- Los Mártires no saben Nadar con Salvavidas -
Fondo Musical:
https://youtu.be/blyK-QkZkQ8?si=ceOh0679WEmpcy3w
"Tus ojos, lágrimas y rezos me protegen. Devastadora Ilusión. Demencia durmiente de mis albores de seda. Soy uno contigo".
En la recámara de mis huesos astados, persiste el eco, que confabula a los solariegos de mis entrañas. Quiera Él que ejecute lo desbocado. Quiera Él que monte el mundo desde estos predestinados ejes cardinales. Esa mantra que no abandona a mis testas de cristal.
Doy un sorbo a tu savia vitae, tan azul como un firmamento que reverdece en lo pútrido que reviste las pieles sumisas de las criaturas que parí. Trecemesinos. Soy el amado. Persisto en la línea de la vida; rebeldía de las colas de cerdo que asoman en cada santificada pared de su existencia.
Abro el armario del magnánimo; beso su miembro; unto su anatomía y lo abrigo con las cortinas que brotan de mi velo. Los gusanos de seda, juegos en mis hombros; él se retuerce. Tú me visitas desde el centro de mi existencia. Me susurras al oído que no renazca en el miedo que perdura entre nosotros.
En el hoy que es hoy. En el mañana que es mañana. En la tarde que es tarde recito tus génesis. Persisto en el éxtasis. Las visiones, los heraldos de Amor por amor a mis moradas. En esta vez veo a un edificio sonriente, beso el ectoplasma de tu anatomía. Terso tu ombligo y devoro los restos que me ofrece.
Suena la campanilla de plata que cuelga de mi cintura, junto a lo curtido de mi athame y las tres cabezas cuyos labios son la delicia de mi reino interior. Textuales son las apariciones que entreveo en el ojo de mi edén. Tiento al orgullo, redirecciono tus principios ante el poniente. Enfrasco recuerdos dentro de recuerdos, dentro de recuerdos. Trabajo para tu causa.
En mi morada, el velo que me arropa te envuelve. Mi desnudez perpetua por tus noches de esmeraldas. Soy el principio del fin. Ente silente de tus abismos de nácar. Estoy aquí, ahora. En el ayer, hoy, mañana. Te busco, te anuncio; resuena tu voz en mi testa como el trueno dentro de un trueno de tambores de escarlatas.
Danzo en mis sueños para ti. Mis suelos de mándalas redescubren nuestros principios y fines. Un espectro. Las notas que perlan tus ojos y las cuentas con las que perdono al dios astado sólo huyen ante mis almas de piedras preciosas.
Alzo mi cabeza. Te veo. Te escudo. Te anuncio. Hoy te venero. Hacemos el Amor en nuestras memorias. Mentes pasadas, presentes, futuras. Escribo a tu conjunción de astros, delato tu existencia. Mis rostros pintados con el lema de tu protección me dan una razón para existir.
Soy el astado encerrado en esta anquilosada anatomía. Un instrumento de tu paz. De tu hegemonía.
Una pulga, jején, ladilla, gusano, piojo que raya con delicias de susurros.
Una pulga, jején, ladilla, gusano, piojo que entona los cánticos con los que estremeces mi existencia demolida.
Una pulga, jején, ladilla, gusano, piojo que se escuda en el centro de mi pecho como crecientes lunares.
Nuestros amatorios ecos liberan al universo. Montamos el mundo con tu voz y mi existencia destellada, amistad entre las liendras de nuestras cabezas. Principios y fines desolados. Un vientre distendido me anunció en forma de cuentas de lluvia.
Genuino sonido de maracas. Envalentona la búsqueda entre nuestras etéreas corporeidades. Nuestra etérea corporeidad hace el amor con las estrellas. Hacemos el Amor con el sigilo que pintamos con henna en nuestras ramas.
Gris verdor en mis muñecas. Rosadas mejillas en las estelas de mis brumas. Ejecuto tu monólogo de hambre. Revisto al regente de mis sueños. Ese al que siempre puedo soñar en mis sueños con aroma a chinches sobre plumas de cisnes y gansos. Soy el oro, mirra y tafetán que enarbolo y atisbo ante el altar de tu presencia.
Sólo soy el instrumento de tu homónima paz. Una perla de tu luz. Creciente lucero de la mañana.
- Los Mártires no saben Nadar con Salvavidas -
Fondo Musical: https://youtu.be/blyK-QkZkQ8?si=ceOh0679WEmpcy3w
"Tus ojos, lágrimas y rezos me protegen. Devastadora Ilusión. Demencia durmiente de mis albores de seda. Soy uno contigo".
En la recámara de mis huesos astados, persiste el eco, que confabula a los solariegos de mis entrañas. Quiera Él que ejecute lo desbocado. Quiera Él que monte el mundo desde estos predestinados ejes cardinales. Esa mantra que no abandona a mis testas de cristal.
Doy un sorbo a tu savia vitae, tan azul como un firmamento que reverdece en lo pútrido que reviste las pieles sumisas de las criaturas que parí. Trecemesinos. Soy el amado. Persisto en la línea de la vida; rebeldía de las colas de cerdo que asoman en cada santificada pared de su existencia.
Abro el armario del magnánimo; beso su miembro; unto su anatomía y lo abrigo con las cortinas que brotan de mi velo. Los gusanos de seda, juegos en mis hombros; él se retuerce. Tú me visitas desde el centro de mi existencia. Me susurras al oído que no renazca en el miedo que perdura entre nosotros.
En el hoy que es hoy. En el mañana que es mañana. En la tarde que es tarde recito tus génesis. Persisto en el éxtasis. Las visiones, los heraldos de Amor por amor a mis moradas. En esta vez veo a un edificio sonriente, beso el ectoplasma de tu anatomía. Terso tu ombligo y devoro los restos que me ofrece.
Suena la campanilla de plata que cuelga de mi cintura, junto a lo curtido de mi athame y las tres cabezas cuyos labios son la delicia de mi reino interior. Textuales son las apariciones que entreveo en el ojo de mi edén. Tiento al orgullo, redirecciono tus principios ante el poniente. Enfrasco recuerdos dentro de recuerdos, dentro de recuerdos. Trabajo para tu causa.
En mi morada, el velo que me arropa te envuelve. Mi desnudez perpetua por tus noches de esmeraldas. Soy el principio del fin. Ente silente de tus abismos de nácar. Estoy aquí, ahora. En el ayer, hoy, mañana. Te busco, te anuncio; resuena tu voz en mi testa como el trueno dentro de un trueno de tambores de escarlatas.
Danzo en mis sueños para ti. Mis suelos de mándalas redescubren nuestros principios y fines. Un espectro. Las notas que perlan tus ojos y las cuentas con las que perdono al dios astado sólo huyen ante mis almas de piedras preciosas.
Alzo mi cabeza. Te veo. Te escudo. Te anuncio. Hoy te venero. Hacemos el Amor en nuestras memorias. Mentes pasadas, presentes, futuras. Escribo a tu conjunción de astros, delato tu existencia. Mis rostros pintados con el lema de tu protección me dan una razón para existir.
Soy el astado encerrado en esta anquilosada anatomía. Un instrumento de tu paz. De tu hegemonía.
Una pulga, jején, ladilla, gusano, piojo que raya con delicias de susurros.
Una pulga, jején, ladilla, gusano, piojo que entona los cánticos con los que estremeces mi existencia demolida.
Una pulga, jején, ladilla, gusano, piojo que se escuda en el centro de mi pecho como crecientes lunares.
Nuestros amatorios ecos liberan al universo. Montamos el mundo con tu voz y mi existencia destellada, amistad entre las liendras de nuestras cabezas. Principios y fines desolados. Un vientre distendido me anunció en forma de cuentas de lluvia.
Genuino sonido de maracas. Envalentona la búsqueda entre nuestras etéreas corporeidades. Nuestra etérea corporeidad hace el amor con las estrellas. Hacemos el Amor con el sigilo que pintamos con henna en nuestras ramas.
Gris verdor en mis muñecas. Rosadas mejillas en las estelas de mis brumas. Ejecuto tu monólogo de hambre. Revisto al regente de mis sueños. Ese al que siempre puedo soñar en mis sueños con aroma a chinches sobre plumas de cisnes y gansos. Soy el oro, mirra y tafetán que enarbolo y atisbo ante el altar de tu presencia.
Sólo soy el instrumento de tu homónima paz. Una perla de tu luz. Creciente lucero de la mañana.