• Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Ya tenéis disponible la versión más reciente del directorio de personajes 3D . Como cada domingo, he realizado la actualización para que todos los datos estén al día.

    Si falta tu personaje, si has hecho un cambio de nombre, de ID, o has decidido cambiar de personaje, por favor avísame por DM. También si detectas algún error o ves a alguien que ya no está activo y no aparece reflejado, o al contrario... Cada detalle suma para mantener el registro lo más completo y útil posible.

    Gracias por la colaboración y por seguir haciendo de este espacio algo tan organizado y vivo.
    ¡Nos leemos en el Inicio!
    Ya tenéis disponible la versión más reciente del directorio de personajes 3D 🧠✨. Como cada domingo, he realizado la actualización para que todos los datos estén al día. 🔎 Si falta tu personaje, si has hecho un cambio de nombre, de ID, o has decidido cambiar de personaje, por favor avísame por DM. También si detectas algún error o ves a alguien que ya no está activo y no aparece reflejado, o al contrario... Cada detalle suma para mantener el registro lo más completo y útil posible. Gracias por la colaboración y por seguir haciendo de este espacio algo tan organizado y vivo. 💜 ¡Nos leemos en el Inicio! 🌌📚
    DIRECTORIO PERSONAJES 3D Y FANDOMS
    ¡Hola FicRolers! ✨ Aquí teneis un directorio completo de los Personajes 3D que existen en FicRol. He considerado que, quizás ver el cómputo completo de los personajes 3D más activos os anime a agregar a otros personajes, intentar crear personajes en otro fandom, etc... Os cuento algunas caracteristicas: Está separado por fandoms, salvo en el caso de...
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  • Adoro este outfit aunque las medias empiezan a apretarme los muslos...deberia cambiarlas?
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  • ¡La espesura del bosque estaba cargada de tensión. Las ramas altas bloqueaban buena parte del sol y el suelo estaba cubierto de huellas profundas, garras marcadas en la corteza y rastros de batalla reciente. Un grupo de cazadores, cinco en total, se abrían paso con cuidado entre los árboles. Eran profesionales, curtidos por años de enfrentamientos con bestias, humanos y todo lo que quedara en el medio. Habían sido enviados a capturar —o eliminar— a un grupo de criaturas especialmente peligrosas que merodeaban cerca de pueblos aislados.

    —Son letales —susurró uno de ellos, leyendo el aviso arrugado—. Cuatro bestias: una con caparazón de piedra, otra con garras de cristal, una alada con cuerpo de serpiente... y la cuarta, un híbrido de tigre y sombra. Clase B, pago altísimo si las entregamos vivas.

    Pero al llegar al claro donde según el informe debía estar el nido de las criaturas, todos se detuvieron de golpe.

    Allí, justo al centro, había una pequeña figura. Sentado sobre el cuerpo inconsciente de una de las bestias, respirando agitado pero sonriendo orgulloso, estaba un niño de cabello revuelto, pecoso, con ropa desgastada y un vendaje improvisado en el brazo.

    Un pequeño.

    Había rastros de golpes por todo el lugar. Árboles partidos, rocas agrietadas, marcas de garras... pero también huellas claras de una pelea cuerpo a cuerpo. Las criaturas estaban noqueadas, una con el hocico amoratado, otra con una pata torcida, y una tercera con un moretón en la mandíbula. La última jadeaba en el suelo, apenas consciente.

    El pequeño se sacudía el polvo de los pantalones, claramente exhausto, pero feliz.

    —¡Aaah! Eso estuvo difícil… —exhaló, tomando un pan algo aplastado de su bolso—. ¡Pero lo logré!

    Los cazadores no podían creerlo. Uno de ellos alzó la voz:

    —¡¿Fuiste tú quien las derrotó?! ¿Tú solo?

    El pequeño levantó la vista, algo confundido.

    —¿Eh? ¿Estos chicos? Sí. Estaban atacando una granja cerca… y bueno… eso no está bien. Así que les di unas buenas patadas en la cara.

    Se señaló la pierna con orgullo, sacudiendo la tierra de su rodilla herida.

    —¡Esta fue la que usé para voltear al que tenía alas! ¡Me salió volando como gallina con sueño!

    Los cazadores intercambiaron miradas, impactados. Había vencido a esos monstruos **a puño limpio** y con una sonrisa infantil.

    —¿Sabías que hay una recompensa por capturarlos? —preguntó una de las cazadoras, aún incrédula.

    —¿Una qué...? —dijo el pequeño, ladeando la cabeza—. ¿Recom-qué?

    El líder suspiró.

    —Una recompensa. Dinero. Por derrotarlos.

    El pequeño se quedó pensativo por un segundo y luego soltó una risa.

    —¡Oh! Entonces ¡qué buena suerte la mía! Aunque… yo solo quería que dejaran de portarse mal. ¡El dinero no me importa mucho! Pero… ¡quizá pueda comprar más pan!

    Uno de los cazadores se dejó caer sentado en una roca, murmurando:

    —Nos ganó un niño… a golpes… sin saber ni que había paga.
    ¡La espesura del bosque estaba cargada de tensión. Las ramas altas bloqueaban buena parte del sol y el suelo estaba cubierto de huellas profundas, garras marcadas en la corteza y rastros de batalla reciente. Un grupo de cazadores, cinco en total, se abrían paso con cuidado entre los árboles. Eran profesionales, curtidos por años de enfrentamientos con bestias, humanos y todo lo que quedara en el medio. Habían sido enviados a capturar —o eliminar— a un grupo de criaturas especialmente peligrosas que merodeaban cerca de pueblos aislados. —Son letales —susurró uno de ellos, leyendo el aviso arrugado—. Cuatro bestias: una con caparazón de piedra, otra con garras de cristal, una alada con cuerpo de serpiente... y la cuarta, un híbrido de tigre y sombra. Clase B, pago altísimo si las entregamos vivas. Pero al llegar al claro donde según el informe debía estar el nido de las criaturas, todos se detuvieron de golpe. Allí, justo al centro, había una pequeña figura. Sentado sobre el cuerpo inconsciente de una de las bestias, respirando agitado pero sonriendo orgulloso, estaba un niño de cabello revuelto, pecoso, con ropa desgastada y un vendaje improvisado en el brazo. Un pequeño. Había rastros de golpes por todo el lugar. Árboles partidos, rocas agrietadas, marcas de garras... pero también huellas claras de una pelea cuerpo a cuerpo. Las criaturas estaban noqueadas, una con el hocico amoratado, otra con una pata torcida, y una tercera con un moretón en la mandíbula. La última jadeaba en el suelo, apenas consciente. El pequeño se sacudía el polvo de los pantalones, claramente exhausto, pero feliz. —¡Aaah! Eso estuvo difícil… —exhaló, tomando un pan algo aplastado de su bolso—. ¡Pero lo logré! Los cazadores no podían creerlo. Uno de ellos alzó la voz: —¡¿Fuiste tú quien las derrotó?! ¿Tú solo? El pequeño levantó la vista, algo confundido. —¿Eh? ¿Estos chicos? Sí. Estaban atacando una granja cerca… y bueno… eso no está bien. Así que les di unas buenas patadas en la cara. Se señaló la pierna con orgullo, sacudiendo la tierra de su rodilla herida. —¡Esta fue la que usé para voltear al que tenía alas! ¡Me salió volando como gallina con sueño! Los cazadores intercambiaron miradas, impactados. Había vencido a esos monstruos **a puño limpio** y con una sonrisa infantil. —¿Sabías que hay una recompensa por capturarlos? —preguntó una de las cazadoras, aún incrédula. —¿Una qué...? —dijo el pequeño, ladeando la cabeza—. ¿Recom-qué? El líder suspiró. —Una recompensa. Dinero. Por derrotarlos. El pequeño se quedó pensativo por un segundo y luego soltó una risa. —¡Oh! Entonces ¡qué buena suerte la mía! Aunque… yo solo quería que dejaran de portarse mal. ¡El dinero no me importa mucho! Pero… ¡quizá pueda comprar más pan! Uno de los cazadores se dejó caer sentado en una roca, murmurando: —Nos ganó un niño… a golpes… sin saber ni que había paga.
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    Lo acabo de hablar con mi partner, vamos a cambiar que Ana tiene amnesia.
    El accidente que tuvo en el gimnasio ocurrió, se quedará ingresada unos días en el hospital debido al golpe en la cabeza que se dio.
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  • La plaza estaba viva. El sol del mediodía brillaba fuerte sobre las piedras del suelo, calentándolas apenas, y las palomas revoloteaban entre los bancos y las fuentes. Pero lo que realmente llenaba el aire no era el calor ni los pasos apresurados de los transeúntes, sino la música.

    Un grupo de músicos se había instalado en el corazón del lugar: un contrabajo viejo, una guitarra desgastada pero afinada con esmero, una trompeta brillante y una caja rítmica que marcaba el compás como el latido de un corazón animado. La gente se detenía, sonreía, lanzaba unas monedas al sombrero que habían dejado abierto frente a ellos. El ambiente estaba envuelto en melodía y alegría.

    Fue entonces que apareció el pequeño vagabundo.

    Con su mochila cruzada al pecho, los pantalones anaranjados llenos de polvo y su clásico mechón despeinado tapándole los ojos, se detuvo a unos metros del grupo, completamente maravillado. Su expresión era de asombro puro, como si la música le hiciera cosquillas al alma.

    —¡Ooooh! ¡Qué genial suena eso! —exclamó, dando un par de saltitos sin poder evitarlo.

    Los músicos lo miraron, sorprendidos por la efusividad del niño. Uno de ellos, el guitarrista, sonrió mientras seguía tocando.

    —¿Te gusta la música, pequeño?

    —¡Me encanta! —respondió con una enorme sonrisa—. ¡Siempre la escucho cuando puedo! A veces le canto a Don Niebla, pero no es muy buen público… creo que no tiene oídos —rió bajito.

    Luego, con un gesto súbito, se acercó corriendo y se detuvo frente al grupo, con las manos detrás de la espalda como quien hace una petición importante.

    —¿Puedo unirme? ¡Sé hacer ritmos con una lata y puedo cantar un poco!.

    Los músicos intercambiaron miradas, algunos conteniendo una risa ante tanta energía, pero todos sinceros en su ternura. El trompetista, un hombre canoso de ojos cálidos, bajó un poco su instrumento y le preguntó:

    —¿Sabes seguir el ritmo?

    El pequeño asintió con fuerza, sacando una cuchara abollada de su bolsa como si fuera un tesoro.

    —¡Claro que sí! ¡Y si me equivoco, improviso! Es más divertido así.

    El guitarrista soltó una carcajada, mientras el de la caja rítmica palmeaba un espacio vacío en el banco junto a él.

    —¡Entonces ven! Hoy, tenemos un nuevo miembro por este día.


    https://youtu.be/FftpHzKlCqI?si=WL-IeF8rAzCg1TBu
    La plaza estaba viva. El sol del mediodía brillaba fuerte sobre las piedras del suelo, calentándolas apenas, y las palomas revoloteaban entre los bancos y las fuentes. Pero lo que realmente llenaba el aire no era el calor ni los pasos apresurados de los transeúntes, sino la música. Un grupo de músicos se había instalado en el corazón del lugar: un contrabajo viejo, una guitarra desgastada pero afinada con esmero, una trompeta brillante y una caja rítmica que marcaba el compás como el latido de un corazón animado. La gente se detenía, sonreía, lanzaba unas monedas al sombrero que habían dejado abierto frente a ellos. El ambiente estaba envuelto en melodía y alegría. Fue entonces que apareció el pequeño vagabundo. Con su mochila cruzada al pecho, los pantalones anaranjados llenos de polvo y su clásico mechón despeinado tapándole los ojos, se detuvo a unos metros del grupo, completamente maravillado. Su expresión era de asombro puro, como si la música le hiciera cosquillas al alma. —¡Ooooh! ¡Qué genial suena eso! —exclamó, dando un par de saltitos sin poder evitarlo. Los músicos lo miraron, sorprendidos por la efusividad del niño. Uno de ellos, el guitarrista, sonrió mientras seguía tocando. —¿Te gusta la música, pequeño? —¡Me encanta! —respondió con una enorme sonrisa—. ¡Siempre la escucho cuando puedo! A veces le canto a Don Niebla, pero no es muy buen público… creo que no tiene oídos —rió bajito. Luego, con un gesto súbito, se acercó corriendo y se detuvo frente al grupo, con las manos detrás de la espalda como quien hace una petición importante. —¿Puedo unirme? ¡Sé hacer ritmos con una lata y puedo cantar un poco!. Los músicos intercambiaron miradas, algunos conteniendo una risa ante tanta energía, pero todos sinceros en su ternura. El trompetista, un hombre canoso de ojos cálidos, bajó un poco su instrumento y le preguntó: —¿Sabes seguir el ritmo? El pequeño asintió con fuerza, sacando una cuchara abollada de su bolsa como si fuera un tesoro. —¡Claro que sí! ¡Y si me equivoco, improviso! Es más divertido así. El guitarrista soltó una carcajada, mientras el de la caja rítmica palmeaba un espacio vacío en el banco junto a él. —¡Entonces ven! Hoy, tenemos un nuevo miembro por este día. https://youtu.be/FftpHzKlCqI?si=WL-IeF8rAzCg1TBu
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  • — Hasta los huesos sigues dando batalla maldito vejestorio. Tu me creaste, soy sangre de tu sangre, carne de tu carne, soy tu reflejo más torcido y no me vengas con la estupidez de que pude cambiar porque ya lo sé, pero no quiero.

    Lo que deseo es que todo tu imperio caiga. —
    — Hasta los huesos sigues dando batalla maldito vejestorio. Tu me creaste, soy sangre de tu sangre, carne de tu carne, soy tu reflejo más torcido y no me vengas con la estupidez de que pude cambiar porque ya lo sé, pero no quiero. Lo que deseo es que todo tu imperio caiga. —
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  • Si puedes apreciar el milagro que encierra una sola flor, tu vida entera cambiará.
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  • -Ya era demasiado tarde. Se miraba en el espejo tratando de terminar con los detalles de su maquillaje. La peinadora no llegó y ni siquiera se había cambiado aún.

    Envió un mensaje de texto a su empleadora. "tuve algunos contratiempos, por favor, no me saques del recorrido, prometo llegar en 15 minutos..."

    Era imposible, estaba a casi media hora de distancia del salón de eventos donde se llevaría a cabo su primer desfile importante.

    Era una marca de alto renombre, una oportunidad entre mil que quizás jamás podría tener de nuevo.

    Se puso la gabardina por encima del conjunto de lencería. Era lo suficientemente larga paracubrir el liguero y dejar en evidencia que prácticamente iba en ropa interior a un evento de talla mundial.

    Apenas salió a la calle, el viento frío de la tarde le golpeó a la cara y alzó la diestra en busca de un taxi que la levantara rápido. Afortunadamente en la gabardina tenía dinero, hasta donde recordaba, por lo que en cuanto subió al auto y dio las indicaciones, buscó en el bolsillo de la gabardina para sacar el billete de 20 dlls con el que pagaría.

    —Mier... —sus dedos no lograban encontrar nada más que seda en el interior del bolsillo. Buscó con prisa en las demás bolsitas, pero no encontró más que el ticket de la cafetería que había visitado esa mañana.

    Había tirado el billete sin querer.

    Cerró los ojos y resignada, dejó que el taxista continuara su camino, esperando que al llegar al lugar, pudiera arreglárselas para pagar el viaje que podría cambiar el rumbo de su vida para siempre.-
    -Ya era demasiado tarde. Se miraba en el espejo tratando de terminar con los detalles de su maquillaje. La peinadora no llegó y ni siquiera se había cambiado aún. Envió un mensaje de texto a su empleadora. "tuve algunos contratiempos, por favor, no me saques del recorrido, prometo llegar en 15 minutos..." Era imposible, estaba a casi media hora de distancia del salón de eventos donde se llevaría a cabo su primer desfile importante. Era una marca de alto renombre, una oportunidad entre mil que quizás jamás podría tener de nuevo. Se puso la gabardina por encima del conjunto de lencería. Era lo suficientemente larga paracubrir el liguero y dejar en evidencia que prácticamente iba en ropa interior a un evento de talla mundial. Apenas salió a la calle, el viento frío de la tarde le golpeó a la cara y alzó la diestra en busca de un taxi que la levantara rápido. Afortunadamente en la gabardina tenía dinero, hasta donde recordaba, por lo que en cuanto subió al auto y dio las indicaciones, buscó en el bolsillo de la gabardina para sacar el billete de 20 dlls con el que pagaría. —Mier... —sus dedos no lograban encontrar nada más que seda en el interior del bolsillo. Buscó con prisa en las demás bolsitas, pero no encontró más que el ticket de la cafetería que había visitado esa mañana. Había tirado el billete sin querer. Cerró los ojos y resignada, dejó que el taxista continuara su camino, esperando que al llegar al lugar, pudiera arreglárselas para pagar el viaje que podría cambiar el rumbo de su vida para siempre.-
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    || Tengo que hacer una pequeña actualización en la ficha porque he pensado que la habilidad de Lucy de la videncia provenga por parte de Cedrella y el lado Black

    Se me han ocurrido cositas de ella con el retrato de Cedrella y claro. Pero cambiaré la ficha en cuanto pueda.

    Esto es sólo para anunciar este cambio
    || Tengo que hacer una pequeña actualización en la ficha porque he pensado que la habilidad de Lucy de la videncia provenga por parte de Cedrella y el lado Black Se me han ocurrido cositas de ella con el retrato de Cedrella y claro. Pero cambiaré la ficha en cuanto pueda. Esto es sólo para anunciar este cambio
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