¡𝑷𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐.ᐟ 𝑨𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒅𝒂𝒎𝒆 𝒆𝒔𝒆 𝒎𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒐 𝒐𝒔𝒐.
— 𝒔𝒕𝒂𝒓𝒕𝒆𝒓 𝒑𝒂𝒓𝒂 ℛ𝒽𝑒𝓉𝓉
Hacía ya meses que la pelirroja había atravesado un portal del Feywild y había terminado en tierras mortales, concretamente en algún lugar que no conocía en la región de la Costa de la Espada.
Anraste estaba sentada con las piernas en posición de flor de loto, frente a un guardia Puño de Hierro, ambos parecían excesivamente concentrados en lo que estaban haciendo, estaban tirando unos dados, y por la cara del guardia, la cosa pintaba demasiado bien para él. Al menos en sus últimas tiradas, claro.
Anraste estaba cruzada de brazos con su gran espadón detrás de ella en el suelo, lo cual era raro en ella pero teniendo en cuenta que estaba jugando a los dados no era tan raro.
El guardia tiró los dados y su cara reflejó una derrota aplastante lo que hizo que la pelirroja mujer sonriera de forma ladina.
— Ale, ya puedes dármelo. ¡Dame eso que tienes que es de más valor para ti!
La enguantada mano de cuero de Anraste se extendía hacia el guardia que se echaba hacia atrás a la vez que la pelirroja se echaba hacia delante.
— ¡VAMOS! UN TRATO ES UN TRATO.
Alzó la voz, por supuesto que la alzó. El Puño de Hierro giró levemente hacia su zurrón y sacó un osito de peluche, se veía muy maltratado por el tiempo y de hecho, le faltaba uno de sus ojos que era un botón.
Aquello molestó a Anraste pues esperaba algo como un arma, o comida, no un ¡Oso mohoso!
— ¡𝑷𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐.ᐟ 𝑨𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒅𝒂𝒎𝒆 𝒆𝒔𝒆 𝒎𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒐 𝒐𝒔𝒐.
Pronunció con un acento que claramente no era de aquel plano, sus r's marcadas, sus vocales casi cantadas, era una voz que invitaba a obedecer, era la voz de un fae, de un Eladrin.
Hacía ya meses que la pelirroja había atravesado un portal del Feywild y había terminado en tierras mortales, concretamente en algún lugar que no conocía en la región de la Costa de la Espada.
Anraste estaba sentada con las piernas en posición de flor de loto, frente a un guardia Puño de Hierro, ambos parecían excesivamente concentrados en lo que estaban haciendo, estaban tirando unos dados, y por la cara del guardia, la cosa pintaba demasiado bien para él. Al menos en sus últimas tiradas, claro.
Anraste estaba cruzada de brazos con su gran espadón detrás de ella en el suelo, lo cual era raro en ella pero teniendo en cuenta que estaba jugando a los dados no era tan raro.
El guardia tiró los dados y su cara reflejó una derrota aplastante lo que hizo que la pelirroja mujer sonriera de forma ladina.
— Ale, ya puedes dármelo. ¡Dame eso que tienes que es de más valor para ti!
La enguantada mano de cuero de Anraste se extendía hacia el guardia que se echaba hacia atrás a la vez que la pelirroja se echaba hacia delante.
— ¡VAMOS! UN TRATO ES UN TRATO.
Alzó la voz, por supuesto que la alzó. El Puño de Hierro giró levemente hacia su zurrón y sacó un osito de peluche, se veía muy maltratado por el tiempo y de hecho, le faltaba uno de sus ojos que era un botón.
Aquello molestó a Anraste pues esperaba algo como un arma, o comida, no un ¡Oso mohoso!
— ¡𝑷𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐.ᐟ 𝑨𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒅𝒂𝒎𝒆 𝒆𝒔𝒆 𝒎𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒐 𝒐𝒔𝒐.
Pronunció con un acento que claramente no era de aquel plano, sus r's marcadas, sus vocales casi cantadas, era una voz que invitaba a obedecer, era la voz de un fae, de un Eladrin.
— 𝒔𝒕𝒂𝒓𝒕𝒆𝒓 𝒑𝒂𝒓𝒂 [m4sterofshadows]
Hacía ya meses que la pelirroja había atravesado un portal del Feywild y había terminado en tierras mortales, concretamente en algún lugar que no conocía en la región de la Costa de la Espada.
Anraste estaba sentada con las piernas en posición de flor de loto, frente a un guardia Puño de Hierro, ambos parecían excesivamente concentrados en lo que estaban haciendo, estaban tirando unos dados, y por la cara del guardia, la cosa pintaba demasiado bien para él. Al menos en sus últimas tiradas, claro.
Anraste estaba cruzada de brazos con su gran espadón detrás de ella en el suelo, lo cual era raro en ella pero teniendo en cuenta que estaba jugando a los dados no era tan raro.
El guardia tiró los dados y su cara reflejó una derrota aplastante lo que hizo que la pelirroja mujer sonriera de forma ladina.
— Ale, ya puedes dármelo. ¡Dame eso que tienes que es de más valor para ti!
La enguantada mano de cuero de Anraste se extendía hacia el guardia que se echaba hacia atrás a la vez que la pelirroja se echaba hacia delante.
— ¡VAMOS! UN TRATO ES UN TRATO.
Alzó la voz, por supuesto que la alzó. El Puño de Hierro giró levemente hacia su zurrón y sacó un osito de peluche, se veía muy maltratado por el tiempo y de hecho, le faltaba uno de sus ojos que era un botón.
Aquello molestó a Anraste pues esperaba algo como un arma, o comida, no un ¡Oso mohoso!
— ¡𝑷𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐.ᐟ 𝑨𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒅𝒂𝒎𝒆 𝒆𝒔𝒆 𝒎𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒐 𝒐𝒔𝒐.
Pronunció con un acento que claramente no era de aquel plano, sus r's marcadas, sus vocales casi cantadas, era una voz que invitaba a obedecer, era la voz de un fae, de un Eladrin.
Tipo
Individual
Líneas
Cualquier línea
Estado
Disponible

