• El sol de la mañana acariciaba suavemente los jardines de la Villa Di Vincenzo, donde el perfume de las bugambilias se mezclaba con el aroma a café recién hecho y pan horneado. Una mesa dispuesta con impecable gusto esperaba bajo la sombra de una pérgola cubierta de glicinas. Frutas frescas, jugos naturales, embutidos finos, quesos artesanales y una selección de dulces italianos adornaban el mantel blanco con bordados dorados. Todo estaba dispuesto con precisión, sin excesos, pero con el refinamiento propio de una anfitriona como Elisabetta Di Vincenzo.

    Ella ya estaba allí, sentada con elegancia en una silla de hierro forjado tapizada en terciopelo gris perla. Llevaba un conjunto cómodo pero cuidadosamente escogido: un pantalón palazzo color marfil, una blusa de seda verde esmeralda que resaltaba sus ojos violeta, y un chal ligero sobre los hombros. Su cabello rubio, suelto y ligeramente ondulado, caía con gracia por su espalda. Ni una joya de más, ni una arruga fuera de lugar.

    Aparentemente tranquila, sostenía una copa de jugo de naranja con una mano, mientras la otra pasaba lentamente las páginas de un libro antiguo de poesía italiana. Pero su mente no estaba en los versos de Petrarca. Su atención estaba puesta en la entrada de la villa, esperando el sonido de los pasos que anunciarían la llegada de su hermano Giovanni... y de ella. Su novia. La mujer que, según Giovanni, había logrado hacerlo feliz de nuevo.

    Elisabetta había sonreído por cortesía cuando recibió la noticia, pero por dentro, las alertas se encendieron de inmediato. ¿Quién era esa mujer? ¿Qué quería realmente? Nadie se acercaba a un Di Vincenzo sin un motivo, y menos aún a Giovanni, que en los últimos años se había convertido en su único verdadero aliado, el único que no la había dejado tras la muerte de su padre.

    Naturalmente, Elisabetta no había esperado una presentación formal para comenzar a conocerla. Su equipo ya había investigado todo: nombre, familia, pasado, fotos antiguas, viajes, ex parejas, movimientos bancarios... Todo. Y aunque hasta ahora nada era "alarmante", el instinto de la Farfalla della Morte nunca se equivocaba.

    El canto lejano de un ruiseñor cesó cuando escuchó el ruido de un motor acercándose por el camino de grava. Cerró el libro con elegancia y lo dejó sobre la mesa, mientras una leve sonrisa, tan bella como inquietante, curvaba sus labios.

    —Finalmente, llegó el momento —susurró, tomando una aceituna entre sus dedos perfectamente cuidados.

    Elisabetta se puso de pie con la gracia de quien domina cada centímetro del terreno que pisa. Con el sol acariciando su silueta, parecía una diosa romana lista para recibir a sus invitados. Pero sus ojos... esos ojos color amatista, brillaban con la intensidad de quien va a juzgar, aunque no lo diga con palabras.

    Aquella mujer iba a conocer a Elisabetta Di Vincenzo.

    Y lo haría con desayuno... y con advertencia velada incluida.

    Yuki Prakliaty
    Gɪᴏᴠᴀɴɴɪ Dɪ Vɪɴᴄᴇɴᴢᴏ
    El sol de la mañana acariciaba suavemente los jardines de la Villa Di Vincenzo, donde el perfume de las bugambilias se mezclaba con el aroma a café recién hecho y pan horneado. Una mesa dispuesta con impecable gusto esperaba bajo la sombra de una pérgola cubierta de glicinas. Frutas frescas, jugos naturales, embutidos finos, quesos artesanales y una selección de dulces italianos adornaban el mantel blanco con bordados dorados. Todo estaba dispuesto con precisión, sin excesos, pero con el refinamiento propio de una anfitriona como Elisabetta Di Vincenzo. Ella ya estaba allí, sentada con elegancia en una silla de hierro forjado tapizada en terciopelo gris perla. Llevaba un conjunto cómodo pero cuidadosamente escogido: un pantalón palazzo color marfil, una blusa de seda verde esmeralda que resaltaba sus ojos violeta, y un chal ligero sobre los hombros. Su cabello rubio, suelto y ligeramente ondulado, caía con gracia por su espalda. Ni una joya de más, ni una arruga fuera de lugar. Aparentemente tranquila, sostenía una copa de jugo de naranja con una mano, mientras la otra pasaba lentamente las páginas de un libro antiguo de poesía italiana. Pero su mente no estaba en los versos de Petrarca. Su atención estaba puesta en la entrada de la villa, esperando el sonido de los pasos que anunciarían la llegada de su hermano Giovanni... y de ella. Su novia. La mujer que, según Giovanni, había logrado hacerlo feliz de nuevo. Elisabetta había sonreído por cortesía cuando recibió la noticia, pero por dentro, las alertas se encendieron de inmediato. ¿Quién era esa mujer? ¿Qué quería realmente? Nadie se acercaba a un Di Vincenzo sin un motivo, y menos aún a Giovanni, que en los últimos años se había convertido en su único verdadero aliado, el único que no la había dejado tras la muerte de su padre. Naturalmente, Elisabetta no había esperado una presentación formal para comenzar a conocerla. Su equipo ya había investigado todo: nombre, familia, pasado, fotos antiguas, viajes, ex parejas, movimientos bancarios... Todo. Y aunque hasta ahora nada era "alarmante", el instinto de la Farfalla della Morte nunca se equivocaba. El canto lejano de un ruiseñor cesó cuando escuchó el ruido de un motor acercándose por el camino de grava. Cerró el libro con elegancia y lo dejó sobre la mesa, mientras una leve sonrisa, tan bella como inquietante, curvaba sus labios. —Finalmente, llegó el momento —susurró, tomando una aceituna entre sus dedos perfectamente cuidados. Elisabetta se puso de pie con la gracia de quien domina cada centímetro del terreno que pisa. Con el sol acariciando su silueta, parecía una diosa romana lista para recibir a sus invitados. Pero sus ojos... esos ojos color amatista, brillaban con la intensidad de quien va a juzgar, aunque no lo diga con palabras. Aquella mujer iba a conocer a Elisabetta Di Vincenzo. Y lo haría con desayuno... y con advertencia velada incluida. [Yuki2104] [Gi0vanni]
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  • El taller de Jett, ese rincón casi sagrado escondido entre riscos y placas oxidadas de ciudades olvidadas, olía a aceite quemado, metal viejo y frustración. El Deora II descansaba en el centro, elevado por soportes mientras chispas saltaban de las herramientas que Jett maniobraba con impaciencia. Llevaba horas allí, quizá más, con las mangas arremangadas, las manos ennegrecidas y la mandíbula tensa.

    Desde fuera, el auto parecía haber sobrevivido con dignidad: unos rasguños, algunos paneles torcidos, el alerón un poco torcido… Pero debajo, en sus entrañas de titanio y sueños, la historia era otra.

    —Vamos, viejo amigo, no me hagas esto ahora… —susurró Jett, con el ceño fruncido mientras soltaba una cubierta lateral. Al quitarla, parte del chasis interno cayó con un sonido hueco, seco. Crujió.

    Se detuvo. Su respiración también.

    Levantó una plancha inferior y notó que varias soldaduras se habían fracturado, como cicatrices abiertas en la médula de su compañero de carretera. La columna de tracción estaba desgastada, la suspensión trasera oxidada en las juntas dimensionales, y lo peor: la fractura central se extendía como una grieta traicionera entre el corazón del motor y la caja de cambios multiversal.

    Jett maldijo, bajo y seco. Intentó una soldadura rápida, pero el calor hizo que la estructura gimiera.

    —No, no, no, no... —insistió, sudando, como si su voluntad pudiera sostener el metal quebrado. Colocó refuerzos, tornillos, selladores… una y otra vez.

    Pero nada sostuvo.

    Un último intento, desesperado, con una nueva placa de refuerzo... y entonces se oyó el estallido que destrozo el optimismo de Jett.

    Un crujido largo, profundo, como si el auto suspirara su último aliento.

    El Deora se había partidó en dos.

    Primero cayó el frente, luego la sección trasera, separándose de forma definitiva. Partes internas quedaron expuestas, cables colgando, fluidos goteando con lentitud sobre el suelo del taller. La imagen era la de un cadáver mecánico que se negó a fingir más.

    Jett se quedó de pie, inmóvil.

    Los sonidos del taller parecían haberse apagado. Solo el eco de su respiración agitada, los zumbidos de herramientas que ya no sostenía, y la visión de su más fiel compañero partido en dos.

    Se dejó caer al suelo, con las piernas estiradas, cubierto de grasa y frustración. No lloró. No hablaba. Pero sus ojos estaban vacíos, como si una parte de él se hubiera roto con el chasis.

    Acarició uno de los costados del Deora, manchando más aún su mano.

    —Te llevé a través del Reino Torcido, el laberinto de hielo en las nubes, incluso el circuito del tiempo invertido… Maldición sobrevivimos juntos a un hoyo negro—susurró con voz quebrada—. M..mi viejo amigo, almenos te f.. fuiste como un héroe, no es asi.

    El silencio fue la única respuesta.

    Por primera vez en mucho tiempo, Jett no supo a dónde ir. Solo podía mirar las mitades de su viejo amigo, y preguntarse si algún viaje, algún día… podría continuar sin él.
    El taller de Jett, ese rincón casi sagrado escondido entre riscos y placas oxidadas de ciudades olvidadas, olía a aceite quemado, metal viejo y frustración. El Deora II descansaba en el centro, elevado por soportes mientras chispas saltaban de las herramientas que Jett maniobraba con impaciencia. Llevaba horas allí, quizá más, con las mangas arremangadas, las manos ennegrecidas y la mandíbula tensa. Desde fuera, el auto parecía haber sobrevivido con dignidad: unos rasguños, algunos paneles torcidos, el alerón un poco torcido… Pero debajo, en sus entrañas de titanio y sueños, la historia era otra. —Vamos, viejo amigo, no me hagas esto ahora… —susurró Jett, con el ceño fruncido mientras soltaba una cubierta lateral. Al quitarla, parte del chasis interno cayó con un sonido hueco, seco. Crujió. Se detuvo. Su respiración también. Levantó una plancha inferior y notó que varias soldaduras se habían fracturado, como cicatrices abiertas en la médula de su compañero de carretera. La columna de tracción estaba desgastada, la suspensión trasera oxidada en las juntas dimensionales, y lo peor: la fractura central se extendía como una grieta traicionera entre el corazón del motor y la caja de cambios multiversal. Jett maldijo, bajo y seco. Intentó una soldadura rápida, pero el calor hizo que la estructura gimiera. —No, no, no, no... —insistió, sudando, como si su voluntad pudiera sostener el metal quebrado. Colocó refuerzos, tornillos, selladores… una y otra vez. Pero nada sostuvo. Un último intento, desesperado, con una nueva placa de refuerzo... y entonces se oyó el estallido que destrozo el optimismo de Jett. Un crujido largo, profundo, como si el auto suspirara su último aliento. El Deora se había partidó en dos. Primero cayó el frente, luego la sección trasera, separándose de forma definitiva. Partes internas quedaron expuestas, cables colgando, fluidos goteando con lentitud sobre el suelo del taller. La imagen era la de un cadáver mecánico que se negó a fingir más. Jett se quedó de pie, inmóvil. Los sonidos del taller parecían haberse apagado. Solo el eco de su respiración agitada, los zumbidos de herramientas que ya no sostenía, y la visión de su más fiel compañero partido en dos. Se dejó caer al suelo, con las piernas estiradas, cubierto de grasa y frustración. No lloró. No hablaba. Pero sus ojos estaban vacíos, como si una parte de él se hubiera roto con el chasis. Acarició uno de los costados del Deora, manchando más aún su mano. —Te llevé a través del Reino Torcido, el laberinto de hielo en las nubes, incluso el circuito del tiempo invertido… Maldición sobrevivimos juntos a un hoyo negro—susurró con voz quebrada—. M..mi viejo amigo, almenos te f.. fuiste como un héroe, no es asi. El silencio fue la única respuesta. Por primera vez en mucho tiempo, Jett no supo a dónde ir. Solo podía mirar las mitades de su viejo amigo, y preguntarse si algún viaje, algún día… podría continuar sin él.
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  • La peli negra buscaba refugio debajo de los árboles y grandes plantas para evitar empaparse. Finalmente había encontrado su refugio, quedándose allí mientras observaba las gotas caer con fuerza.
    La peli negra buscaba refugio debajo de los árboles y grandes plantas para evitar empaparse. Finalmente había encontrado su refugio, quedándose allí mientras observaba las gotas caer con fuerza.
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  • La noche caía con una tranquilidad inusual en aquella ciudad colgante entre riscos, iluminada por linternas de papel que danzaban suavemente con el viento. En una callejuela secundaria, oculta entre los niveles bajos del distrito, un pequeño puesto de ramen iluminaba el empedrado con su calidez. Jett estaba sentado en un banco de madera, sorbiendo el caldo humeante de su tazón con una satisfacción apenas disimulada.

    El hombre que atendía el puesto —un anciano de cabello gris recogido en una coleta baja y voz áspera pero amable— le lanzó una mirada curiosa mientras secaba un tazón.

    —¿Te dolió la caída? —preguntó con una ceja levantada, mirando más allá del hombro de Jett, al Deora II estacionado cerca. El auto, normalmente reluciente, estaba cubierto de polvo y presentaba marcas de raspaduras por ambos flancos.

    Jett tragó el último bocado de huevo cocido y soltó una risilla.

    —¿Eso? Nah, los Vigías. —Se acomodó en el taburete, recargando los codos en la barra—. ¿Sabes? Todo por tomar un atajo por esas colinas del sur… esas que parecen hechas a mano por un dios apurado.

    El anciano asintió, como si supiera exactamente de qué colinas hablaba.

    —Vi a una pareja ahí. Él estaba pálido, ella... bueno, se notaba que el bebé no pensaba esperar mucho. Así que les ofrecí mi servicio de transporte interdimensional de emergencia gratuita. Subieron sin preguntar y *boom*, directo al hospital de la capital colina abajo.

    —¿Y los Vigías? —preguntó el anciano, girando el caldo con su cuchara de madera.

    —Aparecieron cuando crucé el límite de velocidad por el Arco del Silencio —dijo Jett, levantando el dedo índice como si fuera una lección—. Odiaban que alguien pisara sus senderos sagrados con ruedas y estilo. Me siguieron en esas máquinas flotantes que chillan más que arrancar una guitarra sin afinar.

    La escena se había grabado en su mente con precisión cinematográfica: el motor rugiendo mientras derrapaba por un sendero de tierra; una de las torres de vigilancia activando luces rojas; los Vigías bajando en su transporte elegante, frío, silencioso… hasta que empezaron a disparar haces de parálisis.

    —Tuve que improvisar. Me metí por un acueducto abandonado, pegué un salto sobre el puente de los Cien Suspiros —exageró, levantando la mano—, perdí un espejo retrovisor ahí. ¡Y luego usé una rampa hecha con una carreta caída para pasar por encima de uno de sus drones!

    —¿Y el hospital?

    —Llegué justo a tiempo —sonrió, mirando su auto por un momento—. Dejé a la pareja con el personal. El padre me dio un apretón de manos tan fuerte que por poco me deja sin nudillos.

    —¿Y luego escapaste?

    —Claro. Solo había una salida: una pendiente de piedra que baja hacia el túnel de tren abandonado. Cerré los ojos, pisé el acelerador, y recé a los dioses de los amortiguadores. Lo demás... son esas rayas que viste.

    El anciano lo miró largo rato y luego soltó una risa ronca.

    —Eres todo un personaje, chico. Uno de esos que sólo aparecen cuando el mundo quiere entretenerse un rato.

    Jett levantó su tazón con los restos de caldo y brindó.

    —Pero hey, almenos la joven pareja tiene una historia interesante para contar, jajajaja.

    El viento agitó las linternas suavemente. Afuera, bajo el brillo tenue de las farolas, el Deora II descansaba como un corcel tras la batalla: maltrecho, pero orgulloso.
    La noche caía con una tranquilidad inusual en aquella ciudad colgante entre riscos, iluminada por linternas de papel que danzaban suavemente con el viento. En una callejuela secundaria, oculta entre los niveles bajos del distrito, un pequeño puesto de ramen iluminaba el empedrado con su calidez. Jett estaba sentado en un banco de madera, sorbiendo el caldo humeante de su tazón con una satisfacción apenas disimulada. El hombre que atendía el puesto —un anciano de cabello gris recogido en una coleta baja y voz áspera pero amable— le lanzó una mirada curiosa mientras secaba un tazón. —¿Te dolió la caída? —preguntó con una ceja levantada, mirando más allá del hombro de Jett, al Deora II estacionado cerca. El auto, normalmente reluciente, estaba cubierto de polvo y presentaba marcas de raspaduras por ambos flancos. Jett tragó el último bocado de huevo cocido y soltó una risilla. —¿Eso? Nah, los Vigías. —Se acomodó en el taburete, recargando los codos en la barra—. ¿Sabes? Todo por tomar un atajo por esas colinas del sur… esas que parecen hechas a mano por un dios apurado. El anciano asintió, como si supiera exactamente de qué colinas hablaba. —Vi a una pareja ahí. Él estaba pálido, ella... bueno, se notaba que el bebé no pensaba esperar mucho. Así que les ofrecí mi servicio de transporte interdimensional de emergencia gratuita. Subieron sin preguntar y *boom*, directo al hospital de la capital colina abajo. —¿Y los Vigías? —preguntó el anciano, girando el caldo con su cuchara de madera. —Aparecieron cuando crucé el límite de velocidad por el Arco del Silencio —dijo Jett, levantando el dedo índice como si fuera una lección—. Odiaban que alguien pisara sus senderos sagrados con ruedas y estilo. Me siguieron en esas máquinas flotantes que chillan más que arrancar una guitarra sin afinar. La escena se había grabado en su mente con precisión cinematográfica: el motor rugiendo mientras derrapaba por un sendero de tierra; una de las torres de vigilancia activando luces rojas; los Vigías bajando en su transporte elegante, frío, silencioso… hasta que empezaron a disparar haces de parálisis. —Tuve que improvisar. Me metí por un acueducto abandonado, pegué un salto sobre el puente de los Cien Suspiros —exageró, levantando la mano—, perdí un espejo retrovisor ahí. ¡Y luego usé una rampa hecha con una carreta caída para pasar por encima de uno de sus drones! —¿Y el hospital? —Llegué justo a tiempo —sonrió, mirando su auto por un momento—. Dejé a la pareja con el personal. El padre me dio un apretón de manos tan fuerte que por poco me deja sin nudillos. —¿Y luego escapaste? —Claro. Solo había una salida: una pendiente de piedra que baja hacia el túnel de tren abandonado. Cerré los ojos, pisé el acelerador, y recé a los dioses de los amortiguadores. Lo demás... son esas rayas que viste. El anciano lo miró largo rato y luego soltó una risa ronca. —Eres todo un personaje, chico. Uno de esos que sólo aparecen cuando el mundo quiere entretenerse un rato. Jett levantó su tazón con los restos de caldo y brindó. —Pero hey, almenos la joven pareja tiene una historia interesante para contar, jajajaja. El viento agitó las linternas suavemente. Afuera, bajo el brillo tenue de las farolas, el Deora II descansaba como un corcel tras la batalla: maltrecho, pero orgulloso.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Morfeo comenzó a sentir una fisura en los cimientos de su imperio. Al principio fue sutil: un silencio anómalo en los corredores de la fantasía, una ausencia creciente de rostros humanos en los salones de la ensoñación. Luego vinieron las grietas, los cielos que antes se teñían de luz líquida comenzaron a desvanecerse, y los paisajes oníricos, antaño ricos y vibrantes, se marchitaban como pergaminos olvidados.

    Morfeo caminaba solo por lo que quedaba de su reino, y en cada paso percibía el peso de una realidad incuestionable: los humanos lo habían olvidado. Habían comenzado a temer al sueño, a rechazar la noche en favor de luces artificiales, de pantallas que nunca parpadeaban. Habían silenciado los cuentos, apagado la imaginación, desterrado los símbolos y los mitos. Ya no dormían para soñar; dormían apenas para sobrevivir.

    Los templos oníricos se desmoronaban en ruinas de niebla. Las bestias de los mitos, alimentadas por la fantasía humana, yacían en letargo eterno. El gran Árbol del Recuerdo, cuyas hojas contenían los secretos más antiguos de la humanidad, perdió su follaje en un lamento invisible.

    El principio de su fin estaba más cerca.
    Morfeo comenzó a sentir una fisura en los cimientos de su imperio. Al principio fue sutil: un silencio anómalo en los corredores de la fantasía, una ausencia creciente de rostros humanos en los salones de la ensoñación. Luego vinieron las grietas, los cielos que antes se teñían de luz líquida comenzaron a desvanecerse, y los paisajes oníricos, antaño ricos y vibrantes, se marchitaban como pergaminos olvidados. Morfeo caminaba solo por lo que quedaba de su reino, y en cada paso percibía el peso de una realidad incuestionable: los humanos lo habían olvidado. Habían comenzado a temer al sueño, a rechazar la noche en favor de luces artificiales, de pantallas que nunca parpadeaban. Habían silenciado los cuentos, apagado la imaginación, desterrado los símbolos y los mitos. Ya no dormían para soñar; dormían apenas para sobrevivir. Los templos oníricos se desmoronaban en ruinas de niebla. Las bestias de los mitos, alimentadas por la fantasía humana, yacían en letargo eterno. El gran Árbol del Recuerdo, cuyas hojas contenían los secretos más antiguos de la humanidad, perdió su follaje en un lamento invisible. El principio de su fin estaba más cerca.
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  • KARA ZOR-EL – PERFIL PSICOLÓGICO Y MOTIVACIONAL

    ✽ Edad: 22-23 años krono-kryptonianos al momento de salir.

    ✽ Cultura de origen: Hija de científicos, clase media alta kryptoniana, criada en una sociedad autoritaria marcada por la propaganda de Zod.

    ✽ Educación: Muy preparada científicamente, pero socialmente ingenua. Le enseñaron lo que “el Estado” quería que creyera.

    ✽ Crisis de fe: Al llegar a la Tierra y ver a “Superman”, su mundo se quiebra. Todo lo que sabe de Krypton y de Kal-El se vuelve dudoso. La propaganda la educó para una realidad que ya no existe.

    LLEGADA A LA TIERRA – TRAMAS CENTRALES INICIALES
    1. El Desfase Temporal

    ✽ Ella no sabe que pasaron 30 años. Cree que Kal-El debe estar cerca, posiblemente en peligro. La urgencia emocional de encontrarlo la impulsa.

    2. La Tierra como Terreno Hostil

    ✽ El sol, la comida, el idioma, la atmósfera, el clima. Todo le exige una adaptación dura y dolorosa.

    ✽ Sufre: vómitos, fiebre, alucinaciones, debilidad sensorial. Tal vez algo parecido al “mal de altura perpetuo” o como intoxicación solar lenta.

    3. El Refugio Rural

    ✽ Se esconde trabajando en una granja, sin papeles, sin ID, sin idioma.

    ✽ Vive con miedo constante de ser descubierta. La paranoia es doble: por su origen y por el “monstruo” que viste disfrazado de kryptoniano.


    🪫 DESARROLLO DE PODERES – FASES

    Fase 1: Descompensación física

    ✽ Dolores musculares, cambios en la piel, sueño alterado, hipersensibilidad auditiva o lumínica.

    Fase 2: Emergencia peligrosa

    ✽ Rompe una herramienta por accidente. Deja una abolladura en un tractor. Causa un accidente pequeño.

    ✽ Empieza a aislarse más. Tiene miedo de sí misma.

    Fase 3: Realización y negación

    ✽ Comprende que algo está cambiando en ella. Pero no quiere que sea cierto. No quiere ser “como él”.

    Fase 4: Adaptación forzada

    ✽ La necesidad la obliga a usar su fuerza (rescate, defensa, huida), y empieza a aceptarse, pero con culpa.



    TEMAS Y CONFLICTOS CLAVE

    El duelo por Kal-El

    ✽ Cuando finalmente entienda que el hombre que vio no es un monstruo, sino Kal... ya no será su bebé. Ya no lo necesitará. Y eso la destroza.

    El trauma del exilio

    ✽ Vive como una refugiada sin identidad. Cero derechos. Cero raíces. Cero red de contención.

    La pérdida de fe

    ✽ Krypton no era lo que pensaba. Tal vez los terroristas tenían razón. Tal vez su cultura cayó porque debía caer.

    El temor a sí misma

    ✽ ¿Y si el monstruo que vio no es él, sino lo que ella va a convertirse?

    POSIBLES CAPÍTULOS INICIALES

    “El aterrizaje”
    Llega al planeta, herida, confundida. Cae en un lago o pantano. Es recogida por un anciano granjero que cree que es una chica amnésica o inmigrante perdida.

    “La granja”
    Aprende a vivir, a trabajar. Tiene pesadillas con Krypton. Duda si debe buscar a Kal. Habla consigo misma en kryptoniano. Ve a Superman en una pantalla. Entra el pánico.

    “El primer quiebre”
    Una emergencia (animal herido, incendio, tornado) la obliga a usar su fuerza sin saber que la tiene. No puede negarlo más. ¿Es como él?

    “El miedo”
    Huye del lugar. Encuentra a alguien que la ayuda a ocultarse. Comienza a investigar a Superman, a Kal-El. Y lo que descubre la destruye.

    🧬 KARA ZOR-EL – PERFIL PSICOLÓGICO Y MOTIVACIONAL ✽ Edad: 22-23 años krono-kryptonianos al momento de salir. ✽ Cultura de origen: Hija de científicos, clase media alta kryptoniana, criada en una sociedad autoritaria marcada por la propaganda de Zod. ✽ Educación: Muy preparada científicamente, pero socialmente ingenua. Le enseñaron lo que “el Estado” quería que creyera. ✽ Crisis de fe: Al llegar a la Tierra y ver a “Superman”, su mundo se quiebra. Todo lo que sabe de Krypton y de Kal-El se vuelve dudoso. La propaganda la educó para una realidad que ya no existe. 🚀 LLEGADA A LA TIERRA – TRAMAS CENTRALES INICIALES 1. El Desfase Temporal ✽ Ella no sabe que pasaron 30 años. Cree que Kal-El debe estar cerca, posiblemente en peligro. La urgencia emocional de encontrarlo la impulsa. 2. La Tierra como Terreno Hostil ✽ El sol, la comida, el idioma, la atmósfera, el clima. Todo le exige una adaptación dura y dolorosa. ✽ Sufre: vómitos, fiebre, alucinaciones, debilidad sensorial. Tal vez algo parecido al “mal de altura perpetuo” o como intoxicación solar lenta. 3. El Refugio Rural ✽ Se esconde trabajando en una granja, sin papeles, sin ID, sin idioma. ✽ Vive con miedo constante de ser descubierta. La paranoia es doble: por su origen y por el “monstruo” que viste disfrazado de kryptoniano. 🪫 DESARROLLO DE PODERES – FASES Fase 1: Descompensación física ✽ Dolores musculares, cambios en la piel, sueño alterado, hipersensibilidad auditiva o lumínica. Fase 2: Emergencia peligrosa ✽ Rompe una herramienta por accidente. Deja una abolladura en un tractor. Causa un accidente pequeño. ✽ Empieza a aislarse más. Tiene miedo de sí misma. Fase 3: Realización y negación ✽ Comprende que algo está cambiando en ella. Pero no quiere que sea cierto. No quiere ser “como él”. Fase 4: Adaptación forzada ✽ La necesidad la obliga a usar su fuerza (rescate, defensa, huida), y empieza a aceptarse, pero con culpa. 🧠 TEMAS Y CONFLICTOS CLAVE El duelo por Kal-El ✽ Cuando finalmente entienda que el hombre que vio no es un monstruo, sino Kal... ya no será su bebé. Ya no lo necesitará. Y eso la destroza. El trauma del exilio ✽ Vive como una refugiada sin identidad. Cero derechos. Cero raíces. Cero red de contención. La pérdida de fe ✽ Krypton no era lo que pensaba. Tal vez los terroristas tenían razón. Tal vez su cultura cayó porque debía caer. El temor a sí misma ✽ ¿Y si el monstruo que vio no es él, sino lo que ella va a convertirse? 📚 POSIBLES CAPÍTULOS INICIALES “El aterrizaje” Llega al planeta, herida, confundida. Cae en un lago o pantano. Es recogida por un anciano granjero que cree que es una chica amnésica o inmigrante perdida. “La granja” Aprende a vivir, a trabajar. Tiene pesadillas con Krypton. Duda si debe buscar a Kal. Habla consigo misma en kryptoniano. Ve a Superman en una pantalla. Entra el pánico. “El primer quiebre” Una emergencia (animal herido, incendio, tornado) la obliga a usar su fuerza sin saber que la tiene. No puede negarlo más. ¿Es como él? “El miedo” Huye del lugar. Encuentra a alguien que la ayuda a ocultarse. Comienza a investigar a Superman, a Kal-El. Y lo que descubre la destruye.
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  • ¡HEY, FICROLERS 3D!
    ¡Un nuevo personaje 3D viene pisando fuerte!

    Hoy damos la bienvenida a...

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡Asher Blake!

    Asher Blake es un alma nocturna con una cámara en mano y secretos en la mirada. Vampiro joven, estudiante universitario y fotógrafo por vocación, captura instantes como si cada imagen le ayudara a aferrarse a lo que aún queda de su humanidad. Silencioso, observador, con una elegancia natural que no necesita esfuerzo. La noche es su aliada… y su inspiración.



    ¡Bienvenid@ a FicRol! Nos alegra tenerte entre nosotros y esperamos que disfrutes mucho explorando historias, creando conexiones y dando vida a tu personaje en este rincón tan creativo.

    Yo soy Caroline, tu RolSage, algo así como tu guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada!

    Antes de lanzarte de lleno, te dejo algunos recursos que te pueden venir de maravilla para empezar con buen pie:

    Normas básicas del de la plataforma:
    https://ficrol.com/static/guidelines

    Guías detalladas sobre cómo funciona todo por aquí:
    https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS

    Grupo exclusivo para Personajes 3D:
    https://ficrol.com/groups/Personajes3D

    Directorios para encontrar personajes y fandoms afines
    Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS
    Fandoms disponibles en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL

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    ¡Recuerda que puedes escribirme si necesitas cualquier cosita! ¡Nos vemos en el rol!

    #RolSage3D #Personajes3D #Bienvenida3D #Comunidad3D
    ✨ ¡HEY, FICROLERS 3D! ✨ ¡Un nuevo personaje 3D viene pisando fuerte! 🎉 Hoy damos la bienvenida a... ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡[delirium_unstable_168]! Asher Blake es un alma nocturna con una cámara en mano y secretos en la mirada. Vampiro joven, estudiante universitario y fotógrafo por vocación, captura instantes como si cada imagen le ayudara a aferrarse a lo que aún queda de su humanidad. Silencioso, observador, con una elegancia natural que no necesita esfuerzo. La noche es su aliada… y su inspiración. 👋 ¡Bienvenid@ a FicRol! Nos alegra tenerte entre nosotros y esperamos que disfrutes mucho explorando historias, creando conexiones y dando vida a tu personaje en este rincón tan creativo. 🧙‍♀️ Yo soy Caroline, tu RolSage, algo así como tu guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada! 🧭 Antes de lanzarte de lleno, te dejo algunos recursos que te pueden venir de maravilla para empezar con buen pie: 📌 Normas básicas del de la plataforma: 🔗 https://ficrol.com/static/guidelines 👩‍🏫 Guías detalladas sobre cómo funciona todo por aquí: 🔗 https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS 👥 Grupo exclusivo para Personajes 3D: 🔗 https://ficrol.com/groups/Personajes3D 📚 Directorios para encontrar personajes y fandoms afines 🔗 Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS 🔗 Fandoms disponibles en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL 📝 ¿Quieres mejorar tu escritura o narración? 🔗 https://ficrol.com/pages/RinconEscritor ¡Recuerda que puedes escribirme si necesitas cualquier cosita! ¡Nos vemos en el rol! 🚀🔥 #RolSage3D #Personajes3D #Bienvenida3D #Comunidad3D
    Me encocora
    1
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  • La llegada a Central
    Fandom Oc's/FullMetal Alchemist
    Categoría Anime / Mangas
    El tren habia llegado a su destino despues de todo en tiempo .....

    "Al fin, llege aqui me pegrunto que are primero"

    Aun caminaba saliendo de la traicion de tren y emocionada por comenzar mi invetigacion con alquimia pero antes , queria difutar la cuidad y ver las calles por alli algo de decia que seria interesante para mi, ya que podria pasar de todo un dia como hoy .
    El tren habia llegado a su destino despues de todo en tiempo ..... "Al fin, llege aqui me pegrunto que are primero" Aun caminaba saliendo de la traicion de tren y emocionada por comenzar mi invetigacion con alquimia pero antes , queria difutar la cuidad y ver las calles por alli algo de decia que seria interesante para mi, ya que podria pasar de todo un dia como hoy .
    Tipo
    Individual
    Líneas
    10
    Estado
    Disponible
    0 turnos 0 maullidos
  • "Has sangrado cerca de mí, ¿lo sabías?"

    Callejón trasero cerca del club Seven, Manhattan.
    Viernes 02:47 AM Llovizna

    | — ˢᵒᵇʳᵉⁿᵃᵗᵘʳᵃˡ
    | — ᴺᵒⁱʳ ᵁʳᵇᵃⁿᵒ
    | — ˢᵘˢᵖᵉⁿˢᵒ
    | — ᵀᵉⁿˢⁱóⁿ/ˢˡᵒʷ ᴮᵘʳⁿ
    | — ᴴᵘʳᵗ/ꟲᵒᵐᶠᵒʳᵗ

    El olor del tabaco llega antes, mezclado con especias, opio. Humo espeso y dulzón. La brasa encendida flota en la penumbra antes de que la silueta se revele.

    Raffaele se detiene junto a un charco donde una gota de tu sangre tiñe el agua como tinta en papel. Da una calada y exhala despacio.

    — No es mucho —dice, mirando el suelo como si el rojo le hablara—. Pero suficiente.

    Se lleva el cigarro de nuevo a los labios, sin prisa, y alza la vista hacia ti con una expresión que flota entre la simpatía y el hambre.

    — No te preocupes. No te voy a morder… aún.

    El humo se enrosca en el aire frío, entre las finas gotitas de lluvia, entre ambos, mientras él te observa cual 𝘤𝘰𝘯𝘯𝘰𝘪𝘴𝘴𝘦𝘶𝘳 frente a una obra del gran Picasso.

    — Pero alguien más podría. Esta ciudad huele tu herida, amore. ¿Fue un accidente… o llamas a la tragedia?
    🪶 "Has sangrado cerca de mí, ¿lo sabías?" 🪶 — 📍 Callejón trasero cerca del club Seven, Manhattan. — 📆 Viernes 🕰️ 02:47 AM 🌧️Llovizna | 🩸 — ˢᵒᵇʳᵉⁿᵃᵗᵘʳᵃˡ | 🕶️ — ᴺᵒⁱʳ ᵁʳᵇᵃⁿᵒ | 💀 — ˢᵘˢᵖᵉⁿˢᵒ | 🔥 — ᵀᵉⁿˢⁱóⁿ/ˢˡᵒʷ ᴮᵘʳⁿ | 🩹 — ᴴᵘʳᵗ/ꟲᵒᵐᶠᵒʳᵗ El olor del tabaco llega antes, mezclado con especias, opio. Humo espeso y dulzón. La brasa encendida flota en la penumbra antes de que la silueta se revele. Raffaele se detiene junto a un charco donde una gota de tu sangre tiñe el agua como tinta en papel. Da una calada y exhala despacio. — No es mucho —dice, mirando el suelo como si el rojo le hablara—. Pero suficiente. Se lleva el cigarro de nuevo a los labios, sin prisa, y alza la vista hacia ti con una expresión que flota entre la simpatía y el hambre. — No te preocupes. No te voy a morder… aún. El humo se enrosca en el aire frío, entre las finas gotitas de lluvia, entre ambos, mientras él te observa cual 𝘤𝘰𝘯𝘯𝘰𝘪𝘴𝘴𝘦𝘶𝘳 frente a una obra del gran Picasso. — Pero alguien más podría. Esta ciudad huele tu herida, amore. ¿Fue un accidente… o llamas a la tragedia?
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  • Nací en la penumbra donde los sueños se pudren y las promesas se olvidan. No vine a buscar gloria, vine a ser la cicatriz que el mundo no puede borrar. Hablo con silencio y camino con sombras, porque aprendí que el dolor escribe mejor que la tinta. No soy el fin… soy el susurro que lo anuncia.
    Nací en la penumbra donde los sueños se pudren y las promesas se olvidan. No vine a buscar gloria, vine a ser la cicatriz que el mundo no puede borrar. Hablo con silencio y camino con sombras, porque aprendí que el dolor escribe mejor que la tinta. No soy el fin… soy el susurro que lo anuncia.
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