• -no recuerda el porque pero está más que enojado ¡Emputado en poco! La cabeza le duele demasiado después de haber despertado de.... De .... T h.... Como si importará, enterró las garras rasgando la pared porque un hombre con una estúpida luna en la frente le a puesto esa ropa ridícula y que se supone que es "listo el regalo para lucifer"
    Saco las garras del agujero que le hizo a la pared comenzando a caminar intranquilo. No recuerda nada y no le agrada nada esa sensación ..... Se detuvo al ver su reflejo en un espejo pasándose de ahorror al ver aquella vulgaridad con la que estaba vestido. Quizás de forma inconsciente tocó sus manos con ansiedad "pidiendo auxilio de su esposo Lucifer 𝕾𝖆𝖒𝖆𝖊𝖑 𝕸𝖔𝖗𝖓𝖎𝖓𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗 " aunque por el momento no recordara nada -
    -no recuerda el porque pero está más que enojado ¡Emputado en poco! La cabeza le duele demasiado después de haber despertado de.... De .... T h.... Como si importará, enterró las garras rasgando la pared porque un hombre con una estúpida luna en la frente le a puesto esa ropa ridícula y que se supone que es "listo el regalo para lucifer" Saco las garras del agujero que le hizo a la pared comenzando a caminar intranquilo. No recuerda nada y no le agrada nada esa sensación ..... Se detuvo al ver su reflejo en un espejo pasándose de ahorror al ver aquella vulgaridad con la que estaba vestido. Quizás de forma inconsciente tocó sus manos con ansiedad "pidiendo auxilio de su esposo [LuciHe11] " aunque por el momento no recordara nada -
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  • -Un buen desayuno le hace olvidar los horrores que escuchó la noche anterior. Probablemente empiece a dormir en los establos, ahi hace menos ruido y no se escuchan los gemidos pasionales de todos-
    -Un buen desayuno le hace olvidar los horrores que escuchó la noche anterior. Probablemente empiece a dormir en los establos, ahi hace menos ruido y no se escuchan los gemidos pasionales de todos-
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  • La sala de tratamiento estaba en silencio, salvo por el tenue zumbido de los tubos fluorescentes. Shoko se inclinaba sobre una camilla vacía, limpiando las manchas de sangre seca en las sábanas con movimientos metódicos. No le gustaba dejar el trabajo a medias, aunque odiaba admitir que aquello le daba cierto sentido de control. El olor metálico de la sangre persistía, mezclándose con el desinfectante que había usado momentos antes.

    Se enderezó, encendiendo un cigarrillo con el encendedor desgastado que siempre llevaba en el bolsillo. Dio una larga calada, dejando que el humo llenara sus pulmones y luego se disipara en el aire. Miró el reloj en la pared: las tres de la madrugada. Esa era la hora en la que todo parecía más crudo, más honesto. La hora donde los pensamientos no pedían permiso para invadirla.

    Shoko caminó hacia la ventana abierta. Afuera, la luna bañaba el patio en una luz tenue y fría. El viento helado rozó su rostro, pero no hizo ningún intento por cerrarla. Era extraño cómo aquella brisa nocturna parecía ser lo único que le recordaba que aún estaba viva, que aún existía más allá de las sombras de los demás.

    Pensó en todo lo que había visto ese día: maldiciones que apenas lograron ser exorcizadas, estudiantes heridos que le pedían que no dejara de curarlos, aunque apenas podían hablar del dolor. Se había acostumbrado al trabajo, al horror constante. Pero a veces, como ahora, la acumulación de esas imágenes se filtraba en su mente, quedándose atrapadas en un rincón donde ni el humo podía alcanzarlas.

    Dejó escapar una risa seca. Había tenido la oportunidad de escoger una vida más sencilla. Podría haber sido médica en cualquier hospital ordinario, tratando enfermedades normales y lidiando con problemas humanos. Pero no, había elegido esto: sangre, maldiciones y cicatrices que nadie más podía ver.

    "¿Por qué lo hago?" murmuró en voz baja, dirigiéndose al reflejo borroso de su rostro en el vidrio de la ventana. "¿Por qué sigo aquí?"

    La respuesta no llegó. Nunca llegaba. Tal vez no existía.

    Apagó el cigarrillo contra el borde de la ventana y dejó que la colilla cayera al suelo del patio. Volvió a la sala de tratamiento, recogiendo las herramientas que había usado y guardándolas con precisión casi ritual. Cada objeto tenía su lugar, y esa rutina era lo único que le daba estructura a su caos interno.

    Finalmente, se sentó en la silla giratoria junto al escritorio, encendiendo otra vez su encendedor sin intención de usarlo. La llama bailaba delante de sus ojos, proyectando sombras que parecían figuras familiares: rostros de amigos que ya no estaban, de estudiantes que se habían marchado demasiado pronto. Cerró el encendedor con un chasquido y apoyó la cabeza entre las manos.

    El amanecer no estaba lejos, pero Shoko sabía que esa noche, como tantas otras, no dormiría. No porque no pudiera, sino porque no quería.
    La sala de tratamiento estaba en silencio, salvo por el tenue zumbido de los tubos fluorescentes. Shoko se inclinaba sobre una camilla vacía, limpiando las manchas de sangre seca en las sábanas con movimientos metódicos. No le gustaba dejar el trabajo a medias, aunque odiaba admitir que aquello le daba cierto sentido de control. El olor metálico de la sangre persistía, mezclándose con el desinfectante que había usado momentos antes. Se enderezó, encendiendo un cigarrillo con el encendedor desgastado que siempre llevaba en el bolsillo. Dio una larga calada, dejando que el humo llenara sus pulmones y luego se disipara en el aire. Miró el reloj en la pared: las tres de la madrugada. Esa era la hora en la que todo parecía más crudo, más honesto. La hora donde los pensamientos no pedían permiso para invadirla. Shoko caminó hacia la ventana abierta. Afuera, la luna bañaba el patio en una luz tenue y fría. El viento helado rozó su rostro, pero no hizo ningún intento por cerrarla. Era extraño cómo aquella brisa nocturna parecía ser lo único que le recordaba que aún estaba viva, que aún existía más allá de las sombras de los demás. Pensó en todo lo que había visto ese día: maldiciones que apenas lograron ser exorcizadas, estudiantes heridos que le pedían que no dejara de curarlos, aunque apenas podían hablar del dolor. Se había acostumbrado al trabajo, al horror constante. Pero a veces, como ahora, la acumulación de esas imágenes se filtraba en su mente, quedándose atrapadas en un rincón donde ni el humo podía alcanzarlas. Dejó escapar una risa seca. Había tenido la oportunidad de escoger una vida más sencilla. Podría haber sido médica en cualquier hospital ordinario, tratando enfermedades normales y lidiando con problemas humanos. Pero no, había elegido esto: sangre, maldiciones y cicatrices que nadie más podía ver. "¿Por qué lo hago?" murmuró en voz baja, dirigiéndose al reflejo borroso de su rostro en el vidrio de la ventana. "¿Por qué sigo aquí?" La respuesta no llegó. Nunca llegaba. Tal vez no existía. Apagó el cigarrillo contra el borde de la ventana y dejó que la colilla cayera al suelo del patio. Volvió a la sala de tratamiento, recogiendo las herramientas que había usado y guardándolas con precisión casi ritual. Cada objeto tenía su lugar, y esa rutina era lo único que le daba estructura a su caos interno. Finalmente, se sentó en la silla giratoria junto al escritorio, encendiendo otra vez su encendedor sin intención de usarlo. La llama bailaba delante de sus ojos, proyectando sombras que parecían figuras familiares: rostros de amigos que ya no estaban, de estudiantes que se habían marchado demasiado pronto. Cerró el encendedor con un chasquido y apoyó la cabeza entre las manos. El amanecer no estaba lejos, pero Shoko sabía que esa noche, como tantas otras, no dormiría. No porque no pudiera, sino porque no quería.
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  • EL DESPERTAR
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    **Recibí una notificación de que el viejo tío Adam había muerto, y como yo era su pariente más cercano recibí la noticia de que había heredado su casa y todas sus pertenencias en la lejana ciudad de Insmouth.**
    **Cuando era niña mi madre vivía ahí, pero sus padres decidieron irse y dejar al tío Adam solo. Mi madre tuvo su vida normal sin acordarse de él más que de vez en cuando, y ahora ella ya era de avanzada edad y con dificultades recordaba algo de ese pariente lejano, así que me correspondía a mí ir allá a arreglar los asuntos pendientes.**
    **Al planear la visita me encontré que era un pueblo remoto cerca de la costa, y pensaba que lo mejor sería vender las propiedades, porque mi vida estaba con mi amada a su lado, además que en pocos meses nos casariamos. Ella insistió en acompañarme, así que la visita se transformó en una pequeña excursión donde estaríamos a solas los dos, por lo que decidí que iría manejando por la carretera.**
    **Sin embargo, la carretera era vieja y se evidenciaba que casi nadie visitaba aquel lugar. Cerca de llegar, según el mapa, encontramos campos abandonados y vestigios de lo que habría sido una ciudad agrícola en otro tiempo, pero hoy ya un lugar olvidado. Había un hombre viejo que parecía un jornalero, al cuál decidí acercarme sin bajar del auto.**

    —Buen día, buen hombre.

    **Aquel hombre parecía demasiado viejo y cansado. Sería un crimen que un hombre así todavía tuviera que trabajar el campo, pero era el único que podía decirnos algo.**

    —¿Esta es la ciudad de Insmouth, verdad?

    **Me incomodaba un poco su forma de mirarnos, en especial a mi novia, pero cuando mencioné la ciudad el horror se dibujó en su cara.**

    —¿Vas a... Entrar a Insmouth? No hablas en serio, ¿O sí?
    —Pues... Un viejo familiar murió y recibí una notificación de que heredaría sus propiedades...

    **Entonces sacó una especie de pergamino de su bolso y me lo dió.**

    —La festividad de la diosa está cerca... No deberías ir ahora... Porque...

    **Su pánico se acentuó y yo comencé a sentir miedo también.**

    —¿Se encuentra bien?
    —Sh... Shub-Niggurath... Ellos van a... No!!!!?

    **Con una mueca de verdadero terror se dió la vuelta, y con una agilidad forzada emprendió la huida como si corriera por su vida.**

    —¡Espere!

    **Puse en marcha el auto, con intenciones de seguirlo, pero se metió entre la maleza bastante crecida y supe que era mejor entrar a la ciudad al fin.
    Mi cariño estaba tan desconcertada como yo.

    —¿Qué es ese papel?

    **Dijo ella. Entonces abrí el pergamino y ambos lo miramos.**

    —¿Qué es esto?
    **Recibí una notificación de que el viejo tío Adam había muerto, y como yo era su pariente más cercano recibí la noticia de que había heredado su casa y todas sus pertenencias en la lejana ciudad de Insmouth.** **Cuando era niña mi madre vivía ahí, pero sus padres decidieron irse y dejar al tío Adam solo. Mi madre tuvo su vida normal sin acordarse de él más que de vez en cuando, y ahora ella ya era de avanzada edad y con dificultades recordaba algo de ese pariente lejano, así que me correspondía a mí ir allá a arreglar los asuntos pendientes.** **Al planear la visita me encontré que era un pueblo remoto cerca de la costa, y pensaba que lo mejor sería vender las propiedades, porque mi vida estaba con mi amada a su lado, además que en pocos meses nos casariamos. Ella insistió en acompañarme, así que la visita se transformó en una pequeña excursión donde estaríamos a solas los dos, por lo que decidí que iría manejando por la carretera.** **Sin embargo, la carretera era vieja y se evidenciaba que casi nadie visitaba aquel lugar. Cerca de llegar, según el mapa, encontramos campos abandonados y vestigios de lo que habría sido una ciudad agrícola en otro tiempo, pero hoy ya un lugar olvidado. Había un hombre viejo que parecía un jornalero, al cuál decidí acercarme sin bajar del auto.** —Buen día, buen hombre. **Aquel hombre parecía demasiado viejo y cansado. Sería un crimen que un hombre así todavía tuviera que trabajar el campo, pero era el único que podía decirnos algo.** —¿Esta es la ciudad de Insmouth, verdad? **Me incomodaba un poco su forma de mirarnos, en especial a mi novia, pero cuando mencioné la ciudad el horror se dibujó en su cara.** —¿Vas a... Entrar a Insmouth? No hablas en serio, ¿O sí? —Pues... Un viejo familiar murió y recibí una notificación de que heredaría sus propiedades... **Entonces sacó una especie de pergamino de su bolso y me lo dió.** —La festividad de la diosa está cerca... No deberías ir ahora... Porque... **Su pánico se acentuó y yo comencé a sentir miedo también.** —¿Se encuentra bien? —Sh... Shub-Niggurath... Ellos van a... No!!!!? **Con una mueca de verdadero terror se dió la vuelta, y con una agilidad forzada emprendió la huida como si corriera por su vida.** —¡Espere! **Puse en marcha el auto, con intenciones de seguirlo, pero se metió entre la maleza bastante crecida y supe que era mejor entrar a la ciudad al fin. Mi cariño estaba tan desconcertada como yo. —¿Qué es ese papel? **Dijo ella. Entonces abrí el pergamino y ambos lo miramos.** —¿Qué es esto?
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    **Recibí una notificación de que el viejo tío Adam había muerto, y como yo era su pariente más cercano recibí la noticia de que había heredado su casa y todas sus pertenencias en la lejana ciudad de Insmouth.**
    **Cuando era niña mi madre vivía ahí, pero sus padres decidieron irse y dejar al tío Adam solo. Mi madre tuvo su vida normal sin acordarse de él más que de vez en cuando, y ahora ella ya era de avanzada edad y con dificultades recordaba algo de ese pariente lejano, así que me correspondía a mí ir allá a arreglar los asuntos pendientes.**
    **Al planear la visita me encontré que era un pueblo remoto cerca de la costa, y pensaba que lo mejor sería vender las propiedades, porque mi vida estaba con mi amada a su lado, además que en pocos meses nos casariamos. Ella insistió en acompañarme, así que la visita se transformó en una pequeña excursión donde estaríamos a solas los dos, por lo que decidí que iría manejando por la carretera.**
    **Sin embargo, la carretera era vieja y se evidenciaba que casi nadie visitaba aquel lugar. Cerca de llegar, según el mapa, encontramos campos abandonados y vestigios de lo que habría sido una ciudad agrícola en otro tiempo, pero hoy ya un lugar olvidado. Había un hombre viejo que parecía un jornalero, al cuál decidí acercarme sin bajar del auto.**

    —Buen día, buen hombre.

    **Aquel hombre parecía demasiado viejo y cansado. Sería un crimen que un hombre así todavía tuviera que trabajar el campo, pero era el único que podía decirnos algo.**

    —¿Esta es la ciudad de Insmouth, verdad?

    **Me incomodaba un poco su forma de mirarnos, en especial a mi novia, pero cuando mencioné la ciudad el horror se dibujó en su cara.**

    —¿Vas a... Entrar a Insmouth? No hablas en serio, ¿O sí?
    —Pues... Un viejo familiar murió y recibí una notificación de que heredaría sus propiedades...

    **Entonces sacó una especie de pergamino de su bolso y me lo dió.**

    —La festividad de la diosa está cerca... No deberías ir ahora... Porque...

    **Su pánico se acentuó y yo comencé a sentir miedo también.**

    —¿Se encuentra bien?
    —Sh... Shub-Niggurath... Ellos van a... No!!!!?

    **Con una mueca de verdadero terror se dió la vuelta, y con una agilidad forzada emprendió la huida como si corriera por su vida.**

    —¡Espere!

    **Puse en marcha el auto, con intenciones de seguirlo, pero se metió entre la maleza bastante crecida y supe que era mejor entrar a la ciudad al fin.
    Mi cariño estaba tan desconcertada como yo.

    —¿Qué es ese papel?

    **Dijo ella. Entonces abrí el pergamino y ambos lo miramos.**

    —¿Qué es esto?
    **Recibí una notificación de que el viejo tío Adam había muerto, y como yo era su pariente más cercano recibí la noticia de que había heredado su casa y todas sus pertenencias en la lejana ciudad de Insmouth.** **Cuando era niña mi madre vivía ahí, pero sus padres decidieron irse y dejar al tío Adam solo. Mi madre tuvo su vida normal sin acordarse de él más que de vez en cuando, y ahora ella ya era de avanzada edad y con dificultades recordaba algo de ese pariente lejano, así que me correspondía a mí ir allá a arreglar los asuntos pendientes.** **Al planear la visita me encontré que era un pueblo remoto cerca de la costa, y pensaba que lo mejor sería vender las propiedades, porque mi vida estaba con mi amada a su lado, además que en pocos meses nos casariamos. Ella insistió en acompañarme, así que la visita se transformó en una pequeña excursión donde estaríamos a solas los dos, por lo que decidí que iría manejando por la carretera.** **Sin embargo, la carretera era vieja y se evidenciaba que casi nadie visitaba aquel lugar. Cerca de llegar, según el mapa, encontramos campos abandonados y vestigios de lo que habría sido una ciudad agrícola en otro tiempo, pero hoy ya un lugar olvidado. Había un hombre viejo que parecía un jornalero, al cuál decidí acercarme sin bajar del auto.** —Buen día, buen hombre. **Aquel hombre parecía demasiado viejo y cansado. Sería un crimen que un hombre así todavía tuviera que trabajar el campo, pero era el único que podía decirnos algo.** —¿Esta es la ciudad de Insmouth, verdad? **Me incomodaba un poco su forma de mirarnos, en especial a mi novia, pero cuando mencioné la ciudad el horror se dibujó en su cara.** —¿Vas a... Entrar a Insmouth? No hablas en serio, ¿O sí? —Pues... Un viejo familiar murió y recibí una notificación de que heredaría sus propiedades... **Entonces sacó una especie de pergamino de su bolso y me lo dió.** —La festividad de la diosa está cerca... No deberías ir ahora... Porque... **Su pánico se acentuó y yo comencé a sentir miedo también.** —¿Se encuentra bien? —Sh... Shub-Niggurath... Ellos van a... No!!!!? **Con una mueca de verdadero terror se dió la vuelta, y con una agilidad forzada emprendió la huida como si corriera por su vida.** —¡Espere! **Puse en marcha el auto, con intenciones de seguirlo, pero se metió entre la maleza bastante crecida y supe que era mejor entrar a la ciudad al fin. Mi cariño estaba tan desconcertada como yo. —¿Qué es ese papel? **Dijo ella. Entonces abrí el pergamino y ambos lo miramos.** —¿Qué es esto?
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    **Recibí una notificación de que el viejo tío Adam había muerto, y como yo era su pariente más cercano recibí la noticia de que había heredado su casa y todas sus pertenencias en la lejana ciudad de Insmouth.**
    **Cuando era niña mi madre vivía ahí, pero sus padres decidieron irse y dejar al tío Adam solo. Mi madre tuvo su vida normal sin acordarse de él más que de vez en cuando, y ahora ella ya era de avanzada edad y con dificultades recordaba algo de ese pariente lejano, así que me correspondía a mí ir allá a arreglar los asuntos pendientes.**
    **Al planear la visita me encontré que era un pueblo remoto cerca de la costa, y pensaba que lo mejor sería vender las propiedades, porque mi vida estaba con mi amada a su lado, además que en pocos meses nos casariamos. Ella insistió en acompañarme, así que la visita se transformó en una pequeña excursión donde estaríamos a solas los dos, por lo que decidí que iría manejando por la carretera.**
    **Sin embargo, la carretera era vieja y se evidenciaba que casi nadie visitaba aquel lugar. Cerca de llegar, según el mapa, encontramos campos abandonados y vestigios de lo que habría sido una ciudad agrícola en otro tiempo, pero hoy ya un lugar olvidado. Había un hombre viejo que parecía un jornalero, al cuál decidí acercarme sin bajar del auto.**

    —Buen día, buen hombre.

    **Aquel hombre parecía demasiado viejo y cansado. Sería un crimen que un hombre así todavía tuviera que trabajar el campo, pero era el único que podía decirnos algo.**

    —¿Esta es la ciudad de Insmouth, verdad?

    **Me incomodaba un poco su forma de mirarnos, en especial a mi novia, pero cuando mencioné la ciudad el horror se dibujó en su cara.**

    —¿Vas a... Entrar a Insmouth? No hablas en serio, ¿O sí?
    —Pues... Un viejo familiar murió y recibí una notificación de que heredaría sus propiedades...

    **Entonces sacó una especie de pergamino de su bolso y me lo dió.**

    —La festividad de la diosa está cerca... No deberías ir ahora... Porque...

    **Su pánico se acentuó y yo comencé a sentir miedo también.**

    —¿Se encuentra bien?
    —Sh... Shub-Niggurath... Ellos van a... No!!!!?

    **Con una mueca de verdadero terror se dió la vuelta, y con una agilidad forzada emprendió la huida como si corriera por su vida.**

    —¡Espere!

    **Puse en marcha el auto, con intenciones de seguirlo, pero se metió entre la maleza bastante crecida y supe que era mejor entrar a la ciudad al fin.
    Mi cariño estaba tan desconcertada como yo.

    —¿Qué es ese papel?

    **Dijo ella. Entonces abrí el pergamino y ambos lo miramos.**

    —¿Qué es esto?
    **Recibí una notificación de que el viejo tío Adam había muerto, y como yo era su pariente más cercano recibí la noticia de que había heredado su casa y todas sus pertenencias en la lejana ciudad de Insmouth.** **Cuando era niña mi madre vivía ahí, pero sus padres decidieron irse y dejar al tío Adam solo. Mi madre tuvo su vida normal sin acordarse de él más que de vez en cuando, y ahora ella ya era de avanzada edad y con dificultades recordaba algo de ese pariente lejano, así que me correspondía a mí ir allá a arreglar los asuntos pendientes.** **Al planear la visita me encontré que era un pueblo remoto cerca de la costa, y pensaba que lo mejor sería vender las propiedades, porque mi vida estaba con mi amada a su lado, además que en pocos meses nos casariamos. Ella insistió en acompañarme, así que la visita se transformó en una pequeña excursión donde estaríamos a solas los dos, por lo que decidí que iría manejando por la carretera.** **Sin embargo, la carretera era vieja y se evidenciaba que casi nadie visitaba aquel lugar. Cerca de llegar, según el mapa, encontramos campos abandonados y vestigios de lo que habría sido una ciudad agrícola en otro tiempo, pero hoy ya un lugar olvidado. Había un hombre viejo que parecía un jornalero, al cuál decidí acercarme sin bajar del auto.** —Buen día, buen hombre. **Aquel hombre parecía demasiado viejo y cansado. Sería un crimen que un hombre así todavía tuviera que trabajar el campo, pero era el único que podía decirnos algo.** —¿Esta es la ciudad de Insmouth, verdad? **Me incomodaba un poco su forma de mirarnos, en especial a mi novia, pero cuando mencioné la ciudad el horror se dibujó en su cara.** —¿Vas a... Entrar a Insmouth? No hablas en serio, ¿O sí? —Pues... Un viejo familiar murió y recibí una notificación de que heredaría sus propiedades... **Entonces sacó una especie de pergamino de su bolso y me lo dió.** —La festividad de la diosa está cerca... No deberías ir ahora... Porque... **Su pánico se acentuó y yo comencé a sentir miedo también.** —¿Se encuentra bien? —Sh... Shub-Niggurath... Ellos van a... No!!!!? **Con una mueca de verdadero terror se dió la vuelta, y con una agilidad forzada emprendió la huida como si corriera por su vida.** —¡Espere! **Puse en marcha el auto, con intenciones de seguirlo, pero se metió entre la maleza bastante crecida y supe que era mejor entrar a la ciudad al fin. Mi cariño estaba tan desconcertada como yo. —¿Qué es ese papel? **Dijo ella. Entonces abrí el pergamino y ambos lo miramos.** —¿Qué es esto?
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  • Casa de muñecas

    ∆ Especial de Halloween. No leer si no toleras en contenido explícito o fuerte ∆

    ∆ Para una mejor inmersión escuchar el siguiente link https://youtu.be/ZrANEuUvoIw?si=-9HK-2HFzvXk-ItP

    Las paredes manchadas y escurriendo de sangre, el ventilador del techo rechinaba luchando por seguir dando lentar vueltas con colgando tres cabezas atadas en sus aspas. Tenian un corte burde en el cuello donde por donde pequeña inicicion pasaban hasta un la nuca por donde se mantenían amarrados con los intestinos en cada una de las apas.

    Cada una había sido "cuidadosamente" manejada dándoles un aspecto único, la primera le habia sacado los ojos de las cuencas dejando que colgarán solo por los nervios oculares, dejando que los ojos calleran casi a su boca que estaba abierta en un grito muerto de horror, la segunda cabeza tenia los ojos vueltos para atrás mientras que una sonrisa habia sido dibudaja con sangre desde el labio superior hasta el final de los pómulos pues la mandíbula había sido rota dejando la parte inferior colgando y la tercera cabeza estaba con los párpados cosidos dejando expuestos sus ojos, las venas aún se mantenían marcadas de sus muertos ojos que brillanban con tintineante iluminación de la casa, mientras de su boca aún escurrían espesas gotas de sangre que manchaban los hilos que mantenían su expresión parecida a una de esas tristes pinturas de payasos pero habia dejado su lengua de fuera para darle un toque divertido.

    En las paredes estaban escritas las ultimas palabras con su propia sangre.

    "Aléjate"

    "No quiero morir"

    "Ayuda"

    "Socorro"

    "Por favor"

    Estas palabras se repetían una y otra vez en toda la casa, junto a las marcas de manos, rasguños en el tapiz y partes humanas regadas.

    En la mesa principal estaban los cuerpos sentados como si preparan para cenar, los brazos, trozos y piernas amarrados con tanta fuerza a las sillas que sus pálidas extremidades mantenían un horrible color morado verdoso.

    Todos estaban bien vestidos con sus manos apuntadas, dejadas en cada plato frente a ellos "listos para comer" pero no para ellos, si no que para las larvas de las moscas que se movían bajo piel y devoran la carne, y las moscas rondaban cerca de la mesa y disfrutando de la carne expuesta de sus cuellos cercenados, mientras como centro de mesa yacía los tres corazones atravezados y sujetados con costillas extraídas de los cuerpos en donde las heridas heran cubiertas por la ropa empapada de sangre se undia. Las copas estaban decoradas con dorajas de ojos y llenas de acido.

    En la sala habían más cuerpos, aún que estos conservaban las cabezas, sus miradas estaban por detrás de sus espaldas por el cuello roto negándose a ver al gran escrito en carmín con sus propias vidas "HAPPY HALLOWEEN".

    Todos estaban sujetos de las manos por cuerdas dañadas y sucias, hechas de sus propios cabellos que asfixiaban las extremidades, sus cuerpos estaban habiertos y los de la extremo a extremo aún tenían sus tripas pegados a ellos mientras los debas los tenían arrancadas y unidos a los extremos habían sido extendidos por toda la sala para decorarla, con sus ojos ecocidos al igual que sus sonrisas, ensuiadas por negras manchas de sangre podrida. Mientras en un plato hondo de vidrio en la mesa de centro estaban diferentes horga os cortados en pequeños cubos, sus pulmones habían sido fina minamente cortados en pequeñas láminas y estaban regados por toda la sala como si se tratará de confeti, así como sus hígados que estaban en un gran plato plato cortados en finas laminas como carnes frias y sus riñones estaban en otro plato rebanados y con palillos incrustados. Los sillones goteaban la negra sangre mientras se pronunciaban más sus figuras con sus fluidos sobre la tela de los muebles.

    En las escaleras habían dos niñas sentadas, partidas a la mitad y cosidas, que se movían en leves temblores. Sus pechos auecados en perfectos circulos dejaban entre ver sombras correr en donde se suponía que debería estar sus corazones sin embargo aún unido a sus cuerpos por delgados tejidos podridos descansaba en sus manos. Las ratas ya habían comenzado a comerse las caras de las niñas, dejando a una con la mitad de la cara roída y haci con sus dedos donde la otra ya no contaba con uno de sus brazos unidos al cuerpo y con apenas la cuarta parte de sus palidos dedos, en donde una de las rata, sujetaba el corazón con sus pequeñas manitas enterrando sus garras en la carne mientras roía el negro organo con desesperación.

    En el segundo piso las puertas de las habitaciones estaban forrados con piel pegadas con clavos torcidos y oxidados.

    En cada habitación, sobre la cama había una pequeña caja adornada con mucho cuidado estando sobre ellas pequeñas notas con escritos ilegibles. Unos pequeños regalos sorpresa para los futuros visitantes que vinieran a la fiesta.

    Bajo las camas habían cuerpos desollados, cubiertos de ormigas que entraban por sus bocas, ojos, nariz y orejas. Mientras en el piso se esparcían desde la cama hasta la puerta un gran mancha de sangre seca.

    En el baño, el lavabo estaba lleno de cabello cubierto de sangre y suciedad del cual parte había caído al piso.

    La tina están llena de agua contamida de sangre y en ella flotaban pequeños e hinchados bebes azules con manchas verdes piel.

    El aire estaba infestado por el nauseabundo a carne podrida, los insectos se arrastraban por todas partes y la casa solo era iluminada por las suaves luces de las velas.

    Las ventanas estaban tapdas por dentro con papel negro por lo que no se podía ver nada por fuera más que el débil parpadear de las velas que derretían sobre los candelabros de manos engarrotadas que había hecho y distribuido por toda la casa, en unas, los dedos tenian delgadas velas y en la palma había una más gruesa pero pequeñas, otros eran puños cerrados donde sujetaban las velas que se derretían la cera caliente cosibana la piel dejando supurante marcas.

    Había sido algo complicado conseguir todos pero valía la pena, todo estaba perfecto y ahora quienes fueran que entrarán por la blanca puerta de la entrada, la única puerta que mantenian un limpio y buen estando, vivirían un auténtico halloween en esta "casa de muñecas".

    - Feliz Halloween~ -

    Dijo en un canturreó alegre parada enmedio del pasillo principal, siendo mi figura cubierta por la oscuridad así como las evidencias de las cosas que había hecho, dejando únicamente a la vista mis ojos amarillos que era lo único que sobre salía entre la penumbra.

    #Rol #Gore #Hallowen #Original #Terror
    Casa de muñecas ∆ Especial de Halloween. No leer si no toleras en contenido explícito o fuerte ∆ ∆ Para una mejor inmersión escuchar el siguiente link https://youtu.be/ZrANEuUvoIw?si=-9HK-2HFzvXk-ItP ∆ Las paredes manchadas y escurriendo de sangre, el ventilador del techo rechinaba luchando por seguir dando lentar vueltas con colgando tres cabezas atadas en sus aspas. Tenian un corte burde en el cuello donde por donde pequeña inicicion pasaban hasta un la nuca por donde se mantenían amarrados con los intestinos en cada una de las apas. Cada una había sido "cuidadosamente" manejada dándoles un aspecto único, la primera le habia sacado los ojos de las cuencas dejando que colgarán solo por los nervios oculares, dejando que los ojos calleran casi a su boca que estaba abierta en un grito muerto de horror, la segunda cabeza tenia los ojos vueltos para atrás mientras que una sonrisa habia sido dibudaja con sangre desde el labio superior hasta el final de los pómulos pues la mandíbula había sido rota dejando la parte inferior colgando y la tercera cabeza estaba con los párpados cosidos dejando expuestos sus ojos, las venas aún se mantenían marcadas de sus muertos ojos que brillanban con tintineante iluminación de la casa, mientras de su boca aún escurrían espesas gotas de sangre que manchaban los hilos que mantenían su expresión parecida a una de esas tristes pinturas de payasos pero habia dejado su lengua de fuera para darle un toque divertido. En las paredes estaban escritas las ultimas palabras con su propia sangre. "Aléjate" "No quiero morir" "Ayuda" "Socorro" "Por favor" Estas palabras se repetían una y otra vez en toda la casa, junto a las marcas de manos, rasguños en el tapiz y partes humanas regadas. En la mesa principal estaban los cuerpos sentados como si preparan para cenar, los brazos, trozos y piernas amarrados con tanta fuerza a las sillas que sus pálidas extremidades mantenían un horrible color morado verdoso. Todos estaban bien vestidos con sus manos apuntadas, dejadas en cada plato frente a ellos "listos para comer" pero no para ellos, si no que para las larvas de las moscas que se movían bajo piel y devoran la carne, y las moscas rondaban cerca de la mesa y disfrutando de la carne expuesta de sus cuellos cercenados, mientras como centro de mesa yacía los tres corazones atravezados y sujetados con costillas extraídas de los cuerpos en donde las heridas heran cubiertas por la ropa empapada de sangre se undia. Las copas estaban decoradas con dorajas de ojos y llenas de acido. En la sala habían más cuerpos, aún que estos conservaban las cabezas, sus miradas estaban por detrás de sus espaldas por el cuello roto negándose a ver al gran escrito en carmín con sus propias vidas "HAPPY HALLOWEEN". Todos estaban sujetos de las manos por cuerdas dañadas y sucias, hechas de sus propios cabellos que asfixiaban las extremidades, sus cuerpos estaban habiertos y los de la extremo a extremo aún tenían sus tripas pegados a ellos mientras los debas los tenían arrancadas y unidos a los extremos habían sido extendidos por toda la sala para decorarla, con sus ojos ecocidos al igual que sus sonrisas, ensuiadas por negras manchas de sangre podrida. Mientras en un plato hondo de vidrio en la mesa de centro estaban diferentes horga os cortados en pequeños cubos, sus pulmones habían sido fina minamente cortados en pequeñas láminas y estaban regados por toda la sala como si se tratará de confeti, así como sus hígados que estaban en un gran plato plato cortados en finas laminas como carnes frias y sus riñones estaban en otro plato rebanados y con palillos incrustados. Los sillones goteaban la negra sangre mientras se pronunciaban más sus figuras con sus fluidos sobre la tela de los muebles. En las escaleras habían dos niñas sentadas, partidas a la mitad y cosidas, que se movían en leves temblores. Sus pechos auecados en perfectos circulos dejaban entre ver sombras correr en donde se suponía que debería estar sus corazones sin embargo aún unido a sus cuerpos por delgados tejidos podridos descansaba en sus manos. Las ratas ya habían comenzado a comerse las caras de las niñas, dejando a una con la mitad de la cara roída y haci con sus dedos donde la otra ya no contaba con uno de sus brazos unidos al cuerpo y con apenas la cuarta parte de sus palidos dedos, en donde una de las rata, sujetaba el corazón con sus pequeñas manitas enterrando sus garras en la carne mientras roía el negro organo con desesperación. En el segundo piso las puertas de las habitaciones estaban forrados con piel pegadas con clavos torcidos y oxidados. En cada habitación, sobre la cama había una pequeña caja adornada con mucho cuidado estando sobre ellas pequeñas notas con escritos ilegibles. Unos pequeños regalos sorpresa para los futuros visitantes que vinieran a la fiesta. Bajo las camas habían cuerpos desollados, cubiertos de ormigas que entraban por sus bocas, ojos, nariz y orejas. Mientras en el piso se esparcían desde la cama hasta la puerta un gran mancha de sangre seca. En el baño, el lavabo estaba lleno de cabello cubierto de sangre y suciedad del cual parte había caído al piso. La tina están llena de agua contamida de sangre y en ella flotaban pequeños e hinchados bebes azules con manchas verdes piel. El aire estaba infestado por el nauseabundo a carne podrida, los insectos se arrastraban por todas partes y la casa solo era iluminada por las suaves luces de las velas. Las ventanas estaban tapdas por dentro con papel negro por lo que no se podía ver nada por fuera más que el débil parpadear de las velas que derretían sobre los candelabros de manos engarrotadas que había hecho y distribuido por toda la casa, en unas, los dedos tenian delgadas velas y en la palma había una más gruesa pero pequeñas, otros eran puños cerrados donde sujetaban las velas que se derretían la cera caliente cosibana la piel dejando supurante marcas. Había sido algo complicado conseguir todos pero valía la pena, todo estaba perfecto y ahora quienes fueran que entrarán por la blanca puerta de la entrada, la única puerta que mantenian un limpio y buen estando, vivirían un auténtico halloween en esta "casa de muñecas". - Feliz Halloween~ - Dijo en un canturreó alegre parada enmedio del pasillo principal, siendo mi figura cubierta por la oscuridad así como las evidencias de las cosas que había hecho, dejando únicamente a la vista mis ojos amarillos que era lo único que sobre salía entre la penumbra. #Rol #Gore #Hallowen #Original #Terror
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  • Dean Winchester despertó en el bunker. A su alrededor, el silencio era casi palpable, roto solo por el suave zumbido del sistema de renovación del aire. La noche anterior había sido intensa: un caso de un espíritu vengativo que había dejado un rastro de caos en una pequeña ciudad. Había tenido que usar todas sus habilidades y un par de trucos más para salir de esa situación.

    Al abrir los ojos, una sonrisa se dibujó en su rostro al ver a Hope Mikaelson dormida a su lado. Su cabello castaño caía en desorden sobre la almohada, y la luz de la mesilla, la cual había quedado encendida toda la noche, iluminaba suavemente sus rasgos. A pesar del cansancio, Dean sintió una calidez en su pecho. Había sido una locura encontrarse en medio de una batalla sobrenatural y luego terminar acurrucados, pero él no podía pedir nada mejor.

    Se frotó los ojos y trató de levantarse con cuidado para no despertarla, pero el movimiento hizo que Hope entreabriera los ojos.
    — ¿Ya te vas? — preguntó con voz adormilada, sonriendo apenas.

    — Solo voy por un café — respondió Dean, sintiendo cómo la tensión de la noche anterior se desvanecía un poco más con su presencia. —¿Te apetece algo?—

    Hope se estiró, dejando escapar un pequeño bostezo.
    — Un café suena perfecto — dijo mientras se sentaba en la cama, sus ojos aún llenos de sueño, pero brillantes.

    Dean se levantó, sintiendo el peso del cansancio en sus músculos, pero al mismo tiempo, una energía renovada gracias a ella. Mientras se vestía, recordó los momentos más tensos de la noche. La lucha contra el espíritu había sido feroz, pero habían logrado liberar a la víctima y restablecer la paz en el pueblo. Sin embargo, cada victoria venía con su propio precio, y los recuerdos de lo que había enfrentado a menudo lo perseguían. Pero ahora, con Hope a su lado, todo parecía un poco más llevadero.

    Al salir de su habitación, el eco de sus pasos resonó por los pasillos vacíos. Se detuvo un momento, escuchando los sonidos de la casa: el leve murmullo de la calefacción, el goteo del grifo en la cocina, y el sonido inconfundible de Sam en el biblioteca, probablemente revisando los libros antiguos.

    Cuando entró a la cocina, la vista de su hermano trabajando le trajo una sensación de calma.
    —Buenos días, Sammy— dijo con una sonrisa cansada, mientras se servía una taza de café. —Hope se despierta ahora, a mi ya veo que no, pero ¿harías un poco de bacon para ella?.—

    —¿Estás seguro de que ella ha pedido bacon? Mira que no te conviene cabrear a la gran tribrida— bromeó Sam, levantando una ceja mientras miraba a su hermano con una sonrisa.

    Dean rió, sintiendo que, a pesar de los horrores del mundo, esos momentos simples entre risas y café hacían que todo valiera la pena.



    #3D #Comunidad3D #Personajes3D #Winchelson #DeanWinchester
    Dean Winchester despertó en el bunker. A su alrededor, el silencio era casi palpable, roto solo por el suave zumbido del sistema de renovación del aire. La noche anterior había sido intensa: un caso de un espíritu vengativo que había dejado un rastro de caos en una pequeña ciudad. Había tenido que usar todas sus habilidades y un par de trucos más para salir de esa situación. Al abrir los ojos, una sonrisa se dibujó en su rostro al ver a Hope Mikaelson dormida a su lado. Su cabello castaño caía en desorden sobre la almohada, y la luz de la mesilla, la cual había quedado encendida toda la noche, iluminaba suavemente sus rasgos. A pesar del cansancio, Dean sintió una calidez en su pecho. Había sido una locura encontrarse en medio de una batalla sobrenatural y luego terminar acurrucados, pero él no podía pedir nada mejor. Se frotó los ojos y trató de levantarse con cuidado para no despertarla, pero el movimiento hizo que Hope entreabriera los ojos. — ¿Ya te vas? — preguntó con voz adormilada, sonriendo apenas. — Solo voy por un café — respondió Dean, sintiendo cómo la tensión de la noche anterior se desvanecía un poco más con su presencia. —¿Te apetece algo?— Hope se estiró, dejando escapar un pequeño bostezo. — Un café suena perfecto — dijo mientras se sentaba en la cama, sus ojos aún llenos de sueño, pero brillantes. Dean se levantó, sintiendo el peso del cansancio en sus músculos, pero al mismo tiempo, una energía renovada gracias a ella. Mientras se vestía, recordó los momentos más tensos de la noche. La lucha contra el espíritu había sido feroz, pero habían logrado liberar a la víctima y restablecer la paz en el pueblo. Sin embargo, cada victoria venía con su propio precio, y los recuerdos de lo que había enfrentado a menudo lo perseguían. Pero ahora, con Hope a su lado, todo parecía un poco más llevadero. Al salir de su habitación, el eco de sus pasos resonó por los pasillos vacíos. Se detuvo un momento, escuchando los sonidos de la casa: el leve murmullo de la calefacción, el goteo del grifo en la cocina, y el sonido inconfundible de Sam en el biblioteca, probablemente revisando los libros antiguos. Cuando entró a la cocina, la vista de su hermano trabajando le trajo una sensación de calma. —Buenos días, Sammy— dijo con una sonrisa cansada, mientras se servía una taza de café. —Hope se despierta ahora, a mi ya veo que no, pero ¿harías un poco de bacon para ella?.— —¿Estás seguro de que ella ha pedido bacon? Mira que no te conviene cabrear a la gran tribrida— bromeó Sam, levantando una ceja mientras miraba a su hermano con una sonrisa. Dean rió, sintiendo que, a pesar de los horrores del mundo, esos momentos simples entre risas y café hacían que todo valiera la pena. #3D #Comunidad3D #Personajes3D #Winchelson #DeanWinchester
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  • ﹀.﹀.﹀.﹀.﹀.﹀.﹀.﹀
    ۰۪۫𝑀𝔞𝔟𝔢𝔩 𝐺𝔩𝔢𝔢𝔣𝔲𝔩
    _________________________

    ー Aún sigo sin entender...¿por qué no te quedaste en tu lugar?,debiste bajar las cabeza como todos,mostrar admiración,soy asombrosa mucho los saben.Debiste reconocer que soy mejor en cualquier aspecto.Pero no...tan detestable alborotosa,extremadamente positiva en ocasiones tan deplorables,ese estilo tan pasado de moda,¡que horror!.Y lo más irritante tu papel de "héroe",ash,metiéndose en cada uno de mis planes queriendo evitar un espléndido caos.Haz algo más productivo que eso,como...Mm...no sé¿comer césped?,¡sí!,eso estaría perfecto.Créeme la próxima vez no tendré consideración,así que deberias agradecer esos momentos en que he sido muy gentil~

    ⏝꒷꒦՞ ˖࣪ 𖥨 ˖࣪ .꒷⏝꒷꒦⏝꒷꒦՞ ˖࣪ 𖥨 ˖࣪ .꒷⏝꒷꒦
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  • EL DESPERTAR
    Fandom Libre
    Categoría Acción
    **Recibí una notificación de que el viejo tío Adam había muerto, y como yo era su pariente más cercano recibí la noticia de que había heredado su casa y todas sus pertenencias en la lejana ciudad de Insmouth.**
    **Cuando era niña mi madre vivía ahí, pero sus padres decidieron irse y dejar al tío Adam solo. Mi madre tuvo su vida normal sin acordarse de él más que de vez en cuando, y ahora ella ya era de avanzada edad y con dificultades recordaba algo de ese pariente lejano, así que me correspondía a mí ir allá a arreglar los asuntos pendientes.**
    **Al planear la visita me encontré que era un pueblo remoto cerca de la costa, y pensaba que lo mejor sería vender las propiedades, porque mi vida estaba con mi amada a su lado, además que en pocos meses nos casariamos. Ella insistió en acompañarme, así que la visita se transformó en una pequeña excursión donde estaríamos a solas los dos, por lo que decidí que iría manejando por la carretera.**
    **Sin embargo, la carretera era vieja y se evidenciaba que casi nadie visitaba aquel lugar. Cerca de llegar, según el mapa, encontramos campos abandonados y vestigios de lo que habría sido una ciudad agrícola en otro tiempo, pero hoy ya un lugar olvidado. Había un hombre viejo que parecía un jornalero, al cuál decidí acercarme sin bajar del auto.**

    —Buen día, buen hombre.

    **Aquel hombre parecía demasiado viejo y cansado. Sería un crimen que un hombre así todavía tuviera que trabajar el campo, pero era el único que podía decirnos algo.**

    —¿Esta es la ciudad de Insmouth, verdad?

    **Me incomodaba un poco su forma de mirarnos, en especial a mi novia, pero cuando mencioné la ciudad el horror se dibujó en su cara.**

    —¿Vas a... Entrar a Insmouth? No hablas en serio, ¿O sí?
    —Pues... Un viejo familiar murió y recibí una notificación de que heredaría sus propiedades...

    **Entonces sacó una especie de pergamino de su bolso y me lo dió.**

    —La festividad de la diosa está cerca... No deberías ir ahora... Porque...

    **Su pánico se acentuó y yo comencé a sentir miedo también.**

    —¿Se encuentra bien?
    —Sh... Shub-Niggurath... Ellos van a... No!!!!?

    **Con una mueca de verdadero terror se dió la vuelta, y con una agilidad forzada emprendió la huida como si corriera por su vida.**

    —¡Espere!

    **Puse en marcha el auto, con intenciones de seguirlo, pero se metió entre la maleza bastante crecida y supe que era mejor entrar a la ciudad al fin.
    Mi cariño estaba tan desconcertada como yo.

    —¿Qué es ese papel?

    **Dijo ella. Entonces abrí el pergamino y ambos lo miramos.**

    —¿Qué es esto?
    **Recibí una notificación de que el viejo tío Adam había muerto, y como yo era su pariente más cercano recibí la noticia de que había heredado su casa y todas sus pertenencias en la lejana ciudad de Insmouth.** **Cuando era niña mi madre vivía ahí, pero sus padres decidieron irse y dejar al tío Adam solo. Mi madre tuvo su vida normal sin acordarse de él más que de vez en cuando, y ahora ella ya era de avanzada edad y con dificultades recordaba algo de ese pariente lejano, así que me correspondía a mí ir allá a arreglar los asuntos pendientes.** **Al planear la visita me encontré que era un pueblo remoto cerca de la costa, y pensaba que lo mejor sería vender las propiedades, porque mi vida estaba con mi amada a su lado, además que en pocos meses nos casariamos. Ella insistió en acompañarme, así que la visita se transformó en una pequeña excursión donde estaríamos a solas los dos, por lo que decidí que iría manejando por la carretera.** **Sin embargo, la carretera era vieja y se evidenciaba que casi nadie visitaba aquel lugar. Cerca de llegar, según el mapa, encontramos campos abandonados y vestigios de lo que habría sido una ciudad agrícola en otro tiempo, pero hoy ya un lugar olvidado. Había un hombre viejo que parecía un jornalero, al cuál decidí acercarme sin bajar del auto.** —Buen día, buen hombre. **Aquel hombre parecía demasiado viejo y cansado. Sería un crimen que un hombre así todavía tuviera que trabajar el campo, pero era el único que podía decirnos algo.** —¿Esta es la ciudad de Insmouth, verdad? **Me incomodaba un poco su forma de mirarnos, en especial a mi novia, pero cuando mencioné la ciudad el horror se dibujó en su cara.** —¿Vas a... Entrar a Insmouth? No hablas en serio, ¿O sí? —Pues... Un viejo familiar murió y recibí una notificación de que heredaría sus propiedades... **Entonces sacó una especie de pergamino de su bolso y me lo dió.** —La festividad de la diosa está cerca... No deberías ir ahora... Porque... **Su pánico se acentuó y yo comencé a sentir miedo también.** —¿Se encuentra bien? —Sh... Shub-Niggurath... Ellos van a... No!!!!? **Con una mueca de verdadero terror se dió la vuelta, y con una agilidad forzada emprendió la huida como si corriera por su vida.** —¡Espere! **Puse en marcha el auto, con intenciones de seguirlo, pero se metió entre la maleza bastante crecida y supe que era mejor entrar a la ciudad al fin. Mi cariño estaba tan desconcertada como yo. —¿Qué es ese papel? **Dijo ella. Entonces abrí el pergamino y ambos lo miramos.** —¿Qué es esto?
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