The Outskirts of New York. 1685 Starter para [Nathan] Los pardos ojos de la joven se perdían entre los árboles del bosque, lejos de aquella zona en que comenzaban con la tala para incrementar terreno; cada vez más ingleses llegaban a la colonia y las casas eran necesarias. Guerra, enfermedades, cualquiera el motivo de las gentes para atracar en el puerto de la ahora Nueva York. Era bueno para su hogar, para su prometido y sus negocios... Un suspiro rompió el silencio que le ofrecía el lugar, aquel que le gustaba frecuentar a solas o en la compañía de su más fiel corcel, a quien esta vez decidió dejar en el establo. Solo quería ser una más del lugar, por ello se vistió con ropas más simples, como lo harían las gentes de a pie, recogiendo su larga melena en un peinado sencillo y discreto. El cantar de los pájaros le hizo sonreír, igual que sentir el viento recorrer su rostro y aquel par de mechones sueltos. Al menos durante estos minutos podía sentirse en libertad de verdad. Aquí y con aquella mujer que conoció en el muelle. Cada vez era más recurrente en su mente y eso... Era muy bueno o muy malo.

The Outskirts of New York. 1685 Starter para [W1TCHESROAD] ─── Tranquilo... Tranquilo... En voz baja hacía por calmar al animal acariciando su cuello y hocico, era como si se negase a pasar si quiera cerca de aquella senda. Siendo honestos no tenía el mejor aspecto y tampoco el tiempo acompañaba a adentrarse; la humedad y el leve sonido de los truenos amenazaban su libertad, teniendo que verse obligada a dar la vuelta o acabaría empapada. Los truenos les alcanzaron y la lluvia caer tan violentamente hacía que el bosque pareciera un laberinto. Ni el animal ni ella sabían qué camino tomar, si ya lo habían recorrido... De pronto, se vio agarrando la crin de su caballo cuando este se puso a dos patas completamente asustado por la cercanía de aquellos truenos, el estruendo y el fogonazo sacaron el instinto del animal que, lejos de cuidar por su jinete, hizo que cayera antes de salir a la carrera. Por suerte no cayó mal y el barro amortiguó algo su caída. ─── ¡No! Resopló tendida en el suelo antes de levantarse; su vestido ahora pesaba más que antes y se hacía más complicado de controlar. Hasta su cabello, que estaba oculto por la capucha, tenía trazas del mismo. No supo cuánto caminó, sus botas se hundían en el fango y le pesaba el cuerpo, pero la persistencia era mayor, tenía que salir de allí. Y lo hizo, hasta salir a una zona donde una casa se de ladrillo se alzaba no muy lejos. Decidió acercarse en busca de refugio temporal a la espera de ser recibida.