• "El beso final"

    El aire estaba quieto.
    Ni una hoja se movía, como si el mundo contuviera la respiración ante lo que estaba por suceder.

    Ella lo miró sin temblar, con los ojos llenos de esa calma que solo tienen los que ya comprendieron.
    Frente a él —a la Muerte misma— no hubo súplica ni llanto. Solo un susurro, suave, casi reverente:

    —Antes de irme… quiero saber cómo se siente un beso tuyo.

    Cillian la observó en silencio.
    No había sorpresa en su expresión, ni compasión. Solo ese vacío sereno que se siente al borde del abismo.
    Sus pasos no hicieron ruido al acercarse. El mundo se volvió distante, gris, como si todo lo demás dejara de importar.

    —¿Un beso? —preguntó con voz baja, tan honda que parecía venir de otra época—.
    Sabes lo que eso significa.

    Ella asintió.
    —Lo sé. Es lo que deseo. No temo dejar de existir… temo no haberte conocido.

    Sus palabras lo atravesaron como un eco antiguo.
    Había escuchado muchas cosas a lo largo de los siglos: plegarias, insultos, ruegos… pero esa devoción pura, esa entrega sin drama, era un raro privilegio.

    Cillian levantó una mano y la posó en su mejilla. Su tacto era frío, pero no cruel.
    Sus labios se encontraron apenas, un roce sin tiempo, y el mundo se apagó.
    No hubo dolor, ni oscuridad… solo silencio.

    Cuando la separó de su abrazo, ella dormía ya en su eternidad.
    Cillian la sostuvo un instante, observando el rostro tranquilo, la curva de los labios aún curvada en una ligera sonrisa.

    —Ahora entiendes —murmuró—. La muerte no arrebata. Solo devuelve lo que el tiempo robó.

    Luego, el viento se alzó, y con él desapareció.
    Solo quedó el eco de su voz y el perfume leve de algo que ya no pertenecía a este mundo.
    "El beso final" El aire estaba quieto. Ni una hoja se movía, como si el mundo contuviera la respiración ante lo que estaba por suceder. Ella lo miró sin temblar, con los ojos llenos de esa calma que solo tienen los que ya comprendieron. Frente a él —a la Muerte misma— no hubo súplica ni llanto. Solo un susurro, suave, casi reverente: —Antes de irme… quiero saber cómo se siente un beso tuyo. Cillian la observó en silencio. No había sorpresa en su expresión, ni compasión. Solo ese vacío sereno que se siente al borde del abismo. Sus pasos no hicieron ruido al acercarse. El mundo se volvió distante, gris, como si todo lo demás dejara de importar. —¿Un beso? —preguntó con voz baja, tan honda que parecía venir de otra época—. Sabes lo que eso significa. Ella asintió. —Lo sé. Es lo que deseo. No temo dejar de existir… temo no haberte conocido. Sus palabras lo atravesaron como un eco antiguo. Había escuchado muchas cosas a lo largo de los siglos: plegarias, insultos, ruegos… pero esa devoción pura, esa entrega sin drama, era un raro privilegio. Cillian levantó una mano y la posó en su mejilla. Su tacto era frío, pero no cruel. Sus labios se encontraron apenas, un roce sin tiempo, y el mundo se apagó. No hubo dolor, ni oscuridad… solo silencio. Cuando la separó de su abrazo, ella dormía ya en su eternidad. Cillian la sostuvo un instante, observando el rostro tranquilo, la curva de los labios aún curvada en una ligera sonrisa. —Ahora entiendes —murmuró—. La muerte no arrebata. Solo devuelve lo que el tiempo robó. Luego, el viento se alzó, y con él desapareció. Solo quedó el eco de su voz y el perfume leve de algo que ya no pertenecía a este mundo.
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  • *Así que, al comenzar a hablar sobre Halloween, las horas pasaron, y Elios tuvo que irse porque le tocaba ir a trabajar por la mañana.
    Pero Cal y Adam continuaron hablando sobre el terror...*

    —El frío viene... Y aquel que susurra en la oscuridad prepara una trampa para que los perros te huelan y vengan por ti desde ángulos...
    —Has visto lo que no debías, y sabes demasiado. Las mentes como tú nunca pueden encontrar el descanso.
    —La llamada de Cthulhu se disfraza con flautas babeantes y estúpidas, sin razón, desde las profundidades del cosmos, y al usar la llave de plata no pudiste regresar tras cruzar el umbral.
    —Al mirar al abismo, descubriste esa locura que hay en las montañas, y Erick Zahn no hacía música de este universo...
    —Ratas en las paredes en la habitación cerrada, y Pickman pintaba lo indecible...
    —Pero eso es una nimiedad. El caos reptante sí es aterrador. Faraón de Egipto, y el doctor Dexter con sus panteras...
    —Pero mantente tranquilo. Cuando Ubbo Sathla despierte, no habrá más diferencias entre nosotros...
    *Así que, al comenzar a hablar sobre Halloween, las horas pasaron, y Elios tuvo que irse porque le tocaba ir a trabajar por la mañana. Pero Cal y Adam continuaron hablando sobre el terror...* —El frío viene... Y aquel que susurra en la oscuridad prepara una trampa para que los perros te huelan y vengan por ti desde ángulos... —Has visto lo que no debías, y sabes demasiado. Las mentes como tú nunca pueden encontrar el descanso. —La llamada de Cthulhu se disfraza con flautas babeantes y estúpidas, sin razón, desde las profundidades del cosmos, y al usar la llave de plata no pudiste regresar tras cruzar el umbral. —Al mirar al abismo, descubriste esa locura que hay en las montañas, y Erick Zahn no hacía música de este universo... —Ratas en las paredes en la habitación cerrada, y Pickman pintaba lo indecible... —Pero eso es una nimiedad. El caos reptante sí es aterrador. Faraón de Egipto, y el doctor Dexter con sus panteras... —Pero mantente tranquilo. Cuando Ubbo Sathla despierte, no habrá más diferencias entre nosotros...
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  • —¡Que horror, que horror! Este mundo gris se empeña en domesticar las almas, enjaular los éxtasis y los horrores en una prisión de minimalismo y serenidad insípida —se lleva el dorso de la mano a la frente— ¡Ah, qué tristeza! Han olvidado la belleza sublime del caos, el color vibrante de la locura... Por eso estoy aquí, como curadora de lo que rechazan, para recordarles la fragilidad de la cordura... y devolver al mundo su paleta de colores más intensa. ¡El rojo de la pasión, el negro de la desesperación, y el púrpura divino del Abismo!. Después de todo, ¿qué es un alma sino una obra de arte esperando ser...liberada~?
    —¡Que horror, que horror! Este mundo gris se empeña en domesticar las almas, enjaular los éxtasis y los horrores en una prisión de minimalismo y serenidad insípida —se lleva el dorso de la mano a la frente— ¡Ah, qué tristeza! Han olvidado la belleza sublime del caos, el color vibrante de la locura... Por eso estoy aquí, como curadora de lo que rechazan, para recordarles la fragilidad de la cordura... y devolver al mundo su paleta de colores más intensa. ¡El rojo de la pasión, el negro de la desesperación, y el púrpura divino del Abismo!. Después de todo, ¿qué es un alma sino una obra de arte esperando ser...liberada~?
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    Había una vez...

    ¿Había una vez? Cada historia empieza de esta forma, y está no será la excepción. Que aburrido pensarás, pero estás son las historias que marcaron y guiaron la niñez de muchos, recuerdos olvidados que se desbloquean ya sea por personajes, nombres, oh las dulces melodías que acompañaban las aventuras de estos mismos, Incluso objetos como una brillante zapatilla de cristal, oh una manzana envenenada....

    La historia que les contaré es sobre dos seres de mundos diferentes, uno vivía en el abismo un mundo colmado por seres que codiciaban el dinero y solo se movían por la codicia de obtener MÁS de lo que sus bolsillos podían contener.

    Y del otro lado, en un mundo de ensueño, lleno de riquezas y paz. Ellos, los eternos eran seres de luz guiados por una madre benevolente ella compartía su propia esencia para bendecir a las nuevas generaciones, todos tenían una parte de su poder... Si no más bien, una parte de ella misma.

    Ciclos "eternos", solo hasta que ella agotó su propia esperanza de vida al dar a luz a su primera y única hija, la que tomaría su lugar a partir de ahora.

    Nadie contaba que la poderosa reina muriera solo segundos después de tomar a su hija en brazos, las grietas que protegía el poder de la difunta reina se abrieron tan rápido como un suspiro y la neblina del otro mundo manchaba el cielo de los eternos, en cosa de minutos aquellos seres llenos de la codicia viva habían tomado parte del reino saqueando hogares y llevando a eternos hacia el otro lado, los altos mandos usaron de su poder para luchar, proteger y lograr que la princesa no fuera dañada, aquel poder que se les otorgó ahora lo devolvieron y lograron hacer retroceder a los oscuros.

    Aquel día fue marcado en la historia y el reino de los eternos aún con su mentalidad de paz y armonía tuvieron que rebobinar algunas cosas si bien ellos no eran seres de guerra aquel peligro inminente de los oscuros los hizo temer y el miedo era el peor aliado... Y ellos lo sabían.

    Los eternos que dieron su vida y la energía de la reina habían caído en batalla tras cerrar las grietas, fueron los primeros héroes... Y sus hijos ahora tenían sus antiguos cargos, ellos se convirtieron en guerreros y aprendieron a manipular el poder que ahora la aún joven princesa les otorgo igual que su madre ella estaba dando de su propio ser la luz bendita a quienes necesitaban.

    Era una dulce chica de 19 años y pronto a sus 20 sería coronada ella miraba el mundo con otros ojos, ella deseaba conocer más que solo su pueblo y su armonioso reino, deseaba poder hacer las paces con ese mundo oscuro tras el cielo, pero esa mentalidad la llevo a cometer el pero error de su vida...

    Matar a quien amas, oh ser asesinada por quien amas... Eran solo dos opciones, pero ella tomo una tercera por él... Ella decidió que ambos mundos debían arder, ambos debían desaparecer ¿Cómo llego un alma tan pura en convertirse en algo peor que los mismos oscuros?

    Había una vez... ¿Había una vez? Cada historia empieza de esta forma, y está no será la excepción. Que aburrido pensarás, pero estás son las historias que marcaron y guiaron la niñez de muchos, recuerdos olvidados que se desbloquean ya sea por personajes, nombres, oh las dulces melodías que acompañaban las aventuras de estos mismos, Incluso objetos como una brillante zapatilla de cristal, oh una manzana envenenada.... La historia que les contaré es sobre dos seres de mundos diferentes, uno vivía en el abismo un mundo colmado por seres que codiciaban el dinero y solo se movían por la codicia de obtener MÁS de lo que sus bolsillos podían contener. Y del otro lado, en un mundo de ensueño, lleno de riquezas y paz. Ellos, los eternos eran seres de luz guiados por una madre benevolente ella compartía su propia esencia para bendecir a las nuevas generaciones, todos tenían una parte de su poder... Si no más bien, una parte de ella misma. Ciclos "eternos", solo hasta que ella agotó su propia esperanza de vida al dar a luz a su primera y única hija, la que tomaría su lugar a partir de ahora. Nadie contaba que la poderosa reina muriera solo segundos después de tomar a su hija en brazos, las grietas que protegía el poder de la difunta reina se abrieron tan rápido como un suspiro y la neblina del otro mundo manchaba el cielo de los eternos, en cosa de minutos aquellos seres llenos de la codicia viva habían tomado parte del reino saqueando hogares y llevando a eternos hacia el otro lado, los altos mandos usaron de su poder para luchar, proteger y lograr que la princesa no fuera dañada, aquel poder que se les otorgó ahora lo devolvieron y lograron hacer retroceder a los oscuros. Aquel día fue marcado en la historia y el reino de los eternos aún con su mentalidad de paz y armonía tuvieron que rebobinar algunas cosas si bien ellos no eran seres de guerra aquel peligro inminente de los oscuros los hizo temer y el miedo era el peor aliado... Y ellos lo sabían. Los eternos que dieron su vida y la energía de la reina habían caído en batalla tras cerrar las grietas, fueron los primeros héroes... Y sus hijos ahora tenían sus antiguos cargos, ellos se convirtieron en guerreros y aprendieron a manipular el poder que ahora la aún joven princesa les otorgo igual que su madre ella estaba dando de su propio ser la luz bendita a quienes necesitaban. Era una dulce chica de 19 años y pronto a sus 20 sería coronada ella miraba el mundo con otros ojos, ella deseaba conocer más que solo su pueblo y su armonioso reino, deseaba poder hacer las paces con ese mundo oscuro tras el cielo, pero esa mentalidad la llevo a cometer el pero error de su vida... Matar a quien amas, oh ser asesinada por quien amas... Eran solo dos opciones, pero ella tomo una tercera por él... Ella decidió que ambos mundos debían arder, ambos debían desaparecer ¿Cómo llego un alma tan pura en convertirse en algo peor que los mismos oscuros?
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  • Zwëihanherz Rising Sun
    Fandom Zwëihanherz: Rising Sun
    Categoría Otros
    "Nuestra historia comienza en la antigua Alejandría, Egipto. Nenet nace en el seno de una familia humilde, un regalo que llegó después de una profunda sombra. Tiempo atrás, sus padres ya habían perdido un hijo, y por un amargo momento, parecía que Nenet estaba destinada al mismo fin. Fue entonces cuando su padre se arrodilló y elevó su ruego a los cielos, a los dioses antiguos. Prometió dar y hacer lo que fuera necesario si le concedían el deseo de que su esposa diera a luz a su primogénita. Tras varios días de ayuno y súplica, el deseo fue concedido.
    ​Nació una niña con una particularidad sorprendente: su piel era tan oscura como un abismo sin fondo, un contraste absoluto con la luz del desierto. Sumado a esto, un par de marcas doradas sutiles se delineaban sobre sus brazos y espalda, como una escritura incomprensible. Pero la maravilla del nacimiento superó todo misterio. Se susurra que aquella noche, una sombra misteriosa, un visitante silencioso, le hizo una visita a la recién nacida, que dormía en paz sin percatarse de la entidad que la observaba.
    ​El tiempo no borró la diferencia. Nenet creció bajo la constante mirada de su comunidad, ganándose burlas y el acoso incesante de otros niños. Se aisló, haciendo de su pequeña habitación un santuario. Allí, los cuentos que su padre le leía cada noche se convirtieron en su única ventana. Aprendió a leer vorazmente, transformando su soledad en una devoción por la literatura y por el mundo exterior.
    ​Cerca de sus diecisiete años, esa devoción se convirtió en su más ferviente deseo: abandonar Alejandría para, finalmente, escribir su propia historia. Era de complexión delgada, su cabello negro cortado en un bob mediano enmarcaba un rostro de carácter indomable, con unos ojos delineados por una sutil curva que atraían la mirada y unos labios que, teñidos de un tono oscuro, hacían brillar cada sonrisa.
    ​Su vestimenta no era la de una reclusa, sino la de una guerrera en ciernes: un corset de batalla que dejaba los hombros y el abdomen a la vista, un pantalón de tela con un intrincado encaje de fuego que subía desde el tobillo hasta la cintura, y sandalias firmes. Las marcas doradas en su piel brillaban, un enigma que nadie había podido descifrar. La disciplina de combate le había otorgado un temple firme, pero su esencia era la de una chica amable, dulce, caritativa, siempre dispuesta a servir. Aunque el temor la rozaba, nunca dudaba en enfrentar el peligro para ayudar a quien lo necesitara.
    ​El Cairo: El Viaje Comienza
    ​En la vibrante y caótica Ciudad de El Cairo, a las 2:45 p.m., Nenet caminaba con su mochila al hombro. Los edificios se alzaban en una fila desigual y casi surrealista, una muralla de vida que la asombraba. El caos citadino era un torrente de movimiento y ruido, y ella lo observaba como una niña que conoce el mundo por primera vez, dando cada paso con la expectativa de un nuevo descubrimiento.
    ​Se detuvo en la esquina de la acera. Estaba acostumbrada a la curiosidad de los transeúntes, pero la multitud aquí era un organismo vivo. Al dar el tercer paso, fue empujada con una fuerza inesperada; el tráfico de gente era denso y ciego. Su mochila, la que contenía su bitácora de viaje, pasaporte y el dinero para la travesía, cayó de su hombro y fue inmediatamente engullida por el río humano.
    ​Quedó paralizada en medio de la acera, sintiendo un vacío helado. Los cláxones resonaron con estridente impaciencia, obligándola a correr para evitar el flujo de autos. Al llegar al otro lado, el tráfico seguía su curso indiferente, y la mochila había desaparecido. Se cruzó de brazos, la rabia contra su propia distracción mezclándose con una culpa punzante. No podía permitirse un error tan costoso; perder esa mochila era quedarse, literalmente, varada.
    ​Justo entonces, oyó unas risas. En la boca de un angosto callejón, un grupo de niños alardeaban de su nuevo botín. Su mochila estaba allí, a punto de ser abierta.
    ​— ¡Oigan, eso es mío! — gritó con ahínco, alzando las manos para hacerse visible.
    ​Esperó a que la luz de tráfico se pusiera en rojo y, como una flecha, se lanzó a la persecución. Desplegó una agilidad felina, concentrándose. Agudizó sus sentidos, logrando percibir el aroma de los pequeños corredores hasta la entrada de una casa abandonada, sucia y cubierta de polvo.
    ​Se adentró con pasos sigilosos, atenta a cualquier sonido. Escuchó el barullo en el patio trasero y se acercó a una ventana manchada para observarlos. Su plan no era solo recuperar sus cosas, sino darles un buen escarmiento. Localizó una vieja puerta de madera que conectaba al patio. La abrió con una lentitud dramática. El chirrido agónico del gozne llamó la atención de los niños, que se quedaron quietos, confusos.
    ​En ese instante de distracción, Nenet saltó al patio con una mirada deliberadamente macabra y exagerada. Su aparición fue tan repentina que los niños huyeron despavoridos, dejando todo su contenido regado por el suelo.
    ​Nenet suspiró, cerrando los ojos con frustración. Susurró la admonición a sí misma mientras recogía sus pertenencias: — Debo dejar de ser tan distraída. No puedo quedarme así de nuevo. — Acomodó todo en su lugar, cargando la mochila al hombro. Retomó su camino, con un destino claro en mente.
    ​Ahora, se dirigía a Jerusalén, cumpliendo la orden tácita de su padre. Una travesía que no solo buscaba aventura, sino también obtener una bendición para el camino que acababa de empezar."
    "Nuestra historia comienza en la antigua Alejandría, Egipto. Nenet nace en el seno de una familia humilde, un regalo que llegó después de una profunda sombra. Tiempo atrás, sus padres ya habían perdido un hijo, y por un amargo momento, parecía que Nenet estaba destinada al mismo fin. Fue entonces cuando su padre se arrodilló y elevó su ruego a los cielos, a los dioses antiguos. Prometió dar y hacer lo que fuera necesario si le concedían el deseo de que su esposa diera a luz a su primogénita. Tras varios días de ayuno y súplica, el deseo fue concedido. ​Nació una niña con una particularidad sorprendente: su piel era tan oscura como un abismo sin fondo, un contraste absoluto con la luz del desierto. Sumado a esto, un par de marcas doradas sutiles se delineaban sobre sus brazos y espalda, como una escritura incomprensible. Pero la maravilla del nacimiento superó todo misterio. Se susurra que aquella noche, una sombra misteriosa, un visitante silencioso, le hizo una visita a la recién nacida, que dormía en paz sin percatarse de la entidad que la observaba. ​El tiempo no borró la diferencia. Nenet creció bajo la constante mirada de su comunidad, ganándose burlas y el acoso incesante de otros niños. Se aisló, haciendo de su pequeña habitación un santuario. Allí, los cuentos que su padre le leía cada noche se convirtieron en su única ventana. Aprendió a leer vorazmente, transformando su soledad en una devoción por la literatura y por el mundo exterior. ​Cerca de sus diecisiete años, esa devoción se convirtió en su más ferviente deseo: abandonar Alejandría para, finalmente, escribir su propia historia. Era de complexión delgada, su cabello negro cortado en un bob mediano enmarcaba un rostro de carácter indomable, con unos ojos delineados por una sutil curva que atraían la mirada y unos labios que, teñidos de un tono oscuro, hacían brillar cada sonrisa. ​Su vestimenta no era la de una reclusa, sino la de una guerrera en ciernes: un corset de batalla que dejaba los hombros y el abdomen a la vista, un pantalón de tela con un intrincado encaje de fuego que subía desde el tobillo hasta la cintura, y sandalias firmes. Las marcas doradas en su piel brillaban, un enigma que nadie había podido descifrar. La disciplina de combate le había otorgado un temple firme, pero su esencia era la de una chica amable, dulce, caritativa, siempre dispuesta a servir. Aunque el temor la rozaba, nunca dudaba en enfrentar el peligro para ayudar a quien lo necesitara. ​El Cairo: El Viaje Comienza ​En la vibrante y caótica Ciudad de El Cairo, a las 2:45 p.m., Nenet caminaba con su mochila al hombro. Los edificios se alzaban en una fila desigual y casi surrealista, una muralla de vida que la asombraba. El caos citadino era un torrente de movimiento y ruido, y ella lo observaba como una niña que conoce el mundo por primera vez, dando cada paso con la expectativa de un nuevo descubrimiento. ​Se detuvo en la esquina de la acera. Estaba acostumbrada a la curiosidad de los transeúntes, pero la multitud aquí era un organismo vivo. Al dar el tercer paso, fue empujada con una fuerza inesperada; el tráfico de gente era denso y ciego. Su mochila, la que contenía su bitácora de viaje, pasaporte y el dinero para la travesía, cayó de su hombro y fue inmediatamente engullida por el río humano. ​Quedó paralizada en medio de la acera, sintiendo un vacío helado. Los cláxones resonaron con estridente impaciencia, obligándola a correr para evitar el flujo de autos. Al llegar al otro lado, el tráfico seguía su curso indiferente, y la mochila había desaparecido. Se cruzó de brazos, la rabia contra su propia distracción mezclándose con una culpa punzante. No podía permitirse un error tan costoso; perder esa mochila era quedarse, literalmente, varada. ​Justo entonces, oyó unas risas. En la boca de un angosto callejón, un grupo de niños alardeaban de su nuevo botín. Su mochila estaba allí, a punto de ser abierta. ​— ¡Oigan, eso es mío! — gritó con ahínco, alzando las manos para hacerse visible. ​Esperó a que la luz de tráfico se pusiera en rojo y, como una flecha, se lanzó a la persecución. Desplegó una agilidad felina, concentrándose. Agudizó sus sentidos, logrando percibir el aroma de los pequeños corredores hasta la entrada de una casa abandonada, sucia y cubierta de polvo. ​Se adentró con pasos sigilosos, atenta a cualquier sonido. Escuchó el barullo en el patio trasero y se acercó a una ventana manchada para observarlos. Su plan no era solo recuperar sus cosas, sino darles un buen escarmiento. Localizó una vieja puerta de madera que conectaba al patio. La abrió con una lentitud dramática. El chirrido agónico del gozne llamó la atención de los niños, que se quedaron quietos, confusos. ​En ese instante de distracción, Nenet saltó al patio con una mirada deliberadamente macabra y exagerada. Su aparición fue tan repentina que los niños huyeron despavoridos, dejando todo su contenido regado por el suelo. ​Nenet suspiró, cerrando los ojos con frustración. Susurró la admonición a sí misma mientras recogía sus pertenencias: — Debo dejar de ser tan distraída. No puedo quedarme así de nuevo. — Acomodó todo en su lugar, cargando la mochila al hombro. Retomó su camino, con un destino claro en mente. ​Ahora, se dirigía a Jerusalén, cumpliendo la orden tácita de su padre. Una travesía que no solo buscaba aventura, sino también obtener una bendición para el camino que acababa de empezar."
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  • 𝐈𝐬𝐡𝐭𝐚𝐫’𝐬 𝐃𝐞𝐦𝐨𝐧𝐢𝐜 𝐃𝐞̀𝐞𝐬𝐬𝐞 𝐈𝐧𝐟𝐞𝐫𝐧𝐚𝐥 𝐆𝐥𝐚𝐦𝐨𝐮𝐫
    La Agencia del Glamour Infernal y la Divinidad Oscura

    En los confines donde el arte se funde con la divinidad y la oscuridad se viste de elegancia, nació Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour, la agencia de modelaje más enigmática y poderosa del multiverso.
    Forjada bajo el emblema del Fuego Carmesí y la Rosa de los Abismos, esta casa representa la belleza demoníaca, la realeza celestial y el poder absoluto del glamour infernal.

    Cada modelo que porta el apellido Ishtar o Yokin no es solo un rostro: es una deidad viviente, un arquetipo de perfección y fuerza.
    Bajo la dirección del linaje Jaegerjaquez-Yokin-Ishtar, la agencia es símbolo de supremacía estética, dominio psíquico y magnetismo sobrenatural.

    DIVISIONES PRINCIPALES DEL LEGADO ISHTAR
    Reinas y Diosas Principales
    ❁ Akane Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar — La Emperatriz del Fuego Carmesí, símbolo de poder absoluto y sensualidad bélica.

    ❁ Albedo Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar — La Dèesse de la Pureza Oscura, guardiana de la perfección divina.

    ❁ Lili Queen Ishtar — Encarnación de la dulzura letal, la sonrisa que precede al caos.

    ❁ Jenny Queen Orc — Fuerza salvaje y belleza brutal, dominio del instinto y la pasión.

    Linaje Yokin – Herederas del Alma Lunar
    ✺ Kairi Ishtar Yokin — Musa de los sueños infinitos, con mirada que domina la mente y el deseo.

    ✺ Azuka Ishtar Yokin — La General del Glamour Infernal, belleza bélica inspirada en la imponente Hindenburg.

    ✺ Seieki Yokin — Energía pura del deseo psíquico, dualidad entre la calma y el frenesí.

    ✺ Ryuリュウ・イシュタル・ヨキン (Ishtar Yokin) — El dragón dorado del linaje, portador del poder absoluto y equilibrio entre fuego y razón.

    ✺ Jin Ishtar Yokin — El estratega de las sombras, elegancia silenciosa y magnetismo frío.

    Linaje Infernal y Divino
    ❄ Aerith Ishtar — Diosa de la gracia luminosa, símbolo de pureza celestial en la oscuridad infernal.

    ❄ Sakura Ishtar — Belleza letal y poética, el resplandor carmesí de la primavera eterna.

    ❄ Sasha Ishtar — El resplandor del amanecer eterno, pureza en movimiento.

    ❄ Lilith Ishtar — Madre de la tentación y del caos, el primer pecado hecho glamour.

    ❄ Ignia Ishtar — La llama que nunca muere, guardiana del fuego eterno.

    ❄ Hazuki Ishtar — La voz de la noche, misterio envuelto en seda negra.

    ❄ Lisesharte Freya Ishtar — Musa celestial del hielo divino, equilibrio entre elegancia y devastación.

    ❄ Katrin Ishtar — La Reina del Velo Carmesí, belleza trágica y poder silencioso.

    ❄ Selene Ishtar — Deidad lunar, representación absoluta del glamour nocturno.

    Linaje Jaegerjaquez-Ishtar
    ☀ Metphies Jaegerjaquez Yokin Ishtar — El Arconte del Glamour, mente estratégica y líder de la expansión infernal.

    ☀ Rex Hiroshi Jaegerjaquez Ishtar — El titán del dominio visual, imagen de fuerza, honor y perfección masculina.

    Entidades Divinas y Eternas
    ✟ ΔŞŦΔŘØŦĦ⛤ — El Emperador del Caos Estético, guardián del pacto entre belleza y destrucción.

    ✟ Raikou Nijou — La tormenta carnal y divina, símbolo de supremacía eléctrica.

    VISIÓN DE LA AGENCIA
    “El glamour no es vanidad, es poder. La belleza es el arma más silenciosa del infierno.
    En cada sesión, desfile o retrato, una energía divina fluye, marcando el destino de quienes contemplan a una Ishtar.”

    Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour no recluta modelos, forja divinidades.
    Cada integrante es un fragmento de un linaje que trasciende la humanidad, portando en su mirada el brillo del deseo, la elegancia de una diosa y el fuego eterno del infierno.
    🔱 𝐈𝐬𝐡𝐭𝐚𝐫’𝐬 𝐃𝐞𝐦𝐨𝐧𝐢𝐜 𝐃𝐞̀𝐞𝐬𝐬𝐞 𝐈𝐧𝐟𝐞𝐫𝐧𝐚𝐥 𝐆𝐥𝐚𝐦𝐨𝐮𝐫 🔱 La Agencia del Glamour Infernal y la Divinidad Oscura En los confines donde el arte se funde con la divinidad y la oscuridad se viste de elegancia, nació Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour, la agencia de modelaje más enigmática y poderosa del multiverso. Forjada bajo el emblema del Fuego Carmesí y la Rosa de los Abismos, esta casa representa la belleza demoníaca, la realeza celestial y el poder absoluto del glamour infernal. Cada modelo que porta el apellido Ishtar o Yokin no es solo un rostro: es una deidad viviente, un arquetipo de perfección y fuerza. Bajo la dirección del linaje Jaegerjaquez-Yokin-Ishtar, la agencia es símbolo de supremacía estética, dominio psíquico y magnetismo sobrenatural. 💎 DIVISIONES PRINCIPALES DEL LEGADO ISHTAR 👑 Reinas y Diosas Principales ❁ Akane Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar — La Emperatriz del Fuego Carmesí, símbolo de poder absoluto y sensualidad bélica. ❁ Albedo Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar — La Dèesse de la Pureza Oscura, guardiana de la perfección divina. ❁ Lili Queen Ishtar — Encarnación de la dulzura letal, la sonrisa que precede al caos. ❁ Jenny Queen Orc — Fuerza salvaje y belleza brutal, dominio del instinto y la pasión. 🌙 Linaje Yokin – Herederas del Alma Lunar ✺ Kairi Ishtar Yokin — Musa de los sueños infinitos, con mirada que domina la mente y el deseo. ✺ Azuka Ishtar Yokin — La General del Glamour Infernal, belleza bélica inspirada en la imponente Hindenburg. ✺ Seieki Yokin — Energía pura del deseo psíquico, dualidad entre la calma y el frenesí. ✺ Ryuリュウ・イシュタル・ヨキン (Ishtar Yokin) — El dragón dorado del linaje, portador del poder absoluto y equilibrio entre fuego y razón. ✺ Jin Ishtar Yokin — El estratega de las sombras, elegancia silenciosa y magnetismo frío. 🔥 Linaje Infernal y Divino ❄ Aerith Ishtar — Diosa de la gracia luminosa, símbolo de pureza celestial en la oscuridad infernal. ❄ Sakura Ishtar — Belleza letal y poética, el resplandor carmesí de la primavera eterna. ❄ Sasha Ishtar — El resplandor del amanecer eterno, pureza en movimiento. ❄ Lilith Ishtar — Madre de la tentación y del caos, el primer pecado hecho glamour. ❄ Ignia Ishtar — La llama que nunca muere, guardiana del fuego eterno. ❄ Hazuki Ishtar — La voz de la noche, misterio envuelto en seda negra. ❄ Lisesharte Freya Ishtar — Musa celestial del hielo divino, equilibrio entre elegancia y devastación. ❄ Katrin Ishtar — La Reina del Velo Carmesí, belleza trágica y poder silencioso. ❄ Selene Ishtar — Deidad lunar, representación absoluta del glamour nocturno. ⚔️ Linaje Jaegerjaquez-Ishtar ☀ Metphies Jaegerjaquez Yokin Ishtar — El Arconte del Glamour, mente estratégica y líder de la expansión infernal. ☀ Rex Hiroshi Jaegerjaquez Ishtar — El titán del dominio visual, imagen de fuerza, honor y perfección masculina. 🕯️ Entidades Divinas y Eternas ✟ ΔŞŦΔŘØŦĦ⛤ — El Emperador del Caos Estético, guardián del pacto entre belleza y destrucción. ✟ Raikou Nijou — La tormenta carnal y divina, símbolo de supremacía eléctrica. 🕸️ VISIÓN DE LA AGENCIA “El glamour no es vanidad, es poder. La belleza es el arma más silenciosa del infierno. En cada sesión, desfile o retrato, una energía divina fluye, marcando el destino de quienes contemplan a una Ishtar.” Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour no recluta modelos, forja divinidades. Cada integrante es un fragmento de un linaje que trasciende la humanidad, portando en su mirada el brillo del deseo, la elegancia de una diosa y el fuego eterno del infierno.
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  • —Hola cómo están está tarde les contaré la historia de Cinthia espero y disfruten del relato —

    hace cinco años, cuando tenía 20, vivía con mi madre, mis tías y mi abuela en una antigua casa de campo a las afueras del pueblo. Desde que tengo memoria, ellas se habían dedicado a la brujería, algo que, aunque no compartía, había aceptado como parte de mi vida. No obstante, esa noche en particular fue diferente, pues nunca antes había presenciado uno de sus rituales.

    Era una noche oscura y lúgubre, en la que apenas se distinguía la luz de la luna entre las nubes. Había un aire pesado y denso que me rodeaba, como si presintiera que algo extraño estaba a punto de suceder. Mi familia decidió realizar un ritual para alejar las malas vibras de nuestra casa, y aunque no era mi costumbre, decidí unirme a ellas.

    Nos dirigimos hacia una cueva ubicada cerca de nuestra casa, un lugar que siempre me había parecido tenebroso y del cual había evitado acercarme. Sin embargo, esta vez me encontraba caminando hacia allí, acompañada por el sonido de nuestras pisadas en la hojarasca y el murmullo de las ramas moviéndose por el viento.

    Al llegar a la entrada de la cueva, mis tías encendieron velas, mientras mi abuela sostenía en sus manos unos libros antiguos y polvorientos cuyo contenido desconocía. La luz de las velas proyectaba sombras fantasmagóricas en las paredes de la cueva, lo que acentuaba mi creciente sensación de inquietud.

    Mis tías comenzaron a preparar el ritual, disponiendo todo lo necesario en el suelo. Entre los elementos que utilizarían, había una botella con sangre de cabra y un mechón de cabello del cual no sabía su procedencia. La simple visión de esos objetos aumentaba mi temor, pero decidí mantener la compostura y seguir adelante.

    A medida que el ritual avanzaba, mis tías y mi abuela recitaban palabras en un idioma que no reconocía, y yo me mantenía en silencio, observando cada movimiento con cautela. No podía evitar sentir que algo no estaba bien, que aquel ritual tenía un propósito más oscuro del que me habían contado.

    No obstante, me encontraba allí, en medio de la oscuridad, junto a mi familia, sintiendo cómo una energía inquietante se apoderaba de la cueva. En mi mente, una mezcla de miedo y curiosidad me impulsaba a quedarme y descubrir qué sucedería a continuación, sin saber que aquella noche sería solo el comienzo de una serie de aterradores acontecimientos que cambiarían mi vida para siempre.

    En ese momento, casi al finalizar el ritual, mi abuela mencionó el nombre de mi novio, Jorge. Sentí cómo mi corazón se detenía por un instante y mi sangre se helaba en las venas. A pesar de mi miedo, la ira comenzó a apoderarse de mí. No podía creer que mi familia estuviera haciendo algo en contra de la persona a la que amaba.

    Enfurecida, me abalancé sobre el altar improvisado y arrojé al suelo las velas y la sangre que estaba en un florero. La oscuridad invadió la cueva mientras las llamas se apagaban, y el eco de mis acciones retumbaba en las paredes de piedra.

    Mis tías y mi abuela me miraron sorprendidas, mientras mi madre intentaba justificar sus acciones, diciéndome que Jorge no me convenía, que no tenía trabajo y era poco agraciado, y que yo merecía a alguien mejor. En ese momento, mi enojo alcanzó su punto máximo y, sin poder contenerme, les grité que no se metieran en mi vida.

    La cueva parecía vibrar con la intensidad de mis palabras, como si las propias paredes pudieran sentir mi ira y mi dolor. Mi madre y mis tías bajaron la mirada, mientras mi abuela me observaba con una expresión indescifrable en su rostro arrugado.

    La ira se disipó lentamente, dejando tras de sí un profundo sentimiento de tristeza y traición. Me di cuenta de que, en su afán por protegerme y guiarme, mi familia había cruzado un límite que no debieron traspasar. A pesar del amor que sentía por ellas, sabía que ya no podría confiar en ellas de la misma manera.

    En silencio, recogí las velas apagadas y salí de la cueva, dejando atrás a mi familia y el ritual inconcluso. La noche había recuperado su oscuridad y frío, pero mi corazón ardiendo de furia e indignación me mantenía caliente mientras me alejaba de aquel lugar.

    No sabía qué me depararía el futuro después de esa traición, pero estaba decidida a enfrentar cualquier desafío por mi cuenta, sin dejarme influenciar por las creencias y deseos de mi familia. Lo que no imaginaba era que aquella noche de traición y furia sería solo el inicio de una serie de eventos escalofriantes que pondrían a prueba mi valentía y cambiarían mi vida para siempre.

    Apenas llegué a casa, tomé una maleta y comencé a llenarla con mi ropa y pertenencias más importantes, decidida a irme a casa de Jorge, quien vivía a poca distancia. No quería pasar ni un segundo más en ese lugar donde mi familia había intentado manipular mi vida sin mí consentimiento.

    Estaba a punto de salir por la puerta cuando las brujas de mi familia aparecieron frente a mí. Una de mis tías me miró con seriedad y me dijo que entendía mi enojo, pero que lo que había hecho estaba muy mal. Me explicó que dejar un ritual inconcluso podría traer graves consecuencias, ya que estaba jugando con fuerzas que no debían ser tomadas a la ligera. Hizo alusión a que el diablo no toleraba ese tipo de juegos.

    A pesar de sus palabras, no podía dejar de sentir coraje hacia ellas. Les respondí con firmeza que no me importaban las consecuencias y que me iba de esa casa para que no me molestaran más. Les pedí que dejaran en paz a Jorge y que no intentaran interferir en nuestra relación de nuevo.

    Mis tías y mi madre parecieron sorprendidas por mi determinación, pero mi abuela me observó con una expresión preocupada en su rostro. A pesar de su reacción, me mantuve firme en mi decisión y salí de la casa, sintiendo un peso en mi pecho que me oprimía.

    Llegué a casa de Jorge y le conté lo sucedido, buscando consuelo y apoyo en él. Él me abrazó con fuerza, prometiéndome que estaríamos juntos y enfrentaríamos cualquier cosa que se nos presentara. Aunque sus palabras me reconfortaron, no pude evitar sentir un temor creciente en mi interior, como si el abismo de lo desconocido se abriera ante mí.

    La advertencia de mi tía sobre las consecuencias de dejar un ritual inconcluso retumbaba en mi mente, pero me negaba a darle importancia. No quería que el miedo gobernara mi vida y mis decisiones, pero lo que no sabía era que esa noche había desatado fuerzas oscuras que no tardarían en manifestarse.

    Las primeras semanas en casa de Jorge transcurrieron sin incidentes. Nos sentíamos felices y seguros juntos, y yo comenzaba a olvidar los eventos aterradores que habían llevado a mi huida de la casa de mi familia. Sin embargo, esa tranquilidad no duró mucho.

    Una noche, mientras estábamos acostados en la cama, comenzamos a escuchar un extraño sonido, como si algo estuviera arañando las paredes. Nos miramos con inquietud, pero no le dimos mayor importancia, atribuyéndolo a algún animal nocturno o al viento.

    Otra noche, Jorge metió la mano debajo de la cama para buscar algo que había dejado caer y sintió que algo lamió su mano. Retiró la mano rápidamente, describiendo una lengua fría, rasposa y asquerosa. Ambos nos quedamos estupefactos y asustados, pero no encontramos ninguna explicación lógica para lo sucedido.

    El miedo comenzó a apoderarse de nosotros cuando, en otra ocasión, mientras dormíamos, fuimos despertados por ruidos en la habitación. Al abrir los ojos, vimos algo que parecía sacado de nuestras peores pesadillas: dos de los peluches de Jorge parecían haber cobrado vida y se burlaban de nosotros, señalándonos y riéndose con malicia.

    El terror nos invadió por completo, y comenzamos a cuestionarnos si lo que estaba sucediendo tenía alguna conexión con el ritual inconcluso que había interrumpido semanas atrás. La advertencia de mi tía resonaba en mi mente, y no pude evitar sentir que, en mi desesperación por proteger a Jorge, había desatado fuerzas oscuras y peligrosas que ahora nos acechaban.

    Sabía que debía enfrentar el problema y buscar una solución antes de que las cosas empeoraran, pero no tenía idea de cómo hacerlo. Había dejado atrás a mi familia y sus conocimientos sobre brujería, y ahora me encontraba atrapada en una situación que amenazaba con destruir la vida que había construido junto a Jorge.

    Con cada nueva manifestación de esas fuerzas oscuras, la tensión y el miedo se apoderaban cada vez más de nuestras vidas. La incertidumbre y la angustia nos atormentaban día y noche, y sabíamos que debíamos encontrar una manera de detener ese tormento antes de que fuera demasiado tarde.

    La situación empeoró considerablemente. Un día, mientras Jorge se bañaba, escuché un grito desgarrador que provenía del baño. Corrí hacia allí y lo encontré temblando de miedo. Me contó que el agua de la ducha había salido hirviendo de repente, la luz del baño se había apagado y, además, había escuchado a alguien pronunciar su nombre en repetidas ocasiones.

    Al escuchar su relato, mi corazón latía a mil por hora y el miedo recorrió todo mi ser. Lo abracé con fuerza y le dije que todo estaría bien, pero en mi interior sabía que estaba equivocada. Aquella misma noche, uno de los peores presagios se manifestó: una de las cruces que Jorge tenía en su cuarto, ya que era católico, se cayó y se partió en pedazos sin razón aparente.

    Para colmo, Jorge comenzó a sentirse muy mal. Le dio fiebre, tos y su piel se tornó pálida. Su estado empeoró rápidamente e incluso empezó a vomitar cabellos, algo que me dejó horrorizada y sin saber qué hacer. No podía negar más la realidad: las fuerzas oscuras desatadas por el ritual inconcluso estaban afectando a Jorge, y era mi culpa.

    Desesperada y sintiendo que no tenía otra opción, decidí enfrentar mi miedo y regresar a la casa de mi familia para pedirles ayuda. A pesar de todo lo que había ocurrido, sabía que ellas eran las únicas que podrían enfrentar y detener las fuerzas que ahora amenazaban nuestras vidas.

    Con el corazón en un puño y la determinación de proteger a Jorge, me dispuse a enfrentar a mi familia y a las sombras del pasado que ahora se cernían sobre nosotros. No tenía idea de lo que encontraría al regresar a aquella casa ni de si podríamos detener el mal que nos acechaba, pero estaba dispuesta a hacer todo lo necesario para salvar a Jorge y recuperar nuestras vidas.

    Regresé a la casa de mi familia con el corazón lleno de temor y resentimiento. A pesar de que no quería estar allí, sabía que era la única opción que tenía para proteger a Jorge y poner fin a la pesadilla que estábamos viviendo.

    Mis tías, mi madre y mi abuela estaban felices de verme de vuelta, pero yo no podía olvidar lo que habían intentado hacerle a Jorge. Aun así, les conté todo lo que nos había sucedido en los últimos días, esperando que pudieran ayudarnos a detener las fuerzas oscuras que nos atormentaban.

    Para mi sorpresa, no parecieron sorprendidas por lo que les conté. Con seriedad, prometieron ayudarnos y aseguraron que todo mejoraría. Incluso afirmaron que dejarían de interferir en mi relación con Jorge, reconociendo que habían cruzado un límite que no debieron traspasar.

    A pesar de sus palabras, no podía evitar sentir cierta desconfianza. Sin embargo, sabía que no tenía otra opción que confiar en ellas y en su conocimiento sobre brujería para enfrentar las fuerzas malignas que habíamos desatado.

    Mis tías, mi madre y mi abuela comenzaron a preparar un ritual de purificación y protección, con el objetivo de limpiar nuestra energía y alejar las entidades oscuras que nos acechaban. Me pidieron que participara en el ritual y les confiara mis miedos y preocupaciones, algo que hice con cierta reticencia, pero también con la esperanza de que podría salvar a Jorge y a mí de la oscuridad que nos envolvía.

    Con temor y resignación, volví a la cueva en la que había interrumpido el ritual anterior. Mi madre me explicó que, para solucionar el problema que yo misma había creado, tendría que realizar un sacrificio de sangre. Me entregaron una gallina, que debía sacrificar para obtener un poco de su sangre y así completar el ritual.

    A pesar de sentirme horrorizada ante la idea, sabía que no tenía otra opción si quería salvar a Jorge y a mí de la oscuridad que nos acechaba. Con manos temblorosas, sacrifiqué a la gallina y recogí su sangre en un recipiente.

    Luego, mis tías, mi madre y mi abuela comenzaron a recitar palabras en un idioma que no entendía. Me pidieron que las repitiera, aunque no sabía qué significaban. Mientras lo hacía, mi abuela me limpiaba con hierbas y mis tías me escupían alcohol para purificar mi cuerpo y mi espíritu.

    El ritual se volvió cada vez más intenso, y las energías en la cueva parecían vibrar a nuestro alrededor. Podía sentir que algo estaba cambiando, aunque no sabía si era para bien o para mal. En mi corazón, solo deseaba que todo terminara y que Jorge y yo pudiéramos recuperar nuestras vidas.

    Cuando finalmente el ritual llegó a su fin, mis tías, mi madre y mi abuela parecían satisfechas y aliviadas. Me aseguraron que las fuerzas oscuras que habíamos desatado estarían ahora bajo control y que no tendríamos que preocuparnos más por ellas.

    Aunque quería creer en sus palabras, una parte de mí seguía temiendo que el mal que habíamos desencadenado fuera demasiado poderoso como para ser contenido. Sin embargo, por el bien de Jorge y el mío, decidí confiar en mi familia y esperar que, de alguna manera, las cosas volvieran a la normalidad.

    Al regresar a casa, comencé a sentir una paz que no había experimentado desde que iniciaron los horribles sucesos. Decidí perdonar a mi familia, quienes se mostraron muy felices y aseguraron que solo querían lo mejor para mí. Sin embargo, había un terrible secreto que ocultaban y que no descubriría hasta más tarde.

    Mi confianza en ellas comenzó a crecer, ya que los eventos sobrenaturales habían cesado y todo parecía haber vuelto a la normalidad. Cuando le pregunté a Jorge cómo se sentía, me dijo que se encontraba mucho mejor y que no había experimentado nada extraño en los últimos días. Ambos nos sentíamos aliviados y agradecidos por la aparente calma.

    Aproveché la oportunidad para disculparme con Jorge por todos los aterradores acontecimientos que había vivido a causa de mi culpa y la de mi familia. Para mi alivio, él lo entendió y me perdonó, demostrando una vez más el amor profundo que sentía por mí.

    Por un tiempo, parecía que todo iba bien y que las cosas estaban volviendo a la normalidad. Pero en el fondo, no podía quitarme la sensación de que algo no estaba del todo bien y que el mal que habíamos desencadenado seguía al acecho, esperando el momento adecuado para volver a manifestarse. A pesar de mi inquietud, traté de ignorar esos pensamientos y disfrutar de la paz y la tranquilidad que había en nuestra vida. Sin embargo, no pasaría mucho tiempo antes de que el terrible secreto de mi familia saliera a la luz y cambiara todo para siempre.

    Mi temor y desesperación crecieron a medida que la normalidad aparente comenzó a desmoronarse. Una madrugada, mientras dormía, escuché un golpe en mi ventana. Al principio, creí que se trataba de algo sobrenatural, pero luego escuché la voz de Jorge llamándome. Abrí la ventana y lo vi empapado en sudor, con el rostro pálido y llorando desconsoladamente. Lo hice entrar a escondidas en mi casa para que me explicara qué había sucedido.

    Una vez dentro, Jorge me contó que su abuelo había fallecido hacía apenas una hora. Habían escuchado un grito de terror, y cuando corrieron a verlo, ya no respondía. Sus palabras hicieron que mi corazón se llenara de angustia, no solo por el miedo a lo desconocido, sino también por la tristeza de perder a alguien que había sido muy amable conmigo durante el tiempo de mi relación con Jorge. Su abuelo siempre había mostrado afecto y comprensión hacia mí, y no pude evitar sentir un profundo pesar por su pérdida.

    Lo que dijo a continuación fue aún más aterrador. Al salir a pedir ayuda, había visto a una de mis tías espiándolo en plena oscuridad, vestida de negro.

    El pánico se apoderó de mí al comprender que, de alguna manera, mi familia todavía estaba involucrada en todo esto. A pesar de sus promesas de ayudarnos y de no interferir en nuestra relación, habían seguido manipulando nuestras vidas y causando sufrimiento.

    No sabía qué hacer ni en quién confiar. Mi mundo se había vuelto oscuro y aterrador, y sentía que estaba siendo arrastrada hacia un abismo del que no había escapatoria. Decidí que no podía seguir permitiendo que mi familia destruyera nuestras vidas y que debía enfrentarme a ellas y descubrir la verdad detrás de sus acciones y el oscuro secreto que ocultaban.

    En lugar de enfrentar a toda mi familia de una vez, decidí comenzar por hablar con mi tía en privado. Desperté a mi tía con cuidado para no hacer mucho ruido y le pedí que fuera a mi habitación para que me diera una explicación.

    Una vez en mi habitación, mi tía me reveló que el último ritual que habían realizado en realidad no había sido para protegerme a mí y a Jorge, sino para asegurarse de que yo estuviera bien, pero a costa del sufrimiento de mi novio. Ellas no querían que estuviéramos juntos y habían tomado medidas extremas para separarnos.

    Mi tía me confesó que entendía cómo me sentía, pero que no podía hacer nada al respecto. Me contó que, hace muchos años, mi abuela tampoco había permitido que ella estuviera con el amor de su vida. Mi tía se vio obligada a abandonar a su novio para evitar que mi abuela enterrara un muñeco vudú en el panteón, lo que habría resultado en la muerte de su amado. Prefería sacrificar su relación antes que poner en peligro la vida del hombre que amaba.

    La revelación de mi tía me dejó conmocionada y angustiada. No solo había descubierto que mi familia había estado manipulando nuestras vidas y causando sufrimiento a Jorge, sino que también aprendí que este tipo de intervenciones y sacrificios se habían repetido en el pasado. Me pregunté cuántas veces habían hecho esto antes y cuántas vidas habían sido afectadas por sus acciones.


    ||—En comentarios está la continuación disculpen las molestias —
    —Hola cómo están está tarde les contaré la historia de Cinthia espero y disfruten del relato — hace cinco años, cuando tenía 20, vivía con mi madre, mis tías y mi abuela en una antigua casa de campo a las afueras del pueblo. Desde que tengo memoria, ellas se habían dedicado a la brujería, algo que, aunque no compartía, había aceptado como parte de mi vida. No obstante, esa noche en particular fue diferente, pues nunca antes había presenciado uno de sus rituales. Era una noche oscura y lúgubre, en la que apenas se distinguía la luz de la luna entre las nubes. Había un aire pesado y denso que me rodeaba, como si presintiera que algo extraño estaba a punto de suceder. Mi familia decidió realizar un ritual para alejar las malas vibras de nuestra casa, y aunque no era mi costumbre, decidí unirme a ellas. Nos dirigimos hacia una cueva ubicada cerca de nuestra casa, un lugar que siempre me había parecido tenebroso y del cual había evitado acercarme. Sin embargo, esta vez me encontraba caminando hacia allí, acompañada por el sonido de nuestras pisadas en la hojarasca y el murmullo de las ramas moviéndose por el viento. Al llegar a la entrada de la cueva, mis tías encendieron velas, mientras mi abuela sostenía en sus manos unos libros antiguos y polvorientos cuyo contenido desconocía. La luz de las velas proyectaba sombras fantasmagóricas en las paredes de la cueva, lo que acentuaba mi creciente sensación de inquietud. Mis tías comenzaron a preparar el ritual, disponiendo todo lo necesario en el suelo. Entre los elementos que utilizarían, había una botella con sangre de cabra y un mechón de cabello del cual no sabía su procedencia. La simple visión de esos objetos aumentaba mi temor, pero decidí mantener la compostura y seguir adelante. A medida que el ritual avanzaba, mis tías y mi abuela recitaban palabras en un idioma que no reconocía, y yo me mantenía en silencio, observando cada movimiento con cautela. No podía evitar sentir que algo no estaba bien, que aquel ritual tenía un propósito más oscuro del que me habían contado. No obstante, me encontraba allí, en medio de la oscuridad, junto a mi familia, sintiendo cómo una energía inquietante se apoderaba de la cueva. En mi mente, una mezcla de miedo y curiosidad me impulsaba a quedarme y descubrir qué sucedería a continuación, sin saber que aquella noche sería solo el comienzo de una serie de aterradores acontecimientos que cambiarían mi vida para siempre. En ese momento, casi al finalizar el ritual, mi abuela mencionó el nombre de mi novio, Jorge. Sentí cómo mi corazón se detenía por un instante y mi sangre se helaba en las venas. A pesar de mi miedo, la ira comenzó a apoderarse de mí. No podía creer que mi familia estuviera haciendo algo en contra de la persona a la que amaba. Enfurecida, me abalancé sobre el altar improvisado y arrojé al suelo las velas y la sangre que estaba en un florero. La oscuridad invadió la cueva mientras las llamas se apagaban, y el eco de mis acciones retumbaba en las paredes de piedra. Mis tías y mi abuela me miraron sorprendidas, mientras mi madre intentaba justificar sus acciones, diciéndome que Jorge no me convenía, que no tenía trabajo y era poco agraciado, y que yo merecía a alguien mejor. En ese momento, mi enojo alcanzó su punto máximo y, sin poder contenerme, les grité que no se metieran en mi vida. La cueva parecía vibrar con la intensidad de mis palabras, como si las propias paredes pudieran sentir mi ira y mi dolor. Mi madre y mis tías bajaron la mirada, mientras mi abuela me observaba con una expresión indescifrable en su rostro arrugado. La ira se disipó lentamente, dejando tras de sí un profundo sentimiento de tristeza y traición. Me di cuenta de que, en su afán por protegerme y guiarme, mi familia había cruzado un límite que no debieron traspasar. A pesar del amor que sentía por ellas, sabía que ya no podría confiar en ellas de la misma manera. En silencio, recogí las velas apagadas y salí de la cueva, dejando atrás a mi familia y el ritual inconcluso. La noche había recuperado su oscuridad y frío, pero mi corazón ardiendo de furia e indignación me mantenía caliente mientras me alejaba de aquel lugar. No sabía qué me depararía el futuro después de esa traición, pero estaba decidida a enfrentar cualquier desafío por mi cuenta, sin dejarme influenciar por las creencias y deseos de mi familia. Lo que no imaginaba era que aquella noche de traición y furia sería solo el inicio de una serie de eventos escalofriantes que pondrían a prueba mi valentía y cambiarían mi vida para siempre. Apenas llegué a casa, tomé una maleta y comencé a llenarla con mi ropa y pertenencias más importantes, decidida a irme a casa de Jorge, quien vivía a poca distancia. No quería pasar ni un segundo más en ese lugar donde mi familia había intentado manipular mi vida sin mí consentimiento. Estaba a punto de salir por la puerta cuando las brujas de mi familia aparecieron frente a mí. Una de mis tías me miró con seriedad y me dijo que entendía mi enojo, pero que lo que había hecho estaba muy mal. Me explicó que dejar un ritual inconcluso podría traer graves consecuencias, ya que estaba jugando con fuerzas que no debían ser tomadas a la ligera. Hizo alusión a que el diablo no toleraba ese tipo de juegos. A pesar de sus palabras, no podía dejar de sentir coraje hacia ellas. Les respondí con firmeza que no me importaban las consecuencias y que me iba de esa casa para que no me molestaran más. Les pedí que dejaran en paz a Jorge y que no intentaran interferir en nuestra relación de nuevo. Mis tías y mi madre parecieron sorprendidas por mi determinación, pero mi abuela me observó con una expresión preocupada en su rostro. A pesar de su reacción, me mantuve firme en mi decisión y salí de la casa, sintiendo un peso en mi pecho que me oprimía. Llegué a casa de Jorge y le conté lo sucedido, buscando consuelo y apoyo en él. Él me abrazó con fuerza, prometiéndome que estaríamos juntos y enfrentaríamos cualquier cosa que se nos presentara. Aunque sus palabras me reconfortaron, no pude evitar sentir un temor creciente en mi interior, como si el abismo de lo desconocido se abriera ante mí. La advertencia de mi tía sobre las consecuencias de dejar un ritual inconcluso retumbaba en mi mente, pero me negaba a darle importancia. No quería que el miedo gobernara mi vida y mis decisiones, pero lo que no sabía era que esa noche había desatado fuerzas oscuras que no tardarían en manifestarse. Las primeras semanas en casa de Jorge transcurrieron sin incidentes. Nos sentíamos felices y seguros juntos, y yo comenzaba a olvidar los eventos aterradores que habían llevado a mi huida de la casa de mi familia. Sin embargo, esa tranquilidad no duró mucho. Una noche, mientras estábamos acostados en la cama, comenzamos a escuchar un extraño sonido, como si algo estuviera arañando las paredes. Nos miramos con inquietud, pero no le dimos mayor importancia, atribuyéndolo a algún animal nocturno o al viento. Otra noche, Jorge metió la mano debajo de la cama para buscar algo que había dejado caer y sintió que algo lamió su mano. Retiró la mano rápidamente, describiendo una lengua fría, rasposa y asquerosa. Ambos nos quedamos estupefactos y asustados, pero no encontramos ninguna explicación lógica para lo sucedido. El miedo comenzó a apoderarse de nosotros cuando, en otra ocasión, mientras dormíamos, fuimos despertados por ruidos en la habitación. Al abrir los ojos, vimos algo que parecía sacado de nuestras peores pesadillas: dos de los peluches de Jorge parecían haber cobrado vida y se burlaban de nosotros, señalándonos y riéndose con malicia. El terror nos invadió por completo, y comenzamos a cuestionarnos si lo que estaba sucediendo tenía alguna conexión con el ritual inconcluso que había interrumpido semanas atrás. La advertencia de mi tía resonaba en mi mente, y no pude evitar sentir que, en mi desesperación por proteger a Jorge, había desatado fuerzas oscuras y peligrosas que ahora nos acechaban. Sabía que debía enfrentar el problema y buscar una solución antes de que las cosas empeoraran, pero no tenía idea de cómo hacerlo. Había dejado atrás a mi familia y sus conocimientos sobre brujería, y ahora me encontraba atrapada en una situación que amenazaba con destruir la vida que había construido junto a Jorge. Con cada nueva manifestación de esas fuerzas oscuras, la tensión y el miedo se apoderaban cada vez más de nuestras vidas. La incertidumbre y la angustia nos atormentaban día y noche, y sabíamos que debíamos encontrar una manera de detener ese tormento antes de que fuera demasiado tarde. La situación empeoró considerablemente. Un día, mientras Jorge se bañaba, escuché un grito desgarrador que provenía del baño. Corrí hacia allí y lo encontré temblando de miedo. Me contó que el agua de la ducha había salido hirviendo de repente, la luz del baño se había apagado y, además, había escuchado a alguien pronunciar su nombre en repetidas ocasiones. Al escuchar su relato, mi corazón latía a mil por hora y el miedo recorrió todo mi ser. Lo abracé con fuerza y le dije que todo estaría bien, pero en mi interior sabía que estaba equivocada. Aquella misma noche, uno de los peores presagios se manifestó: una de las cruces que Jorge tenía en su cuarto, ya que era católico, se cayó y se partió en pedazos sin razón aparente. Para colmo, Jorge comenzó a sentirse muy mal. Le dio fiebre, tos y su piel se tornó pálida. Su estado empeoró rápidamente e incluso empezó a vomitar cabellos, algo que me dejó horrorizada y sin saber qué hacer. No podía negar más la realidad: las fuerzas oscuras desatadas por el ritual inconcluso estaban afectando a Jorge, y era mi culpa. Desesperada y sintiendo que no tenía otra opción, decidí enfrentar mi miedo y regresar a la casa de mi familia para pedirles ayuda. A pesar de todo lo que había ocurrido, sabía que ellas eran las únicas que podrían enfrentar y detener las fuerzas que ahora amenazaban nuestras vidas. Con el corazón en un puño y la determinación de proteger a Jorge, me dispuse a enfrentar a mi familia y a las sombras del pasado que ahora se cernían sobre nosotros. No tenía idea de lo que encontraría al regresar a aquella casa ni de si podríamos detener el mal que nos acechaba, pero estaba dispuesta a hacer todo lo necesario para salvar a Jorge y recuperar nuestras vidas. Regresé a la casa de mi familia con el corazón lleno de temor y resentimiento. A pesar de que no quería estar allí, sabía que era la única opción que tenía para proteger a Jorge y poner fin a la pesadilla que estábamos viviendo. Mis tías, mi madre y mi abuela estaban felices de verme de vuelta, pero yo no podía olvidar lo que habían intentado hacerle a Jorge. Aun así, les conté todo lo que nos había sucedido en los últimos días, esperando que pudieran ayudarnos a detener las fuerzas oscuras que nos atormentaban. Para mi sorpresa, no parecieron sorprendidas por lo que les conté. Con seriedad, prometieron ayudarnos y aseguraron que todo mejoraría. Incluso afirmaron que dejarían de interferir en mi relación con Jorge, reconociendo que habían cruzado un límite que no debieron traspasar. A pesar de sus palabras, no podía evitar sentir cierta desconfianza. Sin embargo, sabía que no tenía otra opción que confiar en ellas y en su conocimiento sobre brujería para enfrentar las fuerzas malignas que habíamos desatado. Mis tías, mi madre y mi abuela comenzaron a preparar un ritual de purificación y protección, con el objetivo de limpiar nuestra energía y alejar las entidades oscuras que nos acechaban. Me pidieron que participara en el ritual y les confiara mis miedos y preocupaciones, algo que hice con cierta reticencia, pero también con la esperanza de que podría salvar a Jorge y a mí de la oscuridad que nos envolvía. Con temor y resignación, volví a la cueva en la que había interrumpido el ritual anterior. Mi madre me explicó que, para solucionar el problema que yo misma había creado, tendría que realizar un sacrificio de sangre. Me entregaron una gallina, que debía sacrificar para obtener un poco de su sangre y así completar el ritual. A pesar de sentirme horrorizada ante la idea, sabía que no tenía otra opción si quería salvar a Jorge y a mí de la oscuridad que nos acechaba. Con manos temblorosas, sacrifiqué a la gallina y recogí su sangre en un recipiente. Luego, mis tías, mi madre y mi abuela comenzaron a recitar palabras en un idioma que no entendía. Me pidieron que las repitiera, aunque no sabía qué significaban. Mientras lo hacía, mi abuela me limpiaba con hierbas y mis tías me escupían alcohol para purificar mi cuerpo y mi espíritu. El ritual se volvió cada vez más intenso, y las energías en la cueva parecían vibrar a nuestro alrededor. Podía sentir que algo estaba cambiando, aunque no sabía si era para bien o para mal. En mi corazón, solo deseaba que todo terminara y que Jorge y yo pudiéramos recuperar nuestras vidas. Cuando finalmente el ritual llegó a su fin, mis tías, mi madre y mi abuela parecían satisfechas y aliviadas. Me aseguraron que las fuerzas oscuras que habíamos desatado estarían ahora bajo control y que no tendríamos que preocuparnos más por ellas. Aunque quería creer en sus palabras, una parte de mí seguía temiendo que el mal que habíamos desencadenado fuera demasiado poderoso como para ser contenido. Sin embargo, por el bien de Jorge y el mío, decidí confiar en mi familia y esperar que, de alguna manera, las cosas volvieran a la normalidad. Al regresar a casa, comencé a sentir una paz que no había experimentado desde que iniciaron los horribles sucesos. Decidí perdonar a mi familia, quienes se mostraron muy felices y aseguraron que solo querían lo mejor para mí. Sin embargo, había un terrible secreto que ocultaban y que no descubriría hasta más tarde. Mi confianza en ellas comenzó a crecer, ya que los eventos sobrenaturales habían cesado y todo parecía haber vuelto a la normalidad. Cuando le pregunté a Jorge cómo se sentía, me dijo que se encontraba mucho mejor y que no había experimentado nada extraño en los últimos días. Ambos nos sentíamos aliviados y agradecidos por la aparente calma. Aproveché la oportunidad para disculparme con Jorge por todos los aterradores acontecimientos que había vivido a causa de mi culpa y la de mi familia. Para mi alivio, él lo entendió y me perdonó, demostrando una vez más el amor profundo que sentía por mí. Por un tiempo, parecía que todo iba bien y que las cosas estaban volviendo a la normalidad. Pero en el fondo, no podía quitarme la sensación de que algo no estaba del todo bien y que el mal que habíamos desencadenado seguía al acecho, esperando el momento adecuado para volver a manifestarse. A pesar de mi inquietud, traté de ignorar esos pensamientos y disfrutar de la paz y la tranquilidad que había en nuestra vida. Sin embargo, no pasaría mucho tiempo antes de que el terrible secreto de mi familia saliera a la luz y cambiara todo para siempre. Mi temor y desesperación crecieron a medida que la normalidad aparente comenzó a desmoronarse. Una madrugada, mientras dormía, escuché un golpe en mi ventana. Al principio, creí que se trataba de algo sobrenatural, pero luego escuché la voz de Jorge llamándome. Abrí la ventana y lo vi empapado en sudor, con el rostro pálido y llorando desconsoladamente. Lo hice entrar a escondidas en mi casa para que me explicara qué había sucedido. Una vez dentro, Jorge me contó que su abuelo había fallecido hacía apenas una hora. Habían escuchado un grito de terror, y cuando corrieron a verlo, ya no respondía. Sus palabras hicieron que mi corazón se llenara de angustia, no solo por el miedo a lo desconocido, sino también por la tristeza de perder a alguien que había sido muy amable conmigo durante el tiempo de mi relación con Jorge. Su abuelo siempre había mostrado afecto y comprensión hacia mí, y no pude evitar sentir un profundo pesar por su pérdida. Lo que dijo a continuación fue aún más aterrador. Al salir a pedir ayuda, había visto a una de mis tías espiándolo en plena oscuridad, vestida de negro. El pánico se apoderó de mí al comprender que, de alguna manera, mi familia todavía estaba involucrada en todo esto. A pesar de sus promesas de ayudarnos y de no interferir en nuestra relación, habían seguido manipulando nuestras vidas y causando sufrimiento. No sabía qué hacer ni en quién confiar. Mi mundo se había vuelto oscuro y aterrador, y sentía que estaba siendo arrastrada hacia un abismo del que no había escapatoria. Decidí que no podía seguir permitiendo que mi familia destruyera nuestras vidas y que debía enfrentarme a ellas y descubrir la verdad detrás de sus acciones y el oscuro secreto que ocultaban. En lugar de enfrentar a toda mi familia de una vez, decidí comenzar por hablar con mi tía en privado. Desperté a mi tía con cuidado para no hacer mucho ruido y le pedí que fuera a mi habitación para que me diera una explicación. Una vez en mi habitación, mi tía me reveló que el último ritual que habían realizado en realidad no había sido para protegerme a mí y a Jorge, sino para asegurarse de que yo estuviera bien, pero a costa del sufrimiento de mi novio. Ellas no querían que estuviéramos juntos y habían tomado medidas extremas para separarnos. Mi tía me confesó que entendía cómo me sentía, pero que no podía hacer nada al respecto. Me contó que, hace muchos años, mi abuela tampoco había permitido que ella estuviera con el amor de su vida. Mi tía se vio obligada a abandonar a su novio para evitar que mi abuela enterrara un muñeco vudú en el panteón, lo que habría resultado en la muerte de su amado. Prefería sacrificar su relación antes que poner en peligro la vida del hombre que amaba. La revelación de mi tía me dejó conmocionada y angustiada. No solo había descubierto que mi familia había estado manipulando nuestras vidas y causando sufrimiento a Jorge, sino que también aprendí que este tipo de intervenciones y sacrificios se habían repetido en el pasado. Me pregunté cuántas veces habían hecho esto antes y cuántas vidas habían sido afectadas por sus acciones. ||—En comentarios está la continuación disculpen las molestias —
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  • —Siento una extraña conexión con el mar. Pero la gente lo mira y suele ver calma en el horizonte. Yo miro el mismo mar y veo el abismo más vasto y tentador. Es hipnótico. Desde aquí, uno casi siente ganas de arrojarse... o de empujar a alguien (?)
    —Siento una extraña conexión con el mar. Pero la gente lo mira y suele ver calma en el horizonte. Yo miro el mismo mar y veo el abismo más vasto y tentador. Es hipnótico. Desde aquí, uno casi siente ganas de arrojarse... o de empujar a alguien (?)
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    AGENCIA ISHTAR’S DEMONIC DÈESSE INFERNAL GLAMOUR
    Dossier Interno — División Masculina Élite

    Nombre del Modelo: Rex Hiroshi Jaegerjaquez Ishtar
    Alias: El Emperador Carmesí del Abismo

    Ficha Extendida
    ★ Nombre Completo: Rex Hiroshi Jaegerjaquez Ishtar
    ★ Título: El Emperador Carmesí del Abismo
    ★ Edad Aparente: 28 años
    ★ Linaje: Dracónico / Demonio Guerrero del Clan Ishtar
    ★ Altura: 1.90 m
    ★ Elemento Dominante: Fuego Azul del Inframundo
    ★ Arma Sagrada: Espada Valkyrion, la Llama del Reino Caído
    ★ Debilidad: Su conexión con el caos lo vuelve emocionalmente inestable cuando siente rabia o pérdida.

    ★Frase Emblemática:
    “En mi fuego no hay destrucción, solo el renacer de los que se atreven a desafiarme.”

    Rol dentro de la Agencia
    Rex Hiroshi Jaegerjaquez Ishtar encarna el concepto del “dios masculino infernal”: belleza demoníaca, disciplina militar y elegancia majestuosa.
    Dentro de la agencia, cumple funciones como:

    ✺ Modelo de campañas de moda abismal y trajes ceremoniales.
    ✺ Embajador de la colección masculina “LUX INFERNA”.
    ✺ Mentor de los nuevos modelos infernales del programa “Bloodline Academy”.
    ✺ Guardián simbólico del Trono Carmesí, sede espiritual del clan Ishtar.

    Historia y Origen
    Heredero directo del linaje Jaegerjaquez e integrante por juramento del Clan Ishtar, Rex fue forjado en el fuego del infierno más profundo. Su alma fue marcada por las cadenas del caos y la sangre de dragones antiguos, lo que lo convierte en un ser híbrido entre guerrero abisal y divinidad encarnada.

    Antes de unirse a la agencia, fue comandante del Escuadrón Infernal “Oblivion Fang”, donde lideró a otros modelos de combate ritual. Fue descubierto por la Emperatriz Ishtar durante una ceremonia de sangre lunar, impresionándola por su presencia inquebrantable y su elegancia letal.

    Desde entonces, Rex es una de las figuras más influyentes de Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour, no solo por su apariencia, sino por su aura que mezcla autoridad, poder y una belleza inhumana.

    Descripción General
    Rex Hiroshi Jaegerjaquez Ishtar es el epítome del poder contenido en forma humana. De complexión atlética y porte regio, su presencia eclipsa el ambiente a donde entra. Su mirada carmesí arde con fuego de antiguas batallas y su energía parece moldear el aire mismo.

    Su nombre resuena dentro de la agencia como símbolo de autoridad y disciplina, un modelo que combina la estética infernal con la perfección marcial. Cada paso que da en pasarela o sesión irradia supremacía y control.

    Cita Interna (Archivo Ishtar ϟ#R-07)
    “Rex no camina entre nosotros... el mundo se curva a su paso.”
    — Sasha Ishtar, La Emperatriz del Clan
    💠 AGENCIA ISHTAR’S DEMONIC DÈESSE INFERNAL GLAMOUR 📜 Dossier Interno — División Masculina Élite 🩸 Nombre del Modelo: Rex Hiroshi Jaegerjaquez Ishtar Alias: El Emperador Carmesí del Abismo ⚔️ 🕯️ Ficha Extendida ★ Nombre Completo: Rex Hiroshi Jaegerjaquez Ishtar ★ Título: El Emperador Carmesí del Abismo ★ Edad Aparente: 28 años ★ Linaje: Dracónico / Demonio Guerrero del Clan Ishtar ★ Altura: 1.90 m ★ Elemento Dominante: Fuego Azul del Inframundo ★ Arma Sagrada: Espada Valkyrion, la Llama del Reino Caído ★ Debilidad: Su conexión con el caos lo vuelve emocionalmente inestable cuando siente rabia o pérdida. ★Frase Emblemática: “En mi fuego no hay destrucción, solo el renacer de los que se atreven a desafiarme.” 🌑 Rol dentro de la Agencia Rex Hiroshi Jaegerjaquez Ishtar encarna el concepto del “dios masculino infernal”: belleza demoníaca, disciplina militar y elegancia majestuosa. Dentro de la agencia, cumple funciones como: ✺ Modelo de campañas de moda abismal y trajes ceremoniales. ✺ Embajador de la colección masculina “LUX INFERNA”. ✺ Mentor de los nuevos modelos infernales del programa “Bloodline Academy”. ✺ Guardián simbólico del Trono Carmesí, sede espiritual del clan Ishtar. ⚔️ Historia y Origen Heredero directo del linaje Jaegerjaquez e integrante por juramento del Clan Ishtar, Rex fue forjado en el fuego del infierno más profundo. Su alma fue marcada por las cadenas del caos y la sangre de dragones antiguos, lo que lo convierte en un ser híbrido entre guerrero abisal y divinidad encarnada. Antes de unirse a la agencia, fue comandante del Escuadrón Infernal “Oblivion Fang”, donde lideró a otros modelos de combate ritual. Fue descubierto por la Emperatriz Ishtar durante una ceremonia de sangre lunar, impresionándola por su presencia inquebrantable y su elegancia letal. Desde entonces, Rex es una de las figuras más influyentes de Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour, no solo por su apariencia, sino por su aura que mezcla autoridad, poder y una belleza inhumana. 🔥 Descripción General Rex Hiroshi Jaegerjaquez Ishtar es el epítome del poder contenido en forma humana. De complexión atlética y porte regio, su presencia eclipsa el ambiente a donde entra. Su mirada carmesí arde con fuego de antiguas batallas y su energía parece moldear el aire mismo. Su nombre resuena dentro de la agencia como símbolo de autoridad y disciplina, un modelo que combina la estética infernal con la perfección marcial. Cada paso que da en pasarela o sesión irradia supremacía y control. 🩸 Cita Interna (Archivo Ishtar ϟ#R-07) “Rex no camina entre nosotros... el mundo se curva a su paso.” — Sasha Ishtar, La Emperatriz del Clan
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  • “El Eclipse de las Promesas”

    Cuando Yukine y Lidica llegaron al Valle de los Ecos, sabían que no habría retorno. El cielo estaba teñido de rojo, y el aire vibraba con la presencia del Señor de las Sombras, una entidad que había devorado reinos enteros y corrompido la luz misma.

    Yukine, con su hoja de luna, y Lidica, envuelta en llamas azules, lucharon con todo lo que les quedaba. Cada golpe era una súplica, cada hechizo una promesa de redención. Pero el enemigo no era solo fuerza: era tiempo, era desesperanza, era el eco de todas las batallas perdidas.

    La batalla duró tres días. En el último amanecer, Lidica cayó primero, su cuerpo rodeado por las raíces negras del abismo. Yukine, herido y exhausto, logró herir al Señor de las Sombras, pero no lo suficiente. Con un último aliento, conjuró un sello que encerraría al enemigo por cien años… a costa de su propia alma.

    El mundo sobrevivió, pero quedó marcado. Las flores dejaron de cantar, los ríos olvidaron sus nombres, y los niños nacían sin sueños. El sacrificio de Yukine y Lidica se convirtió en leyenda, pero también en advertencia: incluso los más valientes pueden perder, y a veces, perder es lo que salva a los demás
    “El Eclipse de las Promesas” Cuando Yukine y Lidica llegaron al Valle de los Ecos, sabían que no habría retorno. El cielo estaba teñido de rojo, y el aire vibraba con la presencia del Señor de las Sombras, una entidad que había devorado reinos enteros y corrompido la luz misma. Yukine, con su hoja de luna, y Lidica, envuelta en llamas azules, lucharon con todo lo que les quedaba. Cada golpe era una súplica, cada hechizo una promesa de redención. Pero el enemigo no era solo fuerza: era tiempo, era desesperanza, era el eco de todas las batallas perdidas. La batalla duró tres días. En el último amanecer, Lidica cayó primero, su cuerpo rodeado por las raíces negras del abismo. Yukine, herido y exhausto, logró herir al Señor de las Sombras, pero no lo suficiente. Con un último aliento, conjuró un sello que encerraría al enemigo por cien años… a costa de su propia alma. El mundo sobrevivió, pero quedó marcado. Las flores dejaron de cantar, los ríos olvidaron sus nombres, y los niños nacían sin sueños. El sacrificio de Yukine y Lidica se convirtió en leyenda, pero también en advertencia: incluso los más valientes pueden perder, y a veces, perder es lo que salva a los demás
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