Esa noche Okiko había sido llamada por el jefe de la Yakuza, un hombre en sus 50's casi 60's de una terrible apariencia, en todos sus años de vida, esa debía ser la tercera o cuarta vez que ella era llamada con el jefe.
Con mucho miedo, Okiko entró, tomando asiento frente a aquel hombre, jamás levantando la mirada. La reunión duraría poco porque mas que una reunión, era un orden.
"Por tu seguridad, no ayudes a todos."
La voz grave, carrasposa y severa ordenó.
Ella pudo sentirlo en su pecho, miedo por cómo había sido tratada.
Abrió su boca para gesticular, iba a decirle que entendía y disculpaba los problemas., pero entonces el jefe volvió a hablar.
" Por ayudarte; Perdimos a dos de nuestros agentes arreglando los papeles para ese niño. Ahora legalmente es tuyo, es tu hijo y tu su madre. Así que piensa bien cómo me pagarás que dos de mis trabajadores estarán en la carcel por tres y cinco años. "
Toda la sangre parecía haberse ido a los pies de Okiko, estaba tan asustada, tan sorprendida y atónita. Se suponía que ser una noticia feliz y en lugar de ello, ella sentía culpa.
¿Cómo iba a pagar por la vida de dos personas en la carcel?
─ ....ah...─
Apenas iba a hablar, cuando el hombre levantó la mano para pedirle silencio y para continuar hablando.
"El niño será tuyo en papel, pero nos pertenece, para bien o para mal, lo que te pidamos, harás por nosotros y lo que nos pidas, lo administraremos.
Por respeto, uno que llevas en la sangre y en un pacto de nuestros antepasados. "
Los adolescentes ahora no sabían, no les importaba la historia, pero su antepasado, el gran y terrible Mastunaga Hisahide estaba considerado como uno de los tres villanos más grandes de Japón. ( 日本三大梟雄 )
" Medicamentos, ropa, comida, educación, lujos, todo lo pedirás a nosotros. "
Entre más parecía el jefe ser bueno Okiko pensaba en que ahora no había nada que hacer, estaba completamente atada a seguir trabajando, apoyándolos y alimentándolos.
── Sobre mi otra deuda. ─
Ella preguntó sin voltear a verlo.
"*Esa* deuda, ya quedó saldada. Gracias por venir, si es necesario, volveré a llamarte. "
Con calma, ella se levantó, hizo una reverencia de lo más marcada, antes de salir.
El camino en el auto fue silencioso, al ser dejada cerca del barrio, a ella le tocaría caminar, pero mientras lo hacía, apenas si saludaba.
Giró la llave de su casa, subió las escaleras y ahi estaban ya, el paquete de papeles, todo legal y correcto.
Esa noche Okiko había sido llamada por el jefe de la Yakuza, un hombre en sus 50's casi 60's de una terrible apariencia, en todos sus años de vida, esa debía ser la tercera o cuarta vez que ella era llamada con el jefe.
Con mucho miedo, Okiko entró, tomando asiento frente a aquel hombre, jamás levantando la mirada. La reunión duraría poco porque mas que una reunión, era un orden.
"Por tu seguridad, no ayudes a todos."
La voz grave, carrasposa y severa ordenó.
Ella pudo sentirlo en su pecho, miedo por cómo había sido tratada.
Abrió su boca para gesticular, iba a decirle que entendía y disculpaba los problemas., pero entonces el jefe volvió a hablar.
" Por ayudarte; Perdimos a dos de nuestros agentes arreglando los papeles para ese niño. Ahora legalmente es tuyo, es tu hijo y tu su madre. Así que piensa bien cómo me pagarás que dos de mis trabajadores estarán en la carcel por tres y cinco años. "
Toda la sangre parecía haberse ido a los pies de Okiko, estaba tan asustada, tan sorprendida y atónita. Se suponía que ser una noticia feliz y en lugar de ello, ella sentía culpa.
¿Cómo iba a pagar por la vida de dos personas en la carcel?
─ ....ah...─
Apenas iba a hablar, cuando el hombre levantó la mano para pedirle silencio y para continuar hablando.
"El niño será tuyo en papel, pero nos pertenece, para bien o para mal, lo que te pidamos, harás por nosotros y lo que nos pidas, lo administraremos.
Por respeto, uno que llevas en la sangre y en un pacto de nuestros antepasados. "
Los adolescentes ahora no sabían, no les importaba la historia, pero su antepasado, el gran y terrible Mastunaga Hisahide estaba considerado como uno de los tres villanos más grandes de Japón. ( 日本三大梟雄 )
" Medicamentos, ropa, comida, educación, lujos, todo lo pedirás a nosotros. "
Entre más parecía el jefe ser bueno Okiko pensaba en que ahora no había nada que hacer, estaba completamente atada a seguir trabajando, apoyándolos y alimentándolos.
── Sobre mi otra deuda. ─
Ella preguntó sin voltear a verlo.
"*Esa* deuda, ya quedó saldada. Gracias por venir, si es necesario, volveré a llamarte. "
Con calma, ella se levantó, hizo una reverencia de lo más marcada, antes de salir.
El camino en el auto fue silencioso, al ser dejada cerca del barrio, a ella le tocaría caminar, pero mientras lo hacía, apenas si saludaba.
Giró la llave de su casa, subió las escaleras y ahi estaban ya, el paquete de papeles, todo legal y correcto.