• —Ni las mejores anfitriones esquivan los disgustos, sigo siendo muy optimista... —suspira con desánimo, cansancio— El día que llegue a ser reemplazada como anfitriona espero que todo le vaya bien al sucesor, porque no me gusta esta sensación, la lluvia en los ojos y los suspiros no se recuperan.

    Deja caer su cabeza a la mesa. Observando desde el Olimpo el nuevo día.

    —No soy partidaría de decirle mis problemas a papá, pero hay veces que no se puede evitar —murmura contra el mueble—sin el apoyo de Zagreo, Thanatos y papá, probablemente hace rato mi disgusto hubiese cobrado cosas que me lamentaría mas tarde...
    —Ni las mejores anfitriones esquivan los disgustos, sigo siendo muy optimista... —suspira con desánimo, cansancio— El día que llegue a ser reemplazada como anfitriona espero que todo le vaya bien al sucesor, porque no me gusta esta sensación, la lluvia en los ojos y los suspiros no se recuperan. Deja caer su cabeza a la mesa. Observando desde el Olimpo el nuevo día. —No soy partidaría de decirle mis problemas a papá, pero hay veces que no se puede evitar —murmura contra el mueble—sin el apoyo de Zagreo, Thanatos y papá, probablemente hace rato mi disgusto hubiese cobrado cosas que me lamentaría mas tarde...
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  • - Ah, antes de irme... - Pronuncié mirando al Olimpo diciendo lo siguiente mas bajo- No puedo creer que haré esto... - Alcé la voz- "Los mensajeros no corren por los pasillos, hacen pruebas de velocidad"

    *Luego de decir eso a viva voz se escabulle sonrojado por el mal chiste que había hecho, esperando solo la noche lo oyera.*
    - Ah, antes de irme... - Pronuncié mirando al Olimpo diciendo lo siguiente mas bajo- No puedo creer que haré esto... - Alcé la voz- "Los mensajeros no corren por los pasillos, hacen pruebas de velocidad" *Luego de decir eso a viva voz se escabulle sonrojado por el mal chiste que había hecho, esperando solo la noche lo oyera.*
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  • - Espero no me extrañen mucho...

    *Fueron mis palabras mientras terminaba de guardar el último abrigo en el bolso de viaje. Después de varios retrasos (uno bastante vergonzoso que incluyó alcohol y una declaración de amor que no fue correspondida), por fin iniciaria mi viaje al norte ¿El objetivo? Conseguir Mithirl, un material necesario para reparar mi espada.*

    - Debería dejar un mensaje por las dudas - Nuevamente me hablé a mi mismo, mirando a la ventana y lancé un suspiro, acompañado de una sonrisa - Creo que ella se enfadaría si parto sin aviso, en especial después que dije que la acompañaría.

    *Hablaba de Hebe, la pequeña juventud del Olimpo, a quien por esa misma ventana solía ver correr de aquí para allá organizando eventos, ahora con un tigre(cosas raras del Olimpo). La imagen me hizo sonreir, incluso flaqueé un poco en mi determinación pero me negué: Debía ser egoísta al menos por unos días. Con eso en mente, haciendo que a mi maleta la cargue y cubra el viento, tomé mi espada, maltrecha por batallas anteriores, para salir de mi habitación hacia el salón principal, donde deje un mensaje a la diosa de la noche.*

    "Querida familia del Olimpo, me iré dos días al norte, ni uno más, ni uno menos. Esperadme, si tienen algun mensaje que dar, Febo o la miama noche os ayudaran.

    Hermes"

    *Dejado el mensaje a la bella noche, sonreí con calma y partí del Olimpo, habiendo ya hecho mi sacrificio a Hestia para la buena ventura de la familia, mientras Febo asomaba sus rayos. Me despedí con un discreto saludo, encarando al frio norte.*
    - Espero no me extrañen mucho... *Fueron mis palabras mientras terminaba de guardar el último abrigo en el bolso de viaje. Después de varios retrasos (uno bastante vergonzoso que incluyó alcohol y una declaración de amor que no fue correspondida), por fin iniciaria mi viaje al norte ¿El objetivo? Conseguir Mithirl, un material necesario para reparar mi espada.* - Debería dejar un mensaje por las dudas - Nuevamente me hablé a mi mismo, mirando a la ventana y lancé un suspiro, acompañado de una sonrisa - Creo que ella se enfadaría si parto sin aviso, en especial después que dije que la acompañaría. *Hablaba de Hebe, la pequeña juventud del Olimpo, a quien por esa misma ventana solía ver correr de aquí para allá organizando eventos, ahora con un tigre(cosas raras del Olimpo). La imagen me hizo sonreir, incluso flaqueé un poco en mi determinación pero me negué: Debía ser egoísta al menos por unos días. Con eso en mente, haciendo que a mi maleta la cargue y cubra el viento, tomé mi espada, maltrecha por batallas anteriores, para salir de mi habitación hacia el salón principal, donde deje un mensaje a la diosa de la noche.* "Querida familia del Olimpo, me iré dos días al norte, ni uno más, ni uno menos. Esperadme, si tienen algun mensaje que dar, Febo o la miama noche os ayudaran. Hermes" *Dejado el mensaje a la bella noche, sonreí con calma y partí del Olimpo, habiendo ya hecho mi sacrificio a Hestia para la buena ventura de la familia, mientras Febo asomaba sus rayos. Me despedí con un discreto saludo, encarando al frio norte.*
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    ❝La juventud es una fuente inagotable de vitalidad… hasta que alguien decide probar si su dedo gordo del pie puede resistir la furia de un plumazo. Spoiler: no puede."

    *Los demás: ¿Porque no pueden?

    ⟩ Porque un plumazo suena elegante y ligero, pero en realidad, si alguien deja caer algo pesado (como una estatua, un jarrón olímpico o incluso un trono divino) sobre su dedo gordo del pie, la juventud y la vitalidad se desvanecen en un grito de dolor épico digno del Monte Olimpo.
    ❝La juventud es una fuente inagotable de vitalidad… hasta que alguien decide probar si su dedo gordo del pie puede resistir la furia de un plumazo. Spoiler: no puede." *Los demás: ¿Porque no pueden? ⟩ Porque un plumazo suena elegante y ligero, pero en realidad, si alguien deja caer algo pesado (como una estatua, un jarrón olímpico o incluso un trono divino) sobre su dedo gordo del pie, la juventud y la vitalidad se desvanecen en un grito de dolor épico digno del Monte Olimpo.
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    Aviso navegantes: "No soy buena para los chistes"

    Estaba en el Olimpo cuando Dionisio se le acercó con una copa de vino en la mano.

    —Vamos, Artemisa, ¿por qué nunca bebes conmigo? ¡Un poco de diversión no hace daño! —dijo con una sonrisa.

    Lo miré con calma y respondí:

    —Porque la última vez que mezclé hombres y diversión… tuve que convertir a uno en ciervo.
    Aviso navegantes: "No soy buena para los chistes" Estaba en el Olimpo cuando Dionisio se le acercó con una copa de vino en la mano. —Vamos, Artemisa, ¿por qué nunca bebes conmigo? ¡Un poco de diversión no hace daño! —dijo con una sonrisa. Lo miré con calma y respondí: —Porque la última vez que mezclé hombres y diversión… tuve que convertir a uno en ciervo.
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  • Hebe corría de un lado a otro, su túnica ondeando como una nube blanca mientras sus pies apenas tocaban el suelo. Hoy era un dia importante en el Olimpo: se harían ofrendas a los Dioses y todo debía estar perfecto; aunque debía terminar cada guía sencilla para los nuevos en el Olimpo. Con una sonrisa radiante, revisó cada rincón del palacio celestial, asegurándose de que los dormitorios estuvieran ordenados, que los pasillos relucieran y que las fuentes manaran néctar fresco para los visitantes. Era un trabajo que adoraba, porque nada la hacía más feliz que ver a los demás disfrutar del Olimpo en todo su esplendor.

    —¡Ah! Casi olvido dejar indicaciones en el Salón de "Banquete Divino"… ¡Algunos ni saben cómo sostener una copa correctamente! —murmuró con un pequeño puchero, mientras escribía unas notas llenas de dibujos y colores, para que hasta el más distraído entendiera las reglas.

    Pero por mucho que Hebe amara su labor, últimamente le estaba costando dormir. Se acostaba, cerraba los ojos, y su mente seguía corriendo como un riachuelo desbocado. ¿Y si mañana hacía una ceremonia de bienvenida más divertida? ¿Y si ponía guías doradas en el suelo para evitar que los recién llegados se perdieran? ¿Y si alguien se sentía solo y necesitaba compañía?

    —¡Graaah! —se revolvió entre las sábanas con frustración, hasta que un ronroneo pesado la distrajo.

    Su tigre amigo, Hikaru, enorme y majestuoso, descansaba a su lado, estirando sus patas con pereza y con una mirada profunda pareció decirle su preocupación sincera. Hebe sonrió con ternura, abrazando su suave pelaje.

    —Esa mirada, uff, tienes razón, sí que pienso demasiado —susurró, cerrando los ojos con una sonrisa traviesa—. Pero solo un ratito más… ¡Y luego dormiré, lo prometo!

    El tigre bufó, como si no le creyera, y Hebe soltó una risa juguetona. Tal vez mañana organizaría un juego para animar a los nuevos. O una pequeña competencia de danzas divinas. O… Bueno, ya lo pensaría mejor al despertar. Le dolía la cabeza, tenía hambre y su cuerpo gritaba querer dormir, Esta vez, dejaría que la brisa de la tierra la arrullara, y estar a lado de Hikaru fuera motivo de ordenarse a si misma para descansar, al menos hasta la próxima gran idea.
    Hebe corría de un lado a otro, su túnica ondeando como una nube blanca mientras sus pies apenas tocaban el suelo. Hoy era un dia importante en el Olimpo: se harían ofrendas a los Dioses y todo debía estar perfecto; aunque debía terminar cada guía sencilla para los nuevos en el Olimpo. Con una sonrisa radiante, revisó cada rincón del palacio celestial, asegurándose de que los dormitorios estuvieran ordenados, que los pasillos relucieran y que las fuentes manaran néctar fresco para los visitantes. Era un trabajo que adoraba, porque nada la hacía más feliz que ver a los demás disfrutar del Olimpo en todo su esplendor. —¡Ah! Casi olvido dejar indicaciones en el Salón de "Banquete Divino"… ¡Algunos ni saben cómo sostener una copa correctamente! —murmuró con un pequeño puchero, mientras escribía unas notas llenas de dibujos y colores, para que hasta el más distraído entendiera las reglas. Pero por mucho que Hebe amara su labor, últimamente le estaba costando dormir. Se acostaba, cerraba los ojos, y su mente seguía corriendo como un riachuelo desbocado. ¿Y si mañana hacía una ceremonia de bienvenida más divertida? ¿Y si ponía guías doradas en el suelo para evitar que los recién llegados se perdieran? ¿Y si alguien se sentía solo y necesitaba compañía? —¡Graaah! —se revolvió entre las sábanas con frustración, hasta que un ronroneo pesado la distrajo. Su tigre amigo, Hikaru, enorme y majestuoso, descansaba a su lado, estirando sus patas con pereza y con una mirada profunda pareció decirle su preocupación sincera. Hebe sonrió con ternura, abrazando su suave pelaje. —Esa mirada, uff, tienes razón, sí que pienso demasiado —susurró, cerrando los ojos con una sonrisa traviesa—. Pero solo un ratito más… ¡Y luego dormiré, lo prometo! El tigre bufó, como si no le creyera, y Hebe soltó una risa juguetona. Tal vez mañana organizaría un juego para animar a los nuevos. O una pequeña competencia de danzas divinas. O… Bueno, ya lo pensaría mejor al despertar. Le dolía la cabeza, tenía hambre y su cuerpo gritaba querer dormir, Esta vez, dejaría que la brisa de la tierra la arrullara, y estar a lado de Hikaru fuera motivo de ordenarse a si misma para descansar, al menos hasta la próxima gran idea.
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  • «Néa esta celosa de Hikaru, últimamente la noto mas reacia cada vez que vuelvo al Olimpo. Al parecer el aroma de mi tigrecito no le gusta... ¿porqué será?»piensa extrañada, mientras abraza a su pequeña lobita mitad venado, regalo que su primo favorito, Zagreo [príncipe del Inframundo] se lo dio el año pasado.
    «Néa esta celosa de Hikaru, últimamente la noto mas reacia cada vez que vuelvo al Olimpo. Al parecer el aroma de mi tigrecito no le gusta... ¿porqué será?»piensa extrañada, mientras abraza a su pequeña lobita mitad venado, regalo que su primo favorito, Zagreo [príncipe del Inframundo] se lo dio el año pasado.
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    —¡Feliz, feliz, feliz si, si, si~! El regalo perfecto para Hikaru ya está listo. —aplaude emociona desplegando sin querer una gran oleada de vitalidad a la redonda en el Olimpo. Era como beber néctar pero con la diferencia que ahora se podía respirar como oxígeno la vitalidad, gracias a su gran dicha.
    —¡Feliz, feliz, feliz si, si, si~! El regalo perfecto para Hikaru ya está listo. —aplaude emociona desplegando sin querer una gran oleada de vitalidad a la redonda en el Olimpo. Era como beber néctar pero con la diferencia que ahora se podía respirar como oxígeno la vitalidad, gracias a su gran dicha.
    La petición de Hebe
    Bueno... Manos a la obra ..   *Dije dando una fuerte palmada ya que tenía todo listo para empezar a forjar las llamas divinas rugian en mi forja . Con manos firmes, trabajé el oro sagrado y la seda celestial. Mi martillo golpeaba con precisión, cada impacto infundiendo resistencia contra la corrupción y el control mental.   En el centro, una gema dorada...
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  • Hebe no tolera el néctar, y hoy tontamente ha brindado por todos como buena anfitriona al empezar las misiones diarias. Y lo que comenzó con un brindis inocente donde no iba a beber el nectar. Terminó bebiendolo sin querer. Ahorita y muy después de dormir, la jaqueca que llegaría a Diosa Eterna sería descomunal. Ya en el Olimpo habían querido detenerla, Hermes lo intentó y ella se escapó, luego de recuperarse de una gran caída de espaldas en el salón de actividades.

    Esperamos que la suerte se apiade, y no haga ninguna tontería, borracha hasta la médula.
    Hebe no tolera el néctar, y hoy tontamente ha brindado por todos como buena anfitriona al empezar las misiones diarias. Y lo que comenzó con un brindis inocente donde no iba a beber el nectar. Terminó bebiendolo sin querer. Ahorita y muy después de dormir, la jaqueca que llegaría a Diosa Eterna sería descomunal. Ya en el Olimpo habían querido detenerla, Hermes lo intentó y ella se escapó, luego de recuperarse de una gran caída de espaldas en el salón de actividades. Esperamos que la suerte se apiade, y no haga ninguna tontería, borracha hasta la médula.
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  • *Salgo de mi templo con una seriedad poco característica en mi. Suspirante, me muevo lento hasta las escaleras, sacando de mi bolsillo un papel al tiempo que alzaba mi cabeza al cielo, hablando con voz potente.*

    - Queridos miembro del Olimpo, soy su mensajero, fiel informante de la verdad y solo la verdad - Moví mi brazo libre, subiéndolo hacía el cielo con exagerada teatralidad - Aquel que vuela con el viento quizás se pierda entre los bosques más oscuros y el que antaño brillaba en el cielo y los estadios, volverá de su autoexilio, para cobrarse lo que el herrero arrebató a la cazadora... El fuego arderá y la paz comprometida se verá.

    *Con esas palabras, hice una reverencia y desaparecí de escena entre hojas removidas por el viento, mientras las nubes se acercaban y la lluvia comenzaba a caer... Menos mal que me fui rápido, por que no tenía paraguas.*
    *Salgo de mi templo con una seriedad poco característica en mi. Suspirante, me muevo lento hasta las escaleras, sacando de mi bolsillo un papel al tiempo que alzaba mi cabeza al cielo, hablando con voz potente.* - Queridos miembro del Olimpo, soy su mensajero, fiel informante de la verdad y solo la verdad - Moví mi brazo libre, subiéndolo hacía el cielo con exagerada teatralidad - Aquel que vuela con el viento quizás se pierda entre los bosques más oscuros y el que antaño brillaba en el cielo y los estadios, volverá de su autoexilio, para cobrarse lo que el herrero arrebató a la cazadora... El fuego arderá y la paz comprometida se verá. *Con esas palabras, hice una reverencia y desaparecí de escena entre hojas removidas por el viento, mientras las nubes se acercaban y la lluvia comenzaba a caer... Menos mal que me fui rápido, por que no tenía paraguas.*
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