• • En el Gimnasio de Blackthorn City, un vasto templo a los pokémon de Tipo Dragón se erigía como último reto a los jóvenes entrenadores aspirantes al título de Campeón en la Liga Indigo.

    La encargada de poner a prueba a los mismos poseía una reputación temible. Muchos llegaban confiando en sus habilidades para ser totalmente humillados en segundos durante su primer enfrentamiento contra la Maestra Dragón aún utilizando un equipo diseñado para probar a los retadores en lugar del suyo propio.

    Otro entrenador al cual no se le veía la cara debido a la penumbra algo mitigada por la lava de la cueva caería de rodillas recogiendo a su Typhlosion en la correspondiente poké ball. La peliazul, con mirada firme devolvería a Dragonair del campo a la ball para que descansase, casi sin apenas heridas justo antes de retroceder para sentarse en su trono cruzando las piernas. Con gesto serio, aunque sin faltas de respeto se dirigió al contrario, lista para hacerle ver la realidad.

    – No te voy a engañar: eres débil.

    + Cómo, ¿Por qué no pude hacer nada?

    – Porque no estás preparado. El orden natural de las cosas es que todos empiezan siendo débiles, y están en su mano volverse fuertes. Ahora que tienes ante tí un muro, ¿qué vas a hacer, eh?

    • Determinado, su oponente se pone de pie cerrando el puño. Clair esboza una ligera sonrisa.

    – Así me gusta. Más vale que mañana temprano vengas, porque no voy a tener piedad. Y si consigues vencerme, la Liga tampoco la va a tener contigo. Vamos, ¡A qué esperas! ¡A trabajar! Tú eres el único culpable de tu debilidad, y al mismo tiempo eres el único que lo puede cambiar. ¿Quieres mi medalla? Gánatela.

    • La maestra de Dragones lo señala, motivándolo a su manera con un firme discurso realista. Tras sus palabras, su oponente, conteniendo el llanto se marcha con un gesto de determinación en su rostro.

    – (Si mantiene esta actitud, mejorará rápido. Ahora veamos si es capaz de no romperse por mucho que lo intente)

    • Piensa para sí misma, descansando la espalda en el trono del templo.



    • En el Gimnasio de Blackthorn City, un vasto templo a los pokémon de Tipo Dragón se erigía como último reto a los jóvenes entrenadores aspirantes al título de Campeón en la Liga Indigo. La encargada de poner a prueba a los mismos poseía una reputación temible. Muchos llegaban confiando en sus habilidades para ser totalmente humillados en segundos durante su primer enfrentamiento contra la Maestra Dragón aún utilizando un equipo diseñado para probar a los retadores en lugar del suyo propio. Otro entrenador al cual no se le veía la cara debido a la penumbra algo mitigada por la lava de la cueva caería de rodillas recogiendo a su Typhlosion en la correspondiente poké ball. La peliazul, con mirada firme devolvería a Dragonair del campo a la ball para que descansase, casi sin apenas heridas justo antes de retroceder para sentarse en su trono cruzando las piernas. Con gesto serio, aunque sin faltas de respeto se dirigió al contrario, lista para hacerle ver la realidad. – No te voy a engañar: eres débil. + Cómo, ¿Por qué no pude hacer nada? – Porque no estás preparado. El orden natural de las cosas es que todos empiezan siendo débiles, y están en su mano volverse fuertes. Ahora que tienes ante tí un muro, ¿qué vas a hacer, eh? • Determinado, su oponente se pone de pie cerrando el puño. Clair esboza una ligera sonrisa. – Así me gusta. Más vale que mañana temprano vengas, porque no voy a tener piedad. Y si consigues vencerme, la Liga tampoco la va a tener contigo. Vamos, ¡A qué esperas! ¡A trabajar! Tú eres el único culpable de tu debilidad, y al mismo tiempo eres el único que lo puede cambiar. ¿Quieres mi medalla? Gánatela. • La maestra de Dragones lo señala, motivándolo a su manera con un firme discurso realista. Tras sus palabras, su oponente, conteniendo el llanto se marcha con un gesto de determinación en su rostro. – (Si mantiene esta actitud, mejorará rápido. Ahora veamos si es capaz de no romperse por mucho que lo intente) • Piensa para sí misma, descansando la espalda en el trono del templo.
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  • ⠀⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 》ᴿᵒˡ ᵃᵇⁱᵉʳᵗᵒ
    Irina está a 600 metros del objetivo: Zac, un traficante de artefactos robados a punto de concretar una venta vital para un cartel. La única forma de evitar la transacción es destruir un objeto clave: un disco duro que está dentro de una caja de seguridad reforzada.

    Ella sabe que el tiempo del asalto del clan que la contrató no es el correcto; una variable está mal.
    ​Necesita un minuto exacto de ventaja para que el equipo llegue sin bajas.
    ​Irina coloca su rifle y, respirando profundamente, salta cinco minutos y treinta segundos al pasado.
    ​Aparece en una bodega polvorienta y vacía, el hedor a óxido es abrumador. El mundo gira y la nariz comienza a gotear con un calor metálico. No hay tiempo para el pánico.

    Cinco minutos.

    Se arrastra cojeando hasta una claraboya, monta un pequeño explosivo de precisión en el cristal y activa un temporizador para que detone en cinco minutos y veinticinco segundos. Su misión es solo crear una distracción sonora, un micro-segundo de indecisión.

    ​Regresa al presente.

    La violenta sacudida la arroja contra un muro de piedra. Los espasmos sacuden su cuerpo, la sangre corre libremente y la oscuridad amenaza con consumirla. Pero justo en ese momento... ¡Clang! El sonido de cristal roto y la pequeña detonación distrae al objetivo por ese preciso momento.
    ​El clan entra, Zac, desorientado, levanta la cabeza justo cuando la luz del láser de Irina encuentra su punto. Ella, ciega y temblando, aprieta el gatillo, la bala viaja con una precisión imposible, impactando directamente en el disco duro, no en el traficante. La información vital se pulveriza.

    ​Irina se desmaya, temblando en su escondite. El rescate ha sido un éxito, el coste ha sido solo suyo. Luego de viajar al pasado no puede volver a hacerlo de inmediato hasta estar del todo recuperada.
    Ella es la variable que nadie ve, la que se auto-sacrifica para ajustar el engranaje del tiempo.

    ​Luego de un par de horas bajo una lluvia incesante. Por fin, Irina se puso en marcha, consumida por una debilidad aplastante, pero obligada a alejarse con premura de la ciudad. Era vital dejar atrás la zona donde acababa de actuar.
    ​Alcanzó las afueras, donde la vegetación indómita y los árboles formaban una cortina impenetrable. Entre el follaje, emergió una forma espectral: una casa, o los restos maltrechos de lo que fue un hogar, aparentemente abandonado al olvido.
    Para Irina, el hallazgo era un puerto seguro; un techo provisional hasta que la recuperación le permitiera alcanzar su refugio habitual.

    Los mareos la golpeaban sin piedad, la hemorragia nasal se negaba a ceder, y sus piernas flácidas apenas lograban el milagro de sostenerla. Aún sentía el escalofrío de los temblores, y su visión se mantenía desesperadamente borrosa.
    ⠀⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 》ᴿᵒˡ ᵃᵇⁱᵉʳᵗᵒ Irina está a 600 metros del objetivo: Zac, un traficante de artefactos robados a punto de concretar una venta vital para un cartel. La única forma de evitar la transacción es destruir un objeto clave: un disco duro que está dentro de una caja de seguridad reforzada. Ella sabe que el tiempo del asalto del clan que la contrató no es el correcto; una variable está mal. ​Necesita un minuto exacto de ventaja para que el equipo llegue sin bajas. ​Irina coloca su rifle y, respirando profundamente, salta cinco minutos y treinta segundos al pasado. ​Aparece en una bodega polvorienta y vacía, el hedor a óxido es abrumador. El mundo gira y la nariz comienza a gotear con un calor metálico. No hay tiempo para el pánico. Cinco minutos. Se arrastra cojeando hasta una claraboya, monta un pequeño explosivo de precisión en el cristal y activa un temporizador para que detone en cinco minutos y veinticinco segundos. Su misión es solo crear una distracción sonora, un micro-segundo de indecisión. ​Regresa al presente. La violenta sacudida la arroja contra un muro de piedra. Los espasmos sacuden su cuerpo, la sangre corre libremente y la oscuridad amenaza con consumirla. Pero justo en ese momento... ¡Clang! El sonido de cristal roto y la pequeña detonación distrae al objetivo por ese preciso momento. ​El clan entra, Zac, desorientado, levanta la cabeza justo cuando la luz del láser de Irina encuentra su punto. Ella, ciega y temblando, aprieta el gatillo, la bala viaja con una precisión imposible, impactando directamente en el disco duro, no en el traficante. La información vital se pulveriza. ​Irina se desmaya, temblando en su escondite. El rescate ha sido un éxito, el coste ha sido solo suyo. Luego de viajar al pasado no puede volver a hacerlo de inmediato hasta estar del todo recuperada. Ella es la variable que nadie ve, la que se auto-sacrifica para ajustar el engranaje del tiempo. ​Luego de un par de horas bajo una lluvia incesante. Por fin, Irina se puso en marcha, consumida por una debilidad aplastante, pero obligada a alejarse con premura de la ciudad. Era vital dejar atrás la zona donde acababa de actuar. ​Alcanzó las afueras, donde la vegetación indómita y los árboles formaban una cortina impenetrable. Entre el follaje, emergió una forma espectral: una casa, o los restos maltrechos de lo que fue un hogar, aparentemente abandonado al olvido. Para Irina, el hallazgo era un puerto seguro; un techo provisional hasta que la recuperación le permitiera alcanzar su refugio habitual. Los mareos la golpeaban sin piedad, la hemorragia nasal se negaba a ceder, y sus piernas flácidas apenas lograban el milagro de sostenerla. Aún sentía el escalofrío de los temblores, y su visión se mantenía desesperadamente borrosa.
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  • Desde otro punto de vista
    Fandom Criminal Minds (Mentes Criminales)
    Categoría Acción
    ㅤㅤㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ⎤⎤⎤⃟ 𝑛𝑒𝑤
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝐬𝐭𝐚𝐫𝐭𝐞𝐫
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤSean Wesson

    Cuando el equipo B de la UAC regresó de Pensacola eran pasadas las nueve y media de la noche. Casi al mismo tiempo que regresaba el equipo de Hotchner. Un hito para recordar, pues no solían coincidir nada más que algunas mañanas en horario de oficina… Y la realidad era que todos se llevaban bastante bien. Lauren solía quedar a menudo con Prentiss, JJ y García. Wesson salía a entrenar con Derek Morgan de tanto en tanto. Y se había ofrecido a ayudar a Dave Rossi con la reconstrucción de uno de sus coches de época, además de debatir sobre cualquier cosa con Spencer Reid.

    La conversacion se había tornado tan animada entre los equipos de camino al ascensor para subir a la planta de su departamento donde poder recoger sus efectos personales en la oficina y marcharse a casa que, cuando Dave Rossi había propuesto ir a tomar una copa a uno de los establecimientos de confianza del equipo, nadie pudo negarse. Bueno, nadie salvo JT. Ese hombre vivía por y para el trabajo y declinó la oferta poniendo una excusa demasiado pobre que nadie se creyó. Lauren no recordaba haberlo visto divertirse. Nunca. Nunca en los tres años que hacía que trabajaban juntos. Conocía su trágica historia, por supuesto. Pero era muy triste y casi desolador ver como parecía haber dejado toda su existencia en pausa. Jack solamente vivía para el trabajo…

    Aunque Lauren no hizo nada por invitarle a ir con ellos, ya que sabía la respuesta que obtendría, sí que esa pequeña espina se quedó clavada en ella de un modo algo molesto. Y, si bien no pensó en ello en toda la velada que pasó con sus amigos y compañeros de trabajo, ya que estuvo demasiado ocupada bailando con Wesson y las chicas del equipo de Hotch, sí se atrevió a verbalizarlo cuando entró en su casa.

    -Deberíamos insistirle más para que saliera con nosotros, ¿no te parece? -preguntó quitándose los tacones y dejándolos a un lado del sofá- Quiero decir… parece que vive como un ermitaño.

    Se giró hacia su compañero, Sean Wesson y su rostro fue iluminado por una enorme sonrisa.

    -Debería empezar a traer mi ropa a esta casa poco a poco, ¿no te parece? Prácticamente parece que vivo aquí -rio y alargó una mano para agarrar a Sean por la camisa y acercarlo a ella- Ven aquí…- dijo, y no estaba muy segura de haberlo terminado la frase antes de fundirse en un cálido beso con él. Por supuesto ese era el primer beso que le daba desde la mañana. Por supuesto nadie en la oficina sabía nada de su affaire romántico con Wesson. Por supuesto que este había empezado casi tres años atrás.
    ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ⎤⎤⎤⃟ 𝑛𝑒𝑤 ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝐬𝐭𝐚𝐫𝐭𝐞𝐫 ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ[WESS0N] Cuando el equipo B de la UAC regresó de Pensacola eran pasadas las nueve y media de la noche. Casi al mismo tiempo que regresaba el equipo de Hotchner. Un hito para recordar, pues no solían coincidir nada más que algunas mañanas en horario de oficina… Y la realidad era que todos se llevaban bastante bien. Lauren solía quedar a menudo con Prentiss, JJ y García. Wesson salía a entrenar con Derek Morgan de tanto en tanto. Y se había ofrecido a ayudar a Dave Rossi con la reconstrucción de uno de sus coches de época, además de debatir sobre cualquier cosa con Spencer Reid. La conversacion se había tornado tan animada entre los equipos de camino al ascensor para subir a la planta de su departamento donde poder recoger sus efectos personales en la oficina y marcharse a casa que, cuando Dave Rossi había propuesto ir a tomar una copa a uno de los establecimientos de confianza del equipo, nadie pudo negarse. Bueno, nadie salvo JT. Ese hombre vivía por y para el trabajo y declinó la oferta poniendo una excusa demasiado pobre que nadie se creyó. Lauren no recordaba haberlo visto divertirse. Nunca. Nunca en los tres años que hacía que trabajaban juntos. Conocía su trágica historia, por supuesto. Pero era muy triste y casi desolador ver como parecía haber dejado toda su existencia en pausa. Jack solamente vivía para el trabajo… Aunque Lauren no hizo nada por invitarle a ir con ellos, ya que sabía la respuesta que obtendría, sí que esa pequeña espina se quedó clavada en ella de un modo algo molesto. Y, si bien no pensó en ello en toda la velada que pasó con sus amigos y compañeros de trabajo, ya que estuvo demasiado ocupada bailando con Wesson y las chicas del equipo de Hotch, sí se atrevió a verbalizarlo cuando entró en su casa. -Deberíamos insistirle más para que saliera con nosotros, ¿no te parece? -preguntó quitándose los tacones y dejándolos a un lado del sofá- Quiero decir… parece que vive como un ermitaño. Se giró hacia su compañero, Sean Wesson y su rostro fue iluminado por una enorme sonrisa. -Debería empezar a traer mi ropa a esta casa poco a poco, ¿no te parece? Prácticamente parece que vivo aquí -rio y alargó una mano para agarrar a Sean por la camisa y acercarlo a ella- Ven aquí…- dijo, y no estaba muy segura de haberlo terminado la frase antes de fundirse en un cálido beso con él. Por supuesto ese era el primer beso que le daba desde la mañana. Por supuesto nadie en la oficina sabía nada de su affaire romántico con Wesson. Por supuesto que este había empezado casi tres años atrás.
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  • - ¡El mejor equipo, obviamente!
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  • Percival , tiene razón mientras estemos juntos y además somos compañeros de equipo .... No dejaremos a atrás a nadie.
    Percival , tiene razón mientras estemos juntos y además somos compañeros de equipo .... No dejaremos a atrás a nadie.
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  • ılılı 𝄪  ♫ ﹒ lı ◠◠  ♩  ◠◠ ıl ﹒ ♫  𝄪 ılılı

    Uno pensaría que lo mejor del modelaje se resumía en la fama, en aparecer en portadas de revista o ser la cara de una marca reconocida. Si bien esas cosas sí representaban un beneficio, al menos en términos monetarios, las cosas favoritas de Ji-Hyun eran más sencillas.

    Le gustaba la oportunidad de viajar, de despertar en una ciudad distinta cada cierto tiempo y poder asomarse a su ventana para ver un paisaje nuevo. Había algo gratificante en recorrer calles desconocidas después de una larga sesión de fotos, buscar un pequeño restaurante local y probar platillos típicos que el equipo le recomendaba. En ocasiones terminaba compartiendo la comida con los fotógrafos o maquillistas, riendo entre conversaciones ligeras que hacían olvidar el cansancio del día.

    También disfrutaba los momentos posteriores a las presentaciones o eventos de marca, cuando les obsequiaban productos de la nueva línea. Perfumes, bufandas, relojes o incluso pequeños accesorios personalizados. Su importancia no era el valor material, sino la sensación de estar recibiendo un fragmento del esfuerzo de muchas manos detrás de aquellos proyectos.

    Entre las cosas que más le agradaban durante estos eventos era el vestir trajes. No por ostentación, sino por la textura de las telas, la forma en que se adaptaban al cuerpo con elegancia natural. Le gustaban especialmente aquellos confeccionados con materiales suaves al tacto y de apariencia etérea. A su vez, sabía que un buen traje no dependía solo del corte o que el material fuese de excelente calidad, sino de usar los accesorios correctos para enaltecer las prendas —un reloj discreto, un broche, una cartera— le gustaba jugar con el sin fin de posibilidades, era como si fuesen pinceladas de su propia personalidad.

    Aun así, lo que más le atraía de las sesiones de modelaje era la fotografía en sí. No solo el resultado, sino el proceso: la búsqueda de la iluminación perfecta, los diferentes enfoques que podrían lograrse con los diferentes lentes de la cámara y por último la forma en que una mirada podía contar una historia entera. A veces, en medio de una sesión, se encontraba observando al fotógrafo con más atención que al lente frente a él. Le intrigaba la composición, la intención detrás de cada toma, la posibilidad de capturar un instante que no volvería a repetirse. Quizá por eso disfrutaba tanto de estar frente a la cámara: era, al mismo tiempo, una parte del retrato y un espectador de su creación.



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    ılılı 𝄪  ♫ ﹒ lı ◠◠  ♩  ◠◠ ıl ﹒ ♫  𝄪 ılılı Uno pensaría que lo mejor del modelaje se resumía en la fama, en aparecer en portadas de revista o ser la cara de una marca reconocida. Si bien esas cosas sí representaban un beneficio, al menos en términos monetarios, las cosas favoritas de Ji-Hyun eran más sencillas. Le gustaba la oportunidad de viajar, de despertar en una ciudad distinta cada cierto tiempo y poder asomarse a su ventana para ver un paisaje nuevo. Había algo gratificante en recorrer calles desconocidas después de una larga sesión de fotos, buscar un pequeño restaurante local y probar platillos típicos que el equipo le recomendaba. En ocasiones terminaba compartiendo la comida con los fotógrafos o maquillistas, riendo entre conversaciones ligeras que hacían olvidar el cansancio del día. También disfrutaba los momentos posteriores a las presentaciones o eventos de marca, cuando les obsequiaban productos de la nueva línea. Perfumes, bufandas, relojes o incluso pequeños accesorios personalizados. Su importancia no era el valor material, sino la sensación de estar recibiendo un fragmento del esfuerzo de muchas manos detrás de aquellos proyectos. Entre las cosas que más le agradaban durante estos eventos era el vestir trajes. No por ostentación, sino por la textura de las telas, la forma en que se adaptaban al cuerpo con elegancia natural. Le gustaban especialmente aquellos confeccionados con materiales suaves al tacto y de apariencia etérea. A su vez, sabía que un buen traje no dependía solo del corte o que el material fuese de excelente calidad, sino de usar los accesorios correctos para enaltecer las prendas —un reloj discreto, un broche, una cartera— le gustaba jugar con el sin fin de posibilidades, era como si fuesen pinceladas de su propia personalidad. Aun así, lo que más le atraía de las sesiones de modelaje era la fotografía en sí. No solo el resultado, sino el proceso: la búsqueda de la iluminación perfecta, los diferentes enfoques que podrían lograrse con los diferentes lentes de la cámara y por último la forma en que una mirada podía contar una historia entera. A veces, en medio de una sesión, se encontraba observando al fotógrafo con más atención que al lente frente a él. Le intrigaba la composición, la intención detrás de cada toma, la posibilidad de capturar un instante que no volvería a repetirse. Quizá por eso disfrutaba tanto de estar frente a la cámara: era, al mismo tiempo, una parte del retrato y un espectador de su creación. 0:00 ───|────── 0:00     ↻ ◁ II ▷ ↺
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  • Se encontraba preparándose para probar el equipo de maniobras tridimensionales que Lucifer 𝕾𝖆𝖒𝖆𝖊𝖑 𝕸𝖔𝖗𝖓𝖎𝖓𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗 le había confeccionado.

    Sin embargo, no podía quitarse algo de la cabeza. Y ese algo era precisamente lo que había pasado entre ambos a penas unos minutos antes. De hecho, aún en ciertos momentos se ría su calor en su mano diestra, y el ritmo de su respiración contra su pecho. Cerró los ojos, recordó su voz pronunciando su nombre con urgencia y un ligero rubor acudió a sus mejillas.
    Se encontraba preparándose para probar el equipo de maniobras tridimensionales que [LuciHe11] le había confeccionado. Sin embargo, no podía quitarse algo de la cabeza. Y ese algo era precisamente lo que había pasado entre ambos a penas unos minutos antes. De hecho, aún en ciertos momentos se ría su calor en su mano diestra, y el ritmo de su respiración contra su pecho. Cerró los ojos, recordó su voz pronunciando su nombre con urgencia y un ligero rubor acudió a sus mejillas.
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  • Junto con mi mejor amiga, Batichica... Hacemos un grandioso equipo, las dos.
    Junto con mi mejor amiga, Batichica... Hacemos un grandioso equipo, las dos.
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  • Había terminado de pulir los detalles, mirando su creación aún con cierta duda, pero satisfecho con el trabajo que logró realizar a pesar de la poca información que tenía al respecto.

    Pasó días repasando el diseño de aquel equipo viejo, corroído y casi en pedazos, recordando la tristeza de Eren Jaeger al verlo.
    Seguía sin explicarse como llegó a su reino, pero algo tenía seguro, quería animarlo al menos un poco.

    Con su propia versión del equipo de maniobras tridimensionales, ahora sólo esperaba poder verlo para darle ese regalo y, con un poco de suerte, que funcionara como se suponía debía de hacerlo, pues no tenía demasiadas referencias, más allá de también hacerlo un poco más moderno.
    Había terminado de pulir los detalles, mirando su creación aún con cierta duda, pero satisfecho con el trabajo que logró realizar a pesar de la poca información que tenía al respecto. Pasó días repasando el diseño de aquel equipo viejo, corroído y casi en pedazos, recordando la tristeza de [Rumb1ing] al verlo. Seguía sin explicarse como llegó a su reino, pero algo tenía seguro, quería animarlo al menos un poco. Con su propia versión del equipo de maniobras tridimensionales, ahora sólo esperaba poder verlo para darle ese regalo y, con un poco de suerte, que funcionara como se suponía debía de hacerlo, pues no tenía demasiadas referencias, más allá de también hacerlo un poco más moderno.
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  • ||• Tarde en el Centro Comercial||•
    Categoría Contemporáneo
    Theadorine Lombard
    Un sonoro aplauso general retumbó en las cuatro paredes del estudio marcando el final de la jornada cuando el reloj dió las siete de la tarde. Peter, el director de la obra que estaban ensayando y Spinozza, quien era el dueño del centro también se sumaron al júbilo mientras el grupo remataba con una reverencia.- Vale, chicos,¡ Ha valido! Nos vemos mañana para repasar, no os durmáis en los laureles,que todavía queda por pulir.- De nuevo júbilo, vítores, incluso pareció que el agriado humor de Spinozza por un momento quedarse a un lado.
    El buen humor se mantuvo mientras bajaban como torbellinos a la planta baja, a la máquina de café y aperitivos ,como ya era tradición después de cada clase.
    Ángel una vez más se adelantó ,y antes de que la muchacha pudiera siquiera meter la moneda en la ranura, el chico ya había sacado un café para ella y después otro para él, guiñándole un ojo de forma cómplice mientras se lo ofrecía.- ¿Qué os apetece hacer ahora?- Era viernes, última hora. Con el fin de semana a la vuelta de la esquina , tenían todo el tiempo del mundo a su disposición. Mientras formulaba la pregunta que a todos se les pasaba por la cabeza, Ethan, miembro del equipo, daba un sorbo a su refresco.

    - ¿Un cine?- Propuso Sarah, quien había tenido la suerte de conseguir el papel principal , haciendo buena cuenta de su botella de agua. Ann, la encargada de sonido, que se acababa de incorporar tras recoger los cables, a su diestra, negó con un mohín.- No hay nada interesante todavía. Y paso de la película cursi de turno, la verdad.- Respondió Sarah con un bufido de fastidio.
    - ¿ Y el Centro Comercial que acaban de abrir?- Propuso Ángel.
    - Podemos echar un vistazo, y vamos viendo,¿No? Además , creo que hay un sitio nuevo de recreativos . Yo quiero probar.- Convino Rosie. Tras unos segundos de debate, el grupo se puso de acuerdo.

    Dicho y hecho. Entre risas, se despidieron del conserje y no tardaron en llegar.
    Fueron recibidos por un amasijo de luces, aromas diversos y el retumbar constante del ir y venir de la gente.-¿ Visteis la cara de sorpresa de Peter cuando llegó el momento de "¿ Recuerdas quién soy?"?- Fue bromeando Ángel a su lado ,impostando la voz varios tonos más aguda mientras el grupo dejaba atrás la zona electrónica y menaje para atajar hasta la zona dedicada a ocio, donde se encontraban los recreativos, cargados con bolsos y mochilas.
    - Un segundo, que creo que tengo que ir un momento al baño,¡ No tardo! - Comentó Rosie una vez estuvieron cerca de los aseos. Sarah fue con ella.

    Tiró de la cadena, poco a poco el sonido de ésta se fue apagando cuando salió y reparó en la chica que se encontraba frente al espejo, mientras Sarah se demoraba algo más.
    Le dedicó una sonrisa amable al tiempo que se lavaba las manos ,para después retocarse el peinado.- Anda,¡ Me encanta tu camiseta!- Comentó de forma genuina, tratando de romper el hielo.- Te queda bien,¿ De dónde es?
    [solar_magenta_fox_463] Un sonoro aplauso general retumbó en las cuatro paredes del estudio marcando el final de la jornada cuando el reloj dió las siete de la tarde. Peter, el director de la obra que estaban ensayando y Spinozza, quien era el dueño del centro también se sumaron al júbilo mientras el grupo remataba con una reverencia.- Vale, chicos,¡ Ha valido! Nos vemos mañana para repasar, no os durmáis en los laureles,que todavía queda por pulir.- De nuevo júbilo, vítores, incluso pareció que el agriado humor de Spinozza por un momento quedarse a un lado. El buen humor se mantuvo mientras bajaban como torbellinos a la planta baja, a la máquina de café y aperitivos ,como ya era tradición después de cada clase. Ángel una vez más se adelantó ,y antes de que la muchacha pudiera siquiera meter la moneda en la ranura, el chico ya había sacado un café para ella y después otro para él, guiñándole un ojo de forma cómplice mientras se lo ofrecía.- ¿Qué os apetece hacer ahora?- Era viernes, última hora. Con el fin de semana a la vuelta de la esquina , tenían todo el tiempo del mundo a su disposición. Mientras formulaba la pregunta que a todos se les pasaba por la cabeza, Ethan, miembro del equipo, daba un sorbo a su refresco. - ¿Un cine?- Propuso Sarah, quien había tenido la suerte de conseguir el papel principal , haciendo buena cuenta de su botella de agua. Ann, la encargada de sonido, que se acababa de incorporar tras recoger los cables, a su diestra, negó con un mohín.- No hay nada interesante todavía. Y paso de la película cursi de turno, la verdad.- Respondió Sarah con un bufido de fastidio. - ¿ Y el Centro Comercial que acaban de abrir?- Propuso Ángel. - Podemos echar un vistazo, y vamos viendo,¿No? Además , creo que hay un sitio nuevo de recreativos . Yo quiero probar.- Convino Rosie. Tras unos segundos de debate, el grupo se puso de acuerdo. Dicho y hecho. Entre risas, se despidieron del conserje y no tardaron en llegar. Fueron recibidos por un amasijo de luces, aromas diversos y el retumbar constante del ir y venir de la gente.-¿ Visteis la cara de sorpresa de Peter cuando llegó el momento de "¿ Recuerdas quién soy?"?- Fue bromeando Ángel a su lado ,impostando la voz varios tonos más aguda mientras el grupo dejaba atrás la zona electrónica y menaje para atajar hasta la zona dedicada a ocio, donde se encontraban los recreativos, cargados con bolsos y mochilas. - Un segundo, que creo que tengo que ir un momento al baño,¡ No tardo! - Comentó Rosie una vez estuvieron cerca de los aseos. Sarah fue con ella. Tiró de la cadena, poco a poco el sonido de ésta se fue apagando cuando salió y reparó en la chica que se encontraba frente al espejo, mientras Sarah se demoraba algo más. Le dedicó una sonrisa amable al tiempo que se lavaba las manos ,para después retocarse el peinado.- Anda,¡ Me encanta tu camiseta!- Comentó de forma genuina, tratando de romper el hielo.- Te queda bien,¿ De dónde es?
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