• Sostuvo la daga entre sus dedos, notando el peso exacto del arma. No era especialmente grande ni ostentosa, pero su filo relucía bajo la luz, impecable y mortal. Giró el mango con la mano, examinando la forma en que encajaba contra su palma. No era una daga común, no para alguien como él. Había algo en ese simple objeto que le resultaba desconcertante, algo que no tenía nada que ver con el arma en sí, sino con el acto de entregarla.

    Miró el filo una vez más, como si pudiera encontrar una respuesta grabada en su superficie. Su reflejo en el metal le devolvió una mirada dura, cansada, pero lo que realmente veía era otra cosa. Un mensaje, una intención. El tipo de gesto que alguien como él no estaba acostumbrado a recibir.

    —Hmph... —Murmuró, casi para sí mismo, mientras le daba vueltas al objeto. Sus pensamientos eran un remolino de preguntas que no sabía cómo formular, y tampoco estaba seguro de querer responderlas. No era un hombre que pensara demasiado en regalos, y mucho menos en el significado detrás de ellos. Pero esto... esto tenía peso, más allá del metal.

    Giró la daga una última vez y dejó escapar un largo suspiro. La apoyó con cuidado sobre la mesa cercana, dejando que el eco metálico rompiera el silencio. No sabía cómo recibir algo así. No sabía cómo aceptarlo sin sentir que estaba tomando algo que no era suyo, algo que no merecía.

    —Es solo un arma. —Se dijo, pero no podía engañarse. No era solo un arma. Era confianza, era algo que alguien le estaba ofreciendo de manera genuina, y eso lo ponía más incómodo que cualquier pelea que hubiera tenido.

    Se pasó una mano por la nuca, mirando la daga de reojo como si pudiera morderlo. Podía haberla rechazado, devolverla, decir que no la necesitaba. Pero algo en él sabía que no sería lo correcto. Aceptarla significaba algo. Algo que él no sabía si estaba listo para cargar. Finalmente, tomó la daga de nuevo y la sostuvo frente a su rostro. El filo capturó la luz de la lámpara, enviando un destello que casi lo hizo parpadear.

    —Bien... —Murmuró, en voz apenas audible.— Supongo que alguien como yo puede hacerle justicia.

    La deslizó dentro de su chaqueta, en un lugar donde pudiera alcanzarla rápido si lo necesitaba. La sensación del metal frío contra su costado lo hizo sentir algo extrañamente familiar. No era solo el arma. Era la idea de que alguien creyera que él podría usarla, que él podría proteger algo, o a alguien.

    De espaldas a la habitación, se permitió un leve gesto: una sonrisa apenas perceptible que desapareció tan rápido como había llegado. No era un hombre de palabras dulces ni de grandes gestos, pero en ese momento decidió algo.

    —Si la uso, será para algo que importe... —dijo en voz baja. Luego, cerró los ojos por un instante, dejando que el peso de aquel inesperado regalo se asentara, no solo en su chaqueta, sino en algún rincón olvidado de su alma.
    Sostuvo la daga entre sus dedos, notando el peso exacto del arma. No era especialmente grande ni ostentosa, pero su filo relucía bajo la luz, impecable y mortal. Giró el mango con la mano, examinando la forma en que encajaba contra su palma. No era una daga común, no para alguien como él. Había algo en ese simple objeto que le resultaba desconcertante, algo que no tenía nada que ver con el arma en sí, sino con el acto de entregarla. Miró el filo una vez más, como si pudiera encontrar una respuesta grabada en su superficie. Su reflejo en el metal le devolvió una mirada dura, cansada, pero lo que realmente veía era otra cosa. Un mensaje, una intención. El tipo de gesto que alguien como él no estaba acostumbrado a recibir. —Hmph... —Murmuró, casi para sí mismo, mientras le daba vueltas al objeto. Sus pensamientos eran un remolino de preguntas que no sabía cómo formular, y tampoco estaba seguro de querer responderlas. No era un hombre que pensara demasiado en regalos, y mucho menos en el significado detrás de ellos. Pero esto... esto tenía peso, más allá del metal. Giró la daga una última vez y dejó escapar un largo suspiro. La apoyó con cuidado sobre la mesa cercana, dejando que el eco metálico rompiera el silencio. No sabía cómo recibir algo así. No sabía cómo aceptarlo sin sentir que estaba tomando algo que no era suyo, algo que no merecía. —Es solo un arma. —Se dijo, pero no podía engañarse. No era solo un arma. Era confianza, era algo que alguien le estaba ofreciendo de manera genuina, y eso lo ponía más incómodo que cualquier pelea que hubiera tenido. Se pasó una mano por la nuca, mirando la daga de reojo como si pudiera morderlo. Podía haberla rechazado, devolverla, decir que no la necesitaba. Pero algo en él sabía que no sería lo correcto. Aceptarla significaba algo. Algo que él no sabía si estaba listo para cargar. Finalmente, tomó la daga de nuevo y la sostuvo frente a su rostro. El filo capturó la luz de la lámpara, enviando un destello que casi lo hizo parpadear. —Bien... —Murmuró, en voz apenas audible.— Supongo que alguien como yo puede hacerle justicia. La deslizó dentro de su chaqueta, en un lugar donde pudiera alcanzarla rápido si lo necesitaba. La sensación del metal frío contra su costado lo hizo sentir algo extrañamente familiar. No era solo el arma. Era la idea de que alguien creyera que él podría usarla, que él podría proteger algo, o a alguien. De espaldas a la habitación, se permitió un leve gesto: una sonrisa apenas perceptible que desapareció tan rápido como había llegado. No era un hombre de palabras dulces ni de grandes gestos, pero en ese momento decidió algo. —Si la uso, será para algo que importe... —dijo en voz baja. Luego, cerró los ojos por un instante, dejando que el peso de aquel inesperado regalo se asentara, no solo en su chaqueta, sino en algún rincón olvidado de su alma.
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos 221 vistas
  • Soy La princesa Nyx , Pero mis amigos e familiares me llaman Nyx
    Soy hija de actualmente rey demonio (Zeldris) , y de mi madre la reina (Gelda) .
    Sobrina del rey de Liones actualmente, tío Meliodas y tía Elizabeth Liones,Prima de Tristán Liones.
    Soy La princesa Nyx , Pero mis amigos e familiares me llaman Nyx Soy hija de actualmente rey demonio (Zeldris) , y de mi madre la reina (Gelda) . Sobrina del rey de Liones actualmente, tío Meliodas y tía Elizabeth Liones,Prima de Tristán Liones.
    Me encocora
    1
    0 turnos 0 maullidos 168 vistas
  • -ella avía acepto ayudar a su tío meliodas con la tarbena, mientras el hacia cosas del rey,Mientras los chicos o los demás no la vean así ella estaba tranquila.-

    ¡Bienvenido a Sombrero de Jabalí!
    Un momento lo atiendo.

    -por dentro se estaba muriendo de vergüenza.-
    -ella avía acepto ayudar a su tío meliodas con la tarbena, mientras el hacia cosas del rey,Mientras los chicos o los demás no la vean así ella estaba tranquila.- ¡Bienvenido a Sombrero de Jabalí! Un momento lo atiendo. -por dentro se estaba muriendo de vergüenza.-
    Me gusta
    1
    0 turnos 1 maullido 347 vistas
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    ❦ Hoy es un día especial y más por el amor y el cariño que he recibido durante este tiempo.

    Estoy muy feliz de haber llegado a esta plataforma y permitirme crear a uno de los personajes más oscuros y misterioso que hasta ahora no ha hallado rival digno

    Gazú ha sido una de las experiencias más maravillosas e intensas de mi vida, es un personaje único y sus roles son de otra talla. Estoy muy feliz por el crecimiento que este maravilloso y oscuro personaje ha tenido y sigue desarrollandose sin tener fin.
    Gracias FicRol!!

    Agradezco ahora a las maravillosas personas que he conocido y que han y siguen roleando con Gazú

    Hoy es mi día y quiero dedicarle las gracias a esas personas maravillosas que he encontrado en esta plataforma:


    ❁ (Silfide ahora Polaris) Pese a lo que sucedió entre ella y yo, le agradezco por permitirme rolear con ella y haber sido su partner. De hecho ella fue la primera persona que roleo con Gazú y la primera en acercarse a mi. Le doy las gracias y siempre se las daré pese a todo.

    ❁ En segundo lugar y por orden cronológico, tengo a 𝑬𝒍𝒊𝒛𝒂𝒃𝒆𝒕𝒉 ✴ 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅𝒇𝒍𝒂𝒎𝒆 , La Aliada de Gazú. Es una persona maravillosa y sus roles son tan de Elite como los de mi partner actual, estoy muy feliz por ella y le quiero dar las gracias por rolear conmigo.

    ❁ En tercer lugar tengo a la bebé de Gazú, Jade Green. Ella es tan especial como mi Gazú y le tengo un cariño inmenso jaja tanto que a la User la trato como si fuese mi hija . Es especial y le doy las gracias por rolear conmigo.

    ❁ Y por último pero no por eso menos importante:

    Mi partner Zaryna ᴹʸʳʳʰ & mi mejor amigo Drizel

    Hablar de ellos es como un creyente hablar de Dios. . . Ufff no encuentro las palabras. hoy me han hecho feliz con sus regalos y estoy muy muy orgulloso de tenerlos y haberlos encontrado. Les doy las gracias primero por permitirme rolear y segundo por darme la oportunidad de entrar en sus vidas.

    A los demás que no están aquí no se sientan mal 🥹 Les conozco y doy las gracias por permitirme rolear con uds y les recordare.

    Nada era solo eso... Es mi día y quería dedicarme a agradecerles a todo. ¡¡¡Feliz Navidad!!!

    Mi regalo para ti, querido lector o lectora es este: GRACIAS

    ❦ Hoy es un día especial y más por el amor y el cariño que he recibido durante este tiempo. Estoy muy feliz de haber llegado a esta plataforma y permitirme crear a uno de los personajes más oscuros y misterioso que hasta ahora no ha hallado rival digno 🤭 Gazú ha sido una de las experiencias más maravillosas e intensas de mi vida, es un personaje único y sus roles son de otra talla. Estoy muy feliz por el crecimiento que este maravilloso y oscuro personaje ha tenido y sigue desarrollandose sin tener fin. Gracias FicRol!! Agradezco ahora a las maravillosas personas que he conocido y que han y siguen roleando con Gazú Hoy es mi día y quiero dedicarle las gracias a esas personas maravillosas que he encontrado en esta plataforma: ❁ (Silfide ahora Polaris) Pese a lo que sucedió entre ella y yo, le agradezco por permitirme rolear con ella y haber sido su partner. De hecho ella fue la primera persona que roleo con Gazú y la primera en acercarse a mi. Le doy las gracias y siempre se las daré pese a todo. ❁ En segundo lugar y por orden cronológico, tengo a [Liz_bloodFlame], La Aliada de Gazú. Es una persona maravillosa y sus roles son tan de Elite como los de mi partner actual, estoy muy feliz por ella y le quiero dar las gracias por rolear conmigo. ❁ En tercer lugar tengo a la bebé de Gazú, 😍 [pulse_maroon_eagle_385]. Ella es tan especial como mi Gazú y le tengo un cariño inmenso jaja tanto que a la User la trato como si fuese mi hija 🤭. Es especial y le doy las gracias por rolear conmigo. ❁ Y por último pero no por eso menos importante: Mi partner [Du4lDr4g0n] & mi mejor amigo [flare_ivory_deer_837] Hablar de ellos es como un creyente hablar de Dios. . . Ufff no encuentro las palabras. hoy me han hecho feliz con sus regalos y estoy muy muy orgulloso de tenerlos y haberlos encontrado. Les doy las gracias primero por permitirme rolear y segundo por darme la oportunidad de entrar en sus vidas. ❤️ A los demás que no están aquí no se sientan mal 🥹 Les conozco y doy las gracias por permitirme rolear con uds y les recordare. Nada era solo eso... Es mi día y quería dedicarme a agradecerles a todo. ¡¡¡Feliz Navidad!!! 🎁🎄⛄🎅 Mi regalo para ti, querido lector o lectora es este: GRACIAS ❤️🎁
    Me encocora
    Me shockea
    7
    2 comentarios 3 compartidos 1319 vistas
  • Este tridente me lo regalaron. No lo hice yo... pertenece a mi abuelo... un verdadero Rey de los Océanos.
    Este tridente me lo regalaron. No lo hice yo... pertenece a mi abuelo... un verdadero Rey de los Océanos.
    Me encocora
    3
    6 turnos 0 maullidos 458 vistas
  • —El enojo era demasiado evidente en el rostro de la pelirroja, odiaba que creyeran que aún era débil y la relacionaran con su ex querido capitán.—
    —El enojo era demasiado evidente en el rostro de la pelirroja, odiaba que creyeran que aún era débil y la relacionaran con su ex querido capitán.—
    Me shockea
    2
    0 turnos 0 maullidos 202 vistas
  • —El rey recibe el origami entre sus manos, mismo que termina destrozado en cuanto acaba de leerlo. Furioso lanza los pedazos de papel al viento—

    El antiguo refrán ya lo dicta: "El que por su gusto muere, hasta la muerte le sabe" Sea pues, Constantine, te metiste con fuego.
    —El rey recibe el origami entre sus manos, mismo que termina destrozado en cuanto acaba de leerlo. Furioso lanza los pedazos de papel al viento— El antiguo refrán ya lo dicta: "El que por su gusto muere, hasta la muerte le sabe" Sea pues, Constantine, te metiste con fuego.
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos 101 vistas
  • Cuando recibió la noticia de una nueva secta siendo vista en las catacumbas, poco o nada hizo al respecto, en definitiva iban a ser solo novatos jugando con fuerzas que no conocían, después de todo ese "algo" que estaba siendo desarrollado en las catacumbas no podía ser de gran nivel, cualquier aventurero de grado 2 ó 3 podía matarlo y llevarse una bolsa de oro o si tenia suerte platinos.

    ¿Haría algo? No bajo el uniforme, claro está.
    Aceptó el rango de "Director" de Seguridad Mágica porque no tuvo opción, él es un asesino, perdonado por el Rey, pero al fin y al cabo, un asesino que se había justificado en usar las fuerzas oscuras para salvar el reino.
    Si esa era o no la verdad... el secreto solo lo tenía él y el Rey.

    En la oscuridad, sin velas o los grandes candelabros de la biblioteca encendidos, Cedric modificaba a su gusto lo que parecía ser una zona de la ciudad, o al menos la escultura en miniatura, pensando con detenimiento algo que lo tenía desde hace unos días con cierta duda.

    ¿Es digno de socializar con usuarios de magia blanca?
    Él, que extrajo la sangre de los cadáveres de sus aliados para invocar un demonio.

    Él que dio la carne de los heroes para que las creaturas tuvieran cuerpos que habitar y soldados con los cuales atacar al enemigo.

    Él, que incluso entrego su propio cuerpo para ser la marioneta de Kostchtchie. Lo mejor era seguir con su trabajo como Director hasta que el Rey muera.

    ¿y lo demás? Solo el tiempo lo dirá.
    Cuando recibió la noticia de una nueva secta siendo vista en las catacumbas, poco o nada hizo al respecto, en definitiva iban a ser solo novatos jugando con fuerzas que no conocían, después de todo ese "algo" que estaba siendo desarrollado en las catacumbas no podía ser de gran nivel, cualquier aventurero de grado 2 ó 3 podía matarlo y llevarse una bolsa de oro o si tenia suerte platinos. ¿Haría algo? No bajo el uniforme, claro está. Aceptó el rango de "Director" de Seguridad Mágica porque no tuvo opción, él es un asesino, perdonado por el Rey, pero al fin y al cabo, un asesino que se había justificado en usar las fuerzas oscuras para salvar el reino. Si esa era o no la verdad... el secreto solo lo tenía él y el Rey. En la oscuridad, sin velas o los grandes candelabros de la biblioteca encendidos, Cedric modificaba a su gusto lo que parecía ser una zona de la ciudad, o al menos la escultura en miniatura, pensando con detenimiento algo que lo tenía desde hace unos días con cierta duda. ¿Es digno de socializar con usuarios de magia blanca? Él, que extrajo la sangre de los cadáveres de sus aliados para invocar un demonio. Él que dio la carne de los heroes para que las creaturas tuvieran cuerpos que habitar y soldados con los cuales atacar al enemigo. Él, que incluso entrego su propio cuerpo para ser la marioneta de Kostchtchie. Lo mejor era seguir con su trabajo como Director hasta que el Rey muera. ¿y lo demás? Solo el tiempo lo dirá.
    Me shockea
    Me gusta
    Me encocora
    4
    8 turnos 0 maullidos 291 vistas
  • — Y bien, ¿cuántas sesiones crees que llevamos contando ésta?

    Nikolay miró a Anya unos instantes. Sus miradas, como casi siempre, se cruzaron durante los instantes que el silencio perduró en la habitación. Así solía ser cada vez que la mujer le hacía alguna pregunta: Ella dejaba de mirar su tableta y esperaba encontrar una respuesta, pero Lev se rehusaba a responderle del modo en que ella quería. El chico intentó contar con los dedos, fingió hacerlo como un chiquillo al ir levantando los dedos de sus manos, uno a uno, mientras que asentía al mismo ritmo con que su boca parecía moverse sin emitir un solo ruido. Cuando creyó que había llegado a veinte, se detuvo y terminó levantando los hombros. No tenía idea, no le importaba y tampoco parecía servirle de algo saberlo.

    « Tú deberías saberlo.» Escribió en su pizarra blanca con el marcador, la dejó leer y poco después borró las letras con prisq. Fue entonces que escribió de nuevo, uno de sus muchos comentarios ácidos que hicieron a Anya fruncir el entrecejo: « Mis padres pagan por esto, solo cuenta las transferencias o los cheques. »

    — Ha sido un año de terapias el que llevamos, Niko. Y siendo honesta, no veo ningún avance en ti. —Anya suspiró. Se acomodó los lentes mejor sobre el puente de la nariz y comenzó a hojear el expediente físico de su paciente. La cantidad de hojas y anotaciones que tenía eran exageradas, suficientes para creer que los avances de las terapias funcionaban. Pero todo estaba alejado de la realidad, pues sentía que cada día estaba alejándose más de su paciente y que no existía mejoría, por el contrario. Cada día que pasaba, Nikolay se volvía más arisco y hermético, sus respuestas se volvían banales, esquivas y ambiguas al solo limitarse al espacio que la pizarra le brindaba para explicarse. La mujer, desesperada, se sacó los lentes de lectura un momento y cruzó las piernas para, luego, echar el cuerpo hacia delante para intentar crear cercanía entre los dos.— ¿Por qué no quieres las terapias, Niko? Antes te gustaban.

    « Antes » Solo eso apareció en la pizarra. Cada letra era tan grande que no dejaba espacio para nada más. Nikolay bajó la pizarra, incluso la echó a un lado en el sofá y terminó imitando a Anya al cruzar una pierna sobre la otra, apoyó el codo sobre la rodilla y, con la mano, se cubrió la boca. No pretendía dejarla leer sus labios, ni sus expresiones, siquiera tenía intenciones de mostrarle otra vez sus pensamientos en la pizarra. Si lo conocía bien, debía bastarle con entender lo que sus ojos y su rostro podían expresar. O eso pensaba, si tan solo no pasara la mitad de la sesión revisando notas inútiles en su tableta que no los llevaban a ningún lado. Nikolay levantó la cabeza, ligeramente, como si le instara a continuar la conversación para llegar a ese punto de inflexión en el que se animaba a, por unos meses más, ceder en su posición como paciente y mantenerse como una persona dócil que necesitaba de su sabio consejo.

    — Ya sé, ya sé. No quieres hablar. Pero el juez ordenó que debes tomarlas y mostrar buenos avances si quieres obtener la custodia de tus hermanas gemelas. Si los resultados de estas terapias no te favorecen, se quedarán otro año con tus padres. —Anya se colocó de nuevo los lentes y esbozó una sonrisita, de esas que le ponían los nervios de punta a Niko, quien lo disimuló bien al morder con fuerza para no abrir la boca. La mujer se veía contenta, usando esa pequeña debilidad para retenerlo. Sin embargo, cuando notó que no había causado el efecto esperado, cerró el expediente, deshizo el cruce de sus piernas y se colocó de pie con sus pertenencias bajo el brazo.— Si no quieres trabajar ni ser honesto conmigo, está bien, puedo entenderlo. Mi trabajo es ayudarte a entender lo que te sucede y darte soluciones para ello, Niko. No soy tu enemiga, pero si no dejas verme de esa forma, no puedo obligarte y nada funcionará.

    Nikolay le siguió con la mirada. Sabía que su psicóloga tenía razón. Llevaba años trabajando con ella, casi desde que en la preparatoria le sugirieran a sus padres recibir "ayuda" por su comportamiento rebelde; nadie le conocía tan bien como ella y nadie iba a soportar su temperamento de mierda como ella. Fue entonces que dio la alusión de suspirar, con pesadez y un hastío que se le notaba en toda la cara; Anya sonrió y amplió ese gesto cuando lo vio tomar la pizarra nuevamente para comenzar a escribir. Podia presentir que en esta ocasión el mensaje sería diferente, porque parecía tardarse más tiempo de lo usual en ello.

    « ¿Por qué quieres ayudarme? Si no es por el dinero ni por los beneficios de mi padre, ¿entonces por qué? No quiero tu lástima. » Hubo silencio. Aunque la expresión en el rostro de la rubia fue de asombro, una carcajada sonora rompió el incómodo momento que tenían los dos. Lev se sorprendió por un momento, nunca la había escuchado reírse de ese modo tan libre, tan jovial... Como si nada le importaray no tuviera que ocultarse, como siempre, detrás de sus manos para reírse. De a poco, Anya se acercó hasta tomar asiento en el espacio libre del sofá que Nikolay usaba. Sus miradas de nuevo se cruzaron y ella pareció tan risueña, y tan melancólica, que le dio pena.

    — No es lástima, no siento lástima por ti. Más bien me da tristeza, porque hay muchas emociones dentro de ti que no entiendes y que solo ocultas usando otras. Yo puedo ayudarte. —Anya asintió, frunció los labios para tranquilizar el gesto en su boca porque quería reírse de la cara que estaba haciendo Lev.— Llevamos varios años de terapia intermitente, claro que algo debía saber de ti, Lev. Ahora, ¿por qué no me cuentas como están las chicas? ¿Qué has hecho para ayudarlas a elegir dónde quieren estudiar?

    Nikolay bajó la mirada un momento. Parecía plantearse con demasiada seriedad el seguir o no en esa habitación, con esa mujer, con esas preguntas triviales que de a poco lo acercarían a las preguntas que no quería responder jamás. Pero tenía razón, no quería hablar, no quería decir nada de él ni de su pasado, mucho menos de cómo se sentía, pero... Debía sacar a sus hermanas de ese hogar antes de que terminaran sufriendo por el peso de sus decisiones. De a poco, Lev movió las manos, al inicio sin energía, pero de a poco aumentó el ritmo de ellas hasta que la conversación se volvió más casual, permitiéndose fluir en ese lenguaje que, con el tiempo, Anya había comprendido.

    « No mucho. No saben aún lo que quieren. Todos los días tienen nuevas opciones e ideas. Han visto demasiados videos en internet, así que elegir es difícil. Les he aconsejado, pero a los dos días llegan con algo nuego y... » El movimiento se detuvo de manera abrupta hasta que, instantes después, se retomó con calma para decir una sola cosa: « Gracias. »
    — Y bien, ¿cuántas sesiones crees que llevamos contando ésta? Nikolay miró a Anya unos instantes. Sus miradas, como casi siempre, se cruzaron durante los instantes que el silencio perduró en la habitación. Así solía ser cada vez que la mujer le hacía alguna pregunta: Ella dejaba de mirar su tableta y esperaba encontrar una respuesta, pero Lev se rehusaba a responderle del modo en que ella quería. El chico intentó contar con los dedos, fingió hacerlo como un chiquillo al ir levantando los dedos de sus manos, uno a uno, mientras que asentía al mismo ritmo con que su boca parecía moverse sin emitir un solo ruido. Cuando creyó que había llegado a veinte, se detuvo y terminó levantando los hombros. No tenía idea, no le importaba y tampoco parecía servirle de algo saberlo. « Tú deberías saberlo.» Escribió en su pizarra blanca con el marcador, la dejó leer y poco después borró las letras con prisq. Fue entonces que escribió de nuevo, uno de sus muchos comentarios ácidos que hicieron a Anya fruncir el entrecejo: « Mis padres pagan por esto, solo cuenta las transferencias o los cheques. » — Ha sido un año de terapias el que llevamos, Niko. Y siendo honesta, no veo ningún avance en ti. —Anya suspiró. Se acomodó los lentes mejor sobre el puente de la nariz y comenzó a hojear el expediente físico de su paciente. La cantidad de hojas y anotaciones que tenía eran exageradas, suficientes para creer que los avances de las terapias funcionaban. Pero todo estaba alejado de la realidad, pues sentía que cada día estaba alejándose más de su paciente y que no existía mejoría, por el contrario. Cada día que pasaba, Nikolay se volvía más arisco y hermético, sus respuestas se volvían banales, esquivas y ambiguas al solo limitarse al espacio que la pizarra le brindaba para explicarse. La mujer, desesperada, se sacó los lentes de lectura un momento y cruzó las piernas para, luego, echar el cuerpo hacia delante para intentar crear cercanía entre los dos.— ¿Por qué no quieres las terapias, Niko? Antes te gustaban. « Antes » Solo eso apareció en la pizarra. Cada letra era tan grande que no dejaba espacio para nada más. Nikolay bajó la pizarra, incluso la echó a un lado en el sofá y terminó imitando a Anya al cruzar una pierna sobre la otra, apoyó el codo sobre la rodilla y, con la mano, se cubrió la boca. No pretendía dejarla leer sus labios, ni sus expresiones, siquiera tenía intenciones de mostrarle otra vez sus pensamientos en la pizarra. Si lo conocía bien, debía bastarle con entender lo que sus ojos y su rostro podían expresar. O eso pensaba, si tan solo no pasara la mitad de la sesión revisando notas inútiles en su tableta que no los llevaban a ningún lado. Nikolay levantó la cabeza, ligeramente, como si le instara a continuar la conversación para llegar a ese punto de inflexión en el que se animaba a, por unos meses más, ceder en su posición como paciente y mantenerse como una persona dócil que necesitaba de su sabio consejo. — Ya sé, ya sé. No quieres hablar. Pero el juez ordenó que debes tomarlas y mostrar buenos avances si quieres obtener la custodia de tus hermanas gemelas. Si los resultados de estas terapias no te favorecen, se quedarán otro año con tus padres. —Anya se colocó de nuevo los lentes y esbozó una sonrisita, de esas que le ponían los nervios de punta a Niko, quien lo disimuló bien al morder con fuerza para no abrir la boca. La mujer se veía contenta, usando esa pequeña debilidad para retenerlo. Sin embargo, cuando notó que no había causado el efecto esperado, cerró el expediente, deshizo el cruce de sus piernas y se colocó de pie con sus pertenencias bajo el brazo.— Si no quieres trabajar ni ser honesto conmigo, está bien, puedo entenderlo. Mi trabajo es ayudarte a entender lo que te sucede y darte soluciones para ello, Niko. No soy tu enemiga, pero si no dejas verme de esa forma, no puedo obligarte y nada funcionará. Nikolay le siguió con la mirada. Sabía que su psicóloga tenía razón. Llevaba años trabajando con ella, casi desde que en la preparatoria le sugirieran a sus padres recibir "ayuda" por su comportamiento rebelde; nadie le conocía tan bien como ella y nadie iba a soportar su temperamento de mierda como ella. Fue entonces que dio la alusión de suspirar, con pesadez y un hastío que se le notaba en toda la cara; Anya sonrió y amplió ese gesto cuando lo vio tomar la pizarra nuevamente para comenzar a escribir. Podia presentir que en esta ocasión el mensaje sería diferente, porque parecía tardarse más tiempo de lo usual en ello. « ¿Por qué quieres ayudarme? Si no es por el dinero ni por los beneficios de mi padre, ¿entonces por qué? No quiero tu lástima. » Hubo silencio. Aunque la expresión en el rostro de la rubia fue de asombro, una carcajada sonora rompió el incómodo momento que tenían los dos. Lev se sorprendió por un momento, nunca la había escuchado reírse de ese modo tan libre, tan jovial... Como si nada le importaray no tuviera que ocultarse, como siempre, detrás de sus manos para reírse. De a poco, Anya se acercó hasta tomar asiento en el espacio libre del sofá que Nikolay usaba. Sus miradas de nuevo se cruzaron y ella pareció tan risueña, y tan melancólica, que le dio pena. — No es lástima, no siento lástima por ti. Más bien me da tristeza, porque hay muchas emociones dentro de ti que no entiendes y que solo ocultas usando otras. Yo puedo ayudarte. —Anya asintió, frunció los labios para tranquilizar el gesto en su boca porque quería reírse de la cara que estaba haciendo Lev.— Llevamos varios años de terapia intermitente, claro que algo debía saber de ti, Lev. Ahora, ¿por qué no me cuentas como están las chicas? ¿Qué has hecho para ayudarlas a elegir dónde quieren estudiar? Nikolay bajó la mirada un momento. Parecía plantearse con demasiada seriedad el seguir o no en esa habitación, con esa mujer, con esas preguntas triviales que de a poco lo acercarían a las preguntas que no quería responder jamás. Pero tenía razón, no quería hablar, no quería decir nada de él ni de su pasado, mucho menos de cómo se sentía, pero... Debía sacar a sus hermanas de ese hogar antes de que terminaran sufriendo por el peso de sus decisiones. De a poco, Lev movió las manos, al inicio sin energía, pero de a poco aumentó el ritmo de ellas hasta que la conversación se volvió más casual, permitiéndose fluir en ese lenguaje que, con el tiempo, Anya había comprendido. « No mucho. No saben aún lo que quieren. Todos los días tienen nuevas opciones e ideas. Han visto demasiados videos en internet, así que elegir es difícil. Les he aconsejado, pero a los dos días llegan con algo nuego y... » El movimiento se detuvo de manera abrupta hasta que, instantes después, se retomó con calma para decir una sola cosa: « Gracias. »
    Me entristece
    Me gusta
    Me shockea
    6
    0 turnos 0 maullidos 388 vistas
  • Su hermano la había dejado a cargo del reino mientras el realizaba algunos viajes a los que no había podido faltar, principalmente por que aun no confiaban mucho en nadie de la corte para enviarlo en si representación, El asunto había terminado involucrando a la desaparición de la su hermana la ex Reina.

    Ella portaba la corona de reina impuesta por su hermano antes de su partida, aquella tarde había una reunión de consejo donde muchos estaban en desacuerdo con la reciente posición adquirida por Adriana, solo era una formalidad para darle el poder irrefutable y prevenir un golpe de estado en ausencia del legitimo Rey.

    Algunos nobles aun seguía inconformes por la situación del repentino asenso al trono de Adrián, en su ausencia y para aprovechar el repentino poder de la princesa de la que se rumoraba "Era infantil y de pensamiento algo escaso", incluso algunos se atavían a decir que "algo no le funcionaba bien en la cabeza" nada mas lejano a la realidad, la cabeza de Adriana funcionaba diferente, pero eso no era una desventaja para ella que le había aprendido a sacar todo el provecho.

    Los nobles habían jugado bien sus cartas tocando temas importantes aquella tarde tratando de confundirla o provecharse de su desinformación sobre el tema, sin embargo ella había leído informes durante dos días seguidos para aquel día. La conversación se había vuelto algo complicada en cada tema ella había respondido filosamente sin dejar su juguetona personalidad en ningún momento.

    -"Por ultimo el tema sobre el heredero real... Ya que su majestad no se encuentra, queremos que usted evalué la posibilidad de un matrimonio morganático con alguna de las jóvenes hijas de la nobleza de terra" -Dijo el lord a quien habían designado como vocero aquella tarde, no lo reconocía, pero al ver la sonrisa era claro que planeaban algo raro. -"En vista de que usted no se a casado aun, ni esta comprometida, tememos por el linaje real... Autorícenos comenzar a buscarle una reina digna a nuestro reino... "-

    Los ojos de Adriana se oscurecieron sintiendo aquello como una ofensa grabe tanto a ella como a su gemelo. No por que se insinuara un matrimonio morganático, eso era indiferente, sino por la intención de imponerle una pareja a su hermano.

    -"Se que su majestad comprende la importancia de un heredero y...."- Una risa salió de sus labios con fuerza, claramente molesta impidiéndolo continuar ella comenzó a hablar.

    -Me parece divertido que me lo proponga a mi y no a mi hermano el rey.... -Dijo suavemente en voz alta- Quiero que algo quede bien claro... Mientras mi hermano siga en este torno... Y yo este a su lado la única que puede usar este trono y la corona real... SOY YO... Y si no es por amor, mi hermano no tendrá una reina a su lado... Si pretenden tener mas poder casando a una de sus hijas con mi hermano... Tendrán que pasar por sobre mi....

    La sala quedo en un sepulcral silencio, aquella reacción fue inesperada por el consejo de la menor de los Salvatore, quien normalmente era infantil y dulce.

    -Esta reunión a terminado... Y no dejare pasar esta falta a mi hermano, ténganlo presente, el es el rey y ustedes sus súbditos...
    Su hermano la había dejado a cargo del reino mientras el realizaba algunos viajes a los que no había podido faltar, principalmente por que aun no confiaban mucho en nadie de la corte para enviarlo en si representación, El asunto había terminado involucrando a la desaparición de la su hermana la ex Reina. Ella portaba la corona de reina impuesta por su hermano antes de su partida, aquella tarde había una reunión de consejo donde muchos estaban en desacuerdo con la reciente posición adquirida por Adriana, solo era una formalidad para darle el poder irrefutable y prevenir un golpe de estado en ausencia del legitimo Rey. Algunos nobles aun seguía inconformes por la situación del repentino asenso al trono de Adrián, en su ausencia y para aprovechar el repentino poder de la princesa de la que se rumoraba "Era infantil y de pensamiento algo escaso", incluso algunos se atavían a decir que "algo no le funcionaba bien en la cabeza" nada mas lejano a la realidad, la cabeza de Adriana funcionaba diferente, pero eso no era una desventaja para ella que le había aprendido a sacar todo el provecho. Los nobles habían jugado bien sus cartas tocando temas importantes aquella tarde tratando de confundirla o provecharse de su desinformación sobre el tema, sin embargo ella había leído informes durante dos días seguidos para aquel día. La conversación se había vuelto algo complicada en cada tema ella había respondido filosamente sin dejar su juguetona personalidad en ningún momento. -"Por ultimo el tema sobre el heredero real... Ya que su majestad no se encuentra, queremos que usted evalué la posibilidad de un matrimonio morganático con alguna de las jóvenes hijas de la nobleza de terra" -Dijo el lord a quien habían designado como vocero aquella tarde, no lo reconocía, pero al ver la sonrisa era claro que planeaban algo raro. -"En vista de que usted no se a casado aun, ni esta comprometida, tememos por el linaje real... Autorícenos comenzar a buscarle una reina digna a nuestro reino... "- Los ojos de Adriana se oscurecieron sintiendo aquello como una ofensa grabe tanto a ella como a su gemelo. No por que se insinuara un matrimonio morganático, eso era indiferente, sino por la intención de imponerle una pareja a su hermano. -"Se que su majestad comprende la importancia de un heredero y...."- Una risa salió de sus labios con fuerza, claramente molesta impidiéndolo continuar ella comenzó a hablar. -Me parece divertido que me lo proponga a mi y no a mi hermano el rey.... -Dijo suavemente en voz alta- Quiero que algo quede bien claro... Mientras mi hermano siga en este torno... Y yo este a su lado la única que puede usar este trono y la corona real... SOY YO... Y si no es por amor, mi hermano no tendrá una reina a su lado... Si pretenden tener mas poder casando a una de sus hijas con mi hermano... Tendrán que pasar por sobre mi.... La sala quedo en un sepulcral silencio, aquella reacción fue inesperada por el consejo de la menor de los Salvatore, quien normalmente era infantil y dulce. -Esta reunión a terminado... Y no dejare pasar esta falta a mi hermano, ténganlo presente, el es el rey y ustedes sus súbditos...
    Me encocora
    Me endiabla
    2
    3 turnos 2 maullidos 1087 vistas
Ver más resultados
Patrocinados