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    Hebe Necesito hablar urgente contigo, mandame mensaje ya sea por discord o what, si lo ves solo reacciona a esto para borrarlo
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  • #SliceOfLife


    Llegó a tomar clases de cocina en un restaurante italiano que ofrecía esos cursos todos los inicios de semana. Esa vez, la especialidad era Gamberi con Capelli D'angelo, un tipo de pasta.

    Pero cuando el spaghetti crudo estuvo en las manos de Alexander, éste los cortó y agregó a la sartén, sin darse cuenta que la mayoría en la clase observó esa acción con consternación. Incluso el maestro que, era originalmente italiano, se enrojeció hasta perder el habla y después se asomó a regañarlo en su idioma, completamente ofendido.

    Alexander lo escuchó sin borrar su sonrisa, aunque trataba de no sonreír, pero simplemente era gracioso como se ofendía por ese tipo de cosas, sólo recibió los regaños sin defenderse..
    #SliceOfLife Llegó a tomar clases de cocina en un restaurante italiano que ofrecía esos cursos todos los inicios de semana. Esa vez, la especialidad era Gamberi con Capelli D'angelo, un tipo de pasta. Pero cuando el spaghetti crudo estuvo en las manos de Alexander, éste los cortó y agregó a la sartén, sin darse cuenta que la mayoría en la clase observó esa acción con consternación. Incluso el maestro que, era originalmente italiano, se enrojeció hasta perder el habla y después se asomó a regañarlo en su idioma, completamente ofendido. Alexander lo escuchó sin borrar su sonrisa, aunque trataba de no sonreír, pero simplemente era gracioso como se ofendía por ese tipo de cosas, sólo recibió los regaños sin defenderse..
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  • ~ Creo que las marcas tardarán un tiempo en sanar ~ (tal vez sería bueno que no se borrarán nunca, desearía que fueran permanentes)

    Antes mi postre favorito era el pay de manzana pero ahora eso cambió, tú sabes mucho más dulce Alaric Sterling ~ 🩷
    ~ Creo que las marcas tardarán un tiempo en sanar ~ (tal vez sería bueno que no se borrarán nunca, desearía que fueran permanentes) Antes mi postre favorito era el pay de manzana pero ahora eso cambió, tú sabes mucho más dulce [mirage_green_snake_834] ~ 🩷
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  • Me quito la camiseta despacio porque me duele todo el costado. Me arde. En cuanto la tela deja de rozarme, veo el morado que me dejó contra la silla cuando me empujó. Tengo otro en la cadera y un arañazo largo que aún sangra en el muslo. Me bajo un poco el pantalón para ver mejor. Hay marcas por todas partes, como si alguien hubiese querido borrarme con golpes. Me sostengo del lavabo porque me dan náuseas. Pero no por el dolor. Es por lo que hizo.

    Cierro los ojos un momento y me viene esa imagen de nuevo. La peor. La que no puedo borrar. La que me parte la voz cada vez que intento pensar en otra cosa.

    Sus manos bajándome la ropa interior. No del todo. Pero sí lo suficiente para rozarme. Lo hizo. Metió los dedos justo por el borde, como tanteando. Como si me conociera. Como si aún pensara que podía hacerme suya. Me paralicé. No pude gritar. No pude moverme. Solo me quedé ahí, temblando, esperando que no fuera más lejos. Su voz me decía que nadie iba a venir, que sabía cómo callarme, que siempre supe cómo obedecer.

    Me miro otra vez. Siento asco. No solo por él. Por mí también. Por no haberlo detenido antes. Por no haberme defendido. Por haber sentido miedo otra vez como cuando tenía doce.

    Aprieto los puños. Quiero arrancarme la piel. Pero no puedo. No me queda más que tragarme esta mierda y respirar.
    Me quito la camiseta despacio porque me duele todo el costado. Me arde. En cuanto la tela deja de rozarme, veo el morado que me dejó contra la silla cuando me empujó. Tengo otro en la cadera y un arañazo largo que aún sangra en el muslo. Me bajo un poco el pantalón para ver mejor. Hay marcas por todas partes, como si alguien hubiese querido borrarme con golpes. Me sostengo del lavabo porque me dan náuseas. Pero no por el dolor. Es por lo que hizo. Cierro los ojos un momento y me viene esa imagen de nuevo. La peor. La que no puedo borrar. La que me parte la voz cada vez que intento pensar en otra cosa. Sus manos bajándome la ropa interior. No del todo. Pero sí lo suficiente para rozarme. Lo hizo. Metió los dedos justo por el borde, como tanteando. Como si me conociera. Como si aún pensara que podía hacerme suya. Me paralicé. No pude gritar. No pude moverme. Solo me quedé ahí, temblando, esperando que no fuera más lejos. Su voz me decía que nadie iba a venir, que sabía cómo callarme, que siempre supe cómo obedecer. Me miro otra vez. Siento asco. No solo por él. Por mí también. Por no haberlo detenido antes. Por no haberme defendido. Por haber sentido miedo otra vez como cuando tenía doce. Aprieto los puños. Quiero arrancarme la piel. Pero no puedo. No me queda más que tragarme esta mierda y respirar.
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  • La Casa de los Susurros.
    DINÁMICA 1: “Despertar En La Casa”

    Lo último que pudo recordar fue un nombre: Alejandro.
    Y una inevitable canción que se le vino a la cabeza, seguida de un casi incontenible deseo de cantar. Casi.

    Guardó silencio, mientras echaba un vistazo a su alrededor. La canción desapareció rápidamente de su mente sólo para ser reemplazada por una sensación tan familiar como escalofriante.

    Cuando se tiene que dormir en muchas partes, la mente puede desorientarte y creer que se despierta en algún campamento en medio oriente, en una base de reserva, en casa de sus padres o en su apartamento.

    Ninguna de esas opciones era correcta esta vez, pero se sintió como si pudiera tratarse de cualquiera.

    Su celular estaba a su lado, en la mesita de noche, junto a su smartwatch. ¿Cuándo se lo había quitado? Solía dormir con el.

    Se levantó de la cama. Sus pantuflas estaban ahí, justo a sus pies. Se las calzó, suaves y cómodas como siempre. Se echó a dar sin hacer ruido, como de costumbre. Tenía los ojos apenas abiertos, la modorra aún no lo abandonaba. Aún así, conocía el camino. Se acercó a la ventana, como de costumbre, y clavó un dedo en la tierra de la maceta de una plantita carnívora que había allí. Estaba todavía húmeda, no necesitaba regarla.

    Volvió a la mesita de noche, se echó el celular al bolsillo y se puso el smartwatch. Entonces la vio: una nota.

    "Estás a salvo aquí".

    — Oh, ya veo.

    Dijo, hablándole a la notita.

    Una teoría se formó en su cabeza.
    Esta era una casa de seguridad, un refugio. Algo había pasado y habían tenido que borrarlo del mapa, protegerlo. ¿De qué? No lo sabía. Alguien le contactaría en su debido momento.

    #DespertarEnLaCasa
    La Casa de los Susurros. DINÁMICA 1: “Despertar En La Casa” Lo último que pudo recordar fue un nombre: Alejandro. Y una inevitable canción que se le vino a la cabeza, seguida de un casi incontenible deseo de cantar. Casi. Guardó silencio, mientras echaba un vistazo a su alrededor. La canción desapareció rápidamente de su mente sólo para ser reemplazada por una sensación tan familiar como escalofriante. Cuando se tiene que dormir en muchas partes, la mente puede desorientarte y creer que se despierta en algún campamento en medio oriente, en una base de reserva, en casa de sus padres o en su apartamento. Ninguna de esas opciones era correcta esta vez, pero se sintió como si pudiera tratarse de cualquiera. Su celular estaba a su lado, en la mesita de noche, junto a su smartwatch. ¿Cuándo se lo había quitado? Solía dormir con el. Se levantó de la cama. Sus pantuflas estaban ahí, justo a sus pies. Se las calzó, suaves y cómodas como siempre. Se echó a dar sin hacer ruido, como de costumbre. Tenía los ojos apenas abiertos, la modorra aún no lo abandonaba. Aún así, conocía el camino. Se acercó a la ventana, como de costumbre, y clavó un dedo en la tierra de la maceta de una plantita carnívora que había allí. Estaba todavía húmeda, no necesitaba regarla. Volvió a la mesita de noche, se echó el celular al bolsillo y se puso el smartwatch. Entonces la vio: una nota. "Estás a salvo aquí". — Oh, ya veo. Dijo, hablándole a la notita. Una teoría se formó en su cabeza. Esta era una casa de seguridad, un refugio. Algo había pasado y habían tenido que borrarlo del mapa, protegerlo. ¿De qué? No lo sabía. Alguien le contactaría en su debido momento. #DespertarEnLaCasa
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  • En lo más alto de la más alta colina de Grecia, mira contemplando el abismo pues no por ciega el paisaje dejaba de penetrarla. Y en aquella colina fuera de la vista de todos se plantea una pregunta.
    Igual es el momento de dejar estás tierras, borrar y empezar de zero.
    En lo más alto de la más alta colina de Grecia, mira contemplando el abismo pues no por ciega el paisaje dejaba de penetrarla. Y en aquella colina fuera de la vista de todos se plantea una pregunta. Igual es el momento de dejar estás tierras, borrar y empezar de zero.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    || Ojalá saber porque me borraron mi otra cuenta, misterios de la vida (??)
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  • No hables, No, no lo intentes
    Esto ha sido un secreto por mucho tiempo, No huyas, no te escondas
    Has estado huyendo de eso por mucho tiempo.
    Tantas mañanas me desperté confundida, En mis sueños, hago todo lo que quiero contigo

    Mis emociones están expuestas, Me están volviendo loca
    Ahora, no siento vergüenza De estar gritando a todo pulmón por ti
    No tengo miedo de enfrentarlo
    Te necesito más de lo que quisiera
    Muéstrame que no sientes vergüenza

    ¿Por qué no lo escribes en mi cuello?
    No lo borraré…
    No hables, No, no lo intentes Esto ha sido un secreto por mucho tiempo, No huyas, no te escondas Has estado huyendo de eso por mucho tiempo. Tantas mañanas me desperté confundida, En mis sueños, hago todo lo que quiero contigo Mis emociones están expuestas, Me están volviendo loca Ahora, no siento vergüenza De estar gritando a todo pulmón por ti No tengo miedo de enfrentarlo Te necesito más de lo que quisiera Muéstrame que no sientes vergüenza ¿Por qué no lo escribes en mi cuello? No lo borraré…
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  • Angela me dejó frente al portal hace media hora. Iba a tomar café con su amiga. Tiempo justo para que yo viniera a buscar unos papeles, ropa, la Glock con silenciador y poco más. También coger a Lunetta

    Entro como siempre, viendo todo en orden. Cierro la puerta, dejo el abrigo en el perchero, me recojo el pelo en una coleta rápida y voy directo al dormitorio. Saco la caja de munición de la estantería y la meto en la bolsa negra. Me agacho para buscar la pistola detrás del doble fondo de la cómoda.

    Y entonces escucho el sonido. Una respiración.

    Me congelo y me levanto despacio girándome. Lo veo.

    Está en el pasillo.
    Apoyado en la pared como si fuera su puta casa.

    Mi padre.

    Más delgado, con la barba sucia, los ojos más hundidos, pero igual.
    La misma mirada.

    —¿No vas a saludar, bambina?

    No digo nada ni me muevo. Él da un paso. Yo otro hacia atrás.

    —Te tomaste tu tiempo —escupo.
    —Tú también —dice él—. Doce años es mucho, ¿no crees?

    —Te lo merecías.

    Sonríe. Esa sonrisa ladeada que me dan ganas de borrarle de un puñetazo.

    —Me entregaste. A los doce. ¿Te acuerdas?
    —No me olvido de lo que hice bien.

    Él asiente despacio. Se saca un cuchillo pequeño del bolsillo del abrigo.

    —No vengo a matarte aún. Solo quería que supieras que estoy de vuelta.
    —Te metiste solo en ese agujero. Yo solo abrí la puerta.

    —Y ahora te la vengo a cerrar —dice.

    Se me lanza encima antes de que reaccione. Me cubro el costado pero el cuchillo me roza por debajo de la costilla izquierda. No es profundo, pero me quema al instante. Me echo hacia atrás, le doy una patada en la rodilla, lo desestabilizo, cojo la lámpara de la mesita y se la estampo en la cabeza. No lo dejo caer. Le clavo la rodilla en el pecho y él se ríe con la sangre en los labios.

    —Esto es solo el principio.

    Se levanta como puede. Cojea, pero sale por la ventana de la cocina. La dejó semiabierta, el muy desgraciado.

    Respiro agitada. Me miro la camiseta. Rota y manchada de rojo.
    La herida no es grave, pero sangra. Me limpio como puedo vendándome el torso y me pongo una camisa nueva encima. Todo limpio.

    Pienso en llamar a Angela. No sé si debería contárselo, así que espero a que acabe y me recoja. Ya decidiré si se lo digo o no.
    Angela me dejó frente al portal hace media hora. Iba a tomar café con su amiga. Tiempo justo para que yo viniera a buscar unos papeles, ropa, la Glock con silenciador y poco más. También coger a Lunetta Entro como siempre, viendo todo en orden. Cierro la puerta, dejo el abrigo en el perchero, me recojo el pelo en una coleta rápida y voy directo al dormitorio. Saco la caja de munición de la estantería y la meto en la bolsa negra. Me agacho para buscar la pistola detrás del doble fondo de la cómoda. Y entonces escucho el sonido. Una respiración. Me congelo y me levanto despacio girándome. Lo veo. Está en el pasillo. Apoyado en la pared como si fuera su puta casa. Mi padre. Más delgado, con la barba sucia, los ojos más hundidos, pero igual. La misma mirada. —¿No vas a saludar, bambina? No digo nada ni me muevo. Él da un paso. Yo otro hacia atrás. —Te tomaste tu tiempo —escupo. —Tú también —dice él—. Doce años es mucho, ¿no crees? —Te lo merecías. Sonríe. Esa sonrisa ladeada que me dan ganas de borrarle de un puñetazo. —Me entregaste. A los doce. ¿Te acuerdas? —No me olvido de lo que hice bien. Él asiente despacio. Se saca un cuchillo pequeño del bolsillo del abrigo. —No vengo a matarte aún. Solo quería que supieras que estoy de vuelta. —Te metiste solo en ese agujero. Yo solo abrí la puerta. —Y ahora te la vengo a cerrar —dice. Se me lanza encima antes de que reaccione. Me cubro el costado pero el cuchillo me roza por debajo de la costilla izquierda. No es profundo, pero me quema al instante. Me echo hacia atrás, le doy una patada en la rodilla, lo desestabilizo, cojo la lámpara de la mesita y se la estampo en la cabeza. No lo dejo caer. Le clavo la rodilla en el pecho y él se ríe con la sangre en los labios. —Esto es solo el principio. Se levanta como puede. Cojea, pero sale por la ventana de la cocina. La dejó semiabierta, el muy desgraciado. Respiro agitada. Me miro la camiseta. Rota y manchada de rojo. La herida no es grave, pero sangra. Me limpio como puedo vendándome el torso y me pongo una camisa nueva encima. Todo limpio. Pienso en llamar a Angela. No sé si debería contárselo, así que espero a que acabe y me recoja. Ya decidiré si se lo digo o no.
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  • °Decidida a que comenzaría desde cero —otra jodida vez—, me levanté de la cama y caminé directo al baño de una forma un tanto tambaleante.

    Con el desmaquillante comencé a borrar cada trazo de mi rostro, como si cada línea, cada sombra, fuera un error que debía desaparecer.
    Luego vinieron los piercings.
    Uno a uno, los fui quitando en silencio y dejándolos caer en el lavamanos.
    Después los tatuajes.

    Me los arranqué y no de una forma "emocional" , literalmente me los quite,como si fuera una serpiente mudando de piel,
    como si pudiera desprender de mi cuerpo todo lo que alguna vez me hizo sentir fuerte.
    Aquella " piel vieja" caían en espiral,
    hundidos al fondo del retrete como recuerdos que ya no quería volver a ver.

    Por un momento, mi rostro quedó en blanco.
    Sin expresión. Sin cicatriz. Sin historia.
    Una muñeca completamente limpia.°

    –"...."

    °Deslicé mi mano por la piel recién despojada de mi máscara…
    Y apagué la luz del baño.°
    °Decidida a que comenzaría desde cero —otra jodida vez—, me levanté de la cama y caminé directo al baño de una forma un tanto tambaleante. Con el desmaquillante comencé a borrar cada trazo de mi rostro, como si cada línea, cada sombra, fuera un error que debía desaparecer. Luego vinieron los piercings. Uno a uno, los fui quitando en silencio y dejándolos caer en el lavamanos. Después los tatuajes. Me los arranqué y no de una forma "emocional" , literalmente me los quite,como si fuera una serpiente mudando de piel, como si pudiera desprender de mi cuerpo todo lo que alguna vez me hizo sentir fuerte. Aquella " piel vieja" caían en espiral, hundidos al fondo del retrete como recuerdos que ya no quería volver a ver. Por un momento, mi rostro quedó en blanco. Sin expresión. Sin cicatriz. Sin historia. Una muñeca completamente limpia.° –"...." °Deslicé mi mano por la piel recién despojada de mi máscara… Y apagué la luz del baño.°
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