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    Holitas guapos! Abro este clasificado ya que busco un partner con el que desarrollar tramas dentro del mundo de YuGiOh. Ofrezco OTP fiel, partner fijo, una trama curradísima que está en constante evolución ¡y dibujinchis! ¡Muchos dibujinchis hechos por mí! (La imagen del clasificado la dibujé yo)

    Si te pica la curiosidad, dale al botón y te cuento
    Holitas guapos! Abro este clasificado ya que busco un partner con el que desarrollar tramas dentro del mundo de YuGiOh. Ofrezco OTP fiel, partner fijo, una trama curradísima que está en constante evolución ¡y dibujinchis! ¡Muchos dibujinchis hechos por mí! (La imagen del clasificado la dibujé yo) Si te pica la curiosidad, dale al botón y te cuento 💛
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  • Reunión de Negocios
    Fandom OC
    Categoría Contemporáneo


    El aire olía una mezcla pérfida de óxido, nicotina, sangre y encierro. Las paredes de hormigón, desnudas y sudorosas temblaban ocasionalmente ante las vibraciones de la estruendosa música y las zancadas de los bailarines que se encontraban por sobre ellos, reflejaban el temblor de la única bombilla que colgaba del techo, oscilando como un péndulo maldito. En el centro, una silla de metal, maltratada y torcida, sostenía a un hombre desnudo, constreñido de brazos y piernas a través de esposas de acero. Su cuerpo maltrecho, ya víctima de horas de una labor espeluznante, seguía siendo mancillado por el autor del dolor que le padece. - “No sabes lo feliz que soy… Siempre quise cumplir esta fantasía.” murmuró, acariciando la mejilla del prisionero con el filo de una cuchilla—. "Y tú, amigo mío, tú y yo, nos divertiremos tanto..."

    Tras él, Christopher avanzo despacio hacia el torturador, cuál artista contempla un lienzo de un cuadro sin terminar, sus zapatos resonando en el silencio. Llevaba un traje negro, impecable, como si el horror fuera solo un formalismo más a la velada. Extendió la mano tocando el hombro del degenerado que suponía uno de sus tantos clientes. – “Recuerda, tómate tu tiempo, no debes matarle de inmediato… Déjalo marinar en el dolor y en tres días más, puedes llegar a tu tan ansiado clímax.” -Dijo el ángel caído, su voz era almíbar a los oídos, como una caricia de seda auditiva, le acompañaba un aire que, a la vez de cautivador, cargaban un dejo de malicia inhumana. – “No antes y si llegas a desobedecerme, serás tú quién esté sentado en la silla. Recuerda, no eres la única alma con este tipo de deseos.” Agregó último, un mensaje disonante de la dulzura de su tono al hablar, cargado de una autoridad y tensión astronómicas. El enfermo mental le respondió de vuelta, asintiendo en silencio, mudo del nerviosismo que le provocaba la presencia del Demonio. Sin más que hacer, se dio media vuelta y se alejó caminando, subiendo por las escaleras y abriendo la puerta que daba salida del sótano. Una vez afuera, en uno de los pasillos interiores exclusivos para empleados, extrajo de su bolsillo el teléfono móvil que había extraído de su traicionero cliente y lo usó para enviar un mensaje de texto a la prestadora de servicios, aquella que, según su confesión, podía hacer los sueños realidad.

    Este reza: “No lo puedo creer, se hizo realidad, gané la lotería y ahora soy rico, gracias, gracias, muchísimas gracias, realmente todo lo que dijiste era cierto. Mira, conversé con un amigo, él no me creía hasta que saqué el premio gordo, ahora se está muriendo por conocerte y pedirte tus servicios ya que desea encontrar su alma gemela, el amor verdadero y todas esas cosas cursis. Su nombre es Christopher. Dijo que te esperaría mañana al medio día aparcado en un automóvil en el Downtown de Los Ángeles, California, frente al parque Gloria Molina, no creo que te cueste encontrarlo, maneja un auto muy costoso.”

    Una vez apretado el botón de envío, dejó caer el dispositivo al suelo para rematarlo con un pisotón que lo desquebrajó bajo el peso de su suela. - “Esto será interesante.” Musitó para si mismo con una sonrisa dibujada en su pálido rostro y prosiguió con sus tareas nocturnas, atendiendo los quehaceres de la fiesta desenfrenada que se viven rutinariamente en local; Simplemente otra noche más en “The Ministry” Nightclub.

    Al día siguiente a las 12 del día.

    Un Bugatti Veyron descansaba junto al parque Gloria Molina como un felino exótico dormido sobre el asfalto. Su carrocería negra bruñida, un abismo con reflejos de obsidiana que absorbía la luz del mediodía, devolviéndola en destellos que dibujan sus curvas perfectas. Para algunos, símbolo de poder y riqueza, para otros, envidia y de sobrecompensación. Una cosa es cierta, la desfachatez de que estuviera en público robaba numerosas miradas de los transeúntes, quienes se preguntarían, “¿Quién moraría en su interior?”, más los vidrios polarizados no dejarían que ningún ojo intrusivo descubriera secreto alguno. Mientras tanto en la cercanía los niños corrían en el parque, las risas flotando en el aire como globos desatados, pero sus ojos se volvían una y otra vez hacia aquella bestia mecánica. Y el Veyron respondía a sus ojos, no con ruido, no lo necesitaba, su mera presencia era un estandarte de opulencia contenida.


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    Starter dirigido a Svetla Le’ron
    El aire olía una mezcla pérfida de óxido, nicotina, sangre y encierro. Las paredes de hormigón, desnudas y sudorosas temblaban ocasionalmente ante las vibraciones de la estruendosa música y las zancadas de los bailarines que se encontraban por sobre ellos, reflejaban el temblor de la única bombilla que colgaba del techo, oscilando como un péndulo maldito. En el centro, una silla de metal, maltratada y torcida, sostenía a un hombre desnudo, constreñido de brazos y piernas a través de esposas de acero. Su cuerpo maltrecho, ya víctima de horas de una labor espeluznante, seguía siendo mancillado por el autor del dolor que le padece. - “No sabes lo feliz que soy… Siempre quise cumplir esta fantasía.” murmuró, acariciando la mejilla del prisionero con el filo de una cuchilla—. "Y tú, amigo mío, tú y yo, nos divertiremos tanto..." Tras él, Christopher avanzo despacio hacia el torturador, cuál artista contempla un lienzo de un cuadro sin terminar, sus zapatos resonando en el silencio. Llevaba un traje negro, impecable, como si el horror fuera solo un formalismo más a la velada. Extendió la mano tocando el hombro del degenerado que suponía uno de sus tantos clientes. – “Recuerda, tómate tu tiempo, no debes matarle de inmediato… Déjalo marinar en el dolor y en tres días más, puedes llegar a tu tan ansiado clímax.” -Dijo el ángel caído, su voz era almíbar a los oídos, como una caricia de seda auditiva, le acompañaba un aire que, a la vez de cautivador, cargaban un dejo de malicia inhumana. – “No antes y si llegas a desobedecerme, serás tú quién esté sentado en la silla. Recuerda, no eres la única alma con este tipo de deseos.” Agregó último, un mensaje disonante de la dulzura de su tono al hablar, cargado de una autoridad y tensión astronómicas. El enfermo mental le respondió de vuelta, asintiendo en silencio, mudo del nerviosismo que le provocaba la presencia del Demonio. Sin más que hacer, se dio media vuelta y se alejó caminando, subiendo por las escaleras y abriendo la puerta que daba salida del sótano. Una vez afuera, en uno de los pasillos interiores exclusivos para empleados, extrajo de su bolsillo el teléfono móvil que había extraído de su traicionero cliente y lo usó para enviar un mensaje de texto a la prestadora de servicios, aquella que, según su confesión, podía hacer los sueños realidad. Este reza: “No lo puedo creer, se hizo realidad, gané la lotería y ahora soy rico, gracias, gracias, muchísimas gracias, realmente todo lo que dijiste era cierto. Mira, conversé con un amigo, él no me creía hasta que saqué el premio gordo, ahora se está muriendo por conocerte y pedirte tus servicios ya que desea encontrar su alma gemela, el amor verdadero y todas esas cosas cursis. Su nombre es Christopher. Dijo que te esperaría mañana al medio día aparcado en un automóvil en el Downtown de Los Ángeles, California, frente al parque Gloria Molina, no creo que te cueste encontrarlo, maneja un auto muy costoso.” Una vez apretado el botón de envío, dejó caer el dispositivo al suelo para rematarlo con un pisotón que lo desquebrajó bajo el peso de su suela. - “Esto será interesante.” Musitó para si mismo con una sonrisa dibujada en su pálido rostro y prosiguió con sus tareas nocturnas, atendiendo los quehaceres de la fiesta desenfrenada que se viven rutinariamente en local; Simplemente otra noche más en “The Ministry” Nightclub. Al día siguiente a las 12 del día. Un Bugatti Veyron descansaba junto al parque Gloria Molina como un felino exótico dormido sobre el asfalto. Su carrocería negra bruñida, un abismo con reflejos de obsidiana que absorbía la luz del mediodía, devolviéndola en destellos que dibujan sus curvas perfectas. Para algunos, símbolo de poder y riqueza, para otros, envidia y de sobrecompensación. Una cosa es cierta, la desfachatez de que estuviera en público robaba numerosas miradas de los transeúntes, quienes se preguntarían, “¿Quién moraría en su interior?”, más los vidrios polarizados no dejarían que ningún ojo intrusivo descubriera secreto alguno. Mientras tanto en la cercanía los niños corrían en el parque, las risas flotando en el aire como globos desatados, pero sus ojos se volvían una y otra vez hacia aquella bestia mecánica. Y el Veyron respondía a sus ojos, no con ruido, no lo necesitaba, su mera presencia era un estandarte de opulencia contenida. - Starter dirigido a [Svetlaler0n]
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  • El sol brillaba intensamente sobre Mondstadt, y la brisa suave traía consigo el aroma de flores y pan recién horneado. Jean Gunnhildr, la joven líder de los Caballeros de Favonius, se encontraba en el campo, supervisando los preparativos para el próximo festival.

    Vestía una impecable camisa de botones, blanca y ajustada, que realzaba su figura atlética. Mientras caminaba, consultando un pergamino sobre la organización del evento, un repentino giro de viento sopló con fuerza, haciendo que la camisa se abriera ligeramente en el botón superior, revelando un destello de su collar.

    Jean sonrió ligeramente, sintiéndose un poco cohibida, pero se recompuso rápidamente y siguió adelante con su trabajo, decidida a no dejar que nada la distrajera de su deber. A pesar de lo inesperado de la situación, su expresión reflejaba determinación y profesionalismo, características que todos en Mondstadt admiraban.
    El sol brillaba intensamente sobre Mondstadt, y la brisa suave traía consigo el aroma de flores y pan recién horneado. Jean Gunnhildr, la joven líder de los Caballeros de Favonius, se encontraba en el campo, supervisando los preparativos para el próximo festival. Vestía una impecable camisa de botones, blanca y ajustada, que realzaba su figura atlética. Mientras caminaba, consultando un pergamino sobre la organización del evento, un repentino giro de viento sopló con fuerza, haciendo que la camisa se abriera ligeramente en el botón superior, revelando un destello de su collar. Jean sonrió ligeramente, sintiéndose un poco cohibida, pero se recompuso rápidamente y siguió adelante con su trabajo, decidida a no dejar que nada la distrajera de su deber. A pesar de lo inesperado de la situación, su expresión reflejaba determinación y profesionalismo, características que todos en Mondstadt admiraban.
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  • Ruido de tregua | Evie
    Fandom OC
    Categoría Slice of Life
    Había pasado toda la mañana distraído. Desde el comentario que Evie había hecho sobre "acostumbrarse a todo" había quedado con un sinsabor que no lo dejaba tranquilo.

    Usualmente salía a correr en las mañana pero ese día había vuelto 20 minutos antes porque no paraba de pensar en que ella tenía razón. Bobby simplemente había desaparecido sin decirle nada ¿y de alguna forma esperaba que no se molestara? Al fin al cabo había sido ella quien le había dado una mano cuando no pudo volver a casa y él ni siquiera recordaba haberle dado las gracias.

    Necesitaba disculparse. Se dio una ducha, comió algo ligero y salió de casa. En el camino pasó por un food truck y se dirigió a la casa de Evie con la esperanza de suavizar las cosas.

    Al llegar, tocó el timbre... "¿y si está dormida?" pensó. Sabía que Evie trabajaba en el turno de la noche y esa podía ser una posibilidad. Comenzó a presionar el botón una y otra vez. Concluyendo que solo despegaría el dedo del timbre cuando obtuviera una respuesta.

    ⌇˚₊· ᥱviᥱ 🫐
    Había pasado toda la mañana distraído. Desde el comentario que Evie había hecho sobre "acostumbrarse a todo" había quedado con un sinsabor que no lo dejaba tranquilo. Usualmente salía a correr en las mañana pero ese día había vuelto 20 minutos antes porque no paraba de pensar en que ella tenía razón. Bobby simplemente había desaparecido sin decirle nada ¿y de alguna forma esperaba que no se molestara? Al fin al cabo había sido ella quien le había dado una mano cuando no pudo volver a casa y él ni siquiera recordaba haberle dado las gracias. Necesitaba disculparse. Se dio una ducha, comió algo ligero y salió de casa. En el camino pasó por un food truck y se dirigió a la casa de Evie con la esperanza de suavizar las cosas. Al llegar, tocó el timbre... "¿y si está dormida?" pensó. Sabía que Evie trabajaba en el turno de la noche y esa podía ser una posibilidad. Comenzó a presionar el botón una y otra vez. Concluyendo que solo despegaría el dedo del timbre cuando obtuviera una respuesta. [Unknowngir1]
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    Me entristece
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  • Voltea a tu derecha, muchacho. -Dijo con una voz sumamente dulce la Sra. Inés, al acomodar los alfileres en las partes más flojas del traje de Abel. — Creo que deberás de comer menos panes de los que hace Yelena, por poco el botón de la camisa sale volando. - El hombre solo se sonrojó a las palabras de la mayor, tenía que bajarles un poco a las harinas, pero era tan difícil con aquellos postres que su prometida hacía consecutivamente.

    La mujer siguió ajustando de algunas partes, ya estaba por completo, el color era neutro, la confección era inspirada en los trajes de gala griegos, para que el exmilitar no olvidara sus raíces. — Listo, estará terminado para mañana. - Explicó la mujer. —  El vestido de Yelena ya está listo, mejoré el diseño, quiero que se una sorpresa para mi muchachita. - La mujer adoptó a la pequeña rubia como hija, ella misma le había confeccionado varias de las faldas y vestidos que usaba, así que no se lo dio a maliciar, sería su regalo de bodas. -

    Gracias, Sra. no sé cómo pagarle lo espléndida que es con nosotros. - Aclaró Abel retirándose el saco del atuendo y llevándolo a los ganchos. —Debo agradecerle a usted y a su familia por las habitaciones de nuestros invitados, como pudo ver... - Realizó una pequeña pausa, dio media vuelta sobre sus propios pies para desabotonar la camisa. — ...No invitamos a muchos, de mi parte solo son dos, los de mi esposa tampoco son demasiado invitados. -Explicó el griego. —Solo son los más cercanos. - Aún no estaba seguro de que los invitados se presentaran, desde hace un par de días ya debería haber llegado al pueblo; sin embargo, no todo estaba perdido, el cariño de aquellos habitantes era más que suficiente para los enamorados. -

    No te preocupes, hijo, en lo que terminas de cambiarte, veré cómo van las empanadas. - La mujer salió con pasos lentos como era de costumbre hacia la cocina, los gritos y carcajadas de los niños se escuchaban desde lejos, las sábanas blancas sobre los tendederos bailaban con el viendo. — Por fin, se enseñó a despercudir la ropa, será una excelente esposa. - Susurró la mujer al ver las prendas sumamente blancas por la venta. 

    Yelena Antonov
    Voltea a tu derecha, muchacho. -Dijo con una voz sumamente dulce la Sra. Inés, al acomodar los alfileres en las partes más flojas del traje de Abel. — Creo que deberás de comer menos panes de los que hace Yelena, por poco el botón de la camisa sale volando. - El hombre solo se sonrojó a las palabras de la mayor, tenía que bajarles un poco a las harinas, pero era tan difícil con aquellos postres que su prometida hacía consecutivamente. La mujer siguió ajustando de algunas partes, ya estaba por completo, el color era neutro, la confección era inspirada en los trajes de gala griegos, para que el exmilitar no olvidara sus raíces. — Listo, estará terminado para mañana. - Explicó la mujer. —  El vestido de Yelena ya está listo, mejoré el diseño, quiero que se una sorpresa para mi muchachita. - La mujer adoptó a la pequeña rubia como hija, ella misma le había confeccionado varias de las faldas y vestidos que usaba, así que no se lo dio a maliciar, sería su regalo de bodas. - Gracias, Sra. no sé cómo pagarle lo espléndida que es con nosotros. - Aclaró Abel retirándose el saco del atuendo y llevándolo a los ganchos. —Debo agradecerle a usted y a su familia por las habitaciones de nuestros invitados, como pudo ver... - Realizó una pequeña pausa, dio media vuelta sobre sus propios pies para desabotonar la camisa. — ...No invitamos a muchos, de mi parte solo son dos, los de mi esposa tampoco son demasiado invitados. -Explicó el griego. —Solo son los más cercanos. - Aún no estaba seguro de que los invitados se presentaran, desde hace un par de días ya debería haber llegado al pueblo; sin embargo, no todo estaba perdido, el cariño de aquellos habitantes era más que suficiente para los enamorados. - No te preocupes, hijo, en lo que terminas de cambiarte, veré cómo van las empanadas. - La mujer salió con pasos lentos como era de costumbre hacia la cocina, los gritos y carcajadas de los niños se escuchaban desde lejos, las sábanas blancas sobre los tendederos bailaban con el viendo. — Por fin, se enseñó a despercudir la ropa, será una excelente esposa. - Susurró la mujer al ver las prendas sumamente blancas por la venta.  [C0quette]
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  • El sol empezaba a descender, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados mientras Maki Zenin salía del campo de entrenamiento, con la camiseta empapada de sudor y el cabello despeinado. Se pasó una mano por la frente, alejando algunos mechones rebeldes, y dejó escapar un largo suspiro de satisfacción. Había sido un buen día.

    Horas de práctica intensa, repitiendo movimientos hasta que sus músculos ardieron, pero valía la pena. Cada gota de sudor era un paso más lejos de los Zenin y su estúpida visión de la fuerza. Ella iba a demostrarles que el talento no significaba nada frente al esfuerzo puro.

    El pasillo estaba desierto, y por primera vez en mucho tiempo, sintió que el silencio no era tan malo. Sin Panda parloteando sin parar o Inumaki limitándose a sus “salmones” y “bonitos,” el mundo parecía moverse más lento. Hasta podía escuchar el suave susurro del viento afuera.

    De camino a su habitación, hizo una parada en la máquina expendedora. Metió unas monedas y presionó el botón para una bebida energética. El sonido del bote cayendo al compartimento resonó fuerte en el pasillo vacío. Se inclinó para recogerlo y, sin pensarlo mucho, se dejó caer en un banco cercano, sintiendo cómo sus músculos se relajaban.

    —Por fin... un momento de paz... —murmuró, apoyando la cabeza contra la pared mientras el frío de la lata refrescaba sus manos.

    Cerró los ojos, permitiéndose unos minutos para disfrutar del silencio y la brisa que se colaba por las ventanas abiertas. La bebida era amarga, pero reconfortante, y sintió la energía regresar poco a poco a su cuerpo agotado.

    Sin nada que hacer y nadie que la molestara, su mente empezó a divagar. Pensó en Mai, en sus palabras llenas de resentimiento y dolor. En cómo las cosas podrían haber sido diferentes si... pero no, sacudió la cabeza. No tenía caso pensar en “qué pasaría si.” Ella ya había tomado su decisión.

    —Idiota... —susurró, más para sí misma que para nadie más.

    Dejó escapar una risa corta y seca. Sí, era una idiota, pero una idiota con metas claras y con la determinación de alcanzarlas, sin importar lo que dijeran los demás.

    El cielo seguía cambiando de color, y el aire se sentía más fresco. Maki dejó que su cuerpo se hundiera un poco más en el banco, mirando las nubes moverse lentamente. No tenía prisa. Al menos por hoy, podía permitirse unos minutos más de descanso antes de volver a cargar su peso sobre los hombros.

    Bebió otro trago y cerró los ojos, permitiéndose disfrutar el momento.
    El sol empezaba a descender, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados mientras Maki Zenin salía del campo de entrenamiento, con la camiseta empapada de sudor y el cabello despeinado. Se pasó una mano por la frente, alejando algunos mechones rebeldes, y dejó escapar un largo suspiro de satisfacción. Había sido un buen día. Horas de práctica intensa, repitiendo movimientos hasta que sus músculos ardieron, pero valía la pena. Cada gota de sudor era un paso más lejos de los Zenin y su estúpida visión de la fuerza. Ella iba a demostrarles que el talento no significaba nada frente al esfuerzo puro. El pasillo estaba desierto, y por primera vez en mucho tiempo, sintió que el silencio no era tan malo. Sin Panda parloteando sin parar o Inumaki limitándose a sus “salmones” y “bonitos,” el mundo parecía moverse más lento. Hasta podía escuchar el suave susurro del viento afuera. De camino a su habitación, hizo una parada en la máquina expendedora. Metió unas monedas y presionó el botón para una bebida energética. El sonido del bote cayendo al compartimento resonó fuerte en el pasillo vacío. Se inclinó para recogerlo y, sin pensarlo mucho, se dejó caer en un banco cercano, sintiendo cómo sus músculos se relajaban. —Por fin... un momento de paz... —murmuró, apoyando la cabeza contra la pared mientras el frío de la lata refrescaba sus manos. Cerró los ojos, permitiéndose unos minutos para disfrutar del silencio y la brisa que se colaba por las ventanas abiertas. La bebida era amarga, pero reconfortante, y sintió la energía regresar poco a poco a su cuerpo agotado. Sin nada que hacer y nadie que la molestara, su mente empezó a divagar. Pensó en Mai, en sus palabras llenas de resentimiento y dolor. En cómo las cosas podrían haber sido diferentes si... pero no, sacudió la cabeza. No tenía caso pensar en “qué pasaría si.” Ella ya había tomado su decisión. —Idiota... —susurró, más para sí misma que para nadie más. Dejó escapar una risa corta y seca. Sí, era una idiota, pero una idiota con metas claras y con la determinación de alcanzarlas, sin importar lo que dijeran los demás. El cielo seguía cambiando de color, y el aire se sentía más fresco. Maki dejó que su cuerpo se hundiera un poco más en el banco, mirando las nubes moverse lentamente. No tenía prisa. Al menos por hoy, podía permitirse unos minutos más de descanso antes de volver a cargar su peso sobre los hombros. Bebió otro trago y cerró los ojos, permitiéndose disfrutar el momento.
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  • -En mi estudio nuevamente practicando una canción Pero tenía tanto desorden que no me concentraba sin querer apreté el botón de encendido y estando AL AIRE EN TODOS LOS ANILLOS DEL INFIERNO ENPIESA A SONAR LO QUE PRÁCTICO-

    BIEN una vez más haber como era

    -La música que mis sombras empezaban a tocar y retorcerce como si estuvieran danzando a mi alrededor enpese a cantar mientras mi estado demoníaco empezaba activarse ya que parecía un ritual no una interpretación -


    //Ahhhhh yo lo sabía rjsejarksrksrjsjr XDDD //


    https://youtu.be/3Ej7JDdZFvU?si=wk4yDr28TQSuAizs
    -En mi estudio nuevamente practicando una canción Pero tenía tanto desorden que no me concentraba sin querer apreté el botón de encendido y estando AL AIRE EN TODOS LOS ANILLOS DEL INFIERNO ENPIESA A SONAR LO QUE PRÁCTICO- BIEN una vez más haber como era -La música que mis sombras empezaban a tocar y retorcerce como si estuvieran danzando a mi alrededor enpese a cantar mientras mi estado demoníaco empezaba activarse ya que parecía un ritual no una interpretación - //Ahhhhh yo lo sabía rjsejarksrksrjsjr XDDD 🤣 😂// https://youtu.be/3Ej7JDdZFvU?si=wk4yDr28TQSuAizs
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  • Morning's USA
    Fandom Original
    Categoría Slice of Life
    Tahara Roth

    Prácticamente acababa de llegar a Estados Unidos desde Italia. Apenas había tenido tiempo de desempacar todas sus cosas, seguía incluso con un poco de jet-lag. Pero se había visto obligada a pasar esos días que sólo quería para sí, en compañía de aquella guardaespalda que le había buscado su padre a fin de protegerla.

    Ahora mismo, esta se encontraba sentada en el sofá de su salón mientras Chiara se estaba preparando el café para poder sobrevivir todo el día con el sueño que tenía. Se decía que el jet-lag duraba tanto como los husos horarios que había tenido que cruzar, así que todavía le quedaba tiempo.

    —Entonces... ¿Vas a estar siguiéndome todo el día? —Preguntó, alzando una ceja mientras pulsaba el botón para que el café se preparara.

    No estaba acostumbrada a contar con una figura como la suya, siguiéndola todo el día.
    [RothTahara98] Prácticamente acababa de llegar a Estados Unidos desde Italia. Apenas había tenido tiempo de desempacar todas sus cosas, seguía incluso con un poco de jet-lag. Pero se había visto obligada a pasar esos días que sólo quería para sí, en compañía de aquella guardaespalda que le había buscado su padre a fin de protegerla. Ahora mismo, esta se encontraba sentada en el sofá de su salón mientras Chiara se estaba preparando el café para poder sobrevivir todo el día con el sueño que tenía. Se decía que el jet-lag duraba tanto como los husos horarios que había tenido que cruzar, así que todavía le quedaba tiempo. —Entonces... ¿Vas a estar siguiéndome todo el día? —Preguntó, alzando una ceja mientras pulsaba el botón para que el café se preparara. No estaba acostumbrada a contar con una figura como la suya, siguiéndola todo el día.
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  • - Tras haber tomado una siesta y comer un poco me dispuse a ordenar mi estudio ya que no IVA haber programa ya mañana me discúlparia con mis oyentes suspirando veo un pedido de un oyente de era un tema de días anteriores pero me hacía gracia la letra -

    Así que es un tema nuevo hasta partitura y letra me mandó mmm haber como sonaría .....

    Mientras tarareaba apreté el botón de estar al AIRE la Frecuencia se expandió por todos los anillos del infierno mientras mis sombras salían de mi cuerpo. Simulando el tarareo con música. Y tomando mi micrófono enpieso a cantar mientras mi sombra baila alrededor mío -





    https://youtu.be/AYVy8jIhN4Y?si=jD0Grf1s9ZBZp7kN
    - Tras haber tomado una siesta y comer un poco me dispuse a ordenar mi estudio ya que no IVA haber programa ya mañana me discúlparia con mis oyentes suspirando veo un pedido de un oyente de era un tema de días anteriores pero me hacía gracia la letra - Así que es un tema nuevo hasta partitura y letra me mandó mmm haber como sonaría ..... Mientras tarareaba apreté el botón de estar al AIRE la Frecuencia se expandió por todos los anillos del infierno mientras mis sombras salían de mi cuerpo. Simulando el tarareo con música. Y tomando mi micrófono enpieso a cantar mientras mi sombra baila alrededor mío - https://youtu.be/AYVy8jIhN4Y?si=jD0Grf1s9ZBZp7kN
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  • ROL CON Vladimir Heller

    Había pasado un tiempo desde que un "accidente" en el club afectaba a uno de sus guardia personales.

    Por desgracia, fue el caso. Ahora se veía en la obligación de encontrar a un suplente para el puesto vacante

    "Que fastidio, no me agrada"

    Aquel pensamiento paso por su mente, hasta que tomo el teléfono para enviarle un mensaje al hombre

    - Ya estoy esperando en la oficina para iniciar con la entrevista ¿viene en camino? -

    Sin mas presiono el botón de: enviar ,a lo que se cruzaba de piernas y con algo de fastidio miraba la puerta de su despacho, impaciente, ya que no era una de sus virtudes el que le gustara esperar
    ROL CON [Vlod_Hell_1646sm] Había pasado un tiempo desde que un "accidente" en el club afectaba a uno de sus guardia personales. Por desgracia, fue el caso. Ahora se veía en la obligación de encontrar a un suplente para el puesto vacante "Que fastidio, no me agrada" Aquel pensamiento paso por su mente, hasta que tomo el teléfono para enviarle un mensaje al hombre - Ya estoy esperando en la oficina para iniciar con la entrevista ¿viene en camino? - Sin mas presiono el botón de: enviar ,a lo que se cruzaba de piernas y con algo de fastidio miraba la puerta de su despacho, impaciente, ya que no era una de sus virtudes el que le gustara esperar
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