• Los libros dicen que todo tiene un inicio y un final. Sin embargo, me pongo a pensar, ¿por qué el dolor parece no tener fin? Es como si estuviéramos eternamente atados a él. Incluso la felicidad, esa quimera fugaz, se desvanece antes de que podamos aferrarnos a ella.

    En fin, la vida sigue su curso, y yo debo continuar con mis tareas.
    🌺 Los libros dicen que todo tiene un inicio y un final. Sin embargo, me pongo a pensar, ¿por qué el dolor parece no tener fin? Es como si estuviéramos eternamente atados a él. Incluso la felicidad, esa quimera fugaz, se desvanece antes de que podamos aferrarnos a ella. En fin, la vida sigue su curso, y yo debo continuar con mis tareas.
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  • Ya no puedo distinguir el mundo real, del páramo blanco en el que estoy.

    Recuerdo que la primera vez pensé que se trataba de un sueño. Pero ahora, con los susurros zumbando en mis oídos, no estoy seguro, bien podría ser una treta de mi mente fragmentada o tal vez se trata de mi infierno personal.

    —¿A qué viniste?

    Ante mi apareció una figura, una silueta oscura que carga gruesas y pesadas cadenas enredadas en sus manos. Levanté la cabeza para poder ver su rostro, pero allí solo encontré un par de relucientes orbes dorados, una mirada rebosante de ego y corroída por la malicia.

    ...

    Sigo deambulando por este maldito bosque, acompañado por el constante roce del viento helado en mi cara y el crujir de la nieve bajo mis botas. Los rugidos desaparecieron, cosa que solo me generó preocupación. No he vuelto ver rastros de sangre, huellas en la nieve o árboles caídos, solamente una que otra marca de arañazos en los troncos de los pinos.

    —Tal vez... No es por aquí... ¿A donde carajo fui a parar?

    Me preocupé un poco menos que antes, solamente para estresarme y ponerme ansioso. Me perdí al intentar seguir a ese mendigo brujo, y seguramente a él le importó un bledo.

    Mis quejas se vieron interrumpidas, pude sentir el abrazo del frío directamente en mi piel. Me abracé a mi mismo en un intento de recuperar calor, pero fue inútil. Ya no siento la cara, tiemblo demasiado y mi cuerpo responde torpemente.

    —Creo... Que tomaré un descanso...

    Tambaleando me acerqué a uno de los pinos que tenía más cerca. Sentado a sus pies, casi que incapaz de reconocer las figuras de los árboles que me rodean, fue que poco a poco me dí cuenta del problema; hipotermia.

    Mis párpados buscan cerrarse, a pesar de mis esfuerzos por mantener los ojos abiertos. No pasó mucho para que me quedara sin fuerzas y justo antes de caer en el que posiblemente sería mi último sueño, pude ver al monstruo que seguíamos; inmenso, con denso pelaje negro y coronado con un par de cuernos grises.

    —Eres... Un hijo de puta... Muy feo...

    ...

    Pobre dolboeb, solo me duraste tres añitos. Pero bueno, no eras tan valioso como para mantenerte cerca.

    —¿Tiene buen sabor?

    Esa cosa no usó palabras para responderme, en su lugar solo obtuve el crujido grotesco y errático de su salvajismo al masticar. Su hambre es tan insaciable como dicen, hasta me ignora con tal de seguir masticando la espalda del tarado que en su momento fue mi subordinado.

    —Hmmm... ¡Kafka!

    Alcé la voz, consiguiendo con éxito que dejé de tragar y alcé su mirada hacia mi. Ahora puedo verlo bien, no es un Wendigo genuino pero es muy feo; su cráneo de venado estaba desencajando un cráneo humano, le quedó como si fuera un casco; su piel es negra, con un tono grisáceo; su espalda tiene una fila de púas puntiagudas, es posible que la columna esté estirada o simplemente deformada; y tiene una puta cola.

    —¿Eres un Wendigo o una Quimera? Dios, eres un desastre de mierda, ¡Jajaja!
    Ya no puedo distinguir el mundo real, del páramo blanco en el que estoy. Recuerdo que la primera vez pensé que se trataba de un sueño. Pero ahora, con los susurros zumbando en mis oídos, no estoy seguro, bien podría ser una treta de mi mente fragmentada o tal vez se trata de mi infierno personal. —¿A qué viniste? Ante mi apareció una figura, una silueta oscura que carga gruesas y pesadas cadenas enredadas en sus manos. Levanté la cabeza para poder ver su rostro, pero allí solo encontré un par de relucientes orbes dorados, una mirada rebosante de ego y corroída por la malicia. ... Sigo deambulando por este maldito bosque, acompañado por el constante roce del viento helado en mi cara y el crujir de la nieve bajo mis botas. Los rugidos desaparecieron, cosa que solo me generó preocupación. No he vuelto ver rastros de sangre, huellas en la nieve o árboles caídos, solamente una que otra marca de arañazos en los troncos de los pinos. —Tal vez... No es por aquí... ¿A donde carajo fui a parar? Me preocupé un poco menos que antes, solamente para estresarme y ponerme ansioso. Me perdí al intentar seguir a ese mendigo brujo, y seguramente a él le importó un bledo. Mis quejas se vieron interrumpidas, pude sentir el abrazo del frío directamente en mi piel. Me abracé a mi mismo en un intento de recuperar calor, pero fue inútil. Ya no siento la cara, tiemblo demasiado y mi cuerpo responde torpemente. —Creo... Que tomaré un descanso... Tambaleando me acerqué a uno de los pinos que tenía más cerca. Sentado a sus pies, casi que incapaz de reconocer las figuras de los árboles que me rodean, fue que poco a poco me dí cuenta del problema; hipotermia. Mis párpados buscan cerrarse, a pesar de mis esfuerzos por mantener los ojos abiertos. No pasó mucho para que me quedara sin fuerzas y justo antes de caer en el que posiblemente sería mi último sueño, pude ver al monstruo que seguíamos; inmenso, con denso pelaje negro y coronado con un par de cuernos grises. —Eres... Un hijo de puta... Muy feo... ... Pobre dolboeb, solo me duraste tres añitos. Pero bueno, no eras tan valioso como para mantenerte cerca. —¿Tiene buen sabor? Esa cosa no usó palabras para responderme, en su lugar solo obtuve el crujido grotesco y errático de su salvajismo al masticar. Su hambre es tan insaciable como dicen, hasta me ignora con tal de seguir masticando la espalda del tarado que en su momento fue mi subordinado. —Hmmm... ¡Kafka! Alcé la voz, consiguiendo con éxito que dejé de tragar y alcé su mirada hacia mi. Ahora puedo verlo bien, no es un Wendigo genuino pero es muy feo; su cráneo de venado estaba desencajando un cráneo humano, le quedó como si fuera un casco; su piel es negra, con un tono grisáceo; su espalda tiene una fila de púas puntiagudas, es posible que la columna esté estirada o simplemente deformada; y tiene una puta cola. —¿Eres un Wendigo o una Quimera? Dios, eres un desastre de mierda, ¡Jajaja!
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  • la bruja salio con todos los niños del orfanato y los dejo a cargo de su merhana, volteando la mirada a la fachada del orfanato la bruja se trono los nudillos y se preparo para un hechizo -esta vieja casa es pequeña ya, expadete y transforma este lugar, querido hogar de aquellos sin familia transformodo to exterior con cariño y atencion- la bruja solto una sirita, 3 esferas brillantes slaieron disparadas de sus manos extendidas las cuales empezaron a rotar alrededor del area del orfanato, como bloques de construccion todo se empezo a desarmar incluyiendo el suelo que pisaba dejando atras unicamente una sombra como brea donde la tierra solia estar.

    -veamos.... vamos por un estilo mas lugubre y de frente amplio para mis pequeños, el museo debe estar un poco mas lejos es verdad.... pero la cocina tambien debera ser ampliada, bueno... empezemos- como un rompecabezas la bruja empezo a unir piezas de realidad en el espacio negro que dejo el pasado del orfanato creando nuevas estructuras, amplio algunas zonas, otras fueron achicadas el bosque apenas era visible como si este le diera espacio a la bruja para sus creaciones, al acabar parecia como si se encontrara en un lugar completamente diferente, el bosque ya no era visible, kilometros de un prado inquientante y grisaseo rodeaban el lugar, lo unico que quedo del bosque era el camino que lo conectaba al orfanato -el bosque de lagrimas necesita un descanso.... me pregunto que pensaran Zagreo the Dark Demon Greek Mitology y Junior Phantomhive del prado de quimeras- la bruja suspiro -espero que la primera cuide bien del bosque, espero que este prado no cause problemas a los demas- por el unico camino que quedo intacto todos los niños regresaron al orfanato a explorar el lugar y todo lo que trajo consigo
    la bruja salio con todos los niños del orfanato y los dejo a cargo de su merhana, volteando la mirada a la fachada del orfanato la bruja se trono los nudillos y se preparo para un hechizo -esta vieja casa es pequeña ya, expadete y transforma este lugar, querido hogar de aquellos sin familia transformodo to exterior con cariño y atencion- la bruja solto una sirita, 3 esferas brillantes slaieron disparadas de sus manos extendidas las cuales empezaron a rotar alrededor del area del orfanato, como bloques de construccion todo se empezo a desarmar incluyiendo el suelo que pisaba dejando atras unicamente una sombra como brea donde la tierra solia estar. -veamos.... vamos por un estilo mas lugubre y de frente amplio para mis pequeños, el museo debe estar un poco mas lejos es verdad.... pero la cocina tambien debera ser ampliada, bueno... empezemos- como un rompecabezas la bruja empezo a unir piezas de realidad en el espacio negro que dejo el pasado del orfanato creando nuevas estructuras, amplio algunas zonas, otras fueron achicadas el bosque apenas era visible como si este le diera espacio a la bruja para sus creaciones, al acabar parecia como si se encontrara en un lugar completamente diferente, el bosque ya no era visible, kilometros de un prado inquientante y grisaseo rodeaban el lugar, lo unico que quedo del bosque era el camino que lo conectaba al orfanato -el bosque de lagrimas necesita un descanso.... me pregunto que pensaran [Dark_Demon] y [littl3gr3y] del prado de quimeras- la bruja suspiro -espero que la primera cuide bien del bosque, espero que este prado no cause problemas a los demas- por el unico camino que quedo intacto todos los niños regresaron al orfanato a explorar el lugar y todo lo que trajo consigo
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  • ◇El hombre observaba en el libro los nombres de las dos nuevas criaturas
    en las que dirigió su interés.◇

    Una quimera y un angel...Será interesante reclutarles. Tal vez ayude a Royalty en su desarrollo.
    ◇El hombre observaba en el libro los nombres de las dos nuevas criaturas en las que dirigió su interés.◇ Una quimera y un angel...Será interesante reclutarles. Tal vez ayude a Royalty en su desarrollo.
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  • Exterminio de los Quimeras
    Categoría Otros
    Mizar, que era una mujer de acción, se iba a hacer pasar por una financiadorq de obras benéficas que quería participar activamente y ofrecer una gran suma para la creación de hospitales benéficos para niños con enfermedades raras y sin medios para afrontarlas. Lo que sería, sin lugar a dudas, otro nido más de niños desaparecidos en un futuro. Y con todo lo que sabían sobre el Rh ahora, no dudaban que también fuesen poseedores de ese tipo de sangre.
    Ese era el motivo del Encuentro del Bisonte. Una cena benéfica organizada por Alvur. Una tapadera que ocultaba el verdadero motivo de la reunión del núcleo duro de La Fábrica, altos cargos políticos y militares, y personalidades de gran poder adquisitivo, y la vestían de obra benéfica, que no era tal, cuando lo que se presentaba allí era la posibilidad de tener acciones y participaciones en lo que ellos estaban intentando crear a nivel genético con los quimeras.
    En aquel palacete de alto standing en el que se celebraban todo tipo de eventos de élite, el aire olía a dinero y ambición. Todos iban exquisitamente vestidos de etiqueta, hombres y mujeres de todas las edades pero de mismo poder adquisitivo, y algunos que también lo querían tener y a los que no les importaba hacer sus primeras inversiones sucias.

    Mizar tenía la tarjeta de invitación en el móvil. Y pasaba perfectamente por una más de ese grupo social acaudalado, pero además, mucho más hermosa y llamativa que el resto. Llevaba un vestido negro, con un blazer en color rojo y unos zapatos stillettos del mismo color que, en caso de necesitarlo, tenía unas navajas retráctiles en las puntas perfectas para cortar cuellos.
    Así que solo le hizo falta mostrar la invitación a través de la pantalla, y los de seguridad, lo escanearon y la dejaron pasar con un nombre impostado: Señorita Kaos, propietaria de un gran fondo de inversión. Allí no iban a comprobar si lo que se decía era cierto o no, dado que si tenía la invitación era porque estaba «invitada». Gracias al código QR, su hermana había hackeado la base de datos a la que estaban afiliados y extraído de ahí los nombres de todos los invitados el Encuentro. Y confirmaron una verdad a gritos: Atlas era un gran foco de corrupción, pero los invitados venían de todas partes del mundo. El diminuto comunicador que tenía a modo de pegatina transparente detrás del lóbulo de la oreja estaba abierto continuamente para recibir las órdenes de su hermana que, desde el interior de su furgoneta, aparcada a un kilómetro de El Bisonte, seguía con su equipo el plano de la casa y veía por dónde avanzaba la valkiria y escuchaba lo que ella oía, como aquella música de violines y piano que a la hermana de la valkiria le ponía la piel de gallina.

    Mizar avanzó al interior del Bisonte. Todo estaba perfectamente dispuesto en mesas circulares para un máximo de ocho comensales cada una. La mantelería blanca, la cubertería de oro y plata, la cerámica de los platos vacíos que los mejores sirvientes llenarían de comida, alumbrados bajo la luz de las velas… Aquello tenía un aire vintage indiscutible. Todo era perfecto. Pero aún no era momento de tomar asiento. Un guía los llevaba a todos a la sala contigua, en la que había un enorme escenario con un micro, y donde todos los invitados esperaban a escuchar el discurso, mientras degustaban la primera copa de champagne con la que recibían a todos.
    Ella debía tener la cabeza y la concentración en ese lugar. Estaba a nada de enfrentarse a sus verdugos. Los Aro, enemigos de los lupercos, estaban ahí. Dan y Ari, supervivientes del incendio de hacía un año que Mizar con ayuda había provocado, iban a reunirse en aquel lugar, pero dudaba que lo hicieran a la vista de todos, solo era cuestión de esperar ...~
    Mizar, que era una mujer de acción, se iba a hacer pasar por una financiadorq de obras benéficas que quería participar activamente y ofrecer una gran suma para la creación de hospitales benéficos para niños con enfermedades raras y sin medios para afrontarlas. Lo que sería, sin lugar a dudas, otro nido más de niños desaparecidos en un futuro. Y con todo lo que sabían sobre el Rh ahora, no dudaban que también fuesen poseedores de ese tipo de sangre. Ese era el motivo del Encuentro del Bisonte. Una cena benéfica organizada por Alvur. Una tapadera que ocultaba el verdadero motivo de la reunión del núcleo duro de La Fábrica, altos cargos políticos y militares, y personalidades de gran poder adquisitivo, y la vestían de obra benéfica, que no era tal, cuando lo que se presentaba allí era la posibilidad de tener acciones y participaciones en lo que ellos estaban intentando crear a nivel genético con los quimeras. En aquel palacete de alto standing en el que se celebraban todo tipo de eventos de élite, el aire olía a dinero y ambición. Todos iban exquisitamente vestidos de etiqueta, hombres y mujeres de todas las edades pero de mismo poder adquisitivo, y algunos que también lo querían tener y a los que no les importaba hacer sus primeras inversiones sucias. Mizar tenía la tarjeta de invitación en el móvil. Y pasaba perfectamente por una más de ese grupo social acaudalado, pero además, mucho más hermosa y llamativa que el resto. Llevaba un vestido negro, con un blazer en color rojo y unos zapatos stillettos del mismo color que, en caso de necesitarlo, tenía unas navajas retráctiles en las puntas perfectas para cortar cuellos. Así que solo le hizo falta mostrar la invitación a través de la pantalla, y los de seguridad, lo escanearon y la dejaron pasar con un nombre impostado: Señorita Kaos, propietaria de un gran fondo de inversión. Allí no iban a comprobar si lo que se decía era cierto o no, dado que si tenía la invitación era porque estaba «invitada». Gracias al código QR, su hermana había hackeado la base de datos a la que estaban afiliados y extraído de ahí los nombres de todos los invitados el Encuentro. Y confirmaron una verdad a gritos: Atlas era un gran foco de corrupción, pero los invitados venían de todas partes del mundo. El diminuto comunicador que tenía a modo de pegatina transparente detrás del lóbulo de la oreja estaba abierto continuamente para recibir las órdenes de su hermana que, desde el interior de su furgoneta, aparcada a un kilómetro de El Bisonte, seguía con su equipo el plano de la casa y veía por dónde avanzaba la valkiria y escuchaba lo que ella oía, como aquella música de violines y piano que a la hermana de la valkiria le ponía la piel de gallina. Mizar avanzó al interior del Bisonte. Todo estaba perfectamente dispuesto en mesas circulares para un máximo de ocho comensales cada una. La mantelería blanca, la cubertería de oro y plata, la cerámica de los platos vacíos que los mejores sirvientes llenarían de comida, alumbrados bajo la luz de las velas… Aquello tenía un aire vintage indiscutible. Todo era perfecto. Pero aún no era momento de tomar asiento. Un guía los llevaba a todos a la sala contigua, en la que había un enorme escenario con un micro, y donde todos los invitados esperaban a escuchar el discurso, mientras degustaban la primera copa de champagne con la que recibían a todos. Ella debía tener la cabeza y la concentración en ese lugar. Estaba a nada de enfrentarse a sus verdugos. Los Aro, enemigos de los lupercos, estaban ahí. Dan y Ari, supervivientes del incendio de hacía un año que Mizar con ayuda había provocado, iban a reunirse en aquel lugar, pero dudaba que lo hicieran a la vista de todos, solo era cuestión de esperar ...~
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  • Para los que no sepan, estás cosas son otros, hubiera traído a mi quimera pero aún es muy joven para llevarla en mis excursiones
    Para los que no sepan, estás cosas son otros, hubiera traído a mi quimera pero aún es muy joven para llevarla en mis excursiones
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  • Al parecer está cosita hermosa es una quimera.... Se llamarán Tania, Lula y Zaira, que son peligrosas? No me importa ahora es mia la amo y la cuidare y criare como es debido #nuevamascota
    Al parecer está cosita hermosa es una quimera.... Se llamarán Tania, Lula y Zaira, que son peligrosas? No me importa ahora es mia la amo y la cuidare y criare como es debido #nuevamascota
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  • Viene de matar a una quimera, sucio y herido, con la cabeza del monstruo en mano.
    Viene de matar a una quimera, sucio y herido, con la cabeza del monstruo en mano.
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  • Entre libros
    Fandom Slayers
    Categoría Anime / Mangas
    {Starter con [Zelgadiss]}

    * Ameria discurría entre los pasillos de la pequeña Biblioteca de Magia de Valle Sereno.

    No había demasiados libros que hablaran sobre quimeras, mucho menos de humanos convertidos en quimeras y, por supuesto, ni uno solo que hablara sobre cómo un humano convertido en quimera podría recuperar su humanidad.

    Después de varios minutos entre las estanterías regresó a la mesa que ocupaba Zelgadiss con un libro entre sus manos. *
    {Starter con [Zelgadiss]} * Ameria discurría entre los pasillos de la pequeña Biblioteca de Magia de Valle Sereno. No había demasiados libros que hablaran sobre quimeras, mucho menos de humanos convertidos en quimeras y, por supuesto, ni uno solo que hablara sobre cómo un humano convertido en quimera podría recuperar su humanidad. Después de varios minutos entre las estanterías regresó a la mesa que ocupaba Zelgadiss con un libro entre sus manos. *
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  • Dos almas que se aman
    Fandom Slayers
    Categoría Anime / Mangas
    Zelgadiss yacía en el suelo, inconsciente. Había sido derrotado por Sombra Oscura, un poderoso ser mucho más fuerte que él. Mucho más fuerte que cualquier otro enemigo al que Zelgadiss se hubiera enfrentado a lo largo de su vida.

    El hechicero no sabía si estaba vivo o muerto. No sentía nada, ni dolor, ni frío, ni calor. Solo una profunda oscuridad densa y aterciopelada que le envolvía. ¿Era aquello la muerte?

    Pero entonces, oyó una voz. Una voz dulce, cálida, familiar. Una voz que ansiaba escuchar con todas sus fuerzas.

    —Zelgadiss... Te quiero... Te quiero tanto...

    Era la voz de Ameria.

    Zelgadiss reconoció su voz al instante. Era la mujer que amaba con todo su corazón. La mujer que le había aceptado tal como era sin importarle su aspecto de quimera. La mujer que le había hecho feliz, que le había hecho reír, que le había hecho soñar.

    La mujer que le había besado.

    Si aquello realmente era la muerte, Zelgadiss pensó que había merecido la pena morir aunque solo fuera por escuchar la voz de Ameria una última vez.

    Zelgadiss recordó el beso que le había dado antes de partir. Un beso lleno de amor, de ternura, de pasión. Un beso que le había transmitido todo lo que sentían el uno por el otro, pero que no podían decir con palabras. Un beso que llevaba la promesa implícita de que volverían a estar juntos algún día.

    Pero habían pasado meses desde entonces, y no había podido cumplir su promesa. No había podido encontrar la forma de restaurar su humanidad, ni la forma de comunicarse con ella. No sabía si ella estaría bien, si estaría feliz, si se acordaría de él...

    ¿Qué pasaría si nunca volvieran a estar juntos? ¿Qué pasaría si ella encontrara a otro hombre? ¿Qué pasaría si se olvidara de él?

    Zelgadiss se negaba a pensar eso. Él confiaba en Ameria, en su amor, en su palabra. Él sabía que ella no le traicionaría ni le abandonaría. Él sabía que ella era fuerte, que no se daría por vencida ni se dejaría derrotar jamás.

    Él sabía que ella le esperaba.

    Porque le amaba, y le amaba del modo más puro y sincero que pueda sentirse.

    Zelgadiss quiso responder a su voz. Quiso decirle que él también la quería, que él también la quería tanto. Quiso decirle que estaba bien, que seguía buscando su humanidad, que seguía pensando en ella.

    Quiso decirle que la quería.

    Quiso decirle que fue un loco por alejarse de ella por ir en busca de una cura que ni siquiera sabía si existía.

    Quiso decirle que se arrepentía y que, si pudiera retroceder en el tiempo, jamás se separaría de su lado.

    Pero no podía hablar. Su cuerpo no respondía a su voluntad. Estaba atrapado en la oscuridad, sin poder moverse ni hacer nada.

    Pero entonces sintió algo. Algo extraño, pero maravilloso.

    Sintió una conexión con ella. Una conexión mental, espiritual, mágica. No podía explicarlo.

    Sintió que ella podía oírle. Que ella podía sentirle.

    No sabía cómo era posible, pero tenía la esperanza de que así fuera. Tal vez Ameria hubiera usado algún tipo de magia para comunicarse con él a través de la distancia. Tal vez hubiera querido decirle que le quería tal como era. Tal vez hubiera querido decirle que le esperaba para volver a verle.

    O tal vez, en aquel estado tan cerca de la muerte, sus almas habían encontrado un modo de reencontrarse, o quizá de despedirse.

    Zelgadiss concentró toda su energía y toda su voluntad en ese mensaje. En ese único y simple mensaje.

    —Ameria... Yo también te quiero... Yo también te quiero tanto...
    Zelgadiss yacía en el suelo, inconsciente. Había sido derrotado por Sombra Oscura, un poderoso ser mucho más fuerte que él. Mucho más fuerte que cualquier otro enemigo al que Zelgadiss se hubiera enfrentado a lo largo de su vida. El hechicero no sabía si estaba vivo o muerto. No sentía nada, ni dolor, ni frío, ni calor. Solo una profunda oscuridad densa y aterciopelada que le envolvía. ¿Era aquello la muerte? Pero entonces, oyó una voz. Una voz dulce, cálida, familiar. Una voz que ansiaba escuchar con todas sus fuerzas. —Zelgadiss... Te quiero... Te quiero tanto... Era la voz de Ameria. Zelgadiss reconoció su voz al instante. Era la mujer que amaba con todo su corazón. La mujer que le había aceptado tal como era sin importarle su aspecto de quimera. La mujer que le había hecho feliz, que le había hecho reír, que le había hecho soñar. La mujer que le había besado. Si aquello realmente era la muerte, Zelgadiss pensó que había merecido la pena morir aunque solo fuera por escuchar la voz de Ameria una última vez. Zelgadiss recordó el beso que le había dado antes de partir. Un beso lleno de amor, de ternura, de pasión. Un beso que le había transmitido todo lo que sentían el uno por el otro, pero que no podían decir con palabras. Un beso que llevaba la promesa implícita de que volverían a estar juntos algún día. Pero habían pasado meses desde entonces, y no había podido cumplir su promesa. No había podido encontrar la forma de restaurar su humanidad, ni la forma de comunicarse con ella. No sabía si ella estaría bien, si estaría feliz, si se acordaría de él... ¿Qué pasaría si nunca volvieran a estar juntos? ¿Qué pasaría si ella encontrara a otro hombre? ¿Qué pasaría si se olvidara de él? Zelgadiss se negaba a pensar eso. Él confiaba en Ameria, en su amor, en su palabra. Él sabía que ella no le traicionaría ni le abandonaría. Él sabía que ella era fuerte, que no se daría por vencida ni se dejaría derrotar jamás. Él sabía que ella le esperaba. Porque le amaba, y le amaba del modo más puro y sincero que pueda sentirse. Zelgadiss quiso responder a su voz. Quiso decirle que él también la quería, que él también la quería tanto. Quiso decirle que estaba bien, que seguía buscando su humanidad, que seguía pensando en ella. Quiso decirle que la quería. Quiso decirle que fue un loco por alejarse de ella por ir en busca de una cura que ni siquiera sabía si existía. Quiso decirle que se arrepentía y que, si pudiera retroceder en el tiempo, jamás se separaría de su lado. Pero no podía hablar. Su cuerpo no respondía a su voluntad. Estaba atrapado en la oscuridad, sin poder moverse ni hacer nada. Pero entonces sintió algo. Algo extraño, pero maravilloso. Sintió una conexión con ella. Una conexión mental, espiritual, mágica. No podía explicarlo. Sintió que ella podía oírle. Que ella podía sentirle. No sabía cómo era posible, pero tenía la esperanza de que así fuera. Tal vez Ameria hubiera usado algún tipo de magia para comunicarse con él a través de la distancia. Tal vez hubiera querido decirle que le quería tal como era. Tal vez hubiera querido decirle que le esperaba para volver a verle. O tal vez, en aquel estado tan cerca de la muerte, sus almas habían encontrado un modo de reencontrarse, o quizá de despedirse. Zelgadiss concentró toda su energía y toda su voluntad en ese mensaje. En ese único y simple mensaje. —Ameria... Yo también te quiero... Yo también te quiero tanto...
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