• ❝ 𝙷𝚊𝚛𝚍 𝙳𝚊𝚢 𝚊𝚝 𝚆𝚘𝚛𝚔. ❞

    ──── Recién termina mi descanso pero escucha atentamente : No pienso poner un centavo más en lo que resta del mes. Invertí dinero en la propuesta que garantizaba el uso de mejores armas cuál fracasó debido a que las trajiste de China y ni siquiera accionaban el gatillo de la mala calidad que tenían. Prefiero quedarme con las ganancias garantizadas cuáles me corresponden el 70% y si terminó por acabar con el Ministro de Economía de la nación quiero el 100%. No haré más trabajos sin cobrar lo que realmente me corresponde, viejo decrépito. ──── Cuelga y lanza el teléfono al sofá.

    ( https://youtu.be/Qgj2qgwayM8?si=OKfXOhFQ4icivgru )
    ❝ 𝙷𝚊𝚛𝚍 𝙳𝚊𝚢 𝚊𝚝 𝚆𝚘𝚛𝚔. ❞ ──── Recién termina mi descanso pero escucha atentamente : No pienso poner un centavo más en lo que resta del mes. Invertí dinero en la propuesta que garantizaba el uso de mejores armas cuál fracasó debido a que las trajiste de China y ni siquiera accionaban el gatillo de la mala calidad que tenían. Prefiero quedarme con las ganancias garantizadas cuáles me corresponden el 70% y si terminó por acabar con el Ministro de Economía de la nación quiero el 100%. No haré más trabajos sin cobrar lo que realmente me corresponde, viejo decrépito. ──── Cuelga y lanza el teléfono al sofá. ( https://youtu.be/Qgj2qgwayM8?si=OKfXOhFQ4icivgru )
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  • Normalmente, siempre sentía escalofríos antes de una misión, o algún asalto en batalla... Pero notaba que también mis compañeros se estremecían.
    ¿Miedo? O tal vez la adrenalina, igual que un caballo de carreras antes de lanzarse sobre la puerta de salida...
    Lo que sea, asumía las misiones más difíciles sin temor a la muerte. No porque me sintiera tan valiente como Aquiles, sino porque no tenía tiempo para pensar en la muerte. Siempre sabía que, si lo conseguía, la balanza se inclinaría a nuestro favor, por eso sólo pensaba en la victoria...
    Valiente, o suicida, ¿Qué importaba eso?
    ¿Qué importa ahora?
    Lo único que importaba era sobrevivir...
    Normalmente, siempre sentía escalofríos antes de una misión, o algún asalto en batalla... Pero notaba que también mis compañeros se estremecían. ¿Miedo? O tal vez la adrenalina, igual que un caballo de carreras antes de lanzarse sobre la puerta de salida... Lo que sea, asumía las misiones más difíciles sin temor a la muerte. No porque me sintiera tan valiente como Aquiles, sino porque no tenía tiempo para pensar en la muerte. Siempre sabía que, si lo conseguía, la balanza se inclinaría a nuestro favor, por eso sólo pensaba en la victoria... Valiente, o suicida, ¿Qué importaba eso? ¿Qué importa ahora? Lo único que importaba era sobrevivir...
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  • Siempre estaba atento. Al contrario que él, nada pasaba desapercibido en su bosque. Los ojos del zorro eran capaces de ver más allá de la maleza de los árboles, sus oídos escuchar como cae una hoja en algún lugar, y su olfato capaz de percibir el olor de un alumbre montaña arriba .

    Por alguna razón aquella noche se sentía inquieto. Como si algo fuera a pasar en cualquier momento. No necesariamente malo ni bueno. Era una sensación que no percibía son sus sentidos, de momento, si no más bien en el alma.

    Subido a aquella rama, mientras comía una manzana, escudriñaba con sus ojos color zafiro la oscuridad. Lo único que podría delatar su presencia eran aquellas don cuencas azules, que a luz de la luna, tomaban brillo propio.
    Siempre estaba atento. Al contrario que él, nada pasaba desapercibido en su bosque. Los ojos del zorro eran capaces de ver más allá de la maleza de los árboles, sus oídos escuchar como cae una hoja en algún lugar, y su olfato capaz de percibir el olor de un alumbre montaña arriba . Por alguna razón aquella noche se sentía inquieto. Como si algo fuera a pasar en cualquier momento. No necesariamente malo ni bueno. Era una sensación que no percibía son sus sentidos, de momento, si no más bien en el alma. Subido a aquella rama, mientras comía una manzana, escudriñaba con sus ojos color zafiro la oscuridad. Lo único que podría delatar su presencia eran aquellas don cuencas azules, que a luz de la luna, tomaban brillo propio.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    — No intentes atarme de nuevo... No le pertenezco a nadie, no me siento capaz de estar con una sola persona, si no soy lo que buscas, te aconsejo que te alejes, no me mires, no me hables, si quieres seguir a mi lado no te detendré, siempre puedo ofrecer amistad y algo más si es lo que quieres, yo respetaré tu decisión, tu respeta la mía.... Inteso? Mio caro —
    — No intentes atarme de nuevo... No le pertenezco a nadie, no me siento capaz de estar con una sola persona, si no soy lo que buscas, te aconsejo que te alejes, no me mires, no me hables, si quieres seguir a mi lado no te detendré, siempre puedo ofrecer amistad y algo más si es lo que quieres, yo respetaré tu decisión, tu respeta la mía.... Inteso? Mio caro —
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  • — La sangre es vida… y si bebes la mía la eternidad será tuya.—
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  • — Está ciudad tan mía, tan vieja, tan hermosa.—
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  • El silencio de la noche envolvía el jardín, pero dentro de Daniel, la tormenta de pensamientos y emociones seguía rugiendo. Aún arrodillado en la hierba, su respiración se hacía más lenta, pero su mente permanecía atrapada en la oscuridad de sus propios sentimientos. Las palabras que había gritado al cielo seguían retumbando en su pecho, como un constante recordatorio de su fragilidad.

    Un leve crujido interrumpió la quietud, y Daniel giró la cabeza, los ojos buscando una respuesta que no estaba preparado para encontrar. La figura de Alexa se recortaba en la luz de la luna. En ese instante, supo lo que ya temía: no había estado solo. Ella lo había escuchado todo. La vergüenza lo envolvió, el calor subiendo a su rostro, mientras sus ojos se desviaban, incapaz de enfrentarse a la cruda realidad de ser descubierto.

    El niño obediente que siempre cumplía las reglas, que nunca alzaba la voz, había expuesto su fragilidad. Frente a su hermana, ahora también testigo de su desesperación, Daniel no podía ocultar más lo que realmente era: un joven agotado, que había llegado al límite.

    La luz de la luna destacaba el cansancio en los ojos de Daniel y las lágrimas que luchaban por no caer. Su máscara de perfección se había roto, dejando al descubierto a alguien exhausto y vulnerable.

    El silencio entre ellos pesaba, y Daniel, incapaz de sostener la mirada, bajó la cabeza. Apretó los puños, tratando de contener la tormenta que lo invadía. Con un murmullo apenas audible, dejó escapar


    —Supongo que siempre fui más transparente de lo que quería...

    Sus palabras resonaron en el aire, cargadas de una rendición que no había buscado, pero que ya no podía evitar.

    Alexa Selene
    El silencio de la noche envolvía el jardín, pero dentro de Daniel, la tormenta de pensamientos y emociones seguía rugiendo. Aún arrodillado en la hierba, su respiración se hacía más lenta, pero su mente permanecía atrapada en la oscuridad de sus propios sentimientos. Las palabras que había gritado al cielo seguían retumbando en su pecho, como un constante recordatorio de su fragilidad. Un leve crujido interrumpió la quietud, y Daniel giró la cabeza, los ojos buscando una respuesta que no estaba preparado para encontrar. La figura de Alexa se recortaba en la luz de la luna. En ese instante, supo lo que ya temía: no había estado solo. Ella lo había escuchado todo. La vergüenza lo envolvió, el calor subiendo a su rostro, mientras sus ojos se desviaban, incapaz de enfrentarse a la cruda realidad de ser descubierto. El niño obediente que siempre cumplía las reglas, que nunca alzaba la voz, había expuesto su fragilidad. Frente a su hermana, ahora también testigo de su desesperación, Daniel no podía ocultar más lo que realmente era: un joven agotado, que había llegado al límite. La luz de la luna destacaba el cansancio en los ojos de Daniel y las lágrimas que luchaban por no caer. Su máscara de perfección se había roto, dejando al descubierto a alguien exhausto y vulnerable. El silencio entre ellos pesaba, y Daniel, incapaz de sostener la mirada, bajó la cabeza. Apretó los puños, tratando de contener la tormenta que lo invadía. Con un murmullo apenas audible, dejó escapar —Supongo que siempre fui más transparente de lo que quería... Sus palabras resonaron en el aire, cargadas de una rendición que no había buscado, pero que ya no podía evitar. [Alexbl]
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  • Tu deberías ser mía. Y yo debería estar a tu lado.~
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  • ¿Será idea mía? O ¿Algunos hombres piensa que por decir piropos genéricos, ya piensan que una va a caer?
    ¿Será idea mía? O ¿Algunos hombres piensa que por decir piropos genéricos, ya piensan que una va a caer?
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  • 𝒰𝑛𝑎 𝑟𝑜𝑠𝑎 𝑒𝑠 𝑢𝑛𝑎 𝑟𝑜𝑠𝑎 𝑖𝑛𝑐𝑙𝑢𝑠𝑜 𝑠𝑖 𝑛𝑜 𝑠𝑒 𝑙𝑙𝑎𝑚𝑎 𝑟𝑜𝑠𝑎
    Fandom ACOTAR
    Categoría Slice of Life
    El tiempo en el que 𝕮assian  ︎ ︎ ︎ ︎ había estado ausente había sido largo y tedioso, había llenado de dudas la mente de Nesta y de acciones de dudosa moral, habían cambiado cosas importantes y la Alta Fae tenía que comunicárselo a quien en un principio era su pareja.

    Si bien fue la alta fae la que dio el paso, no se sentía segura haciendo aquello. Cass ni se había presentado en la Casa del Viento, ni tampoco le había escrito y mucho menos le había dicho nada, lo comprendía, la verdad que lo comprendía. Así que Nesta fue al único lugar donde sabría que el Ilyrio estaría, en el campo de entrenamiento.

    La mujer no portaba su vestimenta de entrenamiento, había escogido un vestido blanco y plateado y se había recogido el pelo con unos adornos que parecían como unas estrellas encadenadas. Aquel vestido, como casi todos los que usaba Nesta, realzaba su porte serio y frío, ocultaba la mayoría de su cuerpo, utilizando así manga larga y un inexistente escote. Era la viva imágen de una dama entrenada para portar aquellos vestidos.

    - Cassian.

    La voz de Nesta se alzó como se alza la fría brisa invernal que arrasa con los últimos rayos de sol cálidos del otoño.

    - Necesito hablar contigo seriamente.

    Nesta mostraba un porte recto y serio, la barbilla alzada y sus fríos ojos azules grisáceos clavados en la fisionomía del Ilyrio como si de un lobo acechador se tratase.

    - Es importante, por favor.

    ¿Una suplica? ¿Proveniente de Nesta? Sí. Una suplica venida de la dama de la muerte.
    El tiempo en el que [twilight_gold_mule_929] había estado ausente había sido largo y tedioso, había llenado de dudas la mente de Nesta y de acciones de dudosa moral, habían cambiado cosas importantes y la Alta Fae tenía que comunicárselo a quien en un principio era su pareja. Si bien fue la alta fae la que dio el paso, no se sentía segura haciendo aquello. Cass ni se había presentado en la Casa del Viento, ni tampoco le había escrito y mucho menos le había dicho nada, lo comprendía, la verdad que lo comprendía. Así que Nesta fue al único lugar donde sabría que el Ilyrio estaría, en el campo de entrenamiento. La mujer no portaba su vestimenta de entrenamiento, había escogido un vestido blanco y plateado y se había recogido el pelo con unos adornos que parecían como unas estrellas encadenadas. Aquel vestido, como casi todos los que usaba Nesta, realzaba su porte serio y frío, ocultaba la mayoría de su cuerpo, utilizando así manga larga y un inexistente escote. Era la viva imágen de una dama entrenada para portar aquellos vestidos. - Cassian. La voz de Nesta se alzó como se alza la fría brisa invernal que arrasa con los últimos rayos de sol cálidos del otoño. - Necesito hablar contigo seriamente. Nesta mostraba un porte recto y serio, la barbilla alzada y sus fríos ojos azules grisáceos clavados en la fisionomía del Ilyrio como si de un lobo acechador se tratase. - Es importante, por favor. ¿Una suplica? ¿Proveniente de Nesta? Sí. Una suplica venida de la dama de la muerte.
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