• Un nuevo rumbo, el despertar de la sangre antigua.

    -----------

    Ya poco o nada quedaba en la mente de Mia, lo que había pasado en Cheydinhall ya eran recuerdos pero aún estaba fresco el dolor de haber perdido a su madre Kari, hubiera podido haber hecho más pero no… Mia suspiró y con eso un nuevo aire y misión, llegar a Falkreath, al último santuario de la Hermandad Oscura que queda en pie, su último refugio.

    Había cruzado la frontera imperial esa mañana, dejando atrás los bosques brumosos de Cyrodiil. El paso de la montaña era angosto, vigilado por imperiales armados. Pronto, las murallas ennegrecidas de Helgen se alzaron ante ella, aún sin saber que allí cambiaría su destino para siempre. Esa mañana la frontera estaba más agitada que de costumbre, los imperiales más estrictos con sus requisas y preguntas, se rumoraba que traerían a una captura importante, tanto que hizo arribar a Helgen al mismísimo general Tulio. Mia no prestó atención a los detalles, si no se murmura el nombre de Sithis, no vale la pena, aprovechando el descuido de los imperiales, ella se coló por entre las filas, invisible a los de ellos, ya pasado el percance, ahora si se dirigiría al paso más cercano, cauce boscoso de ahí a Falkreath.

    No le tomó mucho llegar, Cauce Boscoso Boscoso estaba a media hora a pie de Helgen, el lugar era acogedor, una muralla daba la bienvenida, no habían guardias y eso era bueno, tras el arco de la muralla una anciana que curtia cuero en las afueras de su casa, seguido de otra casa que por el letrero, era la casa de comercio, al lado izquierdo la herrería y al lado derecho después de la casa de comercio la posada el gigante dormido, Mia decidió que iría por algo, quizá alquilar una habitación y dormir que bien le hace falta y comer algo decente.

    Mia entro a la posada, era modesta y bien organizada, tenía todo lo que necesitaba, avanzó hacia el tabernero y alquiló una habitación, diez monedas le pidió las cuales ella sacó de su bolsa, si, la paga de su último contrato, el último antes que todo se viniera abajo, pidió un tazón de estofado de ternera, hidromiel y pan, luego fue a tomar su asiento esperando lo pedido cuando en ese momento, dentro de ella algo se sacudió, era como si algo o alguien la llamara, disimuladamente buscó por todo lado y nada encontró, la dueña de la taberna, una nórdica de cabello rubio le sirvió su pedido pero Mia tenía la mirada perdida, temblaba como si tuviese frio, ella le preguntó si estaba bien y fue ahí donde Mia reaccionó y asintió, ella se retiró pero no dejó de observarla, Mia aún seguía sintiendo esa rara sensación, acabó su comida de prisa y luego se dirigió al cuarto asignado para ella, tal vez era el cansancio que estaba jugándole una mala pasada, eso era lo que ella pensaba sin imaginarse que a pocos kilómetros de ahí, en Helgen, estaba presenciándose la llegada del Devorador de Mundos, Alduin, su padre.
    Un nuevo rumbo, el despertar de la sangre antigua. ----------- Ya poco o nada quedaba en la mente de Mia, lo que había pasado en Cheydinhall ya eran recuerdos pero aún estaba fresco el dolor de haber perdido a su madre Kari, hubiera podido haber hecho más pero no… Mia suspiró y con eso un nuevo aire y misión, llegar a Falkreath, al último santuario de la Hermandad Oscura que queda en pie, su último refugio. Había cruzado la frontera imperial esa mañana, dejando atrás los bosques brumosos de Cyrodiil. El paso de la montaña era angosto, vigilado por imperiales armados. Pronto, las murallas ennegrecidas de Helgen se alzaron ante ella, aún sin saber que allí cambiaría su destino para siempre. Esa mañana la frontera estaba más agitada que de costumbre, los imperiales más estrictos con sus requisas y preguntas, se rumoraba que traerían a una captura importante, tanto que hizo arribar a Helgen al mismísimo general Tulio. Mia no prestó atención a los detalles, si no se murmura el nombre de Sithis, no vale la pena, aprovechando el descuido de los imperiales, ella se coló por entre las filas, invisible a los de ellos, ya pasado el percance, ahora si se dirigiría al paso más cercano, cauce boscoso de ahí a Falkreath. No le tomó mucho llegar, Cauce Boscoso Boscoso estaba a media hora a pie de Helgen, el lugar era acogedor, una muralla daba la bienvenida, no habían guardias y eso era bueno, tras el arco de la muralla una anciana que curtia cuero en las afueras de su casa, seguido de otra casa que por el letrero, era la casa de comercio, al lado izquierdo la herrería y al lado derecho después de la casa de comercio la posada el gigante dormido, Mia decidió que iría por algo, quizá alquilar una habitación y dormir que bien le hace falta y comer algo decente. Mia entro a la posada, era modesta y bien organizada, tenía todo lo que necesitaba, avanzó hacia el tabernero y alquiló una habitación, diez monedas le pidió las cuales ella sacó de su bolsa, si, la paga de su último contrato, el último antes que todo se viniera abajo, pidió un tazón de estofado de ternera, hidromiel y pan, luego fue a tomar su asiento esperando lo pedido cuando en ese momento, dentro de ella algo se sacudió, era como si algo o alguien la llamara, disimuladamente buscó por todo lado y nada encontró, la dueña de la taberna, una nórdica de cabello rubio le sirvió su pedido pero Mia tenía la mirada perdida, temblaba como si tuviese frio, ella le preguntó si estaba bien y fue ahí donde Mia reaccionó y asintió, ella se retiró pero no dejó de observarla, Mia aún seguía sintiendo esa rara sensación, acabó su comida de prisa y luego se dirigió al cuarto asignado para ella, tal vez era el cansancio que estaba jugándole una mala pasada, eso era lo que ella pensaba sin imaginarse que a pocos kilómetros de ahí, en Helgen, estaba presenciándose la llegada del Devorador de Mundos, Alduin, su padre.
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    || Perdónenme la vida, a Telmex viene arregla el cagadero y luego las lluvias vuelven a desconectar el cable, los desgraciado de todo esto… es que se tardan días en venir.. y que no me puedo cambiar de compañía porque no llega otra, hasta aquí mi reporte
    || Perdónenme la vida, a Telmex viene arregla el cagadero y luego las lluvias vuelven a desconectar el cable, los desgraciado de todo esto… es que se tardan días en venir.. y que no me puedo cambiar de compañía porque no llega otra, hasta aquí mi reporte
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    Estoy indecisa entre si seguir con Sanem o cambiar por completo el personaje, voy a coger la siguiente semana para pensármelo.
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  • La gente tiene que cambiar... Por el tiempo lo corroe todo.
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  • Tengo que hablar muy seriamente con ellos, esta situación no puede seguir como hasta ahora.
    Las cosas deben de cambiar urgentemente.
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  • - ¿Sucede algo? ¿Qué pasa con esa expresión en tu cara? Solo me estoy cambiando porque estaba lloviendo mientras trabajaba..

    ¿Quieres algo a caso o me ibas a decir algo importante?

    - pregunto la pelimorada estando tranquila en estar con esa.. ropa peculiar mientras mantenia una calma que parecia mas bien costumbre por aquella situación. Su proposito solo era cambiarse porque le llego la lluvia antes de lo prevenido mientras estaba cargando unos barriles -
    - ¿Sucede algo? ¿Qué pasa con esa expresión en tu cara? Solo me estoy cambiando porque estaba lloviendo mientras trabajaba.. ¿Quieres algo a caso o me ibas a decir algo importante? - pregunto la pelimorada estando tranquila en estar con esa.. ropa peculiar mientras mantenia una calma que parecia mas bien costumbre por aquella situación. Su proposito solo era cambiarse porque le llego la lluvia antes de lo prevenido mientras estaba cargando unos barriles -
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  • "Cenizas de Medianoche"

    La habitación estaba apenas iluminada por las luces bajas del atardecer, filtrándose entre las cortinas como si no quisieran molestarla. Luna yacía sobre la cama, el torso levemente incorporado, los dedos jugando con los collares de metal y cuero que colgaban de su cuello. El aire era denso, no por el calor, sino por lo que no se decía: los pensamientos que danzaban en su cabeza como humo sin salida.

    No esperaba visitas. Y si llegaban, no se molestaría en cambiar su expresión: esa mezcla de desafío y cansancio tan típica en ella, como si llevara siglos sin dormir aunque su piel pareciera de porcelana. Una belleza que no buscaba ser admirada, sino entendida… o al menos soportada.

    Pasó la lengua por sus labios mientras observaba el techo, sin verlo realmente. El corazón latía lento, pero firme. El caos dentro de ella estaba quieto, como un mar antes de la tormenta.

    Una vibración leve sobre la mesa de noche interrumpió el silencio. Miró el celular sin mover un músculo más que sus ojos. Un nombre en la pantalla. Lo leyó. No respondió.

    Se incorporó solo un poco más, lo suficiente para encender un cigarro —aunque no lo encendió— y se quedó con él entre los dedos, como si fuera un recuerdo más que no tenía intenciones de quemar.

    —Hoy no... —murmuró para sí, apenas audible, pero lo suficientemente fuerte para que su reflejo, desde el espejo del fondo, lo escuchara.

    Porque Luna no estaba sola. Nunca lo estaba. Solo había aprendido a vivir con los fantasmas que ella misma se fabricaba.
    "Cenizas de Medianoche" La habitación estaba apenas iluminada por las luces bajas del atardecer, filtrándose entre las cortinas como si no quisieran molestarla. Luna yacía sobre la cama, el torso levemente incorporado, los dedos jugando con los collares de metal y cuero que colgaban de su cuello. El aire era denso, no por el calor, sino por lo que no se decía: los pensamientos que danzaban en su cabeza como humo sin salida. No esperaba visitas. Y si llegaban, no se molestaría en cambiar su expresión: esa mezcla de desafío y cansancio tan típica en ella, como si llevara siglos sin dormir aunque su piel pareciera de porcelana. Una belleza que no buscaba ser admirada, sino entendida… o al menos soportada. Pasó la lengua por sus labios mientras observaba el techo, sin verlo realmente. El corazón latía lento, pero firme. El caos dentro de ella estaba quieto, como un mar antes de la tormenta. Una vibración leve sobre la mesa de noche interrumpió el silencio. Miró el celular sin mover un músculo más que sus ojos. Un nombre en la pantalla. Lo leyó. No respondió. Se incorporó solo un poco más, lo suficiente para encender un cigarro —aunque no lo encendió— y se quedó con él entre los dedos, como si fuera un recuerdo más que no tenía intenciones de quemar. —Hoy no... —murmuró para sí, apenas audible, pero lo suficientemente fuerte para que su reflejo, desde el espejo del fondo, lo escuchara. Porque Luna no estaba sola. Nunca lo estaba. Solo había aprendido a vivir con los fantasmas que ella misma se fabricaba.
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  • Día de piscina
    Fandom Free rol
    Categoría Original
    Hoy Elisabeth Turner me ha invitado a su piscina, la verdad es que necesito a una amiga y con este calor también viene bien ponerse en remojo.

    -Has tenido una gran idea. ¿Dónde me puedo cambiar?.
    Hoy [Turney_thcx] me ha invitado a su piscina, la verdad es que necesito a una amiga y con este calor también viene bien ponerse en remojo. -Has tenido una gran idea. ¿Dónde me puedo cambiar?.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Terminado
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  • Me gustan los sitios donde nadie me busca.
    Los rincones donde el aire es tan quieto que puedo oír mis propios pensamientos.
    Las esquinas de los jardines donde las flores crecen sin que nadie las ordene.
    Allí me siento más real… como si pudiera, por un momento, dejar de ser lo que esperan de mí.

    Me gusta el sonido del agua al caer, pero no los estanques limpios y perfectos de la Corte.
    Prefiero los arroyos que se escapan por entre piedras musgosas, los que parecen olvidados por los mapas.
    Me recuerdan a mí.

    Me gustan los colores suaves: el gris que tienen las nubes justo antes de llover, el azul que nadie mira en las sombras del amanecer, el dorado tenue que se cuela entre las hojas viejas.
    No me atrae lo brillante.
    No quiero deslumbrar. Sólo pertenecer.

    Me gustan los instrumentos que nadie toca en los salones.
    Aquellos que suenan tristes, los que parecen hablar en vez de cantar.
    Una vez toqué uno, sola, en el invernadero… y durante un instante, pensé que el sonido me entendía.

    También me gusta recordar cosas que nadie más recuerda.
    Como el olor del invierno en Faerie antes de que cambiaran los encantamientos.
    O el sabor de la fruta silvestre que crece al borde del bosque, la que no está bendecida ni prohibida.

    No lo digo en voz alta.
    Porque aquí no está bien visto tener gustos propios.
    Pero los tengo.

    Y aunque finjo que no importa,
    a veces eso —solo eso— me salva del olvido.
    Me gustan los sitios donde nadie me busca. Los rincones donde el aire es tan quieto que puedo oír mis propios pensamientos. Las esquinas de los jardines donde las flores crecen sin que nadie las ordene. Allí me siento más real… como si pudiera, por un momento, dejar de ser lo que esperan de mí. Me gusta el sonido del agua al caer, pero no los estanques limpios y perfectos de la Corte. Prefiero los arroyos que se escapan por entre piedras musgosas, los que parecen olvidados por los mapas. Me recuerdan a mí. Me gustan los colores suaves: el gris que tienen las nubes justo antes de llover, el azul que nadie mira en las sombras del amanecer, el dorado tenue que se cuela entre las hojas viejas. No me atrae lo brillante. No quiero deslumbrar. Sólo pertenecer. Me gustan los instrumentos que nadie toca en los salones. Aquellos que suenan tristes, los que parecen hablar en vez de cantar. Una vez toqué uno, sola, en el invernadero… y durante un instante, pensé que el sonido me entendía. También me gusta recordar cosas que nadie más recuerda. Como el olor del invierno en Faerie antes de que cambiaran los encantamientos. O el sabor de la fruta silvestre que crece al borde del bosque, la que no está bendecida ni prohibida. No lo digo en voz alta. Porque aquí no está bien visto tener gustos propios. Pero los tengo. Y aunque finjo que no importa, a veces eso —solo eso— me salva del olvido.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    | estoy desaparecida porque entre que tengo cero inspiración y no consigo terminar de llevar esta cuenta es como efe. pero en unos días veremos si puedo cambiar eso.

    PD: esta cuenta cerrará por vacaciones a partir del 25 de agosto e.e
    | estoy desaparecida porque entre que tengo cero inspiración y no consigo terminar de llevar esta cuenta es como efe. pero en unos días veremos si puedo cambiar eso. PD: esta cuenta cerrará por vacaciones a partir del 25 de agosto e.e
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