• [El Rey Demonio Luka se sienta en su trono, la capucha de su manto roto apenas cubre su cabello blanco, manchado de sangre seca. Sus ojos rojos, antaño llenos de furia, ahora solo reflejan un vacío insondable. Su mano, pálida y ensangrentada, descansa sobre el apoyabrazos mientras su voz rompe el silencio del infierno.]

    —Cuántos siglos han pasado… y sigo aquí.

    [Su mirada se pierde en la nada, viendo solo las cenizas de un reino que nunca le trajo satisfacción. La eternidad pesa sobre sus hombros, más cruel que cualquier batalla librada, más tortuosa que cualquier enemigo enfrentado.]

    —He destruido reinos, sometido dioses, visto morir a los que desafiaron mi poder… ¿Y para qué?

    [Sus dedos se cierran lentamente en un puño. Su piel, marcada por viejas heridas, le recuerda que ni siquiera su inmortalidad puede aliviar el hastío que lo consume.]

    —Tal vez este trono nunca fue mío… Tal vez yo también soy solo un prisionero de este infierno.

    [Se incorpora, su capa desgarrada ondeando con un movimiento lento y pesado. Observa su reino, las sombras que se inclinan ante él, y por primera vez en milenios, se pregunta si todo esto tiene sentido.]

    —¿Y si simplemente… desaparezco?

    [Su voz se apaga en la inmensidad del abismo. Pero el infierno, como siempre, guarda silencio.]
    [El Rey Demonio Luka se sienta en su trono, la capucha de su manto roto apenas cubre su cabello blanco, manchado de sangre seca. Sus ojos rojos, antaño llenos de furia, ahora solo reflejan un vacío insondable. Su mano, pálida y ensangrentada, descansa sobre el apoyabrazos mientras su voz rompe el silencio del infierno.] —Cuántos siglos han pasado… y sigo aquí. [Su mirada se pierde en la nada, viendo solo las cenizas de un reino que nunca le trajo satisfacción. La eternidad pesa sobre sus hombros, más cruel que cualquier batalla librada, más tortuosa que cualquier enemigo enfrentado.] —He destruido reinos, sometido dioses, visto morir a los que desafiaron mi poder… ¿Y para qué? [Sus dedos se cierran lentamente en un puño. Su piel, marcada por viejas heridas, le recuerda que ni siquiera su inmortalidad puede aliviar el hastío que lo consume.] —Tal vez este trono nunca fue mío… Tal vez yo también soy solo un prisionero de este infierno. [Se incorpora, su capa desgarrada ondeando con un movimiento lento y pesado. Observa su reino, las sombras que se inclinan ante él, y por primera vez en milenios, se pregunta si todo esto tiene sentido.] —¿Y si simplemente… desaparezco? [Su voz se apaga en la inmensidad del abismo. Pero el infierno, como siempre, guarda silencio.]
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  • ❝Phesmatos tribum, nas ex viras sequitas anima❞
    Fandom The Vampire Diaries | OC
    Categoría Drama
    ㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤ"En el silencio de la noche,
    ㅤㅤㅤㅤla caza había comenzado."
    ㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑
    ㅤㅤㅤㅤ˹ Erik Silverfang

    ㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤㅤAquel encargo no solo era tremendamente peligroso, sino que también era profundamente lucrativo. El pagador… era totalmente desconocido. No había querido revelar su rostro ni su nombre, ni siquiera sus motivos. Pero por la rapidez con la que había movido el dinero estaba claro que tenía medios, motivos y oportunidades. Le había ofrecido una suma de dinero exorbitante a cambio de la muerte de Erik Silverfang. Un precio que no muchas personas en el mundo podían permitirse…

    Obviamente, Amber no era ajena a ese tipo de trabajos: asesinatos sobrenaturales a sangre fría, pagos que le garantizaban una vida acomodada y toda la clase de lujos que quisiera permitirse… Pero aquel trabajo… tenia un regusto amargo que no dejaba disfrutar a la joven de aquel champán que estaba degustando en el tren de camino a Italia. Por lo que había podido averiguar, que no era demasiado, Erik Silverfang no era un objetivo cualquiera. Era un vampiro muy antiguo, mucho más que ella, casi tanto como los Originales… Puede que incluso más, los rumores no estaban demasiado claros. Eliminarlo podría tener repercusiones mucho más allá de lo que Amber podía, siquiera, sospechar.

    La misión era clara y “sencilla” según a quien le preguntes: eliminar a Erik con rapidez y sin dejar rastro. Sin embargo, el pago iba más allá de lo habitual. Su empleador le había prometido algo más que riquezas: un acceso a una red de contactos poderosos que podrían ayudarla a alcanzar nuevos peldaños dentro de la sociedad sobrenatural. Sin embargo, Amber no era idiota. Sabía que, en el mundo de los inmortales, las promesas solían estar bañadas en mentiras y juegos de poder. Solo le importaba el dinero: un pequeño ejército de lingotes de oro que le aseguraban la libertad por un largo tiempo.

    -Phesmatos tribum, nas ex viras sequitas anima- susurró Amber delante del mapa abierto sobre aquella mesita. Inmediatamente una linea de color negro comenzó a trazarse entre el punto por donde circulaba el tren y a través del mapa hasta alcanzar un pueblo: Montepulciano.

    “Irónico”, pensó Amber, teniendo en cuenta la cultura vampírica oculta en aquellos pueblos de la Toscana: la expulsión de los vampiros de Volterra, la presencia de vampiros resurrectos recientemente…

    ⸻⸻❧ Amber caminaba por las calles empedradas de Montepulciano, sus sentidos totalmente alerta ante la quietud de la noche. Sentía el aire pesado, como si de alguna forma estuviera impregnado con la tensión de lo que Amber sabía que estaba por venir. De repente, un susurro en la oscuridad rompió el silencio: el latido desenfrenado del corazón de una presa que se sabe en peligro. Ella detuvo, su respiración contenida mientras su mirada se agudizaba en la penumbra.

    Allí, entre las sombras, lo vio. Tenía que ser él.

    Erik Silverfang.

    Aunque su figura se desdibujaba con la oscuridad, su presencia era inconfundible: el aura de un vampiro tan antiguo que la historia misma parecía doblegarse ante él. Se movía con una gracia que solo los siglos podían otorgar, su rostro imperturbable mientras observaba a su presa como un depredador observando a su cena.

    Amber se detuvo, sus ojos fijos en él mientras alzaba la pequeña ballesta de madera cuya saeta estaba impregnada en magia. Daría en el objetivo, porque estaba encantada para ello. Sabía que no podía hacer un movimiento en falso; cualquier error sería fatal. La estrategia era clara: debía aprovechar la distracción de Erik con su víctima para acercarse sigilosamente y asegurarse de que, cuando llegara el momento, no habría escape.

    En el silencio de la noche, la caza había comenzado.


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D #Starter

    ㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ"En el silencio de la noche, ㅤㅤㅤㅤla caza había comenzado." ㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 ㅤㅤㅤㅤ˹ [vortex_emerald_rat_421] ㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤAquel encargo no solo era tremendamente peligroso, sino que también era profundamente lucrativo. El pagador… era totalmente desconocido. No había querido revelar su rostro ni su nombre, ni siquiera sus motivos. Pero por la rapidez con la que había movido el dinero estaba claro que tenía medios, motivos y oportunidades. Le había ofrecido una suma de dinero exorbitante a cambio de la muerte de Erik Silverfang. Un precio que no muchas personas en el mundo podían permitirse… Obviamente, Amber no era ajena a ese tipo de trabajos: asesinatos sobrenaturales a sangre fría, pagos que le garantizaban una vida acomodada y toda la clase de lujos que quisiera permitirse… Pero aquel trabajo… tenia un regusto amargo que no dejaba disfrutar a la joven de aquel champán que estaba degustando en el tren de camino a Italia. Por lo que había podido averiguar, que no era demasiado, Erik Silverfang no era un objetivo cualquiera. Era un vampiro muy antiguo, mucho más que ella, casi tanto como los Originales… Puede que incluso más, los rumores no estaban demasiado claros. Eliminarlo podría tener repercusiones mucho más allá de lo que Amber podía, siquiera, sospechar. La misión era clara y “sencilla” según a quien le preguntes: eliminar a Erik con rapidez y sin dejar rastro. Sin embargo, el pago iba más allá de lo habitual. Su empleador le había prometido algo más que riquezas: un acceso a una red de contactos poderosos que podrían ayudarla a alcanzar nuevos peldaños dentro de la sociedad sobrenatural. Sin embargo, Amber no era idiota. Sabía que, en el mundo de los inmortales, las promesas solían estar bañadas en mentiras y juegos de poder. Solo le importaba el dinero: un pequeño ejército de lingotes de oro que le aseguraban la libertad por un largo tiempo. -Phesmatos tribum, nas ex viras sequitas anima- susurró Amber delante del mapa abierto sobre aquella mesita. Inmediatamente una linea de color negro comenzó a trazarse entre el punto por donde circulaba el tren y a través del mapa hasta alcanzar un pueblo: Montepulciano. “Irónico”, pensó Amber, teniendo en cuenta la cultura vampírica oculta en aquellos pueblos de la Toscana: la expulsión de los vampiros de Volterra, la presencia de vampiros resurrectos recientemente… ⸻⸻❧ Amber caminaba por las calles empedradas de Montepulciano, sus sentidos totalmente alerta ante la quietud de la noche. Sentía el aire pesado, como si de alguna forma estuviera impregnado con la tensión de lo que Amber sabía que estaba por venir. De repente, un susurro en la oscuridad rompió el silencio: el latido desenfrenado del corazón de una presa que se sabe en peligro. Ella detuvo, su respiración contenida mientras su mirada se agudizaba en la penumbra. Allí, entre las sombras, lo vio. Tenía que ser él. Erik Silverfang. Aunque su figura se desdibujaba con la oscuridad, su presencia era inconfundible: el aura de un vampiro tan antiguo que la historia misma parecía doblegarse ante él. Se movía con una gracia que solo los siglos podían otorgar, su rostro imperturbable mientras observaba a su presa como un depredador observando a su cena. Amber se detuvo, sus ojos fijos en él mientras alzaba la pequeña ballesta de madera cuya saeta estaba impregnada en magia. Daría en el objetivo, porque estaba encantada para ello. Sabía que no podía hacer un movimiento en falso; cualquier error sería fatal. La estrategia era clara: debía aprovechar la distracción de Erik con su víctima para acercarse sigilosamente y asegurarse de que, cuando llegara el momento, no habría escape. En el silencio de la noche, la caza había comenzado. #Personajes3D #3D #Comunidad3D #Starter ㅤ
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  • -Agotados todas sus opciones, el Emperador de Jade y las autoridades del Cielo apelaron a Buda Tathagata (Gautama) , quien llegó desde su templo en el oeste. Buda hizo una apuesta con Sun Wukong de que no podrá escapar de la palma de su mano. Sun Wukong, sabiendo que él podía abarcar 108.000 li en un salto, presumiendo aceptó. Tomó un gran salto y luego voló al fin del mundo en segundos. Nada era visible excepto cinco pilares y Wukong conjeturó que había alcanzado los extremos del cielo. Para demostrar su rastro, escibió en uno de los pilares "El Gran Sabio Tan Grande cómo el Cielo, estuvo aquí", luego orinó a los pies de aquel pilar. Después, saltó hacia atrás y aterrizó en la palma de Buda. Allí, se sorprendió al encontrar que los cinco «pilares» que había encontrado eran en realidad los cinco dedos de la mano de Buda. Cuando Wukong trató de escapar, Buda convirtió su mano en una montaña y lo selló allí con un talismán de papel en el que fue escrito el mantra Om Mani Padme Hum en letras de oro, donde Sun Wukong permaneció encarcelado durante cinco siglos dentro de la Montaña de los Cinco Elementos.-
    -Agotados todas sus opciones, el Emperador de Jade y las autoridades del Cielo apelaron a Buda Tathagata (Gautama) , quien llegó desde su templo en el oeste. Buda hizo una apuesta con Sun Wukong de que no podrá escapar de la palma de su mano. Sun Wukong, sabiendo que él podía abarcar 108.000 li en un salto, presumiendo aceptó. Tomó un gran salto y luego voló al fin del mundo en segundos. Nada era visible excepto cinco pilares y Wukong conjeturó que había alcanzado los extremos del cielo. Para demostrar su rastro, escibió en uno de los pilares "El Gran Sabio Tan Grande cómo el Cielo, estuvo aquí", luego orinó a los pies de aquel pilar. Después, saltó hacia atrás y aterrizó en la palma de Buda. Allí, se sorprendió al encontrar que los cinco «pilares» que había encontrado eran en realidad los cinco dedos de la mano de Buda. Cuando Wukong trató de escapar, Buda convirtió su mano en una montaña y lo selló allí con un talismán de papel en el que fue escrito el mantra Om Mani Padme Hum en letras de oro, donde Sun Wukong permaneció encarcelado durante cinco siglos dentro de la Montaña de los Cinco Elementos.-
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  • **El Errante y el Dragón Azul**

    El mundo se abría ante Jimoto como un lienzo infinito, cada viaje una pincelada de experiencias, cada encuentro una historia por contar. Había recorrido valles dorados donde el trigo bailaba con el viento, selvas densas donde la vida vibraba en cada sombra, y desiertos tan vastos que las estrellas parecían más cercanas. Pero fue en las Montañas Esmeralda donde su destino se entrelazó con el de una criatura legendaria.

    El día en que conoció a Shunrei, el Dragón Azul, la neblina cubría los riscos como un manto. Jimoto había oído rumores sobre un ser majestuoso que protegía esas tierras, pero lo que encontró fue una batalla injusta.

    Un grupo de cazadores y taladores clandestinos había invadido el bosque sagrado de la montaña, armados con armas y sierras, listos para acabar con todo lo que se interpusiera en su camino. En el centro del conflicto, Shunrei rugía con furia, su enorme cuerpo de escamas azul celeste reflejando la luz entre los árboles. Su aliento crepitaba con energía, pero algo no estaba bien: sus alas estaban heridas, y aunque peleaba con fiereza, los cazadores lo superaban en número.

    Jimoto no lo pensó dos veces. Se lanzó entre los atacantes con la destreza que había perfeccionado en sus viajes. Con movimientos rápidos, derribó a los taladores más cercanos, arrebatándoles sus herramientas. Usó su velocidad y fuerza para confundir a los cazadores, derribando sin causar mayor daño pues solo quería auyentarles, cuando el líder de los invasores intentó atacar con una daga envenenada, Jimoto la interceptó con su propia mano, partiéndola en dos con un solo movimiento.

    El bosque quedó en silencio. Los cazadores, atónitos, entendieron que no podrían ganar. Uno a uno, huyeron dejando atrás su equipo y su orgullo.

    Shunrei, aún receloso, lo observó con ojos de un azul profundo. Jimoto sintió algo extraño en su mente, como un murmullo antiguo, un lenguaje que no debería entender… pero lo hizo.

    —*Tú… ¿puedes oírme?* —la voz de Shunrei resonó en su mente, profunda y sabia.

    Jimoto parpadeó, sorprendido.

    —Sí… ¿cómo es posible?

    Shunrei inclinó su gran cabeza, inspeccionándolo con curiosidad.

    —*Durante siglos, los humanos han intentado hablarme, pero nunca han comprendido mis palabras. Eres el primero… el único.*

    Desde ese día, Jimoto y Shunrei forjaron una amistad única. El dragón, antiguo guardián de las montañas, compartía con él los secretos de la naturaleza y la historia de los tiempos olvidados. Jimoto, a su vez, le contaba sobre el mundo de los humanos, sobre los lugares que había visto y las maravillas que aún deseaba conocer.

    Juntos, viajaron más allá de las montañas, explorando lo desconocido. Donde Jimoto encontraba peligro, Shunrei lo protegía. Donde el dragón hallaba desesperanza en la humanidad, Jimoto le mostraba la bondad que aún existía.

    Eran diferentes en todo sentido, pero en su soledad compartida encontraron un lazo irrompible. Un viajero de las estrellas y un guardián ancestral, unidos por un destino que aún estaba por escribirse.
    **El Errante y el Dragón Azul** El mundo se abría ante Jimoto como un lienzo infinito, cada viaje una pincelada de experiencias, cada encuentro una historia por contar. Había recorrido valles dorados donde el trigo bailaba con el viento, selvas densas donde la vida vibraba en cada sombra, y desiertos tan vastos que las estrellas parecían más cercanas. Pero fue en las Montañas Esmeralda donde su destino se entrelazó con el de una criatura legendaria. El día en que conoció a Shunrei, el Dragón Azul, la neblina cubría los riscos como un manto. Jimoto había oído rumores sobre un ser majestuoso que protegía esas tierras, pero lo que encontró fue una batalla injusta. Un grupo de cazadores y taladores clandestinos había invadido el bosque sagrado de la montaña, armados con armas y sierras, listos para acabar con todo lo que se interpusiera en su camino. En el centro del conflicto, Shunrei rugía con furia, su enorme cuerpo de escamas azul celeste reflejando la luz entre los árboles. Su aliento crepitaba con energía, pero algo no estaba bien: sus alas estaban heridas, y aunque peleaba con fiereza, los cazadores lo superaban en número. Jimoto no lo pensó dos veces. Se lanzó entre los atacantes con la destreza que había perfeccionado en sus viajes. Con movimientos rápidos, derribó a los taladores más cercanos, arrebatándoles sus herramientas. Usó su velocidad y fuerza para confundir a los cazadores, derribando sin causar mayor daño pues solo quería auyentarles, cuando el líder de los invasores intentó atacar con una daga envenenada, Jimoto la interceptó con su propia mano, partiéndola en dos con un solo movimiento. El bosque quedó en silencio. Los cazadores, atónitos, entendieron que no podrían ganar. Uno a uno, huyeron dejando atrás su equipo y su orgullo. Shunrei, aún receloso, lo observó con ojos de un azul profundo. Jimoto sintió algo extraño en su mente, como un murmullo antiguo, un lenguaje que no debería entender… pero lo hizo. —*Tú… ¿puedes oírme?* —la voz de Shunrei resonó en su mente, profunda y sabia. Jimoto parpadeó, sorprendido. —Sí… ¿cómo es posible? Shunrei inclinó su gran cabeza, inspeccionándolo con curiosidad. —*Durante siglos, los humanos han intentado hablarme, pero nunca han comprendido mis palabras. Eres el primero… el único.* Desde ese día, Jimoto y Shunrei forjaron una amistad única. El dragón, antiguo guardián de las montañas, compartía con él los secretos de la naturaleza y la historia de los tiempos olvidados. Jimoto, a su vez, le contaba sobre el mundo de los humanos, sobre los lugares que había visto y las maravillas que aún deseaba conocer. Juntos, viajaron más allá de las montañas, explorando lo desconocido. Donde Jimoto encontraba peligro, Shunrei lo protegía. Donde el dragón hallaba desesperanza en la humanidad, Jimoto le mostraba la bondad que aún existía. Eran diferentes en todo sentido, pero en su soledad compartida encontraron un lazo irrompible. Un viajero de las estrellas y un guardián ancestral, unidos por un destino que aún estaba por escribirse.
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  • Aquel día llovía de una forma implacable. Derritiendo la nieve residual que se había acumulado días atrás.

    A Kazuo los días así le hacían tener sentimientos encontrados. Antes los odiaba, pues bajo el manto del agua, había vivido uno de los peores momentos de su existencia. Las inocentes gotas abrian unas cicatrices que, a pesar de los siglos, seguían sin sanar, sin dejar de doler. Muerte, desesperación, rabia, tristeza... Un cúmulo de hechos y sentimientos que se agolpaban uno detrás de otro sin dar opción a desconexión.

    Pero entonces; ¿Por qué veía algo de luz en aquellos días sombríos?.

    Era por qué en estos había forjados nuevos recuerdos; Amor, pasión, felicidad plena y real. Unos recuerdos que contrastaban con con otros que parecían pertenecer a otra vida totalmente distinta.

    Este recibida bajo el torrente aquella vorágine de sentimientos. Sus lágrimas eran camufladas por las cristalinas gotas, y sus suspiros enmudecidos por los truenos que reverberaba sin cesar; ahogando cualquier indicio de su mal estar.

    Al zorro seguía sin gustarle los días de lluvia. Pero esto quizás podría cambiar con el paso del tiempo. Ahora, más que nunca, sentía que comenzaba a vivir.
    Aquel día llovía de una forma implacable. Derritiendo la nieve residual que se había acumulado días atrás. A Kazuo los días así le hacían tener sentimientos encontrados. Antes los odiaba, pues bajo el manto del agua, había vivido uno de los peores momentos de su existencia. Las inocentes gotas abrian unas cicatrices que, a pesar de los siglos, seguían sin sanar, sin dejar de doler. Muerte, desesperación, rabia, tristeza... Un cúmulo de hechos y sentimientos que se agolpaban uno detrás de otro sin dar opción a desconexión. Pero entonces; ¿Por qué veía algo de luz en aquellos días sombríos?. Era por qué en estos había forjados nuevos recuerdos; Amor, pasión, felicidad plena y real. Unos recuerdos que contrastaban con con otros que parecían pertenecer a otra vida totalmente distinta. Este recibida bajo el torrente aquella vorágine de sentimientos. Sus lágrimas eran camufladas por las cristalinas gotas, y sus suspiros enmudecidos por los truenos que reverberaba sin cesar; ahogando cualquier indicio de su mal estar. Al zorro seguía sin gustarle los días de lluvia. Pero esto quizás podría cambiar con el paso del tiempo. Ahora, más que nunca, sentía que comenzaba a vivir.
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  • Si hay un nombre que resuena con honor entre los nuestros, es el de Veryssa.
    Su voz resonaba como un eco ancestral, cargada de siglos de conocimiento y experiencia. Ella había guiado a generaciones de dragones, pero siempre encontraba la forma de ver en cada uno de nosotros algo único. En mí, vio un espíritu inquieto, un fuego que se negaba a apagarse.

    Cada vez que regreso a Eldoria, hay un momento que espero con ansias, reencontrarme con ella.

    No importa cuánto tiempo haya pasado, ella siempre está allí, con su presencia imponente y su mirada sabia, esperándome como si nunca me hubiera ido. Nos sentamos juntas, compartimos té, repasamos mis informes sobre el mundo humano, y, como siempre, sus observaciones son tan precisas como punzantes.

    No es solo mi custodio, es un vínculo más antiguo y preciado. En su presencia, recuerdo quién soy y de dónde vengo.
    Si hay un nombre que resuena con honor entre los nuestros, es el de Veryssa. Su voz resonaba como un eco ancestral, cargada de siglos de conocimiento y experiencia. Ella había guiado a generaciones de dragones, pero siempre encontraba la forma de ver en cada uno de nosotros algo único. En mí, vio un espíritu inquieto, un fuego que se negaba a apagarse. Cada vez que regreso a Eldoria, hay un momento que espero con ansias, reencontrarme con ella. No importa cuánto tiempo haya pasado, ella siempre está allí, con su presencia imponente y su mirada sabia, esperándome como si nunca me hubiera ido. Nos sentamos juntas, compartimos té, repasamos mis informes sobre el mundo humano, y, como siempre, sus observaciones son tan precisas como punzantes. No es solo mi custodio, es un vínculo más antiguo y preciado. En su presencia, recuerdo quién soy y de dónde vengo.
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  • —Pasan un tiempo decidiendo pasar un tiempo en el mundo humano quería poner en orden mis pensamientos adaptando costumbres humanas adaptándome a su entorno de ves en cuando salía a cazar venados para alimentarse algunas ocasiones mataba a personas que lo merecía Pero solo lo hacía para calmar su libido aún así mantenía un trabajo estable sonriendo y haciendose un Nombre ante sus oyentes en pleno siglo XXI—
    —Pasan un tiempo decidiendo pasar un tiempo en el mundo humano quería poner en orden mis pensamientos adaptando costumbres humanas adaptándome a su entorno de ves en cuando salía a cazar venados para alimentarse algunas ocasiones mataba a personas que lo merecía Pero solo lo hacía para calmar su libido aún así mantenía un trabajo estable sonriendo y haciendose un Nombre ante sus oyentes en pleno siglo XXI—
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  • Siglo xv

    Era de las inovaciones, era de los descubrimientos, el año que todo cambiaria para Blue, mas bien para Aoi, una adolescente con 18 años recién cumplidos la cual nacio en el ceno de una familia humilde, padre y madre que cosechaban los campos, ella solia escapar en las noches para poder tomar un baño en el río cercano de su pequeña casa, también había conocido al hombre que cambiaria su vida, el siempre tan distante, pero también parecia no poder apartar su mirada de ella, aquello la ponia nerviosa, mas de lo que podria imaginar.

    — Desde que nos conocimos... ¿por que mantiene su distancia? — Aquella humana pregunto con cierta curiosidad.

    Adryan Bradford
    Siglo xv Era de las inovaciones, era de los descubrimientos, el año que todo cambiaria para Blue, mas bien para Aoi, una adolescente con 18 años recién cumplidos la cual nacio en el ceno de una familia humilde, padre y madre que cosechaban los campos, ella solia escapar en las noches para poder tomar un baño en el río cercano de su pequeña casa, también había conocido al hombre que cambiaria su vida, el siempre tan distante, pero también parecia no poder apartar su mirada de ella, aquello la ponia nerviosa, mas de lo que podria imaginar. — Desde que nos conocimos... ¿por que mantiene su distancia? — Aquella humana pregunto con cierta curiosidad. [echo_gray_eagle_292]
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  • No importa en qué siglo estemos o que época los humanos siempre serán egoístas, variciosos .... Solo dijo lo que ví en mi años e ecadas como diosa que soy.
    No importa en qué siglo estemos o que época los humanos siempre serán egoístas, variciosos .... Solo dijo lo que ví en mi años e ecadas como diosa que soy.
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  • "Quien hace de si mismo una bestia, se deshace del dolor de ser hombre"

    Es difícil decir como empezó todo, no es realmente la historia del siglo... Cuando uno es joven hace tonterías de las cuales se va a arrepentir, aunque no se si decir que me arrepiento de lo que hice ya que lo hecho, hecho esta ¿No?.
    Personas pagaron por mis caprichos, criaturas erradicadas por una molestia; Algunos dicen que las palabras matan mas que las balas ¿No es gracioso como siempre se busca una justificación hacia los que toman acciones respecto a una orden? es decir, si jalas el gatillo eres tan culpable como la persona que lo ordeno ¿No crees? es un poco hipócrita negarlo, no es como que cada dictador tenga un control mental absoluto sobre su población y si bien yo tenia a muchos amenazados, otros estaban ahí para probarse a si mismos, otros incluso solo necesitaban un propósito. Lo importante de esto es que yo no me escondo de mis acciones pasadas, no tengo que hacerlo, a nadie le interesa ¿No es un poco injusto para las personas que buscaron venganza o buscan un poco de justicia? No soy un criminal y creo que las atrocidades cometidas por mi van mas allá de lo que alguien podría considerar "Bueno o malo", la vida se rige en tonos de grises, no es todo blanco y negro, pero es difícil explicárselo a alguien que no abre sus ojos a toda la paleta de colores... Solo estoy corriendo en círculos, sabemos que no hare nada para compensar lo que hice y que no me arrepiento tampoco, pero tal vez, cada día me alejo mas de la persona que fui y eso debe significar algo ¿O es acaso solo una falta de interés? que complejo es todo esto, deberia dejar de beber tan temprano.

    -El pelinegro dio una calada a su pipa mientras su mirada se perdía en las paredes de su biblioteca, era una de esas noches en las que la falta de sentido lo hacen divagar por sus pensamientos-
    "Quien hace de si mismo una bestia, se deshace del dolor de ser hombre" Es difícil decir como empezó todo, no es realmente la historia del siglo... Cuando uno es joven hace tonterías de las cuales se va a arrepentir, aunque no se si decir que me arrepiento de lo que hice ya que lo hecho, hecho esta ¿No?. Personas pagaron por mis caprichos, criaturas erradicadas por una molestia; Algunos dicen que las palabras matan mas que las balas ¿No es gracioso como siempre se busca una justificación hacia los que toman acciones respecto a una orden? es decir, si jalas el gatillo eres tan culpable como la persona que lo ordeno ¿No crees? es un poco hipócrita negarlo, no es como que cada dictador tenga un control mental absoluto sobre su población y si bien yo tenia a muchos amenazados, otros estaban ahí para probarse a si mismos, otros incluso solo necesitaban un propósito. Lo importante de esto es que yo no me escondo de mis acciones pasadas, no tengo que hacerlo, a nadie le interesa ¿No es un poco injusto para las personas que buscaron venganza o buscan un poco de justicia? No soy un criminal y creo que las atrocidades cometidas por mi van mas allá de lo que alguien podría considerar "Bueno o malo", la vida se rige en tonos de grises, no es todo blanco y negro, pero es difícil explicárselo a alguien que no abre sus ojos a toda la paleta de colores... Solo estoy corriendo en círculos, sabemos que no hare nada para compensar lo que hice y que no me arrepiento tampoco, pero tal vez, cada día me alejo mas de la persona que fui y eso debe significar algo ¿O es acaso solo una falta de interés? que complejo es todo esto, deberia dejar de beber tan temprano. -El pelinegro dio una calada a su pipa mientras su mirada se perdía en las paredes de su biblioteca, era una de esas noches en las que la falta de sentido lo hacen divagar por sus pensamientos-
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