque las palabras no fueran buenas, sino porque simplemente... dolían. Como dolía todo últimamente. El peso de las decisiones, de los hilos que había cortado —y de aquellos que no se atrevió a tocar. —¿Y si esta vez dejo que las cosas se deshilachen solas? —murmuró para nadie. O tal vez para el cielo, o para el recuerdo de alguien que ya no estaba. A lo lejos, la sirena de un tren partiendo rompió el silencio. Y por un instante, Atropos deseó haber sido una de esas personas que se van sin mirar atrás. Pero ella no era de las que se marchan. Ella era la que se quedaba. La que observa desde la altura cómo todo cambia, cómo todo muere. Y aun así, se aferra a cada amanecer, como si dentro del gris pudiera encontrar algún día un poco de color. //¿Atropos con un nuevo sentimiento? :0 jajaja no.
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  • —El otoño es lindo, sus colores cálidos me envuelven como una madre envuelve a su hijo con sus brazos. El sonido crujiente de las hojas marchitas al pisarlas son como cantos de sirenas para mis oídos. Su frescos es relajante y amigable.
    —El otoño es lindo, sus colores cálidos me envuelven como una madre envuelve a su hijo con sus brazos. El sonido crujiente de las hojas marchitas al pisarlas son como cantos de sirenas para mis oídos. Su frescos es relajante y amigable.
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  • Fuego — Libre
    Fandom Original
    Categoría Acción
    Leer antes de responder
    https://ficrol.com/posts/49154

    ———— 06:37 am, New York. En la actualidad.

    De vuelta en la gran ciudad, todo era igual: ruido, prisas, competencia y smog pegajoso en los pulmones. Nada nuevo. Solo una máquina que nunca duerme, devorando gente y tiempo.

    Khan se mantenía ocupado en un viejo almacén abandonado, despejando el lugar. Levantaba estanterías oxidadas, removía escombros, limpiaba la podredumbre de años. Trabajo físico, sordo, útil para no pensar.

    Entonces lo olió.

    El humo. No el de un escape de gas o un contenedor ardiendo. No. Este era distinto. Cargado de miedo y pérdida. Inconfundible. Un incendio de verdad. Grande. Y con gente adentro.

    No necesitó ver las llamas. Devolvió al suelo lo que llevaba entre manos y salió sin apuro, pero sin dudar. No fue la curiosidad lo que lo movió, sino algo más viejo, algo natural que creyó perdido; la voluntad de ayudar.

    Caminó veinte minutos, tal vez más. No los contó. A cada paso el olor crecía, denso, pesado. Hasta que lo vio: el fuego propagándose por un inmenso rascacielos.

    Y, aquí, también olía a magia.

    Los bomberos ya estaban allí, peleando contra una bestia que no cedía. Agua y humo por todas partes. Gritos. Sirenas. Desesperación. Y, como siempre, un montón de curiosos observando desde la distancia, con la fascinación morbosa del que no arriesga nada.

    Khan no se unió al espectáculo. Se mantuvo del otro lado de la calle y se recargó en la fachada de un edificio vecino. Sacó un cigarro, lo encendió sin apuro y observó el fuego. No había tensión en su mirada, tal vez algo de desaprobación, como si estuviera mirando a un viejo amigo haciendo el ridículo.

    Y, bajo su mirada, el fuego obedeció.

    Las llamas empezaron a ceder con una docilidad extraña, impropia, casi imposible.

    El agua de las mangueras, antes inútil, empezó a abrirse paso. El humo se disipaba más rápido de lo normal. Los rescatistas, aún sin saber por qué, notaron la diferencia. Incluso los más nuevos lo sintieron, el fuego ya no peleaba, se rendía, pero ninguno de ellos desperdició tiempo en procesar lo que sucedía.

    Quedaban vidas por salvar.
    ⚠️ Leer antes de responder⚠️ https://ficrol.com/posts/49154 ———— 06:37 am, New York. En la actualidad. De vuelta en la gran ciudad, todo era igual: ruido, prisas, competencia y smog pegajoso en los pulmones. Nada nuevo. Solo una máquina que nunca duerme, devorando gente y tiempo. Khan se mantenía ocupado en un viejo almacén abandonado, despejando el lugar. Levantaba estanterías oxidadas, removía escombros, limpiaba la podredumbre de años. Trabajo físico, sordo, útil para no pensar. Entonces lo olió. El humo. No el de un escape de gas o un contenedor ardiendo. No. Este era distinto. Cargado de miedo y pérdida. Inconfundible. Un incendio de verdad. Grande. Y con gente adentro. No necesitó ver las llamas. Devolvió al suelo lo que llevaba entre manos y salió sin apuro, pero sin dudar. No fue la curiosidad lo que lo movió, sino algo más viejo, algo natural que creyó perdido; la voluntad de ayudar. Caminó veinte minutos, tal vez más. No los contó. A cada paso el olor crecía, denso, pesado. Hasta que lo vio: el fuego propagándose por un inmenso rascacielos. Y, aquí, también olía a magia. Los bomberos ya estaban allí, peleando contra una bestia que no cedía. Agua y humo por todas partes. Gritos. Sirenas. Desesperación. Y, como siempre, un montón de curiosos observando desde la distancia, con la fascinación morbosa del que no arriesga nada. Khan no se unió al espectáculo. Se mantuvo del otro lado de la calle y se recargó en la fachada de un edificio vecino. Sacó un cigarro, lo encendió sin apuro y observó el fuego. No había tensión en su mirada, tal vez algo de desaprobación, como si estuviera mirando a un viejo amigo haciendo el ridículo. Y, bajo su mirada, el fuego obedeció. Las llamas empezaron a ceder con una docilidad extraña, impropia, casi imposible. El agua de las mangueras, antes inútil, empezó a abrirse paso. El humo se disipaba más rápido de lo normal. Los rescatistas, aún sin saber por qué, notaron la diferencia. Incluso los más nuevos lo sintieron, el fuego ya no peleaba, se rendía, pero ninguno de ellos desperdició tiempo en procesar lo que sucedía. Quedaban vidas por salvar.
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  • Un día de pesca
    Categoría Aventura
    El mar simplemente es un reflejo de lo libre que puedes ser, es amplio e infinito. Flotar en la inmensidad del océano, es maravilloso, ojalá esta sensación nunca se acabará.

    Suspiró con una sonrisa mirando a su alrededor y sosteniendo firme la caña de pescar. Hoy pescaría algún pez o al menos tenía esa esperanza.

    Mood: Pescadora, ojalá ser una sirena .
    El mar simplemente es un reflejo de lo libre que puedes ser, es amplio e infinito. Flotar en la inmensidad del océano, es maravilloso, ojalá esta sensación nunca se acabará. Suspiró con una sonrisa mirando a su alrededor y sosteniendo firme la caña de pescar. Hoy pescaría algún pez o al menos tenía esa esperanza. Mood: Pescadora, ojalá ser una sirena 🧜‍♀️.
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