• La importancia de hacer amigos e influir en las personas
    Fandom Harry Potter
    Categoría Fantasía


    ㅤㅤㅤㅤ ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑
    ㅤㅤㅤㅤ˹ Emmeline Bletchley


    ㅤㅤㅤㅤㅤNo había pasado mucho tiempo esa noche antes de que obtuvieran una respuesta via lechuza del parte del tal Billy, se conoce que se había entusiasmado al recibir una carta de Emmeline y se había meado de la emoción al recibir noticias de su exnovia… Vale, eso era lo que Acheron queria imaginar. Pero fuere como fuere, Billy había respondido y estaba dispuesto a hablar con Emmeline de lo que ella quisiera y ayudarla en lo que pudiera.

    -Qué servicial -había mascullado Acheron entre dientes mientras se entretenía recogiendo los restos de la cena.

    Pero, por mucho que le tocara las narices la predisposición de Billy, lo cierto era que jugaba en su favor. Estaban un pasito -pequeño sí, pero algo era algo- más cerca de descubrir qué era lo que estaba pasando. Y, con un poco de suerte, encontrar a Florean. Eso era todo lo que importaba a Acheron en ese momento. No podía dejar de pensar y de sentir, que todo aquello era su culpa… necesitaba limpiar su conciencia… Porque si era capaz de encontrar a Bones con vida no seria tan mala persona, ¿verdad?
    Emmeline insistió en qué Acheron pasara la noche en el apartamento, asi que el mago decidió que el sofá seria su mejor amigo aquella noche. Había dormido en lugares tan deplorables y cuestionables que aquel sofá le pareció el lugar más confortable del mundo.

    Podría acostumbrarse demasiado rapido a ese tipo de vida, estaba claro. Sobre todo cuando se despertaba con el olor del café recién hecho y un monton de bolsas de papel de una tienda cercana llenas de ropa esperando por él.

    -¿Me… has comprado ropa? ¿Y desayuno? -preguntó mientras avanzaba por el salón hasta la isla de la cocina- Vaya, el que podría acostumbrarse a esto soy yo -dijo mientras ya husmeaba dentro de una de aquellas bolsas de papel y sacaba unos pantalones de pinza de color oscuro- Oh, vaya, me va a tocar ser el mago pimpollo -bromeó y luego le dedicó un guiño divertido- Era una broma, gracias Emmeline… Te prometo que haré el papel de novio perfecto. Puedo ser tremendamente educado cuando quiero.

    Más le valía. No por nada había recibido una educación familiar de lo más esmerada…

    >> -¡Caramba! -exclamó Acheron desde el interior del dormitorio de Emmeline mientras la joven aguardaba en el salón, expectante. Dejó ir un silbido mientras se miraba en el espejo. Hacia mucho tiempo que había decidido prescindir de aquella clase de ropa, pero había que admitir que le sentaba como un guante. Y Emmeline tenía muy buen ojo con la ropa, al menos para elegir aquel traje de chaqueta y pantalón de color gris oscuro de rayas diplomáticas, con chaleco a juego y una corbata satinada de color negro- Voy a pedirte que me elijas la ropa cada día de mi vida. Si te hubiera tenido como estilista mi vida hubiera sido mucho menos penosa, estoy seguro… -rio el mago mientras salía del cuarto de Emmeline.

    Tenía la vista baja mientras guardaba la varita en el bolsillo interno de la chaqueta destinado para esta.

    -¿Y bien? ¿Qué te parece? Bueno, ya sé que lo has elegido tú, pero… Creo que me queda estupendamente -dijo alzando la mirada y guardando su mano diestra en el bolsillo del pantalón.


    >> En vista de que Acheron no era funcionario del Ministerio de Magia, Emmeline y él tuvieron que usar la puerta para las visitas que, honestamente Acheron prefirió mucho más que la entrada oficial. Cuando Emmeline le contó en qué consistía esa otra entrada, el mago se sintió agradecido de no tener que meterse en un retrete… Además, esa cabina de teléfono era mucho más comoda que el baño público del metro de Londres. Por lo que no iba a poner pegas a pesar del poco espacio que podían compartir Emmeline y él ahí dentro. Se colocó en la solaba la insignia de visitante que Emmeline le proporcionó y aguardó pacientemente hasta que aquel ascensor mágico llegó hasta el Atrio del Ministerio de Magia donde Acheron puso en marcha su plan “novio perfecto”.

    Acomodándose la chaqueta y abotonándola, bajó de la cabina observando el amplio pasillo ante él, sin dejarse sorprender por las personas que iban y venían haciendo sus vidas de un lado a otro. Le dedicó una rápida mirada a la estatua dorada del centro del Atrio y luego se giró hacia Emmeline tendiéndole una mano para ayudarla a descender.

    -Siempre es un placer viajar en cabina contigo -bromeó el mago con una sonrisita curvada en sus labios antes de emprender la marcha con Emmeline- Te sigo -dijo con más seguridad de la que en realidad sentía, porque la verdad era que estar en aquel lugar acojonaba a cualquiera.


    ㅤ#
    #Personajes3D #3D #Comunidad3D #NuevoStarter #HarryPotter
    ㅤ ㅤ ㅤㅤㅤㅤ ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 ㅤㅤㅤㅤ˹ [3mmlineB] ㅤㅤㅤㅤㅤNo había pasado mucho tiempo esa noche antes de que obtuvieran una respuesta via lechuza del parte del tal Billy, se conoce que se había entusiasmado al recibir una carta de Emmeline y se había meado de la emoción al recibir noticias de su exnovia… Vale, eso era lo que Acheron queria imaginar. Pero fuere como fuere, Billy había respondido y estaba dispuesto a hablar con Emmeline de lo que ella quisiera y ayudarla en lo que pudiera. -Qué servicial -había mascullado Acheron entre dientes mientras se entretenía recogiendo los restos de la cena. Pero, por mucho que le tocara las narices la predisposición de Billy, lo cierto era que jugaba en su favor. Estaban un pasito -pequeño sí, pero algo era algo- más cerca de descubrir qué era lo que estaba pasando. Y, con un poco de suerte, encontrar a Florean. Eso era todo lo que importaba a Acheron en ese momento. No podía dejar de pensar y de sentir, que todo aquello era su culpa… necesitaba limpiar su conciencia… Porque si era capaz de encontrar a Bones con vida no seria tan mala persona, ¿verdad? Emmeline insistió en qué Acheron pasara la noche en el apartamento, asi que el mago decidió que el sofá seria su mejor amigo aquella noche. Había dormido en lugares tan deplorables y cuestionables que aquel sofá le pareció el lugar más confortable del mundo. Podría acostumbrarse demasiado rapido a ese tipo de vida, estaba claro. Sobre todo cuando se despertaba con el olor del café recién hecho y un monton de bolsas de papel de una tienda cercana llenas de ropa esperando por él. -¿Me… has comprado ropa? ¿Y desayuno? -preguntó mientras avanzaba por el salón hasta la isla de la cocina- Vaya, el que podría acostumbrarse a esto soy yo -dijo mientras ya husmeaba dentro de una de aquellas bolsas de papel y sacaba unos pantalones de pinza de color oscuro- Oh, vaya, me va a tocar ser el mago pimpollo -bromeó y luego le dedicó un guiño divertido- Era una broma, gracias Emmeline… Te prometo que haré el papel de novio perfecto. Puedo ser tremendamente educado cuando quiero. Más le valía. No por nada había recibido una educación familiar de lo más esmerada… >> -¡Caramba! -exclamó Acheron desde el interior del dormitorio de Emmeline mientras la joven aguardaba en el salón, expectante. Dejó ir un silbido mientras se miraba en el espejo. Hacia mucho tiempo que había decidido prescindir de aquella clase de ropa, pero había que admitir que le sentaba como un guante. Y Emmeline tenía muy buen ojo con la ropa, al menos para elegir aquel traje de chaqueta y pantalón de color gris oscuro de rayas diplomáticas, con chaleco a juego y una corbata satinada de color negro- Voy a pedirte que me elijas la ropa cada día de mi vida. Si te hubiera tenido como estilista mi vida hubiera sido mucho menos penosa, estoy seguro… -rio el mago mientras salía del cuarto de Emmeline. Tenía la vista baja mientras guardaba la varita en el bolsillo interno de la chaqueta destinado para esta. -¿Y bien? ¿Qué te parece? Bueno, ya sé que lo has elegido tú, pero… Creo que me queda estupendamente -dijo alzando la mirada y guardando su mano diestra en el bolsillo del pantalón. >> En vista de que Acheron no era funcionario del Ministerio de Magia, Emmeline y él tuvieron que usar la puerta para las visitas que, honestamente Acheron prefirió mucho más que la entrada oficial. Cuando Emmeline le contó en qué consistía esa otra entrada, el mago se sintió agradecido de no tener que meterse en un retrete… Además, esa cabina de teléfono era mucho más comoda que el baño público del metro de Londres. Por lo que no iba a poner pegas a pesar del poco espacio que podían compartir Emmeline y él ahí dentro. Se colocó en la solaba la insignia de visitante que Emmeline le proporcionó y aguardó pacientemente hasta que aquel ascensor mágico llegó hasta el Atrio del Ministerio de Magia donde Acheron puso en marcha su plan “novio perfecto”. Acomodándose la chaqueta y abotonándola, bajó de la cabina observando el amplio pasillo ante él, sin dejarse sorprender por las personas que iban y venían haciendo sus vidas de un lado a otro. Le dedicó una rápida mirada a la estatua dorada del centro del Atrio y luego se giró hacia Emmeline tendiéndole una mano para ayudarla a descender. -Siempre es un placer viajar en cabina contigo -bromeó el mago con una sonrisita curvada en sus labios antes de emprender la marcha con Emmeline- Te sigo -dijo con más seguridad de la que en realidad sentía, porque la verdad era que estar en aquel lugar acojonaba a cualquiera. ㅤ# #Personajes3D #3D #Comunidad3D #NuevoStarter #HarryPotter
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  • [ 𝑴𝒆 𝒅𝒆𝒎𝒐𝒔𝒕𝒓𝒂𝒔𝒕𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒆𝒓𝒂 𝒆𝒍 𝒄𝒊𝒆𝒍𝒐, 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂, 𝒅é𝒋𝒂𝒎𝒆 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒂 𝒎𝒊 𝒊𝒏𝒇𝒊𝒆𝒓𝒏𝒐 — 𝐁𝐄𝐋𝐋𝐀 𝐂𝐈𝐀𝐎. | 𝟎𝟎 ]





    Mucho antes de nacer, su vida había dejado de pertenecerle. El destino del hombre que sería estaba escrito, marcado en su piel como un animal antes incluso de respirar, antes de que pudiera abrir los ojos.

    A los veinte años, su padre terminó de forjarlo. Aquella maldita bestia sin alma y sin una gota de humanidad.

    La más mínima molestia desaparecía de su camino con una gran facilidad. No había pena, no existía culpa; la vida ajena no valía nada. Eran sacos de carne desechables, basura humana. Y él había aprendido a tratarlos así.

    Se rodeaba únicamente de perros amaestrados, piezas útiles que podía controlar a voluntad. El resto no merecía ni una mirada. Nadie osaba cuestionarlo, ni siquiera dentro de su propia familia, porque quien lo hacía estaba condenado al mismo infierno que él sabía construir con sus propias manos. Matar dejó de ser un acto aislado: se volvió rutina. Un hábito tedioso, otro labor más de su existencia.

    Ese brillo en los ojos, esa arrogancia cruel, no eran rasgos humanos. La manipulación, el engaño, la máscara de caballerosidad que lo hacía parecer inofensivo, todo estaba incrustado en su carne y en sus huesos. Sostener cabezas aún calientes, con la sangre escurriéndose entre sus dedos, se volvió casi natural. No podía ser de otra forma: había sido moldeado para ello, convertido en un arma desde el primer día. El primogénito de los Di Conti. Ese era su mundo, su condena.

    Nunca soñó con felicidad, ni con ternura, ni con misericordia. Esos conceptos no existían en su diccionario. Solo había un hueco, un vacío incapaz de llenarse como un muñeco sin alma, un instrumento de obediencia.

    Incluso al renunciar al apellido, incluso al huir y forjarse un nuevo nombre, la redención nunca llegó. Solo encontró nuevas máscaras, nuevas culpas, nuevas sombras que lo siguieron siempre. Y en esa huida arrastró a todos los que se acercaron demasiado: Rubí, Kiev… nadie escapó limpio de su mancha, mucho menos ahora Vanya.

    Pero algo cambió. Algo que jamás esperaba.
    La muerte llegó para reclamarlo y, aun así, no lo aceptó. Fue condenado de otra manera ¿Qué tan maldito debía estar para que incluso la muerte lo negara?

    Entonces lo sintió. Por primera vez. La conciencia. Ese peso en el pecho que ardía y quemaba como un fuego lento. Lo odiaba. Sentir era debilidad. Pero en las noches la pregunta volvía, implacable, como un cuchillo girando en lo hondo. Durante el último año había probado emociones que lo desgarraban y lo embriagaban a la vez volviéndose casi adicto a sentirlo de varias formas. Había sentido, aunque fuese por segundos, algo parecido a la vida. Algo parecido a ser humano.

    ¿Podía ser feliz? ¿Podía robarle a su condena un instante de paz, aunque efímero?

    No era un santo ni lo sería jamás, lo sabía. Pero esos ojos… esos malditos ojos no veían al monstruo. Lo miraban con ternura, con esperanza, como si aún hubiese algo digno de salvarse. Y eso dolía. Dolía más que cualquier bala, más que cualquier herida. Porque en el fondo temía que lo que más odiaba fuese, justamente, la posibilidad de que todavía quedara un hombre debajo de toda esa sangre.



    [ ... ]


    𝐔𝐧𝐚 𝐦𝐚𝐭𝐭𝐢𝐧𝐚 𝐦𝐢 𝐬𝐨𝐧' 𝐬𝐯𝐞𝐠𝐥𝐢𝐚𝐭𝐨…

    Fue una de esas mañanas en que el sol se empeñó en iluminar incluso lo que uno preferiría mantener en la sombra. La claridad entró sin permiso, molestándole los párpados hasta obligarlo a cubrirse el rostro con la mano. Sus ojos dorados se abrieron con desgano; Ryan solía levantarse sin problemas, pero esa vez no había dormido bien por los últimos informes que había recibido sobre la situación del ruso y la próxima reunión que esperaba que calmará todo. De igual manera, la cita que tenía lo valía todo.

    𝐎𝐡 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐜𝐢𝐚𝐨…

    Guardaba en secreto lo más frágil y lo más peligroso que tenía: ella. Una leona que había logrado colarse en su cabeza, rompiendo poco a poco la dureza que siempre lo había acompañado. No supo en qué momento pasó, solo sabía que entre salidas, miradas cómplices, sonrisas robadas y esa forma en que lo miraba, terminó desarmado frente a ella.

    𝐔𝐧𝐚 𝐦𝐚𝐭𝐭𝐢𝐧𝐚 𝐦𝐢 𝐬𝐨𝐧' 𝐬𝐯𝐞𝐠𝐥𝐢𝐚𝐭𝐨… 𝐞 𝐡𝐨 𝐭𝐫𝐨𝐯𝐚𝐭𝐨 𝐥’𝐢𝐧𝐯𝐚𝐬𝐨𝐫.

    En su teléfono aún guardaba una foto, la prueba de que no lo había soñado. Una imagen capaz de arrancarle una sonrisa incluso en medio de la sangre y los informes de la guerra contra el ruso. Cada domingo, cada instante, cada recuerdo: ahí estaba ella.

    Ese día, al terminar de abotonarse la camisa, sus hombros tensos parecieron ceder un poco. El punto de encuentro era una plaza tranquila, casi inocente. No faltaron las bromas, las miradas que quemaban bajo la piel, ni ese beso robado que un niño interrumpió al pasar cerca.

    𝐎 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐠𝐢𝐚𝐧𝐨, 𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐦𝐢 𝐯𝐢𝐚… 𝐨𝐡 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨…

    El viaje en auto los llevó a un sitio apartado, demasiado silencioso. La calma parecía tan perfecta que resultaba sospechosa. Ella sonreía, pero en sus ojos había un nerviosismo imposible de ocultar. Bastó el crujido de una rama para romper la paz, y el silencio se volvió pesado, casi insoportable, con esa presencia invisible de enemigos que siempre parecían acecharlo.

    𝐎 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐠𝐢𝐚𝐧𝐨, 𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐦𝐢 𝐯𝐢𝐚… ché 𝐦𝐢 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐢 𝐦𝐨𝐫𝐢𝐫.

    La distancia se hizo enorme en un segundo. Un instante la tenía en sus brazos y al siguiente estaba más cerca del enemigo que de él. Buscó su mirada, queriendo encontrar miedo o desconcierto en ella, pero en su lugar apareció la puntería de varias armas. Los hombres armados lo obligaron a retroceder, a mantenerse lejos. Lo que más lo golpeó no fue el arma, sino verla sin sorpresa en el rostro, como si lo hubiera sabido desde antes. Entonces escuchó la voz de su primo, dulce y venenosa, confirmando lo que ya intuía: una traición. Y las palabras de ella terminaron por firmar su condena.

    Intentó reaccionar, pero fue tarde.

    La primera bala le atravesó el pecho con un estallido seco, directo al ventrículo izquierdo. El golpe lo hizo arquearse hacia atrás, el aire se le escapó de golpe en un jadeo áspero y metálico. Sintió el corazón estallar dentro de su caja torácica, cada latido convertido en un espasmo inútil que expulsaba sangre a borbotones. La camisa blanca se manchó de inmediato, tiñéndose en rojo oscuro mientras sus dedos temblorosos intentaban cubrir la herida, inútilmente. El dolor no era solo físico; era como si lo hubieran arrancado de raíz, como si su propia vida se desangrara en cuestión de segundos.

    Apenas logró inhalar, el segundo disparo llegó. La bala le atravesó el cráneo con un estruendo sordo, despojándolo del mundo en un destello blanco. Por un instante lo invadió un zumbido absoluto, como si el universo entero se partiera en dos, y después vino la nada: helada e impecable.

    Y la última figura que alcanzó a ver, justo antes de que todo se apagara, fue la de ella.


    ❝ - 𝑨𝒚𝒍𝒂 ❞


    El cuerpo del italiano se desplomó con un golpe sordo contra la hierba húmeda. El silencio que siguió fue más cruel que el propio disparo, como si el mundo entero contuviera el aliento para contemplar su caída.

    La sangre brotó al principio en un hilo fino, tímido… pero pronto se desbordó, oscura y espesa, extendiéndose sobre el césped como un manto carmesí. El contraste con el verde fresco resultaba casi obsceno, un cuadro grotesco pintado por la muerte misma.


    ❝ - ¿𝑷𝒖𝒆𝒅𝒆𝒔 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒆𝒓𝒎𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒕𝒓𝒂𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏𝒂𝒓𝒎𝒆? ❞


    La camisa blanca, elegida aquella mañana, se tiñó lentamente, manchándose de rojo como si la tela hubiera esperado ese destino desde siempre. Cada pliegue, cada costura, absorbía la sangre hasta volverse una segunda piel marcada por la violencia.

    El aire olía a hierro. Y mientras los segundos se alargaban, la quietud del cadáver se volvía más aterradora que el estruendo de la bala que lo había derribado.


    ❝ - 𝑷𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒊 𝒍𝒐 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒔... ❞


    Los ojos quedaron abiertos, vacíos, mirando hacia ninguna parte. El brillo que alguna vez desafiaba al mundo entero se había apagado para siempre. El pecho, inmóvil, sin señal de vida. Una respiración que nunca volvió.


    ❝ - 𝑴𝒆 𝒅𝒐𝒍𝒆𝒓í𝒂...❞


    La canasta del picnic rodó hasta volcarse, derramando pan, frutas y vino sobre la tierra como una ofrenda rota a los dioses crueles del destino. El líquido carmesí se mezcló con la sangre en el suelo, confundiendo vida y muerte en una misma mancha.

    A un costado, los lentes de sol yacían olvidados, inútiles, como si aún pretendieran protegerlo de un sol que ya no podía ver.

    —Está muerto —anunció uno de los hombres, la voz áspera, definitiva. Había rodeado a ambos junto con los demás, y al tocar el cuello de Ryan no encontró pulso alguno..


    ❝ - 𝑴𝒆 𝒅𝒐𝒍𝒆𝒓í𝒂 𝒕𝒆𝒏𝒆𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒂𝒕𝒂𝒓𝒕𝒆.❞


    Pero entonces, una mano emergió de la hierba ensangrentada y detuvo el movimiento de aquel hombre antes de que pensaran en irse, un agarre firme, con un peso que desafiaba el mismo silencio que habia reinado el lugar.


    — ¿A dónde vas, hijo de puta? — gruñó una voz familiar, rota por el dolor pero mezclada con rabia. Ryan miro a este hombre antes de jalarlo hacia el, escasos centímetros antes de tomar su cuello y romperlo.
    [ 𝑴𝒆 𝒅𝒆𝒎𝒐𝒔𝒕𝒓𝒂𝒔𝒕𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒆𝒓𝒂 𝒆𝒍 𝒄𝒊𝒆𝒍𝒐, 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂, 𝒅é𝒋𝒂𝒎𝒆 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒂 𝒎𝒊 𝒊𝒏𝒇𝒊𝒆𝒓𝒏𝒐 — 𝐁𝐄𝐋𝐋𝐀 𝐂𝐈𝐀𝐎. | 𝟎𝟎 ] Mucho antes de nacer, su vida había dejado de pertenecerle. El destino del hombre que sería estaba escrito, marcado en su piel como un animal antes incluso de respirar, antes de que pudiera abrir los ojos. A los veinte años, su padre terminó de forjarlo. Aquella maldita bestia sin alma y sin una gota de humanidad. La más mínima molestia desaparecía de su camino con una gran facilidad. No había pena, no existía culpa; la vida ajena no valía nada. Eran sacos de carne desechables, basura humana. Y él había aprendido a tratarlos así. Se rodeaba únicamente de perros amaestrados, piezas útiles que podía controlar a voluntad. El resto no merecía ni una mirada. Nadie osaba cuestionarlo, ni siquiera dentro de su propia familia, porque quien lo hacía estaba condenado al mismo infierno que él sabía construir con sus propias manos. Matar dejó de ser un acto aislado: se volvió rutina. Un hábito tedioso, otro labor más de su existencia. Ese brillo en los ojos, esa arrogancia cruel, no eran rasgos humanos. La manipulación, el engaño, la máscara de caballerosidad que lo hacía parecer inofensivo, todo estaba incrustado en su carne y en sus huesos. Sostener cabezas aún calientes, con la sangre escurriéndose entre sus dedos, se volvió casi natural. No podía ser de otra forma: había sido moldeado para ello, convertido en un arma desde el primer día. El primogénito de los Di Conti. Ese era su mundo, su condena. Nunca soñó con felicidad, ni con ternura, ni con misericordia. Esos conceptos no existían en su diccionario. Solo había un hueco, un vacío incapaz de llenarse como un muñeco sin alma, un instrumento de obediencia. Incluso al renunciar al apellido, incluso al huir y forjarse un nuevo nombre, la redención nunca llegó. Solo encontró nuevas máscaras, nuevas culpas, nuevas sombras que lo siguieron siempre. Y en esa huida arrastró a todos los que se acercaron demasiado: Rubí, Kiev… nadie escapó limpio de su mancha, mucho menos ahora Vanya. Pero algo cambió. Algo que jamás esperaba. La muerte llegó para reclamarlo y, aun así, no lo aceptó. Fue condenado de otra manera ¿Qué tan maldito debía estar para que incluso la muerte lo negara? Entonces lo sintió. Por primera vez. La conciencia. Ese peso en el pecho que ardía y quemaba como un fuego lento. Lo odiaba. Sentir era debilidad. Pero en las noches la pregunta volvía, implacable, como un cuchillo girando en lo hondo. Durante el último año había probado emociones que lo desgarraban y lo embriagaban a la vez volviéndose casi adicto a sentirlo de varias formas. Había sentido, aunque fuese por segundos, algo parecido a la vida. Algo parecido a ser humano. ¿Podía ser feliz? ¿Podía robarle a su condena un instante de paz, aunque efímero? No era un santo ni lo sería jamás, lo sabía. Pero esos ojos… esos malditos ojos no veían al monstruo. Lo miraban con ternura, con esperanza, como si aún hubiese algo digno de salvarse. Y eso dolía. Dolía más que cualquier bala, más que cualquier herida. Porque en el fondo temía que lo que más odiaba fuese, justamente, la posibilidad de que todavía quedara un hombre debajo de toda esa sangre. [ ... ] 𝐔𝐧𝐚 𝐦𝐚𝐭𝐭𝐢𝐧𝐚 𝐦𝐢 𝐬𝐨𝐧' 𝐬𝐯𝐞𝐠𝐥𝐢𝐚𝐭𝐨… Fue una de esas mañanas en que el sol se empeñó en iluminar incluso lo que uno preferiría mantener en la sombra. La claridad entró sin permiso, molestándole los párpados hasta obligarlo a cubrirse el rostro con la mano. Sus ojos dorados se abrieron con desgano; Ryan solía levantarse sin problemas, pero esa vez no había dormido bien por los últimos informes que había recibido sobre la situación del ruso y la próxima reunión que esperaba que calmará todo. De igual manera, la cita que tenía lo valía todo. 𝐎𝐡 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐜𝐢𝐚𝐨… Guardaba en secreto lo más frágil y lo más peligroso que tenía: ella. Una leona que había logrado colarse en su cabeza, rompiendo poco a poco la dureza que siempre lo había acompañado. No supo en qué momento pasó, solo sabía que entre salidas, miradas cómplices, sonrisas robadas y esa forma en que lo miraba, terminó desarmado frente a ella. 𝐔𝐧𝐚 𝐦𝐚𝐭𝐭𝐢𝐧𝐚 𝐦𝐢 𝐬𝐨𝐧' 𝐬𝐯𝐞𝐠𝐥𝐢𝐚𝐭𝐨… 𝐞 𝐡𝐨 𝐭𝐫𝐨𝐯𝐚𝐭𝐨 𝐥’𝐢𝐧𝐯𝐚𝐬𝐨𝐫. En su teléfono aún guardaba una foto, la prueba de que no lo había soñado. Una imagen capaz de arrancarle una sonrisa incluso en medio de la sangre y los informes de la guerra contra el ruso. Cada domingo, cada instante, cada recuerdo: ahí estaba ella. Ese día, al terminar de abotonarse la camisa, sus hombros tensos parecieron ceder un poco. El punto de encuentro era una plaza tranquila, casi inocente. No faltaron las bromas, las miradas que quemaban bajo la piel, ni ese beso robado que un niño interrumpió al pasar cerca. 𝐎 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐠𝐢𝐚𝐧𝐨, 𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐦𝐢 𝐯𝐢𝐚… 𝐨𝐡 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨… El viaje en auto los llevó a un sitio apartado, demasiado silencioso. La calma parecía tan perfecta que resultaba sospechosa. Ella sonreía, pero en sus ojos había un nerviosismo imposible de ocultar. Bastó el crujido de una rama para romper la paz, y el silencio se volvió pesado, casi insoportable, con esa presencia invisible de enemigos que siempre parecían acecharlo. 𝐎 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐠𝐢𝐚𝐧𝐨, 𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐦𝐢 𝐯𝐢𝐚… ché 𝐦𝐢 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐢 𝐦𝐨𝐫𝐢𝐫. La distancia se hizo enorme en un segundo. Un instante la tenía en sus brazos y al siguiente estaba más cerca del enemigo que de él. Buscó su mirada, queriendo encontrar miedo o desconcierto en ella, pero en su lugar apareció la puntería de varias armas. Los hombres armados lo obligaron a retroceder, a mantenerse lejos. Lo que más lo golpeó no fue el arma, sino verla sin sorpresa en el rostro, como si lo hubiera sabido desde antes. Entonces escuchó la voz de su primo, dulce y venenosa, confirmando lo que ya intuía: una traición. Y las palabras de ella terminaron por firmar su condena. Intentó reaccionar, pero fue tarde. La primera bala le atravesó el pecho con un estallido seco, directo al ventrículo izquierdo. El golpe lo hizo arquearse hacia atrás, el aire se le escapó de golpe en un jadeo áspero y metálico. Sintió el corazón estallar dentro de su caja torácica, cada latido convertido en un espasmo inútil que expulsaba sangre a borbotones. La camisa blanca se manchó de inmediato, tiñéndose en rojo oscuro mientras sus dedos temblorosos intentaban cubrir la herida, inútilmente. El dolor no era solo físico; era como si lo hubieran arrancado de raíz, como si su propia vida se desangrara en cuestión de segundos. Apenas logró inhalar, el segundo disparo llegó. La bala le atravesó el cráneo con un estruendo sordo, despojándolo del mundo en un destello blanco. Por un instante lo invadió un zumbido absoluto, como si el universo entero se partiera en dos, y después vino la nada: helada e impecable. Y la última figura que alcanzó a ver, justo antes de que todo se apagara, fue la de ella. ❝ - 𝑨𝒚𝒍𝒂 ❞ El cuerpo del italiano se desplomó con un golpe sordo contra la hierba húmeda. El silencio que siguió fue más cruel que el propio disparo, como si el mundo entero contuviera el aliento para contemplar su caída. La sangre brotó al principio en un hilo fino, tímido… pero pronto se desbordó, oscura y espesa, extendiéndose sobre el césped como un manto carmesí. El contraste con el verde fresco resultaba casi obsceno, un cuadro grotesco pintado por la muerte misma. ❝ - ¿𝑷𝒖𝒆𝒅𝒆𝒔 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒆𝒓𝒎𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒕𝒓𝒂𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏𝒂𝒓𝒎𝒆? ❞ La camisa blanca, elegida aquella mañana, se tiñó lentamente, manchándose de rojo como si la tela hubiera esperado ese destino desde siempre. Cada pliegue, cada costura, absorbía la sangre hasta volverse una segunda piel marcada por la violencia. El aire olía a hierro. Y mientras los segundos se alargaban, la quietud del cadáver se volvía más aterradora que el estruendo de la bala que lo había derribado. ❝ - 𝑷𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒊 𝒍𝒐 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒔... ❞ Los ojos quedaron abiertos, vacíos, mirando hacia ninguna parte. El brillo que alguna vez desafiaba al mundo entero se había apagado para siempre. El pecho, inmóvil, sin señal de vida. Una respiración que nunca volvió. ❝ - 𝑴𝒆 𝒅𝒐𝒍𝒆𝒓í𝒂...❞ La canasta del picnic rodó hasta volcarse, derramando pan, frutas y vino sobre la tierra como una ofrenda rota a los dioses crueles del destino. El líquido carmesí se mezcló con la sangre en el suelo, confundiendo vida y muerte en una misma mancha. A un costado, los lentes de sol yacían olvidados, inútiles, como si aún pretendieran protegerlo de un sol que ya no podía ver. —Está muerto —anunció uno de los hombres, la voz áspera, definitiva. Había rodeado a ambos junto con los demás, y al tocar el cuello de Ryan no encontró pulso alguno.. ❝ - 𝑴𝒆 𝒅𝒐𝒍𝒆𝒓í𝒂 𝒕𝒆𝒏𝒆𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒂𝒕𝒂𝒓𝒕𝒆.❞ Pero entonces, una mano emergió de la hierba ensangrentada y detuvo el movimiento de aquel hombre antes de que pensaran en irse, un agarre firme, con un peso que desafiaba el mismo silencio que habia reinado el lugar. — ¿A dónde vas, hijo de puta? — gruñó una voz familiar, rota por el dolor pero mezclada con rabia. Ryan miro a este hombre antes de jalarlo hacia el, escasos centímetros antes de tomar su cuello y romperlo.
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  • Yo, .. el que no tiene derecho alguno, ese mismo, yo, el que te ama, te anhela y en la oscuridad te cuida, tu sombra, tu tirano, tu andar .

    Hoy te pido déjame soñar, porque hoy quiero soñar, necesito dormir y abrazarte en lugar de extrañarte, hoy por ser hoy y nada más, quiero soñar, quiero colgar la máscara del Tirano, déjame que mi alma se derrama y eso no sucede siempre, llueve en mi por los besos que te jure y no te di, y entonces yo colgando el orgullo diré que quiero soñar con usted

    Soñaré.. no como el Rey, tampoco el arrepentido y mucho menos el esclavo, soñaré como un Pirata, si.. con una camisa blanca medio abotonada, un pañuelo con tu bandera en mi cabeza y un viejo sombrero de cuero, un pantalón de tela gastado y botas con suela forjada en acero, es mi navío volador, conquistador de la nubes y Encantador de la Luna, las radiantes estrellas son islas en la inmensa oscuridad del universo, nuestro mar, nuestra historia en las estrellas, la que no podemos negar y de la cual tampoco hablar, ave mía yo soñé como el pirata, el gigante navío Encantador, se mantiene oculto usando la noche como cómplice, ha descendido una escalera en el patio de tu casa, he venido yo y he tocado un par de veces el cristal de tu ventana, me viste y sin pensarlo saltaste sobre mi, es así, yo te abrace con toda mi alma, la escalera colgante fue subiendo al tiempo que nos dábamos besos, llegamos al barco en medio de besos y reclamos, nos abrazamos, y el sueño nos llevó a un lugar que solo existe para nadie mas, nuestro hogar .

    Dulce ironía
    Verso Aldebaran .
    Yo, .. el que no tiene derecho alguno, ese mismo, yo, el que te ama, te anhela y en la oscuridad te cuida, tu sombra, tu tirano, tu andar . Hoy te pido déjame soñar, porque hoy quiero soñar, necesito dormir y abrazarte en lugar de extrañarte, hoy por ser hoy y nada más, quiero soñar, quiero colgar la máscara del Tirano, déjame que mi alma se derrama y eso no sucede siempre, llueve en mi por los besos que te jure y no te di, y entonces yo colgando el orgullo diré que quiero soñar con usted Soñaré.. no como el Rey, tampoco el arrepentido y mucho menos el esclavo, soñaré como un Pirata, si.. con una camisa blanca medio abotonada, un pañuelo con tu bandera en mi cabeza y un viejo sombrero de cuero, un pantalón de tela gastado y botas con suela forjada en acero, es mi navío volador, conquistador de la nubes y Encantador de la Luna, las radiantes estrellas son islas en la inmensa oscuridad del universo, nuestro mar, nuestra historia en las estrellas, la que no podemos negar y de la cual tampoco hablar, ave mía yo soñé como el pirata, el gigante navío Encantador, se mantiene oculto usando la noche como cómplice, ha descendido una escalera en el patio de tu casa, he venido yo y he tocado un par de veces el cristal de tu ventana, me viste y sin pensarlo saltaste sobre mi, es así, yo te abrace con toda mi alma, la escalera colgante fue subiendo al tiempo que nos dábamos besos, llegamos al barco en medio de besos y reclamos, nos abrazamos, y el sueño nos llevó a un lugar que solo existe para nadie mas, nuestro hogar . Dulce ironía Verso Aldebaran .
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  • - Llegó a casa para descansar luego de terminar las labores, se sacó las botas y y desabrochó los botones superiores-

    Bien Salem, quieres apostar tu casa en Suiza?

    Salem: si me das la casa en Irlanda, te daré la de Suiza.

    Si me ganas está vez te compro croquetas premium..

    #SeductiveSunday
    - Llegó a casa para descansar luego de terminar las labores, se sacó las botas y y desabrochó los botones superiores- Bien Salem, quieres apostar tu casa en Suiza? Salem: si me das la casa en Irlanda, te daré la de Suiza. Si me ganas está vez te compro croquetas premium.. #SeductiveSunday
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    //Friendly reminder está no es una cuenta +18, pero recicle una que lo tenía así que no puedo quitarle el botoncito
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  • El mar rugía con un ritmo tranquilo cuando el pequeño vagabundo, acurrucado dentro de un tonel lleno de cebollas, sintió que el barco se detenía. Apenas escuchó el rechinar de las cuerdas, se incorporó como un resorte y trepó por la escotilla. Sus ojos grandes y llenos de asombro brillaron al ver **una isla desconocida**, envuelta por una niebla suave y árboles que parecían cantar con el viento.

    —¡Tierraaa! —dijo con emoción, lanzándose del barco con un salto ágil. Rodó al caer en la arena y corrió directo hacia lo desconocido con su mochila parchada y la brújula rota tintineando en su cuello.

    Pronto encontró una **aldea sencilla pero alegre**, de casas de madera y faroles colgantes. La gente, con sonrisas honestas, lo recibió con calidez. Le dieron fruta, pan suave, e incluso un par de botones brillantes como regalo.

    —¡Son tan buenas personas! —decía el Pequeño Vagabundo mientras giraba sobre sí mismo, sosteniendo una manzana como si fuera un trofeo.

    Pero la alegría se rompió de pronto.

    Un sonido rasposo y antinatural emergió del bosque cercano, como si alguien chirriara metal oxidado con insectos. Desde entre los árboles aparecieron criaturas horribles: **monstruos híbridos**, retorcidos, con cuerpos grotescos. Uno de ellos tenía **orejas largas como un conejo, patas traseras de grillo, torso humanoide y una sonrisa malvada**.

    —¡NOOOO! —gritaron algunos aldeanos, mientras corrían. Otros fueron atrapados, arrastrados por los monstruos. Algunos, sin suerte, eran devorados frente a sus ojos.

    El pequeño vagabundo tembló…



    pero no de miedo.

    —Eso no se hace… eso... ¡ESTÁ MAL!

    Sus ojos se llenaron de una determinación feroz. La brisa agitó su cabello y sus pecas parecieron encenderse como estrellas diminutas. Apretó sus puños.

    Con un grito potente, cargado de emoción y furia, corrió directo hacia el monstruo conejo-grillo que se relamía los dientes, acercándose a un anciano caído. El pequeño saltó con una pierna por delante.

    —★ ¡YA BASTA, TONTOS MONSTRUOS! —gritó con toda su alma.

    **¡CRACK!**
    La patada golpeó al monstruo justo en el rostro, enviándolo hacia atrás como un saco de huesos retorcidos, haciéndolo estrellarse contra un carrito de frutas.

    El polvo se levantó. Los aldeanos lo miraban sin comprender del todo la. "Valentía del pequeño".
    El mar rugía con un ritmo tranquilo cuando el pequeño vagabundo, acurrucado dentro de un tonel lleno de cebollas, sintió que el barco se detenía. Apenas escuchó el rechinar de las cuerdas, se incorporó como un resorte y trepó por la escotilla. Sus ojos grandes y llenos de asombro brillaron al ver **una isla desconocida**, envuelta por una niebla suave y árboles que parecían cantar con el viento. —¡Tierraaa! —dijo con emoción, lanzándose del barco con un salto ágil. Rodó al caer en la arena y corrió directo hacia lo desconocido con su mochila parchada y la brújula rota tintineando en su cuello. Pronto encontró una **aldea sencilla pero alegre**, de casas de madera y faroles colgantes. La gente, con sonrisas honestas, lo recibió con calidez. Le dieron fruta, pan suave, e incluso un par de botones brillantes como regalo. —¡Son tan buenas personas! —decía el Pequeño Vagabundo mientras giraba sobre sí mismo, sosteniendo una manzana como si fuera un trofeo. Pero la alegría se rompió de pronto. Un sonido rasposo y antinatural emergió del bosque cercano, como si alguien chirriara metal oxidado con insectos. Desde entre los árboles aparecieron criaturas horribles: **monstruos híbridos**, retorcidos, con cuerpos grotescos. Uno de ellos tenía **orejas largas como un conejo, patas traseras de grillo, torso humanoide y una sonrisa malvada**. —¡NOOOO! —gritaron algunos aldeanos, mientras corrían. Otros fueron atrapados, arrastrados por los monstruos. Algunos, sin suerte, eran devorados frente a sus ojos. El pequeño vagabundo tembló… pero no de miedo. —Eso no se hace… eso... ¡ESTÁ MAL! Sus ojos se llenaron de una determinación feroz. La brisa agitó su cabello y sus pecas parecieron encenderse como estrellas diminutas. Apretó sus puños. Con un grito potente, cargado de emoción y furia, corrió directo hacia el monstruo conejo-grillo que se relamía los dientes, acercándose a un anciano caído. El pequeño saltó con una pierna por delante. —★ ¡YA BASTA, TONTOS MONSTRUOS! —gritó con toda su alma. **¡CRACK!** La patada golpeó al monstruo justo en el rostro, enviándolo hacia atrás como un saco de huesos retorcidos, haciéndolo estrellarse contra un carrito de frutas. El polvo se levantó. Los aldeanos lo miraban sin comprender del todo la. "Valentía del pequeño".
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  • "Perdóneme padre, porque he pecado
    Fandom Supernatural || The Vampire Diaries
    Categoría Drama
    ㅤㅤㅤ¿𝐻𝑎𝑠 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑑𝑜, ℎ𝑖𝑗𝑎? —𝑝𝑟𝑒𝑔𝑢𝑛𝑡𝑜́ 𝑒́𝑙.
    ㅤㅤㅤ¿𝑈𝑛𝑎 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎 𝑝𝑖𝑎𝑑𝑜𝑠𝑎 𝑐𝑢𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎? — 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑜𝑛𝑑𝑖𝑜́ 𝑒𝑙𝑙𝑎.

    ㅤㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 𝐕𝐈𝐈
    ㅤㅤㅤㅤㅤ˹ Dean Winchester


    ㅤㅤㅤY podía parecer que después de aquella aventura, que después de su visita por la caja terapéutica todo iba bien, por fin… ¿verdad? Bueno, en realidad sí. Todo iba bien. Hope y Dean pasaron aquella primera noche juntos. La verdad era que la tríbrida no tenia demasiado interés en separarse del cazador. No después de haber perdido tanto tiempo a su lado. Esa noche solo quiso… disfrutar de su recién recuperada relacion. Dejar que las sensaciones que Dean le hacia sentir la embargaran. Y perdió la noción del tiempo entre aquellas sábanas. Seguros de que nadie podría interrumpirlos se dedicaron a ellos mismos en el interior de aquella habitación. Se dedicaron a volver a conocerse, a demostrarse que se querían.

    Asi que no era de extrañar que ambos ignorasen las mil alarmas de sus teléfonos móviles. Tanto ellos como sus cuerpos habían sido sometidos a demasiado estrés durante las ultimas horas. Y sobre todo, Dean, al ver su libre albedrio comprometido bajo el control de aquel orbe marca Mikaelson.

    Hope despertó antes que Dean, quien dormía plácidamente, boca abajo y con un brazo bajo la almohada. Y no pudo evitar quedarse mirándolo durante… no supo durante cuanto tiempo. En ese momento pensaba demasiadas cosas. En lo cabezota y testarudo que era cuando queria, en lo cerca que había estado todo de irse a la mierda, en lo mal que se sentiría a esas alturas si hubiera vuelto a Nueva Orleans… Pensaba en que lo queria. Contra todo pronostico y por raro que sonase se había enamorado de él hasta niveles que siquiera ella era capaz de comprender. Y, estaba segura, lo queria más de lo que había querido a Landon. No había una forma de medirlo, claro…

    A sus pensamientos llegó el recuerdo de lo ocurrido en Morrill.

    “Tú… tú me ayudas, Hope. Tu presencia, tu cercanía calma el instinto asesino que pulsa por salir… “

    Sabia que esas palabras habían sido pronunciadas dentro del estresante contexto de aquella frustrante aventura, claro. Pero tambien sabia que ese sentimiento nacía de alguna parte. Era real. Si ella era capaz de calmar el instinto asesino provocado por un cacharro mágico infernal, es que era capaz de actuar como elemento relajante en la vida de Dean. Por parte de Hope, sabia que con él se sentía a salvo. Sabia que si él estaba cerca no había nada que temer. Aunque había tenido miedo cuando aquella bruja hacia intentado robarle su cuerpo, la verdad era que nunca había dejado de confiar en Dean Winchester. Ni siquiera cuando casi murieron congelados. Siempre tuvo fe en él. Puede que Dean fuera la única persona en el planeta tierra que no podría decepcionarla.

    Asegurándose de que, tras levantarse de la cama, Dean seguía durmiendo, la tríbrida buscó su ropa interior y una de las camisas del Winchester. Y mientras se la abotonaba susurró “Finite” para deshacer el hechizo de encierro sobre aquella habitación. Salió con cuidado de no hacer ruido y caminó descalza hasta la cocina donde se encontró con Hati y Sam quienes parecían haber terminado con una sesión de entrenamiento.

    -¡Vaya! ¡Hola! -saludó un sorprendido Sam tras parar la batidora donde estaba preparándole un batido de fresas y plátano a Hati, a juzgar por la expresión impaciente en el rostro de la morena- ¿Ha ido… todo bien?

    Hope fue incapaz de ocultar su sonrisa algo tímida.

    -Demasiado bien… -confirmó mientras se apartaba cabello del rostro- Parece que ha entrado en razón… -asintió ella- Asi que no va a dejarme y… yo no voy a irme a ninguna parte…
    Sam y Hati la miraron de arriba abajo.

    -Asi que… ¿habéis vuelto? -preguntó Hati.

    Hope asintió.

    -El mundo vuelve a ser un lugar mejor…- rio ella.

    Sam alzó las cejas, sorprendido.

    -Esa caja ha sido lo primero que ha conseguido hacer cambiar de opinión a Dean en treinta y siete años… Deberíamos darle una medalla al tal Vardilio… -bromeó Sam.

    -Vardemus. Profesor Vardemus…- rio Hope- Voy a hacer algo de desayunar… Me muero de hambre… Y me imagino que Dean también…

    >> Media hora después y con una bandeja con dos cafés, huevos y bacon, Hope entraba en la habitación del cazador y dejaba la bandeja en la mesilla antes de subirse a la cama para acercarse a Dean. Seguía totalmente dormido, asi que Hope se subió a la cama y depositó una hilera de besos en el hombro de Dean, descendiendo luego por su espalda. Y aunque estaba claro que el calor del bunker había arrancado un ligero sudor en la piel masculina durante la noche, a la Mikaelson no le importó.

    -Buenos dias… -canturreó ella ascendiendo hasta su mejilla donde dejó un largo trecho de cortos besitos- Te he hecho huevos y bacon…

    Y pareció que esas palabras eran la alarma perfecta para el cazador. Un rato después ambos disfrutaban de aquel nuevo primer desayuno de pareja. Después de un momento de esparcimiento, el gesto de Hope se tornó serio a la vez que sus pensamientos viajaban hacia ese pequeño, ínfimo y minúsculo tema que no había tratado con Dean porque habían cortado…

    -Dean… -habló ella con voz suave dejando un trozo de bacon sobre la bandeja- Hay algo que no te he contado… Tú y yo habíamos cortado y… y yo pensaba irme del bunker, asi que no creí que… necesitaras saberlo. Sé que vas a cabrearte conmigo, pero…

    La expresión en el rostro de Dean era un poema, y Hope inspiró profundamente buscando fuerzas para decir lo que tenia que decir.

    -Se trata de un asunto familiar… Si mi destino al salir de aquí era Nueva Orleans es porque… Bueno, unos dias después de que tú y yo cortásemos me llamó mi tia Freya. Tenia noticias de mi padre… -sabia que esa última frase cortocircuitaría el cerebro de Dean, asi que decidió soltarlo todo de golpe- Han vuelto. Él y mi tio Elijah. Los dos han vuelto… Y hay bastantes probabilidades de que tambien haya regresado mi madre… Aunque no lo sé con certeza… Creo que no quieren decírmelo para que no me haga ilusiones…


    creds:
    psd: https://www.deviantart.com/tigeredits/art/Buzzkill-PSD-collab-with-wheeinisaqueen-944906883
    ㅤㅤㅤ¿𝐻𝑎𝑠 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑑𝑜, ℎ𝑖𝑗𝑎? —𝑝𝑟𝑒𝑔𝑢𝑛𝑡𝑜́ 𝑒́𝑙. ㅤㅤㅤ¿𝑈𝑛𝑎 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎 𝑝𝑖𝑎𝑑𝑜𝑠𝑎 𝑐𝑢𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎? — 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑜𝑛𝑑𝑖𝑜́ 𝑒𝑙𝑙𝑎. ㅤㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 𝐕𝐈𝐈 ㅤㅤㅤㅤㅤ˹ [BxbyDriver] ㅤ ㅤ ㅤㅤㅤY podía parecer que después de aquella aventura, que después de su visita por la caja terapéutica todo iba bien, por fin… ¿verdad? Bueno, en realidad sí. Todo iba bien. Hope y Dean pasaron aquella primera noche juntos. La verdad era que la tríbrida no tenia demasiado interés en separarse del cazador. No después de haber perdido tanto tiempo a su lado. Esa noche solo quiso… disfrutar de su recién recuperada relacion. Dejar que las sensaciones que Dean le hacia sentir la embargaran. Y perdió la noción del tiempo entre aquellas sábanas. Seguros de que nadie podría interrumpirlos se dedicaron a ellos mismos en el interior de aquella habitación. Se dedicaron a volver a conocerse, a demostrarse que se querían. Asi que no era de extrañar que ambos ignorasen las mil alarmas de sus teléfonos móviles. Tanto ellos como sus cuerpos habían sido sometidos a demasiado estrés durante las ultimas horas. Y sobre todo, Dean, al ver su libre albedrio comprometido bajo el control de aquel orbe marca Mikaelson. Hope despertó antes que Dean, quien dormía plácidamente, boca abajo y con un brazo bajo la almohada. Y no pudo evitar quedarse mirándolo durante… no supo durante cuanto tiempo. En ese momento pensaba demasiadas cosas. En lo cabezota y testarudo que era cuando queria, en lo cerca que había estado todo de irse a la mierda, en lo mal que se sentiría a esas alturas si hubiera vuelto a Nueva Orleans… Pensaba en que lo queria. Contra todo pronostico y por raro que sonase se había enamorado de él hasta niveles que siquiera ella era capaz de comprender. Y, estaba segura, lo queria más de lo que había querido a Landon. No había una forma de medirlo, claro… A sus pensamientos llegó el recuerdo de lo ocurrido en Morrill. “Tú… tú me ayudas, Hope. Tu presencia, tu cercanía calma el instinto asesino que pulsa por salir… “ Sabia que esas palabras habían sido pronunciadas dentro del estresante contexto de aquella frustrante aventura, claro. Pero tambien sabia que ese sentimiento nacía de alguna parte. Era real. Si ella era capaz de calmar el instinto asesino provocado por un cacharro mágico infernal, es que era capaz de actuar como elemento relajante en la vida de Dean. Por parte de Hope, sabia que con él se sentía a salvo. Sabia que si él estaba cerca no había nada que temer. Aunque había tenido miedo cuando aquella bruja hacia intentado robarle su cuerpo, la verdad era que nunca había dejado de confiar en Dean Winchester. Ni siquiera cuando casi murieron congelados. Siempre tuvo fe en él. Puede que Dean fuera la única persona en el planeta tierra que no podría decepcionarla. Asegurándose de que, tras levantarse de la cama, Dean seguía durmiendo, la tríbrida buscó su ropa interior y una de las camisas del Winchester. Y mientras se la abotonaba susurró “Finite” para deshacer el hechizo de encierro sobre aquella habitación. Salió con cuidado de no hacer ruido y caminó descalza hasta la cocina donde se encontró con Hati y Sam quienes parecían haber terminado con una sesión de entrenamiento. -¡Vaya! ¡Hola! -saludó un sorprendido Sam tras parar la batidora donde estaba preparándole un batido de fresas y plátano a Hati, a juzgar por la expresión impaciente en el rostro de la morena- ¿Ha ido… todo bien? Hope fue incapaz de ocultar su sonrisa algo tímida. -Demasiado bien… -confirmó mientras se apartaba cabello del rostro- Parece que ha entrado en razón… -asintió ella- Asi que no va a dejarme y… yo no voy a irme a ninguna parte… Sam y Hati la miraron de arriba abajo. -Asi que… ¿habéis vuelto? -preguntó Hati. Hope asintió. -El mundo vuelve a ser un lugar mejor…- rio ella. Sam alzó las cejas, sorprendido. -Esa caja ha sido lo primero que ha conseguido hacer cambiar de opinión a Dean en treinta y siete años… Deberíamos darle una medalla al tal Vardilio… -bromeó Sam. -Vardemus. Profesor Vardemus…- rio Hope- Voy a hacer algo de desayunar… Me muero de hambre… Y me imagino que Dean también… >> Media hora después y con una bandeja con dos cafés, huevos y bacon, Hope entraba en la habitación del cazador y dejaba la bandeja en la mesilla antes de subirse a la cama para acercarse a Dean. Seguía totalmente dormido, asi que Hope se subió a la cama y depositó una hilera de besos en el hombro de Dean, descendiendo luego por su espalda. Y aunque estaba claro que el calor del bunker había arrancado un ligero sudor en la piel masculina durante la noche, a la Mikaelson no le importó. -Buenos dias… -canturreó ella ascendiendo hasta su mejilla donde dejó un largo trecho de cortos besitos- Te he hecho huevos y bacon… Y pareció que esas palabras eran la alarma perfecta para el cazador. Un rato después ambos disfrutaban de aquel nuevo primer desayuno de pareja. Después de un momento de esparcimiento, el gesto de Hope se tornó serio a la vez que sus pensamientos viajaban hacia ese pequeño, ínfimo y minúsculo tema que no había tratado con Dean porque habían cortado… -Dean… -habló ella con voz suave dejando un trozo de bacon sobre la bandeja- Hay algo que no te he contado… Tú y yo habíamos cortado y… y yo pensaba irme del bunker, asi que no creí que… necesitaras saberlo. Sé que vas a cabrearte conmigo, pero… La expresión en el rostro de Dean era un poema, y Hope inspiró profundamente buscando fuerzas para decir lo que tenia que decir. -Se trata de un asunto familiar… Si mi destino al salir de aquí era Nueva Orleans es porque… Bueno, unos dias después de que tú y yo cortásemos me llamó mi tia Freya. Tenia noticias de mi padre… -sabia que esa última frase cortocircuitaría el cerebro de Dean, asi que decidió soltarlo todo de golpe- Han vuelto. Él y mi tio Elijah. Los dos han vuelto… Y hay bastantes probabilidades de que tambien haya regresado mi madre… Aunque no lo sé con certeza… Creo que no quieren decírmelo para que no me haga ilusiones… creds: psd: https://www.deviantart.com/tigeredits/art/Buzzkill-PSD-collab-with-wheeinisaqueen-944906883
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    Grupal
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    FICHA
    Nombre: Akane Queen Ishtar
    Raza: Híbrida entre súcubo y ogresa
    Altura: 1.52 m (en humana y goblina) - 1.80 m (en ogresa demonio)
    Ocupación: Estudiante de primer año de secundaria

    Descripción Física
    Forma humana: Cabello largo, lacio, azul con reflejos púrpura. Piel pálida, ojos verdes.

    Transformación ogresa-demonio: Aumenta de tamaño y masa muscular, piel azulada, ojos rojos, cabello largo y blanco. Cuernos con manchas negras en la frente como un Oni. Usa una alabarda extremadamente pesada que solo ella puede levantar con una mano.

    Transformación goblina: Piel azulada con un tono púrpura, cabello blanco, ojos marrones (cambian a rojos cuando se pone seria), orejas grandes. Especialista en armas de fuego y trampas.

    Familia
    Madre: Yuna Queen – Ogresa, muy cariñosa con Akane, la consiente mucho. Heredó el carácter de su madre, Ayane.

    Madre: Sasha Ishtar – Sucubu, la consiente, pero también es más estricta.

    Abuela materna: Jennifer Queen – Reina ogresa, entrenó a Akane con métodos extremadamente duros. Entrenó también a sus hijas Yuna y Albedo con rigurosidad, lo que hizo que Akane le tuviera miedo al principio.

    Abuela materna (esposa de Jennifer): Ayane Ishtar Queen – Madre de Yuna, más comprensiva y cariñosa. Al igual que Yuna, consiente mucho a Akane.

    Tía: Albedo Queen Ishtar – Hermana de Yuna. Akane al ver los entrenamientos de Jennifer con Albedo, comenzó a creer en las historias sobre el infierno que su madre vivió al entrenar con ella.

    Personalidad
    Akane comenzó siendo una niña inocente y traviesa, siempre buscando aventuras desde una edad temprana. Su amor por los animales es profundo y ha mantenido este cariño hasta la actualidad.

    Tiene una debilidad por los postres y es una glotona por naturaleza. A menudo es molestada con la idea de que podría engordar, pero ella sabe que eso no sucederá, ya que su metabolismo cambia radicalmente cuando usa sus transformaciones. Gasta una gran cantidad de energía y calorías, por lo que necesita comer mucho para reponerse. Sin embargo, si no come lo suficiente, se debilita más rápido al transformarse.

    Su apetito es enorme y se enfurece cuando la molestan con su comida, especialmente si le roban la fresa de su pastel, lo que le provoca rabietas como una niña pequeña.

    Es coqueta y algo presumida con su aspecto, pero su forma de vestir varía según sus transformaciones:

    Forma humana: Viste con un vestido negro largo con encajes estilo lolita gótica, resaltando su elegancia y gusto por la moda refinada.

    Forma ogresa-demonio: Su estilo cambia completamente, adoptando un aire rebelde y agresivo. Usa una mini falda que expone más sus piernas, junto con una blusa blanca de botones que mete en su falda, pero que a veces ata para exponer su estómago, dándole un aire de delincuente juvenil. Aunque todavia le gustan las cosas lindas, en esta forma se avergüenza fácilmente cuando su lado sensible queda expuesto.

    Forma goblina: Aquí adopta un look más funcional y práctico, reflejando su amor por la mecánica. Usa pantalón y camiseta verde, guantes de trabajo y lentes para soldar, dándole la apariencia de una típica mecánica friki. En esta forma, su naturaleza traviesa aflora aún más, se emociona por todo, aunque lucha por parecer madura, lo que le resulta difícil debido a su innata curiosidad.

    A pesar de su apariencia refinada en su forma humana, Akane carga con el trauma de los entrenamientos infernales de su abuela Jennifer. Ha sobrevivido días enteros corriendo sin comida y esquivado hachas gigantes que solo eran el calentamiento. Cuando alguien le sugiere "alcanzar su máximo potencial", su expresión se vuelve vacía, y su respuesta suele ser un seco "Tch Tch." seguido de una mirada que deja claro que nadie más la hará pasar por otro infierno de entrenamiento.

    Aunque es fuerte y temeraria, sigue siendo la misma chica traviesa y apasionada de siempre, con un amor feroz por los pequeños placeres de la vida, especialmente la comida.

    Trasfondo
    Desde su nacimiento, Akane destacó por ser diferente. Como híbrida entre súcubo y ogresa, su crecimiento acelerado le permitió desarrollar una madurez temprana, pero sin perder su innata curiosidad y espíritu travieso. Desde pequeña, adoraba explorar su entorno, escapando de casa para embarcarse en pequeñas aventuras. Su amor por los animales fue algo que nunca cambió, viéndolos como compañeros de viaje en su aprendizaje del mundo.

    A medida que crecía, su herencia híbrida se manifestó en formas inesperadas. A los 8 años, desbloqueó su primera transformación: su forma de ogresa-demonio, la cual le otorgaba un poder descomunal, aumentando su tamaño y fuerza a niveles sobrehumanos. Sin embargo, esta transformación también aceleraba su envejecimiento aparente, haciéndola lucir como una joven de 15 años cuando en realidad seguía siendo una niña. Su abuela, Jennifer Queen, al ver su potencial, decidió entrenarla bajo métodos extremos, los mismos que había impuesto sobre su propia hija, Yuna.

    Aunque Akane tenía miedo de los métodos de entrenamiento infernales de Jennifer, aceptó someterse a ellos, creyendo que era el camino para hacerse más fuerte. Sin embargo, su entusiasmo la llevó a sobreentrenarse en secreto, lo que provocó que su cuerpo sufriera una involución drástica. Sin previo aviso, perdió el acceso a su forma de ogresa-demonio y quedó atrapada en una forma infantil de goblina, reducida a tan solo 80 cm de altura. Desesperada por recuperar su fuerza, Akane pasó por un periodo de frustración y autoevaluación. Fue en este tiempo que descubrió que, aunque había perdido su físico imponente, su inteligencia y capacidad analítica habían aumentado considerablemente.

    En su forma goblina, Akane se convirtió en una prodigio de la ingeniería de armas, desarrollando dispositivos avanzados y estrategias especializadas en trampas y armamento de fuego. Su abuela Jennifer, intrigada por este cambio, le propuso un desafío: si lograba golpearla en combate con una de sus armas, le enseñaría a recuperar sus transformaciones anteriores. Akane aceptó la apuesta y, en un momento crítico durante la batalla, logró evolucionar su forma goblina, aumentando su velocidad y precisión. En un acto de desesperación, canalizó energía en un arma dañada y provocó una explosión que impactó a Jennifer, cumpliendo con el reto.

    Como recompensa, Akane recuperó su forma humana, pero con un desarrollo físico más avanzado y una nueva perspectiva de sí misma. Ahora, con total control sobre sus transformaciones, aprendió a adaptar su estilo de combate a cada una de sus formas:

    En su forma ogresa-demonio, es un torbellino de fuerza bruta, resistiendo golpes que serían mortales para otros y usando una alabarda gigantesca con facilidad.

    En su forma goblina, es una estratega veloz y astuta, especializada en armas de fuego y trampas mecánicas.

    En su forma humana, es ágil y refinada, dominando el arte de la katana con precisión letal.

    A pesar de todos los cambios, Akane sigue siendo la misma chica traviesa y curiosa de antes, aunque ahora con una perspectiva más madura sobre la vida y el combate. Su amor por la comida y los postres es insaciable, y no soporta que alguien le robe la fresa de su pastel. Su actitud varía con cada transformación, pero en su esencia, sigue siendo una soñadora con un deseo insaciable de crecer y mejorar.
    FICHA Nombre: Akane Queen Ishtar Raza: Híbrida entre súcubo y ogresa Altura: 1.52 m (en humana y goblina) - 1.80 m (en ogresa demonio) Ocupación: Estudiante de primer año de secundaria Descripción Física Forma humana: Cabello largo, lacio, azul con reflejos púrpura. Piel pálida, ojos verdes. Transformación ogresa-demonio: Aumenta de tamaño y masa muscular, piel azulada, ojos rojos, cabello largo y blanco. Cuernos con manchas negras en la frente como un Oni. Usa una alabarda extremadamente pesada que solo ella puede levantar con una mano. Transformación goblina: Piel azulada con un tono púrpura, cabello blanco, ojos marrones (cambian a rojos cuando se pone seria), orejas grandes. Especialista en armas de fuego y trampas. Familia Madre: Yuna Queen – Ogresa, muy cariñosa con Akane, la consiente mucho. Heredó el carácter de su madre, Ayane. Madre: Sasha Ishtar – Sucubu, la consiente, pero también es más estricta. Abuela materna: Jennifer Queen – Reina ogresa, entrenó a Akane con métodos extremadamente duros. Entrenó también a sus hijas Yuna y Albedo con rigurosidad, lo que hizo que Akane le tuviera miedo al principio. Abuela materna (esposa de Jennifer): Ayane Ishtar Queen – Madre de Yuna, más comprensiva y cariñosa. Al igual que Yuna, consiente mucho a Akane. Tía: Albedo Queen Ishtar – Hermana de Yuna. Akane al ver los entrenamientos de Jennifer con Albedo, comenzó a creer en las historias sobre el infierno que su madre vivió al entrenar con ella. Personalidad Akane comenzó siendo una niña inocente y traviesa, siempre buscando aventuras desde una edad temprana. Su amor por los animales es profundo y ha mantenido este cariño hasta la actualidad. Tiene una debilidad por los postres y es una glotona por naturaleza. A menudo es molestada con la idea de que podría engordar, pero ella sabe que eso no sucederá, ya que su metabolismo cambia radicalmente cuando usa sus transformaciones. Gasta una gran cantidad de energía y calorías, por lo que necesita comer mucho para reponerse. Sin embargo, si no come lo suficiente, se debilita más rápido al transformarse. Su apetito es enorme y se enfurece cuando la molestan con su comida, especialmente si le roban la fresa de su pastel, lo que le provoca rabietas como una niña pequeña. Es coqueta y algo presumida con su aspecto, pero su forma de vestir varía según sus transformaciones: Forma humana: Viste con un vestido negro largo con encajes estilo lolita gótica, resaltando su elegancia y gusto por la moda refinada. Forma ogresa-demonio: Su estilo cambia completamente, adoptando un aire rebelde y agresivo. Usa una mini falda que expone más sus piernas, junto con una blusa blanca de botones que mete en su falda, pero que a veces ata para exponer su estómago, dándole un aire de delincuente juvenil. Aunque todavia le gustan las cosas lindas, en esta forma se avergüenza fácilmente cuando su lado sensible queda expuesto. Forma goblina: Aquí adopta un look más funcional y práctico, reflejando su amor por la mecánica. Usa pantalón y camiseta verde, guantes de trabajo y lentes para soldar, dándole la apariencia de una típica mecánica friki. En esta forma, su naturaleza traviesa aflora aún más, se emociona por todo, aunque lucha por parecer madura, lo que le resulta difícil debido a su innata curiosidad. A pesar de su apariencia refinada en su forma humana, Akane carga con el trauma de los entrenamientos infernales de su abuela Jennifer. Ha sobrevivido días enteros corriendo sin comida y esquivado hachas gigantes que solo eran el calentamiento. Cuando alguien le sugiere "alcanzar su máximo potencial", su expresión se vuelve vacía, y su respuesta suele ser un seco "Tch Tch." seguido de una mirada que deja claro que nadie más la hará pasar por otro infierno de entrenamiento. Aunque es fuerte y temeraria, sigue siendo la misma chica traviesa y apasionada de siempre, con un amor feroz por los pequeños placeres de la vida, especialmente la comida. Trasfondo Desde su nacimiento, Akane destacó por ser diferente. Como híbrida entre súcubo y ogresa, su crecimiento acelerado le permitió desarrollar una madurez temprana, pero sin perder su innata curiosidad y espíritu travieso. Desde pequeña, adoraba explorar su entorno, escapando de casa para embarcarse en pequeñas aventuras. Su amor por los animales fue algo que nunca cambió, viéndolos como compañeros de viaje en su aprendizaje del mundo. A medida que crecía, su herencia híbrida se manifestó en formas inesperadas. A los 8 años, desbloqueó su primera transformación: su forma de ogresa-demonio, la cual le otorgaba un poder descomunal, aumentando su tamaño y fuerza a niveles sobrehumanos. Sin embargo, esta transformación también aceleraba su envejecimiento aparente, haciéndola lucir como una joven de 15 años cuando en realidad seguía siendo una niña. Su abuela, Jennifer Queen, al ver su potencial, decidió entrenarla bajo métodos extremos, los mismos que había impuesto sobre su propia hija, Yuna. Aunque Akane tenía miedo de los métodos de entrenamiento infernales de Jennifer, aceptó someterse a ellos, creyendo que era el camino para hacerse más fuerte. Sin embargo, su entusiasmo la llevó a sobreentrenarse en secreto, lo que provocó que su cuerpo sufriera una involución drástica. Sin previo aviso, perdió el acceso a su forma de ogresa-demonio y quedó atrapada en una forma infantil de goblina, reducida a tan solo 80 cm de altura. Desesperada por recuperar su fuerza, Akane pasó por un periodo de frustración y autoevaluación. Fue en este tiempo que descubrió que, aunque había perdido su físico imponente, su inteligencia y capacidad analítica habían aumentado considerablemente. En su forma goblina, Akane se convirtió en una prodigio de la ingeniería de armas, desarrollando dispositivos avanzados y estrategias especializadas en trampas y armamento de fuego. Su abuela Jennifer, intrigada por este cambio, le propuso un desafío: si lograba golpearla en combate con una de sus armas, le enseñaría a recuperar sus transformaciones anteriores. Akane aceptó la apuesta y, en un momento crítico durante la batalla, logró evolucionar su forma goblina, aumentando su velocidad y precisión. En un acto de desesperación, canalizó energía en un arma dañada y provocó una explosión que impactó a Jennifer, cumpliendo con el reto. Como recompensa, Akane recuperó su forma humana, pero con un desarrollo físico más avanzado y una nueva perspectiva de sí misma. Ahora, con total control sobre sus transformaciones, aprendió a adaptar su estilo de combate a cada una de sus formas: En su forma ogresa-demonio, es un torbellino de fuerza bruta, resistiendo golpes que serían mortales para otros y usando una alabarda gigantesca con facilidad. En su forma goblina, es una estratega veloz y astuta, especializada en armas de fuego y trampas mecánicas. En su forma humana, es ágil y refinada, dominando el arte de la katana con precisión letal. A pesar de todos los cambios, Akane sigue siendo la misma chica traviesa y curiosa de antes, aunque ahora con una perspectiva más madura sobre la vida y el combate. Su amor por la comida y los postres es insaciable, y no soporta que alguien le robe la fresa de su pastel. Su actitud varía con cada transformación, pero en su esencia, sigue siendo una soñadora con un deseo insaciable de crecer y mejorar.
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  • —Así que, Voxy... Alguien prometió que me iba a dar toda su atención~

    Acarició el filo de su pantalla, mirándolo con una sonrisa a pesar de verlo ocupado, desabotonando su camisa poco a poco.
    Le encantaba actuar con completo descaro desde que empezaron aquella noche, era algo que le salía natural y, primera vez, que no se sentía obligado.

    Vox
    —Así que, Voxy... Alguien prometió que me iba a dar toda su atención~ Acarició el filo de su pantalla, mirándolo con una sonrisa a pesar de verlo ocupado, desabotonando su camisa poco a poco. Le encantaba actuar con completo descaro desde que empezaron aquella noche, era algo que le salía natural y, primera vez, que no se sentía obligado. [FuckA1astor]
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