• - Muy buenos días, el almuerzo estará listo para la hora prevista. Para empezar tenemos Pelmeni, que son empanadillas pequeñas hechas con carne picada, carne de res, hervidos y luego mayormente servidos con crema agria, le pongo también mostaza por si se le apetece. De primer plato; Shchi, es una sopa aparentemente simple con un complejo sabor. Mientras que puede parecer una simple sopa de repollo, es de hecho una sopa liviana, pero potente hecha de chucrut, repollo u otras hojas verdes. Shchi es una parte integral de la cocina rusa y ha sido comida casi a diario durante siglos. Disfrute de un cuenco de shchi con crema agria y una rodaja de pan negro de centeno. De segundo, Esturión, horneado con vegetales o unte algo de caviar negro en pan de salvado o en unos panqueques salados. Y de postre, Pierogi de cerezas. - Comentó educadamente a los presentes de la Mansión de la familia. - Le recuerdo que la reunión de esta tarde la han confirmado. Ahora si me disculpan. - Dijo educadamente para retirarse nuevamente.
    - Muy buenos días, el almuerzo estará listo para la hora prevista. Para empezar tenemos Pelmeni, que son empanadillas pequeñas hechas con carne picada, carne de res, hervidos y luego mayormente servidos con crema agria, le pongo también mostaza por si se le apetece. De primer plato; Shchi, es una sopa aparentemente simple con un complejo sabor. Mientras que puede parecer una simple sopa de repollo, es de hecho una sopa liviana, pero potente hecha de chucrut, repollo u otras hojas verdes. Shchi es una parte integral de la cocina rusa y ha sido comida casi a diario durante siglos. Disfrute de un cuenco de shchi con crema agria y una rodaja de pan negro de centeno. De segundo, Esturión, horneado con vegetales o unte algo de caviar negro en pan de salvado o en unos panqueques salados. Y de postre, Pierogi de cerezas. - Comentó educadamente a los presentes de la Mansión de la familia. - Le recuerdo que la reunión de esta tarde la han confirmado. Ahora si me disculpan. - Dijo educadamente para retirarse nuevamente.
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  • Después de la promesa que realizaron bajo el árbol, muchas cosas habían cambiado. Existía un aire nuevo cargado de incertidumbre, adrenalina y esperanza por lograr lo imposible

    ¿Se puede burlar a la muerte? Kazuo fue a buscar respuestas a la ciudad más cercana del santuario: Kyoto.
    Esos días Elizabeth quedó sola en el templo, los días parecían interminables. Hacía todo lo que estaba a su alcance, nunca había brillado tanto el piso, entrenaba de madrugrada hasta quedar sin aliento, las termas eran su compañía nocturna, hasta la cocina no se salvó, si, Liz contra todo pronóstico cocinó.

    Hoy luego de su entrenamiento diario en el bosque, al llegar a la habitación vio un bulto rosa que no estaba antes ahí. Se apresuró a tomarlo y leyó la nota, una gran sonrisa apareció en su rostro, por el regalo que era un kimono hermoso pero muchísimo más porque esto significaba una sola cosa... Su prometido había regresado.

    Se puso el kimono, la talla era la correcta -el zorro la conocía de sobra-

    Caminaba con pasos apresurados y ansiosos por el templo buscando a Kazuo para besarlo y abrazarlo por todos los días que no lo había podido hacer
    Después de la promesa que realizaron bajo el árbol, muchas cosas habían cambiado. Existía un aire nuevo cargado de incertidumbre, adrenalina y esperanza por lograr lo imposible ¿Se puede burlar a la muerte? Kazuo fue a buscar respuestas a la ciudad más cercana del santuario: Kyoto. Esos días Elizabeth quedó sola en el templo, los días parecían interminables. Hacía todo lo que estaba a su alcance, nunca había brillado tanto el piso, entrenaba de madrugrada hasta quedar sin aliento, las termas eran su compañía nocturna, hasta la cocina no se salvó, si, Liz contra todo pronóstico cocinó. Hoy luego de su entrenamiento diario en el bosque, al llegar a la habitación vio un bulto rosa que no estaba antes ahí. Se apresuró a tomarlo y leyó la nota, una gran sonrisa apareció en su rostro, por el regalo que era un kimono hermoso pero muchísimo más porque esto significaba una sola cosa... Su prometido había regresado. Se puso el kimono, la talla era la correcta -el zorro la conocía de sobra- Caminaba con pasos apresurados y ansiosos por el templo buscando a [8KazuoAihara8] para besarlo y abrazarlo por todos los días que no lo había podido hacer
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  • "Justo cuando pensé que pude volver a recordar que era ser humano...Aquella luz me fue arrebatada en un abrir y cerrar de ojos..."

    Una desgracia para aquel...supongo.

    ◇Diría el hombre mientras recordaba las palabras de aquel diario que leyó hace mucho tiempo atras◇
    "Justo cuando pensé que pude volver a recordar que era ser humano...Aquella luz me fue arrebatada en un abrir y cerrar de ojos..." Una desgracia para aquel...supongo. ◇Diría el hombre mientras recordaba las palabras de aquel diario que leyó hace mucho tiempo atras◇
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  • *Molesto.*

    Esta devaluación de los puntos no me agrada, y es injusto.
    Por si alguien no se ha enterado, ahora sólo hay 50 puntos diarios, y cada actividad que uno haga, ya sea publicar, comentar o reaccionar publicaciones, y también agregar amigos, ahora vale menos puntos que antes. Y lo que más me molesta es que los regalos siguen valiendo lo mismo que antes. Entonces, ahora hay que hacer el doble, o esperar dos días, para conseguir los puntos que normalmente hacías...
    Lo justo habría sido que también los regalos bajaran de precio en puntos
    *Molesto.* Esta devaluación de los puntos no me agrada, y es injusto. Por si alguien no se ha enterado, ahora sólo hay 50 puntos diarios, y cada actividad que uno haga, ya sea publicar, comentar o reaccionar publicaciones, y también agregar amigos, ahora vale menos puntos que antes. Y lo que más me molesta es que los regalos siguen valiendo lo mismo que antes. Entonces, ahora hay que hacer el doble, o esperar dos días, para conseguir los puntos que normalmente hacías... Lo justo habría sido que también los regalos bajaran de precio en puntos 😤😠😡🤬
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    ¿Redujeron los puntos diarios a 50? ¿En serio?
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    | Tengo 2935 puntos, y todavía no se me reiniciaron los puntos diarios... El verificado está tan cerca pero tan lejos
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  • Pasado, Presente y Futuro.

    Eran las siete de la mañana; como ya era costumbre, luego de aquellos sueños no lograba volver a dormir, había tomado una ducha fría y desempacado el paquete diario de ropa limpia que la lavandería enviaba cada mañana, no solía desayunar ni comer en el piso, por lo que los muebles estaban impolutos, como aquel día en que llegó, frente al lavatorio terminó de arreglarse, su paso frente al espejo era breve; no le agradaba ver su reflejo, no traían buenos recuerdos, la muerte solía visitarle como si se tratase de una maldición; buscó su bolso y guardó la libreta junto al bolígrafo; el clima en aquellas fechas de otoño era frio, gris, realmente deprimente, pensó.

    Caminó en silencio por las callejuelas del centro, había mucha pobreza; los homeless pululaban en grupos tendidos en el suelo, el olor a orina y a putrefacción estaba por todos lados, no había mucha diferencia con aquella realidad de donde venía. Exhaló hastiado y un vació se apoderó de su abdomen, dependencia a la nicotina; maldijo a Abel en cierto punto, aquel cuerpo parecía resistirse a su presencia; usualmente venían recuerdos de el, se mezclaban con las vidas pasadas y del futuro; no supo cuando, pero estaba regido como una estatua frente a una cafetería; necesitaba un café y comer algo. Aún faltaban 2 horas para su primera reunión de trabajo.
    Pasado, Presente y Futuro. Eran las siete de la mañana; como ya era costumbre, luego de aquellos sueños no lograba volver a dormir, había tomado una ducha fría y desempacado el paquete diario de ropa limpia que la lavandería enviaba cada mañana, no solía desayunar ni comer en el piso, por lo que los muebles estaban impolutos, como aquel día en que llegó, frente al lavatorio terminó de arreglarse, su paso frente al espejo era breve; no le agradaba ver su reflejo, no traían buenos recuerdos, la muerte solía visitarle como si se tratase de una maldición; buscó su bolso y guardó la libreta junto al bolígrafo; el clima en aquellas fechas de otoño era frio, gris, realmente deprimente, pensó. Caminó en silencio por las callejuelas del centro, había mucha pobreza; los homeless pululaban en grupos tendidos en el suelo, el olor a orina y a putrefacción estaba por todos lados, no había mucha diferencia con aquella realidad de donde venía. Exhaló hastiado y un vació se apoderó de su abdomen, dependencia a la nicotina; maldijo a Abel en cierto punto, aquel cuerpo parecía resistirse a su presencia; usualmente venían recuerdos de el, se mezclaban con las vidas pasadas y del futuro; no supo cuando, pero estaba regido como una estatua frente a una cafetería; necesitaba un café y comer algo. Aún faltaban 2 horas para su primera reunión de trabajo.
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  • || #InkFest Día 11. Decides hacer una jugar a la ouija! ( spoiler: sale mal. Ahora un fantasma muy caliente te persigue)||

    Diario convivía con todo tipo de criaturas: un idiota con la cara blanqueada, lo que sea que era slenderman, un tipo sin ojos y humanos curiosos que lo creían en cosplay.

    Así que jugar a la ouija no debería ser algo difícil ¿verdad?

    ¿verdad?

    Toby no entendía que había salido mal ¡siguió las reglas al pie de la letra! pero al parecer el teléfono del infierno se había descompuesto, trayendo al mundo algo que no solo no podía cortar con el hacha ¡sino que tenía una obsesión con él!

    —¡Eres un fantasma! ¡tú eres frío, déjame en paz! —se la pasaba quejándose, echando a correr por el bosque luego de que sacudir el hacha con maniaco no lo llevó a nada—. ¡No eres mi tipo!

    En especial porque el espectro que le seguía era más un amasijo deforme que parecía haber tenido una muerte espantosa.

    —¡Y yo que esperaba oír a alguna de mis víctimas!

    ||No puedo hacer los días seguidos, pero al menos una que otra dejo cada tanto(?) ||
    || #InkFest Día 11. Decides hacer una jugar a la ouija! ( spoiler: sale mal. Ahora un fantasma muy caliente te persigue)|| Diario convivía con todo tipo de criaturas: un idiota con la cara blanqueada, lo que sea que era slenderman, un tipo sin ojos y humanos curiosos que lo creían en cosplay. Así que jugar a la ouija no debería ser algo difícil ¿verdad? ¿verdad? Toby no entendía que había salido mal ¡siguió las reglas al pie de la letra! pero al parecer el teléfono del infierno se había descompuesto, trayendo al mundo algo que no solo no podía cortar con el hacha ¡sino que tenía una obsesión con él! —¡Eres un fantasma! ¡tú eres frío, déjame en paz! —se la pasaba quejándose, echando a correr por el bosque luego de que sacudir el hacha con maniaco no lo llevó a nada—. ¡No eres mi tipo! En especial porque el espectro que le seguía era más un amasijo deforme que parecía haber tenido una muerte espantosa. —¡Y yo que esperaba oír a alguna de mis víctimas! ||No puedo hacer los días seguidos, pero al menos una que otra dejo cada tanto(?) ||
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  • Carmina Valenti siempre había sentido una conexión profunda con su cabello cobrizo y rizado. Desde pequeña, lo había cuidado con esmero, aprendiendo a domar cada rizo rebelde y a darle forma según su estado de ánimo. Algunos días lo llevaba suelto, enmarañado y salvaje, mientras que otros prefería atarlo en una trenza o envolverlo en un pañuelo elegante. Para ella, su cabello era una extensión de su ser, una forma de expresión que reflejaba su fuerza y creatividad.

    Sin embargo, ese orgullo se convertía en un trago amargo cada vez que alguien la elogiaba por él. Las palabras "me encanta tu cabello" eran suficientes para que su sonrisa se congelara, y sus pensamientos volvieran a un rincón oscuro de su memoria. Era el mismo cabello que su madre había llevado, idéntico en color y textura. Una herencia que, en lugar de acercarla a un legado familiar positivo, la arrastraba hacia recuerdos que prefería dejar enterrados.

    Durante su adolescencia y hasta hace pocos años, Carmina había intentado escapar de esa conexión. A diario, tomaba la plancha de cabello y la deslizaba con rabia controlada sobre cada mechón rizado, alisando lo que para ella representaba un vínculo con su madre, una mujer atrapada en las sombras de la ciudad, enredada en el mundo de las drogas y la prostitución. Su madre había muerto joven, en las calles, dejando a su hija con más preguntas que respuestas. Para Carmina, su cabello era una marca visible de esa historia, una que no quería que otros vieran reflejada en ella.

    Planchar su cabello se había convertido en un ritual de distanciamiento, un intento de borrar cualquier semejanza con esa mujer de la que intentaba alejarse. Pero, un día, simplemente se cansó. No hubo un momento dramático ni una epifanía reveladora; solo el cansancio acumulado de intentar ser alguien distinta a lo que el destino le había dado. Dejó de luchar contra los rizos, dejó de alisar la historia que cargaba en cada mechón, aunque los recuerdos seguían ahí, incrustados en su mente.

    Aún adoraba su cabello y dedicaba tiempo a cuidarlo, pero cada vez que un cumplido llegaba, su interior se tensaba. "Gracias", solía decir, forzando una sonrisa, mientras por dentro deseaba que nadie más volviera a mencionarlo.
    Carmina Valenti siempre había sentido una conexión profunda con su cabello cobrizo y rizado. Desde pequeña, lo había cuidado con esmero, aprendiendo a domar cada rizo rebelde y a darle forma según su estado de ánimo. Algunos días lo llevaba suelto, enmarañado y salvaje, mientras que otros prefería atarlo en una trenza o envolverlo en un pañuelo elegante. Para ella, su cabello era una extensión de su ser, una forma de expresión que reflejaba su fuerza y creatividad. Sin embargo, ese orgullo se convertía en un trago amargo cada vez que alguien la elogiaba por él. Las palabras "me encanta tu cabello" eran suficientes para que su sonrisa se congelara, y sus pensamientos volvieran a un rincón oscuro de su memoria. Era el mismo cabello que su madre había llevado, idéntico en color y textura. Una herencia que, en lugar de acercarla a un legado familiar positivo, la arrastraba hacia recuerdos que prefería dejar enterrados. Durante su adolescencia y hasta hace pocos años, Carmina había intentado escapar de esa conexión. A diario, tomaba la plancha de cabello y la deslizaba con rabia controlada sobre cada mechón rizado, alisando lo que para ella representaba un vínculo con su madre, una mujer atrapada en las sombras de la ciudad, enredada en el mundo de las drogas y la prostitución. Su madre había muerto joven, en las calles, dejando a su hija con más preguntas que respuestas. Para Carmina, su cabello era una marca visible de esa historia, una que no quería que otros vieran reflejada en ella. Planchar su cabello se había convertido en un ritual de distanciamiento, un intento de borrar cualquier semejanza con esa mujer de la que intentaba alejarse. Pero, un día, simplemente se cansó. No hubo un momento dramático ni una epifanía reveladora; solo el cansancio acumulado de intentar ser alguien distinta a lo que el destino le había dado. Dejó de luchar contra los rizos, dejó de alisar la historia que cargaba en cada mechón, aunque los recuerdos seguían ahí, incrustados en su mente. Aún adoraba su cabello y dedicaba tiempo a cuidarlo, pero cada vez que un cumplido llegaba, su interior se tensaba. "Gracias", solía decir, forzando una sonrisa, mientras por dentro deseaba que nadie más volviera a mencionarlo.
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  • *Alguien llama a la puerta del lector/a solo para molestar con el tributo diario por sus servicios de guardaespaldas*

    ¡Hooooola!
    Se que estás ahí. Me debes 500 joyas o el equivalente a 2000 piezas de oro o tributos. Saaaaaal
    *Alguien llama a la puerta del lector/a solo para molestar con el tributo diario por sus servicios de guardaespaldas* ¡Hooooola! Se que estás ahí. Me debes 500 joyas o el equivalente a 2000 piezas de oro o tributos. Saaaaaal
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