• Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Tengo dos opciones de a lo que se puede dedicar Elisabeth, lo voy a echar a suertes.

    #A
    Tengo dos opciones de a lo que se puede dedicar Elisabeth, lo voy a echar a suertes. #A
    0 comentarios 0 compartidos
  • Se sostuvo de la pared a tiempo para no caer.
    Sus orejas abajo y el color rojizo tiñendo desde su espalda hasta el suelo, dejando un rastro por donde iba pasando.

    Sus garras arañaron el tapiz de la pared, dejando sus marcas, cuando el dolor punzante lo atacó de nuevo. Incluso su cuerpo tembló de forma inevitable.
    Jadeaba, más no de verdadero cansancio.
    Su garganta dolía por haber gritado y el pelaje de su rostro se encontraba húmedo. Sucio. Tal vez había llorado.
    Aunque lento, había llegado hasta su lugar de trabajo, el bar. No deseaba ir a la habitación donde probablemente estuvieran los niños. No así. Por suerte demasiado estúpidos de lastimaban borrachos y él contaba siempre con vendas por si acaso. Y esta vez, eran para él.

    Se sostuvo de la barra antes de dejarse caer de rodillas. Su cuerpo aún tembloroso mientras extendía una de sus manos hasta poder agarrar un paño que humedeció con un poco de alcohol.
    Aparentando los labios, tal vez incluso mordiéndose el inferior, cerró los ojos con fuerza y, como pudo, llevó el paño hasta su espalda. Allí, donde alguna vez estuvieron sus alas.
    El ardor le llegó enseguida en cuanto el paño se apoyó en las heridas. Mordiendo su labio inferior hasta hacerlo sangrar, pero aún así no se detuvo.

    Intentó limpiar cuánto pudo de sus heridas y limpiar la sangre de su pelaje.
    Finalmente tomó las vendas y se las envolvió desde el torso hasta llegar a envolver su espalda, las tiras de vendaje cruzando sus hombros para mantenerlas en su lugar hasta que hizo un nudo que aseguraría no se saldrían.
    Suspiró y se pasó una mano por el rostro. Ni siquiera quería ver cómo se veía, probablemente desastroso.
    Tomó la botella más fuerte que había allí detrás de la barra y bebió un largo trago antes de exhalar con cansancio. Pensando sus opciones, rebuscó entre sus cosas allí dispersas y, para su fortuna, encontró una camisa, aunque algo sucia, que allí había dejado una vez. No dudó en ponérsela. Prefería no asustar a sus hijos al ver sus vendajes.

    Una vez cambiado, se levantó. Aún con dificultad. Sus piernas aún temblaban por el dolor pero se obligó a ser fuerte.
    Había desaparecido dos días, ni siquiera le había avisado a Angel de lo emocionado que había estado por la invitación de Maxi. Era mejor ir a verle antes de que siguiera preocupado.
    Con dolorosa calma caminó hasta su habitación compartida, abriendo la puerta y encontrándose, para variar, como recibimiento al pequeño cerdito huyendo de los niños que ahora se escondía detrás de él.

    — ¡Papá! — Habían exclamado los pequeños al verle pero sus sonrisas se borraron rápidamente, bajando sus orejas, al ver su rostro algo desaliñado y la evidente falta de sus alas.
    Él sabía que lo notarían enseguida, pero en su mente ya había armado la excusa perfecta.

    Se agachó, poniéndose de cuclillas para recibir a sus hijos y estos vinieron enseguida a abrazarlo. Debió contenerse para disimular el dolor que sintió por eso.

    — ¿Papá, estás bien? ¿Dónde están tus alas? ¿Estuviste llorando? — Por supuesto, la más sensible, Lottery. Podía ver en ambos jóvenes rostros la preocupación y el miedo. Pero él no iba a permitir que sus hijos pasaran por el dolor de saber la verdad.

    — No, no. Sólo estoy cansado, nada que dormir no solucione — Respondió primero, besando la cabeza de ambos infantes y luego señaló detrás de él. El lugar donde las alas ya no estaban — ¿Esto? Es un truco de magia. Las hice desaparecer. No se lo esperaban, ¿Verdad? — Justificó, pudiendo ver en sus ojos la ilusión de la magia. Aquella expresión de asombro por los mágicos trucos que él solía hacerles para entretenerlos.

    Solo entonces volvió la mirada a la habitación, frunciendo el ceño confundido. Angel no estaba allí, tan solo la niñera que Maximilian solía usar para cuidar a sus pequeños, y si aún estaba allí, significaba que su prometido jamás había vuelto.
    Se levantó del suelo extrañado, dirigiendo la atención de vuelta a sus hijos.
    — Rummy, Lottie... ¿Dónde está papi? — Les preguntó antes de volver a mirar por la habitación, efectivamente, no estaba.
    Los niños se encogieron de hombros, de vuelta la angustia en sus rostros. Fue entonces cuando comprendió que Angel no había vuelto del trabajo.

    Bajó las orejas con expresión preocupada y corrió a buscar en la pequeña mesa de luz su celular que poco usaba. Fue entonces cuando se encontró con el mensaje de Angel Dust. Chasqueando la lengua con enfado antes de oír a sus hijos preguntar preocupados si algo le había pasado a su papi.
    No era el lugar ni el momento de ser tan evidente, por lo que volvió a disimular. No era actor, pero le resultaba sorprendente incluso a él lo bueno que se había vuelto tan solo por sus hijos.

    — No, no. Es solo que a Papi se le juntó más trabajo del que esperaba.... Iré a buscarlo. Vengan conmigo, los cuidará alguien hasta que vuelva. — Les contestó, extendiendo sus manos que cada niño tomó, aunque demoraron un poco por insistir en llevar a Nuggets con ellos, sosteniendo los pequeños su correa.
    Antes de salir de la habitación, volteó dirigiéndose a la niñera. Maxi tenía una magia incomprensible, incluso para él, pero en ese momento era lo que necesitaba. — Dile que me espere en la torre del reloj, o me encuentre con Lucifer. Necesito su ayuda. —

    Sin más que agregar, salió de la habitación. Caminaron en silencio hasta salir del hotel y más allá también, solo hasta detenerse en la entrada de un gran hogar, allí donde Lucifer 𝕾𝖆𝖒𝖆𝖊𝖑 𝕸𝖔𝖗𝖓𝖎𝖓𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗 vivía, los niños parecían confundidos pero él los calmó con suave voz.

    — No se preocupen. Él es su otro tío. Estarán bien —
    Se sostuvo de la pared a tiempo para no caer. Sus orejas abajo y el color rojizo tiñendo desde su espalda hasta el suelo, dejando un rastro por donde iba pasando. Sus garras arañaron el tapiz de la pared, dejando sus marcas, cuando el dolor punzante lo atacó de nuevo. Incluso su cuerpo tembló de forma inevitable. Jadeaba, más no de verdadero cansancio. Su garganta dolía por haber gritado y el pelaje de su rostro se encontraba húmedo. Sucio. Tal vez había llorado. Aunque lento, había llegado hasta su lugar de trabajo, el bar. No deseaba ir a la habitación donde probablemente estuvieran los niños. No así. Por suerte demasiado estúpidos de lastimaban borrachos y él contaba siempre con vendas por si acaso. Y esta vez, eran para él. Se sostuvo de la barra antes de dejarse caer de rodillas. Su cuerpo aún tembloroso mientras extendía una de sus manos hasta poder agarrar un paño que humedeció con un poco de alcohol. Aparentando los labios, tal vez incluso mordiéndose el inferior, cerró los ojos con fuerza y, como pudo, llevó el paño hasta su espalda. Allí, donde alguna vez estuvieron sus alas. El ardor le llegó enseguida en cuanto el paño se apoyó en las heridas. Mordiendo su labio inferior hasta hacerlo sangrar, pero aún así no se detuvo. Intentó limpiar cuánto pudo de sus heridas y limpiar la sangre de su pelaje. Finalmente tomó las vendas y se las envolvió desde el torso hasta llegar a envolver su espalda, las tiras de vendaje cruzando sus hombros para mantenerlas en su lugar hasta que hizo un nudo que aseguraría no se saldrían. Suspiró y se pasó una mano por el rostro. Ni siquiera quería ver cómo se veía, probablemente desastroso. Tomó la botella más fuerte que había allí detrás de la barra y bebió un largo trago antes de exhalar con cansancio. Pensando sus opciones, rebuscó entre sus cosas allí dispersas y, para su fortuna, encontró una camisa, aunque algo sucia, que allí había dejado una vez. No dudó en ponérsela. Prefería no asustar a sus hijos al ver sus vendajes. Una vez cambiado, se levantó. Aún con dificultad. Sus piernas aún temblaban por el dolor pero se obligó a ser fuerte. Había desaparecido dos días, ni siquiera le había avisado a Angel de lo emocionado que había estado por la invitación de Maxi. Era mejor ir a verle antes de que siguiera preocupado. Con dolorosa calma caminó hasta su habitación compartida, abriendo la puerta y encontrándose, para variar, como recibimiento al pequeño cerdito huyendo de los niños que ahora se escondía detrás de él. — ¡Papá! — Habían exclamado los pequeños al verle pero sus sonrisas se borraron rápidamente, bajando sus orejas, al ver su rostro algo desaliñado y la evidente falta de sus alas. Él sabía que lo notarían enseguida, pero en su mente ya había armado la excusa perfecta. Se agachó, poniéndose de cuclillas para recibir a sus hijos y estos vinieron enseguida a abrazarlo. Debió contenerse para disimular el dolor que sintió por eso. — ¿Papá, estás bien? ¿Dónde están tus alas? ¿Estuviste llorando? — Por supuesto, la más sensible, Lottery. Podía ver en ambos jóvenes rostros la preocupación y el miedo. Pero él no iba a permitir que sus hijos pasaran por el dolor de saber la verdad. — No, no. Sólo estoy cansado, nada que dormir no solucione — Respondió primero, besando la cabeza de ambos infantes y luego señaló detrás de él. El lugar donde las alas ya no estaban — ¿Esto? Es un truco de magia. Las hice desaparecer. No se lo esperaban, ¿Verdad? — Justificó, pudiendo ver en sus ojos la ilusión de la magia. Aquella expresión de asombro por los mágicos trucos que él solía hacerles para entretenerlos. Solo entonces volvió la mirada a la habitación, frunciendo el ceño confundido. Angel no estaba allí, tan solo la niñera que [Maxi8] solía usar para cuidar a sus pequeños, y si aún estaba allí, significaba que su prometido jamás había vuelto. Se levantó del suelo extrañado, dirigiendo la atención de vuelta a sus hijos. — Rummy, Lottie... ¿Dónde está papi? — Les preguntó antes de volver a mirar por la habitación, efectivamente, no estaba. Los niños se encogieron de hombros, de vuelta la angustia en sus rostros. Fue entonces cuando comprendió que Angel no había vuelto del trabajo. Bajó las orejas con expresión preocupada y corrió a buscar en la pequeña mesa de luz su celular que poco usaba. Fue entonces cuando se encontró con el mensaje de [Ange1Dust]. Chasqueando la lengua con enfado antes de oír a sus hijos preguntar preocupados si algo le había pasado a su papi. No era el lugar ni el momento de ser tan evidente, por lo que volvió a disimular. No era actor, pero le resultaba sorprendente incluso a él lo bueno que se había vuelto tan solo por sus hijos. — No, no. Es solo que a Papi se le juntó más trabajo del que esperaba.... Iré a buscarlo. Vengan conmigo, los cuidará alguien hasta que vuelva. — Les contestó, extendiendo sus manos que cada niño tomó, aunque demoraron un poco por insistir en llevar a Nuggets con ellos, sosteniendo los pequeños su correa. Antes de salir de la habitación, volteó dirigiéndose a la niñera. Maxi tenía una magia incomprensible, incluso para él, pero en ese momento era lo que necesitaba. — Dile que me espere en la torre del reloj, o me encuentre con Lucifer. Necesito su ayuda. — Sin más que agregar, salió de la habitación. Caminaron en silencio hasta salir del hotel y más allá también, solo hasta detenerse en la entrada de un gran hogar, allí donde [LuciHe11] vivía, los niños parecían confundidos pero él los calmó con suave voz. — No se preocupen. Él es su otro tío. Estarán bien —
    Me entristece
    Me shockea
    3
    10 turnos 0 maullidos
  • 𝐈𝐭 𝐢𝐬 𝐚 𝐝𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫𝐨𝐮𝐬 𝐩𝐚𝐭𝐡
    Fandom Harry Potter
    Categoría Slice of Life
    No habían especificado una hora concreta, pero Astoria se imaginaba que encontraría al contrario a la tarde en la Biblioteca. Las clases habían acabado, y a esa hora no estaba tan llena de gente como durante el resto del día.

    Había decidido adelantarse, y ya se encontraba en una mesa algo apartada con varios libros frente a ella: no solo de plantas y venenos, también de pociones para poder identificar algo que ocultase el olor para el profesor Slughorn.

    Dejó escapar un suspiro, mientras iba anotando en un pergamino que había llevado las distintas opciones que aparecían.

    Draco Malfoy
    No habían especificado una hora concreta, pero Astoria se imaginaba que encontraría al contrario a la tarde en la Biblioteca. Las clases habían acabado, y a esa hora no estaba tan llena de gente como durante el resto del día. Había decidido adelantarse, y ya se encontraba en una mesa algo apartada con varios libros frente a ella: no solo de plantas y venenos, también de pociones para poder identificar algo que ocultase el olor para el profesor Slughorn. Dejó escapar un suspiro, mientras iba anotando en un pergamino que había llevado las distintas opciones que aparecían. [Drac0Malf0y]
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    5
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    1
    83 turnos 0 maullidos
  • Dos opciones, o me sueltas o te arranco el brazo entero.....
    Dos opciones, o me sueltas o te arranco el brazo entero.....
    Me gusta
    Me shockea
    5
    57 turnos 0 maullidos
  • El vapor llenaba el baño, difuminando la luz que entraba por la ventana. Margo estaba sumergida hasta los hombros, con los ojos cerrados, tratando de sacarse el peso de la noche anterior, de las imágenes que aún quemaban en su cabeza.

    Un golpe suave en la puerta la hizo levantar apenas la mirada.

    —¿Puedo? —la voz de Reid se coló por la rendija, cautelosa, como si temiera romper algo más que la puerta.

    Margo esbozó una sonrisa ligera, cansada, y dejó que entrara:

    —Sí, Spence si no te importa la humedad.

    Él entró, un poco nervioso, con la carpeta cerrada en las manos. La tensión del caso aún estaba marcada en su rostro, pero sus ojos brillaban con esa mezcla de curiosidad y cuidado que siempre la desconcertaba.

    —Pensé que tal vez querrías —titubeó— hablar del caso. O no hablar o no hacer nada en absoluto.

    Ella rió suavemente, dejando que su espalda se hundiera un poco más en el agua caliente.

    —Eso suena como un plan, Doctor Reid. Te dejo decidir cuál de las tres opciones quieres.

    Él se sentó en el borde de la tina, con cuidado de no salpicarla, y respiró hondo. La vio cerrar los ojos otra vez y, sin decir nada más, simplemente se quedó ahí, ofreciendo presencia, un hombro seguro, un silencio que entendía más de lo que las palabras podrían.

    Y en ese instante, después de un caso tan intenso, Margo se permitió sentir alivio.
    Porque Spencer no venía a rescatarla.
    Solo estaba ahí.
    El vapor llenaba el baño, difuminando la luz que entraba por la ventana. Margo estaba sumergida hasta los hombros, con los ojos cerrados, tratando de sacarse el peso de la noche anterior, de las imágenes que aún quemaban en su cabeza. Un golpe suave en la puerta la hizo levantar apenas la mirada. —¿Puedo? —la voz de Reid se coló por la rendija, cautelosa, como si temiera romper algo más que la puerta. Margo esbozó una sonrisa ligera, cansada, y dejó que entrara: —Sí, Spence si no te importa la humedad. Él entró, un poco nervioso, con la carpeta cerrada en las manos. La tensión del caso aún estaba marcada en su rostro, pero sus ojos brillaban con esa mezcla de curiosidad y cuidado que siempre la desconcertaba. —Pensé que tal vez querrías —titubeó— hablar del caso. O no hablar o no hacer nada en absoluto. Ella rió suavemente, dejando que su espalda se hundiera un poco más en el agua caliente. —Eso suena como un plan, Doctor Reid. Te dejo decidir cuál de las tres opciones quieres. Él se sentó en el borde de la tina, con cuidado de no salpicarla, y respiró hondo. La vio cerrar los ojos otra vez y, sin decir nada más, simplemente se quedó ahí, ofreciendo presencia, un hombro seguro, un silencio que entendía más de lo que las palabras podrían. Y en ese instante, después de un caso tan intenso, Margo se permitió sentir alivio. Porque Spencer no venía a rescatarla. Solo estaba ahí.
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • Había llegado el día de la exposición de arte en la que Eunwoo Kim expondría su trabajo en una galería de París.

    Elorien lo había dispuesto y organizado todo para que no sufrieran ningún contratiempo. En la agencia ya estaban avisados y preparados para cuando llegasen; Elorien era su niño de oro, nunca había pedido nada, así que le dieron el gusto más que encantados. Incluso le cedieron uno de los mercedes negros con chófer, para usarlo durante la jornada.

    Elorien estaba algo nervioso. Le mandó un mensaje a Eunwoo, diciéndole que se encontraba abajo esperando. Cuando lo vio aparecer, este le hizo arrancar un suspiro. Se atrevería a decir que aquellas heridas aún marcadas en su rostro le añadían un plus a esa belleza peligrosa.

    Elorien vestía de forma sencilla, pero siempre elegante. Aunque había pedido en la agencia que le preparasen algunas opciones por si encontraba algo más acorde, quería que todo fuera perfecto.

    El ángel sostenía con sus manos, perfectamente enguantadas en piel, dos vasos de café para llevar de cartón, con esa tapadera típica para evitar que se derrame.

    - Bonjour Eunwoo...- dijo el serafín con una cálida sonrisa, tendiéndole el café que le había comprado.

    Ambos entraron en la parte trasera del vehículo; olía a asientos de cuero nuevo. Los cristales eran tintados, al igual que aquel que separaba al chofer de los pasajeros. Tenía una pequeña ventanilla corrediza que se podía abrir y cerrar en caso de que se necesitara comunicación.Una vez listos, el coche se puso en marcha.

    Estuvieron unos minutos hablando. Aún no había salido el tema de por qué el coche o cuál era el sitio al que iban. En algún momento tendría que hablarle sobre su segundo trabajo, pero por alguna razón le daba algo de vergüenza. Él no se veía nada especial como para recibir todo ese tipo de atención. Además, desde que salió en la revista VOGUE muchas marcas lo llamaban y aquello lo estaba abrumando.

    Y como bien sabemos el destino suele ser muy caprichoso y aquel día no sería una excepción. Estaban disfrutando del centro parisino, observando el casco antiguo; Elorien le hablaba sobre la arquitectura y que había participado en la restauración de algunas de esas fachadas. Y entonces, parando en un semáforo, allí estaba. Un cartel publicitario que ocupaba prácticamente una fachada de un edificio entero, con su cara promocionando la fragancia de Gucci Flora.

    Elorien sintió como su cara enrojeció de súbito, rezando por que Eunwoo no se hubiese fijado o que al menos no lo reconociese. Nadie se esperaría ver a su ¿amigo?, en un mural de varios metros de altura... ¿verdad?
    Había llegado el día de la exposición de arte en la que [whisper_scarlet_hawk_977] expondría su trabajo en una galería de París. Elorien lo había dispuesto y organizado todo para que no sufrieran ningún contratiempo. En la agencia ya estaban avisados y preparados para cuando llegasen; Elorien era su niño de oro, nunca había pedido nada, así que le dieron el gusto más que encantados. Incluso le cedieron uno de los mercedes negros con chófer, para usarlo durante la jornada. Elorien estaba algo nervioso. Le mandó un mensaje a Eunwoo, diciéndole que se encontraba abajo esperando. Cuando lo vio aparecer, este le hizo arrancar un suspiro. Se atrevería a decir que aquellas heridas aún marcadas en su rostro le añadían un plus a esa belleza peligrosa. Elorien vestía de forma sencilla, pero siempre elegante. Aunque había pedido en la agencia que le preparasen algunas opciones por si encontraba algo más acorde, quería que todo fuera perfecto. El ángel sostenía con sus manos, perfectamente enguantadas en piel, dos vasos de café para llevar de cartón, con esa tapadera típica para evitar que se derrame. - Bonjour Eunwoo...- dijo el serafín con una cálida sonrisa, tendiéndole el café que le había comprado. Ambos entraron en la parte trasera del vehículo; olía a asientos de cuero nuevo. Los cristales eran tintados, al igual que aquel que separaba al chofer de los pasajeros. Tenía una pequeña ventanilla corrediza que se podía abrir y cerrar en caso de que se necesitara comunicación.Una vez listos, el coche se puso en marcha. Estuvieron unos minutos hablando. Aún no había salido el tema de por qué el coche o cuál era el sitio al que iban. En algún momento tendría que hablarle sobre su segundo trabajo, pero por alguna razón le daba algo de vergüenza. Él no se veía nada especial como para recibir todo ese tipo de atención. Además, desde que salió en la revista VOGUE muchas marcas lo llamaban y aquello lo estaba abrumando. Y como bien sabemos el destino suele ser muy caprichoso y aquel día no sería una excepción. Estaban disfrutando del centro parisino, observando el casco antiguo; Elorien le hablaba sobre la arquitectura y que había participado en la restauración de algunas de esas fachadas. Y entonces, parando en un semáforo, allí estaba. Un cartel publicitario que ocupaba prácticamente una fachada de un edificio entero, con su cara promocionando la fragancia de Gucci Flora. Elorien sintió como su cara enrojeció de súbito, rezando por que Eunwoo no se hubiese fijado o que al menos no lo reconociese. Nadie se esperaría ver a su ¿amigo?, en un mural de varios metros de altura... ¿verdad?
    Me gusta
    Me encocora
    2
    24 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    // se inicia el rol grupal, los que van contra lute a discord a hacer rol oral 7w7
    Los que van contra lucifer y Eren, que dios los bendiga papi tenían más opciones de salir vivos con lute //
    // se inicia el rol grupal, los que van contra lute a discord a hacer rol oral 7w7 Los que van contra lucifer y Eren, que dios los bendiga papi tenían más opciones de salir vivos con lute //
    26 comentarios 0 compartidos
  • A pesar de haberse acostumbrado, seguía sin ser de su agrado. Pero continuaba bajo contrato con Alastor por lo que sería su eterna vida infernal, así que no tenía muchas opciones realmente.

    Por lo que una vez más, volvió a abrir el bar esa mañana
    A pesar de haberse acostumbrado, seguía sin ser de su agrado. Pero continuaba bajo contrato con Alastor por lo que sería su eterna vida infernal, así que no tenía muchas opciones realmente. Por lo que una vez más, volvió a abrir el bar esa mañana
    Me gusta
    1
    19 turnos 0 maullidos
  • -miren lo que conseguiiii~- con una risita maliciosa de su pelaje saco aquella arma peculiar -no tendre magia pero si opciones hijo de tu madre- alzo el arma y la azoto contra el suelo haciendolo temblar, en aquel movimiento creo varias burbujas que al explotar causaron los mismos daños que bombas pequeñas
    -miren lo que conseguiiii~- con una risita maliciosa de su pelaje saco aquella arma peculiar -no tendre magia pero si opciones hijo de tu madre- alzo el arma y la azoto contra el suelo haciendolo temblar, en aquel movimiento creo varias burbujas que al explotar causaron los mismos daños que bombas pequeñas
    Me gusta
    Me encocora
    Me enjaja
    7
    3 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    // tengo dos opciones para cambiar, uno es un gato poeta y xie lian...ambos me encantan../
    // tengo dos opciones para cambiar, uno es un gato poeta y xie lian...ambos me encantan../
    2 comentarios 0 compartidos
Ver más resultados
Patrocinados