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    Quiero cambiar el personaje Pero no sé cuál como el fandom
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  • — agh, amanezca mojada, diferente y con migraña, esto no normal en mí.. solo quiero... Solo quiero una manta y que todo vuelva a la normalidad...

    -la hibrida se abraza las piernas algo estresada, los días de soledad la llevaban al colmo, el frío rozando su piel como un crudo invierno, algunas veces deseaba tener a alguien con quien hablar de su miseria, como una familia... Pero su familia estaría destinada a permanecer entre los muertos bajo el humo de las llamaradas.-

    No era tan diferente a cuando convivía con los humanos, el frío del agua en su piel no era tan diferente a sus días del pasado, ahora solo puedes gritar y ahogarte en tus lamentos sin nadie que te escuchara porque ninguno estaría para ti, no sabía si era un milagro o una condena, nadie puede vivir sin personas. Ser el único dentro de un bosque es para presentir el mido hasta perder la cabeza..

    No estamos listos para convivir con uno mismo, primero hay que comprenderse a si mismo, porque tú eres tu propia salida, quién te conocería más que tú? Pero la falta de calidez es evidente.. solo esperas a que alguien te salve o te mate, o tu mismo lo harías?..

    — solo debo continuar... Debo de encontrar algún sentido para mí.. algo por lo que vivir, me niego a quedar aquí en la nada.. quiero saber quién soy en realidad, no soy humana y no encajé con ellos, voy a encontrar algún lugar para mí, para sentirme feliz nuevamente, solo yo puedo cambiar mí futuro, cambiar por un par de humanos? Ni de broma!, si nadie puede hacerme feliz y aceptarme tal como soy, que se vallan a la mier-... Que se vallan con sus madres y les den con una chancla..

    -se pone de pié algo temblorosa, es hora de seguir adelante-
    — agh, amanezca mojada, diferente y con migraña, esto no normal en mí.. solo quiero... Solo quiero una manta y que todo vuelva a la normalidad... -la hibrida se abraza las piernas algo estresada, los días de soledad la llevaban al colmo, el frío rozando su piel como un crudo invierno, algunas veces deseaba tener a alguien con quien hablar de su miseria, como una familia... Pero su familia estaría destinada a permanecer entre los muertos bajo el humo de las llamaradas.- No era tan diferente a cuando convivía con los humanos, el frío del agua en su piel no era tan diferente a sus días del pasado, ahora solo puedes gritar y ahogarte en tus lamentos sin nadie que te escuchara porque ninguno estaría para ti, no sabía si era un milagro o una condena, nadie puede vivir sin personas. Ser el único dentro de un bosque es para presentir el mido hasta perder la cabeza.. No estamos listos para convivir con uno mismo, primero hay que comprenderse a si mismo, porque tú eres tu propia salida, quién te conocería más que tú? Pero la falta de calidez es evidente.. solo esperas a que alguien te salve o te mate, o tu mismo lo harías?.. — solo debo continuar... Debo de encontrar algún sentido para mí.. algo por lo que vivir, me niego a quedar aquí en la nada.. quiero saber quién soy en realidad, no soy humana y no encajé con ellos, voy a encontrar algún lugar para mí, para sentirme feliz nuevamente, solo yo puedo cambiar mí futuro, cambiar por un par de humanos? Ni de broma!, si nadie puede hacerme feliz y aceptarme tal como soy, que se vallan a la mier-... Que se vallan con sus madres y les den con una chancla.. -se pone de pié algo temblorosa, es hora de seguir adelante-
    Me entristece
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  • "Es mejor que ya estes listo, Noe no queran que nos regañe asi que ve a cambiarte."
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  • Que debo esperar dime? ,
    Ya estoy aqui y la verdad la gente no va cambiar
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  • La Flor de Ébano

    Perséfone emergió del templo de Apolo con la mirada perdida entre el mármol y los ecos de la profecía. El sol brillaba alto, indiferente a su inquietud. A lo lejos, los olivos danzaban con el viento, ajenos a la sombra que se había posado sobre ella. No fue la profecía lo que la había sacudido, sino la certeza de haberla comprendido, aunque no quisiera admitirlo.

    Apolo la había recibido con su sonrisa habitual, esa mezcla de arrogancia y afecto, pero su rostro se desfiguró al recibir la visión. Sus ojos y boca se encendieron con una luz verde imposible, una claridad ajena incluso a su divinidad solar. Y entonces habló, o mejor dicho, algo habló a través de él:

    “En la era cuando el grano muera sin pena,
    y la Reina de Dos Mundos siembre sin mano,
    brotará del ébano una flor sin temblor,
    cuyo paso dará descanso a las almas sin canto.”

    La voz había sido firme, inapelable. Las palabras, poesía del destino. Apolo regresó a sí mismo con un movimiento de cabeza, sacudiéndose la tensión. Y con una mirada de resignación casi humana, le entregó la hoja escrita. “Ahí tienes tu profecía, diosa de la Primavera”, dijo.

    Pero Perséfone ya no se sentía primavera. No en ese momento.

    Mientras descendía hacia el Inframundo, su reino, pensaba en cada línea con una mezcla de temor, intuición y una tristeza difícil de nombrar. Ella conocía bien los símbolos. Los había pronunciado antes, para otros. Sabía cómo disfrazaba el destino sus designios con metáforas que, una vez cumplidas, se volvían obvias. Era el juego cruel de los oráculos.

    "Cuando el grano muera sin pena…"

    El grano. Su madre, Deméter, lo encarnaba. El alimento del mundo, el ritmo de la vida y la cosecha. Si el grano muere sin pena, ¿qué significa? ¿Una era donde ya no se valora la vida que se siembra y cosecha? ¿O una en la que la muerte ha dejado de doler?

    Perséfone sintió un escalofrío recorrerle la espalda. La indiferencia era peor que la muerte. Era olvido. El mundo olvidando a Deméter… olvidándola a ella.

    "Y la Reina de Dos Mundos siembre sin mano…"

    Esa línea la dolía en lo más íntimo. Ella era esa Reina. Dividida entre la luz de la superficie y la sombra del Inframundo, sembradora de vida en un mundo condenado a morir. ¿Sembrar sin mano? ¿Una creación sin su intervención? ¿Un ser nacido de su esencia, pero no de su voluntad?

    Quizás… una hija. No una engendrada por deseo, sino por destino.

    Se detuvo en medio del corredor de obsidiana, su reflejo oscuro devolviéndole una imagen descompuesta. ¿Una hija nacida de su poder, pero sin su amor? ¿Una flor envenenada o redentora?

    "Brotará del ébano una flor sin temblor…"

    Ébano. El árbol de madera oscura, símbolo de lo oculto, lo eterno, lo duro. Una flor nacida del ébano no sería frágil. No se rompería con el viento.
    Sin temblor. Imperturbable.

    Eso la asustó más que cualquier visión. Porque Perséfone, aun en su fuerza, había temblado. Cuando fue raptada, cuando eligió quedarse, cuando sostuvo en sus brazos a las almas errantes que no querían cruzar el río. Ella había temblado, había sentido.

    Una flor que no tiembla… ¿puede amar? ¿Puede compadecerse?

    "Cuyo paso dará descanso a las almas sin canto."

    Ese último verso le pareció el más bello… y el más trágico.
    Las almas sin canto eran las que no habían sido honradas, las que murieron sin nombre, sin ritual, sin memoria. Vagaban sin rumbo, sin fuerza para cruzar al olvido. Ella las conocía bien. Las escuchaba llorar en las grietas del Hades.

    ¿Esa flor las hará descansar? ¿O las dormirá eternamente, sin redención?

    Se sentó en su trono, las manos entrelazadas, los ojos clavados en el vacío. Las sombras del Inframundo se arremolinaron a su alrededor, inquietas por su silencio.
    Ni Hades se atrevía a interrumpirla. Él conocía ese gesto: Perséfone estaba recordando el futuro.

    Sintió una punzada en el vientre. No física, no tangible. Era como un eco que aún no había nacido. Una presencia lejana, pero inevitable.

    Algo vendría. Algo o alguien crecería en ella, o a través de ella, o desde ella. Una flor sin miedo, nacida del ébano. Y esa flor no sería suya. No en el modo en que una madre posee a su hija.
    No.
    Esa flor sería del mundo.
    O del destino.

    Perséfone apretó los labios, conteniendo la oleada de emoción que pugnaba por salir. ¿Y si la profecía hablaba de una nueva era? ¿De un cambio tan grande que ni los dioses estarían preparados? ¿Y si esa flor era el final de una era donde los dioses gobernaban… y el inicio de una donde solo observarían?

    Por un instante se sintió pequeña. Pequeña ante algo inmenso, algo que se aproximaba como una ola silenciosa, pero imparable.
    Y por primera vez en siglos, no supo si debía temer… o prepararse para amar.
    Porque, aunque no lo dijera en voz alta, en lo más profundo de su pecho, ya sentía el brote.
    Y ese brote no era odio.
    Era amor.

    Silencioso, incierto, pero real.

    Una flor de ébano, nacida de la Reina de los Muertos.
    Una criatura destinada a cambiar el equilibrio, a poner fin al canto del dolor.

    Y Perséfone, con el alma dividida, entendió:
    El mayor acto de amor no es engendrar.
    Es dejar florecer lo que debe ser.
    Aunque eso signifique dejarlo ir.






    La Flor de Ébano Perséfone emergió del templo de Apolo con la mirada perdida entre el mármol y los ecos de la profecía. El sol brillaba alto, indiferente a su inquietud. A lo lejos, los olivos danzaban con el viento, ajenos a la sombra que se había posado sobre ella. No fue la profecía lo que la había sacudido, sino la certeza de haberla comprendido, aunque no quisiera admitirlo. Apolo la había recibido con su sonrisa habitual, esa mezcla de arrogancia y afecto, pero su rostro se desfiguró al recibir la visión. Sus ojos y boca se encendieron con una luz verde imposible, una claridad ajena incluso a su divinidad solar. Y entonces habló, o mejor dicho, algo habló a través de él: “En la era cuando el grano muera sin pena, y la Reina de Dos Mundos siembre sin mano, brotará del ébano una flor sin temblor, cuyo paso dará descanso a las almas sin canto.” La voz había sido firme, inapelable. Las palabras, poesía del destino. Apolo regresó a sí mismo con un movimiento de cabeza, sacudiéndose la tensión. Y con una mirada de resignación casi humana, le entregó la hoja escrita. “Ahí tienes tu profecía, diosa de la Primavera”, dijo. Pero Perséfone ya no se sentía primavera. No en ese momento. Mientras descendía hacia el Inframundo, su reino, pensaba en cada línea con una mezcla de temor, intuición y una tristeza difícil de nombrar. Ella conocía bien los símbolos. Los había pronunciado antes, para otros. Sabía cómo disfrazaba el destino sus designios con metáforas que, una vez cumplidas, se volvían obvias. Era el juego cruel de los oráculos. "Cuando el grano muera sin pena…" El grano. Su madre, Deméter, lo encarnaba. El alimento del mundo, el ritmo de la vida y la cosecha. Si el grano muere sin pena, ¿qué significa? ¿Una era donde ya no se valora la vida que se siembra y cosecha? ¿O una en la que la muerte ha dejado de doler? Perséfone sintió un escalofrío recorrerle la espalda. La indiferencia era peor que la muerte. Era olvido. El mundo olvidando a Deméter… olvidándola a ella. "Y la Reina de Dos Mundos siembre sin mano…" Esa línea la dolía en lo más íntimo. Ella era esa Reina. Dividida entre la luz de la superficie y la sombra del Inframundo, sembradora de vida en un mundo condenado a morir. ¿Sembrar sin mano? ¿Una creación sin su intervención? ¿Un ser nacido de su esencia, pero no de su voluntad? Quizás… una hija. No una engendrada por deseo, sino por destino. Se detuvo en medio del corredor de obsidiana, su reflejo oscuro devolviéndole una imagen descompuesta. ¿Una hija nacida de su poder, pero sin su amor? ¿Una flor envenenada o redentora? "Brotará del ébano una flor sin temblor…" Ébano. El árbol de madera oscura, símbolo de lo oculto, lo eterno, lo duro. Una flor nacida del ébano no sería frágil. No se rompería con el viento. Sin temblor. Imperturbable. Eso la asustó más que cualquier visión. Porque Perséfone, aun en su fuerza, había temblado. Cuando fue raptada, cuando eligió quedarse, cuando sostuvo en sus brazos a las almas errantes que no querían cruzar el río. Ella había temblado, había sentido. Una flor que no tiembla… ¿puede amar? ¿Puede compadecerse? "Cuyo paso dará descanso a las almas sin canto." Ese último verso le pareció el más bello… y el más trágico. Las almas sin canto eran las que no habían sido honradas, las que murieron sin nombre, sin ritual, sin memoria. Vagaban sin rumbo, sin fuerza para cruzar al olvido. Ella las conocía bien. Las escuchaba llorar en las grietas del Hades. ¿Esa flor las hará descansar? ¿O las dormirá eternamente, sin redención? Se sentó en su trono, las manos entrelazadas, los ojos clavados en el vacío. Las sombras del Inframundo se arremolinaron a su alrededor, inquietas por su silencio. Ni Hades se atrevía a interrumpirla. Él conocía ese gesto: Perséfone estaba recordando el futuro. Sintió una punzada en el vientre. No física, no tangible. Era como un eco que aún no había nacido. Una presencia lejana, pero inevitable. Algo vendría. Algo o alguien crecería en ella, o a través de ella, o desde ella. Una flor sin miedo, nacida del ébano. Y esa flor no sería suya. No en el modo en que una madre posee a su hija. No. Esa flor sería del mundo. O del destino. Perséfone apretó los labios, conteniendo la oleada de emoción que pugnaba por salir. ¿Y si la profecía hablaba de una nueva era? ¿De un cambio tan grande que ni los dioses estarían preparados? ¿Y si esa flor era el final de una era donde los dioses gobernaban… y el inicio de una donde solo observarían? Por un instante se sintió pequeña. Pequeña ante algo inmenso, algo que se aproximaba como una ola silenciosa, pero imparable. Y por primera vez en siglos, no supo si debía temer… o prepararse para amar. Porque, aunque no lo dijera en voz alta, en lo más profundo de su pecho, ya sentía el brote. Y ese brote no era odio. Era amor. Silencioso, incierto, pero real. Una flor de ébano, nacida de la Reina de los Muertos. Una criatura destinada a cambiar el equilibrio, a poner fin al canto del dolor. Y Perséfone, con el alma dividida, entendió: El mayor acto de amor no es engendrar. Es dejar florecer lo que debe ser. Aunque eso signifique dejarlo ir.
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  • 𝕎𝔼𝕃ℂ𝕆𝕄𝔼 𝕋𝕆 𝕋ℍ𝔼 𝔼ℕ𝔻𝔾𝔸𝕄𝔼
    Fandom Supernatural
    Categoría Acción
    ㅤㅤㅤㅤ𝒮𝓉𝒶𝓇𝓉ℯ𝓇 𝓅𝒶𝓇𝒶: DEAN WINCHESTER

    Tres años.
    Habían pasado tres años desde que Claire había vuelto al pasado. Tres años desde que había irrumpido en la vida de los Winchester, tres años desde que casi le provoca un infarto a su madre adoptiva al presentarse en su casa.
    Habían pasado tres años, y habían pasado demasiadas cosas en aquellos tres años. El bunker se había convertido en su hogar. Los hermanos, Castiel y Jack se habían convertido en su familia. Llevaba…. ¿podia ser cierto? Una idea frena los pensamientos de Claire, una idea que hace que todo lo demás se paralice, la mirada azul de la cazadora salta de la extraña e improvisada reunión que se estaba llevando a cabo en el bunker en aquellos momentos, a la pared del mismo, de donde colgaba un calendario realmente cutre, pero que le recordaba y le confirmaba lo que ella buscaba, en pocas horas haría tres años desde que su relación con Dean había comenzado.

    Tres años en los que había llevado a cabo su plan de mantenerlo a salvo. Con más tropiezos y vueltas de las que le gustaría, pero al fin y al cabo el mayor de los hermanos estaba allí, a su lado, respirando.
    Tenía, en todo aquello, que agradecerle a Sam su incondicional ayuda, ya que era el único que sabía la verdadera razón de su viaje, su misión, y le había prometido ayudarle a cumplirla.
    Por el momento, el más alto había cumplido su promesa, incluso cuando parecía imposible, y casi pierden a Dean por su idea de enterrarse vivo en el fondo de Pacifico.
    Si en algún momento había estado tentada de revelarle su secreto, sin duda había sido ese.
    Pero se había mantenido firme y habían superado aquella bala también, y seguía manteniendo una relación con un hombre al que le ocultaba un gran secreto.

    Pero todo aquello, en esos momentos no tenía demasiado importancia, tan solo Claire había disociado ligeramente de la situación que estaban viviendo porque… ¿Cómo no hacerlo? Tenían al puñetero Dios sentado frente a ellos, jugueteando con la radio del bunker (sin tocarla, claro) diciendo que Jack era altamente apocalíptico, y que debia de intervenir.
    Es justamente en ese punto de la conversación en el que Claire vuelve a conectar al cien por cien con la realidad. Justo cuando Chuck señala el “𝑒𝑐𝑢𝑎𝑙𝑖𝑧𝑎𝑑𝑜𝑟” el único arma, recién salida del horno de la creación capaz de matar a Jack. Pero… ¿a qué precio?

    Los ojos de Claire saltaban, como los de Sam y el mismísimo Dios, de Castiel a Dean, y de vuelta al ángel, mientras son testigos de su discusión.
    En el fondo la rubia estaba de acuerdo con Castiel. ¿Iban a matar a Jack? Había matado a Mary, eso era cierto, y sabía que el dolor y la traición que Dean sentía hablaban por él, pero… ¿no habían hecho ellos, todos los que estaban reunidos allí, cosas terribles a seres queridos en los momentos más bajos? ¿Debían abandonar a Jack de aquella manera?
    No, por mucho que le molestara (y sin contar con el hecho de que si Dean mataba a Jack, morirían ambos) aquella vez estaba del lado de Castiel, y una vez disuelta aquella reunión, va en busca del más mayor para hacerle cambiar de opinion.

    O al menos esa es su intención ya que al llegar a la puerta de la habitación de Dean esta estaba abierta y de ella salían las voces de los dos hermanos.
    Debería haberse ido, debería haber seguido su camino, pero se para justo unos centímetros antes de poder ser vista por Sam quien estaba sentado a los pies de la cama, de cara a la puerta.

    La cazadora se mantiene en silencio, mientras escucha. La salida del más alto la toma por sorpresa por lo repentina, pero de un salto se dispone a seguirlo varios metros hasta que considera que sus voces ya no se podrían escuchar y le frena posando una mano en su brazo.

    — Tienes que pararlo, tienes que quitarle la idea de la cabeza, Sam.

    — Lo dices como si fuera algo sencillo hacer eso, Claire. Conoces a Dean…

    — No se merecen esto, ninguno de los dos, y lo sabes, Jack no es culpable de sus actos, no en este estado, no cuando se sacrificó por nosotros, por Dean y me prometiste que le salvarías a toda costa…

    — ¡Nada! No hay nada que quiera hacer más que salvar a mi hermano, pero no sé cómo hacerlo.

    — La clave está en esa pistola… en el ecualizador.

    No tenía claro que Chuck, que Dios, le permitiera vivir allí, o que le permitiera vivir directamente, no sabía si ella estaba siguiendo el plan del altísimo, o si se había salido de la hoja de ruta y la eliminaría con un chasquido de dedos, al igual que había acabado con el tema de no poder mentir, así de sencillo. Quizás debería haber muerto en aquel mundo, y su escapada había torcido sus planes, hecho que, no tenía duda arreglaría muy pronto.
    Así que le daba lo mismo si se arriesgaba a hacer aquello, las personas más peligrosas eran aquellas que no tenían nada que perder.

    Robaría esa pistola y huiría con ella, sabía que la encontrarían, sabía que Chuck sabría dónde está en todo momento, pero esperaba poder tener una mínima posibilidad de poner aquella creación lejos de Dean.
    Sam estaba distrayendo a Chuck, en la biblioteca, pero cuando Claire llega hasta la sala de mandos, Dean estaba subiendo por las escaleras, y saliendo por la puerta, sin mirar atrás, con la pistola encima, y sin despedirse.

    >> — ¿Puedes ir un poco más deprisa?

    El pie derecho de Claire se hundía hacia delante, presionando un acelerador que no existía. No tenía intención de dejar que aquello pasara, no iba a perder a Jack, y por supuesto no iba a perder a Dean.

    — Voy todo lo deprisa que puedo, ya estamos llegando.

    — Joder Sam. JODER.

    La pareja sale del coche y corre a toda prisa, por la suave pradera del cementerio, gritando el nombre de Dean. Aquello era una puñetera ejecución, Jack estaba arrodillado delante del Winchester esperando su suerte, sin oponer resistencia, sin desatar el terrible apocalipsis prometido… Pero Dean estaba demasiado ciego para verlo, debían llegar antes.

    — ¡DEAN. DEAN PARA! ¡NO LO HAGAS!

    Sam se había parado, casi en seco, porque Dean se lo había pedido, pero ella no tenía intención alguna de hacerle caso, no iba a escucharlo cuando él tampoco la escuchaba a ella. Y lo hubiera conseguido si al pasar por su lado, Sam no la hubiera rodeado con el brazo, frenándola y pegándola contra él.

    — Dean…

    Claire ya no gritaba, la tensión del momento había dejado al mundo entero en silencio, Sam seguía sujetándola, al menos hasta que… hasta que Dean baja el arma, y todos (menos Chuck) parecen volver a respirar de nuevo. En ese momento Sam la libera, y Claire toma posición tras Dean, a su derecha, colocando una mano sobre el hombro masculino y casi hinchándose de orgullo al ver como Dean plantaba cara al puñetero Dios. Y de un segundo para el siguiente… se desata el caos.

    Jack estaba muriendo.
    Dean salta por los aires, aterrizando contra una lápida.
    Sam se adelanta a la idea de Claire y es él quien dispara a Chuck, hiriéndose él mismo en el proceso.
    Claire se agacha sobre Sam, comprobando su estado… y de repente…

    — 𝗕𝗶𝗲𝗻𝘃𝗲𝗻𝗶𝗱𝗼𝘀 𝗮𝗹 𝗳𝗶𝗻.

    Aquellas palabras se quedan vibrando en el ambiente. Ahora eran cuatro y un cadáver, y era noche cerrada.
    Claire ayuda a Sam a levantarse, y cuando Dean se acerca, coge la mano de este, permitiéndose aquel sencillo gesto entre ambos para confirmar que estaban bien. Algo sencillo y escueto ya que los ojos de todos los allí presentes no podían separarse de Jack y de los horribles agujeros quemados que exhibía donde antes había lucido unos precioso ojos azules.

    Claire había visto demasiadas cosas en su vida, al igual que los Winchester y sin embargo su mano libre había acudido a cubrir su boca, horrorizada ante la imagen del cuerpo de Jack, aquel muchacho que a pesar de no tener alma, había aceptado la muerte a manos de Dean, consciente de sus actos y las consecuencias que ellos acarreaban. Aún sin alma era mucho mejor, mucho más humano que demasiadas personas. No se merecía aquel final.

    — Deberíamos llevarlo a ca— La tenue voz de la rubia se apaga de golpe cuando de pronto toda la tierra comienza a temblar mientras una brecha de fuego abre el suelo en dos, dejando salir de ella almas condenadas. Ven volar unas cuantas, pero lo más preocupante, por mucho que costara creerlo no era eso, si no que las tumbas a su alrededor estaba comenzando, literalmente a explotar y de ella salían cadáveres, decenas y decenas de ellos, rodeándoles.

    Solo entonces Dean suelta su mano, para armarse a él mismo, a su hermano y a Claire con tres picas de hierro.

    Pronto la lucha se vuelve encarnizada, los zombies atacaban en masa, y ellos se esforzaban en tratar de alejarlos.
    Cada uno luchaba solo contra cuatro, cinco o más cuerpos. Claire los apartaba con asco, a base de patadas, empentones y en cuanto tenía un hueco, por pequeño que fuera, les hundía su pica con rabia. Tenía un objetivo, aparte de no morir bajo aquel asedio descompuesto, y era llegar hasta Dean para evitar que él sucumbiera también. Habían llegado hasta allí, y no iba a permitir que el jodido capricho de un mini Dios con complejo de micro pene, acabara con todo su plan.

    Mientras más y más almas seguían sobrevolando el cielo, escapando de la brecha.
    El poder de Castiel acabando con los zombies iluminaba la noche, y los gruñidos y los chasquidos de los huesos y los dientes desnudos de aquellos bichos le revolvían el estómago a Claire.
    La llamada del ángel mientras se echaba al hombro a Jack, se hace escuchar por encima de todo aquel caos, y esta vez es Dean quien quitándole un zombie de encima coge su mano y tira de ella sacándola del circulo que habían creado a su alrededor para poder correr tras Sam, Jack y Cas. “𝑆𝑢 𝑝𝑎𝑑𝑟𝑒” había liberado parcialmente el camino, y ahora empalaban muertos mientras corrían hacia lo que claramente era un mausoleo.
    Los cinco (incluyendo a Jack) se precipitan dentro, Sam y Dean cierran la puerta, atrancándola.

    — Perfecto, dos minutos de calma en un puta ratonera. Que alguien haga una marca, acabamos de romper una ley mística del universo.

    Ahí estaba el mal humor de Claire camuflado con un comentario ácido y parcialmente pasota mientras veía a Castiel depositar en el suelo a Jack con el mayor de los cuidados. Tenía las manos cerradas en dos puños, el derecho rodeando aun la pica de hierro, con tanta fuerza que tenía blancos los nudillos.
    Sam pensaba que aquella puerta iba a aguantar, pero Claire, viendo los empujones que daban desde fuera, y la forma en la que, las hojas temblaban contra los goznes, tenía serias dudas, de modo que mientras los hermanos inspeccionaban el lugar, y Castiel se ocupaba de Jack o lo que quedaba de él, ella sube los tres pequeños escalones que hay entre la puerta y ellos, y se coloca allí, como una pobre pero fiera primera línea de defensa si aquellas abominaciones conseguían entrar.


    𝐹𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑐𝑟𝑒𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑟 Hope Mikaelson ‼AU
    ㅤㅤㅤㅤ𝒮𝓉𝒶𝓇𝓉ℯ𝓇 𝓅𝒶𝓇𝒶: [JerkHuntxr] Tres años. Habían pasado tres años desde que Claire había vuelto al pasado. Tres años desde que había irrumpido en la vida de los Winchester, tres años desde que casi le provoca un infarto a su madre adoptiva al presentarse en su casa. Habían pasado tres años, y habían pasado demasiadas cosas en aquellos tres años. El bunker se había convertido en su hogar. Los hermanos, Castiel y Jack se habían convertido en su familia. Llevaba…. ¿podia ser cierto? Una idea frena los pensamientos de Claire, una idea que hace que todo lo demás se paralice, la mirada azul de la cazadora salta de la extraña e improvisada reunión que se estaba llevando a cabo en el bunker en aquellos momentos, a la pared del mismo, de donde colgaba un calendario realmente cutre, pero que le recordaba y le confirmaba lo que ella buscaba, en pocas horas haría tres años desde que su relación con Dean había comenzado. Tres años en los que había llevado a cabo su plan de mantenerlo a salvo. Con más tropiezos y vueltas de las que le gustaría, pero al fin y al cabo el mayor de los hermanos estaba allí, a su lado, respirando. Tenía, en todo aquello, que agradecerle a Sam su incondicional ayuda, ya que era el único que sabía la verdadera razón de su viaje, su misión, y le había prometido ayudarle a cumplirla. Por el momento, el más alto había cumplido su promesa, incluso cuando parecía imposible, y casi pierden a Dean por su idea de enterrarse vivo en el fondo de Pacifico. Si en algún momento había estado tentada de revelarle su secreto, sin duda había sido ese. Pero se había mantenido firme y habían superado aquella bala también, y seguía manteniendo una relación con un hombre al que le ocultaba un gran secreto. Pero todo aquello, en esos momentos no tenía demasiado importancia, tan solo Claire había disociado ligeramente de la situación que estaban viviendo porque… ¿Cómo no hacerlo? Tenían al puñetero Dios sentado frente a ellos, jugueteando con la radio del bunker (sin tocarla, claro) diciendo que Jack era altamente apocalíptico, y que debia de intervenir. Es justamente en ese punto de la conversación en el que Claire vuelve a conectar al cien por cien con la realidad. Justo cuando Chuck señala el “𝑒𝑐𝑢𝑎𝑙𝑖𝑧𝑎𝑑𝑜𝑟” el único arma, recién salida del horno de la creación capaz de matar a Jack. Pero… ¿a qué precio? Los ojos de Claire saltaban, como los de Sam y el mismísimo Dios, de Castiel a Dean, y de vuelta al ángel, mientras son testigos de su discusión. En el fondo la rubia estaba de acuerdo con Castiel. ¿Iban a matar a Jack? Había matado a Mary, eso era cierto, y sabía que el dolor y la traición que Dean sentía hablaban por él, pero… ¿no habían hecho ellos, todos los que estaban reunidos allí, cosas terribles a seres queridos en los momentos más bajos? ¿Debían abandonar a Jack de aquella manera? No, por mucho que le molestara (y sin contar con el hecho de que si Dean mataba a Jack, morirían ambos) aquella vez estaba del lado de Castiel, y una vez disuelta aquella reunión, va en busca del más mayor para hacerle cambiar de opinion. O al menos esa es su intención ya que al llegar a la puerta de la habitación de Dean esta estaba abierta y de ella salían las voces de los dos hermanos. Debería haberse ido, debería haber seguido su camino, pero se para justo unos centímetros antes de poder ser vista por Sam quien estaba sentado a los pies de la cama, de cara a la puerta. La cazadora se mantiene en silencio, mientras escucha. La salida del más alto la toma por sorpresa por lo repentina, pero de un salto se dispone a seguirlo varios metros hasta que considera que sus voces ya no se podrían escuchar y le frena posando una mano en su brazo. — Tienes que pararlo, tienes que quitarle la idea de la cabeza, Sam. — Lo dices como si fuera algo sencillo hacer eso, Claire. Conoces a Dean… — No se merecen esto, ninguno de los dos, y lo sabes, Jack no es culpable de sus actos, no en este estado, no cuando se sacrificó por nosotros, por Dean y me prometiste que le salvarías a toda costa… — ¡Nada! No hay nada que quiera hacer más que salvar a mi hermano, pero no sé cómo hacerlo. — La clave está en esa pistola… en el ecualizador. No tenía claro que Chuck, que Dios, le permitiera vivir allí, o que le permitiera vivir directamente, no sabía si ella estaba siguiendo el plan del altísimo, o si se había salido de la hoja de ruta y la eliminaría con un chasquido de dedos, al igual que había acabado con el tema de no poder mentir, así de sencillo. Quizás debería haber muerto en aquel mundo, y su escapada había torcido sus planes, hecho que, no tenía duda arreglaría muy pronto. Así que le daba lo mismo si se arriesgaba a hacer aquello, las personas más peligrosas eran aquellas que no tenían nada que perder. Robaría esa pistola y huiría con ella, sabía que la encontrarían, sabía que Chuck sabría dónde está en todo momento, pero esperaba poder tener una mínima posibilidad de poner aquella creación lejos de Dean. Sam estaba distrayendo a Chuck, en la biblioteca, pero cuando Claire llega hasta la sala de mandos, Dean estaba subiendo por las escaleras, y saliendo por la puerta, sin mirar atrás, con la pistola encima, y sin despedirse. >> — ¿Puedes ir un poco más deprisa? El pie derecho de Claire se hundía hacia delante, presionando un acelerador que no existía. No tenía intención de dejar que aquello pasara, no iba a perder a Jack, y por supuesto no iba a perder a Dean. — Voy todo lo deprisa que puedo, ya estamos llegando. — Joder Sam. JODER. La pareja sale del coche y corre a toda prisa, por la suave pradera del cementerio, gritando el nombre de Dean. Aquello era una puñetera ejecución, Jack estaba arrodillado delante del Winchester esperando su suerte, sin oponer resistencia, sin desatar el terrible apocalipsis prometido… Pero Dean estaba demasiado ciego para verlo, debían llegar antes. — ¡DEAN. DEAN PARA! ¡NO LO HAGAS! Sam se había parado, casi en seco, porque Dean se lo había pedido, pero ella no tenía intención alguna de hacerle caso, no iba a escucharlo cuando él tampoco la escuchaba a ella. Y lo hubiera conseguido si al pasar por su lado, Sam no la hubiera rodeado con el brazo, frenándola y pegándola contra él. — Dean… Claire ya no gritaba, la tensión del momento había dejado al mundo entero en silencio, Sam seguía sujetándola, al menos hasta que… hasta que Dean baja el arma, y todos (menos Chuck) parecen volver a respirar de nuevo. En ese momento Sam la libera, y Claire toma posición tras Dean, a su derecha, colocando una mano sobre el hombro masculino y casi hinchándose de orgullo al ver como Dean plantaba cara al puñetero Dios. Y de un segundo para el siguiente… se desata el caos. Jack estaba muriendo. Dean salta por los aires, aterrizando contra una lápida. Sam se adelanta a la idea de Claire y es él quien dispara a Chuck, hiriéndose él mismo en el proceso. Claire se agacha sobre Sam, comprobando su estado… y de repente… — 𝗕𝗶𝗲𝗻𝘃𝗲𝗻𝗶𝗱𝗼𝘀 𝗮𝗹 𝗳𝗶𝗻. Aquellas palabras se quedan vibrando en el ambiente. Ahora eran cuatro y un cadáver, y era noche cerrada. Claire ayuda a Sam a levantarse, y cuando Dean se acerca, coge la mano de este, permitiéndose aquel sencillo gesto entre ambos para confirmar que estaban bien. Algo sencillo y escueto ya que los ojos de todos los allí presentes no podían separarse de Jack y de los horribles agujeros quemados que exhibía donde antes había lucido unos precioso ojos azules. Claire había visto demasiadas cosas en su vida, al igual que los Winchester y sin embargo su mano libre había acudido a cubrir su boca, horrorizada ante la imagen del cuerpo de Jack, aquel muchacho que a pesar de no tener alma, había aceptado la muerte a manos de Dean, consciente de sus actos y las consecuencias que ellos acarreaban. Aún sin alma era mucho mejor, mucho más humano que demasiadas personas. No se merecía aquel final. — Deberíamos llevarlo a ca— La tenue voz de la rubia se apaga de golpe cuando de pronto toda la tierra comienza a temblar mientras una brecha de fuego abre el suelo en dos, dejando salir de ella almas condenadas. Ven volar unas cuantas, pero lo más preocupante, por mucho que costara creerlo no era eso, si no que las tumbas a su alrededor estaba comenzando, literalmente a explotar y de ella salían cadáveres, decenas y decenas de ellos, rodeándoles. Solo entonces Dean suelta su mano, para armarse a él mismo, a su hermano y a Claire con tres picas de hierro. Pronto la lucha se vuelve encarnizada, los zombies atacaban en masa, y ellos se esforzaban en tratar de alejarlos. Cada uno luchaba solo contra cuatro, cinco o más cuerpos. Claire los apartaba con asco, a base de patadas, empentones y en cuanto tenía un hueco, por pequeño que fuera, les hundía su pica con rabia. Tenía un objetivo, aparte de no morir bajo aquel asedio descompuesto, y era llegar hasta Dean para evitar que él sucumbiera también. Habían llegado hasta allí, y no iba a permitir que el jodido capricho de un mini Dios con complejo de micro pene, acabara con todo su plan. Mientras más y más almas seguían sobrevolando el cielo, escapando de la brecha. El poder de Castiel acabando con los zombies iluminaba la noche, y los gruñidos y los chasquidos de los huesos y los dientes desnudos de aquellos bichos le revolvían el estómago a Claire. La llamada del ángel mientras se echaba al hombro a Jack, se hace escuchar por encima de todo aquel caos, y esta vez es Dean quien quitándole un zombie de encima coge su mano y tira de ella sacándola del circulo que habían creado a su alrededor para poder correr tras Sam, Jack y Cas. “𝑆𝑢 𝑝𝑎𝑑𝑟𝑒” había liberado parcialmente el camino, y ahora empalaban muertos mientras corrían hacia lo que claramente era un mausoleo. Los cinco (incluyendo a Jack) se precipitan dentro, Sam y Dean cierran la puerta, atrancándola. — Perfecto, dos minutos de calma en un puta ratonera. Que alguien haga una marca, acabamos de romper una ley mística del universo. Ahí estaba el mal humor de Claire camuflado con un comentario ácido y parcialmente pasota mientras veía a Castiel depositar en el suelo a Jack con el mayor de los cuidados. Tenía las manos cerradas en dos puños, el derecho rodeando aun la pica de hierro, con tanta fuerza que tenía blancos los nudillos. Sam pensaba que aquella puerta iba a aguantar, pero Claire, viendo los empujones que daban desde fuera, y la forma en la que, las hojas temblaban contra los goznes, tenía serias dudas, de modo que mientras los hermanos inspeccionaban el lugar, y Castiel se ocupaba de Jack o lo que quedaba de él, ella sube los tres pequeños escalones que hay entre la puerta y ellos, y se coloca allí, como una pobre pero fiera primera línea de defensa si aquellas abominaciones conseguían entrar. 𝐹𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑐𝑟𝑒𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑟 [thetribrid]
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    —HOLAA!,vengo en busca de un nuevo rol,basado en la fantasía y realeza, vengo en busca de una personita que pueda manejar a un ACTIVO,para mí femenina.

    [Magia][Hetero][Realeza][Amor prohibido][Fantasía][Mu3rt3s]

    𝑪𝑰𝑪𝑳𝑶 𝑫𝑬𝑳 𝑨𝑳𝑴𝑨

    𝑬𝑳 𝑹𝑬𝑰𝑵𝑶 𝑫𝑬 𝑳𝒀𝑻𝑯𝑨𝑹𝑬𝑳

    En un mundo antiguo donde la magia fluye como sangre en las venas del mundo, se alza el reino de Lytharel, un lugar bendecido por los cielos pero corroído por el miedo a la profecía del eclipse. Según los antiguos textos, una princesa de cabello blanco como la luna y ojos como el hielo nacería para cambiar el destino del mundo: o lo salvaría… o lo destruiría.

    Esa princesa es 𝑨𝒌𝒌𝒐, una joven de belleza etérea, marcada por su albinismo y su conexión inusual con la magia. Criada entre muros fríos, rituales y secretos, 𝑨𝒌𝒌𝒐 crece sintiéndose más prisionera que heredera. Su única compañía sincera es su caballero personal, Sir 𝑪𝒂𝒆𝒍𝒂𝒏 𝑽𝒂𝒍𝒕𝒐𝒓, un joven guerrero de origen humilde, valiente, noble y silencioso, cuya espada ha salvado a la princesa 𝐧̃𝐧̃en más de una ocasión… pero cuyo corazón es su mayor vulnerabilidad.

    El amor florece en secreto..En miradas robadas, en caricias fugaces, en sueños compartidos bajo lunas gemelas. Sin embargo, su amor está prohibido: un caballero no puede tocar lo que debe proteger. Y cuando el Rey y la Corte de Magos descubren lo que hay entre ellos, toman una decisión terrible: sacrificar a 𝑨𝒌𝒌𝒐 para purgar la maldición profética.

    𝑪𝒂𝒆𝒍𝒂𝒏, no podia sentirse capaz de enfrentar la muerte pública de la mujer que ama, elige una salida imposible. En un acto desesperado y trágico, la lleva lejos del castillo, la hace prometer que se amarán más allá del tiempo, y la mata con sus propias manos para evitarle un final cruel. Luego, con el corazón roto, se quita la vida en el altar del bosque, susurrando una promesa: "𝐑𝐞𝐧𝐚𝐜𝐞𝐫𝐞́… 𝐲 𝐭𝐞 𝐛𝐮𝐬𝐜𝐚𝐫𝐞́."

    La luna sangra esa noche. Y el reino cae tiempo después en una guerra que cumple lo que tanto temieron. Tras su muerte fueron reconocidos como los 𝐇𝐢𝐣𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐄𝐜𝐥𝐢𝐩𝐬𝐞.

    ꨄ︎ 𝐄𝐋 𝐌𝐔𝐍𝐃𝐎 𝐌𝐎𝐃𝐄𝐑𝐍𝐎ꨄ︎

    Año actual...Ciudad de Seraphim. 𝐀𝐤𝐢𝐤𝐨 𝐒𝐨𝐫𝐚 es una joven pelirroja de clase media, de mirada intensa y espíritu inquieto. Trabaja como mesera en una cafetería mientras estudia arte. Tiene una extraña sensibilidad a la luna llena, y sueños recurrentes de una princesa, un caballero… y una traición.

    Desde niña ha sentido que no pertenece del todo a este mundo. Su alma parece más vieja de lo que debería. Y su corazón guarda un hueco inexplicable.

    𝐂𝐚𝐞𝐥 𝐃𝐨𝐫𝐢𝐚𝐧...Un empresario joven, millonario, carismático pero atormentado. Dueño de una cadena tecnológica, es famoso por su brillantez… y por su incapacidad de conectar con nadie emocionalmente. Hasta que la ve a ella.

    El encuentro es casual, casi ridículo ella tropieza, él la ayudo para que no se lastimara. Sus manos se tocaron. Y los recuerdos empiezan a regresar. Vagos al principio, sueños que se entrelazan, sensaciones de haber estado ya en los brazos del otro, palabras que se escapan como si fueran ecos de otra vida.

    Pero el amor no es fácil. 𝐀𝐤𝐢𝐤𝐨 desconfía de 𝐂𝐚𝐞𝐥 al principio, se resiste a la atracción que la consume. Él lucha entre el deseo de protegerla… y el miedo de repetir su error. Ambos sienten que algo más los observa. Una presencia, una sombra del pasado que no quiere que se reencuentren.

    Desde que empezaron a estar más tiempo juntos,hubo algo que los cambio para siempre;un embarazo,uno que no lograron en su primera vida.

    ౨ৎ˚₊ ‧₊˚ ⋅ ~

    Esta historia obtendrá tantos conflictos, personajes secundarios que tratarán de separar a la pareja,abandono en el altar,desconfianza tanto como secuestros.

    BUSCO Y OFREZCO.
    —el rol puede ser tanto en WhatsApp como en Messenger.
    —Realmente me gustaría que el rol las respuestas sean largas,mínimo de 5 líneas maximamente hasta donde de tu inspiración.
    —Aportaciones para que el rol sea de la comodidad de ambos
    —no pido ortografía muy buena,pero al menos que sea entendible.
    —para mi la edad no importa pero me gustaría que sean de 14 años para arriba.
    —Avisar si en algún momento llegamos a ausentarnos al responder.
    —cuando estoy más conectada mayormente es por la mañana y la noche.
    —HOLAA!,vengo en busca de un nuevo rol,basado en la fantasía y realeza, vengo en busca de una personita que pueda manejar a un ACTIVO,para mí femenina. [Magia][Hetero][Realeza][Amor prohibido][Fantasía][Mu3rt3s] 𝑪𝑰𝑪𝑳𝑶 𝑫𝑬𝑳 𝑨𝑳𝑴𝑨 𝑬𝑳 𝑹𝑬𝑰𝑵𝑶 𝑫𝑬 𝑳𝒀𝑻𝑯𝑨𝑹𝑬𝑳 En un mundo antiguo donde la magia fluye como sangre en las venas del mundo, se alza el reino de Lytharel, un lugar bendecido por los cielos pero corroído por el miedo a la profecía del eclipse. Según los antiguos textos, una princesa de cabello blanco como la luna y ojos como el hielo nacería para cambiar el destino del mundo: o lo salvaría… o lo destruiría. Esa princesa es 𝑨𝒌𝒌𝒐, una joven de belleza etérea, marcada por su albinismo y su conexión inusual con la magia. Criada entre muros fríos, rituales y secretos, 𝑨𝒌𝒌𝒐 crece sintiéndose más prisionera que heredera. Su única compañía sincera es su caballero personal, Sir 𝑪𝒂𝒆𝒍𝒂𝒏 𝑽𝒂𝒍𝒕𝒐𝒓, un joven guerrero de origen humilde, valiente, noble y silencioso, cuya espada ha salvado a la princesa 𝐧̃𝐧̃en más de una ocasión… pero cuyo corazón es su mayor vulnerabilidad. El amor florece en secreto..En miradas robadas, en caricias fugaces, en sueños compartidos bajo lunas gemelas. Sin embargo, su amor está prohibido: un caballero no puede tocar lo que debe proteger. Y cuando el Rey y la Corte de Magos descubren lo que hay entre ellos, toman una decisión terrible: sacrificar a 𝑨𝒌𝒌𝒐 para purgar la maldición profética. 𝑪𝒂𝒆𝒍𝒂𝒏, no podia sentirse capaz de enfrentar la muerte pública de la mujer que ama, elige una salida imposible. En un acto desesperado y trágico, la lleva lejos del castillo, la hace prometer que se amarán más allá del tiempo, y la mata con sus propias manos para evitarle un final cruel. Luego, con el corazón roto, se quita la vida en el altar del bosque, susurrando una promesa: "𝐑𝐞𝐧𝐚𝐜𝐞𝐫𝐞́… 𝐲 𝐭𝐞 𝐛𝐮𝐬𝐜𝐚𝐫𝐞́." La luna sangra esa noche. Y el reino cae tiempo después en una guerra que cumple lo que tanto temieron. Tras su muerte fueron reconocidos como los 𝐇𝐢𝐣𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐄𝐜𝐥𝐢𝐩𝐬𝐞. ꨄ︎ 𝐄𝐋 𝐌𝐔𝐍𝐃𝐎 𝐌𝐎𝐃𝐄𝐑𝐍𝐎ꨄ︎ Año actual...Ciudad de Seraphim. 𝐀𝐤𝐢𝐤𝐨 𝐒𝐨𝐫𝐚 es una joven pelirroja de clase media, de mirada intensa y espíritu inquieto. Trabaja como mesera en una cafetería mientras estudia arte. Tiene una extraña sensibilidad a la luna llena, y sueños recurrentes de una princesa, un caballero… y una traición. Desde niña ha sentido que no pertenece del todo a este mundo. Su alma parece más vieja de lo que debería. Y su corazón guarda un hueco inexplicable. 𝐂𝐚𝐞𝐥 𝐃𝐨𝐫𝐢𝐚𝐧...Un empresario joven, millonario, carismático pero atormentado. Dueño de una cadena tecnológica, es famoso por su brillantez… y por su incapacidad de conectar con nadie emocionalmente. Hasta que la ve a ella. El encuentro es casual, casi ridículo ella tropieza, él la ayudo para que no se lastimara. Sus manos se tocaron. Y los recuerdos empiezan a regresar. Vagos al principio, sueños que se entrelazan, sensaciones de haber estado ya en los brazos del otro, palabras que se escapan como si fueran ecos de otra vida. Pero el amor no es fácil. 𝐀𝐤𝐢𝐤𝐨 desconfía de 𝐂𝐚𝐞𝐥 al principio, se resiste a la atracción que la consume. Él lucha entre el deseo de protegerla… y el miedo de repetir su error. Ambos sienten que algo más los observa. Una presencia, una sombra del pasado que no quiere que se reencuentren. Desde que empezaron a estar más tiempo juntos,hubo algo que los cambio para siempre;un embarazo,uno que no lograron en su primera vida. ౨ৎ˚₊ ‧₊˚ 🍓 ⋅ ~ Esta historia obtendrá tantos conflictos, personajes secundarios que tratarán de separar a la pareja,abandono en el altar,desconfianza tanto como secuestros. BUSCO Y OFREZCO. —el rol puede ser tanto en WhatsApp como en Messenger. —Realmente me gustaría que el rol las respuestas sean largas,mínimo de 5 líneas maximamente hasta donde de tu inspiración. —Aportaciones para que el rol sea de la comodidad de ambos —no pido ortografía muy buena,pero al menos que sea entendible. —para mi la edad no importa pero me gustaría que sean de 14 años para arriba. —Avisar si en algún momento llegamos a ausentarnos al responder. —cuando estoy más conectada mayormente es por la mañana y la noche.
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  • — Algo que estoy dispuesto a enseñarle a mi pequeña, es a crear su propia esencia y no cambiarla por nadie, que brille con su propio fuego, aunque los demás jamás entiendan cómo funciona. Que se vale mirar a tras y reflexionar en cómo pudo hacer las cosas diferentes, eso se que la hará mucho mejor persona de lo que soy yo. Ya que aunque tarde he aprendido mi lección, no fiarme de nadie, ni siquiera por las palabras más bellas, las palabras se las lleva el viento, las acciones bueno esas permanecerán siempre.—
    — Algo que estoy dispuesto a enseñarle a mi pequeña, es a crear su propia esencia y no cambiarla por nadie, que brille con su propio fuego, aunque los demás jamás entiendan cómo funciona. Que se vale mirar a tras y reflexionar en cómo pudo hacer las cosas diferentes, eso se que la hará mucho mejor persona de lo que soy yo. Ya que aunque tarde he aprendido mi lección, no fiarme de nadie, ni siquiera por las palabras más bellas, las palabras se las lleva el viento, las acciones bueno esas permanecerán siempre.—
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  • ⠀⠀ʜᴀʙíᴀ ᴍáꜱ ᴅᴇ 𝟣
    ✴ ───────────

    Se alistó para poder bajar al poblado y cumplir con su deber, alimentar a un convaleciente Kazuo con comida que no sea cocinada por ella.

    Porque, en honor a la verdad, para preparar platos era un fiasco, lo había intentado pero había fracasado estrepitosamente.

    El triste esfuerzo de sopa de verduras había quedado como agua de calcetín, incomible.

    La primavera había llegado y con ella tibios rayos de sol se asomaban . Por esto Liz no necesitaba de mucho para abrigarse y lo agradecía, ya que las unicas prendas que le quedaban eran los kimonos que Kazuo le había obsequiado.

    Se vistió con uno negro y sobre el, su capa holgada para cubrir el bulto de su vientre. No quería que nadie en el pueblo supiera aún de su estado.

    Debido a los últimos ataques de entes ponzoñosos, Elizabeth había decidido volver a sus antiguos hábitos: cargar su espada a donde quiera que vaya, sin importar qué. La amenaza estaba latente.

    Con su arma en la espalda emprendió camino.

    Llegando al poblado se dirigió sin dudarlo al puesto de ramén para pedir el delicioso udón de miso, la comida favorita de su prometido.

    Era costumbre que las personas se quedasen viéndola por sus rasgos tan distintivos, a fin de cuentas era una extranjera y eso no cambiaría.
    Pero esta vez había algo diferente... se sentía asediada mas de lo normal, en cada paso que daba parecía que alguien lo daba con ella.
    Elizabeth se giraba cada cierto tiempo buscando algun indicio, pero nada.

    Terminó convenciéndose que estaba con paranoia por los eventos recientes asi que el resto de compras y paseos por el mercado hizo caso omiso a ese presentimiento que le erizaba la piel cada tanto.

    El retorno fue rápido, ya deseaba encontrarse con Kazuo y ver como disfrutaría de su plato favorito.

    Elizabeth daba paso largos atravesando los toris desgastados que anunciaban la llegada al templo .

    ── Lee-zy. ──

    Una voz grave certera como lanza atravesó los oídos de Elizabeth quien estaba a metros de entrar a su hogar.

    Liz en un letal y agresivo movimiento desenfundó su espada girando sobre sus talones dejando caer la afilada hoja de esta sobre la garganta de quien se había atrevido a seguirla hasta ahí.

    Al verlo se soprendió, esperaba que el hombre tuviera ojos rasgados y piel pálida, pero no. Era un pelirrojo alto,fornido, con la piel encurtida por la batalla y esos ojos... ese par de ojos carmesí.

    ── ¡¿QUIEN ERES?! ¿Quien te envía? Responde de inmediato si no quieres perder tu vida como la miserable rata acosadora que haz sido siguiéndome hasta aquí. - Espetó con un tono amenazante que rayaba lo colérico.

    ── No haz cambiado nada Leezy - dijo con una sonrisa burlesca, mientras su temple parecía inmutable, estaba en calma a pesar de tener la espada en su garganta ── ...Tan temperamental como siempre, desde pequeña tenías esa voz de mando, nadie era capaz de ganarte.

    Elizabeth no entendía nada ¿De que hablaba? ¿Como se atrevía a hablar de su infancia? ¿Quien era este cretino y por qué tenía esos ojos... ese pelo ?

    Furiosa ejerce una presión contenida, la hoja de su espada se encrusta en la piel ajena generando un corte superficial sobre la vena yugular. Haciendo que de la herida fluya un hilo delgado de sangre que se deslizaba manchando de rojo lentamente toda su garganta

    ── Responde.

    ── Uuff - levantó sus manos como señal de que su intención no era atacar── Soy Elías, nadie me mandó. Te conozco desde siempre porque... - dudó en seguir hablando.

    ── ¿Porque qué? No juegues conmigo, paciencia no tengo - dijo elvando aún más su espada cambiando el ángulo de esta a uno mortal

    ── Soy tu hermano.

    ⋮||⋮ Continuación de https://ficrol.com/posts/243909

    ⠀⠀ʜᴀʙíᴀ ᴍáꜱ ᴅᴇ 𝟣 ✴ ─────────── Se alistó para poder bajar al poblado y cumplir con su deber, alimentar a un convaleciente Kazuo con comida que no sea cocinada por ella. Porque, en honor a la verdad, para preparar platos era un fiasco, lo había intentado pero había fracasado estrepitosamente. El triste esfuerzo de sopa de verduras había quedado como agua de calcetín, incomible. La primavera había llegado y con ella tibios rayos de sol se asomaban . Por esto Liz no necesitaba de mucho para abrigarse y lo agradecía, ya que las unicas prendas que le quedaban eran los kimonos que Kazuo le había obsequiado. Se vistió con uno negro y sobre el, su capa holgada para cubrir el bulto de su vientre. No quería que nadie en el pueblo supiera aún de su estado. Debido a los últimos ataques de entes ponzoñosos, Elizabeth había decidido volver a sus antiguos hábitos: cargar su espada a donde quiera que vaya, sin importar qué. La amenaza estaba latente. Con su arma en la espalda emprendió camino. Llegando al poblado se dirigió sin dudarlo al puesto de ramén para pedir el delicioso udón de miso, la comida favorita de su prometido. Era costumbre que las personas se quedasen viéndola por sus rasgos tan distintivos, a fin de cuentas era una extranjera y eso no cambiaría. Pero esta vez había algo diferente... se sentía asediada mas de lo normal, en cada paso que daba parecía que alguien lo daba con ella. Elizabeth se giraba cada cierto tiempo buscando algun indicio, pero nada. Terminó convenciéndose que estaba con paranoia por los eventos recientes asi que el resto de compras y paseos por el mercado hizo caso omiso a ese presentimiento que le erizaba la piel cada tanto. El retorno fue rápido, ya deseaba encontrarse con Kazuo y ver como disfrutaría de su plato favorito. Elizabeth daba paso largos atravesando los toris desgastados que anunciaban la llegada al templo . ── Lee-zy. ── Una voz grave certera como lanza atravesó los oídos de Elizabeth quien estaba a metros de entrar a su hogar. Liz en un letal y agresivo movimiento desenfundó su espada girando sobre sus talones dejando caer la afilada hoja de esta sobre la garganta de quien se había atrevido a seguirla hasta ahí. Al verlo se soprendió, esperaba que el hombre tuviera ojos rasgados y piel pálida, pero no. Era un pelirrojo alto,fornido, con la piel encurtida por la batalla y esos ojos... ese par de ojos carmesí. 🌹── ¡¿QUIEN ERES?! ¿Quien te envía? Responde de inmediato si no quieres perder tu vida como la miserable rata acosadora que haz sido siguiéndome hasta aquí. - Espetó con un tono amenazante que rayaba lo colérico. ── No haz cambiado nada Leezy - dijo con una sonrisa burlesca, mientras su temple parecía inmutable, estaba en calma a pesar de tener la espada en su garganta ── ...Tan temperamental como siempre, desde pequeña tenías esa voz de mando, nadie era capaz de ganarte. Elizabeth no entendía nada ¿De que hablaba? ¿Como se atrevía a hablar de su infancia? ¿Quien era este cretino y por qué tenía esos ojos... ese pelo ? Furiosa ejerce una presión contenida, la hoja de su espada se encrusta en la piel ajena generando un corte superficial sobre la vena yugular. Haciendo que de la herida fluya un hilo delgado de sangre que se deslizaba manchando de rojo lentamente toda su garganta 🌹── Responde. ── Uuff - levantó sus manos como señal de que su intención no era atacar── Soy Elías, nadie me mandó. Te conozco desde siempre porque... - dudó en seguir hablando. 🌹── ¿Porque qué? No juegues conmigo, paciencia no tengo - dijo elvando aún más su espada cambiando el ángulo de esta a uno mortal ── Soy tu hermano. ⋮||⋮ Continuación de https://ficrol.com/posts/243909
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    Tuvimos que partir. Kenburg City ya no era segura, para ninguno de los dos. Y diría que las estrellas nos guiarán, pero he estado horas y horas planificando nuestra marcha, para resolver dudas, conseguir respuestas que ambos necesitamos. Quizá no será fácil: nueva identidad, región y cultura.

    Pero necesitamos empezar de nuevo. Dejar nuestra vida atrás y mostrarnos como somos, en un lugar donde no puedan juzgarnos por querer luchar contra la opresión.

    Antes de bajar del tren, dije adiós a Soren Blaine, a todo lo que comportaba ese nombre. Família, amigos, reputación... Pero mi corazón no va a cambiar. Porque lo que no pienso dejar atrás es el amor que siento por ti. Así que, luchemos juntos por esta nueva aventura, Kyren.

    Me presento, me llamo Renzo Wayne, y sí, sigo siendo El Alquimista, pero esta vez, trabajaré desde las sombras.
    Tuvimos que partir. Kenburg City ya no era segura, para ninguno de los dos. Y diría que las estrellas nos guiarán, pero he estado horas y horas planificando nuestra marcha, para resolver dudas, conseguir respuestas que ambos necesitamos. Quizá no será fácil: nueva identidad, región y cultura. Pero necesitamos empezar de nuevo. Dejar nuestra vida atrás y mostrarnos como somos, en un lugar donde no puedan juzgarnos por querer luchar contra la opresión. Antes de bajar del tren, dije adiós a Soren Blaine, a todo lo que comportaba ese nombre. Família, amigos, reputación... Pero mi corazón no va a cambiar. Porque lo que no pienso dejar atrás es el amor que siento por ti. Así que, luchemos juntos por esta nueva aventura, Kyren. Me presento, me llamo Renzo Wayne, y sí, sigo siendo El Alquimista, pero esta vez, trabajaré desde las sombras.
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