• -cuando me preguntan algo que no se del tema-
    [Off:Perdón si no contesto x,d ,tal vez este dibujando y cuando dibujo no soy consiente del tiempo o estoy durmiendo así que solo sean pacientes aaaah]
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  • ⚔︎—La mujer, con su belleza radiante, había llegado al restaurante con una mezcla de ansiedad y curiosidad. Se había arreglado con esmero, prestando atención a cada detalle, desde el brillo de sus ojos hasta el suave rizo de su cabello. Pero, no podía evitar sentir una punzada de inquietud en el estómago.
    La persona que la acompañaría esa noche era un misterio para ella, un extraño que la habia contactado por las redes e invitado a compartir una velada juntos.
    Su nube de pensamientos se disolvió en el aire con la presencia de aquel ser misterioso, quien parecia sentirse con confianza.
    La joven de cabellos oscuros, sonrio y pronuncio con un tono de voz dulce.—

    "Un gusto, ¿Tú eres...?"
    —Dejó la pregunta en el aire, esperando a que la figura se presentara —
    ⚔︎—La mujer, con su belleza radiante, había llegado al restaurante con una mezcla de ansiedad y curiosidad. Se había arreglado con esmero, prestando atención a cada detalle, desde el brillo de sus ojos hasta el suave rizo de su cabello. Pero, no podía evitar sentir una punzada de inquietud en el estómago. La persona que la acompañaría esa noche era un misterio para ella, un extraño que la habia contactado por las redes e invitado a compartir una velada juntos. Su nube de pensamientos se disolvió en el aire con la presencia de aquel ser misterioso, quien parecia sentirse con confianza. La joven de cabellos oscuros, sonrio y pronuncio con un tono de voz dulce.— "Un gusto, ¿Tú eres...?" —Dejó la pregunta en el aire, esperando a que la figura se presentara —
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  • - la noche era larga aqui en Asgard en los cielos de los dioses, aun se preguntaba si ver cuando podria volver a buddha .-

    Si , se alguna vez lo volvere a ver

    - camina por alli mientras pensaba y recordia .-
    - la noche era larga aqui en Asgard en los cielos de los dioses, aun se preguntaba si ver cuando podria volver a buddha .- Si , se alguna vez lo volvere a ver - camina por alli mientras pensaba y recordia .-
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  • La aventura de la selva: Donde Deadpool y Wolverine aprenden a llevarse bien (o al menos a no matarse)
    Fandom Marvel
    Categoría Comedia
    𝑾𝙊𝑳𝙑𝑬𝙍𝑰𝙉𝑬


    Deadpool y Wolverine se adentraron en la selva, cargados con bolsos pesados, armados con sus respectivas armas y una actitud de "¿qué demonios estamos haciendo aquí?". La idea de esta aventura había sido planeada por Deadpool, quien había convencido a Wolverine de unirse a él en una "excursión de relajación" en la selva.


    "¡Vamos, Logan! ¡Hay que dejar atrás el estrés y la vida de típico marginado, lo digo por ti. Hay que darse un momentito para uno mismo!", había dicho Deadpool, con una sonrisa maníaca en su rostro.


    Wolverine había aceptado, más por curiosidad y agobio que por cualquier otra razón. Y ahora, mientras caminaban por la densa vegetación, no podía evitar preguntarse qué había sido de su juicio.


    – ¿Qué es lo que estamos buscando exactamente? — preguntó Wolverine, mientras apartaba una rama de su camino.


    – ¡Ah, no lo sé! ¡La aventura! ¡El misterio! ¡Quizá-..— repentinamente se dió un golpetazo en su glúteo derecho, quitando lentamente al mosquito que lo había picado. – ¡Ush...! ¡Todavía con ropa que cubra, estos hijos de puta devoran! Y mira al nivel que llegamos, me pico una nalga, increíble. Espantosos insectos acosadores...


    Se quejó el mercenario, devolviendo su atención al frente.


    – ¿Trajiste el repelente, verdad, wukong?
    [W0LVERINE] Deadpool y Wolverine se adentraron en la selva, cargados con bolsos pesados, armados con sus respectivas armas y una actitud de "¿qué demonios estamos haciendo aquí?". La idea de esta aventura había sido planeada por Deadpool, quien había convencido a Wolverine de unirse a él en una "excursión de relajación" en la selva. "¡Vamos, Logan! ¡Hay que dejar atrás el estrés y la vida de típico marginado, lo digo por ti. Hay que darse un momentito para uno mismo!", había dicho Deadpool, con una sonrisa maníaca en su rostro. Wolverine había aceptado, más por curiosidad y agobio que por cualquier otra razón. Y ahora, mientras caminaban por la densa vegetación, no podía evitar preguntarse qué había sido de su juicio. – ¿Qué es lo que estamos buscando exactamente? — preguntó Wolverine, mientras apartaba una rama de su camino. – ¡Ah, no lo sé! ¡La aventura! ¡El misterio! ¡Quizá-..— repentinamente se dió un golpetazo en su glúteo derecho, quitando lentamente al mosquito que lo había picado. – ¡Ush...! ¡Todavía con ropa que cubra, estos hijos de puta devoran! Y mira al nivel que llegamos, me pico una nalga, increíble. Espantosos insectos acosadores... Se quejó el mercenario, devolviendo su atención al frente. – ¿Trajiste el repelente, verdad, wukong?
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  • 𓂀 𝕄𝕠𝕟𝕠𝕣𝕠𝕝 𓂀

    El lugar parecía detenido en un tiempo que ya nadie recordaba. Columnas caídas yacen dispersas como huesos de un gigante olvidado, cubiertas de un musgo frío que crece sin prisa. La luz de la luna filtraba su pálida claridad a través de los huecos de un techo inexistente, proyectando sombras entre los arcos rotos. El aire estaba impregnado de humedad y un leve olor a tierra vieja, mezclado con el silencio que sólo los lugares abandonados saben guardar.

    En el centro de aquel vacío, permanecía de pie, inmóvil como una estatua, apenas un resplandor oscuro contra el paisaje desolado. Su manto caía sobre ella como una extensión de las sombras mismas, abrazándola y convirtiéndola en parte de la penumbra. En su mano derecha sostenía un medallón antiguo, frío al tacto, sus runas apenas visibles bajo la tenue luz, vibrando suavemente con una energía que ella podía sentir más que ver.

    Sus ojos, que brillaban con la intensidad de brasas vivas, estaban fijos en el horizonte, más allá de las ruinas. Observaba algo que no estaba allí, un punto perdido en la maraña de pensamientos que la mantenían atrapada. Un susurro interno le hablaba, no con palabras, sino con emociones que se enredaban entre la culpa, la determinación y un vacío que nunca terminaba de llenarse.

    Sus dedos trazaron los grabados del medallón, una caricia ausente que buscaba consuelo en lo que ya no podía ofrecerle respuestas. "Equilibrio..." murmuró, apenas un eco de voz que se perdió antes de alcanzar las paredes. La palabra cargaba un peso que resonaba en cada fibra de su ser, como una oración a un dios que no respondería.

    El viento, frío y delicado, sopló entre las ruinas, acariciando su rostro descubierto. Una rareza para ella, dejar a la intemperie los rasgos que casi siempre permanecían ocultos tras la máscara. Aquello no era un acto de confianza, sino de agotamiento. ¿Qué más podía esconder en un lugar donde nadie vendría a mirar?

    Alzó la vista al cielo, donde las estrellas titilaban indiferentes, como ojos eternos que habían visto más de lo que ella jamás podría comprender. Allí, entre las luces del firmamento, se permitió un instante de vulnerabilidad, un pequeño respiro para la tormenta que llevaba dentro. Su mente volvía a las mismas preguntas, las mismas sombras que nunca se apartaban del todo. ¿Había luz suficiente para compensar las penumbras? ¿Había un final en la balanza que pesaba sobre su existencia?

    La brisa murió lentamente, dejando el aire inmóvil una vez más. Y Moiril, con una calma tensa y una mirada cargada de significado, cerró los ojos. La soledad del lugar la envolvía, pero no la asfixiaba. Era familiar, casi un refugio, aunque lleno de cicatrices que ella misma había tallado.

    La quietud era casi tangible, como si el tiempo mismo hubiera decidido detenerse para observarla. Con los ojos cerrados, podía sentir la textura del lugar en su piel, la rugosidad del aire cargado de historia y las vibraciones imperceptibles que susurraban secretos de lo que una vez fue. Cada grieta en las piedras parecía murmurar una verdad olvidada, y ella, en su inmovilidad, las escuchaba.

    Su mente, sin embargo, era cualquier cosa menos tranquila. Imágenes dispersas cruzaban su conciencia: rostros que apenas podía recordar, risas que sonaban huecas y gritos que se desvanecían antes de completarse. Fragmentos de un pasado que ella nunca había podido recomponer, como pedazos de un espejo roto donde la luz y la oscuridad se reflejaban indistintas.

    Una lágrima silenciosa comenzó a formarse, deslizando un rastro helado por su mejilla, apenas visible en la penumbra. No era debilidad, ni arrepentimiento; era la manifestación de un peso que no podía ser ignorado. Con un gesto lento, casi ritual, sus dedos buscaron la máscara que descansaba cerca, su superficie fría y lisa como un eco del vacío que llevaba dentro. Se detuvo un instante, mirándola, como si el reflejo distorsionado en el metal pudiera devolverle algo perdido.

    Finalmente, se la colocó con precisión, ajustándola hasta que encajó perfectamente, ocultando su rostro y dejando en su lugar un enigma impenetrable. No era un acto de cobardía, sino una decisión consciente de apartar el dolor de la vista del mundo. La máscara era su escudo, un límite que nadie podía atravesar, una forma de mantenerse intacta en medio de las ruinas que la rodeaban.
    𓂀 𝕄𝕠𝕟𝕠𝕣𝕠𝕝 𓂀 El lugar parecía detenido en un tiempo que ya nadie recordaba. Columnas caídas yacen dispersas como huesos de un gigante olvidado, cubiertas de un musgo frío que crece sin prisa. La luz de la luna filtraba su pálida claridad a través de los huecos de un techo inexistente, proyectando sombras entre los arcos rotos. El aire estaba impregnado de humedad y un leve olor a tierra vieja, mezclado con el silencio que sólo los lugares abandonados saben guardar. En el centro de aquel vacío, permanecía de pie, inmóvil como una estatua, apenas un resplandor oscuro contra el paisaje desolado. Su manto caía sobre ella como una extensión de las sombras mismas, abrazándola y convirtiéndola en parte de la penumbra. En su mano derecha sostenía un medallón antiguo, frío al tacto, sus runas apenas visibles bajo la tenue luz, vibrando suavemente con una energía que ella podía sentir más que ver. Sus ojos, que brillaban con la intensidad de brasas vivas, estaban fijos en el horizonte, más allá de las ruinas. Observaba algo que no estaba allí, un punto perdido en la maraña de pensamientos que la mantenían atrapada. Un susurro interno le hablaba, no con palabras, sino con emociones que se enredaban entre la culpa, la determinación y un vacío que nunca terminaba de llenarse. Sus dedos trazaron los grabados del medallón, una caricia ausente que buscaba consuelo en lo que ya no podía ofrecerle respuestas. "Equilibrio..." murmuró, apenas un eco de voz que se perdió antes de alcanzar las paredes. La palabra cargaba un peso que resonaba en cada fibra de su ser, como una oración a un dios que no respondería. El viento, frío y delicado, sopló entre las ruinas, acariciando su rostro descubierto. Una rareza para ella, dejar a la intemperie los rasgos que casi siempre permanecían ocultos tras la máscara. Aquello no era un acto de confianza, sino de agotamiento. ¿Qué más podía esconder en un lugar donde nadie vendría a mirar? Alzó la vista al cielo, donde las estrellas titilaban indiferentes, como ojos eternos que habían visto más de lo que ella jamás podría comprender. Allí, entre las luces del firmamento, se permitió un instante de vulnerabilidad, un pequeño respiro para la tormenta que llevaba dentro. Su mente volvía a las mismas preguntas, las mismas sombras que nunca se apartaban del todo. ¿Había luz suficiente para compensar las penumbras? ¿Había un final en la balanza que pesaba sobre su existencia? La brisa murió lentamente, dejando el aire inmóvil una vez más. Y Moiril, con una calma tensa y una mirada cargada de significado, cerró los ojos. La soledad del lugar la envolvía, pero no la asfixiaba. Era familiar, casi un refugio, aunque lleno de cicatrices que ella misma había tallado. La quietud era casi tangible, como si el tiempo mismo hubiera decidido detenerse para observarla. Con los ojos cerrados, podía sentir la textura del lugar en su piel, la rugosidad del aire cargado de historia y las vibraciones imperceptibles que susurraban secretos de lo que una vez fue. Cada grieta en las piedras parecía murmurar una verdad olvidada, y ella, en su inmovilidad, las escuchaba. Su mente, sin embargo, era cualquier cosa menos tranquila. Imágenes dispersas cruzaban su conciencia: rostros que apenas podía recordar, risas que sonaban huecas y gritos que se desvanecían antes de completarse. Fragmentos de un pasado que ella nunca había podido recomponer, como pedazos de un espejo roto donde la luz y la oscuridad se reflejaban indistintas. Una lágrima silenciosa comenzó a formarse, deslizando un rastro helado por su mejilla, apenas visible en la penumbra. No era debilidad, ni arrepentimiento; era la manifestación de un peso que no podía ser ignorado. Con un gesto lento, casi ritual, sus dedos buscaron la máscara que descansaba cerca, su superficie fría y lisa como un eco del vacío que llevaba dentro. Se detuvo un instante, mirándola, como si el reflejo distorsionado en el metal pudiera devolverle algo perdido. Finalmente, se la colocó con precisión, ajustándola hasta que encajó perfectamente, ocultando su rostro y dejando en su lugar un enigma impenetrable. No era un acto de cobardía, sino una decisión consciente de apartar el dolor de la vista del mundo. La máscara era su escudo, un límite que nadie podía atravesar, una forma de mantenerse intacta en medio de las ruinas que la rodeaban.
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  • ⚔︎—Al caer la noche, se vistió con ropas cómodas y se sentó ante la luz tenue de su lámpara. Tomó sus lentes y encendió el artefacto mágico que le permitía comunicarse con los sabios de la tierra.—

    "Muy bien... ha llegado la hora de buscar sabiduría"— se dijo a sí misma. — "Preguntaré a los sabios cuál es su género de lectura favorito y por qué les atrae. ¿Qué misterio les hace sentir parte de ese mundo?"

    —Así que, con dedos ágiles, escribió su pregunta en el pergamino mágico de "reddit", y esperó la respuesta de los sabios.—
    ⚔︎—Al caer la noche, se vistió con ropas cómodas y se sentó ante la luz tenue de su lámpara. Tomó sus lentes y encendió el artefacto mágico que le permitía comunicarse con los sabios de la tierra.— "Muy bien... ha llegado la hora de buscar sabiduría"— se dijo a sí misma. — "Preguntaré a los sabios cuál es su género de lectura favorito y por qué les atrae. ¿Qué misterio les hace sentir parte de ese mundo?" —Así que, con dedos ágiles, escribió su pregunta en el pergamino mágico de "reddit", y esperó la respuesta de los sabios.—
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Cuando me preguntan dónde estuve o que estuve haciendo


    https://vm.tiktok.com/ZMkQFuA2x/
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  • ¿Por qué me preguntas eso? No llevo la cuenta de todas las veces que tuve que obtener información utilizando métodos desagradables y letales.
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  • Mi cliente no responderá preguntas hasta que 》yo《 me encuentre con él. Gracias por su comprensión. —
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  • En un inicio, P empezó luchando contra otras marionetas, fuesen más grandes o pequeñas que él. Todas perdían aceite con cada ataque, quizás algún que otro engranaje. Algo con lo que él más o menos estaba familiarizado al ser igual.

    Pero... la primera vez que se enfrentó a un humano no hubo aceite de color negro, ni hubo engranajes, ni tornillos, ni tuercas... hubo sangre, color rojo, hubo quejidos de dolor, hubo carne y el crujir de algunos huesos.

    Era la primera vez viendo sangre y, aún así, algo dentro suyo le dijo que fue grave. Matar a un humano no era lo mismo que aniquilar a una marioneta o un monstruo. Era diferente de alguna forma. Sus ojos se quedaron clavados en su diestra, manchada de sangre casi tanto como su ropa y rostro. Terminó con una vida humana.

    Estaba mal, lo sabía porque conocía las reglas. Una marioneta jamás debe dañar a una persona. Pero él lo hizo. Él podía hacerlo. No lo pensó dos veces. ¿Era malo por eso? Si tuvo que eliminar a esa persona por necesidad, por no tener más opción, ¿eso en qué lo convertía?

    Esa pregunta poco a poco empezó a quedar en un rincón olvidado entre sus pensamientos a medida que continuó con las batallas, mientras más humanos se enfrentaban a él y más sangre manchaba su ropa.
    En un inicio, P empezó luchando contra otras marionetas, fuesen más grandes o pequeñas que él. Todas perdían aceite con cada ataque, quizás algún que otro engranaje. Algo con lo que él más o menos estaba familiarizado al ser igual. Pero... la primera vez que se enfrentó a un humano no hubo aceite de color negro, ni hubo engranajes, ni tornillos, ni tuercas... hubo sangre, color rojo, hubo quejidos de dolor, hubo carne y el crujir de algunos huesos. Era la primera vez viendo sangre y, aún así, algo dentro suyo le dijo que fue grave. Matar a un humano no era lo mismo que aniquilar a una marioneta o un monstruo. Era diferente de alguna forma. Sus ojos se quedaron clavados en su diestra, manchada de sangre casi tanto como su ropa y rostro. Terminó con una vida humana. Estaba mal, lo sabía porque conocía las reglas. Una marioneta jamás debe dañar a una persona. Pero él lo hizo. Él podía hacerlo. No lo pensó dos veces. ¿Era malo por eso? Si tuvo que eliminar a esa persona por necesidad, por no tener más opción, ¿eso en qué lo convertía? Esa pregunta poco a poco empezó a quedar en un rincón olvidado entre sus pensamientos a medida que continuó con las batallas, mientras más humanos se enfrentaban a él y más sangre manchaba su ropa.
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