• Milenios antes, cuando los dioses aún estaban aprendiendo a escucharse a sí mismos, la noche en el Olimpo era perfecta. Silenciosa, templada, eterna.
    Tan perfecta que dolía.

    Hera no dormía. Y no era la primera vez.

    La diosa permanecía inmóvil sobre el lecho compartido con Zeus. Su mirada fija en el vacío, el cuerpo tenso bajo la seda, como si aún llevara dentro el eco de algo que no debía haber sentido.

    Un temblor.

    No físico, no visible, pero real. Algo antiguo, una punzada en el pecho que ni el tiempo, ni su poder, ni su orgullo podían calmar. No sabía si había sido un sueño o una revelación. Pero lo había sentido. Como una mano atravesando el tejido del universo y posándose sobre su alma.

    Junto a ella, Zeus dormía. El dios de dioses, invulnerable incluso a los temblores que a ella le habían robado la paz. Su respiración era regular. Serena.
    Ella lo observó. Ni una grieta. Ni una reacción.

    ¿No lo había sentido?

    Hera se incorporó sin hacer ruido. Se deslizó fuera de la cama con la gracia de quien ha reinado demasiado tiempo como para ser torpe. El mármol del suelo estaba frío, como si el Olimpo mismo hubiese perdido calor. Y aún así, caminó.

    Atravesó el salón sin luces, guiada por una fuerza invisible que la empujaba hacia el balcón. Cada paso era una certeza: no podía quedarse. No después de eso.

    El viento la recibió apenas cruzó las cortinas. Era más fuerte de lo habitual. Casi hostil. Su cabello, largo y oscuro como vino espeso, se agitaba con vida propia. El cielo parecía más cercano, más pesado, como si las estrellas hubieran descendido a escuchar.

    Y entonces, ocurrió.

    La esfera se formó entre sus manos sin que ella lo pidiera. Agua suspendida, vibrante, palpitando como si tuviera corazón.
    Dentro de ella: una visión.

    Un campo seco. Oscuro. El cielo rojo como el hierro fundido. Entre las sombras, una figura solitaria avanzaba, armada, cubierta por un yelmo que le ocultaba el rostro. Su andar no era de conquista, sino de necesidad. Llevaba la guerra en el cuerpo, pero aún no sabía por qué.

    ¿era un enemigo.?
    ¿ era un aliado.?
    ¿Era un destino.?
    ¿Era...Un dios aún no nacido.?

    El temblor no había sido una amenaza. Había sido un eco.
    Un susurro del tiempo.
    Una revelación que solo ella podía ver.

    La esfera palpitaba entre sus manos, como si respirara. El viento silbaba entre las columnas, alzando su cabello como una corona viva, y la noche parecía contenerse en ese instante, en ese reflejo que no se atrevía a hablar, pero tampoco desaparecía.

    La figura avanzaba aún dentro de la visión: el guerrero sin rostro, solitario, portando en su cuerpo la furia de mil batallas no libradas. Su armadura no tenía emblemas, su paso no tenía origen, pero todo en él anunciaba lo inevitable. Era guerra sin causa. Fuego sin chispa. Nacía de la nada, y sin embargo, parecía llevar siglos esperando.

    Hera lo miró largo rato. El pecho le dolía con algo que no sabía nombrar. No miedo. No ternura. Algo más hondo. Como si lo que veía no viniera del futuro ni del pasado, sino de una parte de sí misma que nunca había sido dicha en voz alta.

    El agua vibró una vez más… y se deshizo. La visión se disipó como niebla, pero la huella permanecía.

    Ella no se movió.

    El aire frío la rodeaba. El Olimpo estaba en silencio. Nadie más había visto eso. Nadie más podía haberlo visto.

    Y entonces, sin pensar, sin quererlo del todo, sus labios se entreabrieron. La voz salió baja, profunda, como si hablara para sí, o tal vez para el destino:

    “No sé quién eres…
    ni qué seas…
    ni siquiera si existes…”

    Su mirada seguía fija en la oscuridad frente a ella, pero algo en su interior ya lo había aceptado. Ya lo había recibido.

    “…pero te llamaré Ares.”
    Milenios antes, cuando los dioses aún estaban aprendiendo a escucharse a sí mismos, la noche en el Olimpo era perfecta. Silenciosa, templada, eterna. Tan perfecta que dolía. Hera no dormía. Y no era la primera vez. La diosa permanecía inmóvil sobre el lecho compartido con Zeus. Su mirada fija en el vacío, el cuerpo tenso bajo la seda, como si aún llevara dentro el eco de algo que no debía haber sentido. Un temblor. No físico, no visible, pero real. Algo antiguo, una punzada en el pecho que ni el tiempo, ni su poder, ni su orgullo podían calmar. No sabía si había sido un sueño o una revelación. Pero lo había sentido. Como una mano atravesando el tejido del universo y posándose sobre su alma. Junto a ella, Zeus dormía. El dios de dioses, invulnerable incluso a los temblores que a ella le habían robado la paz. Su respiración era regular. Serena. Ella lo observó. Ni una grieta. Ni una reacción. ¿No lo había sentido? Hera se incorporó sin hacer ruido. Se deslizó fuera de la cama con la gracia de quien ha reinado demasiado tiempo como para ser torpe. El mármol del suelo estaba frío, como si el Olimpo mismo hubiese perdido calor. Y aún así, caminó. Atravesó el salón sin luces, guiada por una fuerza invisible que la empujaba hacia el balcón. Cada paso era una certeza: no podía quedarse. No después de eso. El viento la recibió apenas cruzó las cortinas. Era más fuerte de lo habitual. Casi hostil. Su cabello, largo y oscuro como vino espeso, se agitaba con vida propia. El cielo parecía más cercano, más pesado, como si las estrellas hubieran descendido a escuchar. Y entonces, ocurrió. La esfera se formó entre sus manos sin que ella lo pidiera. Agua suspendida, vibrante, palpitando como si tuviera corazón. Dentro de ella: una visión. Un campo seco. Oscuro. El cielo rojo como el hierro fundido. Entre las sombras, una figura solitaria avanzaba, armada, cubierta por un yelmo que le ocultaba el rostro. Su andar no era de conquista, sino de necesidad. Llevaba la guerra en el cuerpo, pero aún no sabía por qué. ¿era un enemigo.? ¿ era un aliado.? ¿Era un destino.? ¿Era...Un dios aún no nacido.? El temblor no había sido una amenaza. Había sido un eco. Un susurro del tiempo. Una revelación que solo ella podía ver. La esfera palpitaba entre sus manos, como si respirara. El viento silbaba entre las columnas, alzando su cabello como una corona viva, y la noche parecía contenerse en ese instante, en ese reflejo que no se atrevía a hablar, pero tampoco desaparecía. La figura avanzaba aún dentro de la visión: el guerrero sin rostro, solitario, portando en su cuerpo la furia de mil batallas no libradas. Su armadura no tenía emblemas, su paso no tenía origen, pero todo en él anunciaba lo inevitable. Era guerra sin causa. Fuego sin chispa. Nacía de la nada, y sin embargo, parecía llevar siglos esperando. Hera lo miró largo rato. El pecho le dolía con algo que no sabía nombrar. No miedo. No ternura. Algo más hondo. Como si lo que veía no viniera del futuro ni del pasado, sino de una parte de sí misma que nunca había sido dicha en voz alta. El agua vibró una vez más… y se deshizo. La visión se disipó como niebla, pero la huella permanecía. Ella no se movió. El aire frío la rodeaba. El Olimpo estaba en silencio. Nadie más había visto eso. Nadie más podía haberlo visto. Y entonces, sin pensar, sin quererlo del todo, sus labios se entreabrieron. La voz salió baja, profunda, como si hablara para sí, o tal vez para el destino: “No sé quién eres… ni qué seas… ni siquiera si existes…” Su mirada seguía fija en la oscuridad frente a ella, pero algo en su interior ya lo había aceptado. Ya lo había recibido. “…pero te llamaré Ares.”
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  • ╔═════-----------------------═════╗
    " Las montañas ¡O grandes formaciones que se encuentran en la cordillera! Pilares que forman una barrera natural, las mismas que nos mantuvieron asalvo durante épocas en las que ni yo existía.

    La Piedra no solo nos dio montañas para formar madrigueras, si no que también nos permitio construir entre ellas de forma segura. La cordillera de Saxum tiene una peculiar forma circular hueca. Las montañas forman un círculo alrededor del pico más alto donde se encuentra resguardado este artefacto, de forma que nos permitió alzar una gran ciudad alrededor de nuestra Piedra.

    Fue mí bisabuelo quién decidió que podriamos aprovechar el espacio al igual que hacen los humanos. Que por la forma en la que crecía el clan, pronto la madrigueras dentro de las montañas estarían arrebatadas de Dragones y Kobolds. Debían construir dentro del círculo, por lo que se contrataron a arquitectos de un reino cercano ¿O talvez los intimidaron? ¡No tengo idea!

    Algunos dicen que fueron humanos, otros enanos. El punto es que de ellos aprendimos. Tras una ayuda inicial y después de algunos siglos de adquerir conocimientos, los dragones ya sabían de arquitectura moderna. Para cuando nací la ciudad de Firmus ya se había concretado, un hito y un orgullo para los nuestros. Así fue durante años...

    Irónicamente las madrigueras ya no desbordan de escamosos... Solo uno, que mira las ruinas de lo que alguna vez fue un hogar lleno de vida."
    ╚═════-----------------------═════╝
    — Diario del Guardian. Página 2678.

    #DiarioDelGuardian
    ╔═════-----------------------═════╗ " Las montañas ¡O grandes formaciones que se encuentran en la cordillera! Pilares que forman una barrera natural, las mismas que nos mantuvieron asalvo durante épocas en las que ni yo existía. La Piedra no solo nos dio montañas para formar madrigueras, si no que también nos permitio construir entre ellas de forma segura. La cordillera de Saxum tiene una peculiar forma circular hueca. Las montañas forman un círculo alrededor del pico más alto donde se encuentra resguardado este artefacto, de forma que nos permitió alzar una gran ciudad alrededor de nuestra Piedra. Fue mí bisabuelo quién decidió que podriamos aprovechar el espacio al igual que hacen los humanos. Que por la forma en la que crecía el clan, pronto la madrigueras dentro de las montañas estarían arrebatadas de Dragones y Kobolds. Debían construir dentro del círculo, por lo que se contrataron a arquitectos de un reino cercano ¿O talvez los intimidaron? ¡No tengo idea! Algunos dicen que fueron humanos, otros enanos. El punto es que de ellos aprendimos. Tras una ayuda inicial y después de algunos siglos de adquerir conocimientos, los dragones ya sabían de arquitectura moderna. Para cuando nací la ciudad de Firmus ya se había concretado, un hito y un orgullo para los nuestros. Así fue durante años... Irónicamente las madrigueras ya no desbordan de escamosos... Solo uno, que mira las ruinas de lo que alguna vez fue un hogar lleno de vida." ╚═════-----------------------═════╝ — Diario del Guardian. Página 2678. #DiarioDelGuardian
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  • -Yuki Prakliaty siglo XVII-(?)
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  • — ❝ 𝐍𝐎 𝐉𝐔𝐙𝐆𝐔𝐄𝐍 𝐀 𝐔𝐍 𝐋𝐈𝐁𝐑𝐎 𝐏𝐎𝐑 𝐒𝐔 𝐏𝐎𝐑𝐓𝐀𝐃𝐀 ❞ —

    ──── Detrás de mi personalidad y ser; hay una historia desgarradora. Soy el hijo no deseado de Dios y esto es por nacer diferente a los demás siendo asi un ángel caído y convirtiéndome él en un demonio. Soy aquél que fue torturado desde su nacimiento y encerrado en el castigo eterno del infierno.────

    ──── He sufrido de todo, pérdidas, castigos, cortadas, golpes, aún las cicatrices son solo un mero recuerdo de esos años fatídicos los cuáles aún perduran en mi memoria luego de tantos siglos. Nunca conocí el amor de una familia, el abrazo de un padre o el beso de buenas noches de una madre. Simplemente nací solo para el sufrimiento eterno que me otorga día a dia mi padre, Dios. ────
    — ❝ 𝐍𝐎 𝐉𝐔𝐙𝐆𝐔𝐄𝐍 𝐀 𝐔𝐍 𝐋𝐈𝐁𝐑𝐎 𝐏𝐎𝐑 𝐒𝐔 𝐏𝐎𝐑𝐓𝐀𝐃𝐀 ❞ — ──── Detrás de mi personalidad y ser; hay una historia desgarradora. Soy el hijo no deseado de Dios y esto es por nacer diferente a los demás siendo asi un ángel caído y convirtiéndome él en un demonio. Soy aquél que fue torturado desde su nacimiento y encerrado en el castigo eterno del infierno.──── ──── He sufrido de todo, pérdidas, castigos, cortadas, golpes, aún las cicatrices son solo un mero recuerdo de esos años fatídicos los cuáles aún perduran en mi memoria luego de tantos siglos. Nunca conocí el amor de una familia, el abrazo de un padre o el beso de buenas noches de una madre. Simplemente nací solo para el sufrimiento eterno que me otorga día a dia mi padre, Dios. ────
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    Deja caer este starter de hace medio siglo por ahí.
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    𝑼𝒏𝒂 𝒕𝒂𝒃𝒆𝒓𝒏𝒂 𝒑𝒆𝒄𝒖𝒍𝒊𝒂𝒓 𝒂 𝒍𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒗𝒆𝒍𝒂𝒔.
    Fandom Dungeons And Dragons
    Categoría Otros
    ㅤㅤㅤᅳ⧽ㅤ𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 𝐀𝐁𝐈𝐄𝐑𝐓𝐎.ㅤ━

    La noche había caído sobre Anraste y debía de buscar algo de refugio, pues en aquella época del año, en aquel lugar de aquel basto continente, ya empezaba a refrescar lo suficiente como para que Anraste viajase de noche con una capa cubriéndole las espaldas.

    Lo cierto es que la mujer de largos y rojizos cabellos otoñales no sabía hasta dónde había llegado, en qué punto de Ferûn se encontraba y además, ignoraba el nombre de la taberna a la que había decidido entrar.

    Un aroma intenso a granada, frutos rojos, fresas, nata y caramelo inundó la nariz de Anraste. Aquella taberna era iluminada con velas de color rojo, y los que allí pernoctaban o cenaban tenían diferentes copas de licores en sus manos, supo que nada de aquello era agua ya que había sentido el olor del alcohol y la fermentación de frutas.

    Anraste tomó asiento en una esquina de la taberna, una que estaba protegida por la poca luz, sus ojos de color otoño poseían un brillo propio que sin duda llamaba ligeramente la atención. Sería reconocida en aquel lugar como un ser feérico, lo que era.

    Anraste apoyó su mandoble contra una de las cuatro sillas que rodeaban la mesa y se inclinó a mirar la débil llama que bailoteaba sobre la mecha de una vela casi consumida en el centro de la mesa.
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  • *Bostezo largo*

    - Odio las mañanas… ¿Por qué tengo que levantarme temprano si puedo seguir durmiendo…? Aunque ahora que lo pienso, ¿A qué día estamos?

    *Pareciendo que había estado durmiendo durante siglos*
    *Bostezo largo* - Odio las mañanas… ¿Por qué tengo que levantarme temprano si puedo seguir durmiendo…? Aunque ahora que lo pienso, ¿A qué día estamos? *Pareciendo que había estado durmiendo durante siglos*
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  • ✦✹✦ ━━━━━━━━━━━ •°• ⊰𝐋𝐚 𝐝𝐢𝐯𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐨𝐥𝐢𝐦𝐩𝐨𝐬⊱ •°• ━━━━━━━━━━━ ✦✹

    —El Velo del Olimpo—

    En un rincón del universo donde los dioses ya no caminaban entre los hombres, pero donde su eco aún susurraba entre luces de terciopelo y humo de escenario, nació una leyenda olvidada: la Dama del Cisne Violeta.
    Nadie en el mundo mortal sospechaba que aquella figura etérea, que cantaba cada noche con voz de seda y fuego, no era otra que Hera, Reina del Olimpo.

    Ella no bajó por amor, ni por castigo, ni por capricho de Zeus. Lo hizo porque el Olimpo, con sus dioses de mármol y guerras sin fin, había perdido algo que ni la eternidad podía ofrecer:
    El arte de ser escuchada sin temor, sin título... sin trono.

    Vestida con un vestido que nacía del crepúsculo —morado profundo que se desvanecía en dorado al rozar el suelo—, Hera se presentó en el mundo como una simple cantante. Pero bajo ese disfraz de diva, llevaba aún la corona de las constelaciones y el peso de siglos de silencio.

    Cada noche, bajo la luz melancólica de un reflector solitario, tomaba el micrófono como si fuese su cetro.
    Los abanicos de plumas se abrían como los cielos en su presencia, las coristas danzaban como ninfas invocadas, y su voz... su voz rompía promesas viejas y reconstruía corazones con cada nota.

    ✧━━━━━━━━━━━━━━━━━━━✧
    「 ⊰𝐇𝐞𝐫𝐚⊱ 」 :̗̀➛ “¿Creen que una reina no puede llorar? Entonces escuchen...”
    ✧━━━━━━━━━━━━━━━━━━━✧

    Con cada canción contaba verdades disfrazadas de metáforas. Sus letras hablaban de traiciones doradas, de la soledad en el poder, del dolor de una esposa que compartía su amor con el cielo, la tierra y todos los caprichos de su marido.
    El público lloraba sin saber por qué, reía con lágrimas suspendidas... y volvía noche tras noche.

    Pero nadie sabía que cuando el telón caía, ella no regresaba a un camerino, sino a un palacio escondido tras el reflejo de los espejos. Su camerino era un templo de columnas rotas por el tiempo, donde Hera, con los ojos llenos de lágrimas, susurraba oraciones a sí misma:

    〚⚜〛》“Al menos aquí, soy adorada no por miedo... sino por amor.”《⚜〛

    ✦✹✦ ━━━━━━━━━━━ •°• ⊰𝐄𝐥 𝐒𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐀𝐜𝐭𝐨⊱ •°• ━━━━━━━━━━━ ✦✹✦

    Una noche, sin previo aviso, alguien dejó una flor de loto azul sobre el piano. Hera la reconoció al instante.

    Era una señal.

    Zeus la había encontrado.

    Pero esa noche... ella no cantó para él.

    Cantó para todas las diosas rotas en el Olimpo. Para todas las mujeres con corona que fueron obligadas a reinar en silencio.
    Y el escenario, ese pequeño altar de luces tenues y cortinas moradas, se convirtió en su nuevo trono.

    ✧━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━✧
    Así fue como Hera, Reina del Olimpo, se convirtió también en la Reina de la Noche.

    Ya no por el poder heredado... sino por el poder ganado con cada nota, cada lágrima y cada aplauso que nacía del alma.

    ✦✹✦ ━━━━━━━━━━━ •°• •°• ━━━━━━━━━━━ ✦✹✦
    ✦✹✦ ━━━━━━━━━━━ •°• ⊰𝐋𝐚 𝐝𝐢𝐯𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐨𝐥𝐢𝐦𝐩𝐨𝐬⊱ •°• ━━━━━━━━━━━ ✦✹ —El Velo del Olimpo— En un rincón del universo donde los dioses ya no caminaban entre los hombres, pero donde su eco aún susurraba entre luces de terciopelo y humo de escenario, nació una leyenda olvidada: la Dama del Cisne Violeta. Nadie en el mundo mortal sospechaba que aquella figura etérea, que cantaba cada noche con voz de seda y fuego, no era otra que Hera, Reina del Olimpo. Ella no bajó por amor, ni por castigo, ni por capricho de Zeus. Lo hizo porque el Olimpo, con sus dioses de mármol y guerras sin fin, había perdido algo que ni la eternidad podía ofrecer: El arte de ser escuchada sin temor, sin título... sin trono. Vestida con un vestido que nacía del crepúsculo —morado profundo que se desvanecía en dorado al rozar el suelo—, Hera se presentó en el mundo como una simple cantante. Pero bajo ese disfraz de diva, llevaba aún la corona de las constelaciones y el peso de siglos de silencio. Cada noche, bajo la luz melancólica de un reflector solitario, tomaba el micrófono como si fuese su cetro. Los abanicos de plumas se abrían como los cielos en su presencia, las coristas danzaban como ninfas invocadas, y su voz... su voz rompía promesas viejas y reconstruía corazones con cada nota. ✧━━━━━━━━━━━━━━━━━━━✧ 「 ⊰𝐇𝐞𝐫𝐚⊱ 」 :̗̀➛ “¿Creen que una reina no puede llorar? Entonces escuchen...” ✧━━━━━━━━━━━━━━━━━━━✧ Con cada canción contaba verdades disfrazadas de metáforas. Sus letras hablaban de traiciones doradas, de la soledad en el poder, del dolor de una esposa que compartía su amor con el cielo, la tierra y todos los caprichos de su marido. El público lloraba sin saber por qué, reía con lágrimas suspendidas... y volvía noche tras noche. Pero nadie sabía que cuando el telón caía, ella no regresaba a un camerino, sino a un palacio escondido tras el reflejo de los espejos. Su camerino era un templo de columnas rotas por el tiempo, donde Hera, con los ojos llenos de lágrimas, susurraba oraciones a sí misma: 〚⚜〛》“Al menos aquí, soy adorada no por miedo... sino por amor.”《⚜〛 ✦✹✦ ━━━━━━━━━━━ •°• ⊰𝐄𝐥 𝐒𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐀𝐜𝐭𝐨⊱ •°• ━━━━━━━━━━━ ✦✹✦ Una noche, sin previo aviso, alguien dejó una flor de loto azul sobre el piano. Hera la reconoció al instante. Era una señal. Zeus la había encontrado. Pero esa noche... ella no cantó para él. Cantó para todas las diosas rotas en el Olimpo. Para todas las mujeres con corona que fueron obligadas a reinar en silencio. Y el escenario, ese pequeño altar de luces tenues y cortinas moradas, se convirtió en su nuevo trono. ✧━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━✧ Así fue como Hera, Reina del Olimpo, se convirtió también en la Reina de la Noche. Ya no por el poder heredado... sino por el poder ganado con cada nota, cada lágrima y cada aplauso que nacía del alma. ✦✹✦ ━━━━━━━━━━━ •°• •°• ━━━━━━━━━━━ ✦✹✦ :STK-66:
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  • Recuerdos de un zorro

    Kuragari: La oscuridad creciente (Parte 1)

    //Estas son crónicas del pasado de Kazuo. Ocurrieron alrededor de mil años atrás.//

    “No quiero herir con lo que siento. No quiero herirme con lo que muestro.”



    No siempre hubo luz en aquellos ojos de un azul tan puro y etéreo.
    Hubo un tiempo en el que su brillo fue devorado por su propia alma.

    “Demasiado dolor para una sola alma que calla.
    Araña las paredes de mi mente. Me siento exhausto.”


    No lo vio venir. Su cuerpo se había convertido en un recipiente lleno de odio, amargura, tristeza… y un deseo de venganza insaciable.
    Los hombres le habían causado demasiado dolor. Nada bueno le fue concedido por ellos. Y su madre, su diosa, en aquel entonces parecía mirar hacia otro lado.
    “Una forma retorcida de castigarme por aquello que pienso y callo”, pensó.

    Aquella vorágine de sentimientos comenzó a tomar forma. Era como si su alma se hubiera dividido en dos.
    Por un lado, la bondad y la pureza que luchaban por no ser consumidas.
    Por el otro… Él.

    Lucía como Kazuo, pero al mismo tiempo era algo completamente distinto.
    Su cuerpo era más delgado, con las mejillas hundidas, como si algo le devorase por dentro. Su belleza estaba distorsionada, como una burda copia mal interpretada.
    Su piel, tan blanca, dejaba ver unas venas del color de la noche, que serpenteaban bajo la superficie. Y sus ojos… negros; Tan oscuros que parecía que se habían tragado todo atisbo de luz; unos ojos capaces de arrebatarte lo poco que te quedase de cordura.

    Todo lo malo y oscuro que Kazuo albergaba en su corazón había tomado forma hecha carne.
    Sus miedos.
    Su ira.
    Sus deseos más viscerales.
    Su sed de sangre.

    Kuragari. El anochecer que no se va.

    Le susurraba al oído cada noche, llenando su mente de tanta maldad que habría preferido estar muerto.
    Manipulaba sus pensamientos, convenciéndolo de buscar placer en el dolor ajeno, en el sufrimiento de aquellos que tanto daño le habían hecho.
    Lo seducía con caricias envueltas en un fingido cariño, con promesas de amor y una paz que jamás llegaría.

    Kuragari había tomado su propia forma, construyendo una especie de alma nacida del miedo y el silencio del noble zorro.
    Todo lo que Kazuo había callado y encerrado en lo más profundo de su ser, había despertado con voz propia.

    -Nadie te ama. Solo yo te entiendo, mi Kazuo.Déjame enseñarte lo que es ser amado.- Le decía Kuragari en las noches más frías y solitarias.

    Se pegaba a su espalda, con su pecho desnudo, helado y sin vida.
    Sus manos, huesudas, acariciaban su torso, haciendo estremecer al kitsune, haciéndole creer, aunque fuera por un instante, que podía ser amado.

    Cada palabra era pronunciada en un ronroneo pegado a su oído, provocando un escalofrío que le recorría la columna.
    Su lengua bífida deslizándose por el lateral de su cuello hasta alcanzar el lóbulo de su oreja, que mordía con suavidad, de forma seductora, en un intento desesperado por arrastrarlo a una oscuridad sin fin.

    Kazuo suspiraba, dejándose llevar por breves momentos por aquel placer tan fácil… tan inmediato… que casi lograba convencerlo de rendirse.

    -Déjame…- Decía el zorro de forma entrecortada.

    -No te puedo dejar, al igual que tú no puedes dejarme a mí. Soy parte de tu todo, sin mi solo eres alguien incompleto.- Decía mientras una de sus manos se colaba desde su espalda hasta el vientre del zorro.

    Kuragari pasaba sus dedos por todo el abdomen de Yōkai, dejando que sus largas uñas dejasen un recorrido de marcas rojizas. A Kazuo le costaba respirar, como si su simple toque provocase que el aire escapase de sus pulmones.

    No era amor, ni nada que se le pareciera. Era un deseo vacío, uno que Kuragari intentaba despertar. Su mano descendió aún más, llegando a su bajo vientre, hasta quedar a escasos sentimientos de la virilidad del zorro.

    Fue entonces que Kazuo reaccionó. Se volteó, llevando su mano en puño hacia atrás, creando un arco para asestar un golpe certero. En ese momento Kuragari se volvió humo, desapareciendo, dejando una risa maliciosa suspendida en el aire.

    Los rayos del sol comenzaron a filtrarse a través de la ventana de una choza abandonada, que estaba usando como refugio provisional. Estos anunciaban el fin de la oscuridad. Al menos, hasta que la noche volviera a caer, Kuragari se mantendría lejos.

    En aquel entonces, Kazuo era aún joven.
    Apenas había cumplido los doscientos años.
    Un yōkai inexperto.
    Un zorro marcado por un siglo de amargura inconsolable.

    La muerte de quienes había considerado su familia lo dejó anclado en un ciclo perpetuo de tristeza y deseo de venganza.

    Y así nació Kuragari:

    Un ente vengativo y lleno de dolor.
    Una sombra con voz, intentando arrastrar a su creador al mismo abismo del que surgió.

    Pero Kazuo fue más fuerte;
    Recordó la bondad de sus padres, la inocencia de sus hermanos, y el amor verdadero.Un amor que Kuragari no podía ofrecer de forma genuina.

    Entonces comprendió que ese ser nacido de su sufrimiento debía ser detenido.Pero destruirlo no era una opción.Compartían alma.Y si Kuragari era destruido, parte del alma de Kazuo moriría con él, dejándolo incompleto. Una criatura fragmentada vagando por la tierra.

    Lo único que podía hacer con el poder que tenía entonces fue sellarlo.

    “Para siempre.”

    O al menos… eso pensó.






    Recuerdos de un zorro Kuragari: La oscuridad creciente (Parte 1) //Estas son crónicas del pasado de Kazuo. Ocurrieron alrededor de mil años atrás.// “No quiero herir con lo que siento. No quiero herirme con lo que muestro.” No siempre hubo luz en aquellos ojos de un azul tan puro y etéreo. Hubo un tiempo en el que su brillo fue devorado por su propia alma. “Demasiado dolor para una sola alma que calla. Araña las paredes de mi mente. Me siento exhausto.” No lo vio venir. Su cuerpo se había convertido en un recipiente lleno de odio, amargura, tristeza… y un deseo de venganza insaciable. Los hombres le habían causado demasiado dolor. Nada bueno le fue concedido por ellos. Y su madre, su diosa, en aquel entonces parecía mirar hacia otro lado. “Una forma retorcida de castigarme por aquello que pienso y callo”, pensó. Aquella vorágine de sentimientos comenzó a tomar forma. Era como si su alma se hubiera dividido en dos. Por un lado, la bondad y la pureza que luchaban por no ser consumidas. Por el otro… Él. Lucía como Kazuo, pero al mismo tiempo era algo completamente distinto. Su cuerpo era más delgado, con las mejillas hundidas, como si algo le devorase por dentro. Su belleza estaba distorsionada, como una burda copia mal interpretada. Su piel, tan blanca, dejaba ver unas venas del color de la noche, que serpenteaban bajo la superficie. Y sus ojos… negros; Tan oscuros que parecía que se habían tragado todo atisbo de luz; unos ojos capaces de arrebatarte lo poco que te quedase de cordura. Todo lo malo y oscuro que Kazuo albergaba en su corazón había tomado forma hecha carne. Sus miedos. Su ira. Sus deseos más viscerales. Su sed de sangre. Kuragari. El anochecer que no se va. Le susurraba al oído cada noche, llenando su mente de tanta maldad que habría preferido estar muerto. Manipulaba sus pensamientos, convenciéndolo de buscar placer en el dolor ajeno, en el sufrimiento de aquellos que tanto daño le habían hecho. Lo seducía con caricias envueltas en un fingido cariño, con promesas de amor y una paz que jamás llegaría. Kuragari había tomado su propia forma, construyendo una especie de alma nacida del miedo y el silencio del noble zorro. Todo lo que Kazuo había callado y encerrado en lo más profundo de su ser, había despertado con voz propia. -Nadie te ama. Solo yo te entiendo, mi Kazuo.Déjame enseñarte lo que es ser amado.- Le decía Kuragari en las noches más frías y solitarias. Se pegaba a su espalda, con su pecho desnudo, helado y sin vida. Sus manos, huesudas, acariciaban su torso, haciendo estremecer al kitsune, haciéndole creer, aunque fuera por un instante, que podía ser amado. Cada palabra era pronunciada en un ronroneo pegado a su oído, provocando un escalofrío que le recorría la columna. Su lengua bífida deslizándose por el lateral de su cuello hasta alcanzar el lóbulo de su oreja, que mordía con suavidad, de forma seductora, en un intento desesperado por arrastrarlo a una oscuridad sin fin. Kazuo suspiraba, dejándose llevar por breves momentos por aquel placer tan fácil… tan inmediato… que casi lograba convencerlo de rendirse. -Déjame…- Decía el zorro de forma entrecortada. -No te puedo dejar, al igual que tú no puedes dejarme a mí. Soy parte de tu todo, sin mi solo eres alguien incompleto.- Decía mientras una de sus manos se colaba desde su espalda hasta el vientre del zorro. Kuragari pasaba sus dedos por todo el abdomen de Yōkai, dejando que sus largas uñas dejasen un recorrido de marcas rojizas. A Kazuo le costaba respirar, como si su simple toque provocase que el aire escapase de sus pulmones. No era amor, ni nada que se le pareciera. Era un deseo vacío, uno que Kuragari intentaba despertar. Su mano descendió aún más, llegando a su bajo vientre, hasta quedar a escasos sentimientos de la virilidad del zorro. Fue entonces que Kazuo reaccionó. Se volteó, llevando su mano en puño hacia atrás, creando un arco para asestar un golpe certero. En ese momento Kuragari se volvió humo, desapareciendo, dejando una risa maliciosa suspendida en el aire. Los rayos del sol comenzaron a filtrarse a través de la ventana de una choza abandonada, que estaba usando como refugio provisional. Estos anunciaban el fin de la oscuridad. Al menos, hasta que la noche volviera a caer, Kuragari se mantendría lejos. En aquel entonces, Kazuo era aún joven. Apenas había cumplido los doscientos años. Un yōkai inexperto. Un zorro marcado por un siglo de amargura inconsolable. La muerte de quienes había considerado su familia lo dejó anclado en un ciclo perpetuo de tristeza y deseo de venganza. Y así nació Kuragari: Un ente vengativo y lleno de dolor. Una sombra con voz, intentando arrastrar a su creador al mismo abismo del que surgió. Pero Kazuo fue más fuerte; Recordó la bondad de sus padres, la inocencia de sus hermanos, y el amor verdadero.Un amor que Kuragari no podía ofrecer de forma genuina. Entonces comprendió que ese ser nacido de su sufrimiento debía ser detenido.Pero destruirlo no era una opción.Compartían alma.Y si Kuragari era destruido, parte del alma de Kazuo moriría con él, dejándolo incompleto. Una criatura fragmentada vagando por la tierra. Lo único que podía hacer con el poder que tenía entonces fue sellarlo. “Para siempre.” O al menos… eso pensó.
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  • "Esa risa, esa alegría... madre, hacía siglos que no la oía en ti. ¿Será que hasta las raíces del Tártaro pueden florecer de nuevo? Qué extraño destino nos toca."

    [Recuerdo con su madre, Persefone en su Jardín.]
    "Esa risa, esa alegría... madre, hacía siglos que no la oía en ti. ¿Será que hasta las raíces del Tártaro pueden florecer de nuevo? Qué extraño destino nos toca." [Recuerdo con su madre, Persefone en su Jardín.]
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  • ¡HEY, FICROLERS 3D!
    ¡Un nuevo personaje 3D viene pisando fuerte!

    Hoy damos la bienvenida a...

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡Lianna Beenedetti !

    Enfermera de día, esposa trofeo de noche… y vampira las veinticuatro horas. Lianna domina el arte de curar y el de cautivar con la misma precisión. Tras su sonrisa impecable y modales refinados, se esconde una criatura que ha visto más siglos que su anillo de compromiso. Inteligente, elegante y peligrosamente encantadora, Lianna no necesita alzar la voz para dejar claro quién tiene el control de la habitación.

    Sangre fría, corazón oculto y uñas perfectamente pintadas.
    La dama Beenedetti ha llegado. Y créeme, lo vas a notar.



    ¡Bienvenid@ a FicRol! Nos alegra tenerte entre nosotros y esperamos que disfrutes mucho explorando historias, creando conexiones y dando vida a tu personaje en este rincón tan creativo.

    Yo soy Caroline, tu RolSage, algo así como tu guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada!

    Antes de lanzarte de lleno, te dejo algunos recursos que te pueden venir de maravilla para empezar con buen pie:

    Normas básicas del de la plataforma:
    https://ficrol.com/static/guidelines

    Guías detalladas sobre cómo funciona todo por aquí:
    https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS

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    Directorios para encontrar personajes y fandoms afines
    Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS
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    #RolSage3D #Personajes3D #Bienvenida3D #Comunidad3D
    ✨ ¡HEY, FICROLERS 3D! ✨ ¡Un nuevo personaje 3D viene pisando fuerte! 🎉 Hoy damos la bienvenida a... ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡[mirage_silver_scorpion_698]! Enfermera de día, esposa trofeo de noche… y vampira las veinticuatro horas. Lianna domina el arte de curar y el de cautivar con la misma precisión. Tras su sonrisa impecable y modales refinados, se esconde una criatura que ha visto más siglos que su anillo de compromiso. Inteligente, elegante y peligrosamente encantadora, Lianna no necesita alzar la voz para dejar claro quién tiene el control de la habitación. 💉 Sangre fría, corazón oculto y uñas perfectamente pintadas. La dama Beenedetti ha llegado. Y créeme, lo vas a notar. 👋 ¡Bienvenid@ a FicRol! Nos alegra tenerte entre nosotros y esperamos que disfrutes mucho explorando historias, creando conexiones y dando vida a tu personaje en este rincón tan creativo. 🧙‍♀️ Yo soy Caroline, tu RolSage, algo así como tu guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada! 🧭 Antes de lanzarte de lleno, te dejo algunos recursos que te pueden venir de maravilla para empezar con buen pie: 📌 Normas básicas del de la plataforma: 🔗 https://ficrol.com/static/guidelines 👩‍🏫 Guías detalladas sobre cómo funciona todo por aquí: 🔗 https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS 👥 Grupo exclusivo para Personajes 3D: 🔗 https://ficrol.com/groups/Personajes3D 📚 Directorios para encontrar personajes y fandoms afines 🔗 Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS 🔗 Fandoms disponibles en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL 📝 ¿Quieres mejorar tu escritura o narración? 🔗 https://ficrol.com/pages/RinconEscritor ¡Recuerda que puedes escribirme si necesitas cualquier cosita! ¡Nos vemos en el rol! 🚀🔥 #RolSage3D #Personajes3D #Bienvenida3D #Comunidad3D
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