• Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    El evento de halloween terminara el 05 de noviembre, para darle mas tiempo a Shadow de terminar su monorol
    (Y para que Sonic haga la tercera parte ahora que regreso la luz a su casa)
    El evento de halloween terminara el 05 de noviembre, para darle mas tiempo a Shadow de terminar su monorol (Y para que Sonic haga la tercera parte ahora que regreso la luz a su casa)
    0 comentarios 0 compartidos
  • [Evento Anual de la Empresa Han – Fiesta de Halloween temática: Era Joseon]

    El reloj marcaba las siete y treinta cuando las puertas del salón principal se abrieron.
    Las luces, suaves y cálidas, caían sobre un escenario decorado con biombos de seda, faroles y mesas bajas llenas de arreglos florales tradicionales.
    El murmullo de los empleados disfrazados llenaba el ambiente: cortesanas, eruditos, soldados, nobles, todos envueltos en el juego de la época.

    Y entonces, el murmullo se detuvo.

    Han Jiseok había llegado.

    Vestía un hanbok blanco de seda, impecablemente planchado, con bordes plateados que reflejaban la luz como si el tejido mismo respirara.
    El cabello —por una vez suelto del peinado habitual— estaba recogido hacia atrás, apenas con una cinta oscura que dejaba ver su frente.
    En su mano, sostenía un abanico negro, sencillo, que movía con una calma que imponía respeto.

    “Le queda demasiado bien…” murmuró una de las asistentes antes de que la música retomara su curso.

    Jiseok avanzó con esa postura suya: espalda recta, pasos tranquilos, mirada firme.
    No necesitaba corona; el aire a su alrededor bastaba para coronarlo.

    Cuando se acercó a la mesa principal, su madre —Han Mira— sonrió divertida.

    “Sabía que ese color te haría ver como un rey, hijo.”

    “Solo sigo el código de vestimenta, madre,” respondió él, con esa voz serena que ni siquiera intentaba negar el cumplido.

    Un grupo de empleados del área de marketing se acercó para felicitarlo por el disfraz.

    “Jiseok-ssi, no sabíamos que aceptaría participar este año.”

    Él alzó una ceja apenas, con una media sonrisa.
    “Digamos que me convencieron con argumentos difíciles de rechazar.”

    Los risas siguieron, y por primera vez en mucho tiempo, se le vio relajado.
    Sin expediente, sin juntas, sin protocolos.
    Solo un hombre en un traje antiguo, con una copa de vino en la mano, observando a su gente disfrutar.

    Y cuando la orquesta improvisó una melodía lenta, Jiseok se inclinó levemente hacia su madre y murmuró:

    “Si supieran que el rey solo vino por el café”

    Ella rió bajito.

    “Y por Milo, que seguramente te está esperando.”

    “Siempre espera,” dijo él, mirando hacia el ventanal, donde la luna se reflejaba sobre Seúl. “Incluso los reyes necesitan volver a casa.”
    [Evento Anual de la Empresa Han – Fiesta de Halloween temática: Era Joseon] El reloj marcaba las siete y treinta cuando las puertas del salón principal se abrieron. Las luces, suaves y cálidas, caían sobre un escenario decorado con biombos de seda, faroles y mesas bajas llenas de arreglos florales tradicionales. El murmullo de los empleados disfrazados llenaba el ambiente: cortesanas, eruditos, soldados, nobles, todos envueltos en el juego de la época. Y entonces, el murmullo se detuvo. Han Jiseok había llegado. Vestía un hanbok blanco de seda, impecablemente planchado, con bordes plateados que reflejaban la luz como si el tejido mismo respirara. El cabello —por una vez suelto del peinado habitual— estaba recogido hacia atrás, apenas con una cinta oscura que dejaba ver su frente. En su mano, sostenía un abanico negro, sencillo, que movía con una calma que imponía respeto. “Le queda demasiado bien…” murmuró una de las asistentes antes de que la música retomara su curso. Jiseok avanzó con esa postura suya: espalda recta, pasos tranquilos, mirada firme. No necesitaba corona; el aire a su alrededor bastaba para coronarlo. Cuando se acercó a la mesa principal, su madre —Han Mira— sonrió divertida. “Sabía que ese color te haría ver como un rey, hijo.” “Solo sigo el código de vestimenta, madre,” respondió él, con esa voz serena que ni siquiera intentaba negar el cumplido. Un grupo de empleados del área de marketing se acercó para felicitarlo por el disfraz. “Jiseok-ssi, no sabíamos que aceptaría participar este año.” Él alzó una ceja apenas, con una media sonrisa. “Digamos que me convencieron con argumentos difíciles de rechazar.” Los risas siguieron, y por primera vez en mucho tiempo, se le vio relajado. Sin expediente, sin juntas, sin protocolos. Solo un hombre en un traje antiguo, con una copa de vino en la mano, observando a su gente disfrutar. Y cuando la orquesta improvisó una melodía lenta, Jiseok se inclinó levemente hacia su madre y murmuró: “Si supieran que el rey solo vino por el café” Ella rió bajito. “Y por Milo, que seguramente te está esperando.” “Siempre espera,” dijo él, mirando hacia el ventanal, donde la luna se reflejaba sobre Seúl. “Incluso los reyes necesitan volver a casa.”
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • YA ES HALLOWEEN ESTAN INVITADOS TODOS A MI FIESTA ESTA NOCHE !!! MAS TARDE SUBIRE EL EVENTO //
    YA ES HALLOWEEN ESTAN INVITADOS TODOS A MI FIESTA ESTA NOCHE !!! MAS TARDE SUBIRE EL EVENTO //
    Me gusta
    Me encocora
    Me enjaja
    Me endiabla
    6
    6 comentarios 0 compartidos
  • Feliz Halloween!!!
    +Usando su lindo atuendo del evento+
    Feliz Halloween!!! +Usando su lindo atuendo del evento+
    Me gusta
    Me encocora
    5
    6 turnos 0 maullidos
  • 🕯Gala del Reflejo- Noche de Halloween en MIRROR HAUTE COUTURE
    Fandom OC
    Categoría Original
    Evento privado : Solo con invitación física.
    Localización: Salón del Reflejo, Piso 44, MIRROR Headquarters, Seúl.

    La medianoche cayó sobre Seúl envuelta en una bruma espesa, casi líquida.
    El edificio de MIRROR Haute Couture se erguía como un prisma oscuro sobre la avenida vacía, sus ventanales destellando reflejos esmeralda que palpitaban al ritmo del viento.
    Esa noche, la ciudad parecía sostener la respiración.

    No había cámaras. No había prensa.
    Solo un ascensor sin botones, activado por una llave grabada con el emblema del ojo y el espejo entrelazados.
    Quienes poseían esa llave sabían que el acceso no era un privilegio: era una prueba.

    Al abrirse las puertas del piso 44, un corredor alfombrado en terciopelo negro guiaba hasta el Salón del Reflejo, clausurado desde hacía más de una década.
    Dentro, los muros eran espejos antiguos, agrietados en ciertos puntos, cubiertos de símbolos casi imperceptibles. La luz se movía como un organismo vivo: a veces fría, azulada; otras, cálida y dorada.
    El aire olía a incienso, madera quemada y algo metálico, como electricidad contenida.

    En el centro del salón, Yunseok Wang esperaba.
    Vestía un traje de terciopelo oscuro y una camisa negra con detalles metálicos que parecían nacer de su piel. Su mano derecha estaba cubierta por un guante articulado de plata, y una máscara ornamentada plateada, filigranada, ocultaba su expresión, revelando apenas la intensidad de sus ojos.
    Detrás de él, un espejo roto devolvía reflejos fragmentados que se movían con independencia del resto.

    Cuando el último invitado cruzó el umbral, la puerta se cerró por sí sola, sellando el salón con un suave chasquido.
    El silencio fue total.

    —Bienvenidos a la Noche de los Reflejos...

    Anunció Yunseok, su voz grave resonando como un eco contenido en el mármol

    — Una velada donde las máscaras no ocultan… revelan la verdad.

    El humo de incienso verdoso comenzó a elevarse desde el suelo, extendiéndose en espirales que parecían tomar forma. Los espejos vibraron, proyectando imágenes fugaces de los invitados: versiones distorsionadas, futuras, o pasadas. Ninguna idéntica a la que mostraba la realidad.

    —Cada uno de ustedes fue elegido por lo que esconde

    Continuó Yunseok, avanzando entre los presentes con la calma de quien domina la escena

    — Un deseo. Una verdad. Un secreto que aún no ha sido pronunciado.

    Se detuvo frente al espejo principal, tocando con el guante metálico una de sus grietas. La superficie emitió un sonido leve, como un suspiro.

    —Esta noche, el reflejo no miente

    Dijo con una media sonrisa apenas perceptible

    — Pero cuidado… lo que devuelva puede no pertenecerles ya.

    Las luces descendieron de golpe.
    El sonido del cristal quebrándose rompió el silencio.
    Una ráfaga helada recorrió la sala, y por un instante, las sombras sobre los muros parecieron moverse con vida propia.

    Entonces, una melodía empezó a sonar: cuerdas, percusión suave, un vals antiguo reimaginado con ecos electrónicos.
    El ritual había comenzado.
    Evento privado : Solo con invitación física. Localización: Salón del Reflejo, Piso 44, MIRROR Headquarters, Seúl. La medianoche cayó sobre Seúl envuelta en una bruma espesa, casi líquida. El edificio de MIRROR Haute Couture se erguía como un prisma oscuro sobre la avenida vacía, sus ventanales destellando reflejos esmeralda que palpitaban al ritmo del viento. Esa noche, la ciudad parecía sostener la respiración. No había cámaras. No había prensa. Solo un ascensor sin botones, activado por una llave grabada con el emblema del ojo y el espejo entrelazados. Quienes poseían esa llave sabían que el acceso no era un privilegio: era una prueba. Al abrirse las puertas del piso 44, un corredor alfombrado en terciopelo negro guiaba hasta el Salón del Reflejo, clausurado desde hacía más de una década. Dentro, los muros eran espejos antiguos, agrietados en ciertos puntos, cubiertos de símbolos casi imperceptibles. La luz se movía como un organismo vivo: a veces fría, azulada; otras, cálida y dorada. El aire olía a incienso, madera quemada y algo metálico, como electricidad contenida. En el centro del salón, Yunseok Wang esperaba. Vestía un traje de terciopelo oscuro y una camisa negra con detalles metálicos que parecían nacer de su piel. Su mano derecha estaba cubierta por un guante articulado de plata, y una máscara ornamentada plateada, filigranada, ocultaba su expresión, revelando apenas la intensidad de sus ojos. Detrás de él, un espejo roto devolvía reflejos fragmentados que se movían con independencia del resto. Cuando el último invitado cruzó el umbral, la puerta se cerró por sí sola, sellando el salón con un suave chasquido. El silencio fue total. —Bienvenidos a la Noche de los Reflejos... Anunció Yunseok, su voz grave resonando como un eco contenido en el mármol — Una velada donde las máscaras no ocultan… revelan la verdad. El humo de incienso verdoso comenzó a elevarse desde el suelo, extendiéndose en espirales que parecían tomar forma. Los espejos vibraron, proyectando imágenes fugaces de los invitados: versiones distorsionadas, futuras, o pasadas. Ninguna idéntica a la que mostraba la realidad. —Cada uno de ustedes fue elegido por lo que esconde Continuó Yunseok, avanzando entre los presentes con la calma de quien domina la escena — Un deseo. Una verdad. Un secreto que aún no ha sido pronunciado. Se detuvo frente al espejo principal, tocando con el guante metálico una de sus grietas. La superficie emitió un sonido leve, como un suspiro. —Esta noche, el reflejo no miente Dijo con una media sonrisa apenas perceptible — Pero cuidado… lo que devuelva puede no pertenecerles ya. Las luces descendieron de golpe. El sonido del cristal quebrándose rompió el silencio. Una ráfaga helada recorrió la sala, y por un instante, las sombras sobre los muros parecieron moverse con vida propia. Entonces, una melodía empezó a sonar: cuerdas, percusión suave, un vals antiguo reimaginado con ecos electrónicos. El ritual había comenzado.
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me encocora
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • INVITACIÓN PRIVADA – GALA DEL REFLEJO

    MIRROR HAUTE COUTURE
    Acceso Restringido – Nivel IV

    A la atención del destinatario:

    Con motivo de la Noche de Halloween, usted ha sido seleccionado para asistir a un evento no registrado en los canales oficiales de MIRROR Haute Couture.

    La Gala del Reflejo tendrá lugar el 31 de octubre, a medianoche, en el Piso 44 — Salón del Reflejo, dentro de las instalaciones centrales de MIRROR en Seúl.

    Se le entregará una llave de acceso físico, grabada con el emblema del ojo y el espejo entrelazados.
    No la comparta, no la reproduzca, no la pierda.

    Código interno: Nulla lux sine umbra
    (No hay luz sin sombra.)

    Vestimenta requerida:
    – Máscara ( opcional)
    – Disfraz que represente fielmente su reflejo interior.

    La participación en el evento implica la aceptación tácita de los protocolos de observación energética, así como la posible exposición a manifestaciones simbólicas no clasificadas.

    No se garantiza retorno emocional, simbólico o espiritual a su estado previo al evento.

    — Y. Wang
    Director Ejecutivo y Fundador de MIRROR Haute Couture
    🕯️ INVITACIÓN PRIVADA – GALA DEL REFLEJO MIRROR HAUTE COUTURE Acceso Restringido – Nivel IV A la atención del destinatario: Con motivo de la Noche de Halloween, usted ha sido seleccionado para asistir a un evento no registrado en los canales oficiales de MIRROR Haute Couture. La Gala del Reflejo tendrá lugar el 31 de octubre, a medianoche, en el Piso 44 — Salón del Reflejo, dentro de las instalaciones centrales de MIRROR en Seúl. Se le entregará una llave de acceso físico, grabada con el emblema del ojo y el espejo entrelazados. No la comparta, no la reproduzca, no la pierda. Código interno: Nulla lux sine umbra (No hay luz sin sombra.) Vestimenta requerida: – Máscara ( opcional) – Disfraz que represente fielmente su reflejo interior. La participación en el evento implica la aceptación tácita de los protocolos de observación energética, así como la posible exposición a manifestaciones simbólicas no clasificadas. No se garantiza retorno emocional, simbólico o espiritual a su estado previo al evento. — Y. Wang Director Ejecutivo y Fundador de MIRROR Haute Couture
    0 turnos 1 maullido
  • FLYER – “7th Heaven Bar & Games”
    https://ficrol.com/groups/SeptimoCielo
    ¡¡¡¡Únete al grupo!!!!
    ---

    ¡ABRIMOS EL BAR!
    Nuevos cócteles, nuevas camareras… ¡y muchas historias por contar!

    Ven al 7th Heaven, el rincón donde los aventureros descansan, beben y se confiesan bajo la luna.
    Servido por las Princesas Ishtar

    ¡Atrévete a entrar, pedir tu trago y dejar que la noche decida el resto!


    ---


    Las Princesas Ishtar te invitan al nuevo “7th Heaven Bar & Games”

    El bar de Seieki abre sus puertas… y tras la barra, las Ishtar te serviremos tragos, palabras y risas.
    ¿Te atreves a entrar?

    Aquí los aventureros comparten historias, los mercenarios buscan contratos, los solitarios encuentran compañía… y los cócteles brillan con magia lunar.

    ¿Qué encontrarás en el 7th Heaven?

    Nuevos cócteles con nombres legendarios.

    Camareras Ishtar encantadas de escuchar tus aventuras.

    Eventos temáticos: noches de cosplay, fiestas de máscaras y cenas clandestinas entre asesinos a sueldo.

    Conversaciones entre héroes, villanos y soñadores.


    Dinámica:
    Cuando una camarera publique que el local abre, el bar estará oficialmente activo.
    Entra, pide tu trago y charla. Todo vale: rol, bromas, confesiones o planes para tu próxima aventura.
    Recuerda… las Ishtar no somos monjas

    Únete al grupo del 7th Heaven y déjate llevar por la noche.
    Entre copas y risas, quizás encuentres lo que no sabías que buscabas.
    FLYER – “7th Heaven Bar & Games” https://ficrol.com/groups/SeptimoCielo ¡¡¡¡Únete al grupo!!!! --- 🎉 ¡ABRIMOS EL BAR! 🍸 Nuevos cócteles, nuevas camareras… ¡y muchas historias por contar! Ven al 7th Heaven, el rincón donde los aventureros descansan, beben y se confiesan bajo la luna. 👑 Servido por las Princesas Ishtar 👑 ✨ ¡Atrévete a entrar, pedir tu trago y dejar que la noche decida el resto! ✨ --- 🌙✨ Las Princesas Ishtar te invitan al nuevo “7th Heaven Bar & Games” ✨🌙 El bar de Seieki abre sus puertas… y tras la barra, las Ishtar te serviremos tragos, palabras y risas. ¿Te atreves a entrar? Aquí los aventureros comparten historias, los mercenarios buscan contratos, los solitarios encuentran compañía… y los cócteles brillan con magia lunar. 🍹🌌 👑 ¿Qué encontrarás en el 7th Heaven? Nuevos cócteles con nombres legendarios. Camareras Ishtar encantadas de escuchar tus aventuras. Eventos temáticos: noches de cosplay, fiestas de máscaras y cenas clandestinas entre asesinos a sueldo. Conversaciones entre héroes, villanos y soñadores. 🔥 Dinámica: Cuando una camarera publique que el local abre, el bar estará oficialmente activo. Entra, pide tu trago y charla. Todo vale: rol, bromas, confesiones o planes para tu próxima aventura. Recuerda… las Ishtar no somos monjas 😈 🍸 Únete al grupo del 7th Heaven y déjate llevar por la noche. Entre copas y risas, quizás encuentres lo que no sabías que buscabas.
    Me gusta
    3
    0 turnos 0 maullidos
  • *-mono rol: una noche oscura /no canon, solo para el evento de hallowen/-*

    era de noche en la agencia chaotix, todos se encontraban dormidos placidamente. el silencio tranquilo del lugar se veia ocacionalmente interrumpido por el fuerte viento que soplaba fuera del lugar y el ruido que emitia de ves en cuando algun animalito.
    todo parecia relativamente normal, hasta que un ruido de una ventana rompiendose alerto a cierto camaleon morado despertandolo inmediatamente
    (¿que fue ese ruido?) se pregunto el ninja en su mente, luego volteo la mirada hacia la cama donde dormia vector y se acerco a el para despertarlo. sacudiendo suavemente al cocodrilo el cual parecia solo roncar mas fuerte con cada intento del camaleon de despertarlo.
    espio supiro resignado y se dio la vuelta para salir de la habitacion y dirigirse hacia donde se habia escuchado aquel ruido de antes, al llegar a la habitacion se encontro con unas huellas extrañas que iniciaban desde el vidrio roto hasta adentro de la agencia, algo se habia metido a la casa.. esto no era para nada bueno.
    el camaleon rapidamente saco unas kunais y con cautela siguio el camino que habian dejado las huellas, la agencia no era muy grande por lo que lo que sea que se haya metido al lugar no podia estar muy lejos. el camaleon reviso el baño, el dormitorio otra ves y luego la cocina donde se encontro todo dado vuelta y desordenado, parece que habian saqueado la heladera. antes de que el camaleon pudiera procesar la escena unos pasos rapidos se escucharon detras de el, algo habia pasado por el pequeño pasillo que conectaba la cocina con las demas habitaciones. rapidamente se movio tratando de ir en la direccion a donde habia corrido esa criatura. el ruido lo llevo a la oficina donde en la oscuridad, el corazon de espio latia rapido. no de miedo si no porque sus sentidos le decian que algo andaba mal. el camaleon avanzo por
    la oficina hasta que una jarra cayo al suelo rompiendose, rapidamente el camaleon se dio la vuelta para enfrentarse al intruso solo para encontrarse con vector el cual parecia recien haberse levantado. espio fruncio el ceño algo molesto y le susurro al cocodrilo-"ten mas cuidado¡ casi te clavo una de estas..-" el cocodrilo con su pijama y su mirada somnolienta a penas pudo responder bien-"¿que es todo ese escandolo? ¿olvidaste la ventana del baño abierta otra ves?"
    el camaleon miro al rededor con sigilo, estaba en estado de alerta-"no es eso, alguien se metio en nuestra casa..-"
    unos golpecitos cada ves mas fuertes empezaron a acercarse por el pasillo, levantando la tencion en ambos detectives los cuales se pusieron en guardia. el ambiente se puso cada ves mas tenso hasta que algo se asomo desde una puerta por fin revelando la apariencia del intruso el cual era...

    ¿un ornitorrinco?¡

    el camaleón y vector pusieron los ojos en blanco, dándose unas miradas cómplices. se habían alterado por nada..
    *-mono rol: una noche oscura /no canon, solo para el evento de hallowen/-* era de noche en la agencia chaotix, todos se encontraban dormidos placidamente. el silencio tranquilo del lugar se veia ocacionalmente interrumpido por el fuerte viento que soplaba fuera del lugar y el ruido que emitia de ves en cuando algun animalito. todo parecia relativamente normal, hasta que un ruido de una ventana rompiendose alerto a cierto camaleon morado despertandolo inmediatamente (¿que fue ese ruido?) se pregunto el ninja en su mente, luego volteo la mirada hacia la cama donde dormia vector y se acerco a el para despertarlo. sacudiendo suavemente al cocodrilo el cual parecia solo roncar mas fuerte con cada intento del camaleon de despertarlo. espio supiro resignado y se dio la vuelta para salir de la habitacion y dirigirse hacia donde se habia escuchado aquel ruido de antes, al llegar a la habitacion se encontro con unas huellas extrañas que iniciaban desde el vidrio roto hasta adentro de la agencia, algo se habia metido a la casa.. esto no era para nada bueno. el camaleon rapidamente saco unas kunais y con cautela siguio el camino que habian dejado las huellas, la agencia no era muy grande por lo que lo que sea que se haya metido al lugar no podia estar muy lejos. el camaleon reviso el baño, el dormitorio otra ves y luego la cocina donde se encontro todo dado vuelta y desordenado, parece que habian saqueado la heladera. antes de que el camaleon pudiera procesar la escena unos pasos rapidos se escucharon detras de el, algo habia pasado por el pequeño pasillo que conectaba la cocina con las demas habitaciones. rapidamente se movio tratando de ir en la direccion a donde habia corrido esa criatura. el ruido lo llevo a la oficina donde en la oscuridad, el corazon de espio latia rapido. no de miedo si no porque sus sentidos le decian que algo andaba mal. el camaleon avanzo por la oficina hasta que una jarra cayo al suelo rompiendose, rapidamente el camaleon se dio la vuelta para enfrentarse al intruso solo para encontrarse con vector el cual parecia recien haberse levantado. espio fruncio el ceño algo molesto y le susurro al cocodrilo-"ten mas cuidado¡ casi te clavo una de estas..-" el cocodrilo con su pijama y su mirada somnolienta a penas pudo responder bien-"¿que es todo ese escandolo? ¿olvidaste la ventana del baño abierta otra ves?" el camaleon miro al rededor con sigilo, estaba en estado de alerta-"no es eso, alguien se metio en nuestra casa..-" unos golpecitos cada ves mas fuertes empezaron a acercarse por el pasillo, levantando la tencion en ambos detectives los cuales se pusieron en guardia. el ambiente se puso cada ves mas tenso hasta que algo se asomo desde una puerta por fin revelando la apariencia del intruso el cual era... ¿un ornitorrinco?¡ el camaleón y vector pusieron los ojos en blanco, dándose unas miradas cómplices. se habían alterado por nada..
    Me gusta
    Me endiabla
    Me shockea
    3
    0 turnos 1 maullido
  • *¡Halloween ya está aquí!
    Y Elios tiene todo listo en la cafetería. La ambientación de Halloween para dar a los clientes una experiencia agradable por las fechas, y él mismo disfrazado como un mago.*

    —Comenzaremos con el evento de Halloween desde hoy. Tendremos algunos menús especiales para la ocasión, y todos están invitados a participar en el evento para compartir sus historias de terror. ¡Celebremos juntos el Halloween !
    *¡Halloween ya está aquí! Y Elios tiene todo listo en la cafetería. La ambientación de Halloween para dar a los clientes una experiencia agradable por las fechas, y él mismo disfrazado como un mago.* —Comenzaremos con el evento de Halloween desde hoy. Tendremos algunos menús especiales para la ocasión, y todos están invitados a participar en el evento para compartir sus historias de terror. ¡Celebremos juntos el Halloween 🎃🧡🥰!
    Me encocora
    Me gusta
    7
    0 turnos 0 maullidos
  • 𝐒𝐔 𝐑𝐀𝐙Ó𝐍 - 𝐕𝐈𝐈
    𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐡é𝐫𝐨𝐞𝐬 𝐲 𝐦𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐨𝐬

    Se dejó caer de espaldas sobre la cama y se pasó una mano por el rostro agotado. La larga llama dorada de la lámpara de aceite en el tocador parpadeó suavemente, ofreciéndole consuelo. La habitación estaba quieta, el pasillo en silencio; la tranquilidad reinaba en la noche. Soltó un suspiro. Eneas por fin había dejado de llorar.

    La maternidad fue una de las peores batallas que jamás enfrentó. Ni siquiera aquellos meses de diversión junto a Anquises, cuando se hacía pasar por princesa o campesina la habían preparado para los cuidados que exigía la vida mortal. Creía haber aprendido lo esencial: la importancia del descanso, las comidas a tiempo y la fragilidad humana. Le habría gustado decir que lo hizo de maravilla, que fue una nodriza ejemplar y que todo salió bien. Pero nada más lejos de la realidad.

    Con cada día que pasaba, se convencía de que lo hacía terriblemente peor. No tenía un minuto de descanso, el niño siempre necesitaba algo nuevo: cambiar de pañales, dormirlo, apaciguar sus llantos interminables mientras trataba de descifrar si lloraba de hambre o de frío. No era madre primeriza… pero la experiencia de cuidar un bebé mortal no se podía comparar con la de una deidad, era algo completamente distinto.

    A eso se sumaba el hecho de que, además, debía ser cautelosa y medir muy bien cada acción que hiciera para no levantar sospechas. Absolutamente nadie en el palacio debía descubrir que ella no era la nodriza experimentada que decía ser, y mucho menos, que era una diosa.

    A veces ese pensamiento la llenaba de frustración. En ocasiones, por más que meciera a su hijo en brazos, le cantara una canción, lo arropara o lo alimentara, la rabia de sus lagrimas no cesaba. En su interior se agitaba un mar tormentoso de aflicción al que ella no siempre podía oponerse. Su paciencia se evaporaba, y la tentación de encender su Aión, de acceder a su divinidad se volvía casi irresistible. Podría usar su aura sobre él, envolverlo con ella, un truco que llegó a hacer en su momento con sus gemelos divinos para calmarlos. Un atajo que le haría las cosas más fáciles y que, sin embargo, le obligaba a cuestionarse que tan dependiente se había vuelto de su poder.

    Las noches pasaban y aunque Afro había atravesado incontables eventos a lo largo de su vida, ni siquiera la eternidad le pareció tan larga como la infancia de Eneas.

    Eneas odiaba el interior del palacio. Detestaba el sol, pero tampoco soportaba pasar demasiado tiempo bajo la sombra. Protestaba con el aroma del incienso y gritaba cuando ella dejaba de moverse. No le permitía quedarse quieta demasiado tiempo, eso, lejos de ayudar, lo alteraba. Probó suerte con algunos de los consejos de la reina Temiste y de thithē Ligeia, la anciana nodriza de Anquises, pero ninguno dio resultado. Lo único que realmente parecía funcionar eran los paseos por el jardín del palacio, que más que jardín, más bien era un frondoso bosque de hojas verdes escondido entre las murallas y las visitas a la playa. Le encantaba cuando ella le sumergía los pies en la espuma marina que oscurecía la arena al romper las olas, eso lograba arrancarle una sonrisa.

    Sus parpados comenzaban a cerrarse cuando el llanto de Eneas la despertó de golpe. Su pecho se sacudió, se frotó los ojos con los dedos antes de deslizarse fuera de la cama y salir al solitario pasillo. A menudo pensaba en su antigua vida y en todo lo que había dejado atrás al renunciar temporalmente a su divinidad, como en ese instante en el que se acercó a la cuna de su hijo para tomarlo entre sus brazos. Si aún fuera una diosa y no una mortal, aquel cansancio que le pesaba en los hombros y parpados grises no existiría.

    ────Oh, mi dulce príncipe… ¿qué ocurre? Ven, deja que te cargue un poco ─y aun con todo ese agotamiento, no dejó de sonreírle. Jamás dejaría de hacerlo.

    Se aseguró de alimentarlo y permaneció un largo rato junto a él. Le cantó una canción mientras caminaba en la oscuridad, y al recostarlo nuevamente en su cuna, le hizo cosquillas en la pancita. Como respuesta, el pequeño balbuceó algo, le sonrió y rio. Era la risa más preciosa y melodiosa que había escuchado jamás. El cansancio se disipó de su cuerpo; soltó una risa entrecortada y permitió que el sonido de su voz la llenara de fuerza, haciendo brotar desde lo más profundo de su pecho un amor tan intenso que le costaba creer que su corazón pudiera contenerlo sin romperse.

    Entonces comprendió que el amor de una madre no conocía límites. Sería capaz de hacer sangrar a este mundo por su hijo, caminar entre las brasas del fuego con los pies desnudos y desafiar a cualquier monstruo o deidad. Los convertiría en polvo de estrellas y lo esparciría en la inmensidad de la bóveda celeste si eso aseguraba la felicidad y bienestar de su pequeño.

    No advirtió el momento en que se quedó dormida junto a la cuna de su hijo, rodeándola con los brazos. Su corazón mortal latía débilmente, pero en paz.

    El amor que corría por sus venas era de una clase que los dioses no comprendían. No pertenecía a su naturaleza inmortal, tan distante del corazón humano, y sin embargo era la devoción que codiciaban con tanta hambre y anhelo. Un amor que no pedía adoración, ni ofrendas de vino o miel, ni templos con altares humeantes. Era un sentimiento sin medida, sin pausa ni descanso. Le exigía entregarse por completo en cuerpo y alma; exponerla a una peligrosa mezcla entre la ternura y el miedo a no tener nada bajo control, una mezcla tan intensa que la desbordaba cada vez que Eneas la miraba con sus ojitos brillantes, asomando la cabecita curiosa mientras ella preparaba ungüentos, aceites, baños o pañales.

    Sí, añoraba su antigua vida. Era cierto. Y aún así, jamás cambiaría ese cansancio por la calma inmortal que una vez conoció. Haría ese y mil sacrificios más por él.

    Durmió plácidamente en un dulce sueño. Tenía una razón para levantarse y luchar un día más.
    𝐒𝐔 𝐑𝐀𝐙Ó𝐍 - 𝐕𝐈𝐈 🐚 𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐡é𝐫𝐨𝐞𝐬 𝐲 𝐦𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐨𝐬 Se dejó caer de espaldas sobre la cama y se pasó una mano por el rostro agotado. La larga llama dorada de la lámpara de aceite en el tocador parpadeó suavemente, ofreciéndole consuelo. La habitación estaba quieta, el pasillo en silencio; la tranquilidad reinaba en la noche. Soltó un suspiro. Eneas por fin había dejado de llorar. La maternidad fue una de las peores batallas que jamás enfrentó. Ni siquiera aquellos meses de diversión junto a Anquises, cuando se hacía pasar por princesa o campesina la habían preparado para los cuidados que exigía la vida mortal. Creía haber aprendido lo esencial: la importancia del descanso, las comidas a tiempo y la fragilidad humana. Le habría gustado decir que lo hizo de maravilla, que fue una nodriza ejemplar y que todo salió bien. Pero nada más lejos de la realidad. Con cada día que pasaba, se convencía de que lo hacía terriblemente peor. No tenía un minuto de descanso, el niño siempre necesitaba algo nuevo: cambiar de pañales, dormirlo, apaciguar sus llantos interminables mientras trataba de descifrar si lloraba de hambre o de frío. No era madre primeriza… pero la experiencia de cuidar un bebé mortal no se podía comparar con la de una deidad, era algo completamente distinto. A eso se sumaba el hecho de que, además, debía ser cautelosa y medir muy bien cada acción que hiciera para no levantar sospechas. Absolutamente nadie en el palacio debía descubrir que ella no era la nodriza experimentada que decía ser, y mucho menos, que era una diosa. A veces ese pensamiento la llenaba de frustración. En ocasiones, por más que meciera a su hijo en brazos, le cantara una canción, lo arropara o lo alimentara, la rabia de sus lagrimas no cesaba. En su interior se agitaba un mar tormentoso de aflicción al que ella no siempre podía oponerse. Su paciencia se evaporaba, y la tentación de encender su Aión, de acceder a su divinidad se volvía casi irresistible. Podría usar su aura sobre él, envolverlo con ella, un truco que llegó a hacer en su momento con sus gemelos divinos para calmarlos. Un atajo que le haría las cosas más fáciles y que, sin embargo, le obligaba a cuestionarse que tan dependiente se había vuelto de su poder. Las noches pasaban y aunque Afro había atravesado incontables eventos a lo largo de su vida, ni siquiera la eternidad le pareció tan larga como la infancia de Eneas. Eneas odiaba el interior del palacio. Detestaba el sol, pero tampoco soportaba pasar demasiado tiempo bajo la sombra. Protestaba con el aroma del incienso y gritaba cuando ella dejaba de moverse. No le permitía quedarse quieta demasiado tiempo, eso, lejos de ayudar, lo alteraba. Probó suerte con algunos de los consejos de la reina Temiste y de thithē Ligeia, la anciana nodriza de Anquises, pero ninguno dio resultado. Lo único que realmente parecía funcionar eran los paseos por el jardín del palacio, que más que jardín, más bien era un frondoso bosque de hojas verdes escondido entre las murallas y las visitas a la playa. Le encantaba cuando ella le sumergía los pies en la espuma marina que oscurecía la arena al romper las olas, eso lograba arrancarle una sonrisa. Sus parpados comenzaban a cerrarse cuando el llanto de Eneas la despertó de golpe. Su pecho se sacudió, se frotó los ojos con los dedos antes de deslizarse fuera de la cama y salir al solitario pasillo. A menudo pensaba en su antigua vida y en todo lo que había dejado atrás al renunciar temporalmente a su divinidad, como en ese instante en el que se acercó a la cuna de su hijo para tomarlo entre sus brazos. Si aún fuera una diosa y no una mortal, aquel cansancio que le pesaba en los hombros y parpados grises no existiría. ────Oh, mi dulce príncipe… ¿qué ocurre? Ven, deja que te cargue un poco ─y aun con todo ese agotamiento, no dejó de sonreírle. Jamás dejaría de hacerlo. Se aseguró de alimentarlo y permaneció un largo rato junto a él. Le cantó una canción mientras caminaba en la oscuridad, y al recostarlo nuevamente en su cuna, le hizo cosquillas en la pancita. Como respuesta, el pequeño balbuceó algo, le sonrió y rio. Era la risa más preciosa y melodiosa que había escuchado jamás. El cansancio se disipó de su cuerpo; soltó una risa entrecortada y permitió que el sonido de su voz la llenara de fuerza, haciendo brotar desde lo más profundo de su pecho un amor tan intenso que le costaba creer que su corazón pudiera contenerlo sin romperse. Entonces comprendió que el amor de una madre no conocía límites. Sería capaz de hacer sangrar a este mundo por su hijo, caminar entre las brasas del fuego con los pies desnudos y desafiar a cualquier monstruo o deidad. Los convertiría en polvo de estrellas y lo esparciría en la inmensidad de la bóveda celeste si eso aseguraba la felicidad y bienestar de su pequeño. No advirtió el momento en que se quedó dormida junto a la cuna de su hijo, rodeándola con los brazos. Su corazón mortal latía débilmente, pero en paz. El amor que corría por sus venas era de una clase que los dioses no comprendían. No pertenecía a su naturaleza inmortal, tan distante del corazón humano, y sin embargo era la devoción que codiciaban con tanta hambre y anhelo. Un amor que no pedía adoración, ni ofrendas de vino o miel, ni templos con altares humeantes. Era un sentimiento sin medida, sin pausa ni descanso. Le exigía entregarse por completo en cuerpo y alma; exponerla a una peligrosa mezcla entre la ternura y el miedo a no tener nada bajo control, una mezcla tan intensa que la desbordaba cada vez que Eneas la miraba con sus ojitos brillantes, asomando la cabecita curiosa mientras ella preparaba ungüentos, aceites, baños o pañales. Sí, añoraba su antigua vida. Era cierto. Y aún así, jamás cambiaría ese cansancio por la calma inmortal que una vez conoció. Haría ese y mil sacrificios más por él. Durmió plácidamente en un dulce sueño. Tenía una razón para levantarse y luchar un día más.
    Me encocora
    7
    0 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados