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    uwu a pesar de que ya tengo una hija, igual no borraré la imagen de jovencita porque si roleare a Eris con diferentes "edades" en apariencia
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  • 𝔽𝕝𝕠𝕣𝕖𝕤 𝕖𝕟 𝕖𝕝 𝔸𝕓𝕚𝕤𝕞𝕠

    Había aprendido a evitar los espejos desde entonces. Su cuerpo, cubierto de cicatrices profundas y retorcidas, era un recordatorio constante de lo que había soportado. La carne había sanado, pero el peso de las marcas seguía aplastándola en sueños, como si cada latigazo aún resonara en su mente. 150, en específico. En los días más oscuros, sentía que no eran solo cicatrices en su piel, sino en su alma.

    —¿Qué logré al sobrevivir? —Solía preguntarse, su voz interna cargada de una mezcla de reproche y cansancio.

    Dentro de ella, Myrrh también había cambiado. El dragón, que siempre había sido un pilar de frialdad a veces desbocada, ahora parecía... Más silencioso. Más sombrío. Era como si las cadenas invisibles que compartían se hubieran apretado aún más durante la tortura.

    —El dolor no nos define, Zaryna. Pero tampoco podemos olvidarlo. —Susurró el dragón, su tono grave llenando los rincones oscuros de su mente.— A veces, incluso yo siento que aún está ahí, como un eco que nunca termina.

    Ella cerraba los ojos cuando las escuchaba. Sus pestañas temblaban, como si con ello pudiera apagar esas voces que la atormentaban.

    —Dices que no nos define... Pero... —Murmuró de vuelta, pensativa, su voz quebrándose en el filo de cada palabra.— ¿Acaso somos las mismas personas que éramos antes de ese día?

    El silencio se acentuó entre ambos, cortado solo por los pequeños murmullos del viento en el exterior, golpeando las ventanas de lo que ahora era su refugio, su castillo. Las paredes de piedra parecían observarlos, cargadas con una especie de gravedad que pesaba sobre sus hombros.

    —No. Pero eso no significa que seamos menos. —Respondió Myrrh tras una pausa medida, sus palabras llegando con una seriedad que calaba profundo.— Somos... Diferentes. Más duros, tal vez. Más conscientes de lo que podemos soportar.

    Zaryna apretó los puños, sus uñas clavándose en sus palmas, dejando marcas rojizas que desaparecían con el tiempo.

    —¿Y de qué sirve soportar? —La amargura teñía cada palabra, su voz casi temblando bajo el peso de la frustración.— Ellos me querían rota, y lo lograron. No puedes negar que algo se quebró dentro de mí... Dentro de nosotros.

    El rugido bajo de Myrrh vibró en su mente, cargado de una frustración contenida que no pudo ocultar.

    —Tal vez algo se quebró, pero algo también resistió. —Replicó el dragón, su tono firme, pero cargado de una dureza que rozaba la desesperación.— No olvides eso. El dolor... Lo sentimos juntos. Fue un castigo, sí, pero también una prueba. Si soportamos eso… ¿Qué podría doblegarnos ahora?

    Fue ella quien no respondió de inmediato en ese instante. Sabía que había algo de verdad en sus palabras, pero también había una sombra que no podía ignorar. Porque, aunque había sobrevivido, no podía negar que el precio había sido alto.

    —A veces, pienso que no es el dolor lo que me atormenta... —Su antiguo tono aterciopelado ahora parecía apagado, cansado.— …Sino lo que dejó atrás. Una versión de mí misma que no volverá.

    —Esa versión no habría sobrevivido a lo que hemos pasado. —Susurró Myrrh, su tono suavizándose como el roce de un ala.— Ahora eres más fuerte, Zaryna. No perfecta, no indemne... Pero aún estás aquí. Y eso es suficiente.

    Había noches en las que el silencio entre ambos se volvía insoportable. No eran enemigos, pero tampoco podían consolarse mutuamente del todo, pues las heridas que ambos cargaban eran diferentes. Estaban ligados por algo más profundo que las palabras, y, sin embargo, había un abismo de dolor entre ellos que ninguno sabía cómo cerrar. Aun así, cada amanecer les recordaba que estaban vivos, y aunque la oscuridad de las cicatrices nunca se borraría, había algo que seguía ardiendo en el fondo de ambos: la voluntad de no caer otra vez.

    Zaryna se levantó del asiento junto a la ventana, sus pasos resonando levemente sobre el suelo de piedra. Afuera, las estrellas comenzaban a desvanecerse ante el tenue resplandor del amanecer. Respiró hondo y se cruzó de brazos, su mirada fija en el horizonte.

    —Vamos, busquemos a Gazú. —Dijo, girándose hacia la voz en su mente, su tono cargado de una determinación tímida al nombrarle, aunque palpable.— Vayamos a ver las flores.

    Myrrh no respondió de inmediato. Sentía la tensión en sus palabras, pero también una chispa de esperanza que no había escuchado en mucho tiempo.

    —¿Crees que las flores tengan alguna respuesta? —Preguntó finalmente, con una mezcla de escepticismo y curiosidad que se arrastraba en cada palabra.

    —Tal vez no respuestas, pero… Algo de paz. —Respondio Zaryna, mientras alzaba la mirada hacia el horizonte, su voz parecia haber recrobado su antaño tono, más suave y dulce ahora, casi como un susurro.— Algo que me recuerde que no todo está roto. Que hay belleza incluso en medio de todo esto.

    El dragón permaneció en silencio, observando a través de sus ojos. Sabía que esas palabras no eran solo para él, sino también para ella misma. Eran un intento de convencerse de que podía encontrar algo más allá del peso de las cicatrices.

    Pero, en el fondo, ambos sabían la verdad: Zaryna no había resistido únicamente por Myrrh. Había sido Gazú quien, con su presencia, le había dado algo más por lo que aferrarse. Una razón para seguir, incluso cuando todo parecía perdido. Porque, más que las flores, lo que brillaba era aquel nombre en los pensamientos de Zaryna, como un faro que le había mostrado un camino de regreso desde el abismo.
    𝔽𝕝𝕠𝕣𝕖𝕤 𝕖𝕟 𝕖𝕝 𝔸𝕓𝕚𝕤𝕞𝕠 Había aprendido a evitar los espejos desde entonces. Su cuerpo, cubierto de cicatrices profundas y retorcidas, era un recordatorio constante de lo que había soportado. La carne había sanado, pero el peso de las marcas seguía aplastándola en sueños, como si cada latigazo aún resonara en su mente. 150, en específico. En los días más oscuros, sentía que no eran solo cicatrices en su piel, sino en su alma. —¿Qué logré al sobrevivir? —Solía preguntarse, su voz interna cargada de una mezcla de reproche y cansancio. Dentro de ella, Myrrh también había cambiado. El dragón, que siempre había sido un pilar de frialdad a veces desbocada, ahora parecía... Más silencioso. Más sombrío. Era como si las cadenas invisibles que compartían se hubieran apretado aún más durante la tortura. —El dolor no nos define, Zaryna. Pero tampoco podemos olvidarlo. —Susurró el dragón, su tono grave llenando los rincones oscuros de su mente.— A veces, incluso yo siento que aún está ahí, como un eco que nunca termina. Ella cerraba los ojos cuando las escuchaba. Sus pestañas temblaban, como si con ello pudiera apagar esas voces que la atormentaban. —Dices que no nos define... Pero... —Murmuró de vuelta, pensativa, su voz quebrándose en el filo de cada palabra.— ¿Acaso somos las mismas personas que éramos antes de ese día? El silencio se acentuó entre ambos, cortado solo por los pequeños murmullos del viento en el exterior, golpeando las ventanas de lo que ahora era su refugio, su castillo. Las paredes de piedra parecían observarlos, cargadas con una especie de gravedad que pesaba sobre sus hombros. —No. Pero eso no significa que seamos menos. —Respondió Myrrh tras una pausa medida, sus palabras llegando con una seriedad que calaba profundo.— Somos... Diferentes. Más duros, tal vez. Más conscientes de lo que podemos soportar. Zaryna apretó los puños, sus uñas clavándose en sus palmas, dejando marcas rojizas que desaparecían con el tiempo. —¿Y de qué sirve soportar? —La amargura teñía cada palabra, su voz casi temblando bajo el peso de la frustración.— Ellos me querían rota, y lo lograron. No puedes negar que algo se quebró dentro de mí... Dentro de nosotros. El rugido bajo de Myrrh vibró en su mente, cargado de una frustración contenida que no pudo ocultar. —Tal vez algo se quebró, pero algo también resistió. —Replicó el dragón, su tono firme, pero cargado de una dureza que rozaba la desesperación.— No olvides eso. El dolor... Lo sentimos juntos. Fue un castigo, sí, pero también una prueba. Si soportamos eso… ¿Qué podría doblegarnos ahora? Fue ella quien no respondió de inmediato en ese instante. Sabía que había algo de verdad en sus palabras, pero también había una sombra que no podía ignorar. Porque, aunque había sobrevivido, no podía negar que el precio había sido alto. —A veces, pienso que no es el dolor lo que me atormenta... —Su antiguo tono aterciopelado ahora parecía apagado, cansado.— …Sino lo que dejó atrás. Una versión de mí misma que no volverá. —Esa versión no habría sobrevivido a lo que hemos pasado. —Susurró Myrrh, su tono suavizándose como el roce de un ala.— Ahora eres más fuerte, Zaryna. No perfecta, no indemne... Pero aún estás aquí. Y eso es suficiente. Había noches en las que el silencio entre ambos se volvía insoportable. No eran enemigos, pero tampoco podían consolarse mutuamente del todo, pues las heridas que ambos cargaban eran diferentes. Estaban ligados por algo más profundo que las palabras, y, sin embargo, había un abismo de dolor entre ellos que ninguno sabía cómo cerrar. Aun así, cada amanecer les recordaba que estaban vivos, y aunque la oscuridad de las cicatrices nunca se borraría, había algo que seguía ardiendo en el fondo de ambos: la voluntad de no caer otra vez. Zaryna se levantó del asiento junto a la ventana, sus pasos resonando levemente sobre el suelo de piedra. Afuera, las estrellas comenzaban a desvanecerse ante el tenue resplandor del amanecer. Respiró hondo y se cruzó de brazos, su mirada fija en el horizonte. —Vamos, busquemos a Gazú. —Dijo, girándose hacia la voz en su mente, su tono cargado de una determinación tímida al nombrarle, aunque palpable.— Vayamos a ver las flores. Myrrh no respondió de inmediato. Sentía la tensión en sus palabras, pero también una chispa de esperanza que no había escuchado en mucho tiempo. —¿Crees que las flores tengan alguna respuesta? —Preguntó finalmente, con una mezcla de escepticismo y curiosidad que se arrastraba en cada palabra. —Tal vez no respuestas, pero… Algo de paz. —Respondio Zaryna, mientras alzaba la mirada hacia el horizonte, su voz parecia haber recrobado su antaño tono, más suave y dulce ahora, casi como un susurro.— Algo que me recuerde que no todo está roto. Que hay belleza incluso en medio de todo esto. El dragón permaneció en silencio, observando a través de sus ojos. Sabía que esas palabras no eran solo para él, sino también para ella misma. Eran un intento de convencerse de que podía encontrar algo más allá del peso de las cicatrices. Pero, en el fondo, ambos sabían la verdad: Zaryna no había resistido únicamente por Myrrh. Había sido Gazú quien, con su presencia, le había dado algo más por lo que aferrarse. Una razón para seguir, incluso cuando todo parecía perdido. Porque, más que las flores, lo que brillaba era aquel nombre en los pensamientos de Zaryna, como un faro que le había mostrado un camino de regreso desde el abismo.
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  • Carmina estaba acurrucada en su sillón favorito, envuelta en una manta mientras la lluvia golpeaba suavemente la ventana. En una mano sostenía su celular y en la otra un chocolate caliente que comenzaba a enfriarse. Decidió usar la tranquila noche para buscar algo especial para la fiesta de fin de año a la que sus amigos la habían arrastrado.

    Deslizó su dedo por la pantalla, revisando vestidos brillantes, ajustados y llenos de lentejuelas. Demasiado exagerado. Esto parece una bola de disco. ¿Quién se pondría algo tan corto en diciembre? pensaba mientras descartaba una opción tras otra.

    En su distracción, un toque mal calculado la llevó a otra sección de la tienda. Carmina frunció el ceño al ver que la pantalla se llenó de pequeños mamelucos pastel, gorritos con orejitas y zapatitos diminutos.

    —¿Ropa para bebés? ¿Cómo terminé aquí? —murmuró, lista para retroceder. Pero entonces sus ojos se posaron en un enterizo blanco con un bordado de conejo, y algo dentro de ella se detuvo. Contra todo pronóstico, amplió la imagen. ¿Cómo pueden hacer algo tan adorable?

    Sin darse cuenta, empezó a explorar más opciones. Había vestidos con volantes, bufanditas diminutas y hasta unas botitas que parecían hechas para muñecos. Una sonrisa involuntaria apareció en sus labios mientras su mente empezaba a divagar.

    De pronto, se imaginó sosteniendo a un bebé con ojos brillantes y una risita contagiosa, envuelto en una manta de lana. Visualizó pequeñas manos aferrándose a su dedo, y una vocecita que algún día podría llamarla “mamá”.

    Carmina se sobresaltó, sacudiendo la cabeza como si quisiera borrar aquella imagen. —¡Por Dios! Ni novio tengo, ¿qué voy a andar pensando en bebés? —dijo en voz alta, riéndose de sí misma mientras un leve rubor teñía sus mejillas.

    Aun así, no pudo evitar deslizar un poco más, mirando los zapatitos y los gorritos con una mezcla de ternura y desconcierto. Había algo reconfortante en imaginar un futuro que hasta ahora nunca se había planteado seriamente.

    Finalmente, cerró la sección y volvió a los vestidos para la fiesta de fin de año, pero su mente no dejaba de volver al pequeño mameluco de conejo. Esa noche, antes de dormir, se sorprendió sonriendo ante la idea de que, quizá, algún día, ese pensamiento no sería tan descabellado como parecía ahora.

    Carmina estaba acurrucada en su sillón favorito, envuelta en una manta mientras la lluvia golpeaba suavemente la ventana. En una mano sostenía su celular y en la otra un chocolate caliente que comenzaba a enfriarse. Decidió usar la tranquila noche para buscar algo especial para la fiesta de fin de año a la que sus amigos la habían arrastrado. Deslizó su dedo por la pantalla, revisando vestidos brillantes, ajustados y llenos de lentejuelas. Demasiado exagerado. Esto parece una bola de disco. ¿Quién se pondría algo tan corto en diciembre? pensaba mientras descartaba una opción tras otra. En su distracción, un toque mal calculado la llevó a otra sección de la tienda. Carmina frunció el ceño al ver que la pantalla se llenó de pequeños mamelucos pastel, gorritos con orejitas y zapatitos diminutos. —¿Ropa para bebés? ¿Cómo terminé aquí? —murmuró, lista para retroceder. Pero entonces sus ojos se posaron en un enterizo blanco con un bordado de conejo, y algo dentro de ella se detuvo. Contra todo pronóstico, amplió la imagen. ¿Cómo pueden hacer algo tan adorable? Sin darse cuenta, empezó a explorar más opciones. Había vestidos con volantes, bufanditas diminutas y hasta unas botitas que parecían hechas para muñecos. Una sonrisa involuntaria apareció en sus labios mientras su mente empezaba a divagar. De pronto, se imaginó sosteniendo a un bebé con ojos brillantes y una risita contagiosa, envuelto en una manta de lana. Visualizó pequeñas manos aferrándose a su dedo, y una vocecita que algún día podría llamarla “mamá”. Carmina se sobresaltó, sacudiendo la cabeza como si quisiera borrar aquella imagen. —¡Por Dios! Ni novio tengo, ¿qué voy a andar pensando en bebés? —dijo en voz alta, riéndose de sí misma mientras un leve rubor teñía sus mejillas. Aun así, no pudo evitar deslizar un poco más, mirando los zapatitos y los gorritos con una mezcla de ternura y desconcierto. Había algo reconfortante en imaginar un futuro que hasta ahora nunca se había planteado seriamente. Finalmente, cerró la sección y volvió a los vestidos para la fiesta de fin de año, pero su mente no dejaba de volver al pequeño mameluco de conejo. Esa noche, antes de dormir, se sorprendió sonriendo ante la idea de que, quizá, algún día, ese pensamiento no sería tan descabellado como parecía ahora.
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    //Que interesante. . . Se tuvo que cambiar el personaje. . . Demostrando así. . . Cuan importante fue mi PJ. . . Cuan valioso fue. . . Tanto que decidio dejarlo solo y cuando termino. . . Tratar de borrar todo rastro de alguna existencia de amor entre ellos. . . ¿Le digo como se termina una relación sanamente? Sencillamente recordando con aprecio los buenos momentos vividos, porque si hubo amor en verdad entonces que necesidad hay de borrar algo de eso?. . . Cuando se termina una relación sana de verdad dónde hubo "Amor" entonces sencillamente se recuerda.

    Yo haré lo que ella no hizo:
    Agradezco a la User que a pesar de todo, Al principio me demostro ese amor a Gazú, ese cariño y vivimos roles muy bonitos y hermosos de los cuales me apege bastante, agradezco enormemente por ser la primera persona que le dió atención a mi PJ cuando nadie lo hizo, agradezco su apoyo como su ayuda al enseñarme lo que es FicRol. Me refiero al principio de todo Antes de que cambiara, Nunca entendere porque cambio y no me importa, Pero al ver que cambio su personaje no me sorprende.

    Consejo a todos: Cuiden a sus partners. . . No lo dejen solo o sola. . . No cambien si no es para bien. . . Dejen el orgullo y el egoísmo. . . Olvidense de las mentiras. . . Si quieren vivir una historia bonita de amor debe existir este pilar:

    COMUNICACIÓN

    Salgan un poco, tomen aire, que la vida está a fuera y les enseñara sobre relaciones reales. . . Es lo que tengo que decir para una historia que terminó de forma fatal e innecesaria. . .

    Brindis por lo que quedó. . . Y diré su nombre ya que ella borro al personaje. . . Así que no es suyo. . . No le pertenece y creo que nunca le pertenecio

    Un brindis por Ashrah y Gazú Por los bellos momentos que vivieron, por las cosas buenas de su amorío y por lo bonito que fue. . .

    Lastima que fue arruinado. . . Un brindis por el amor que se tuvieron Hasta nunca

    GAME OVER
    //Que interesante. . . Se tuvo que cambiar el personaje. . . Demostrando así. . . Cuan importante fue mi PJ. . . Cuan valioso fue. . . Tanto que decidio dejarlo solo y cuando termino. . . Tratar de borrar todo rastro de alguna existencia de amor entre ellos. . . ¿Le digo como se termina una relación sanamente? Sencillamente recordando con aprecio los buenos momentos vividos, porque si hubo amor en verdad entonces que necesidad hay de borrar algo de eso?. . . Cuando se termina una relación sana de verdad dónde hubo "Amor" entonces sencillamente se recuerda. Yo haré lo que ella no hizo: Agradezco a la User que a pesar de todo, Al principio me demostro ese amor a Gazú, ese cariño y vivimos roles muy bonitos y hermosos de los cuales me apege bastante, agradezco enormemente por ser la primera persona que le dió atención a mi PJ cuando nadie lo hizo, agradezco su apoyo como su ayuda al enseñarme lo que es FicRol. Me refiero al principio de todo Antes de que cambiara, Nunca entendere porque cambio y no me importa, Pero al ver que cambio su personaje no me sorprende. Consejo a todos: Cuiden a sus partners. . . No lo dejen solo o sola. . . No cambien si no es para bien. . . Dejen el orgullo y el egoísmo. . . Olvidense de las mentiras. . . Si quieren vivir una historia bonita de amor debe existir este pilar: COMUNICACIÓN Salgan un poco, tomen aire, que la vida está a fuera y les enseñara sobre relaciones reales. . . Es lo que tengo que decir para una historia que terminó de forma fatal e innecesaria. . . Brindis por lo que quedó. . . Y diré su nombre ya que ella borro al personaje. . . Así que no es suyo. . . No le pertenece y creo que nunca le pertenecio 🍷Un brindis por Ashrah y Gazú Por los bellos momentos que vivieron, por las cosas buenas de su amorío y por lo bonito que fue. . . Lastima que fue arruinado. . . Un brindis por el amor que se tuvieron 🖤🍷🤍 Hasta nunca GAME OVER 👾☠️
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  • Dime ahora... ¿Qué es lo que deseas sanar? O tal vez... ¿Que es lo que necesitas borrar?
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  • «POV: Kafka»

    Recuerdo haber vagado por las calles en busca de volver donde Boyka, mi visión era borrosa con cada paso que di y luego... —Y luego estoy aquí...—Un murmullo fugaz escapó de mis labios, a pesar de escucharse tan somnoliento y desganado. No sé cómo llegué, ni cuándo vine a parar en este sucio almacén donde su dueño apenas lo adornó con uno que otro mueble. Hay ventanas rotas por donde se pasea el viento frío del mar, creo haber visto agujeros en el techo y las paredes de lámina ya parecen más de óxido que de lámina.

    Tuve un sueño, uno extraño y de naturaleza ilógica; me sentía tan alto, tanto que creí poder robarme un pedazo de nube del cielo; me sentía tan ligero que parecía ser capaz de ganar una carrera contra el viento; tenía hambre, demasiada, y llegó al punto de soñar que me comía un espantapájaros. Pero nada de cómo llegué al almacén. Odio no poder recordar, es frustrante.

    ...

    «POV: ???»

    "¡Policía!"

    Ha pasado media hora desde el grito y la llegada de la policía que no dudó en arrasar con la parte superior de mi local. Hubo un par de gritos más, pero después todo calló.

    —Te dije que no te preocuparas. — Estoy encerrado en un sótano con una persona que me hace pensar que estoy más seguro con la policía que con él. Esos ojos dorados solo inspiran la desconfianza en la gente, temor en aquellos que no van con una pistola a mano.

    Aquí, en la bodega de mi bar, solo hay cuatro personas; dos de mis guardias más confiables, yo y el enfermo mental que tengo enfrente.

    —Boyka... ¿Cómo piensas que puedo hacer un encargo como ese?

    —Tienes influencia en toda la manzana, ¿por qué te costaría tanto? —Me cuestionó enseguida. Ese lunático de verdad está decidido a pagar por algo tan... ruin.

    He conocido varios tipos de criminales; adictos cegados por el placer, estafadores hundidos en estrés y chiflados con delirio de villano de película. No sé con cuál de esos calzaría mejor este remedo de brujo.

    —Si te descubren... ¿Qué me garantiza que la policía no estará en la puerta de mi casa? —En un disimulado movimiento busqué, tan lento y constante como me fue posible, la navaja oculta entre mi pantalón y mi ropa interior. En mis huesos presentía que la respuesta no iba a ser de mi agrado.

    —Yasuke... No. Mejor dicho... Jeremy. —

    Mi nombre. Él lo dijo con total tranquilidad.

    —Mueve un dedo y te doy un tiro en esos ojitos. —

    Mis guardias, amigos de total confianza, no dudaron en sacar las armas, no titubearon en apuntar y amenazar. Los tres estábamos sorprendidos, después de todo ninguno esperaba que ese enfermo supiera el nombre que he estado ocultando durante tantos años.

    —Jeremy... Dame lo que quiero, ahora que te lo pido con tanta paciencia. —Huevudo. Ni siquiera una amenaza de muerte, un tiro en la cabeza, fue capaz de borrarle la sonrisa del rostro.
    «POV: Kafka» Recuerdo haber vagado por las calles en busca de volver donde Boyka, mi visión era borrosa con cada paso que di y luego... —Y luego estoy aquí...—Un murmullo fugaz escapó de mis labios, a pesar de escucharse tan somnoliento y desganado. No sé cómo llegué, ni cuándo vine a parar en este sucio almacén donde su dueño apenas lo adornó con uno que otro mueble. Hay ventanas rotas por donde se pasea el viento frío del mar, creo haber visto agujeros en el techo y las paredes de lámina ya parecen más de óxido que de lámina. Tuve un sueño, uno extraño y de naturaleza ilógica; me sentía tan alto, tanto que creí poder robarme un pedazo de nube del cielo; me sentía tan ligero que parecía ser capaz de ganar una carrera contra el viento; tenía hambre, demasiada, y llegó al punto de soñar que me comía un espantapájaros. Pero nada de cómo llegué al almacén. Odio no poder recordar, es frustrante. ... «POV: ???» "¡Policía!" Ha pasado media hora desde el grito y la llegada de la policía que no dudó en arrasar con la parte superior de mi local. Hubo un par de gritos más, pero después todo calló. —Te dije que no te preocuparas. — Estoy encerrado en un sótano con una persona que me hace pensar que estoy más seguro con la policía que con él. Esos ojos dorados solo inspiran la desconfianza en la gente, temor en aquellos que no van con una pistola a mano. Aquí, en la bodega de mi bar, solo hay cuatro personas; dos de mis guardias más confiables, yo y el enfermo mental que tengo enfrente. —Boyka... ¿Cómo piensas que puedo hacer un encargo como ese? —Tienes influencia en toda la manzana, ¿por qué te costaría tanto? —Me cuestionó enseguida. Ese lunático de verdad está decidido a pagar por algo tan... ruin. He conocido varios tipos de criminales; adictos cegados por el placer, estafadores hundidos en estrés y chiflados con delirio de villano de película. No sé con cuál de esos calzaría mejor este remedo de brujo. —Si te descubren... ¿Qué me garantiza que la policía no estará en la puerta de mi casa? —En un disimulado movimiento busqué, tan lento y constante como me fue posible, la navaja oculta entre mi pantalón y mi ropa interior. En mis huesos presentía que la respuesta no iba a ser de mi agrado. —Yasuke... No. Mejor dicho... Jeremy. — Mi nombre. Él lo dijo con total tranquilidad. —Mueve un dedo y te doy un tiro en esos ojitos. — Mis guardias, amigos de total confianza, no dudaron en sacar las armas, no titubearon en apuntar y amenazar. Los tres estábamos sorprendidos, después de todo ninguno esperaba que ese enfermo supiera el nombre que he estado ocultando durante tantos años. —Jeremy... Dame lo que quiero, ahora que te lo pido con tanta paciencia. —Huevudo. Ni siquiera una amenaza de muerte, un tiro en la cabeza, fue capaz de borrarle la sonrisa del rostro.
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    //No sé si reciclar esta cuenta por qué no la estoy usando y me da miedo borrarla y que el resto se vayan a la puta
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    ¿Que significa cuando tu bloqueas o te bloquean a tí?.

    -Que tus publicaciones son molestas para un desconocido y viceversa.

    -Que tanto daño has hecho que esa persona te ha bloqueado para desligarse de tí para siempre. Borrarte de su vida.

    -Que tú has bloqueado porque esa persona te hizó tanto daño que ya ni mirarla puedes que para sanarte, bloqueas. Desligandote para seguir adelante. Borrandola de tu vida.

    En los dos últimos casos, duele porque cortar lazos no es fácil, pero es más doloroso cuando te lo hacen a tí... Y hay que respetar cuando el otro ya no quiere nada contigo. El bloqueo es algo serio que piensalo bien antes de hacerlo, sólo es justificable cuando el daño es irrevocable.
    ¿Que significa cuando tu bloqueas o te bloquean a tí?. -Que tus publicaciones son molestas para un desconocido y viceversa. -Que tanto daño has hecho que esa persona te ha bloqueado para desligarse de tí para siempre. Borrarte de su vida. -Que tú has bloqueado porque esa persona te hizó tanto daño que ya ni mirarla puedes que para sanarte, bloqueas. Desligandote para seguir adelante. Borrandola de tu vida. En los dos últimos casos, duele porque cortar lazos no es fácil, pero es más doloroso cuando te lo hacen a tí... Y hay que respetar cuando el otro ya no quiere nada contigo. El bloqueo es algo serio que piensalo bien antes de hacerlo, sólo es justificable cuando el daño es irrevocable.
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    Día de limpieza~

    Hora de borrar conversaciónes!
    No olviden limpiar sus chats, correos y fotos inútiles :)
    Un lugar limpio es una mente en descanso.
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    xq justo llega el a unos dias que acabo de borrar a freddy normal XD//
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    Ya llego el terror, el caooos¡ jajajajajaja -risa malévola-
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