• ¡HEY, FICROLERS 3D!
    ¡Un nuevo personaje 3D viene pisando fuerte!

    Hoy damos la bienvenida a...

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡Cody Stark!

    Cody Stark ha llegado y, aunque lo suyo empezó como un día normal, no hay nada ordinario en su historia. De estudiante becado en el MIT a heredero inesperado del legado Stark, Cody no solo carga con un apellido que pesa toneladas, sino con preguntas que ningún millón puede responder. Genio, empresario, dueño de su propio imperio... pero con un vacío que ni la tecnología puede llenar. Ahora, los secretos de su padre lo llaman. Y es momento de descubrir si el hierro corre también por sus venas.



    ¡Bienvenid@ a FicRol! Nos alegra tenerte entre nosotros y esperamos que disfrutes mucho explorando historias, creando conexiones y dando vida a tu personaje en este rincón tan creativo.

    Yo soy Caroline, tu RolSage, algo así como tu guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada!

    Antes de lanzarte de lleno, te dejo algunos recursos que te pueden venir de maravilla para empezar con buen pie:

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    Guías detalladas sobre cómo funciona todo por aquí:
    https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS

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    ¡Recuerda que puedes escribirme si necesitas cualquier cosita! ¡Nos vemos en el rol!

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    ✨ ¡HEY, FICROLERS 3D! ✨ ¡Un nuevo personaje 3D viene pisando fuerte! 🎉 Hoy damos la bienvenida a... ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡[frost_amethyst_giraffe_864]! Cody Stark ha llegado y, aunque lo suyo empezó como un día normal, no hay nada ordinario en su historia. De estudiante becado en el MIT a heredero inesperado del legado Stark, Cody no solo carga con un apellido que pesa toneladas, sino con preguntas que ningún millón puede responder. Genio, empresario, dueño de su propio imperio... pero con un vacío que ni la tecnología puede llenar. Ahora, los secretos de su padre lo llaman. Y es momento de descubrir si el hierro corre también por sus venas. 👋 ¡Bienvenid@ a FicRol! Nos alegra tenerte entre nosotros y esperamos que disfrutes mucho explorando historias, creando conexiones y dando vida a tu personaje en este rincón tan creativo. 🧙‍♀️ Yo soy Caroline, tu RolSage, algo así como tu guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada! 🧭 Antes de lanzarte de lleno, te dejo algunos recursos que te pueden venir de maravilla para empezar con buen pie: 📌 Normas básicas del de la plataforma: 🔗 https://ficrol.com/static/guidelines 👩‍🏫 Guías detalladas sobre cómo funciona todo por aquí: 🔗 https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS 👥 Grupo exclusivo para Personajes 3D: 🔗 https://ficrol.com/groups/Personajes3D 📚 Directorios para encontrar personajes y fandoms afines 🔗 Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS 🔗 Fandoms disponibles en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL 📝 ¿Quieres mejorar tu escritura o narración? 🔗 https://ficrol.com/pages/RinconEscritor ¡Recuerda que puedes escribirme si necesitas cualquier cosita! ¡Nos vemos en el rol! 🚀🔥 #RolSage3D #Personajes3D #Bienvenida3D #Comunidad3D
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  • El umbral del placer...
    Categoría Original
    Christopher Baudelair

    La neblina acariciaba los adoquines mojados por la reciente lluvia. Sibiu, con su aire medieval y sus techos puntiagudos, parecía sumida en un sueño extraño, donde el tiempo no corría igual. En medio de esa quietud etérea, un afiche húmedo se deslizó con el viento y cayó justo frente a los pies de Lia.

    Era negro, con detalles en rojo carmesí y una tipografía elegante. En el centro, una silueta masculina envuelta en sombras.

    “SE BUSCA MUSA.
    Ministry Nightclub – Contratación inmediata.
    Belleza, oscuridad y deseo… sin límites.”

    La imagen era sugerente, casi perturbadora. Lia dudó. ¿Publicidad barata… o algo más? Pero no pudo ignorar la sensación que le erizó la piel al tocar el papel...una especie de pulso, casi imperceptible, vibrando en el aire.

    Sin pensarlo demasiado, caminó hacia el paradero más cercano y tomó el primer taxi que se detuvo ante su señal. Una vez dentro, las luces de la ciudad pasaban como manchas de neón sobre los cristales empañados. Lia revisaba el afiche una y otra vez. Una parte de ella gritaba que todo aquello era una mala idea… pero otra, más profunda, más insistente, ansiaba descubrir qué la llamaba desde ese lugar.

    Mientras su mente divagaba, dando vueltas sobre lo mismo, la voz del conductor la sacó de su trance.

    —¿Ministry? Hmm… lugar raro. La gente entra con una cara… y sale con otra —comentó, en un tono ambiguo, como si escondiera un significado entre líneas. Lia no supo si se trataba de una advertencia, una anécdota o un simple comentario al aire.

    —¿Qué tipo de gente va ahí? —preguntó, sintiendo que cuanto más indagaba, más crecía dentro de ella esa urgencia incontrolable.

    —Gente con hambre… pero no de comida —fue lo último que dijo el conductor antes de subir el volumen de la radio, como si quisiera cerrar el tema, o evitar decir algo de lo que pudiera arrepentirse.

    Veinte minutos después…
    https://www.youtube.com/watch?v=OlUGhOmIpOA

    El club se alzaba como una iglesia profana en medio de los edificios apagados. Columnas góticas, vitrales rojos iluminados desde dentro y un portón de hierro forjado le daban un aspecto imponente y algo inquietante.

    Cuando las puertas se abrieron, una explosión de luces intermitentes, perfumes embriagantes y música industrial la envolvió de inmediato. El aire olía a flores marchitas, cuero y humo dulce. Un portero vestido como un sacerdote del inframundo la dejó pasar sin hacer preguntas, como si ya estuvieran esperándola.

    Dentro, los cuerpos se movían como mareas humanas, entrelazados en deseo, música y delirio. Era un espectáculo entre lo tribal y lo divino, una danza donde no existía el tiempo ni la culpa. Y entonces lo vio...

    Al fondo, en un balcón alto de hierro negro, una figura observaba todo. Un hombre imponente, elegante, intocable. Vestido con la precisión de un noble en medio del pecado.

    Sus ojos grises recorrían el lugar con calma depredadora… hasta que se cruzaron con los de Lia. Fue solo un instante, pero suficiente, para que un escalofrío recorriera su espina dorsal, haciéndola temblar. Sin darse cuenta, arrugó el afiche entre sus dedos.
    [frost_topaz_hare_445] La neblina acariciaba los adoquines mojados por la reciente lluvia. Sibiu, con su aire medieval y sus techos puntiagudos, parecía sumida en un sueño extraño, donde el tiempo no corría igual. En medio de esa quietud etérea, un afiche húmedo se deslizó con el viento y cayó justo frente a los pies de Lia. Era negro, con detalles en rojo carmesí y una tipografía elegante. En el centro, una silueta masculina envuelta en sombras. “SE BUSCA MUSA. Ministry Nightclub – Contratación inmediata. Belleza, oscuridad y deseo… sin límites.” La imagen era sugerente, casi perturbadora. Lia dudó. ¿Publicidad barata… o algo más? Pero no pudo ignorar la sensación que le erizó la piel al tocar el papel...una especie de pulso, casi imperceptible, vibrando en el aire. Sin pensarlo demasiado, caminó hacia el paradero más cercano y tomó el primer taxi que se detuvo ante su señal. Una vez dentro, las luces de la ciudad pasaban como manchas de neón sobre los cristales empañados. Lia revisaba el afiche una y otra vez. Una parte de ella gritaba que todo aquello era una mala idea… pero otra, más profunda, más insistente, ansiaba descubrir qué la llamaba desde ese lugar. Mientras su mente divagaba, dando vueltas sobre lo mismo, la voz del conductor la sacó de su trance. —¿Ministry? Hmm… lugar raro. La gente entra con una cara… y sale con otra —comentó, en un tono ambiguo, como si escondiera un significado entre líneas. Lia no supo si se trataba de una advertencia, una anécdota o un simple comentario al aire. —¿Qué tipo de gente va ahí? —preguntó, sintiendo que cuanto más indagaba, más crecía dentro de ella esa urgencia incontrolable. —Gente con hambre… pero no de comida —fue lo último que dijo el conductor antes de subir el volumen de la radio, como si quisiera cerrar el tema, o evitar decir algo de lo que pudiera arrepentirse. Veinte minutos después… https://www.youtube.com/watch?v=OlUGhOmIpOA El club se alzaba como una iglesia profana en medio de los edificios apagados. Columnas góticas, vitrales rojos iluminados desde dentro y un portón de hierro forjado le daban un aspecto imponente y algo inquietante. Cuando las puertas se abrieron, una explosión de luces intermitentes, perfumes embriagantes y música industrial la envolvió de inmediato. El aire olía a flores marchitas, cuero y humo dulce. Un portero vestido como un sacerdote del inframundo la dejó pasar sin hacer preguntas, como si ya estuvieran esperándola. Dentro, los cuerpos se movían como mareas humanas, entrelazados en deseo, música y delirio. Era un espectáculo entre lo tribal y lo divino, una danza donde no existía el tiempo ni la culpa. Y entonces lo vio... Al fondo, en un balcón alto de hierro negro, una figura observaba todo. Un hombre imponente, elegante, intocable. Vestido con la precisión de un noble en medio del pecado. Sus ojos grises recorrían el lugar con calma depredadora… hasta que se cruzaron con los de Lia. Fue solo un instante, pero suficiente, para que un escalofrío recorriera su espina dorsal, haciéndola temblar. Sin darse cuenta, arrugó el afiche entre sus dedos.
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  • — Siempre tengo estas preguntas rondando por mi cabeza. Tantas cosas que me gustaría entender.
    Si nacemos para morir y todos morimos para vivir, entonces, ¿cuál es el punto de vivir la vida si solo se contradice?
    — Siempre tengo estas preguntas rondando por mi cabeza. Tantas cosas que me gustaría entender. Si nacemos para morir y todos morimos para vivir, entonces, ¿cuál es el punto de vivir la vida si solo se contradice?
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Venganza y vacío.

    La incertidumbre es mi más leal compañera, desde que tengo uso de razón, la rigidez en mi educación, las exigencias, maltratos y aislamiento son parte de mi infancia, la felicidad para mí siempre fue un deseo efímero que era dibujado a mi perspectiva en sueños.

    ¿Libertad?

    Es algo que no conozco, pues aún sigo prisionera de las mismas preguntas de mi pasado.
    Mi origen fue escrito con incertidumbre y pocas explicaciones de los que se hacían llamar mis padres.

    ...Miedo...

    Es el sentimiento que muchos a lo largo de mi vida han tenido hacia mi persona, producto de sus acciones ocultas.

    ...Vacío...

    Es lo que siento y quién soy.

    ¿Venganza?

    Es lo que quiero obtener si un día descubro la verdad.

    »Laila recordaba lo que un día hace varios años atrás escribió en uno de sus múltiples grimorios perdidos.«
    Venganza y vacío. La incertidumbre es mi más leal compañera, desde que tengo uso de razón, la rigidez en mi educación, las exigencias, maltratos y aislamiento son parte de mi infancia, la felicidad para mí siempre fue un deseo efímero que era dibujado a mi perspectiva en sueños. ¿Libertad? Es algo que no conozco, pues aún sigo prisionera de las mismas preguntas de mi pasado. Mi origen fue escrito con incertidumbre y pocas explicaciones de los que se hacían llamar mis padres. ...Miedo... Es el sentimiento que muchos a lo largo de mi vida han tenido hacia mi persona, producto de sus acciones ocultas. ...Vacío... Es lo que siento y quién soy. ¿Venganza? Es lo que quiero obtener si un día descubro la verdad. »Laila recordaba lo que un día hace varios años atrás escribió en uno de sus múltiples grimorios perdidos.«
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  • 📍 Club Eclipse- Itaewon, Seúl 🕗 Medianoche 🎙️ Starter Individual con Ana Ivanovna
    Fandom OC
    Categoría Original
    El Club Eclipse no figuraba en ningún mapa.

    Escondido entre las calles más antiguas de Itaewon, su entrada pasaba desapercibida para cualquiera que no supiera dónde mirar. No había carteles ni colas. Solo una puerta negra, sin nombre, y un portero que no hacía preguntas: simplemente observaba.

    Dentro, todo era distinto.

    Luces bajas, mesas discretas y sombras densas formaban un refugio de secretos. El aroma a incienso se mezclaba con humo de cigarro caro y promesas apenas susurradas.
    En Eclipse, casi todo podía comprarse o venderse, excepto los secretos; esos se intercambiaban solo con la mirada adecuada.

    Sobre un pequeño escenario circular, BLUEVEIL cantaba.

    No ofrecía un espectáculo para multitudes.
    Su voz no buscaba llenar el espacio, sino acariciarlo. Cada nota se deslizaba como un susurro afilado entre las mesas, rozando pieles y pensamientos por igual.
    No había aplausos. Solo copas alzadas a medio vacío y miradas demasiado largas.

    BLUEVEIL mantenía los ojos entrecerrados, concentrado en la melodía, hasta que lo sintió:
    Una presencia distinta.
    Una disonancia hermosa en el eco habitual de las noches del club.
    Era imposible no verla.

    No por arrogancia, ni por ostentación, sino por algo más profundo.
    Su cabello rojizo, encendido como una herida abierta en medio de la penumbra, parecía rechazar las sombras. Caminaba como quien conoce el peso de los silencios, pero ya no teme llevarlos.
    No tenía el paso inseguro de quienes buscaban pertenecer, ni el vacío resignado de quienes ya habían sido derrotados.
    Ella caminaba como quien todavía soñaba.

    BLUEVEIL bajó la voz, afinándola, casi sin querer, como si cantara sólo para ella.

    Había algo en la forma en que miraba, como si observara todo y a todos, pero guardara cada detalle para sí.
    Algo en la firmeza silenciosa de su figura, en la historia no contada que parecía arrastrar tras de sí.

    Mientras la melodía seguía deslizándose entre las sombras, supo que esa noche, algo había cambiado.
    No para el Club Eclipse.
    No para el público anónimo.
    Para él.

    El seguía cantando sobre el escenario, pero esta vez, cantaba enfocado en aquella nueva alma.
    El Club Eclipse no figuraba en ningún mapa. Escondido entre las calles más antiguas de Itaewon, su entrada pasaba desapercibida para cualquiera que no supiera dónde mirar. No había carteles ni colas. Solo una puerta negra, sin nombre, y un portero que no hacía preguntas: simplemente observaba. Dentro, todo era distinto. Luces bajas, mesas discretas y sombras densas formaban un refugio de secretos. El aroma a incienso se mezclaba con humo de cigarro caro y promesas apenas susurradas. En Eclipse, casi todo podía comprarse o venderse, excepto los secretos; esos se intercambiaban solo con la mirada adecuada. Sobre un pequeño escenario circular, BLUEVEIL cantaba. No ofrecía un espectáculo para multitudes. Su voz no buscaba llenar el espacio, sino acariciarlo. Cada nota se deslizaba como un susurro afilado entre las mesas, rozando pieles y pensamientos por igual. No había aplausos. Solo copas alzadas a medio vacío y miradas demasiado largas. BLUEVEIL mantenía los ojos entrecerrados, concentrado en la melodía, hasta que lo sintió: Una presencia distinta. Una disonancia hermosa en el eco habitual de las noches del club. Era imposible no verla. No por arrogancia, ni por ostentación, sino por algo más profundo. Su cabello rojizo, encendido como una herida abierta en medio de la penumbra, parecía rechazar las sombras. Caminaba como quien conoce el peso de los silencios, pero ya no teme llevarlos. No tenía el paso inseguro de quienes buscaban pertenecer, ni el vacío resignado de quienes ya habían sido derrotados. Ella caminaba como quien todavía soñaba. BLUEVEIL bajó la voz, afinándola, casi sin querer, como si cantara sólo para ella. Había algo en la forma en que miraba, como si observara todo y a todos, pero guardara cada detalle para sí. Algo en la firmeza silenciosa de su figura, en la historia no contada que parecía arrastrar tras de sí. Mientras la melodía seguía deslizándose entre las sombras, supo que esa noche, algo había cambiado. No para el Club Eclipse. No para el público anónimo. Para él. El seguía cantando sobre el escenario, pero esta vez, cantaba enfocado en aquella nueva alma.
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  • Hen lentor se perzys, ēdruta se vestri
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    Categoría Otros
    𓆩⟡𓆪 𝐓𝐇𝐄 𝐃𝐀𝐔𝐆𝐇𝐓𝐄𝐑 𝐎𝐅 𝐅𝐈𝐑𝐄 𝐇𝐀𝐒 𝐂𝐎𝐌𝐄 𓆩⟡𓆪

    Fortaleza Roja. Atardecer. Las sombras de dragón se arrastran sobre las piedras calientes de Desembarco del Rey.

    Primero fue el rugido.
    Luego, la sombra.
    Y por último, el silencio absoluto, como si los dioses mismos contuvieran el aliento.

    Desde las nubes descendió la criatura: un monstruo de alas extendidas, escamas como obsidiana líquida y ojos dorados, ardientes como el sol al morir. Era Maegaryon, el último susurro vivo de Valyria, comparable en tamaño al mismísimo Balerion el Terror Negro.
    Y sobre su lomo, firme, erguida como si cabalgara el mismísimo destino, venía ella.

    Seirys Ahai.
    La hija olvidada. La sangre bastarda que el fuego no quiso consumir.
    El secreto que camina con corona de humo y perfume de ceniza.

    Las calles quedaron vacías. Los comerciantes bajaron sus toldos. Las madres apretaron a sus hijos contra sus pechos. Y desde las altas torres, los ojos curiosos se asomaban, queriendo saber si era una reina o una maldición lo que caía del cielo.

    Vestía telas negras de Lys, ligeras y fluidas, dejando al descubierto vientre, brazos y piernas, como si la guerra misma hubiese decidido vestirse de mujer. Joyas rojas y doradas relucían en su piel pálida. Su cabello, blanco como la sal del Mar Angosto, caía hasta la cintura.
    Sonreía. Pero no era una sonrisa dulce. Era una línea irónica, casi cruel, como si supiera algo que el resto aún no había aprendido…
    …Pero pronto lo harían.

    Sobre su espalda, desde la nuca hasta media columna, un tatuaje escrito en alto valyrio resplandecía débilmente a la luz del atardecer:

    > “Hen lentor se perzys. Dāria se nykēla.”
    (Entre el fuego y el miedo. Reina sin corona).



    Maegaryon aterrizó en los jardines interiores del Torreón de Maegor, quebrando algunas columnas viejas y haciendo volar las hojas secas.
    Y entonces, todo se detuvo.

    El sonido. El aire. La respiración del mundo.

    Las puertas se abrieron lentamente. El sol, sangrando en el horizonte, bañaba a Seirys con un resplandor rojizo, como si el cielo también quisiera inclinarse ante ella.

    Ella descendió del dragón con calma. No había prisa en sus pasos, solo intención.
    A su alrededor, los soldados tragaban saliva. Algunos bajaban la mirada. Otros la seguían con ojos grandes, preguntándose si estaban viendo un presagio o una aparición.

    La música comenzó a sonar en alguna parte, un ritmo lejano de cuerdas orientales, de tambores antiguos… una versión oscura, solemne, de una marcha triunfal.
    No decía su nombre, pero todos sabían.
    Todos sentían.

    > Ella no vino a pedir un lugar. Vino a reclamarlo.



    Caminó entre los corredores del Torreón, los pliegues de su ropa silbando contra la piedra. Su presencia era una respuesta a preguntas que aún no se habían formulado.
    Una promesa. Una amenaza.
    Y también, una historia por escribirse.

    Seirys no buscaba presentaciones. Quien tuviese ojos, la reconocería.
    Quien tuviese miedo, la respetaría.
    Y quien tuviese el valor de acercarse, quizá... viviría para contar su versión.




    ¿La vera primero el único ojo violeta de Aemond? ¿El gesto inquisidor de Alicent? ¿La risa de Daemon desde un balcón? ¿O la sonrisa irónica de Rhaenyra desde su trono de sombras?

    El juego de tronos tiene una nueva pieza.
    Y su fuego no es un susurro.
    Es rugido.

    𓆩⟡𓆪 𝐓𝐇𝐄 𝐃𝐀𝐔𝐆𝐇𝐓𝐄𝐑 𝐎𝐅 𝐅𝐈𝐑𝐄 𝐇𝐀𝐒 𝐂𝐎𝐌𝐄 𓆩⟡𓆪 Fortaleza Roja. Atardecer. Las sombras de dragón se arrastran sobre las piedras calientes de Desembarco del Rey. Primero fue el rugido. Luego, la sombra. Y por último, el silencio absoluto, como si los dioses mismos contuvieran el aliento. Desde las nubes descendió la criatura: un monstruo de alas extendidas, escamas como obsidiana líquida y ojos dorados, ardientes como el sol al morir. Era Maegaryon, el último susurro vivo de Valyria, comparable en tamaño al mismísimo Balerion el Terror Negro. Y sobre su lomo, firme, erguida como si cabalgara el mismísimo destino, venía ella. Seirys Ahai. La hija olvidada. La sangre bastarda que el fuego no quiso consumir. El secreto que camina con corona de humo y perfume de ceniza. Las calles quedaron vacías. Los comerciantes bajaron sus toldos. Las madres apretaron a sus hijos contra sus pechos. Y desde las altas torres, los ojos curiosos se asomaban, queriendo saber si era una reina o una maldición lo que caía del cielo. Vestía telas negras de Lys, ligeras y fluidas, dejando al descubierto vientre, brazos y piernas, como si la guerra misma hubiese decidido vestirse de mujer. Joyas rojas y doradas relucían en su piel pálida. Su cabello, blanco como la sal del Mar Angosto, caía hasta la cintura. Sonreía. Pero no era una sonrisa dulce. Era una línea irónica, casi cruel, como si supiera algo que el resto aún no había aprendido… …Pero pronto lo harían. Sobre su espalda, desde la nuca hasta media columna, un tatuaje escrito en alto valyrio resplandecía débilmente a la luz del atardecer: > “Hen lentor se perzys. Dāria se nykēla.” (Entre el fuego y el miedo. Reina sin corona). Maegaryon aterrizó en los jardines interiores del Torreón de Maegor, quebrando algunas columnas viejas y haciendo volar las hojas secas. Y entonces, todo se detuvo. El sonido. El aire. La respiración del mundo. Las puertas se abrieron lentamente. El sol, sangrando en el horizonte, bañaba a Seirys con un resplandor rojizo, como si el cielo también quisiera inclinarse ante ella. Ella descendió del dragón con calma. No había prisa en sus pasos, solo intención. A su alrededor, los soldados tragaban saliva. Algunos bajaban la mirada. Otros la seguían con ojos grandes, preguntándose si estaban viendo un presagio o una aparición. La música comenzó a sonar en alguna parte, un ritmo lejano de cuerdas orientales, de tambores antiguos… una versión oscura, solemne, de una marcha triunfal. No decía su nombre, pero todos sabían. Todos sentían. > Ella no vino a pedir un lugar. Vino a reclamarlo. Caminó entre los corredores del Torreón, los pliegues de su ropa silbando contra la piedra. Su presencia era una respuesta a preguntas que aún no se habían formulado. Una promesa. Una amenaza. Y también, una historia por escribirse. Seirys no buscaba presentaciones. Quien tuviese ojos, la reconocería. Quien tuviese miedo, la respetaría. Y quien tuviese el valor de acercarse, quizá... viviría para contar su versión. ¿La vera primero el único ojo violeta de Aemond? ¿El gesto inquisidor de Alicent? ¿La risa de Daemon desde un balcón? ¿O la sonrisa irónica de Rhaenyra desde su trono de sombras? El juego de tronos tiene una nueva pieza. Y su fuego no es un susurro. Es rugido.
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  • * Entre mis libros y mis pensamientos despedí a que mis sirvientes se fueran pidiéndoles que nadie me moleste recordando como Alastor caminaba por mi biblioteca sonriendo o preguntando un sin fin de preguntas o cuando estabas enojado y hacías una rabieta me rei de tales recuerdos poco a poco desahogue de mi interior este sentimiento que apuñalaba mi corazón con tanta crueldad *

    https://youtu.be/pgMiA8tn7jM?si=djerP0RMgfzGzfIz
    * Entre mis libros y mis pensamientos despedí a que mis sirvientes se fueran pidiéndoles que nadie me moleste recordando como Alastor caminaba por mi biblioteca sonriendo o preguntando un sin fin de preguntas o cuando estabas enojado y hacías una rabieta me rei de tales recuerdos poco a poco desahogue de mi interior este sentimiento que apuñalaba mi corazón con tanta crueldad * https://youtu.be/pgMiA8tn7jM?si=djerP0RMgfzGzfIz
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  • - Kremlin Rusia, fue a encontrarse con unos directores de un grupo de maquinaria pesada. En la reunión había un invitado que no estaba en la lista pero pensó que venía con uno de los directores, su nombre @Dominus Umbra Eterna. La joven ño mantuvo en su radar ya que tenía la misma energía que ella , "¿Era un demonio o una sombra?" pensó la joven mientras movía su bolígrafo. La habitación era inundada de la proyección de uno de los empresarios que indicaba estadística y números, la mujer tomo el vaso de agua para beber un poco de este, realmente estás presentaciones le aburrían de sobremanera -

    Pueden ir al grano, ¿Cuánta perdida habrá en 3 años, y quien asumirá esa perdida?

    - miro a uno de los directores y luego a otro para que le respondieran , mientras ella escribía en su cuaderno de nota signos de preguntas , "¿Nadie le daría una respuesta concreta?, esto si es una perdida de tiempo" suspiro la joven algo decepcionada -
    - Kremlin Rusia, fue a encontrarse con unos directores de un grupo de maquinaria pesada. En la reunión había un invitado que no estaba en la lista pero pensó que venía con uno de los directores, su nombre @[UmbraEterna]. La joven ño mantuvo en su radar ya que tenía la misma energía que ella , "¿Era un demonio o una sombra?" pensó la joven mientras movía su bolígrafo. La habitación era inundada de la proyección de uno de los empresarios que indicaba estadística y números, la mujer tomo el vaso de agua para beber un poco de este, realmente estás presentaciones le aburrían de sobremanera - Pueden ir al grano, ¿Cuánta perdida habrá en 3 años, y quien asumirá esa perdida? - miro a uno de los directores y luego a otro para que le respondieran , mientras ella escribía en su cuaderno de nota signos de preguntas , "¿Nadie le daría una respuesta concreta?, esto si es una perdida de tiempo" suspiro la joven algo decepcionada -
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  • — El otro día le pregunté a uno de los militares que trabajaba en las cercanías de la facultad de 𝙋𝙖𝙙𝙧𝙚 que sentía al estar en medio del campo de batalla y me respondió:

    "Puede que estés participando físicamente en la batalla, pero en realidad no estás allí. Falta algo. Estoy seguro de que lo mismo le sucede a mis compañeros. Matas enemigos justo frente a tus propios ojos, pero nunca sientes las emociones o reacciones que lo acompañan. Te preguntas si la intención de matar fue realmente tuya. Comienzas a dudar si puedes asumir la responsabilidad de las muertes que causas.”

    — El pobre luego no dijo nada más... solo se marchó. Cosas así sigo sin poder procesarlas del todo. Ah~ es cierto, regresé, ¿Me extrañaste?
    — El otro día le pregunté a uno de los militares que trabajaba en las cercanías de la facultad de 𝙋𝙖𝙙𝙧𝙚 que sentía al estar en medio del campo de batalla y me respondió: "Puede que estés participando físicamente en la batalla, pero en realidad no estás allí. Falta algo. Estoy seguro de que lo mismo le sucede a mis compañeros. Matas enemigos justo frente a tus propios ojos, pero nunca sientes las emociones o reacciones que lo acompañan. Te preguntas si la intención de matar fue realmente tuya. Comienzas a dudar si puedes asumir la responsabilidad de las muertes que causas.” — El pobre luego no dijo nada más... solo se marchó. Cosas así sigo sin poder procesarlas del todo. Ah~ es cierto, regresé, ¿Me extrañaste?
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  • Tregua de medianoche
    Fandom Oc - Original
    Categoría Drama
    Aquella noche, Joon no tenía intenciones de volver directo a casa. El aire cargado de papeles sin resolver en la comisaría aún le pesaba en los hombros, como si cada caso abierto dejara una marca invisible sobre su chaqueta. Había estado lidiando con más de lo habitual: no solo sospechosos que parecían escaparse entre los dedos como humo, sino también con cierta presencia constante, molesta y jodidamente competitiva que se aseguraba de estar a un paso para recordarle que no podía bajar la guardia ni un segundo.

    Así que ahí estaba, dejando que la noche lo envolviera mientras caminaba por la acera húmeda, con las manos en los bolsillos de su abrigo y la mirada clavada en las luces parpadeantes de un viejo letrero de neón.

    El bar no tenía nada de especial a primera vista, pero él ya conocía sus rincones, los tragos fuertes sin preguntas y la música que intentaba ahogar las penas y preocupaciones.

    Al cruzar la puerta, lo recibió el aroma a licor añejo y madera húmeda, como un viejo amigo. Saludó con un leve movimiento de cabeza al barman, que le devolvió el gesto sin palabras y ya comenzaba a prepararle lo de siempre. Joon se dejó caer en su asiento habitual al fondo, ese que le permitía vigilar todo el local sin sentirse observado.

    Se quitó la chaqueta con un suspiro, dejando que el calor del lugar aflojara un poco la tensión en su espalda. Aquella noche, no buscaba compañía ni respuestas, solo un espacio donde su mente pudiera dejar de correr. Aunque claro… la vida rara vez le daba lo que pedía sin añadirle un giro inesperado.

    En cuanto su pedido llegó, se llevó el vaso a los labios, dejando que el sabor fuerte le quemara apenas un poco la garganta. Era justo lo que necesitaba: calma, espacio, y esa leve sensación de anonimato. Afuera podía ser el detective Joon, con el deber sobre los hombros y los principios bien puestos. Pero ahí dentro… solo era un hombre más intentando respirar entre las grietas.

    Sin embargo, mientras el hielo se deshacía lentamente en su vaso, Joon sintió esa presión familiar en el pecho: la que aparece cuando sabes que algo va a pasar. Tal vez era la manera en que algunas miradas se cruzaban demasiado tiempo, o el leve cambio en el ambiente cuando alguien nuevo entraba por la puerta. Tal vez era solo intuición..

    Rol con: Sho Hijikata
    Aquella noche, Joon no tenía intenciones de volver directo a casa. El aire cargado de papeles sin resolver en la comisaría aún le pesaba en los hombros, como si cada caso abierto dejara una marca invisible sobre su chaqueta. Había estado lidiando con más de lo habitual: no solo sospechosos que parecían escaparse entre los dedos como humo, sino también con cierta presencia constante, molesta y jodidamente competitiva que se aseguraba de estar a un paso para recordarle que no podía bajar la guardia ni un segundo. Así que ahí estaba, dejando que la noche lo envolviera mientras caminaba por la acera húmeda, con las manos en los bolsillos de su abrigo y la mirada clavada en las luces parpadeantes de un viejo letrero de neón. El bar no tenía nada de especial a primera vista, pero él ya conocía sus rincones, los tragos fuertes sin preguntas y la música que intentaba ahogar las penas y preocupaciones. Al cruzar la puerta, lo recibió el aroma a licor añejo y madera húmeda, como un viejo amigo. Saludó con un leve movimiento de cabeza al barman, que le devolvió el gesto sin palabras y ya comenzaba a prepararle lo de siempre. Joon se dejó caer en su asiento habitual al fondo, ese que le permitía vigilar todo el local sin sentirse observado. Se quitó la chaqueta con un suspiro, dejando que el calor del lugar aflojara un poco la tensión en su espalda. Aquella noche, no buscaba compañía ni respuestas, solo un espacio donde su mente pudiera dejar de correr. Aunque claro… la vida rara vez le daba lo que pedía sin añadirle un giro inesperado. En cuanto su pedido llegó, se llevó el vaso a los labios, dejando que el sabor fuerte le quemara apenas un poco la garganta. Era justo lo que necesitaba: calma, espacio, y esa leve sensación de anonimato. Afuera podía ser el detective Joon, con el deber sobre los hombros y los principios bien puestos. Pero ahí dentro… solo era un hombre más intentando respirar entre las grietas. Sin embargo, mientras el hielo se deshacía lentamente en su vaso, Joon sintió esa presión familiar en el pecho: la que aparece cuando sabes que algo va a pasar. Tal vez era la manera en que algunas miradas se cruzaban demasiado tiempo, o el leve cambio en el ambiente cuando alguien nuevo entraba por la puerta. Tal vez era solo intuición.. Rol con: [ripple_onyx_wolf_416]
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    Individual
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