• Chicos y chicas se hallaban reunidos en el comedor de una casa.

    Miraban con expectativas a cierta persona que los había reunido aquí.

    —¡Bienvenidos sean todos a mi primera fiesta! —exclamó Ciel con los brazos abiertos y una sonrisa brillante.

    Se había parado arriba de una mesa, y su hermano lo miraba de manera desaprobatoria. Estaban en casa ajena y era de mala educación pararse sobre su mobiliario... Pero Ciel estaba concentrado en observar a su público, emocionado ante la perspectiva de organizar algo así.

    Como bien había dicho, era la primera vez que hacía una fiesta. Para él, era de lo más interesante experimentar esa diversión descontrolada, incluso estúpida, de la cual los chicos de su edad se vanagloriaban.
    En más de una ocasión había escuchado, o le habían contado de primera mano, cómo eran las fiestas en casas de suburbios como en la que se encontraba ahora mismo: caóticas, divertidas y memorables.

    —¿Es una fiesta de cumpleaños? —murmuró un chico a otro, no demasiado bajo ya que la gran mayoría lo escuchó.

    —Yo creo que es una fiesta sin más —le contestó el aludido.

    —¿Qué se festeja? —preguntó uno en voz alta. Ciel lo señaló y aplaudió como si hubiera hecho la pregunta correcta.

    —¡Se celebra que... he adquirido el verificado en FicRol!

    Todos se le quedaron mirando con rostro de confusión, otros rieron, algunos hasta entendieron de qué hablaba y asintieron con cierto respeto.

    —Ciel —le susurró su hermano, tironeando la tela de su pantalón. —¿Estás hablando en serio?

    Ciel se agachó, y terminó sentándose sobre la mesa, sus piernas colgando.

    —¡Por supuesto! —se encogió de hombros. —Cualquier excusa viene bien para que las personas se junten, ¿cierto? Pues, ¡la mía es este gran logro!

    Soltó una risita, y saltando, sus pies pisando el alfombrando de color dorado.

    —Ahora... ¡a festejar!

    - - -

    | Lo he logrado, ¡soy verificado! Y hoy se festeja (si no me gana el sueño jkajka).
    Chicos y chicas se hallaban reunidos en el comedor de una casa. Miraban con expectativas a cierta persona que los había reunido aquí. —¡Bienvenidos sean todos a mi primera fiesta! —exclamó Ciel con los brazos abiertos y una sonrisa brillante. Se había parado arriba de una mesa, y su hermano lo miraba de manera desaprobatoria. Estaban en casa ajena y era de mala educación pararse sobre su mobiliario... Pero Ciel estaba concentrado en observar a su público, emocionado ante la perspectiva de organizar algo así. Como bien había dicho, era la primera vez que hacía una fiesta. Para él, era de lo más interesante experimentar esa diversión descontrolada, incluso estúpida, de la cual los chicos de su edad se vanagloriaban. En más de una ocasión había escuchado, o le habían contado de primera mano, cómo eran las fiestas en casas de suburbios como en la que se encontraba ahora mismo: caóticas, divertidas y memorables. —¿Es una fiesta de cumpleaños? —murmuró un chico a otro, no demasiado bajo ya que la gran mayoría lo escuchó. —Yo creo que es una fiesta sin más —le contestó el aludido. —¿Qué se festeja? —preguntó uno en voz alta. Ciel lo señaló y aplaudió como si hubiera hecho la pregunta correcta. —¡Se celebra que... he adquirido el verificado en FicRol! Todos se le quedaron mirando con rostro de confusión, otros rieron, algunos hasta entendieron de qué hablaba y asintieron con cierto respeto. —Ciel —le susurró su hermano, tironeando la tela de su pantalón. —¿Estás hablando en serio? Ciel se agachó, y terminó sentándose sobre la mesa, sus piernas colgando. —¡Por supuesto! —se encogió de hombros. —Cualquier excusa viene bien para que las personas se junten, ¿cierto? Pues, ¡la mía es este gran logro! Soltó una risita, y saltando, sus pies pisando el alfombrando de color dorado. —Ahora... ¡a festejar! - - - | Lo he logrado, ¡soy verificado! Y hoy se festeja (si no me gana el sueño jkajka).
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  • Photography Business: privado.
    Fandom 3D
    Categoría Original


    Después de haber acordado con la persona que llevaba a cabo una empresa inmobiliaria para tomar fotos en diferentes perspectivas a los edificios o proyectos activos y ésta le había ofrecido amablemente ese trabajo, Asher llevó su cámara profesional en lugar de la casual que siempre caminaba por si la prueba ocurría ese día. Tomó asiento dentro de una tienda que se encontraba en un yate comercial. Ese día era tranquilo, sin ningún acontecimiento importante, hasta entonces.

    Le había estado enviando mensajes de texto al número que había tomado de la tarjeta, el cual tenía agregado como "cazatalentos". Aunque era serio con todo ese asunto, se rió levemente al observar ese nombre de nuevo, recordó que ese hombre realmente tenía un don para contratar personas, era una buena habilidad dentro del mundo empresarial.

    Consultó algunos detalles relevantes para él para realizar un buen trabajo, aunque aún no empezara. Había tomado algunas fotografías antes, pero de forma libre. Sabía que la empresa debía decidir, pero igualmente prefería dar el primer y recibir una respuesta negativa o positiva, en todo caso lo sacaría de dudas.

    Tomó su teléfono nuevamente y volvió a escribirle.

    "¿Que tal le parece hacer la prueba en éste momento? Me gustaría conocer y explorar sus obras con anticipación, si está de acuerdo. "

    Se preguntaba cómo serían esos edificios. Golpeó la madera de la mesa con sus dedos lentamente mientras esperaba, tenía mucha paciencia, disposición y voluntad para llevar a cabo ese trabajo.


    ─────────────

    Rol privado.

    Después de haber acordado con la persona que llevaba a cabo una empresa inmobiliaria para tomar fotos en diferentes perspectivas a los edificios o proyectos activos y ésta le había ofrecido amablemente ese trabajo, Asher llevó su cámara profesional en lugar de la casual que siempre caminaba por si la prueba ocurría ese día. Tomó asiento dentro de una tienda que se encontraba en un yate comercial. Ese día era tranquilo, sin ningún acontecimiento importante, hasta entonces. Le había estado enviando mensajes de texto al número que había tomado de la tarjeta, el cual tenía agregado como "cazatalentos". Aunque era serio con todo ese asunto, se rió levemente al observar ese nombre de nuevo, recordó que ese hombre realmente tenía un don para contratar personas, era una buena habilidad dentro del mundo empresarial. Consultó algunos detalles relevantes para él para realizar un buen trabajo, aunque aún no empezara. Había tomado algunas fotografías antes, pero de forma libre. Sabía que la empresa debía decidir, pero igualmente prefería dar el primer y recibir una respuesta negativa o positiva, en todo caso lo sacaría de dudas. Tomó su teléfono nuevamente y volvió a escribirle. "¿Que tal le parece hacer la prueba en éste momento? Me gustaría conocer y explorar sus obras con anticipación, si está de acuerdo. " Se preguntaba cómo serían esos edificios. Golpeó la madera de la mesa con sus dedos lentamente mientras esperaba, tenía mucha paciencia, disposición y voluntad para llevar a cabo ese trabajo. ───────────── Rol privado.
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    Individual
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  • Y veamos quien es el que ríe ultimo por lo menos yo no escondo nada, por lo menos yo no ando detrás de dos personas a la vez, siendo la sumisa de uno y el "activo" de otro, porque a mi si me encantaría que me tomen enserio, ya veremos a quien le cae todo el hate por andar detrás de todo el mundo, porque acá el que observa juzga
    Y veamos quien es el que ríe ultimo por lo menos yo no escondo nada, por lo menos yo no ando detrás de dos personas a la vez, siendo la sumisa de uno y el "activo" de otro, porque a mi si me encantaría que me tomen enserio, ya veremos a quien le cae todo el hate por andar detrás de todo el mundo, porque acá el que observa juzga
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  • — Madre. — Daemyra la llamó. Había estado viendo a Alicent desde la puerta durante un largo rato. — Necesito hablar contigo.

    Alicent se dió la vuelta. Su rostro serio cambió al instante de ver a su hija menor.

    ☆ — ¿Sí, cariño? — La Reina Verde miró a Daemyra con dulzura y tranquilidad. Sus manos estaban agarradas por delante de su vestido, su cabello cobrizo bien arreglado y su capa verde atada en su cuello.

    — ¿Por qué siempre tienes esa cara cuando ves a Aegon? Cómo si algo te disgustara, te molestara u odiaras. — Preguntó la joven princesa. — Conmigo no la tienes, y temo que quizá exista un favoritismo que genere odio en mi hermano.

    El mayor miedo de Daemyra era eso: ser odiada por su propia familia.
    Ella no podría soportar que su hermano más grande llegara a odiarla por culpa de las miradas de Alicent. Y mucho menos quería que el bando Verde se destruya a sí mismo.

    ☆ — No, linda. Él no te odiará. Solo lo miro así porque...bueno, sabes que él no tiene los mejores comportamientos. — Y ahí la Targaryen entendió: su madre no detestaba a su hermano, detestaba sus comportamientos mujeriegos y alcohólicos.
    — Madre. — Daemyra la llamó. Había estado viendo a Alicent desde la puerta durante un largo rato. — Necesito hablar contigo. Alicent se dió la vuelta. Su rostro serio cambió al instante de ver a su hija menor. ☆ — ¿Sí, cariño? — La Reina Verde miró a Daemyra con dulzura y tranquilidad. Sus manos estaban agarradas por delante de su vestido, su cabello cobrizo bien arreglado y su capa verde atada en su cuello. — ¿Por qué siempre tienes esa cara cuando ves a Aegon? Cómo si algo te disgustara, te molestara u odiaras. — Preguntó la joven princesa. — Conmigo no la tienes, y temo que quizá exista un favoritismo que genere odio en mi hermano. El mayor miedo de Daemyra era eso: ser odiada por su propia familia. Ella no podría soportar que su hermano más grande llegara a odiarla por culpa de las miradas de Alicent. Y mucho menos quería que el bando Verde se destruya a sí mismo. ☆ — No, linda. Él no te odiará. Solo lo miro así porque...bueno, sabes que él no tiene los mejores comportamientos. — Y ahí la Targaryen entendió: su madre no detestaba a su hermano, detestaba sus comportamientos mujeriegos y alcohólicos.
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  • — mira estimado/a cuando yo era joven, era el príncipe de los dos de los mejores demonios de mí pueblo, yo odiaba el aprendizaje, pero si aprender a como crear caos y que el mundo humano se arrodille ante mis pies, aunque en ese tiempo era más serio y estricto ante mis padres, los cuales nunca volvieron después de un viaje, como típicos padres que te dirían que se iban a comprar cigarros y luego volvían. Ya quisieras que ese fuera el motivo.

    Pero más haya de eso todos me amaban, era popular entre los demonios y si no fuera por mis padres nunca hubiera tenido el puesto de rey
    — mira estimado/a cuando yo era joven, era el príncipe de los dos de los mejores demonios de mí pueblo, yo odiaba el aprendizaje, pero si aprender a como crear caos y que el mundo humano se arrodille ante mis pies, aunque en ese tiempo era más serio y estricto ante mis padres, los cuales nunca volvieron después de un viaje, como típicos padres que te dirían que se iban a comprar cigarros y luego volvían. Ya quisieras que ese fuera el motivo. Pero más haya de eso todos me amaban, era popular entre los demonios y si no fuera por mis padres nunca hubiera tenido el puesto de rey :STK-63:
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  • Con este traje parezco más serio de lo que soy, BUJAJAJAJA que es esto porque parezco de empresa?

    (Suelta risitas ya que normalmente no usa ropa tan formal)
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  • Mmm...es tan cansado convivir con tanta gente en los conciertos, solo quiero estar en casa con mí amado y abrazarlo... cómo quisiera hacer eso todos los días

    (Mirando el techo más serio de lo normal dejando ver su seriedad por primera vez, pues aquel no suele estar de esa manera )

    ...llevo sin dormir tantas noches que perdí la cuenta, mí amado estará bien en su trabajo?
    Mmm...es tan cansado convivir con tanta gente en los conciertos, solo quiero estar en casa con mí amado y abrazarlo... cómo quisiera hacer eso todos los días (Mirando el techo más serio de lo normal dejando ver su seriedad por primera vez, pues aquel no suele estar de esa manera ) ...llevo sin dormir tantas noches que perdí la cuenta, mí amado estará bien en su trabajo?
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    ━━ "Steph, nunca quise herirte, y tampoco quise arruinar lo que tenías con él. Créeme, nunca fue mi intención causarte dolor o complicar las cosas entre ustedes dos."

    Bajó la mirada, su voz apenas audible mientras hablaba. Sus ojos se desviaron hacia un lado, y su rostro se mantuvo serio, reflejando la culpa y el arrepentimiento que sentía, cada día, cada segundo y hora. Cada momento que la tenía enfrente a ella.
    ━━ "Steph, nunca quise herirte, y tampoco quise arruinar lo que tenías con él. Créeme, nunca fue mi intención causarte dolor o complicar las cosas entre ustedes dos." Bajó la mirada, su voz apenas audible mientras hablaba. Sus ojos se desviaron hacia un lado, y su rostro se mantuvo serio, reflejando la culpa y el arrepentimiento que sentía, cada día, cada segundo y hora. Cada momento que la tenía enfrente a ella.
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  • #NightOfMadness


    — Entonces le dije, "tú no puedes dejarte manipular, ni tocar por nadie más que no sea yo, porque tú eres mi chica y sólo mía."

    Exclamó Asher en un tono indignado y molesto. Sus amigos prestaban atención con seriedad. Él nunca les contaba esas cosas.

    — ¿Y ella que te dijo? ¿Qué hizo?

    Asher encogió sus hombros.

    — Nada, se quedó callada, ¿Pueden creerlo? Luego de haber estado con él, ja.

    Ellos hicieron sonidos de obviedad.

    — ¿Y que esperabas? Así es el género femenino. ¿Y luego qué pasó?

    Asher hizo una expresión nostálgica y frunció sus labios con desagrado.

    — Me vi en la obligación de hacerle algo terrible... Pero es que ese bastardo la ensució, no me gusta que toquen lo que es mío.. ustedes saben.

    Habló cambiando su tono a uno bajo y serio de último. Pero al notar que se tardaba en decir que había hecho, sus amigos le exigieron hablar, no podían con la curiosidad. Asher suspiró profundamente y luego de un silencio, volvió a hablar.

    — ...Le cambié ambos manillar y el asiento que me había costado conseguir nuevo.

    Habló como si realmente estuviera dolido y resentido. Sus amigos se confundieron primero, pero no tardaron en entender. Dirigieron sus miradas al mismo tiempo hacia la motocicleta de Asher, la cual sí parecía tener ciertos cambios.

    Todo el tiempo había estado hablando de "ella".

    Asher los miró a la espera de que reaccionaran, pero ellos simplemente se levantaron y se fueron a tomar sus motos para dejarlo atrás sin decir nada, mientras el joven vampiro los miraba confundido, quedándose sólo en ese lugar en medio de la nada.

    — ....malditos.
    #NightOfMadness — Entonces le dije, "tú no puedes dejarte manipular, ni tocar por nadie más que no sea yo, porque tú eres mi chica y sólo mía." Exclamó Asher en un tono indignado y molesto. Sus amigos prestaban atención con seriedad. Él nunca les contaba esas cosas. — ¿Y ella que te dijo? ¿Qué hizo? Asher encogió sus hombros. — Nada, se quedó callada, ¿Pueden creerlo? Luego de haber estado con él, ja. Ellos hicieron sonidos de obviedad. — ¿Y que esperabas? Así es el género femenino. ¿Y luego qué pasó? Asher hizo una expresión nostálgica y frunció sus labios con desagrado. — Me vi en la obligación de hacerle algo terrible... Pero es que ese bastardo la ensució, no me gusta que toquen lo que es mío.. ustedes saben. Habló cambiando su tono a uno bajo y serio de último. Pero al notar que se tardaba en decir que había hecho, sus amigos le exigieron hablar, no podían con la curiosidad. Asher suspiró profundamente y luego de un silencio, volvió a hablar. — ...Le cambié ambos manillar y el asiento que me había costado conseguir nuevo. Habló como si realmente estuviera dolido y resentido. Sus amigos se confundieron primero, pero no tardaron en entender. Dirigieron sus miradas al mismo tiempo hacia la motocicleta de Asher, la cual sí parecía tener ciertos cambios. Todo el tiempo había estado hablando de "ella". Asher los miró a la espera de que reaccionaran, pero ellos simplemente se levantaron y se fueron a tomar sus motos para dejarlo atrás sin decir nada, mientras el joven vampiro los miraba confundido, quedándose sólo en ese lugar en medio de la nada. — ....malditos.
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  • El camino polvoriento serpenteaba entre árboles altos, mientras una colorida carreta tirada por un jalató avanzaba con ritmo tranquilo. En el asiento iban dos **Zurcaráks** comerciantes, maullando entre sí sobre precios, regateos y si las rayas verticales eran *más elegantes* que las horizontales.

    Entonces:
    —¡ALTO AHÍ! —gritó una voz tosca desde los arbustos.
    Cinco bandidos salieron a trote torpe, cubiertos con pieles y armados con garrotes y espadas oxidadas.
    —¡Manos arriba, bigotones! ¡La carreta o los bigotes!

    Los Zurcaráks chillaron, uno tiró una sandía al aire de los nervios.

    Pero justo cuando el bandido más grande dio un paso al frente para intimidarlos… una sombra pasó zumbando por encima de sus cabezas.

    *POM*.
    El enorme cayó como saco de papas, con una piedra redonda y perfectamente lanzada reposando sobre su casco abollado.

    En la rama de un árbol cercano, reclinado como si tomara el sol, estaba **Naru Saigo**.
    —¿En serio, "la carreta o los bigotes"? —preguntó mientras se dejaba caer con elegancia al suelo—. ¿Ese era el plan maestro?

    —¿T-tú quién...?

    *¡PAF!*

    El segundo bandido no terminó la pregunta: Naru lo empujó con el mango de su arma, lo giró con el pie y lo dejó roncando entre margaritas. El tercero intentó correr. Mala idea.

    En menos de un minuto, los cinco estaban en el suelo. Algunos atados con sus propios cinturones, uno llorando suavemente porque había pisado una ortiga en el caos.

    —¿Están bien? —dijo Naru, limpiándose las manos.

    Los Zurcaráks asintieron con admiración y bigotes temblorosos.

    —¡Oh, salvador de elegancia felina! ¡Te debemos la vida y media caja de gel para bigotes de lirio!

    —Me basta con que sigan vivos —respondió Naru, ya caminando por la orilla del camino, capeando el sol bajo su capa negra.

    Uno de los felinos corrió tras él, agitando una bolsita con monedas.

    —¡Es lo mínimo! ¡Tómalo!

    Naru se giró, caminando hacia atrás con una sonrisa.

    —¿Sabes qué? Quédatelo… para comprar una frase menos ridícula la próxima vez que te asalten.

    Y con eso, se desvaneció entre los árboles.

    El Zurcarák parpadeó. Luego miró a su compañero.

    —...¿Lo viste? ¿Eso fue real?

    —Más real que el impuesto a las sardinas.
    El camino polvoriento serpenteaba entre árboles altos, mientras una colorida carreta tirada por un jalató avanzaba con ritmo tranquilo. En el asiento iban dos **Zurcaráks** comerciantes, maullando entre sí sobre precios, regateos y si las rayas verticales eran *más elegantes* que las horizontales. Entonces: —¡ALTO AHÍ! —gritó una voz tosca desde los arbustos. Cinco bandidos salieron a trote torpe, cubiertos con pieles y armados con garrotes y espadas oxidadas. —¡Manos arriba, bigotones! ¡La carreta o los bigotes! Los Zurcaráks chillaron, uno tiró una sandía al aire de los nervios. Pero justo cuando el bandido más grande dio un paso al frente para intimidarlos… una sombra pasó zumbando por encima de sus cabezas. *POM*. El enorme cayó como saco de papas, con una piedra redonda y perfectamente lanzada reposando sobre su casco abollado. En la rama de un árbol cercano, reclinado como si tomara el sol, estaba **Naru Saigo**. —¿En serio, "la carreta o los bigotes"? —preguntó mientras se dejaba caer con elegancia al suelo—. ¿Ese era el plan maestro? —¿T-tú quién...? *¡PAF!* El segundo bandido no terminó la pregunta: Naru lo empujó con el mango de su arma, lo giró con el pie y lo dejó roncando entre margaritas. El tercero intentó correr. Mala idea. En menos de un minuto, los cinco estaban en el suelo. Algunos atados con sus propios cinturones, uno llorando suavemente porque había pisado una ortiga en el caos. —¿Están bien? —dijo Naru, limpiándose las manos. Los Zurcaráks asintieron con admiración y bigotes temblorosos. —¡Oh, salvador de elegancia felina! ¡Te debemos la vida y media caja de gel para bigotes de lirio! —Me basta con que sigan vivos —respondió Naru, ya caminando por la orilla del camino, capeando el sol bajo su capa negra. Uno de los felinos corrió tras él, agitando una bolsita con monedas. —¡Es lo mínimo! ¡Tómalo! Naru se giró, caminando hacia atrás con una sonrisa. —¿Sabes qué? Quédatelo… para comprar una frase menos ridícula la próxima vez que te asalten. Y con eso, se desvaneció entre los árboles. El Zurcarák parpadeó. Luego miró a su compañero. —...¿Lo viste? ¿Eso fue real? —Más real que el impuesto a las sardinas.
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