• Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    — ​La oscuridad. El azul hiriente de las velas. El hedor a moho y a maná corrompido. Estoy colgando. El vestido es un peso muerto, una capa de humillación.
    ​El dolor es el único lenguaje que existe. No es solo un dolor; son miles de agujas rojas que me atraviesan, que se contraen y tiran. Cada pulso de mi corazón bombea agonía.
    ​Y luego está la voz. Caster. Su risa es una lima oxidada sobre mis nervios.


    ​—Caster: "¡Acepta tu destino!"—


    ​¡No! Él se equivoca. Se equivoca de persona. Soy el Rey. Soy Artoria.
    ​El Command Spell arde en mi interior. Es una presión aplastante, una mano invisible que intenta derretir mi alma, obligarme a decir la palabra: "Me rindo."


    ​Mis dientes están trabados. Mis ojos arden, pero no derramaré lágrimas. Si lloro, él gana. Si grito, él gana.
    ​Mi mente se aferra a la última imagen de luz: un campo de batalla limpio, mi espada Excalibur brillando. Necesito resistir. Si este monstruo me rompe, ¿qué quedará del ideal? ¿Qué quedará del Rey que juró proteger?

    ​— ¡No cederé! ¡Por mi reino…!

    ​El dolor se intensifica. El mundo se vuelve rojo, un puro torrente de sufrimiento. Tengo miedo. Pero el miedo no es el amo. Mi voluntad es el amo.
    ​Solo tengo que resistir... un segundo más.
    — ​La oscuridad. El azul hiriente de las velas. El hedor a moho y a maná corrompido. Estoy colgando. El vestido es un peso muerto, una capa de humillación. ​El dolor es el único lenguaje que existe. No es solo un dolor; son miles de agujas rojas que me atraviesan, que se contraen y tiran. Cada pulso de mi corazón bombea agonía. ​Y luego está la voz. Caster. Su risa es una lima oxidada sobre mis nervios. ​—Caster: "¡Acepta tu destino!"— ​¡No! Él se equivoca. Se equivoca de persona. Soy el Rey. Soy Artoria. ​El Command Spell arde en mi interior. Es una presión aplastante, una mano invisible que intenta derretir mi alma, obligarme a decir la palabra: "Me rindo." ​Mis dientes están trabados. Mis ojos arden, pero no derramaré lágrimas. Si lloro, él gana. Si grito, él gana. ​Mi mente se aferra a la última imagen de luz: un campo de batalla limpio, mi espada Excalibur brillando. Necesito resistir. Si este monstruo me rompe, ¿qué quedará del ideal? ¿Qué quedará del Rey que juró proteger? ​— ¡No cederé! ¡Por mi reino…! ​El dolor se intensifica. El mundo se vuelve rojo, un puro torrente de sufrimiento. Tengo miedo. Pero el miedo no es el amo. Mi voluntad es el amo. ​Solo tengo que resistir... un segundo más.
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    //Yep, oficialmente la banda sonora para ponerme con los temas Huskerdust es Lana del rey.
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  • La ciudad, en llamas... un caos total ¿y el príncipe? sentado en un montón de rocas, insatisfecho, la noticia de la muerte de Rey ya había llegado a sus oídos.

    No había lágrimas, pero si inconformidad, No le pudo decir lo mucho que lo dañó y lo mucho que anhelaba recibir un perdón de él.
    La ciudad, en llamas... un caos total ¿y el príncipe? sentado en un montón de rocas, insatisfecho, la noticia de la muerte de Rey ya había llegado a sus oídos. No había lágrimas, pero si inconformidad, No le pudo decir lo mucho que lo dañó y lo mucho que anhelaba recibir un perdón de él.
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  • Show and tell
    Fandom Epic the musical
    Categoría Acción
    Rol privado con: ᴛᴇʟᴇᴍᴀᴄʜᴜꜱ 𝔓𝔯𝔦𝔫𝔠𝔢 𝔬𝔣 ℑ𝔱𝔥𝔞𝔠𝔞


    Antínoo, aún refunfuñando había seguido su camino sin más, aunque aun era capaz de escuchar en la lejanía la irritante voz del hijo de Odiseo. También sentía su olor; dulzón, empalagoso e irritante, era como meter la nariz en un frasco de perfume. Obvio, también la del sucio chucho que lo acompañaba.

    Teniendo claro que lo primero que haría cuando fuera rey, sería mandarlos a él y su detestable madre bien lejos con un pretexto de "viaje diplomático" en el que tal vez, pasaría algún desafortunado accidente por el que, desgraciadamente enviudaría.

    A fin de cuentas, quien se había pasado la vida defendiendo aquel estúpido reino, aquel ridículo palacio era él. Con el inútil del rey lejos, ese lugar le pertenecia a él, no a una viuda en estado de negación ni a un niño caprichoso. A él, quien de verdad se había pasado todos esos años peleando por ellos. Cansado de sentirse como una mascota, se moría de ganas de hacerles pagar a todos por lo que le hicieron, por la infancia arrebatada.

    Se detuvo unos instantes, respiró hondo para calmarse, mientras sus orejas echadas hacia atrás y su cola azotando de un lado a otro indicaban lo contrariado que se sentía en ese preciso instante.

    Fue entonces cuando estás mismas se alzaron tensas, lo escuchó. Unos asaltantes, el olor de la misma sangre que había saboreado del hombro del mocoso. Unos asaltantes.

    Sonrió.

    —Bueno, uno menos. Con suerte—concluyó en un susurro para si. Tras esto dio un par de pasos no era asunto suyo, el príncipe le importaba tan poco como su madre o su desaparecido padre. Sin embargo algo le pasó por la cabeza.

    ¿Y si salvaba a ese mocoso insoportable y se lo mostraba a su vieja madre? Ganaría puntos frente a todos los infelices que pretendían SU puesto, SU trono. El hijo maldito del león de Nemea, siempre fuerte, siempre leal, ahora había salvado al príncipe pese a los constantes desplantes públicos a los que este le sometía ¿Quien mejor para protegerlos a todos?

    Su sonrisa se ensanchó. Y corrió siguiendo su olfato, no por qué quisiera salvar al muchacho si no por codicia.
    Rol privado con: [Litt1ewo1f] Antínoo, aún refunfuñando había seguido su camino sin más, aunque aun era capaz de escuchar en la lejanía la irritante voz del hijo de Odiseo. También sentía su olor; dulzón, empalagoso e irritante, era como meter la nariz en un frasco de perfume. Obvio, también la del sucio chucho que lo acompañaba. Teniendo claro que lo primero que haría cuando fuera rey, sería mandarlos a él y su detestable madre bien lejos con un pretexto de "viaje diplomático" en el que tal vez, pasaría algún desafortunado accidente por el que, desgraciadamente enviudaría. A fin de cuentas, quien se había pasado la vida defendiendo aquel estúpido reino, aquel ridículo palacio era él. Con el inútil del rey lejos, ese lugar le pertenecia a él, no a una viuda en estado de negación ni a un niño caprichoso. A él, quien de verdad se había pasado todos esos años peleando por ellos. Cansado de sentirse como una mascota, se moría de ganas de hacerles pagar a todos por lo que le hicieron, por la infancia arrebatada. Se detuvo unos instantes, respiró hondo para calmarse, mientras sus orejas echadas hacia atrás y su cola azotando de un lado a otro indicaban lo contrariado que se sentía en ese preciso instante. Fue entonces cuando estás mismas se alzaron tensas, lo escuchó. Unos asaltantes, el olor de la misma sangre que había saboreado del hombro del mocoso. Unos asaltantes. Sonrió. —Bueno, uno menos. Con suerte—concluyó en un susurro para si. Tras esto dio un par de pasos no era asunto suyo, el príncipe le importaba tan poco como su madre o su desaparecido padre. Sin embargo algo le pasó por la cabeza. ¿Y si salvaba a ese mocoso insoportable y se lo mostraba a su vieja madre? Ganaría puntos frente a todos los infelices que pretendían SU puesto, SU trono. El hijo maldito del león de Nemea, siempre fuerte, siempre leal, ahora había salvado al príncipe pese a los constantes desplantes públicos a los que este le sometía ¿Quien mejor para protegerlos a todos? Su sonrisa se ensanchó. Y corrió siguiendo su olfato, no por qué quisiera salvar al muchacho si no por codicia.
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  • Esos últimos días habían sido caóticos, pero entre sus estudios de preparación táctica, el como ser un futuro buen rey y haber empezado a entrenar para defensa personal, finalmente se dio un tiempo de descanso, yendo con Argos, fiel compañero de su padre y ahora su perro guardián.

    Corriendo por las callejuelas que rodeaban el castillo, jugaba con Argos corriendo detrás suyo, persiguiéndolo al ir con una rama de olivo, hasta llegar a la costa donde estaban los muelles, yendo hacia la arena antes de detenerse y arrojar esta lejos.

    La jovialidad y espíritu se le notaba a leguas, aún estaba en su adolescencia, por lo que despejarse siempre venía bien.

    —¡A por ella, muchacho!~
    Esos últimos días habían sido caóticos, pero entre sus estudios de preparación táctica, el como ser un futuro buen rey y haber empezado a entrenar para defensa personal, finalmente se dio un tiempo de descanso, yendo con Argos, fiel compañero de su padre y ahora su perro guardián. Corriendo por las callejuelas que rodeaban el castillo, jugaba con Argos corriendo detrás suyo, persiguiéndolo al ir con una rama de olivo, hasta llegar a la costa donde estaban los muelles, yendo hacia la arena antes de detenerse y arrojar esta lejos. La jovialidad y espíritu se le notaba a leguas, aún estaba en su adolescencia, por lo que despejarse siempre venía bien. —¡A por ella, muchacho!~
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  • Apenas si durmió algo, se siente tan agotado y adolorido que siquiera pretendía levantarse de la cama, pero algo debía hacer para evitar que volviera a repetirse lo de antes.

    —No puedo permitirlo. Como futuro Rey de Ithaca, debo darme a respetar...

    Musitaba para sí mismo, saliendo de la cama y yendo por una de sus togas para arreglarse.
    Miraba las heridas en su hombro y cuello, frunciendo de nuevo el entrecejo mientras las limpiaba con un paño con agua y terminaba vendándolas, era mejor ir con el médico real antes de que agravaran más.

    —Ese maldito Antínoo... Me las va a pagar, ya verá.
    Apenas si durmió algo, se siente tan agotado y adolorido que siquiera pretendía levantarse de la cama, pero algo debía hacer para evitar que volviera a repetirse lo de antes. —No puedo permitirlo. Como futuro Rey de Ithaca, debo darme a respetar... Musitaba para sí mismo, saliendo de la cama y yendo por una de sus togas para arreglarse. Miraba las heridas en su hombro y cuello, frunciendo de nuevo el entrecejo mientras las limpiaba con un paño con agua y terminaba vendándolas, era mejor ir con el médico real antes de que agravaran más. —Ese maldito Antínoo... Me las va a pagar, ya verá.
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  • —¡Mi padre no es una diva, es el Rey!
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    — ¿Cómo dice?... ¿Insinúa que vuestro rey no es generoso? Vaya, vaya, mis disculpas, permítame compensarlo...

    —Punishment or reward [??]—
    — ¿Cómo dice?... ¿Insinúa que vuestro rey no es generoso? Vaya, vaya, mis disculpas, permítame compensarlo... —Punishment or reward [??]—
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  • — ¿Qué es lo que me mueve? ¿Qué me mantiene aquí? Intentaba aferrarme a la ira y a la venganza, creyendo que me darían un motivo, pero la verdad es que ni siquiera para eso soy buena.

    Caminando sólo porque puedo, porque se supone que tengo que seguir. Porque hay un final que tengo que ver, aunque no es uno al que yo haya decidido asistir.

    Estoy cansada. Tan cansada. . . —
    — ¿Qué es lo que me mueve? ¿Qué me mantiene aquí? Intentaba aferrarme a la ira y a la venganza, creyendo que me darían un motivo, pero la verdad es que ni siquiera para eso soy buena. Caminando sólo porque puedo, porque se supone que tengo que seguir. Porque hay un final que tengo que ver, aunque no es uno al que yo haya decidido asistir. Estoy cansada. Tan cansada. . . —
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  • —¿Qué? ¿Creyeron que no colocaría un árbol de navidad? Pues si, hasta yo merezco un árbol. Y ya que estamos... si alguien quiere dejar un regalo debajo de él, que sean billetes, joyas, o algo divertido...
    —¿Qué? ¿Creyeron que no colocaría un árbol de navidad? Pues si, hasta yo merezco un árbol. Y ya que estamos... si alguien quiere dejar un regalo debajo de él, que sean billetes, joyas, o algo divertido...
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