• Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    No había un único tipo de Discordia, sino que en toda la tierra había dos.

    Respecto a una, el hombre podría elogiarla cuando llegase a conocerla, pero la otra es censurable, y son de naturaleza completamente diferente.

    Pues una fomenta la guerra y batalla malvadas, siendo cruel: ningún hombre la ama; pero por fuerza, debido a la voluntad de los inmortales dioses, los hombres pagan a la severa Discordia su deuda de honor.

    Pero la otra es la hermana mayor de la oscura Noche (Nix), y el hijo de Crono que se sienta en alto y mora en el éter, extendidas sus raíces en la tierra: y es mucho más amable con los hombres.
    Incluso logra que los perezosos trabajen duro; pues un hombre se vuelve ansioso por trabajar cuando tiene en cuenta a su vecino, un rico que se apresura por arar y plantar y poner su casa en orden, y el vecino compite con su vecino en apresurarse tras la riqueza.
    Esta Discordia es sana para los hombres. Y el alfarero se enfada con el alfarero, y el artesano con el artesano, y el mendigo envidia al mendigo.
    No había un único tipo de Discordia, sino que en toda la tierra había dos. Respecto a una, el hombre podría elogiarla cuando llegase a conocerla, pero la otra es censurable, y son de naturaleza completamente diferente. Pues una fomenta la guerra y batalla malvadas, siendo cruel: ningún hombre la ama; pero por fuerza, debido a la voluntad de los inmortales dioses, los hombres pagan a la severa Discordia su deuda de honor. Pero la otra es la hermana mayor de la oscura Noche (Nix), y el hijo de Crono que se sienta en alto y mora en el éter, extendidas sus raíces en la tierra: y es mucho más amable con los hombres. Incluso logra que los perezosos trabajen duro; pues un hombre se vuelve ansioso por trabajar cuando tiene en cuenta a su vecino, un rico que se apresura por arar y plantar y poner su casa en orden, y el vecino compite con su vecino en apresurarse tras la riqueza. Esta Discordia es sana para los hombres. Y el alfarero se enfada con el alfarero, y el artesano con el artesano, y el mendigo envidia al mendigo.
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  • Volví a mis raíces, como una espada me sentí muy solo...
    Cómo elfo tengo a la naturaleza..
    Volví a mis raíces, como una espada me sentí muy solo... Cómo elfo tengo a la naturaleza..
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  • — Las limitaciones mismas de la vida nos impide sonreír con naturaleza. Todo esta al revés, lo negro es blanco y lo blanco es negro, todo lo que haces o haras esta previsto, tu muerte, tu vida, tu miserable vida. Tu familia descansa, alguien te persigue y a la ves tu a ese alguien. Dime... ¿Cuanto le falta a tu camino para llegar a cumplir las inútiles metas que te pusiste?
    — Las limitaciones mismas de la vida nos impide sonreír con naturaleza. Todo esta al revés, lo negro es blanco y lo blanco es negro, todo lo que haces o haras esta previsto, tu muerte, tu vida, tu miserable vida. Tu familia descansa, alguien te persigue y a la ves tu a ese alguien. Dime... ¿Cuanto le falta a tu camino para llegar a cumplir las inútiles metas que te pusiste?
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  • El bosque parecía haber olvidado respirar, siendo el viento el único sonido que arrastraba consigo el aroma a tierra húmeda y hojas marchitas. La niebla serpenteaba entre los troncos, engullendo cada sombra como si se tratara de un velo que intentara ocultar la verdad. Allí, en el corazón del claro, permanecía inmóvil, como una estatua viviente, envuelta en un silencio pesado. Sus cuernos, torcidos y marcados por grietas naturales, se alzaban como un recordatorio de lo que era y de aquello que los demás temían en ella. La luz de la luna acariciaba las partes escamadas de su piel, arrancando destellos plateados que hacían que su presencia pareciera aún más sobrenatural. Había quietud a su alrededor, si, pero no en su interior. Una tormenta de pensamientos rugía dentro de ella, como si las raíces de su ser estuvieran intentando desgarrar el suelo en busca de algo más profundo.

    No tenía alas para alzar el vuelo ni cola que la equilibrara, pero su porte seguía siendo imponente incluso para una mestiza. Su cuerpo contaba historias de un linaje tan antiguo como el tiempo, aunque incompleto. Las uñas, tan afiladas que podían partir hueso, rasgaban el aire de manera inconsciente mientras sus pensamientos la arrastraban hacia lugares que preferiría no explorar.

    Dejó escapar un suspiro que condensó la fría noche a su alrededor. Su aliento, cargado de una gelidez innatural, era un recordatorio de la extraña llama que llevaba dentro, una que había aprendido a ocultar, a domar. Pero esa noche, en la soledad del bosque, no había nadie a quien engañar, nadie ante quien pretender.

    Se arrodilló con lentitud, dejando que sus dedos tocaran la tierra húmeda. Había algo reconfortante en el tacto del suelo, en ese contacto directo con la naturaleza que le recordaba que, a pesar de todo, aún formaba parte del mundo. Pero incluso este pensamiento traía consigo un peso. ¿Formaba parte de algo, realmente? ¿O simplemente existía, aislada, como una pieza que no encajaba en ningún rompecabezas?

    —¿Cual se supone que es la razón de mi existencia? —Murmuró, dejando que sus palabras se perdieran en la inmensidad de la noche.

    Su voz sonaba más cansada de lo que esperaba, como si el eco de todas las batallas, tanto externas como internas, finalmente la hubiera alcanzado. Bajó la mirada y vio su reflejo en un charco cercano, las aguas temblorosas distorsionando su rostro, casi como si se negara a reconocerlo. Sus ojos turquesa brillaron con una intensidad inesperada, dos joyas resplandeciendo en un mundo de sombras.

    Había un poder indescriptible en esa mirada, un destello de algo más grande, más profundo, algo que incluso ella aún no comprendía del todo. Y, sin embargo, esa misma fuerza la aislaba, la mantenía apartada de todo lo que podría haber sido simple, de todo lo que podría haber sido humano.
    Lentamente, se puso de pie, su figura recortada contra la penumbra como la de una guerrera que aún no había encontrado ni su batalla, ni su victoria. Su cabeza se alzó hacia el cielo, hacia las estrellas que titilaban indiferentes, lejanas, como si fueran testigos silenciosos de su existencia.

    —Ni soy lo que otros esperan de mí, ni lo que ellos temen. Tampoco soy lo que yo soñé ser. Pero... Tampoco soy el vacío.

    La confesión resonó en la quietud, como si los árboles mismos se inclinaran para escucharla. Una brisa helada acarició su rostro, llevando consigo el susurro de hojas secas. Cerró los ojos por un instante, dejando que el viento la rodeara, que le hablara en su lengua ancestral.
    El bosque parecía haber olvidado respirar, siendo el viento el único sonido que arrastraba consigo el aroma a tierra húmeda y hojas marchitas. La niebla serpenteaba entre los troncos, engullendo cada sombra como si se tratara de un velo que intentara ocultar la verdad. Allí, en el corazón del claro, permanecía inmóvil, como una estatua viviente, envuelta en un silencio pesado. Sus cuernos, torcidos y marcados por grietas naturales, se alzaban como un recordatorio de lo que era y de aquello que los demás temían en ella. La luz de la luna acariciaba las partes escamadas de su piel, arrancando destellos plateados que hacían que su presencia pareciera aún más sobrenatural. Había quietud a su alrededor, si, pero no en su interior. Una tormenta de pensamientos rugía dentro de ella, como si las raíces de su ser estuvieran intentando desgarrar el suelo en busca de algo más profundo. No tenía alas para alzar el vuelo ni cola que la equilibrara, pero su porte seguía siendo imponente incluso para una mestiza. Su cuerpo contaba historias de un linaje tan antiguo como el tiempo, aunque incompleto. Las uñas, tan afiladas que podían partir hueso, rasgaban el aire de manera inconsciente mientras sus pensamientos la arrastraban hacia lugares que preferiría no explorar. Dejó escapar un suspiro que condensó la fría noche a su alrededor. Su aliento, cargado de una gelidez innatural, era un recordatorio de la extraña llama que llevaba dentro, una que había aprendido a ocultar, a domar. Pero esa noche, en la soledad del bosque, no había nadie a quien engañar, nadie ante quien pretender. Se arrodilló con lentitud, dejando que sus dedos tocaran la tierra húmeda. Había algo reconfortante en el tacto del suelo, en ese contacto directo con la naturaleza que le recordaba que, a pesar de todo, aún formaba parte del mundo. Pero incluso este pensamiento traía consigo un peso. ¿Formaba parte de algo, realmente? ¿O simplemente existía, aislada, como una pieza que no encajaba en ningún rompecabezas? —¿Cual se supone que es la razón de mi existencia? —Murmuró, dejando que sus palabras se perdieran en la inmensidad de la noche. Su voz sonaba más cansada de lo que esperaba, como si el eco de todas las batallas, tanto externas como internas, finalmente la hubiera alcanzado. Bajó la mirada y vio su reflejo en un charco cercano, las aguas temblorosas distorsionando su rostro, casi como si se negara a reconocerlo. Sus ojos turquesa brillaron con una intensidad inesperada, dos joyas resplandeciendo en un mundo de sombras. Había un poder indescriptible en esa mirada, un destello de algo más grande, más profundo, algo que incluso ella aún no comprendía del todo. Y, sin embargo, esa misma fuerza la aislaba, la mantenía apartada de todo lo que podría haber sido simple, de todo lo que podría haber sido humano. Lentamente, se puso de pie, su figura recortada contra la penumbra como la de una guerrera que aún no había encontrado ni su batalla, ni su victoria. Su cabeza se alzó hacia el cielo, hacia las estrellas que titilaban indiferentes, lejanas, como si fueran testigos silenciosos de su existencia. —Ni soy lo que otros esperan de mí, ni lo que ellos temen. Tampoco soy lo que yo soñé ser. Pero... Tampoco soy el vacío. La confesión resonó en la quietud, como si los árboles mismos se inclinaran para escucharla. Una brisa helada acarició su rostro, llevando consigo el susurro de hojas secas. Cerró los ojos por un instante, dejando que el viento la rodeara, que le hablara en su lengua ancestral.
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  • ¿Mi apariencia te atemoriza? No te confundas, pequeña criatura, miedo debería darte el corazón de los hombres, criaturas emocionales en demasía, seres que son capaces de apuñalar a un padre, a una madre o incluso a un hermano por un puñado de monedas. La oscuridad de la humanidad debería darte temor, no los alquimistas. ~

    — Los largos cabellos que se movían a trompicones por la brisa, la profunda mirada serpentina con esas pupilas amarillas juzgando con atisbos claros de autoridad, el ceño fruncido cual señor de la guerra frente a sus tropas; todo en Alex era ominoso cuando no se encontraba reposando de sus actividades como Alquimista. El guerrero poseía un porte único junto a una postura de batalla como reflejo natural; su silueta atlética y desproporcionadamente musculosa —Producto de haber sido sometido a incontables experimentos mutágenos y mágicos en su infancia — le otorgaba un aspecto que rozaba lo monstruoso y a la vez lo divino. El susodicho era una máquina de matar y al mismo tiempo un científico, una poderosa combinación de diferentes artes y especialidades dentro de un mismo ser.

    Con su aura amenazante por naturaleza, el mutante se quedó observando a la espera de escuchar a la persona frente a él, no sin antes aclarar algunas cuestiones.-

    Solo para recordarlo, mis servicios no son baratos, así que dime, ¿para qué buscas a un alquimista como yo? ~
    ¿Mi apariencia te atemoriza? No te confundas, pequeña criatura, miedo debería darte el corazón de los hombres, criaturas emocionales en demasía, seres que son capaces de apuñalar a un padre, a una madre o incluso a un hermano por un puñado de monedas. La oscuridad de la humanidad debería darte temor, no los alquimistas. ~ — Los largos cabellos que se movían a trompicones por la brisa, la profunda mirada serpentina con esas pupilas amarillas juzgando con atisbos claros de autoridad, el ceño fruncido cual señor de la guerra frente a sus tropas; todo en Alex era ominoso cuando no se encontraba reposando de sus actividades como Alquimista. El guerrero poseía un porte único junto a una postura de batalla como reflejo natural; su silueta atlética y desproporcionadamente musculosa —Producto de haber sido sometido a incontables experimentos mutágenos y mágicos en su infancia — le otorgaba un aspecto que rozaba lo monstruoso y a la vez lo divino. El susodicho era una máquina de matar y al mismo tiempo un científico, una poderosa combinación de diferentes artes y especialidades dentro de un mismo ser. Con su aura amenazante por naturaleza, el mutante se quedó observando a la espera de escuchar a la persona frente a él, no sin antes aclarar algunas cuestiones.- Solo para recordarlo, mis servicios no son baratos, así que dime, ¿para qué buscas a un alquimista como yo? ~
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  • Esta nueva era me parece muy interesante..

    —El hecho de tener que trabajar de un lugar a otro en ese siglo le parece una completa estupidez pero tampoco podía dejar que descubrieran su verdadera naturaleza.—
    Esta nueva era me parece muy interesante.. —El hecho de tener que trabajar de un lugar a otro en ese siglo le parece una completa estupidez pero tampoco podía dejar que descubrieran su verdadera naturaleza.—
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  • — Jamás perdonaría que... me traicionen. No tengo tiempo para la gente que no lo valora.

    — No puedo dejar de reír cuando... troleo con/a los colegas. Hay una hermosa magia en dejarse trolear por alguien en quien confías, como si pudieras dejarte ser vulnerable sin correr riesgos.

    — La última tienda que visité fue... una cafetería recomendada por 𝖭𝖺𝗍𝗁𝖺𝗇 ᴿᵒˢᵉᴳᵒˡᵈ donde tienen café de avellanas. ¡Qué cosa tan rica! Y el café también.

    — Lo que más odio de mí mismo es... que a veces no puedo evitar ser implacable. No siempre cobro venganza, pero me es muy difícil perdonar.

    — Me atraen las personas que... están dispuestas a ver el mundo arder. La naturaleza dicta que sólo el más fuerte sobrevive. Más vale desarrollar una fortaleza antes que convertirte en presa.

    — Soy fan de... las armas blancas, mientras más afiladas mejor, especialmente las arrojadizas. Y de los rifles de caza, aunque los arcos también están bien. También me gusta mucho la cerveza, especialmente la cerveza negra. Y la leche, y los huevos crudos.

    — Mi mayor miedo es... hacer daño físico a los míos.

    — Lo más estúpido que he hecho fue... aceptar citas. Lo he hecho varias veces. Siempre resultó ser una soberana estupidez. ¿A quién se le ocurre que disfrazarse de pareja ideal es una buena forma de conocerse mejor?

    — Si pudieras escoger la cita perfecta... en casa, en pijama, comiendo pizza, tomando café o refrescos y jugando con el celular.

    #Quiz
    — Jamás perdonaría que... me traicionen. No tengo tiempo para la gente que no lo valora. — No puedo dejar de reír cuando... troleo con/a los colegas. Hay una hermosa magia en dejarse trolear por alguien en quien confías, como si pudieras dejarte ser vulnerable sin correr riesgos. — La última tienda que visité fue... una cafetería recomendada por [Nathan] donde tienen café de avellanas. ¡Qué cosa tan rica! Y el café también. — Lo que más odio de mí mismo es... que a veces no puedo evitar ser implacable. No siempre cobro venganza, pero me es muy difícil perdonar. — Me atraen las personas que... están dispuestas a ver el mundo arder. La naturaleza dicta que sólo el más fuerte sobrevive. Más vale desarrollar una fortaleza antes que convertirte en presa. — Soy fan de... las armas blancas, mientras más afiladas mejor, especialmente las arrojadizas. Y de los rifles de caza, aunque los arcos también están bien. También me gusta mucho la cerveza, especialmente la cerveza negra. Y la leche, y los huevos crudos. — Mi mayor miedo es... hacer daño físico a los míos. — Lo más estúpido que he hecho fue... aceptar citas. Lo he hecho varias veces. Siempre resultó ser una soberana estupidez. ¿A quién se le ocurre que disfrazarse de pareja ideal es una buena forma de conocerse mejor? — Si pudieras escoger la cita perfecta... en casa, en pijama, comiendo pizza, tomando café o refrescos y jugando con el celular. #Quiz
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Tenlo en cuenta al responder.
    ( Hello, hello.
    ¿Cómo están? Les habla su amigable y buen vecino Spider...Perdón, cuenta equivocada. (?).

    Miren, seré medianamente sincero; I fucked.
    Desde la caída de cierta página que no puedo mencionar acá pero que muchos probablemente venimos de ahí, sí, la que empieza con i y termina con x, sabrán que he sido un colgado del carajo. Siempre, ES PARTE DE MI NATURALEZA.

    Y me da lástima, hay personas que me dejan roles, intentan interactuar o de plano pasan de mi perfil porque no soy estéril cómo dicen los jóvenes de hoy.

    A los que les debo rol, de verdad discúlpenme. Trataré de justificarme conque luego de mucho esfuerzo pude conseguir una pc de verdad y he viciado en juegos que antes solamente podía ver en videos de youtube.
    Pero también entiendo que el tiempo de ustedes y sus escritos valen oro, tan sólo soy bastante despistado, olvidadizo y no es de bromear cuándo más de una vez olvido la contraseña de esta plataforma y me toca buscar en mis viejas notas alguna sagrada respuesta para poder volver a acceder.

    Quiero decir con esto, que veré cuándo puedo ser constante, acomodar el perfil (Pero en serio) y terminar algunos que están a medias.
    Sí gustan rol; adelante.
    Sí quieren planear algo; soy todo ojos para leerlos.
    Sí quieren echar chisme; preparen cafecito y yo llevo el pan. (?)

    Pero de momento eso es todo, me iré a hacer mis trabajos que he postergado porque mi procrastinación fue mucho para mi vida.

    Os quiero. Besos en la nalga. )
    ( Hello, hello. ¿Cómo están? Les habla su amigable y buen vecino Spider...Perdón, cuenta equivocada. (?). Miren, seré medianamente sincero; I fucked. Desde la caída de cierta página que no puedo mencionar acá pero que muchos probablemente venimos de ahí, sí, la que empieza con i y termina con x, sabrán que he sido un colgado del carajo. Siempre, ES PARTE DE MI NATURALEZA. Y me da lástima, hay personas que me dejan roles, intentan interactuar o de plano pasan de mi perfil porque no soy estéril cómo dicen los jóvenes de hoy. A los que les debo rol, de verdad discúlpenme. Trataré de justificarme conque luego de mucho esfuerzo pude conseguir una pc de verdad y he viciado en juegos que antes solamente podía ver en videos de youtube. Pero también entiendo que el tiempo de ustedes y sus escritos valen oro, tan sólo soy bastante despistado, olvidadizo y no es de bromear cuándo más de una vez olvido la contraseña de esta plataforma y me toca buscar en mis viejas notas alguna sagrada respuesta para poder volver a acceder. Quiero decir con esto, que veré cuándo puedo ser constante, acomodar el perfil (Pero en serio) y terminar algunos que están a medias. Sí gustan rol; adelante. Sí quieren planear algo; soy todo ojos para leerlos. Sí quieren echar chisme; preparen cafecito y yo llevo el pan. (?) Pero de momento eso es todo, me iré a hacer mis trabajos que he postergado porque mi procrastinación fue mucho para mi vida. Os quiero. Besos en la nalga. )
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Tenlo en cuenta al responder.
    Mi magia suele inspirarse de la misma naturaleza, es cautivadora y caótica al mismo tiempo.

    [ Cedric Shadowforge ¡Gracias por la edición! Me encanto ♡ ]
    Mi magia suele inspirarse de la misma naturaleza, es cautivadora y caótica al mismo tiempo. [ [The_Magistrate] ¡Gracias por la edición! Me encanto ♡ ]
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  • En un rincón olvidado del mundo, el tiempo parecía haberse detenido. Las ruinas de un antiguo templo dormían bajo el peso de la naturaleza, cubiertas por musgo y flores silvestres. Entre las columnas desgastadas y las estatuas quebradas, la gorgona se movía con una gracia silenciosa, como si cada paso suyo respetara la memoria de los que alguna vez la veneraron. Con delicadeza, su mano acarició el rostro de una estatua, un guerrero petrificado cuyo semblante reflejaba tanto miedo como fascinación. Las serpientes que coronaban su cabeza se agitaron suavemente, murmurando entre sí, como si compartieran recuerdos lejanos.
    En un rincón olvidado del mundo, el tiempo parecía haberse detenido. Las ruinas de un antiguo templo dormían bajo el peso de la naturaleza, cubiertas por musgo y flores silvestres. Entre las columnas desgastadas y las estatuas quebradas, la gorgona se movía con una gracia silenciosa, como si cada paso suyo respetara la memoria de los que alguna vez la veneraron. Con delicadeza, su mano acarició el rostro de una estatua, un guerrero petrificado cuyo semblante reflejaba tanto miedo como fascinación. Las serpientes que coronaban su cabeza se agitaron suavemente, murmurando entre sí, como si compartieran recuerdos lejanos.
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