• El maquillaje se había corrido por mi rostro, mezclándose con la sangre que goteaba desde el corte en mi labio inferior. No me moví del camerino abandonado, mi respiración entrecortada creando pequeñas nubes de vapor en el aire frío de la madrugada. Mis ojos, que siempre había mantenido fríos como el hielo de Tver, ahora reflejaban algo que no había sentido en años: una furia que amenazaba con consumirme desde adentro.

    Tres horas antes, estaba sobre el escenario del Teatro Nacional de Praga, ejecutando una presentación perfecta de Giselle mientras esperaba el momento preciso para eliminar al Coronel Viktor Petrov durante el segundo acto. Había planificado cada detalle: el veneno de acción rápida oculto en el anillo de mi tutú, la ruta de escape a través de los túneles subterráneos del teatro, incluso mi coartada perfecta como bailarina invitada.

    Pero cuando las luces se atenuaron y me acerqué al palco VIP, no fue el Coronel quien me esperaba. Eran Mikhail y Alexei, mis propios compañeros, con armas ya desenfundadas y sonrisas que helaron mi sangre más que cualquier invierno ruso que hubiera conocido.
    -Lo siento, malen'kaya balerina-, murmuró Mikhail con falsa lástima.
    -Órdenes de Dimitri. Sabes demasiado, te has vuelto demasiado... independiente.

    Independiente. La palabra resonó en mi cabeza como una bofetada. Yo, que había entregado mi infancia, mi alma, mi humanidad a esta organización. Yo, que había matado sin cuestionar durante años.

    La pelea que siguió fue brutal y desesperada. Mi entrenamiento en ballet se fusionó con años de combate letal: cada pirueta se convirtió en una patada mortal, cada salto esquivó balas por centímetros, toda la gracia que me habían enseñado se transformó en supervivencia pura. Logré eliminar a Mikhail con una daga oculta en mi zapatilla de punta, sintiendo cómo la hoja se hundía entre sus costillas con la misma precisión con que había ejecutado miles de movimientos.

    Pero Alexei... Alexei apuntó directo a mi corazón.
    Entonces ella apareció. Katya, mi hermana en todo excepto en sangre, se lanzó como un ángel vengador entre el cañón de su arma y mi pecho. El sonido del disparo resonó en el teatro vacío. Vi cómo se desplomó con una sonrisa en los labios, como si acabara de completar la actuación de su vida.

    -Vuela, hermana - Susurró con sus últimas palabras, su mano buscando la mía. -Vuela como nunca te dejaron volar.- Y ahí estaba yo, sentada entre los restos de lo que una vez fue mi vida, sosteniendo su medallón manchado de sangre. El dolor comenzó a transformarse en algo más frío, más peligroso. Por primera vez en años, una sonrisa cruel curvó mis labios ensangrentados.

    Habían cometido un error fatal. Me habían entrenado para ser la asesina perfecta, me habían enseñado a bailar con la muerte misma, y luego tuvieron la estupidez de convertirme en su enemiga. Me puse de pie con la elegancia que me habían inculcado desde niña, cada movimiento controlado y deliberado a pesar del dolor que atravesaba mi cuerpo. En el espejo agrietado del camerino, ya no vi a la obediente bailarina de la Mesa Alta.

    Vi a Irina Fyodorov, la huérfana de Tver que había perdido todo dos veces en su vida. Y esta vez, yo haría que el mundo pagara por ello.

    -Spasibo, Katya-, murmuré, limpiándome la sangre del labio con el dorso de la mano.
    -Ahora les enseñaré qué significa realmente bailar con la muerte.

    Salí del teatro caminando entre las sombras, llevándome conmigo la promesa silenciosa de una venganza que haría temblar hasta los cimientos de la Mesa Alta. Cada paso resonaba en el pavimento húmedo de Praga como el compás de una sinfonía que apenas comenzaba.
    Esa noche murió la bailarina obediente.

    Lo que emergió de entre las sombras fue algo mucho más peligroso. Algo que ellos mismos habían creado.
    Y ahora... era libre.
    El maquillaje se había corrido por mi rostro, mezclándose con la sangre que goteaba desde el corte en mi labio inferior. No me moví del camerino abandonado, mi respiración entrecortada creando pequeñas nubes de vapor en el aire frío de la madrugada. Mis ojos, que siempre había mantenido fríos como el hielo de Tver, ahora reflejaban algo que no había sentido en años: una furia que amenazaba con consumirme desde adentro. Tres horas antes, estaba sobre el escenario del Teatro Nacional de Praga, ejecutando una presentación perfecta de Giselle mientras esperaba el momento preciso para eliminar al Coronel Viktor Petrov durante el segundo acto. Había planificado cada detalle: el veneno de acción rápida oculto en el anillo de mi tutú, la ruta de escape a través de los túneles subterráneos del teatro, incluso mi coartada perfecta como bailarina invitada. Pero cuando las luces se atenuaron y me acerqué al palco VIP, no fue el Coronel quien me esperaba. Eran Mikhail y Alexei, mis propios compañeros, con armas ya desenfundadas y sonrisas que helaron mi sangre más que cualquier invierno ruso que hubiera conocido. -Lo siento, malen'kaya balerina-, murmuró Mikhail con falsa lástima. -Órdenes de Dimitri. Sabes demasiado, te has vuelto demasiado... independiente. Independiente. La palabra resonó en mi cabeza como una bofetada. Yo, que había entregado mi infancia, mi alma, mi humanidad a esta organización. Yo, que había matado sin cuestionar durante años. La pelea que siguió fue brutal y desesperada. Mi entrenamiento en ballet se fusionó con años de combate letal: cada pirueta se convirtió en una patada mortal, cada salto esquivó balas por centímetros, toda la gracia que me habían enseñado se transformó en supervivencia pura. Logré eliminar a Mikhail con una daga oculta en mi zapatilla de punta, sintiendo cómo la hoja se hundía entre sus costillas con la misma precisión con que había ejecutado miles de movimientos. Pero Alexei... Alexei apuntó directo a mi corazón. Entonces ella apareció. Katya, mi hermana en todo excepto en sangre, se lanzó como un ángel vengador entre el cañón de su arma y mi pecho. El sonido del disparo resonó en el teatro vacío. Vi cómo se desplomó con una sonrisa en los labios, como si acabara de completar la actuación de su vida. -Vuela, hermana - Susurró con sus últimas palabras, su mano buscando la mía. -Vuela como nunca te dejaron volar.- Y ahí estaba yo, sentada entre los restos de lo que una vez fue mi vida, sosteniendo su medallón manchado de sangre. El dolor comenzó a transformarse en algo más frío, más peligroso. Por primera vez en años, una sonrisa cruel curvó mis labios ensangrentados. Habían cometido un error fatal. Me habían entrenado para ser la asesina perfecta, me habían enseñado a bailar con la muerte misma, y luego tuvieron la estupidez de convertirme en su enemiga. Me puse de pie con la elegancia que me habían inculcado desde niña, cada movimiento controlado y deliberado a pesar del dolor que atravesaba mi cuerpo. En el espejo agrietado del camerino, ya no vi a la obediente bailarina de la Mesa Alta. Vi a Irina Fyodorov, la huérfana de Tver que había perdido todo dos veces en su vida. Y esta vez, yo haría que el mundo pagara por ello. -Spasibo, Katya-, murmuré, limpiándome la sangre del labio con el dorso de la mano. -Ahora les enseñaré qué significa realmente bailar con la muerte. Salí del teatro caminando entre las sombras, llevándome conmigo la promesa silenciosa de una venganza que haría temblar hasta los cimientos de la Mesa Alta. Cada paso resonaba en el pavimento húmedo de Praga como el compás de una sinfonía que apenas comenzaba. Esa noche murió la bailarina obediente. Lo que emergió de entre las sombras fue algo mucho más peligroso. Algo que ellos mismos habían creado. Y ahora... era libre.
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  • Grayhaven' Mysteries - The Sorcerer & The Medium.
    Fandom Jujutsu Kaisen/Original.
    Categoría Suspenso
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Oregón, 4 de Agosto, 2025.

    ⠀⠀Al norte de los bosques de Estados Unidos, se extiende una frondosa región repleta de arboledas y ruinas de madera vieja, húmeda, cubierta por historias muertas tanto en lenguas como en memorias. El pueblo de Grayhaven. Un sitio gris, olvidado por el turismo, pero rememorado por la presencia de una institución bien reputada: la universidad privada de Saint Elric.
    ⠀⠀Las farolas chillan con viento frío y niebla incluso durante el día. Es un entorno lúgubre, siempre azotado por una horca al cuello de los visitantes, como si nunca fueran bienvenidos...

    ⠀⠀Por suerte para él; era justamente la clase de ambientes que estaba buscando. Opresión, conflicto, desesperación. Era una lista de rasgos que llenaban sus fuerzas, y claro que será osado al entrar como si este sitio fuera de su propia pertenencia.

    ⠀⠀La entrada al pueblo del hechicero sin tiempo no fue bien recibida. Los habitantes del sitio vivían en una armonía silenciosa, casi ritual. Aferrados a viejas costumbres y supersticiones, era indudable que el deleite más morboso de esta gente eran los rumores formados a través de chismes y leyendas locales. Un lugar precioso para el desarrollo de maldiciones.

    ⠀⠀Tal vez por eso se sintió bastante atraído a ese sitio.

    ⠀⠀La carrera de medicina forense no era su fuerte, pero no había conseguido un mejor lugar dónde encajar su identidad falsa con los elementos que allí había. Todo era muy estrecho, muy de nicho, demasiado conocido entre sí para meterse en otra clase de rubros. Algo desapercibido, pero no tan anormal. Fue óptimo.

    ⠀⠀Era memorizar información y seguir un guion. Lo haría fácilmente, siempre fue así.

    ⠀⠀Fue entonces que, temprano y sin retrasos, aproximadamente a las siete de la mañana, con un sol tapado con una máscara de nubes, las puertas de ese aula se abrieron. Un hombre levemente más alto que el promedio, de rasgos diaguitas, tono de piel ligeramente morena y unos distintivos ojos azul cielo, casi fosforescentes en esa decadente atmósfera, había entrado. Se había teñido el pelo, su característico color albino se vio opacado por un castaño artificial, pero valía la pena.

    ⠀⠀⸻Mi nombre es Lucio⸻ Concretó al posar sus manos sobre el escritorio de madera rugoso. Salvado de la humedad nada más por estar a resguardo de la calefacción interior. La zona era bastante fría, pero no se veía afectado.
    ⠀⠀⸻Seré su profesor de medicina forense, y seguramente me verán en algunas áreas más de humanidades. La universidad fue tan generosa de contratarme a pesar de ser tan recelosa con las admisiones⸻ Puesto que, a parte de ser privada de un pueblo poco transitado, tenía cierto prestigio por sacar adelante a excelentes policías y abogados. ⸻Quiero dar honor a esa amabilidad y esforzarme al máximo con ustedes. ¿Qué tal si nos presentamos?⸻ Mencionó el hombre. Su identidad falsa fue bien planificada, aguantará unos meses.

    ⠀⠀De movimientos refinados y firmes, poco tortuosos, fluidos, acostumbraba a actuar, a hablar. Por otro lado, su cara concretaba expresiones agridulces, era un misterio si realmente quería estar allí o no.

    ⠀⠀Pero se pegaría a su papel. Como siempre lo ha hecho. Había la posibilidad de encontrar cosas interesantes en ese sitio, no se las perdería por nada del mundo.

    ⠀⠀En este pueblo rodeado de maleficio...

    Nyssara Starfen
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Oregón, 4 de Agosto, 2025. ⠀ ⠀⠀Al norte de los bosques de Estados Unidos, se extiende una frondosa región repleta de arboledas y ruinas de madera vieja, húmeda, cubierta por historias muertas tanto en lenguas como en memorias. El pueblo de Grayhaven. Un sitio gris, olvidado por el turismo, pero rememorado por la presencia de una institución bien reputada: la universidad privada de Saint Elric. ⠀⠀Las farolas chillan con viento frío y niebla incluso durante el día. Es un entorno lúgubre, siempre azotado por una horca al cuello de los visitantes, como si nunca fueran bienvenidos... ⠀⠀Por suerte para él; era justamente la clase de ambientes que estaba buscando. Opresión, conflicto, desesperación. Era una lista de rasgos que llenaban sus fuerzas, y claro que será osado al entrar como si este sitio fuera de su propia pertenencia. ⠀⠀La entrada al pueblo del hechicero sin tiempo no fue bien recibida. Los habitantes del sitio vivían en una armonía silenciosa, casi ritual. Aferrados a viejas costumbres y supersticiones, era indudable que el deleite más morboso de esta gente eran los rumores formados a través de chismes y leyendas locales. Un lugar precioso para el desarrollo de maldiciones. ⠀⠀Tal vez por eso se sintió bastante atraído a ese sitio. ⠀⠀La carrera de medicina forense no era su fuerte, pero no había conseguido un mejor lugar dónde encajar su identidad falsa con los elementos que allí había. Todo era muy estrecho, muy de nicho, demasiado conocido entre sí para meterse en otra clase de rubros. Algo desapercibido, pero no tan anormal. Fue óptimo. ⠀⠀Era memorizar información y seguir un guion. Lo haría fácilmente, siempre fue así. ⠀⠀Fue entonces que, temprano y sin retrasos, aproximadamente a las siete de la mañana, con un sol tapado con una máscara de nubes, las puertas de ese aula se abrieron. Un hombre levemente más alto que el promedio, de rasgos diaguitas, tono de piel ligeramente morena y unos distintivos ojos azul cielo, casi fosforescentes en esa decadente atmósfera, había entrado. Se había teñido el pelo, su característico color albino se vio opacado por un castaño artificial, pero valía la pena. ⠀⠀⸻Mi nombre es Lucio⸻ Concretó al posar sus manos sobre el escritorio de madera rugoso. Salvado de la humedad nada más por estar a resguardo de la calefacción interior. La zona era bastante fría, pero no se veía afectado. ⠀⠀⸻Seré su profesor de medicina forense, y seguramente me verán en algunas áreas más de humanidades. La universidad fue tan generosa de contratarme a pesar de ser tan recelosa con las admisiones⸻ Puesto que, a parte de ser privada de un pueblo poco transitado, tenía cierto prestigio por sacar adelante a excelentes policías y abogados. ⸻Quiero dar honor a esa amabilidad y esforzarme al máximo con ustedes. ¿Qué tal si nos presentamos?⸻ Mencionó el hombre. Su identidad falsa fue bien planificada, aguantará unos meses. ⠀⠀De movimientos refinados y firmes, poco tortuosos, fluidos, acostumbraba a actuar, a hablar. Por otro lado, su cara concretaba expresiones agridulces, era un misterio si realmente quería estar allí o no. ⠀⠀Pero se pegaría a su papel. Como siempre lo ha hecho. Había la posibilidad de encontrar cosas interesantes en ese sitio, no se las perdería por nada del mundo. ⠀⠀En este pueblo rodeado de maleficio... [frost_black_deer_503]
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  • -muy bien querida.... querida?... nisiquiera se si los esqueletos tienen genero- ladeo la cabeza algo confundida -bueno como sea Huesos El Mercader, es hora de mover los pies, es un camino algo largo hasta las ruinas- la bruja parecia andar de forma contenta pro aquellos senderos olvidados donde cada rastro de humanidad habia sido tomado nuevamente por la naturaleza -y no te preocupes por ingredientes u objetos, de eso me encargo yo, tu solo necesitas tu cabecita y pensamientos y memorias por ahora- un puente cubierto de hierbas y hojas al frente de ellas parecia continuar el camino, incluso el agua del rio reflejaba todo como un espejo de plata adornado por las hiedras y flores que crecian en el

    Musica ambiente (la recomiendo xd): https://music.youtube.com/watch?v=Voiey-TriJY&si=R16Y9jSYFqLblw-b
    -muy bien querida.... querida?... nisiquiera se si los esqueletos tienen genero- ladeo la cabeza algo confundida -bueno como sea [cosmic_turquoise_sheep_221], es hora de mover los pies, es un camino algo largo hasta las ruinas- la bruja parecia andar de forma contenta pro aquellos senderos olvidados donde cada rastro de humanidad habia sido tomado nuevamente por la naturaleza -y no te preocupes por ingredientes u objetos, de eso me encargo yo, tu solo necesitas tu cabecita y pensamientos y memorias por ahora- un puente cubierto de hierbas y hojas al frente de ellas parecia continuar el camino, incluso el agua del rio reflejaba todo como un espejo de plata adornado por las hiedras y flores que crecian en el Musica ambiente (la recomiendo xd): https://music.youtube.com/watch?v=Voiey-TriJY&si=R16Y9jSYFqLblw-b
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  • "Nunca me cansó de ver la cuna de la humanidad."
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    || Ultron vs Sigma, ganan los robots que quieren destruir la humanidad.

    https://www.youtube.com/watch?v=IGLOOU-TV5k
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  • 𝒯𝒽𝑒 ℬ𝑒𝑔𝒾𝓃𝓃𝒾𝓃𝑔 𝑜𝒻 𝓉𝒽𝑒 ℰ𝓃𝒹: 𝒞𝑜𝓊𝓃𝒸𝒾𝓁
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    ** El lugar... ¿Realmente importaba?
    Algún lugar de Europa Oriental, allá donde las más grandes leyendas de horror surgieron y cobraron fuerza con el pasar de las décadas.

    Imbuidos bajo la protección de un manto que les separaba del "mundo real", mejor llamado entre los Inmortales: "Reino de Sombras". Creado a partir de un poder considerado divino para los simples mortales e ignorantes de la materia. Un mundo que cuya existencia es ignorada por el resto de la humanidad y la vida moderna. Un mundo establecido sobre la tangente de la realidad, sujeto a sus propias leyes de espacio tiempo, pero conectados únicamente por un simple punto.

    La puerta se abrió en un pesado sonido que se dispersó en el eco que se producía en aquel gran salón. Una mesa redonda y oscura, rodeada de algunos asientos, se hallaba en el centro de dicho salón, iluminado no solo por el gran candelabro que colgaba sobre la mesa, sino también por la luz que atravesaba el ventanal para dispersar la penumbra que contrastaba ligeramente de las afueras, pues tenues ruidos desconocidos, pero perceptibles eran audibles. ¿Quién sabe la clase de horrores uno podría hallarse si se aventurase al exterior? Tan solo Rubí y el mismo Dr. Dee sabían la clase de criaturas rondando las afueras de dicho castillo.

    Dee sería el primero en cruzar la puerta. Se mostraba seguro de sí mismo, con el mismo porte de un rey llegando a sus dominios, dispuesto a lo que sea por cumplir con sus más oscuros deseos. Y, al igual que un rey, el atuendo no era algo que podía faltar ya que nunca dejaba de lucir tan pulcro y ordenado. Vistiendo un elegante traje satinado negro, con algunas delgadas líneas marrón en vertical, donde la corbata y zapatos hicieron juego, y la camisa era lo único blanco que lucía. Por otra parte, llevaba aquel abrigo sobrepuesto en sus hombros. Ni siquiera su dorada cabellera era algo que había dejado libre, pues aunque atado en una cinta detrás de la nuca, no dejaba ni un solo mechón libre.

    Avanzó, su imperturbable mirada se mantuvo en aquella mesa a la que estaba por tomar asiento. Mientras tanto, un grupo le seguía: su escolta personal. Aquel joven pelirrojo, el primero de sus creaciones y quien fungia de mayordomo y asistente personal: Arthur Dee; por otra parte, a su izquierda avanzaba una rubia mujer de buen físico, algo mayor en comparación con el chico anterior: Katherine Dee. Y a sus espaldas, una criatura de abundante pelaje y prminente altura, caminando igual a como lo hacía una persona normal; creación de su amada y sanguinaria aliada Rubí, mismo al que llamó "Havoc".

    Continuó su avance hasta que, finalmente, alcanzó la silla y se dispuso a descansar en la misma silla que parecía ser quien encabezaría dicha reunión.

    — Arthur, en cuanto los demás lleguen, no se demoren en absurdas formalidades... sólo hazlos pasar. —

    Indicó al homúnculo en voz firme y autoritaria, totalmente decidido a comenzar con lo que años atrás se había propuesto. **

    𝓔𝓵𝓲𝔃𝓪𝓫𝓮𝓽𝓱 𝓡𝓾𝓫𝔂 , 𝕬𝖗𝖙𝖍𝖚𝖗 𝕯𝖊𝖊 ⚙️, Sir Marquis Thornvale, Ⲧⲹⳕⳑⲁⲥⲁⲧⲹⳕⲛ , 𝕵𝖆𝖈𝖐 𝕿𝖍𝖊 𝕽𝖎𝖕𝖕𝖊𝖗 , Ꭺꮓꭱꮖꭼꮮ ,
    ** El lugar... ¿Realmente importaba? Algún lugar de Europa Oriental, allá donde las más grandes leyendas de horror surgieron y cobraron fuerza con el pasar de las décadas. Imbuidos bajo la protección de un manto que les separaba del "mundo real", mejor llamado entre los Inmortales: "Reino de Sombras". Creado a partir de un poder considerado divino para los simples mortales e ignorantes de la materia. Un mundo que cuya existencia es ignorada por el resto de la humanidad y la vida moderna. Un mundo establecido sobre la tangente de la realidad, sujeto a sus propias leyes de espacio tiempo, pero conectados únicamente por un simple punto. La puerta se abrió en un pesado sonido que se dispersó en el eco que se producía en aquel gran salón. Una mesa redonda y oscura, rodeada de algunos asientos, se hallaba en el centro de dicho salón, iluminado no solo por el gran candelabro que colgaba sobre la mesa, sino también por la luz que atravesaba el ventanal para dispersar la penumbra que contrastaba ligeramente de las afueras, pues tenues ruidos desconocidos, pero perceptibles eran audibles. ¿Quién sabe la clase de horrores uno podría hallarse si se aventurase al exterior? Tan solo Rubí y el mismo Dr. Dee sabían la clase de criaturas rondando las afueras de dicho castillo. Dee sería el primero en cruzar la puerta. Se mostraba seguro de sí mismo, con el mismo porte de un rey llegando a sus dominios, dispuesto a lo que sea por cumplir con sus más oscuros deseos. Y, al igual que un rey, el atuendo no era algo que podía faltar ya que nunca dejaba de lucir tan pulcro y ordenado. Vistiendo un elegante traje satinado negro, con algunas delgadas líneas marrón en vertical, donde la corbata y zapatos hicieron juego, y la camisa era lo único blanco que lucía. Por otra parte, llevaba aquel abrigo sobrepuesto en sus hombros. Ni siquiera su dorada cabellera era algo que había dejado libre, pues aunque atado en una cinta detrás de la nuca, no dejaba ni un solo mechón libre. Avanzó, su imperturbable mirada se mantuvo en aquella mesa a la que estaba por tomar asiento. Mientras tanto, un grupo le seguía: su escolta personal. Aquel joven pelirrojo, el primero de sus creaciones y quien fungia de mayordomo y asistente personal: Arthur Dee; por otra parte, a su izquierda avanzaba una rubia mujer de buen físico, algo mayor en comparación con el chico anterior: Katherine Dee. Y a sus espaldas, una criatura de abundante pelaje y prminente altura, caminando igual a como lo hacía una persona normal; creación de su amada y sanguinaria aliada Rubí, mismo al que llamó "Havoc". Continuó su avance hasta que, finalmente, alcanzó la silla y se dispuso a descansar en la misma silla que parecía ser quien encabezaría dicha reunión. — Arthur, en cuanto los demás lleguen, no se demoren en absurdas formalidades... sólo hazlos pasar. — Indicó al homúnculo en voz firme y autoritaria, totalmente decidido a comenzar con lo que años atrás se había propuesto. ** [H0mmunculi], [cosmic_jade_rat_258], [Pumpkin_Man], [W1ld_hunter], [Fr0m_H3ll], [The.Hellhound],
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  • Los seres humanos tenemos la capacidad de adaptarnos para superar las dificultades, y sobrevivir, aún en los terrenos más hostiles...
    Mi maestro me enseñó que vale más la pena construir ciudades a las faldas del Vesubio, bailar al borde del alcantilado o sobre una cuerda encima del vacío... Porque el riesgo siempre implica sentirse realmente vivo. Las heridas siempre son valiosas porque ahí está presente con furor esa fuerza vital que nos impulsa a seguir vivos, la voluntad de poder...
    He escuchado que se necesitan compañeros. Y afortunadamente los tengo, en medio del campo de batalla. No hay vínculo más fuerte entre hombres que aquel forjado en la guerra, ni gloria más grande que vivir, pelear y morir por la gloria de Roma. Es lo que escuché decir a un antiguo general romano. Y tiene razón. En medio del infierno de la guerra las cosas surgen genuinamente. Y tuve la fortuna de ser capitán del escuadrón "Punta de flecha", donde, junto a mis valerosos compañeros, partimos en aquella misión especial de reconocimiento para atravesar el territorio controlado por la Legión.
    Lo mencioné al principio, los humanos podemos sobrevivir... Y aún con todo en contra, con recursos limitados y armas inferiores, atravesamos ese territorio y sobrevivimos esa misión, sólo para descubrir que la humanidad aún sobrevivía...
    Los seres humanos tenemos la capacidad de adaptarnos para superar las dificultades, y sobrevivir, aún en los terrenos más hostiles... Mi maestro me enseñó que vale más la pena construir ciudades a las faldas del Vesubio, bailar al borde del alcantilado o sobre una cuerda encima del vacío... Porque el riesgo siempre implica sentirse realmente vivo. Las heridas siempre son valiosas porque ahí está presente con furor esa fuerza vital que nos impulsa a seguir vivos, la voluntad de poder... He escuchado que se necesitan compañeros. Y afortunadamente los tengo, en medio del campo de batalla. No hay vínculo más fuerte entre hombres que aquel forjado en la guerra, ni gloria más grande que vivir, pelear y morir por la gloria de Roma. Es lo que escuché decir a un antiguo general romano. Y tiene razón. En medio del infierno de la guerra las cosas surgen genuinamente. Y tuve la fortuna de ser capitán del escuadrón "Punta de flecha", donde, junto a mis valerosos compañeros, partimos en aquella misión especial de reconocimiento para atravesar el territorio controlado por la Legión. Lo mencioné al principio, los humanos podemos sobrevivir... Y aún con todo en contra, con recursos limitados y armas inferiores, atravesamos ese territorio y sobrevivimos esa misión, sólo para descubrir que la humanidad aún sobrevivía...
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  • — ¡Estoy harto! Primero me dice que soy una amenaza para la humanidad y luego actúa como si pudiera darme órdenes a su puto antojo. —protestó con la voz cargada de indignación, mientras arrancaba su mascara del rostro y la arrojaba lejos; sin realmente importarle donde caiga.

    — Esto se acabó. Cecil puede irse a la mierda. —remató con un tono de fastidio, cruzándose de brazos para dar el toque final a su arranque de furia.
    — ¡Estoy harto! Primero me dice que soy una amenaza para la humanidad y luego actúa como si pudiera darme órdenes a su puto antojo. —protestó con la voz cargada de indignación, mientras arrancaba su mascara del rostro y la arrojaba lejos; sin realmente importarle donde caiga. — Esto se acabó. Cecil puede irse a la mierda. —remató con un tono de fastidio, cruzándose de brazos para dar el toque final a su arranque de furia.
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  • 𝕿𝐡𝐞 𝕸𝐢𝐫𝐚𝐜𝐥𝐞: 𝖆 𝖓𝖊𝖕𝖍𝖎𝖑𝖑𝖎𝖒.
    Fandom Supernatural - Lucifer
    Categoría Crossover
    ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤ➧ sᴛᴀʀᴛᴇʀ Chloe Decker I Fᴇᴍ AU I

    La tensión en la cuidad de plata era palpable, la corte celestial se encontraba reunida pero dividida en dos bandos. Por un lado se encontraban los que depositaban una confianza ciega en el creador y por el otro, aquellos que se encontraban al borde de la locura; en sus rostros se reflejaba la preocupación, la angustia y la desesperación. No había que ser un genio para darse de cuenta de que no les faltaba demasiado para arrancarse una por una las plumas de sus alas.

    Era una reacción lógica, el todopoderoso había tomado un pequeño receso de sus vacaciones indefinida, había ascendido a los cielos a ponerlo todo de cabeza y no parecía inmutarse por ello.

    Los murmullos de cientos de ángeles junto a los murmullos de los principales miembros de la Corte celestial hacian eco en cada rincón del paraíso. Como regla principal, todos los habitantes de la cuidad de plata tenían estrictamente prohibido pelear entre si y por ello estaban debatiendo sobre quien sería el elegido para darle una devolución al padre de todo que agurdaba impaciente en el centro del salón manteniendo su forma humana.

    ──No es necesario que murmuren o que susurren entre ustedes, puedo oirlos...── Menciono en un tono similar al de un regaño y con ello, el silencio se instalo en ese salón hecho de oro y mármol blanco. ──No les estoy pidiendo permiso, mucho menos quiero su opinión. Les estoy diciendo que voy a hacer con el fin de evitar que tomen a mi nieto, es decir a su sobrino, como una amenaza a la que deben erradicar.── Dios era consciente de que estaba tratando un tema delicado pero sabía exactamente lo que estaba haciendo al traer a la mesa el anuncio de que le daría a Lucifer, el hijo desterrado, un retoño y por si no fuera poco... La humana con la que había decidido compartir su vida seria la madre de ese ser. Simplemente inaceptable y no tardaron en saltarse las reglas de votación para tomar la palabra.

    El primero en hacerlo fue Amenadiel, el nuevo mensajero, un ángel que suplia a Gabriel en lo que este cumplía con sus deberes en la tierra.

    “Tampoco estoy del todo de acuerdo con papá pero confío en él. Si ha tomado esa decisión es porque sabe que el niño no será un peligro para nosotros o para sus padres, ni siquiera para los humanos." Explicó volteando a ver los rostros de sus hermanos y hermanas, buscando que alguien más compartiera su punto de vista pero solo un puñado de ellos asintieron.

    "Lamento mucho ser quien les recuerde lo que paso la última vez que los nephillim caminaron en la tierra." Mikha'el fue quien tomó la palabra posicionandose en mitad del salón, muy cerca del creador, para que todos pudieran verlo bien. "Esas criaturas no solo eran fruto del pecado, que es algo muy del estilo de nuestro hermano Lucifer, si no que también se convertían en gigantes incontrolables que arrasaban con todo a su paso. ¿Queremos una segunda invasión de esas abominaciones? ¿O es que en tus planes hay una segunda inundación para tus hijos favoritos, papá? No olvides que tu nuevo favorito vive en la tierra." Espetó el comandante de las huestes celestiales, desafiando a su padre no solo con la mirada, también con sus palabras que lanzo como si fuesen dagas filosas.

    ──Lo dices como si no pudiera traer a Jamie aquí, Miguel... Agradezco tu preocupación por él pero no corre peligro alguno, su bienestar y seguridad es algo que contemple antes de tomar esta decisión por agrandar la familia. ── Chuck sonrió por el comentario de su hijo, que entre los celos hacia Lucifer y el resentimiento por la atención extra que recibían las demás creaciónes, paso por alto con quien estaba hablando. ──Su condición de mortal no lo hace inferior a ti, lo hace más valioso. Aunque, si eso es un problema puedo darle tu divinidad, tu gracia y darte la oportunidad de experimentar lo que es la humanidad... O quizás debería enviarte a la tierra a cumplir con alguna labor similar a la que le di a Gabriel porque a él no lo escucho quejarse y contigo, hijo mio, no puedo decir lo mismo.── El arcángel bajo la mirada al oir las severas palabras de su padre. Se había dejado llevar por las emociones del momento que hasta había olvidado que a Lucifer lo habían desterrado del paraíso sin siquiera darle la oportunidad de excusarse por sus acciones.

    Todos en el cielo sabían que Dios castigaba primero y preguntaba después, cientos de siglos después, y si es que recordaba hacerlo. La prueba de ello era el mismísimo lucero del alba al que le estaban por obsequiar un milagro más no el perdón o la oportunidad de regresar al que alguna vez fue su hogar.

    "Mal interpretas mis palabras, padre. Intento ayudarte a que veas con claridad. Lo que quieres hacer es..." Mikha'el cerró la boca al ver que Chuck alzaba la mano y juntaba el dedo pulgar con el indice como última advertencia. Los angeles exclamaron al unísono, sabían que sucedía cuando Dios chasqueaba los dedos, podía ocurrir un milagro o podía ser el fin de algo y dada la circunstancia, la permanencia del arcángel en el paraíso pendía de un hilo muy delgado.

    ──Gracias por tu silencio, hijo. ¿Alguien más quiere aportar algo o quizás entregarme algún obsequio para la futura madre de mi nieto? ¿Que tal algún regalo para su futuro sobrino?.── Preguntó en un tono animado que rayaba en la burla y la provocación.

    Nadie se atrevió a decir nada más al respecto pero tampoco se acercaron a entregarle nada, se quedaron observandolo, quietos como las columnas de oro que decoraban el salón.

    ──Muy bien... Eso es todo, pueden regresar a sus actividades excepto tú Amenadiel. Tú vendrás conmigo y el resto, espero sean amables con su sobrino cuando lo conozcan; ya estan bastantes mayores como para recibir castigos.── Chuck miró directamente hacia Mikha'el y cuando Amenadiel llego a su lado, abandonaron el salón.

    ㅤ𝚃𝙸𝙴𝚁𝚁𝙰 𝟼𝟼𝟼 - 𝟿 𝙼𝙴𝚂𝙴𝚂 𝙳𝙴𝚂𝙿𝚄𝙴𝚂.

    El día había llegado, era una mañana radiante y cálida de primavera. Las calles estaban decoradas con telarañas, calaveras y calabazas; incluso el hospital estaba decorado con motivo de halloween, una celebración que a diferencia de lo que solían decir no le disgustaba al creador. De hecho, lo encontraba muy divertido e ingenioso porque a pesar de todo se viera tétrico, viejo, o muerto nada era lo que parecía ser.

    Chuck llegó a la recepción del hospital y se anunció con la secretaria que estaba vestida como una bruja.

    "Buenos días, señor. ¿Nombre del paciente al que va a visitar?“ preguntó la mujer mientras abría un archivo en la computadora.

    ──A mi nuera, su nombre es Chloe Decker.── Respondió con amabalidad aunque supiera que iba a decirle la mujer.

    "Chloe Decker..." Repitió la secretaria hasta que dio con el nombre en la lista. "Si, señor. Aquí esta, llega a tiempo; la señorita Decker tuvo a su bebé en la madrugada" le informo y procedió a entregarle un gafete que acreditaba a Chuck como visita. Luego le indico que camino debía tomar para llegar a la habitacion número 221.

    ──Gracias, Maggie. Ten un lindo día.── Chuck se dio la vuelta y la mujer bajó la visto a la solapa de su chaleco donde normalmente estaría su tarjeta de presentación con su nombre pero esta vez no estaba allí, por las prisas no la había traído consigo.

    Se encogió de hombros, pensando en que quizás le habría dicho su nombre en algún momento de la conversación y restandole importancia al asunto regreso a su trabajo.

    Por su parte, Chuck se dejó guiar por energía del pequeño. Aquella que le había quitado a Lucifer como castigo y que ahora entendía porque lo había hecho, alguien más iba a necesitarla, y ese alguien acababa de nacer.

    Antes de que el niño fuese concebido, como su abuelo, Dios había hablado con ese ser cuando era un alma en forma de esfera de luz y de todos los candidatos que se habían ofrecido, escogió al que había suplicado para ser hijo de Chloe. El resto había pedido ser elegidos para aprender de los humanos, para ayudarlos, para ser unos ellos, para experimentar pero solo uno había priorizado a la madre que lo llevaría en el vientre.

    Giró por última vez en el corredor y avanzo hasta dar con la habitación 221, no golpeó para entrar, solo abrió la puerta y entró. Ahí estaba Chloe, iluminada por los rayos de sol que entraban por la ventana, recostada con su bebé en brazos y rodeada de arreglos florales.

    Chloe al percatarse del extraño que había entrado sin anunciarse, se abrazo a su bebé con un solo brazo y con el otro parecía estar buscando algo en la mesa noche.

    ──No necesito ver tu placa, Chloe. Sé que eres policía y no estoy aquí para hacerles daño si no, para conocer a mi nieto.── Menciono con naturalidad sin moverse de su lugar pero al notar que la desconfianza no se esfumaba, agregó. ──El bebé es un niño, pesa tres kilogramos y tiene tus ojos. Nació a las tres de la madrugada, eso te asusto dada la naturaleza de su padre y me pediste a mi que por favor les diera la bendición de que el pequeño se viera normal, ¿olvide de mencionar algo?...
    ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤ➧ sᴛᴀʀᴛᴇʀ [detectiveCDecker] La tensión en la cuidad de plata era palpable, la corte celestial se encontraba reunida pero dividida en dos bandos. Por un lado se encontraban los que depositaban una confianza ciega en el creador y por el otro, aquellos que se encontraban al borde de la locura; en sus rostros se reflejaba la preocupación, la angustia y la desesperación. No había que ser un genio para darse de cuenta de que no les faltaba demasiado para arrancarse una por una las plumas de sus alas. Era una reacción lógica, el todopoderoso había tomado un pequeño receso de sus vacaciones indefinida, había ascendido a los cielos a ponerlo todo de cabeza y no parecía inmutarse por ello. Los murmullos de cientos de ángeles junto a los murmullos de los principales miembros de la Corte celestial hacian eco en cada rincón del paraíso. Como regla principal, todos los habitantes de la cuidad de plata tenían estrictamente prohibido pelear entre si y por ello estaban debatiendo sobre quien sería el elegido para darle una devolución al padre de todo que agurdaba impaciente en el centro del salón manteniendo su forma humana. ──No es necesario que murmuren o que susurren entre ustedes, puedo oirlos...── Menciono en un tono similar al de un regaño y con ello, el silencio se instalo en ese salón hecho de oro y mármol blanco. ──No les estoy pidiendo permiso, mucho menos quiero su opinión. Les estoy diciendo que voy a hacer con el fin de evitar que tomen a mi nieto, es decir a su sobrino, como una amenaza a la que deben erradicar.── Dios era consciente de que estaba tratando un tema delicado pero sabía exactamente lo que estaba haciendo al traer a la mesa el anuncio de que le daría a Lucifer, el hijo desterrado, un retoño y por si no fuera poco... La humana con la que había decidido compartir su vida seria la madre de ese ser. Simplemente inaceptable y no tardaron en saltarse las reglas de votación para tomar la palabra. El primero en hacerlo fue Amenadiel, el nuevo mensajero, un ángel que suplia a Gabriel en lo que este cumplía con sus deberes en la tierra. “Tampoco estoy del todo de acuerdo con papá pero confío en él. Si ha tomado esa decisión es porque sabe que el niño no será un peligro para nosotros o para sus padres, ni siquiera para los humanos." Explicó volteando a ver los rostros de sus hermanos y hermanas, buscando que alguien más compartiera su punto de vista pero solo un puñado de ellos asintieron. "Lamento mucho ser quien les recuerde lo que paso la última vez que los nephillim caminaron en la tierra." Mikha'el fue quien tomó la palabra posicionandose en mitad del salón, muy cerca del creador, para que todos pudieran verlo bien. "Esas criaturas no solo eran fruto del pecado, que es algo muy del estilo de nuestro hermano Lucifer, si no que también se convertían en gigantes incontrolables que arrasaban con todo a su paso. ¿Queremos una segunda invasión de esas abominaciones? ¿O es que en tus planes hay una segunda inundación para tus hijos favoritos, papá? No olvides que tu nuevo favorito vive en la tierra." Espetó el comandante de las huestes celestiales, desafiando a su padre no solo con la mirada, también con sus palabras que lanzo como si fuesen dagas filosas. ──Lo dices como si no pudiera traer a Jamie aquí, Miguel... Agradezco tu preocupación por él pero no corre peligro alguno, su bienestar y seguridad es algo que contemple antes de tomar esta decisión por agrandar la familia. ── Chuck sonrió por el comentario de su hijo, que entre los celos hacia Lucifer y el resentimiento por la atención extra que recibían las demás creaciónes, paso por alto con quien estaba hablando. ──Su condición de mortal no lo hace inferior a ti, lo hace más valioso. Aunque, si eso es un problema puedo darle tu divinidad, tu gracia y darte la oportunidad de experimentar lo que es la humanidad... O quizás debería enviarte a la tierra a cumplir con alguna labor similar a la que le di a Gabriel porque a él no lo escucho quejarse y contigo, hijo mio, no puedo decir lo mismo.── El arcángel bajo la mirada al oir las severas palabras de su padre. Se había dejado llevar por las emociones del momento que hasta había olvidado que a Lucifer lo habían desterrado del paraíso sin siquiera darle la oportunidad de excusarse por sus acciones. Todos en el cielo sabían que Dios castigaba primero y preguntaba después, cientos de siglos después, y si es que recordaba hacerlo. La prueba de ello era el mismísimo lucero del alba al que le estaban por obsequiar un milagro más no el perdón o la oportunidad de regresar al que alguna vez fue su hogar. "Mal interpretas mis palabras, padre. Intento ayudarte a que veas con claridad. Lo que quieres hacer es..." Mikha'el cerró la boca al ver que Chuck alzaba la mano y juntaba el dedo pulgar con el indice como última advertencia. Los angeles exclamaron al unísono, sabían que sucedía cuando Dios chasqueaba los dedos, podía ocurrir un milagro o podía ser el fin de algo y dada la circunstancia, la permanencia del arcángel en el paraíso pendía de un hilo muy delgado. ──Gracias por tu silencio, hijo. ¿Alguien más quiere aportar algo o quizás entregarme algún obsequio para la futura madre de mi nieto? ¿Que tal algún regalo para su futuro sobrino?.── Preguntó en un tono animado que rayaba en la burla y la provocación. Nadie se atrevió a decir nada más al respecto pero tampoco se acercaron a entregarle nada, se quedaron observandolo, quietos como las columnas de oro que decoraban el salón. ──Muy bien... Eso es todo, pueden regresar a sus actividades excepto tú Amenadiel. Tú vendrás conmigo y el resto, espero sean amables con su sobrino cuando lo conozcan; ya estan bastantes mayores como para recibir castigos.── Chuck miró directamente hacia Mikha'el y cuando Amenadiel llego a su lado, abandonaron el salón. ㅤ𝚃𝙸𝙴𝚁𝚁𝙰 𝟼𝟼𝟼 - 𝟿 𝙼𝙴𝚂𝙴𝚂 𝙳𝙴𝚂𝙿𝚄𝙴𝚂. El día había llegado, era una mañana radiante y cálida de primavera. Las calles estaban decoradas con telarañas, calaveras y calabazas; incluso el hospital estaba decorado con motivo de halloween, una celebración que a diferencia de lo que solían decir no le disgustaba al creador. De hecho, lo encontraba muy divertido e ingenioso porque a pesar de todo se viera tétrico, viejo, o muerto nada era lo que parecía ser. Chuck llegó a la recepción del hospital y se anunció con la secretaria que estaba vestida como una bruja. "Buenos días, señor. ¿Nombre del paciente al que va a visitar?“ preguntó la mujer mientras abría un archivo en la computadora. ──A mi nuera, su nombre es Chloe Decker.── Respondió con amabalidad aunque supiera que iba a decirle la mujer. "Chloe Decker..." Repitió la secretaria hasta que dio con el nombre en la lista. "Si, señor. Aquí esta, llega a tiempo; la señorita Decker tuvo a su bebé en la madrugada" le informo y procedió a entregarle un gafete que acreditaba a Chuck como visita. Luego le indico que camino debía tomar para llegar a la habitacion número 221. ──Gracias, Maggie. Ten un lindo día.── Chuck se dio la vuelta y la mujer bajó la visto a la solapa de su chaleco donde normalmente estaría su tarjeta de presentación con su nombre pero esta vez no estaba allí, por las prisas no la había traído consigo. Se encogió de hombros, pensando en que quizás le habría dicho su nombre en algún momento de la conversación y restandole importancia al asunto regreso a su trabajo. Por su parte, Chuck se dejó guiar por energía del pequeño. Aquella que le había quitado a Lucifer como castigo y que ahora entendía porque lo había hecho, alguien más iba a necesitarla, y ese alguien acababa de nacer. Antes de que el niño fuese concebido, como su abuelo, Dios había hablado con ese ser cuando era un alma en forma de esfera de luz y de todos los candidatos que se habían ofrecido, escogió al que había suplicado para ser hijo de Chloe. El resto había pedido ser elegidos para aprender de los humanos, para ayudarlos, para ser unos ellos, para experimentar pero solo uno había priorizado a la madre que lo llevaría en el vientre. Giró por última vez en el corredor y avanzo hasta dar con la habitación 221, no golpeó para entrar, solo abrió la puerta y entró. Ahí estaba Chloe, iluminada por los rayos de sol que entraban por la ventana, recostada con su bebé en brazos y rodeada de arreglos florales. Chloe al percatarse del extraño que había entrado sin anunciarse, se abrazo a su bebé con un solo brazo y con el otro parecía estar buscando algo en la mesa noche. ──No necesito ver tu placa, Chloe. Sé que eres policía y no estoy aquí para hacerles daño si no, para conocer a mi nieto.── Menciono con naturalidad sin moverse de su lugar pero al notar que la desconfianza no se esfumaba, agregó. ──El bebé es un niño, pesa tres kilogramos y tiene tus ojos. Nació a las tres de la madrugada, eso te asusto dada la naturaleza de su padre y me pediste a mi que por favor les diera la bendición de que el pequeño se viera normal, ¿olvide de mencionar algo?...
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