Recuerda cada día el primer encuentro, un primer saludo, las primeras palabras, su primer baile, casi como una tortura para si mismo, un recordatorio de lo que lamentablemente parece haber perdido.
Todo ocurrió en la noche del festival de las hojas doradas unos cuantos meses atrás, aquella celebración que festeja la llegada del Otoño, cada año se realiza en su hogar, la gran mansión de Farynore que se encuentra cerca de las montañas. Como buen anfitrión se encargó de recibir a todos sus invitados y fue ella quien llamó su atención más que todas las personas.
Fue ella quien dio el primer acercamiento, como era de esperarse, la rubia dijo "quisiera tener un baile con nuestro amable anfitrión" lo dijo en un momento donde él trataba de atender a algunos de los invitados y de cierta manera fue un quiebre por completo de las tradiciones porque rara vez eran las mujeres quienes invitaban a los hombres al baile.
El aroma de ella lo cautivo en un inicio, mientras bailaban tenían la atención de todos en la sala. Hombres lo miraban con recelo y las mujeres lo hacían con envidia, otros tantos más los observaban con admiración, tuvieron todas las miradas clavadas en ellos mientras ambos aprovechaban el momento para hablar, para compartir información de uno y el otro, además de dar unos cuantos halagos que aún guarda en su memoria.
Fue a partir de aquel día donde no ha dejado de pensar en Sylvaine, donde se enamoró perdidamente de ella, pero su amor no puede ser, sus diferencias sociales no lo permiten, sus diferencias de edades tampoco ¿Qué hará? ¿Permitirá que se marche de su vida? ¿La ira a buscar? Por primera vez, el gran líder del gremio de magos no tiene una respuesta concisa, cerebro y corazón piensan cosas contrarias.
Recuerda cada día el primer encuentro, un primer saludo, las primeras palabras, su primer baile, casi como una tortura para si mismo, un recordatorio de lo que lamentablemente parece haber perdido.
Todo ocurrió en la noche del festival de las hojas doradas unos cuantos meses atrás, aquella celebración que festeja la llegada del Otoño, cada año se realiza en su hogar, la gran mansión de Farynore que se encuentra cerca de las montañas. Como buen anfitrión se encargó de recibir a todos sus invitados y fue ella quien llamó su atención más que todas las personas.
Fue ella quien dio el primer acercamiento, como era de esperarse, la rubia dijo "quisiera tener un baile con nuestro amable anfitrión" lo dijo en un momento donde él trataba de atender a algunos de los invitados y de cierta manera fue un quiebre por completo de las tradiciones porque rara vez eran las mujeres quienes invitaban a los hombres al baile.
El aroma de ella lo cautivo en un inicio, mientras bailaban tenían la atención de todos en la sala. Hombres lo miraban con recelo y las mujeres lo hacían con envidia, otros tantos más los observaban con admiración, tuvieron todas las miradas clavadas en ellos mientras ambos aprovechaban el momento para hablar, para compartir información de uno y el otro, además de dar unos cuantos halagos que aún guarda en su memoria.
Fue a partir de aquel día donde no ha dejado de pensar en Sylvaine, donde se enamoró perdidamente de ella, pero su amor no puede ser, sus diferencias sociales no lo permiten, sus diferencias de edades tampoco ¿Qué hará? ¿Permitirá que se marche de su vida? ¿La ira a buscar? Por primera vez, el gran líder del gremio de magos no tiene una respuesta concisa, cerebro y corazón piensan cosas contrarias.