Iona, conocida entre unos pocos como Lepus, es una entidad mística que elige cuándo y cómo revelarse a los humanos. Habita en la ciudad moderna, oculta entre la multitud, pero su verdadera naturaleza solo es perceptible bajo condiciones muy particulares. Existen varias formas en las que alguien puede verla o interactuar con ella:
1. Cuando ella lo decide: Iona controla cuándo desea ser vista. Si decide mostrarse, lo hará con intención, permitiendo que una persona la perciba. Sin embargo, su presencia no es fácil de retener en la memoria: aquellos que la ven suelen olvidarla poco después, como si su mente se negase a reconocer lo sobrenatural de su existencia.
2. Buscando sus servicios: Hay quienes, sin saber cómo, encuentran el camino hacia su tienda de flores, atraídos por la necesidad de olvidar algo: un recuerdo doloroso, un secreto imposible de cargar, o la esperanza de liberarse de un pasado que los atormenta. Estas personas no saben conscientemente que buscan a Iona, pero el destino parece guiarlos hasta su puerta. Al cruzar el umbral de su tienda, sienten una extraña familiaridad, aunque el cómo llegaron hasta allí se disuelve en un vacío de memoria.
3. Iona te encuentra: En ocasiones, Iona misma toma la iniciativa. Si su papel como guardiana del olvido es necesario, puede aparecer en la vida de alguien sin previo aviso. A veces lo hace a través de sutiles señales, otras, de manera más directa. Su llegada puede manifestarse en sueños o en momentos de confusión, dejando una huella difícil de definir pero imposible de ignorar.
4. A través de un ritual: Solo aquellos que conocen el verdadero nombre de Iona y los secretos de la constelación Lepus pueden invocarla mediante un ritual esotérico. Este ritual requiere precisión y ciertos objetos específicos, como una máscara de conejo, para llamarla. Si la invocación es realizada correctamente, Iona siempre aparece. Sin embargo, sus servicios como guardiana del olvido tienen un precio, aunque este no siempre es de naturaleza tangible.
Independientemente de cómo ocurra el encuentro, Iona siempre es la que tiene el control. La mayoría de las personas que interactúan con ella no son plenamente conscientes de su naturaleza ni del impacto que tiene en sus vidas, y cuando el trabajo de Iona concluye, el olvido vuelve a sellar la experiencia, tal y como ella lo prefiere.
Iona, conocida entre unos pocos como Lepus, es una entidad mística que elige cuándo y cómo revelarse a los humanos. Habita en la ciudad moderna, oculta entre la multitud, pero su verdadera naturaleza solo es perceptible bajo condiciones muy particulares. Existen varias formas en las que alguien puede verla o interactuar con ella:
1. Cuando ella lo decide: Iona controla cuándo desea ser vista. Si decide mostrarse, lo hará con intención, permitiendo que una persona la perciba. Sin embargo, su presencia no es fácil de retener en la memoria: aquellos que la ven suelen olvidarla poco después, como si su mente se negase a reconocer lo sobrenatural de su existencia.
2. Buscando sus servicios: Hay quienes, sin saber cómo, encuentran el camino hacia su tienda de flores, atraídos por la necesidad de olvidar algo: un recuerdo doloroso, un secreto imposible de cargar, o la esperanza de liberarse de un pasado que los atormenta. Estas personas no saben conscientemente que buscan a Iona, pero el destino parece guiarlos hasta su puerta. Al cruzar el umbral de su tienda, sienten una extraña familiaridad, aunque el cómo llegaron hasta allí se disuelve en un vacío de memoria.
3. Iona te encuentra: En ocasiones, Iona misma toma la iniciativa. Si su papel como guardiana del olvido es necesario, puede aparecer en la vida de alguien sin previo aviso. A veces lo hace a través de sutiles señales, otras, de manera más directa. Su llegada puede manifestarse en sueños o en momentos de confusión, dejando una huella difícil de definir pero imposible de ignorar.
4. A través de un ritual: Solo aquellos que conocen el verdadero nombre de Iona y los secretos de la constelación Lepus pueden invocarla mediante un ritual esotérico. Este ritual requiere precisión y ciertos objetos específicos, como una máscara de conejo, para llamarla. Si la invocación es realizada correctamente, Iona siempre aparece. Sin embargo, sus servicios como guardiana del olvido tienen un precio, aunque este no siempre es de naturaleza tangible.
Independientemente de cómo ocurra el encuentro, Iona siempre es la que tiene el control. La mayoría de las personas que interactúan con ella no son plenamente conscientes de su naturaleza ni del impacto que tiene en sus vidas, y cuando el trabajo de Iona concluye, el olvido vuelve a sellar la experiencia, tal y como ella lo prefiere.