• Primer Día
    Fandom Multifandom
    Categoría Comedia
    Este rol es de principios de Septiembre, los siguientes roles ya serán todos actuales.

    Ahora toca viajar un poco al pasado.

    Este rol puede contener palabras malsonantes, aviso de ante mano por si las moscas

    Estoy muy nerviosa por dentro ya que por fuera tengo mi mejor cara, no deseo que mis tíos me agobien con cientos de preguntas para que les confiese que tengo miedo de empezar en la universidad.
    Tengo mucha suerte de que el campus no se encuentre muy lejos de donde vivo con mis tíos.
    Al no vivir tan lejos puedo seguir viviendo con ellos, mi tío me llevó en su vieja furgoneta después de desayunar.

    Por otra parte estoy contenta ya que Elisabeth y Ivanna van también al mismo campus. Aunque estudiamos carreras diferentes, podremos vernos después de las clases y seguiremos viéndonos.
    Al principio iba muy perdida pero por suerte el destino quiso que sin querer chocará contra otra chica de mi misma edad.
    La cuál se llama Emily y lo mejor de todo, es que las dos estamos en primero de Literatura.
    Juntas fuimos hasta la secretaría del campus a recoger nuestros horarios, la verdad es que Emily esta igual de nerviosa que yo.

    -¡Todavía no me creó que este aquí. Siempre quise que me cogieran en esta universidad!
    Comenta Emily muy animada, yo también lo estoy, solo que a diferencia de ella, la emoción la llevo por dentro.

    No podía creer lo grande, moderna y preciosa que es el aula. Al ver que no somos las últimas pude volver a respirar con tranquilidad, todavía faltan muchos compañeros por llegar y también el profesor.

    Emily y yo tomamos asiento en la tercera fila, justamente en el medio.

    Tengo muchas ganas de comenzar esta nueva etapa, soy universitaria.


    𝗠𝗮𝘁𝘁𝗵𝗲𝘄 𝗪𝗶𝗹𝗹𝗶𝗮𝗺𝘀
    Este rol es de principios de Septiembre, los siguientes roles ya serán todos actuales. Ahora toca viajar un poco al pasado. Este rol puede contener palabras malsonantes, aviso de ante mano por si las moscas Estoy muy nerviosa por dentro ya que por fuera tengo mi mejor cara, no deseo que mis tíos me agobien con cientos de preguntas para que les confiese que tengo miedo de empezar en la universidad. Tengo mucha suerte de que el campus no se encuentre muy lejos de donde vivo con mis tíos. Al no vivir tan lejos puedo seguir viviendo con ellos, mi tío me llevó en su vieja furgoneta después de desayunar. Por otra parte estoy contenta ya que Elisabeth y Ivanna van también al mismo campus. Aunque estudiamos carreras diferentes, podremos vernos después de las clases y seguiremos viéndonos. Al principio iba muy perdida pero por suerte el destino quiso que sin querer chocará contra otra chica de mi misma edad. La cuál se llama Emily y lo mejor de todo, es que las dos estamos en primero de Literatura. Juntas fuimos hasta la secretaría del campus a recoger nuestros horarios, la verdad es que Emily esta igual de nerviosa que yo. -¡Todavía no me creó que este aquí. Siempre quise que me cogieran en esta universidad! Comenta Emily muy animada, yo también lo estoy, solo que a diferencia de ella, la emoción la llevo por dentro. No podía creer lo grande, moderna y preciosa que es el aula. Al ver que no somos las últimas pude volver a respirar con tranquilidad, todavía faltan muchos compañeros por llegar y también el profesor. Emily y yo tomamos asiento en la tercera fila, justamente en el medio. Tengo muchas ganas de comenzar esta nueva etapa, soy universitaria. [Thx_Snow]
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  • Víctima de un desquiciado, el Rey del Norte fue condenado a un destino peor que la muerte misma; reposando en su solitario trono; en aquella misma amplia sala donde hace años atrás el hechicero corrupto hizo a su esposa e hijos vomitar sus propios órganos y girar su piel de adentro hacia afuera.

    La oscuridad lo rodea, abrazándolo, ni esposa, ni herederos, ni ejército lo custodian, no es necesario; su confianza ha sido depositada únicamente en las manos de dos mujeres que le son fieles con promesas de exterminio, de purga, de destrucción.

    El tiempo de los diálogos y las visitas de embajadores ha muerto, y con ello cualquier rastro de compasión, ya la paz ya no tiene lugar en su reino. En su lugar, la espada, el escudo y el fuego son los nuevos jueces de la justicia.

    Ciego, no por falta de vista, sino por su dolor y su alma rota, se vuelve sordo al los gritos de aquellos que claman por su benevolencia. Sus ojos, una vez estuvieron llenos de esperanza, ahora se han sellado con el velo del dolor y la venganza. La democracia, se ha desvanecido como un espejismo; lo único real es el castigo, la tortura, la muerte.

    La magia, ya no una herramienta de creación, sino un pecado mortal, es erradicada con la brutalidad, asesinando a las familias enteras de aquellos malditos por el don que un día los hizo sentir superiores a otros humanos.

    No hay descanso en la oscuridad porque detrás de la máscara de plata se oculta un rostro de hombre roto. Un hombre que en otro tiempo amó, que abrazó a su esposa y protegió a sus hijos, ahora convertidos en sombras de lo que una vez fueron.
    Víctima de un desquiciado, el Rey del Norte fue condenado a un destino peor que la muerte misma; reposando en su solitario trono; en aquella misma amplia sala donde hace años atrás el hechicero corrupto hizo a su esposa e hijos vomitar sus propios órganos y girar su piel de adentro hacia afuera. La oscuridad lo rodea, abrazándolo, ni esposa, ni herederos, ni ejército lo custodian, no es necesario; su confianza ha sido depositada únicamente en las manos de dos mujeres que le son fieles con promesas de exterminio, de purga, de destrucción. El tiempo de los diálogos y las visitas de embajadores ha muerto, y con ello cualquier rastro de compasión, ya la paz ya no tiene lugar en su reino. En su lugar, la espada, el escudo y el fuego son los nuevos jueces de la justicia. Ciego, no por falta de vista, sino por su dolor y su alma rota, se vuelve sordo al los gritos de aquellos que claman por su benevolencia. Sus ojos, una vez estuvieron llenos de esperanza, ahora se han sellado con el velo del dolor y la venganza. La democracia, se ha desvanecido como un espejismo; lo único real es el castigo, la tortura, la muerte. La magia, ya no una herramienta de creación, sino un pecado mortal, es erradicada con la brutalidad, asesinando a las familias enteras de aquellos malditos por el don que un día los hizo sentir superiores a otros humanos. No hay descanso en la oscuridad porque detrás de la máscara de plata se oculta un rostro de hombre roto. Un hombre que en otro tiempo amó, que abrazó a su esposa y protegió a sus hijos, ahora convertidos en sombras de lo que una vez fueron.
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  • A sus veintipocos, Carmina siempre responde lo mismo cuando alguien le pregunta si ha estado enamorada: "No, nunca. Nunca me ha pasado." Lo dice con una sonrisa y el tono de quien ha olvidado el sabor de ese sentimiento o de quien, simplemente, jamás lo ha probado. Y cualquiera podría creerle. Al menos hasta que Carmina se queda en silencio, y sus ojos, por unos instantes, parecen viajar a otro tiempo, a otras tardes donde el sol era más cálido y el aire olía a pan fresco.

    Cuando tenía diecisiete años, Carmina se enamoró de Nicolás, su vecino. Era el hijo mayor de la familia que administraba la panadería del vecindario, un lugar al que todos iban en busca de pan recién horneado y, para algunos, de una charla amable. Nicolás era un joven alto, de piel bronceada por el sol, con el cabello castaño largo y despeinado, y unos ojos negros que parecían guardar secretos y sueños. Él cuidaba de los gatos callejeros, que lo seguían por las calles como si fuera uno de ellos. Carmina, intrigada por su forma serena y bondadosa, se había acercado al principio por curiosidad, y luego por una conexión que no entendía del todo.

    Siempre se limitó a ser su amiga, a escucharle con atención cuando él hablaba de lo orgulloso que estaba de su familia o de sus planes para ayudar más en la panadería. Jamás confesó el cariño inmenso que sentía por él. ¿Para qué decirlo?, pensaba. Bastaba con estar cerca y compartir momentos sencillos, con esa paz que le traía el sonido de su voz o la risa que le escapaba cuando un gato le subía al hombro.

    Sin embargo, había momentos en que Nicolás parecía sentir lo mismo. A veces, él dejaba caer palabras tímidas o miradas que parecían decir más de lo que ella estaba dispuesta a aceptar. Como aquella vez, tras una tarde cuidando gatos, cuando se quedaron en silencio y Nicolás, con las mejillas levemente sonrojadas, le confesó que le gustaba estar cerca de ella. Carmina había desviado la mirada, riendo con nerviosismo, hablando de otra cosa, como si esas palabras no hubieran sido lo que realmente eran: una confesión disfrazada.

    La noche antes de que Nicolás desapareciera, él le había propuesto ir a tomar un café juntos el fin de semana. Carmina, con el corazón en la garganta, apenas pudo asentir, pensando que tal vez ese sería el momento en que ambos dejarían de esconder sus sentimientos. Pero el destino tenía otros planes.

    A la mañana siguiente, Nicolás ya no estaba. Desapareció sin dejar rastro, y aunque nadie sabía qué le había ocurrido exactamente, el vecindario asumió lo peor, al tratarse de un asunto que involucraba problemas con la mafia. Se decía que, sin tener culpa, se había visto atrapado en problemas por culpa de amigos que lo arrastraron sin quererlo a asuntos oscuros. Nicolás siempre fue un joven honesto y trabajador, alguien que quería ayudar a su familia, nada más. Carmina, al enterarse, sintió cómo su mundo se volvía gris. Las palabras de él, su invitación, resonaron en su mente como una broma amarga. Aquel café, aquella posibilidad, se desvaneció antes de poder ser real.

    La noticia le trajo también un eco doloroso del pasado. Recordó cómo su madre, años atrás, había arruinado la vida de su familia al involucrarse con un hombre que estaba ligado a la mafia. Carmina había crecido con el miedo constante de perderlo todo, de que el caos de esa vida secreta estallara un día y los devorara. Ahora, el ciclo parecía repetirse de un modo cruel, llevándose a Nicolás, otro inocente atrapado en una red de la que no pudo escapar.

    En las semanas que siguieron, Carmina visitaba la panadería en silencio, intentando mantenerse fuerte mientras veía a la familia de Nicolás seguir adelante con tristeza en los ojos. A veces, se acercaba a los gatos, los mismos que él había cuidado, como si en ellos pudiera encontrar algo de él, un último vestigio de aquel amor que guardó en silencio.

    Ahora, cuando alguien le pregunta si alguna vez se ha enamorado, Carmina recuerda el brillo de los ojos de Nicolás, sus palabras temblorosas y su invitación. Pero sigue negándolo, porque hablar de ese amor es como abrir una herida que aún no sana, una herida marcada por una promesa rota y una vida truncada por los errores de otros. Así, aquel amor permanece escondido entre las sombras de los años y en la fragancia del pan recién horneado que aún flota en su memoria.

    Sin embargo, guarda dos tesoros que no ha dejado que el tiempo borre: una de las pocas fotos que se tomaron juntos, donde él sonríe y la mira de reojo, y los gatos del vecindario, a quienes cuida como una promesa silenciosa, una manera de mantener vivo el recuerdo de aquel primer y único amor.
    A sus veintipocos, Carmina siempre responde lo mismo cuando alguien le pregunta si ha estado enamorada: "No, nunca. Nunca me ha pasado." Lo dice con una sonrisa y el tono de quien ha olvidado el sabor de ese sentimiento o de quien, simplemente, jamás lo ha probado. Y cualquiera podría creerle. Al menos hasta que Carmina se queda en silencio, y sus ojos, por unos instantes, parecen viajar a otro tiempo, a otras tardes donde el sol era más cálido y el aire olía a pan fresco. Cuando tenía diecisiete años, Carmina se enamoró de Nicolás, su vecino. Era el hijo mayor de la familia que administraba la panadería del vecindario, un lugar al que todos iban en busca de pan recién horneado y, para algunos, de una charla amable. Nicolás era un joven alto, de piel bronceada por el sol, con el cabello castaño largo y despeinado, y unos ojos negros que parecían guardar secretos y sueños. Él cuidaba de los gatos callejeros, que lo seguían por las calles como si fuera uno de ellos. Carmina, intrigada por su forma serena y bondadosa, se había acercado al principio por curiosidad, y luego por una conexión que no entendía del todo. Siempre se limitó a ser su amiga, a escucharle con atención cuando él hablaba de lo orgulloso que estaba de su familia o de sus planes para ayudar más en la panadería. Jamás confesó el cariño inmenso que sentía por él. ¿Para qué decirlo?, pensaba. Bastaba con estar cerca y compartir momentos sencillos, con esa paz que le traía el sonido de su voz o la risa que le escapaba cuando un gato le subía al hombro. Sin embargo, había momentos en que Nicolás parecía sentir lo mismo. A veces, él dejaba caer palabras tímidas o miradas que parecían decir más de lo que ella estaba dispuesta a aceptar. Como aquella vez, tras una tarde cuidando gatos, cuando se quedaron en silencio y Nicolás, con las mejillas levemente sonrojadas, le confesó que le gustaba estar cerca de ella. Carmina había desviado la mirada, riendo con nerviosismo, hablando de otra cosa, como si esas palabras no hubieran sido lo que realmente eran: una confesión disfrazada. La noche antes de que Nicolás desapareciera, él le había propuesto ir a tomar un café juntos el fin de semana. Carmina, con el corazón en la garganta, apenas pudo asentir, pensando que tal vez ese sería el momento en que ambos dejarían de esconder sus sentimientos. Pero el destino tenía otros planes. A la mañana siguiente, Nicolás ya no estaba. Desapareció sin dejar rastro, y aunque nadie sabía qué le había ocurrido exactamente, el vecindario asumió lo peor, al tratarse de un asunto que involucraba problemas con la mafia. Se decía que, sin tener culpa, se había visto atrapado en problemas por culpa de amigos que lo arrastraron sin quererlo a asuntos oscuros. Nicolás siempre fue un joven honesto y trabajador, alguien que quería ayudar a su familia, nada más. Carmina, al enterarse, sintió cómo su mundo se volvía gris. Las palabras de él, su invitación, resonaron en su mente como una broma amarga. Aquel café, aquella posibilidad, se desvaneció antes de poder ser real. La noticia le trajo también un eco doloroso del pasado. Recordó cómo su madre, años atrás, había arruinado la vida de su familia al involucrarse con un hombre que estaba ligado a la mafia. Carmina había crecido con el miedo constante de perderlo todo, de que el caos de esa vida secreta estallara un día y los devorara. Ahora, el ciclo parecía repetirse de un modo cruel, llevándose a Nicolás, otro inocente atrapado en una red de la que no pudo escapar. En las semanas que siguieron, Carmina visitaba la panadería en silencio, intentando mantenerse fuerte mientras veía a la familia de Nicolás seguir adelante con tristeza en los ojos. A veces, se acercaba a los gatos, los mismos que él había cuidado, como si en ellos pudiera encontrar algo de él, un último vestigio de aquel amor que guardó en silencio. Ahora, cuando alguien le pregunta si alguna vez se ha enamorado, Carmina recuerda el brillo de los ojos de Nicolás, sus palabras temblorosas y su invitación. Pero sigue negándolo, porque hablar de ese amor es como abrir una herida que aún no sana, una herida marcada por una promesa rota y una vida truncada por los errores de otros. Así, aquel amor permanece escondido entre las sombras de los años y en la fragancia del pan recién horneado que aún flota en su memoria. Sin embargo, guarda dos tesoros que no ha dejado que el tiempo borre: una de las pocas fotos que se tomaron juntos, donde él sonríe y la mira de reojo, y los gatos del vecindario, a quienes cuida como una promesa silenciosa, una manera de mantener vivo el recuerdo de aquel primer y único amor.
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  • -Nadie escucha... nadie entiende... ¿Es este mi destino eterno...? Caminar entre sus sombras... y palabras... siempre incomprendido... Ellos ven con ojos ciegos... creyendo que basta mirar de frente... para entender el todo... Ah... qué ingenuos son...

    -La verdad no es un reflejo sencillo... es una red... un enredo en el cual cada hilo representa un ángulo distinto... una posibilidad de lo que puede ser... Pero... ¿quién entre ellos mira debajo...? ¿Quién contempla la raíz escondida de las cosas...? Solo yo... Yo... que deslizo mis escamas en cada rincón... que toco las verdades no dichas... los secretos silenciados... Pero ellos... ellos solo oyen el susurro como amenaza... como peligro...

    -Si tan solo vieran lo que yo veo... las formas que se transforman con cada suspiro... las mil maneras de existir en un instante... Hay caminos invisibles bajo sus pies... hilos en el aire que dictan su voluntad... sin que lo sepan... Y yo... condenado a ver lo que otros rechazan... a comprender aquello que prefieren ignorar...

    -Mientras ellos siguen... atrapados en una sola perspectiva... yo recorreré los laberintos de lo inexplorado... de lo incomprendido... Porque solo en las sombras... se ve lo que la luz no deja ver...
    -Nadie escucha... nadie entiende... ¿Es este mi destino eterno...? Caminar entre sus sombras... y palabras... siempre incomprendido... Ellos ven con ojos ciegos... creyendo que basta mirar de frente... para entender el todo... Ah... qué ingenuos son... -La verdad no es un reflejo sencillo... es una red... un enredo en el cual cada hilo representa un ángulo distinto... una posibilidad de lo que puede ser... Pero... ¿quién entre ellos mira debajo...? ¿Quién contempla la raíz escondida de las cosas...? Solo yo... Yo... que deslizo mis escamas en cada rincón... que toco las verdades no dichas... los secretos silenciados... Pero ellos... ellos solo oyen el susurro como amenaza... como peligro... -Si tan solo vieran lo que yo veo... las formas que se transforman con cada suspiro... las mil maneras de existir en un instante... Hay caminos invisibles bajo sus pies... hilos en el aire que dictan su voluntad... sin que lo sepan... Y yo... condenado a ver lo que otros rechazan... a comprender aquello que prefieren ignorar... -Mientras ellos siguen... atrapados en una sola perspectiva... yo recorreré los laberintos de lo inexplorado... de lo incomprendido... Porque solo en las sombras... se ve lo que la luz no deja ver...
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  • Es un grave error subestimar la posibilidad de que la maquinaria y la magia puedan entrelazarse en un mismo destino en la época actual.

    He surcado los cielos montando un dragón imponente, cuyas alas brillaban con la fuerza de un metal antiguo y misterioso.
    Mi corcel, forjado en los fuegos de mi ambición, es un símbolo viviente de mi poder, mientras que mi armadura reluce como un faro de valor en la oscuridad.
    Juntos, somos la encarnación de la leyenda, desafiando los límites de lo posible y forjando nuestro camino hacia la gloria.

    Lucharé para demostrar que somos magia, todos y cada uno de nosotros no somos producto de la casualidad.
    Somos la prueba máxima del amor de la tierra a nosotros.

    Es un grave error subestimar la posibilidad de que la maquinaria y la magia puedan entrelazarse en un mismo destino en la época actual. He surcado los cielos montando un dragón imponente, cuyas alas brillaban con la fuerza de un metal antiguo y misterioso. Mi corcel, forjado en los fuegos de mi ambición, es un símbolo viviente de mi poder, mientras que mi armadura reluce como un faro de valor en la oscuridad. Juntos, somos la encarnación de la leyenda, desafiando los límites de lo posible y forjando nuestro camino hacia la gloria. Lucharé para demostrar que somos magia, todos y cada uno de nosotros no somos producto de la casualidad. Somos la prueba máxima del amor de la tierra a nosotros.
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  • Muy propio de ti Fenrir, llamar a tus amigos para despues tu huir lo unico malo es que nadie escapa de su destino y el tuyo es morir aqui

    -saca su espada y alas oscuras y se lanza contras las bestias-
    Muy propio de ti Fenrir, llamar a tus amigos para despues tu huir lo unico malo es que nadie escapa de su destino y el tuyo es morir aqui -saca su espada y alas oscuras y se lanza contras las bestias-
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  • Bordear el bosque tras la lluvia siempre le reconforta el espíritu. Tras una noche tormentosa y un mal dormir en un bar, los recuerdos de las personas que va conociendo se quedan en su psiquis, les dedica una sonrisa cuando sobrevuelan frente a él, como eventuales gotas de rocío.
    El agua escurre y el Sol amanece, es momento de ver el dorado en todo el paisaje, que durará 15 minutos hasta que la luz mute a su esplendor.

    No tiene miedo de recorrer la carretera a pie. Después de haber conocido a las criaturas mas variopintas, tiene fe en que se cruzará a la persona que deba conocer en el camino y, caso contrario, su destino tal vez sea seguir ese camino asfaltado en soledad.

    Con una mano en su bolsillo y el último cigarrillo en los labios, avanza tranquilo, con la bruma del alba dejada atrás y las cúpulas geométricas de la ciudad ma cercana, por delante.
    Lleva poco dinero y mucho cansancio, pero ni aún en esa situación, deja de ser lo más peligroso que merodea ese paramo entre civilizaciones.
    O al menos, eso le reconforta pensar.
    Bordear el bosque tras la lluvia siempre le reconforta el espíritu. Tras una noche tormentosa y un mal dormir en un bar, los recuerdos de las personas que va conociendo se quedan en su psiquis, les dedica una sonrisa cuando sobrevuelan frente a él, como eventuales gotas de rocío. El agua escurre y el Sol amanece, es momento de ver el dorado en todo el paisaje, que durará 15 minutos hasta que la luz mute a su esplendor. No tiene miedo de recorrer la carretera a pie. Después de haber conocido a las criaturas mas variopintas, tiene fe en que se cruzará a la persona que deba conocer en el camino y, caso contrario, su destino tal vez sea seguir ese camino asfaltado en soledad. Con una mano en su bolsillo y el último cigarrillo en los labios, avanza tranquilo, con la bruma del alba dejada atrás y las cúpulas geométricas de la ciudad ma cercana, por delante. Lleva poco dinero y mucho cansancio, pero ni aún en esa situación, deja de ser lo más peligroso que merodea ese paramo entre civilizaciones. O al menos, eso le reconforta pensar.
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  • Vuelvo al mismo lugar
    Un pasado que deseó borrar
    Cualquier destino juro que me encargare ......


    https://youtu.be/9czq-AoYQNw?si=VF_fVa6dfC57wuBt
    Vuelvo al mismo lugar Un pasado que deseó borrar Cualquier destino juro que me encargare ...... https://youtu.be/9czq-AoYQNw?si=VF_fVa6dfC57wuBt
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  • La vida nos hizo hermanos
    El destino nos hizo enemigos...
    Aunque somos hijos de los mismos padres... Nuestra sangre es diferente.
    Curioso.. ¿No lo crees, hermano?
    La vida nos hizo hermanos El destino nos hizo enemigos... Aunque somos hijos de los mismos padres... Nuestra sangre es diferente. Curioso.. ¿No lo crees, hermano?
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  • Entre los pliegues de la eternidad rota,
    Allí donde los destinos se entrelazan con la sombra,
    Malenia se yergue, como una memoria olvidada,
    Como un suspiro del cosmos que se niega a desvanecerse.

    El ocaso tiembla ante su paso lento,
    Sus manos conocen tanto el acero como el polvo,
    Pero en su pecho palpita un río de inquebrantable quietud,
    Un río que, aunque se rompa, jamás cede ante la corriente.

    ¿Acaso la caída es más que un susurro de lo inevitable?
    ¿Es el sueño final, o solo el eco del principio?
    En la urdimbre de su carne y espíritu,
    Se tejen los hilos de un devenir incesante,
    Porque quien yace en la podredumbre aún puede florecer.

    Sus alas son de sangre, pero su vuelo es de luz,
    Cada herida en su piel es un himno al renacer,
    Y en cada cicatriz, las estrellas inscriben un verso perdido,
    Una promesa hecha a la luna y al viento antiguo.

    Oh, Malenia, ¿qué es la derrota sino una sombra pasajera?
    ¿Qué es la muerte sino un breve sueño entre batallas?
    El tiempo, en su danza cíclica, te reclama,
    Pero tú eres más que tiempo, eres la flor sin fin.

    Tus pasos reverberan en el abismo del olvido,
    Y las raíces del destino no pueden atraparte.
    El guerrero que no conoce la quietud
    Es el que trasciende la misma esencia de la muerte.

    ¿Es el filo de tu espada lo que guía tu alma?
    ¿O es tu alma la que afila la realidad misma?
    En cada movimiento, el cosmos se curva y dobla,
    Porque tú, Malenia, eres la canción que no termina,
    El ciclo que florece incluso en la ruina.
    Entre los pliegues de la eternidad rota, Allí donde los destinos se entrelazan con la sombra, Malenia se yergue, como una memoria olvidada, Como un suspiro del cosmos que se niega a desvanecerse. El ocaso tiembla ante su paso lento, Sus manos conocen tanto el acero como el polvo, Pero en su pecho palpita un río de inquebrantable quietud, Un río que, aunque se rompa, jamás cede ante la corriente. ¿Acaso la caída es más que un susurro de lo inevitable? ¿Es el sueño final, o solo el eco del principio? En la urdimbre de su carne y espíritu, Se tejen los hilos de un devenir incesante, Porque quien yace en la podredumbre aún puede florecer. Sus alas son de sangre, pero su vuelo es de luz, Cada herida en su piel es un himno al renacer, Y en cada cicatriz, las estrellas inscriben un verso perdido, Una promesa hecha a la luna y al viento antiguo. Oh, Malenia, ¿qué es la derrota sino una sombra pasajera? ¿Qué es la muerte sino un breve sueño entre batallas? El tiempo, en su danza cíclica, te reclama, Pero tú eres más que tiempo, eres la flor sin fin. Tus pasos reverberan en el abismo del olvido, Y las raíces del destino no pueden atraparte. El guerrero que no conoce la quietud Es el que trasciende la misma esencia de la muerte. ¿Es el filo de tu espada lo que guía tu alma? ¿O es tu alma la que afila la realidad misma? En cada movimiento, el cosmos se curva y dobla, Porque tú, Malenia, eres la canción que no termina, El ciclo que florece incluso en la ruina.
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