• Su rostro, aunque era sumamente afeminado, estaba dejando atrás las facciones de adolescente, los 20´s lo alcanzaron, el cabello corto quedaría atrás dejándolo crecer, esos rubios naturales y lacios tocaban las puntas de sus delgados y picudos hombros, la vestimenta más formal, pero siempre coloridas la mayoría de las veces. 

    Los sueños recurrentes de forma negativa seguían siendo sus carceleros, amaba lo que era no importaba que causara tanto desastre emocional en su vida con los que se acercaran a él, jamás, había tenido novio, del poblado donde nació y creció no le fue posible ser parte de la “sociedad”, fue atacado por su esencia única, hasta llegar a la gran ciudad, donde empezaría conocer a personas increíbles como él. 


    Con dos trabajos era imposible salir a divertirse todos los días, tomando conciencia que de él dependía su abuelo y su hermana pequeña, omitía las salidas y cuando lo realizaba era al "Cosmos", bar conocido por todos y en solitario, una suave bebida y de nuevo al pequeño departamento que rentaba al sur. 

    Un día de aquellos que elegía para pasar un tiempo consigo mismo, el celular sonó, parando la música, llamando así la atención, los audífonos de diadema los llevó a al cuello. Con curiosidad, la vista se posó en aquel aparato, desbloqueando con el índice derecho, notó el  -"Hola ¡Qué tal!" -, que provenía de un número que no tenía registrado, por seguridad, no contestó, de nuevo llevando los audífonos a su cabeza, dejó que la música inundara sus oídos, cerró los ojos, disfrutando del aire puro bajo aquel árbol que regalaba una sombra fantástica en la banca metálica donde estaba posado. 
    Su rostro, aunque era sumamente afeminado, estaba dejando atrás las facciones de adolescente, los 20´s lo alcanzaron, el cabello corto quedaría atrás dejándolo crecer, esos rubios naturales y lacios tocaban las puntas de sus delgados y picudos hombros, la vestimenta más formal, pero siempre coloridas la mayoría de las veces.  Los sueños recurrentes de forma negativa seguían siendo sus carceleros, amaba lo que era no importaba que causara tanto desastre emocional en su vida con los que se acercaran a él, jamás, había tenido novio, del poblado donde nació y creció no le fue posible ser parte de la “sociedad”, fue atacado por su esencia única, hasta llegar a la gran ciudad, donde empezaría conocer a personas increíbles como él.  Con dos trabajos era imposible salir a divertirse todos los días, tomando conciencia que de él dependía su abuelo y su hermana pequeña, omitía las salidas y cuando lo realizaba era al "Cosmos", bar conocido por todos y en solitario, una suave bebida y de nuevo al pequeño departamento que rentaba al sur.  Un día de aquellos que elegía para pasar un tiempo consigo mismo, el celular sonó, parando la música, llamando así la atención, los audífonos de diadema los llevó a al cuello. Con curiosidad, la vista se posó en aquel aparato, desbloqueando con el índice derecho, notó el  -"Hola ¡Qué tal!" -, que provenía de un número que no tenía registrado, por seguridad, no contestó, de nuevo llevando los audífonos a su cabeza, dejó que la música inundara sus oídos, cerró los ojos, disfrutando del aire puro bajo aquel árbol que regalaba una sombra fantástica en la banca metálica donde estaba posado. 
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  • Más víctimas
    Fandom V:LM, Varios
    Categoría Suspenso
    [Para responder quien guste.]


    Los casos iban en aumento cada noche. Primero empezaron como asesinatos esparcidos cada cierto tiempo alrededor de la ciudad, luego se hicieron progresivamente más constantes. No solo eso, sino que también aumentaban en número de víctimas. Sin importar si eran hombres, mujeres, niños o ancianos, todos terminaban igual: en callejones oscuros, casi sin una gota de sangre en el cuerpo, aunque sí podía encontrarse en algunas partes del callejón. Tenían las yugulares abiertas de par en par y, algunos de ellos, las mandíbulas destrozadas o directamente sin ellas.

    Mikha se encontraba en uno de los últimos callejones donde se encontraron los cuerpos. Era medianoche, pero ella iba con un paraguas consigo, cubriéndola de la lluvia. Frunció el ceño, aún podía notar el aroma a sangre allí, y también algo más.

    𝘔𝘢𝘭𝘬𝘢𝘷𝘪𝘢𝘯.

    Era la única respuesta, esos vampiros (bestias, más bien) eran erráticos, descontrolados. Sin embargo, nunca antes habían sido tan obvios en grandes ciudades, sobre todo porque otros clanes también trataban de mantenerlos a raya.

    A los asesinatos se lo atribuían a alguien despiadado, un mismo asesino o pequeño grupo de ellos que iban en conjunto. El problema era que, sabiendo cómo operaban, la vampiresa tenía la certeza que los ataques iban a volverse cada vez más brutales. A más investigación, más sospecha y, por ende, terminarían afectando a los chupasangre en general. Eso no podía ocurrir.

    Los pasos de la pelinegra resonaban en el callejón oscuro a medida que avanzó hasta el punto donde se encontraron tres cuerpos de unas adolescentes durante la mañana, observó y olfateó con sutileza intentando dar con un rastro.

    —Siempre dejan algo... No pueden ocultarse tan bien. —habló para sí misma, pensando que estaba completamente sola. Después de todo, estaba enfocada en otra cosa y ese callejón era por completo desolado.
    [Para responder quien guste.] Los casos iban en aumento cada noche. Primero empezaron como asesinatos esparcidos cada cierto tiempo alrededor de la ciudad, luego se hicieron progresivamente más constantes. No solo eso, sino que también aumentaban en número de víctimas. Sin importar si eran hombres, mujeres, niños o ancianos, todos terminaban igual: en callejones oscuros, casi sin una gota de sangre en el cuerpo, aunque sí podía encontrarse en algunas partes del callejón. Tenían las yugulares abiertas de par en par y, algunos de ellos, las mandíbulas destrozadas o directamente sin ellas. Mikha se encontraba en uno de los últimos callejones donde se encontraron los cuerpos. Era medianoche, pero ella iba con un paraguas consigo, cubriéndola de la lluvia. Frunció el ceño, aún podía notar el aroma a sangre allí, y también algo más. 𝘔𝘢𝘭𝘬𝘢𝘷𝘪𝘢𝘯. Era la única respuesta, esos vampiros (bestias, más bien) eran erráticos, descontrolados. Sin embargo, nunca antes habían sido tan obvios en grandes ciudades, sobre todo porque otros clanes también trataban de mantenerlos a raya. A los asesinatos se lo atribuían a alguien despiadado, un mismo asesino o pequeño grupo de ellos que iban en conjunto. El problema era que, sabiendo cómo operaban, la vampiresa tenía la certeza que los ataques iban a volverse cada vez más brutales. A más investigación, más sospecha y, por ende, terminarían afectando a los chupasangre en general. Eso no podía ocurrir. Los pasos de la pelinegra resonaban en el callejón oscuro a medida que avanzó hasta el punto donde se encontraron tres cuerpos de unas adolescentes durante la mañana, observó y olfateó con sutileza intentando dar con un rastro. —Siempre dejan algo... No pueden ocultarse tan bien. —habló para sí misma, pensando que estaba completamente sola. Después de todo, estaba enfocada en otra cosa y ese callejón era por completo desolado.
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  • Siglo xv

    Era de las inovaciones, era de los descubrimientos, el año que todo cambiaria para Blue, mas bien para Aoi, una adolescente con 18 años recién cumplidos la cual nacio en el ceno de una familia humilde, padre y madre que cosechaban los campos, ella solia escapar en las noches para poder tomar un baño en el río cercano de su pequeña casa, también había conocido al hombre que cambiaria su vida, el siempre tan distante, pero también parecia no poder apartar su mirada de ella, aquello la ponia nerviosa, mas de lo que podria imaginar.

    — Desde que nos conocimos... ¿por que mantiene su distancia? — Aquella humana pregunto con cierta curiosidad.

    Adryan Bradford
    Siglo xv Era de las inovaciones, era de los descubrimientos, el año que todo cambiaria para Blue, mas bien para Aoi, una adolescente con 18 años recién cumplidos la cual nacio en el ceno de una familia humilde, padre y madre que cosechaban los campos, ella solia escapar en las noches para poder tomar un baño en el río cercano de su pequeña casa, también había conocido al hombre que cambiaria su vida, el siempre tan distante, pero también parecia no poder apartar su mirada de ella, aquello la ponia nerviosa, mas de lo que podria imaginar. — Desde que nos conocimos... ¿por que mantiene su distancia? — Aquella humana pregunto con cierta curiosidad. [echo_gray_eagle_292]
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  • Cambia esa cara , de armagad@ y ven solo un poco de diversión....
    ¿Infantil? , claro que no solo es para alegría un poco y apesar de que soy una adolescente aveces se comportame una chica de mi edad
    Cambia esa cara , de armagad@ y ven solo un poco de diversión.... ¿Infantil? , claro que no solo es para alegría un poco y apesar de que soy una adolescente aveces se comportame una chica de mi edad
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  • #Byul
    #Birthday
    #Libre


    - Quería un gato, un gato verdadero. Recordó la vez pasada que les pidió una mascota a sus padres y en lugar de una real, le consiguieron un juguete parlante. Ya no estaba pequeño, ahora era un adolescente normal con intereses gustos y prejuicios y alguien responsable. Estaba considerando hacer huelga de hambre para que le dieran un gato. -

    — Tsk, si tan sólo no fuera alérgico a ellos...
    #Byul #Birthday #Libre - Quería un gato, un gato verdadero. Recordó la vez pasada que les pidió una mascota a sus padres y en lugar de una real, le consiguieron un juguete parlante. Ya no estaba pequeño, ahora era un adolescente normal con intereses gustos y prejuicios y alguien responsable. Estaba considerando hacer huelga de hambre para que le dieran un gato. - — Tsk, si tan sólo no fuera alérgico a ellos...
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    -ˋˏ ༻✿༺ ˎˊ-
    #Monorol


    ᠂ ⚘᠂ Desde que había renunciado a la idea de convertirse en el recipiente del señor Tengen para inscribirse a Jujutsu, honestamente... No logro avanzar ni un poco en sus habilidades como hechicera, es más estaba en un limbo por el estancamiento tan grande que tenía al no mostrar gran seña de poder maldito más allá de su capacidad visual al ser capaz de ver y percibir a las maldiciones en un rango cercano a su persona.

    ᠂ ¿Lo que lo hacía peor? Gojo y Geto no dejaban de molestarla con respecto a ese tema; particularmente el albino porque el hechicero -emo come maldiciones- como lo había llamado de cariño; parecía un poco más decaído cada día a pesar de que aún con ese aspecto seguía cada broma que a Satoru se le ocurriera hacerle.

    ᠂ un día en particular cansada de todas las burlas recibidas por parte del hechicero mayor con sus 'eres una mocosa mimada y sin talento' a Riko se le ocurrió soltar en un grito a todo pulmón y de la nada '¡Ya van a ver! ¡Voy a ser tan buena hechicera que incluso lograre hacer la técnica de "Aka" mucho mejor que él idiota de Gojo!'.

    ᠂ Cabe decir que las expresiones de sorpresa o las burlas de los de primer año con los de segundo no faltaron. Sumado todo a Comentarios como 'eso es imposible', 'Es una técnica del clan Gojo no podrás usarla jamás' y muchos más llegaron a sus oídos; Ahora con el orgullo herido y una fuerte convicción, decidió esforzarse en tratar de imitar lo más que pudiera aquella técnica e incluso superarla sin importar lo que tuviera que hacer para ello.

    ᠂ Lo que con llevo a que la menor no tomara ni un solo descanso hasta que semanas después, durante uno de los entrenamientos matutinos finalemente Amanai colapso a tal grado de desmayarse justo antes de recibir un ataque lo que le evito salir herida pero no aún así el ser trasladada a la enfermería rápidamente por Gojo, Geto y atendida por Ieiri como parte de sus prácticas.

    ᠂ La mirada de los tres adolescentes se mantuvo llena de preocupación hacia la menor que se encontraba descansando en una de las camillas después recibir los cuidados básicos para su condición al menos hasta que la escucharon susurrar en su estado de inconsciencia: 'Yo voy a poder hacerlo', 'Rotanción inversa: resplandor rojo' o '¡Al fin lo logré!'. Esas simples palabras le hicieron saber a los hechiceros que definitivamente la pequeña estaría bien, además justo antes de su desmayo, Riko podido manifestar un poco de su poder maldito al crear un shikigami con forma de una ballena pequeña.

    -ˋˏ ༻✿༺ ˎˊ-
    -ˋˏ ༻✿༺ ˎˊ- #Monorol ᠂ ⚘᠂ Desde que había renunciado a la idea de convertirse en el recipiente del señor Tengen para inscribirse a Jujutsu, honestamente... No logro avanzar ni un poco en sus habilidades como hechicera, es más estaba en un limbo por el estancamiento tan grande que tenía al no mostrar gran seña de poder maldito más allá de su capacidad visual al ser capaz de ver y percibir a las maldiciones en un rango cercano a su persona. ᠂ ¿Lo que lo hacía peor? Gojo y Geto no dejaban de molestarla con respecto a ese tema; particularmente el albino porque el hechicero -emo come maldiciones- como lo había llamado de cariño; parecía un poco más decaído cada día a pesar de que aún con ese aspecto seguía cada broma que a Satoru se le ocurriera hacerle. ᠂ un día en particular cansada de todas las burlas recibidas por parte del hechicero mayor con sus 'eres una mocosa mimada y sin talento' a Riko se le ocurrió soltar en un grito a todo pulmón y de la nada '¡Ya van a ver! ¡Voy a ser tan buena hechicera que incluso lograre hacer la técnica de "Aka" mucho mejor que él idiota de Gojo!'. ᠂ Cabe decir que las expresiones de sorpresa o las burlas de los de primer año con los de segundo no faltaron. Sumado todo a Comentarios como 'eso es imposible', 'Es una técnica del clan Gojo no podrás usarla jamás' y muchos más llegaron a sus oídos; Ahora con el orgullo herido y una fuerte convicción, decidió esforzarse en tratar de imitar lo más que pudiera aquella técnica e incluso superarla sin importar lo que tuviera que hacer para ello. ᠂ Lo que con llevo a que la menor no tomara ni un solo descanso hasta que semanas después, durante uno de los entrenamientos matutinos finalemente Amanai colapso a tal grado de desmayarse justo antes de recibir un ataque lo que le evito salir herida pero no aún así el ser trasladada a la enfermería rápidamente por Gojo, Geto y atendida por Ieiri como parte de sus prácticas. ᠂ La mirada de los tres adolescentes se mantuvo llena de preocupación hacia la menor que se encontraba descansando en una de las camillas después recibir los cuidados básicos para su condición al menos hasta que la escucharon susurrar en su estado de inconsciencia: 'Yo voy a poder hacerlo', 'Rotanción inversa: resplandor rojo' o '¡Al fin lo logré!'. Esas simples palabras le hicieron saber a los hechiceros que definitivamente la pequeña estaría bien, además justo antes de su desmayo, Riko podido manifestar un poco de su poder maldito al crear un shikigami con forma de una ballena pequeña. -ˋˏ ༻✿༺ ˎˊ-
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  • 𝓟𝓻𝓲𝓷𝓬𝓮𝓼𝓪 𝓑𝓮𝓻𝓲𝓽
    Fandom OC
    Categoría Drama
    · 2013 ·

    Los tacones de la directora repiqueteaban a toda velocidad por el pasillo principal de la escuela, tratando de apurar el paso y además, no perder el equilibrio que pudiese poner en riesgo su integridad. Estaba completamente fuera de sus cabales y solo tenía en la mente una imagen de a quién buscar y a quién responsabilizar.

    —Oh, Rider... ¡ahora sí que te la has cargado!

    Algunos alumnos que pululaban por el pasillo sintieron la curiosidad picar en sus nucas, girándose para ver a la enfadadísima directora yendo hacia la salida del edificio, por la puerta trasera, que llevaba a las instalaciones deportivas. Si aquél anónimo decía la verdad, iba a terminar de una vez por todas con el problema número uno de su colegio: Berit Rider.

    No aminoró el paso al llegar al campo de futbol, viendo que efectivamente, el anónimo no se había equivocado ni un poquito: un buen puñado de alumnos y alumnas estaban armando jaleo en el campo, mirando todos a la misma dirección. En uno de los postes, colgado con lo que parecían toallas y cuerdas, uno de los alumnos del último curso, Blake Shordan, estaba atado y suplicando que por favor lo soltasen. Las risas y las voces amortiguaban la voz principal, de la animadora que estaba claramente llevando la situación y a la que rodeaba la muchedumbre, justo enfrente de su víctima.

    —¿Vas a decirles la verdad?— dijo Berit con un chorro de voz potente— Vamos, Blake...
    —¡Berit, suéltame! ¡Diles que me bajen, por favor!
    —¡No te escucho! ¿Vas a contar lo que realmente pasó o no? Podemos dejarte aquí toda la noche...
    —¡De eso nada!

    La voz de Marisa Field, la directora, sonó atronadora entre las súplicas de Blake y las reclamaciones de Berit. Todos se giraron hacia ella y los rostros de terror comenzaron a poblar entre la multitud... menos la de Rider, que se mantuvo con media sonrisa de absoluta superioridad.


    En cuanto llegaron al despacho, tras soltar a Shordan y darle un trato de derechos humanos básico (ergo, dejarle ducharse y vestirse), ambos adolescentes estaban sentados a una distancia prudente frente a la directora, que ya había dado aviso a los padres de ambos. Para Berit, era un trámite más, no sentía la más mínima preocupación por estar allí sentada, mientras que su contra parte estaba aterrorizado y con motivos. La señora Field sacó el expediente de la rubia, soltándolo con violencia sobre su escritorio: no era lo que consideraría nadie una "lectura ligera".

    —Berit, esto es el colmo. Esto es insostenible, ¡esto se tiene que terminar!
    —¿Acaso sabe por qué hemos terminado en esas condiciones? —respondió la menor, sonriendo— Quizás mi compañero tiene cosas que explicar...

    Ante el silencio de Blake, junto con su expresión de miedo absoluto, la directora volvió a dirigirse a ella.

    —Rider, estoy harta de tener que llamar a tus padres. Estoy agotada de soportar tus tonterías. Estoy al borde de una baja por depresión, única y exclusivamente por tu culpa. Te has peleado, has faltado a clase, has incendiado uno de los dormitorios, has inundado los baños, te has escapado de noche... ¿Es que no piensas parar nunca?
    —Señora, con todos mis respetos, entiendo que le he dado bastante por saco estos años... pero esta vez, no he hecho nada malo. Solamente me he defendido.

    No le sorprendía a Marisa la seguridad que Berit siempre mostraba al exponer sus argumentos, su firmeza al hacerse cargo de sus acciones y sobre todo, admitir sin ningún ápice de remordimiento las cosas que hacía. Lo único diferente era la admisión de su defensa propia.

    —¿Cómo dices?
    —Así es, —dijo al cruzarse de brazos, mirando al muchacho— ¿Por qué no lo explicas tú, Blake?

    Por unos momentos, Blake respiró tranquilo creyéndose a salvo de la situación, siendo solo una víctima. Pero cuando la conversación vuelve hacia él, se hunde en su silla.

    —¿Y bien? —bramó la directora, impaciente— ¿Qué ha pasado, Shonder?
    —Yo no he hecho nada. Yo estaba en los vestuarios, cuando mis compañeros me hicieron una encerrona y...
    —Ha mentido, —espetó Berit de golpe, cortándole la palabra al ver que estaba desvariando— ha mentido y ha dicho por todo el colegio que nos hemos acostado y que soy una cualquiera

    La cara de Blake palideció ante la contundente respuesta de Berit, que había hasta movido su mano en un gesto casi autoritario, mandándole callar con un simple manotazo al aire.

    —Ha contado por ahí que nos hemos acostado, lo cual no tendría nada de malo si fuese verdad, pero no lo es. Y si me van a tratar de fácil, que al menos sea porque me lo he pasado bien y no con un idiota como él, que es patético.

    Con los años, la señora Field aprendió que si interrumpía a Berit, tendría el mismo efecto que si no lo hiciese: ella siempre acabaría su argumento y su falta de preocupación por las consecuencias era arrolladora. Pero aún así, siempre cumplía con sus castigos, lo cual era aún más curioso. Jamás, pensó Marisa, llegaría a comprender a Berit Rider y había hecho las paces con ese pensamiento.

    —¿Es eso cierto, Shonder?— preguntó por fin Field— Es mejor que cuentes la verdad, porque abriré una investigación y lo sabré igualmente y tendrás doble castig...
    —¡Si! ¿Vale? ¡Lo hice! ¡Pensé que no se descontrolaría de esta forma! Solo me gusta Berit y ella no me hacía ni caso, así que me inventé que si habíamos quedado...

    La sonrisa de satisfacción de la rubia ensanchó sus labios y miró con superioridad a la directora. Nunca un "ya te lo dije" sin pronunciar había ofendido tanto a nadie.


    Los señores Berit, como era costumbre desde hacía unos años, tan solo coincidían en los juzgados y en el colegio de sus hijas. Por suerte, Bernice estaba siendo una alumna competente y los problemas eran inexistentes... pero Berit estaba llenando ella sola el cupo de las dos. Cuando salieron del despacho de la directora (seguidos de Blake, sus padres y un parte de expulsión de tres días), caminaron los tres juntos hasta el dormitorio de la joven donde siempre acudían para charlar tranquilamente sobre las faltas de su hija. Y en esos pequeños instantes, que tanto adoraba Berit, veía de nuevo a sus padres juntos.

    —Bibi, esta vez creo que lo has llevado a un límite insostenible, cielo

    La voz de su padre jamás había adoptado un tono elevado ni serio, siempre era un carro de dulzura para sus hijas. Pero trataba de inculcarle algo de sentido y razón a sus acciones.

    —Papá, ha sido él. Él la ha cagado y yo le he enseñado que no se habla así de una mujer
    —Lo sabemos, cielo, —dijo su madre mientras colocaba un mechón de su cabello tras su oreja— pero es que ha sido salvajismo... lo habéis colgado de la portería, eso es... Inaudito

    Con sus padres sentados a ambos lados, en la cama, ofreciéndole toda su atención a ella, casi no podía ni borrar su sonrisa.

    —Berit... creo que esta ha sido la última travesura, cielo.
    —La directora se ha cansado realmente, Bibi. Y no hay dinero que tape esto... la próxima falta que tengas, tendrás expulsión directa. Y te quedas sin graduar

    Sintió un golpe en el pecho que la dejó sin aire durante unos segundos. ¿Sin graduar? ¿Expulsión? Tan solo el eco de esas palabras le producían terror. Miró con miedo a sus padres, alternando de uno a otro. Y una preocupación latente que dejó desvelar.

    —Pero... ¿Entonces no os veré juntos nunca más?
    —Oh, Bibi...— Lawrence miró a su ex-mujer, casi con un sentimiento de culpa— Tendrás que idear otra manera, pero no con más travesuras, ¿está bien?

    Besó su cabeza y su madre la abrazó fugazmente. Aquella pequeña reunión Rider terminó casi tan rápido como había comenzado: su padre seguramente tenía que volver con su nueva novia a Florida, su madre tendría que regresar con su nuevo marido a Palm Springs... mientras, ella seguiría allí encadenada, junto con su hermana, en San Francisco. Les vio marcharse, casi como si tuviesen prisa y por primera vez en muchos años, Berit comprendió que la soledad de la que tanto huía seguiría allí, siendo su mayor compañía. Y cuanto antes entendiese que necesitaba salir adelante sola, antes conseguiría superar el vacío constante que ocupaba en su corazón.
    · 2013 · Los tacones de la directora repiqueteaban a toda velocidad por el pasillo principal de la escuela, tratando de apurar el paso y además, no perder el equilibrio que pudiese poner en riesgo su integridad. Estaba completamente fuera de sus cabales y solo tenía en la mente una imagen de a quién buscar y a quién responsabilizar. —Oh, Rider... ¡ahora sí que te la has cargado! Algunos alumnos que pululaban por el pasillo sintieron la curiosidad picar en sus nucas, girándose para ver a la enfadadísima directora yendo hacia la salida del edificio, por la puerta trasera, que llevaba a las instalaciones deportivas. Si aquél anónimo decía la verdad, iba a terminar de una vez por todas con el problema número uno de su colegio: Berit Rider. No aminoró el paso al llegar al campo de futbol, viendo que efectivamente, el anónimo no se había equivocado ni un poquito: un buen puñado de alumnos y alumnas estaban armando jaleo en el campo, mirando todos a la misma dirección. En uno de los postes, colgado con lo que parecían toallas y cuerdas, uno de los alumnos del último curso, Blake Shordan, estaba atado y suplicando que por favor lo soltasen. Las risas y las voces amortiguaban la voz principal, de la animadora que estaba claramente llevando la situación y a la que rodeaba la muchedumbre, justo enfrente de su víctima. —¿Vas a decirles la verdad?— dijo Berit con un chorro de voz potente— Vamos, Blake... —¡Berit, suéltame! ¡Diles que me bajen, por favor! —¡No te escucho! ¿Vas a contar lo que realmente pasó o no? Podemos dejarte aquí toda la noche... —¡De eso nada! La voz de Marisa Field, la directora, sonó atronadora entre las súplicas de Blake y las reclamaciones de Berit. Todos se giraron hacia ella y los rostros de terror comenzaron a poblar entre la multitud... menos la de Rider, que se mantuvo con media sonrisa de absoluta superioridad. En cuanto llegaron al despacho, tras soltar a Shordan y darle un trato de derechos humanos básico (ergo, dejarle ducharse y vestirse), ambos adolescentes estaban sentados a una distancia prudente frente a la directora, que ya había dado aviso a los padres de ambos. Para Berit, era un trámite más, no sentía la más mínima preocupación por estar allí sentada, mientras que su contra parte estaba aterrorizado y con motivos. La señora Field sacó el expediente de la rubia, soltándolo con violencia sobre su escritorio: no era lo que consideraría nadie una "lectura ligera". —Berit, esto es el colmo. Esto es insostenible, ¡esto se tiene que terminar! —¿Acaso sabe por qué hemos terminado en esas condiciones? —respondió la menor, sonriendo— Quizás mi compañero tiene cosas que explicar... Ante el silencio de Blake, junto con su expresión de miedo absoluto, la directora volvió a dirigirse a ella. —Rider, estoy harta de tener que llamar a tus padres. Estoy agotada de soportar tus tonterías. Estoy al borde de una baja por depresión, única y exclusivamente por tu culpa. Te has peleado, has faltado a clase, has incendiado uno de los dormitorios, has inundado los baños, te has escapado de noche... ¿Es que no piensas parar nunca? —Señora, con todos mis respetos, entiendo que le he dado bastante por saco estos años... pero esta vez, no he hecho nada malo. Solamente me he defendido. No le sorprendía a Marisa la seguridad que Berit siempre mostraba al exponer sus argumentos, su firmeza al hacerse cargo de sus acciones y sobre todo, admitir sin ningún ápice de remordimiento las cosas que hacía. Lo único diferente era la admisión de su defensa propia. —¿Cómo dices? —Así es, —dijo al cruzarse de brazos, mirando al muchacho— ¿Por qué no lo explicas tú, Blake? Por unos momentos, Blake respiró tranquilo creyéndose a salvo de la situación, siendo solo una víctima. Pero cuando la conversación vuelve hacia él, se hunde en su silla. —¿Y bien? —bramó la directora, impaciente— ¿Qué ha pasado, Shonder? —Yo no he hecho nada. Yo estaba en los vestuarios, cuando mis compañeros me hicieron una encerrona y... —Ha mentido, —espetó Berit de golpe, cortándole la palabra al ver que estaba desvariando— ha mentido y ha dicho por todo el colegio que nos hemos acostado y que soy una cualquiera La cara de Blake palideció ante la contundente respuesta de Berit, que había hasta movido su mano en un gesto casi autoritario, mandándole callar con un simple manotazo al aire. —Ha contado por ahí que nos hemos acostado, lo cual no tendría nada de malo si fuese verdad, pero no lo es. Y si me van a tratar de fácil, que al menos sea porque me lo he pasado bien y no con un idiota como él, que es patético. Con los años, la señora Field aprendió que si interrumpía a Berit, tendría el mismo efecto que si no lo hiciese: ella siempre acabaría su argumento y su falta de preocupación por las consecuencias era arrolladora. Pero aún así, siempre cumplía con sus castigos, lo cual era aún más curioso. Jamás, pensó Marisa, llegaría a comprender a Berit Rider y había hecho las paces con ese pensamiento. —¿Es eso cierto, Shonder?— preguntó por fin Field— Es mejor que cuentes la verdad, porque abriré una investigación y lo sabré igualmente y tendrás doble castig... —¡Si! ¿Vale? ¡Lo hice! ¡Pensé que no se descontrolaría de esta forma! Solo me gusta Berit y ella no me hacía ni caso, así que me inventé que si habíamos quedado... La sonrisa de satisfacción de la rubia ensanchó sus labios y miró con superioridad a la directora. Nunca un "ya te lo dije" sin pronunciar había ofendido tanto a nadie. Los señores Berit, como era costumbre desde hacía unos años, tan solo coincidían en los juzgados y en el colegio de sus hijas. Por suerte, Bernice estaba siendo una alumna competente y los problemas eran inexistentes... pero Berit estaba llenando ella sola el cupo de las dos. Cuando salieron del despacho de la directora (seguidos de Blake, sus padres y un parte de expulsión de tres días), caminaron los tres juntos hasta el dormitorio de la joven donde siempre acudían para charlar tranquilamente sobre las faltas de su hija. Y en esos pequeños instantes, que tanto adoraba Berit, veía de nuevo a sus padres juntos. —Bibi, esta vez creo que lo has llevado a un límite insostenible, cielo La voz de su padre jamás había adoptado un tono elevado ni serio, siempre era un carro de dulzura para sus hijas. Pero trataba de inculcarle algo de sentido y razón a sus acciones. —Papá, ha sido él. Él la ha cagado y yo le he enseñado que no se habla así de una mujer —Lo sabemos, cielo, —dijo su madre mientras colocaba un mechón de su cabello tras su oreja— pero es que ha sido salvajismo... lo habéis colgado de la portería, eso es... Inaudito Con sus padres sentados a ambos lados, en la cama, ofreciéndole toda su atención a ella, casi no podía ni borrar su sonrisa. —Berit... creo que esta ha sido la última travesura, cielo. —La directora se ha cansado realmente, Bibi. Y no hay dinero que tape esto... la próxima falta que tengas, tendrás expulsión directa. Y te quedas sin graduar Sintió un golpe en el pecho que la dejó sin aire durante unos segundos. ¿Sin graduar? ¿Expulsión? Tan solo el eco de esas palabras le producían terror. Miró con miedo a sus padres, alternando de uno a otro. Y una preocupación latente que dejó desvelar. —Pero... ¿Entonces no os veré juntos nunca más? —Oh, Bibi...— Lawrence miró a su ex-mujer, casi con un sentimiento de culpa— Tendrás que idear otra manera, pero no con más travesuras, ¿está bien? Besó su cabeza y su madre la abrazó fugazmente. Aquella pequeña reunión Rider terminó casi tan rápido como había comenzado: su padre seguramente tenía que volver con su nueva novia a Florida, su madre tendría que regresar con su nuevo marido a Palm Springs... mientras, ella seguiría allí encadenada, junto con su hermana, en San Francisco. Les vio marcharse, casi como si tuviesen prisa y por primera vez en muchos años, Berit comprendió que la soledad de la que tanto huía seguiría allí, siendo su mayor compañía. Y cuanto antes entendiese que necesitaba salir adelante sola, antes conseguiría superar el vacío constante que ocupaba en su corazón.
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  • Mientras me arreglaba molesto luchaba contra la camiseta y sus botones tratando de no romperlos

    — trabajo de emergencia mis ... No puede ser que no controlen a sus adolescentes — suspiro terminando de arreglarme para salir a buscar a una adolescente que salió de su casa por qué no le dieron salida con el novio, recarge mis manos en el lavamanos agobiado

    — Féliz lunes a mi—
    Mientras me arreglaba molesto luchaba contra la camiseta y sus botones tratando de no romperlos — trabajo de emergencia mis ... No puede ser que no controlen a sus adolescentes — suspiro terminando de arreglarme para salir a buscar a una adolescente que salió de su casa por qué no le dieron salida con el novio, recarge mis manos en el lavamanos agobiado — Féliz lunes a mi—
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  • #MonoRol

    𝙋𝘼𝙍𝘼𝙉𝙊𝙓 𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙁𝙄𝙇𝙀𝙎
    ...
    𝐋𝐚 𝐀𝐜𝐚𝐝𝐞𝐦𝐢𝐚
    𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐈𝐈


    La campana resonó en el edificio escolar, anunciando el inicio del receso. Con entusiasmo, los estudiantes comenzaron a levantarse de sus pupitres y salir del salón, deseosos de disfrutar de esos valiosos minutos de recreo. El corredor se llenó rápidamente de risas y conversaciones, creando una atmósfera de alegría y energía juvenil.

    Entre el bullicio, algunos estudiantes optaron por quedarse en el salón, ya sea por tener tareas atrasadas o por simplemente desear un momento de tranquilidad. Entre esos que se quedaron, estaba Doria, aquel albino quien, a decir verdad era el único allí de su salón.

    La luz suave del sol bañaba su pupitre a través de la ventana abierta, dándole la oportunidad perfecta para leer.

    El joven peliblanco sacó un libro de su mochila, uno que había estado esperando leer desde que lo escuchó: Cincuenta Sombras de Grey.

    Y así el salón vacío y tranquilo se convirtió en su refugio personal, un espacio donde podía sumergirse en la lectura y así disfrutar de la paz.

    Dorian era un alma solitaria en un mar de grupos bien definidos dentro de la academia. No encajaba con los populares que disfrutaban de la atención constante y el glamour de la adolescencia. Tampoco con los rudos, cuyas conversaciones y actividades involucraban agresividad que no compartía. Los frikis y Otakus, apasionados por sus mundos de fantasía y ciencia ficción, también parecían un universo muy distante para él. Ni siquiera se sentía cómodo entre los inteligentes, cuyo mundo giraba en torno a logros académicos y debates intelectuales.

    En fin, Dorian no encontraba su lugar en ninguno de aquellos grupos tan claramente delineados. Como resultado, solía quedarse solo, mientras los demás lo veían con curiosidad, como si fuera una anomalía en el sistema social de la escuela.

    A medida que leía, sus ojos se desviaban de vez en cuando hacia la ventana, observando con un dejo de tristeza cómo los demás estudiantes jugaban y conversaban en el patio. El ruido distante de sus risas y gritos llegaba a sus oídos, hasta que, inevitablemente, aparecieron aquellos que siempre le molestaban.

    Su presencia era como una tormenta anunciada, trayendo consigo insultos y provocaciones que buscaban minar su tranquilidad. Sin embargo, esta vez, Dorian ya sabía qué hacer. Se levantó y se metió en problemas una vez más solo para defenderse y demostrar que él no era un simple adolescente y ya.
    #MonoRol 𝙋𝘼𝙍𝘼𝙉𝙊𝙓 𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙁𝙄𝙇𝙀𝙎 ... 𝐋𝐚 𝐀𝐜𝐚𝐝𝐞𝐦𝐢𝐚 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐈𝐈 La campana resonó en el edificio escolar, anunciando el inicio del receso. Con entusiasmo, los estudiantes comenzaron a levantarse de sus pupitres y salir del salón, deseosos de disfrutar de esos valiosos minutos de recreo. El corredor se llenó rápidamente de risas y conversaciones, creando una atmósfera de alegría y energía juvenil. Entre el bullicio, algunos estudiantes optaron por quedarse en el salón, ya sea por tener tareas atrasadas o por simplemente desear un momento de tranquilidad. Entre esos que se quedaron, estaba Doria, aquel albino quien, a decir verdad era el único allí de su salón. La luz suave del sol bañaba su pupitre a través de la ventana abierta, dándole la oportunidad perfecta para leer. El joven peliblanco sacó un libro de su mochila, uno que había estado esperando leer desde que lo escuchó: Cincuenta Sombras de Grey. Y así el salón vacío y tranquilo se convirtió en su refugio personal, un espacio donde podía sumergirse en la lectura y así disfrutar de la paz. Dorian era un alma solitaria en un mar de grupos bien definidos dentro de la academia. No encajaba con los populares que disfrutaban de la atención constante y el glamour de la adolescencia. Tampoco con los rudos, cuyas conversaciones y actividades involucraban agresividad que no compartía. Los frikis y Otakus, apasionados por sus mundos de fantasía y ciencia ficción, también parecían un universo muy distante para él. Ni siquiera se sentía cómodo entre los inteligentes, cuyo mundo giraba en torno a logros académicos y debates intelectuales. En fin, Dorian no encontraba su lugar en ninguno de aquellos grupos tan claramente delineados. Como resultado, solía quedarse solo, mientras los demás lo veían con curiosidad, como si fuera una anomalía en el sistema social de la escuela. A medida que leía, sus ojos se desviaban de vez en cuando hacia la ventana, observando con un dejo de tristeza cómo los demás estudiantes jugaban y conversaban en el patio. El ruido distante de sus risas y gritos llegaba a sus oídos, hasta que, inevitablemente, aparecieron aquellos que siempre le molestaban. Su presencia era como una tormenta anunciada, trayendo consigo insultos y provocaciones que buscaban minar su tranquilidad. Sin embargo, esta vez, Dorian ya sabía qué hacer. Se levantó y se metió en problemas una vez más solo para defenderse y demostrar que él no era un simple adolescente y ya.
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  • ❝Y decir que yo no usaba esto❞

    Decía mientras recordaba que, años atrás, cuando era un joven adolescente, evitaba usar camisas de manga corta porque la delgadez de sus brazos le causaba inseguridad. Pero ahora comprendió que la fuerza de los músculos era inútil frente al poder de una pistola.
    ❝Y decir que yo no usaba esto❞ Decía mientras recordaba que, años atrás, cuando era un joven adolescente, evitaba usar camisas de manga corta porque la delgadez de sus brazos le causaba inseguridad. Pero ahora comprendió que la fuerza de los músculos era inútil frente al poder de una pistola.
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